La vida

[Montse*]

[Pablo Torres]

Apreciabilísimo en Cristo Hugo:

Perder la esperanza de que la humanidad cambie... Mmmm... El único humano que debería cambiar es uno mismo.

Mis propios sufrimientos me han enseñado a ver las cosas esperándolo todo de Dios, pero actuando como si dependieran de mí mismo.

Cuando me he sentido decepcionado, es ante mis propias actuaciones, no puedo influir en los demás, pero sí en mí mismo. Puedo situarme ante mi creador, como lo hizo Job, para descubrir que Él hace todo lo que quiere y como quiere, no necesita el permiso de nadie. Y eso no significa que todo lo que haga sea agradable para todos, pero si aprendemos a sufrir desde nuestra dignidad de hijos de Dios, ese sufrimiento es muy diferente. Allí sirve mucho situarse ante la pasión de Jesús, el sufrimiento del hombre santo, para saber que el sufrimiento físico no puede evitarse, y para perdonar las afrentas e injurias de los demás.

Platícame hermano Hugo... ¿Por qué los demás deberían cambiar? Yo me sentiría muy contento si Dios permitiera mi conversión personal.
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Dios nos bendiga a todos.

[Montse*]

[Marirene de Carrizo]

Hola, queridos hermanos. Estoy leyendo este apartado sobre lo de la vida y no aguanté la tentación de intervenir. Hablo desde mi experiencia. Concuerdo con lo que dijo Montse en relación a la sencillez y humildad con que hay que asumir las cosas de la vida.Es una cuestión no sólo de actitud sino de obediencia cristiana, porque es mandato del Señor que vivamos con la alegría, con el ánimo de aquel que venció al mundo. Yo vivo en Venezuela, y no quiero ni decir como son las cosas aquí. Soy profesora y he trabajado en todo tipo de comunidades, la mayoría sectores y barrios muy deprimidos y marginales con todas las situaciones que en estos ambientes se ven. Sin embargo allí he encontrado muchos rostros llenos de sencilla alegría, de fe y si, de esperanza. Ellos han sido mi mejor lección. Se como venezolana que no estoy en un lecho de rosas pero no quiero dar el antitestimonio de ser una cristiana triste o quejumbroso o sin esperanza, sería una contradicción muy grande. Nuestra beata María de San Jose dijo: Nuestro Señor Jesucristo no nos dijo aprendan de mi que hago grandes milagros y cosas maravillosas, sino aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón.
Un abrazo en Cristo.

[Montse*]

Un abrazo Marirene

Que bonito ha sido leerte.

Que Dios te bendiga y te haga muy feliz!
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Montse*

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