Extracto del Tratado de la Oración - Santa Catalina de Siena

[Luciana Belén]

Holas a todos!

Les comparto estos fragmentos del libro El Diálogo, Obra de Santa Catalina de Siena, una gran santa y mística, se trata del Capítulo LXV...conocido como el Tratado de la oración...ya que suele ser cuestiones que se plantean durante nuestra vida espiritual....relacionados con la oración y la sensación de que rezamos mal...o de la ausencia de gusto...que nos conduce a querer abandonarla...y asi, a veces yerramos en sus consideraciones...Espero les sea útil!

Y a no dejar la oración! A rezar! siempre siempre siempre.

Oración continua a pesar de las tentaciones de abandonarla: Después que el alma ha entrado en la casa del conocimiento de sí misma por la doctrina de Cristo crucificado con verdadero amor de la virtud y odio del vicio y con perfecta perseverancia, se queda encerrada en vigilia y en continua oración, enteramente separada del trato del mundo. ¿Por qué se recluye? Por temor, ya que conoce su imperfección, y por el deseo de llegar al amor puro y liberal. Ve muy bien y reconoce que de otra suerte no podria llegar. Por esto espera con fe viva mi venida por el aumento de la gracia en sí misma. ¿En que se conoce una fe viva? En la perseverancia en la virtud, no volviéndose atrás por nada del mundo ni dejando la santa oración por ningún motivo como no fuese por obediencia o por caridad; por otras razones no debe dejar la oración nunca. Muchas veces en el tiempo destinado a la oración llega el demonio con sus asaltos y tentaciones más que cuando se haya fuera de la oración. Lo hace para descorazonarla y para infundirle hastío de la oración, diciéndole muchas veces: “Ésta oración no te sirve para nada, porque no deberías pensar ni atender a otra cosa que a lo que estás haciendo”. Esto le pone delante el demonio para causarle hastío y confusión de espíritu y que abandone la oración. YY la oración, sin embargo, es un arma con que el alma se defiende de todo adversario cuando la sostiene con la mano del amor y con el brazo del libre albedrío, manejada a la luz de la santísima fe.

En la oración conocerá la caridad de Dios, especialmente manifestada en la sangre del Sacramento.(...)

Condiciones de la oración:
A_(...)
B_(...)
C_(...)
D_(...)
E_(...)
F_la ausencia del gusto no debe retraerle de hacer el bien: De este amor imperfecto quiero hablarte ahora. No quiero ocultarte el engaño que en este amor pueden encontrar, si no me quieren más que por su propio gusto. Quiero que sepas que, cuando mi siervo me ama imperfectamente, busca más su propia satisfacción que a mí mismo, y puede percatarse de ello en que, al faltarle el consuelo espiritual o temporal, se entristece y se turba. Esto sucede sobretodo a las personas del mundo que practican algún acto de virtud en el tiempo de la prosperidad; pero, en cuanto viene la tribulación, que yo permito para su bien, abandonan aquel poco bien que hacían. Si se les preguntase por qué te turbas, responderían: “Porque padezco tribulación, y me parece que es inútil aquel poco bien que hacía, ya que lo hago con aquel espíritu y con aquel animo con que antes lo hacía. Todo a causa de la tribulación que me ha venido, ya que me parece que antes obraba mejor y con mayor paz que lo que hago ahora. A estos los engaña su afán de gusto, y no es verdad que la causa sea la tribulación ni que amen menos o que hagan menos obras que antes. Lo que hacen en el tiempo de la tribulación vale lo mismo que lo que hacían antes en tiempo de consuelo; y podría darse que esto valiera más si a ello añadieran la paciencia. Esto les sucede porque se deleitaban en la prosperidad y había poco de virtud en el quererme, y tranquilizaban su espíritu con lo poco que hacían. Al verse privados de aquello en que descansaban , les parece que pierden la paz a causa del bien que practican, y esto es falso.
Les sucede como al que está en un jardín. Porque le resulta agradable estar en él, descansa trabajando. Le parece que descansa en su trabajo, cuando en lo que descansa es en el gusto que encuentra en el jardín. Y se percata de que es así, de que se deleitaba más en el jardín que en el trabajo, porque privado del jardín, se ve privado de aquel gusto; pero, si el gusto lo hubiera puesto principalmente en su trabajo, no lo habria perdido, sino que lo conservaría siempre, porque no se puede privar al hombre del bien obrar si él no quiere, aunque se le quite el gusto de la prosperidad, como a aquel el placer del jardín.
Se equivocan pues, al obrar por propio gusto. Por esto suelen decir: “ yo sé que iba mejor antes; que tenía mayor consuelo antes de la tribulación que ahora. Lo que hacía me proporcionaba placer, pero ahora no encuentro ningún gusto en ello”. Su modo de ver y de hablar es falso; pues, si se hubieran gozado en el bien por amor del bien y de la virtud, no lo habrían perdido ni les habría faltado, sino que se les habría aumentado. Pero, como su bien obrar estaba fundado sobre su propio placer sensible, por esto les falta ahora y se ven privados de él . Este es el engaño en que muchos caen en su bien obrar. Los engaña su propio placer sensible
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"Aspira a lo celeste que siempre dura, fiel y rico en promesas Dios no se muda."