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Pensamientos sobre la Virgen María
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Autor Mensaje
Agustin Sanchez Diaz
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Mie Oct 17, 2007 8:03 pm    Asunto: Y todos cuantos vagan
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción VII
La herida de amor, hasta ahora, la ha causado en el alma “la noticia que de él le dieron las criaturas irracionales”, y en esta siguiente canción entiende “estar llagada de amor a causa de otra noticia más alta que del amado recibe por medio de las criaturas racionales, que son los “ángeles y hombres”.
“Hay tres maneras de pensar por el amado acerca de tres maneras de noticias” “la primera se llama herida, la cual es más remisa y más brevemente pasa”. “La segunda se llama llaga, la cual hace más asiento en el alma que la herida, y por eso dura más” “Y esta llaga se hace en el alma mediante las noticias de las obras de la Encarnación del Verbo y misterios de la fe, las cuales por ser mayores obras de Dios y que mayor amor en sí encierran que las de las criaturas hacen en el alma mayor efecto de amor”. “La tercera manera de pensar en el amor es como morir”, “Y este morir de amor se causa en el alma mediante un toque de noticia suma de la Divinidad”.
En María, de aquella llaga de amor producida por la contemplación del paso y rastro de Dios por toda la creación, ya hemos hablado.
“La llaga y el morir, dice en esta canción, que le causan estas criaturas racionales; La llaga en lo que dicen que la van refiriendo mil gracias derramando en los misterios y sabiduría de Dios que la enseñan de la fe; el morir en aquello que dice “que quedan balbuciendo que es el sentimiento y noticia de la Divinidad”, y por ello el alma dice:
“Y todos cuantos vagan”: Los ángeles y los hombres, no las otras criaturas, son las que “vacan a Dios”, es decir: pueden dedicarse o entregarse enteramente a un ejercicio u ocupación determinada y aquí divina, como dice Sor María de Agreda: Él vacaba a la incesante contemplación de los misterios divinos, “lo cual hacen los unos en el cielo” y los otros, los hombres, amándole y deseándole en la tierra”.
Nadie como María sabía y entendía los mensajes de las Escrituras y de los Profetas. Nadie como ella sabía que era la mujer del Génesis, de la que vendría el aplastar la cabeza de Satán; nadie como ella sabía era el Arca de Noé, salvadora de la humanidad; la paloma mensajera del ramo de oliva; el Arco iris del anuncio de la bonanza; la zarza ardiendo en la que se ocultaría Dios; el arca de la Alianza que encerraba los Mandatos, la palabra de Dios; el Candelero de oro que nos ofrece la luz; la vara milagrosa de Moisés; el Vellocino de Gedeón limpio e inmaculado; el Templo de Salomón para albergar no las tablas de la Ley sino al Hijo del Legislador, la Palabra Creadora, y así, no solo cualquier alma, sino sobre todo María puede decir:
“De ti me van mil gracias refiriendo”.
Porque el Ángel y los hombres, tus mensajeros, “danme a entender admirables cosas de gracia y misericordia tuya en las obras de tu Encarnación y verdades de la fe”. Más estas admirables cosas no son solo para María, son para todos, porque la herida de amor, la llaga y el morir de amor son las escaleras abiertas a todas las almas y de tal forma que solo el tener fe es haber comenzado la subida.
El Ángel dice a María: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”; “has encontrado gracia ante Dios”; “darás a luz un hijo”; “el Señor le dará el trono de David”; “su reino no tendrá fin”. (Mt.1. 26-3Cool.
Zacarías en la visita que les hace María proclama: “Dios de Israel ha intervenido para liberar a su pueblo…como lo había anunciado desde antiguo por boca de sus Santos Profetas… (Mat. 1. 67-80)
Es la Buena nueva para todos, es la Nueva Alianza, pero que nadie como María sabía entender lo sublime del mensaje. Ella al ser reina de los Patriarcas y de los Apóstoles es porque era la que más había entendido las Escrituras y las palabras de Jesus.
“Y todos me llagan”
Porque los Ángeles me inspiran y los hombres de ti me hablan “y así todos de amor me llagan”, porque todo amor es como una dulce herida en el alma, de la que no nos cura más que la posesión del Amado. Todo el que cree, ya está herido de ansias de poseer la felicidad del Reino pleno del amor.
“Y déjame muriendo un no se qué que quedan balbuciendo”.
“No lo acabará de entender el que no lo hubiere experimentado, pero el alma que lo experimenta, como se ve que le queda por entender aquello de que altamente siente, llámalo un no se qué, porque así como no se entiende, así tampoco se sabe decir”.
María esta absorta y dice al Ángel: ¿cómo será esto? Nosotros en nuestra distancia también sentimos alguna vez algo en nuestro interior, que no sabemos qué, pero que es un amor fino y un gozo que no sabemos qué.
¿Cómo será el reino pleno del amor? No hay cristiano que no tenga por meta entender ese “no se qué que queda balbuciendo, “que es hablar de los niños, que es no acertar a decir y dar a entender que hay qué decir…”
Pero muchas veces nos creemos como abandonados por el “esposo divino”. Y como no puedo entrar en el tema de Religiosas, me complace mucho reproducir aquí, hoy, este cántico de Myrjan de Jesús que considero lo puede recitar e intentar sentir cualquier alma.
¿DONDE ESTÁS ESPOSA MÍA?
ESPOSO
¿Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / He salido a tu encuentro / Más no te he visto… / Estás perdida? / O tan solo dormida?- Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / Donde está ese amor / que con tanta / ilusión me profesaste? / Donde está ese brillo en tu mirar / de aquel amor con que te casaste? - Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / Acaso me olvidaste? / Ya no eres la misma de antes, / Tu rostro se ha apagado, / Tu esperanza esfumado, / tu fe marchitado, / Y tu amor en el olvido ha quedado.

Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / Porque te me escondes / Porque te me pierdes, / Vuelve a mi que yo te sigo esperando. - Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / ¿Acaso te has perdido el hermoso / regalo que te he traído? / Ese amanecer tan radiante / Tan hermoso como un diamante?

Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / Donde estás?, / porque no me has respondido?... / Parece que le hablo al vacío, / Parece que ya no me oyes; / Escucha esposa mía / No abandones tu camino. - Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / donde quedó tu paciencia? / donde tu servicio? / donde tu diligencia / y tu compromiso? / acaso renunciaste? / acaso te has arrepentido / de los votos que profesaste / y de lo que has vivido?

Donde estás esposa mía? / Donde te has metido? / Por qué no me respondes?, / ya no eres la misma de antes / algo en ti ha cambiado / será que has muerto? / O acaso te han herido? - Ven, ven esposa mía / vuélvete a mí / Que yo te curare / Yo te sanaré, y te restauraré / Ven a mis brazos / otra vez. - No te apartes de mí, / Y nadie te hará infeliz / Ven a mí, / esconde en mis llagas tu sufrir, / eso que tanto te aflige / eso que turba tu mente / y entrégate completamente a mí. / Pero no te vayas... / ven a mi lado, ven amor mío / Ven novia mía, / Ven esposa mía / Y ya no te vuelvas a ir.

ESPOSA
Qué ha pasado no lo se / no se como he llegado hasta aquí? / donde me quedé? / donde se quedó esa parte de mí? / Estoy cansada, muy cansada / Más quiero seguir, Pero, donde estoy? donde me he perdido?. / Como puedo salir de este lugar sin sentido?

Quiero seguir / y volver a ti Amado mío, / No me dejes perder, no me dejes partir / No me dejes prendida de un hilo; / Más bien abrázame, / Abrázame mucho amor mío, / que siento morir si no estás conmigo. -Quiero seguir / Y volver a ti amado mío, / Más he perdido mi rumbo y mi camino / Estoy como muerta en un abismo / Ya no siento, ya no es lo mismo / Creo que al amor lo he perdido.

Quiero seguir / Y volver a ti amado mío, / Cómo pasó? no lo se / La monotonía me enganchó / Se adueñó de mí ser / Y yo me he dormido - Pero ven amado mío, / Ven a mi encuentro / Ven a encenderme otra vez; / Pódame para que de fruto / Lávame y púleme para brillar / Y así hacerme amor para los demás. - Quiero seguir / Y volver a ti amado mío, / Ven a mi encuentro / ven a mi regazo y juntos los dos / Volveremos a contemplar / el magnifico ocaso.


Hermana...AMA / Ama mucho hasta sangrar, / que mi amado te curará la herida al final, / pero abraza... abraza tu cruz con amor / y enséñales a los demás / que se puede sonreír y ser feliz / aun sufriendo una herida mortal.
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Y por ello con Juan de la Cruz en el siguiente comentario, decimos: Más, ¿cómo perseveras, / oh vida, no viviendo donde vives, / y haciendo porque mueras, / las flechas que recibes, / de lo que del amado en ti concibes?
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Oct 24, 2007 8:28 pm    Asunto: ¿Cómo perseveras...
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Y por ello con Juan de la Cruz en el siguiente comentario, decimos: Más, ¿cómo perseveras, / oh vida, no viviendo donde vives, / y haciendo porque mueras, / las flechas que recibes, / de lo que del amado en ti concibes?

S. Juan de la Cruz pone en boca del alma esta pregunta: “¿cómo puedes perseverar en esta vida del cuerpo, pues te es muerte y privación de aquella vida verdadera de tu Dios, en que tú mas verdaderamente que en el cuerpo vives por esencia, amor, y deseo?...

Dije más arriba que todo el que tiene fe junto al amor, ya está subiendo por este camino, dependiendo nuestra escalada solo del grado de amor con el que inundemos el alma.
Porque la vida verdadera de Dios está en nosotros, dice el Santo, por esencia, amor y deseo.
Por esencia: El hombre no es solo una acumulación de términos biofísicos, es también espíritu. Los ateos llaman al cuerpo “la máquina” que funciona sola sin necesidad de recurrir al alma. Pero sin alma es imposible entender plenamente esta vida y menos la verdadera vida de Dios según estas palabras de La Sabiduría: “Que Dios me conceda hablar con inteligencia y pensar dignamente de sus dones, porque él es la guía de la sabiduría y quien dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras. Porque él nos dio el verdadero conocimiento de las cosas, para conocer la constitución del universo, la propiedad de los elementos, el principio, el fín y el medio de los tiempos, los cambios de los solsticios y la sucesión de las estaciones, los ciclos del año y la posición de los astros, la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, la fuerza de los vientos y los razonamientos de los hombres, la variedad de las plantas y las virtudes de las raíces. Conocí lo oculto y todo lo visible, porque me lo enseñó la sabiduría artífice de todo ello, Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, penetrante, incontaminado, diáfano, impasible, amante de lo bueno, agudo, incoercible, benéfico, amante de los hombres, estable, firme, sin preocupación, todopoderoso, que todo lo vigila y penetra en todos los espíritus inteligentes, puros y sutiles. La sabiduría es más movible que todos los movimientos…porque es un efluvio del poder de Dios…espejo inmaculado de la actividad de Dios y una imagen de su bondad. (Sab. 7, 15-26)”
Nuestra alma es imagen cognoscitiva y amorosa de las cosas y de Dios, porque nos hizo a su semejanza. Sin estar Dios dando vida en el alma, por esencia, es imposible obtener este natural y divino conocimiento.
Dios está como vida verdadera en nosotros no solo por esencia sino por amor, como esposo, y así en el Cantar de los Cantares ( 2. 10-14) el Esposo exclama: “Levántate, amor mío, hermosa mía, ven. …han nacido las flores en la tierra…las viñas en flor exhalan su perfume…levántate amor mío, hermosa mía, ven…paloma mía…?
Dios nos ama, “tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”( Jun. 3. 16). Dios es amor y se compara con el esposo enamorado porque es donde entre nosotros está el amor complaciente, creativo y fecundo.
Por último Dios está en nuestro mismo deseo de él: “Mi amado es mío y yo soy suya….vuelve amor mío”, (Cant, 2, 16-17) exclama el alma del Cantar llagada de amor con el ansia de no perderlo y tenerlo ya de vero. Y así dice:

“Más, ¿cómo perseveras, oh vida, no viviendo donde vives?”
“Por cuya inteligencia es de saber que el alma más vive en lo que ama que en el cuerpo donde anima”, “porque tiene el alma su vida en Dios, como también todas las cosas” que aquí le recuerdan la presencia de vero del Amado. Por ello he traído las palabras de la Sabiduría: “Que Dios me conceda hablar con inteligencia y pensar dignamente de sus dones”, y a pesar de ello “el alma quéjase porque persevera todavía en vida corporal, porque le impide vivir de veras donde de veras tiene su vida por esencia y por amor”.
La sabiduría nos llena, pero quiere que no prescindamos de las cosas, sino que las veamos en Dios que es su esencia, pero la vida natural del cuerpo, el alma enamorada de Dios, la ve como un impedimento para gozar de su vida espiritual plenamente, y esa “vida le es a ella como muerte, pues la priva de la espiritual, en que ella tiene empleado todo su ser”.
Esto no quiere decir que mientras estemos en esta vida el alma debe despreciar todos los dones que le recuerdan y aumentan tanto el deseo de que su amor se muestre ya sin pastores intermediarios aunque sienta

“Y haciendo porque mueras, las flechas que recibes”
“los cuales toques de tal manera fecundan el alma y el corazón de inteligencia y amor de Dios que se puede bien decir que concibe de Dios” no solo por su presencia oculta sino visible en los dones que están revestidos de su hermosura y que le recuerdan

“de lo que el amado en ti concibes?
Si, todo no es solo recuerdo del amado sino que todas las cosas están como concibiendo en nosotros a Dios como flechas amorosas que nos llegan impregnadas y llenas de su vida.

Y es muy comprensible, aquí, considerar que nadie como de María se puede decir “de lo que el amado en ti concibes”. Porque quiero entender que el Cántico espiritual, está todo basado en los símbolos de la naturaleza y deben así ser connaturales a la fe con amor, porque no solo esperamos, ansiamos la plenitud en la eternidad, sino que ya estamos inmersos en Dios porque todo es de Dios, y todo en su esencia es algo de Dios, aunque en estos dones no esté su plenitud.
No debemos olvidar la sencillez de la santidad y sabiduría de María nuestra guía hacia Cristo-Dios, que dice en el Magnificat: “porque se ha fijado en la humilde condición de su esclava”.
No concibo a María en éxtasis o arrobos de amor, pero sí en la naturalidad de la más sublime santidad, usando todo don divino y humano como flecha interior del amor y palabra mensaje en cada cosa visible de la creación. Todo nos llena de Dios, y ella más al concebirlo. turbada de admiración en su seno, como nosotros debemos recibirlo en la Eucaristía, con la diferencia de la fe y el amor de ella y la fe y el amor nuestro para con Dios.
Y Juan de la Cruz así termina esta canción: “Es a saber, de la hermosura, grandeza y sabiduría y virtudes que de él entiendes”. Siendo María Madre de la Sabiduría, de Jesús que es Palabra de Dios, ¿quien mejor que ella entiende la hermosura, grandeza, sabiduría y virtudes para la vida espiritual?
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mar Oct 30, 2007 10:16 am    Asunto: ¿Por qué, pues has llagado
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción IX

¿Por qué, pues has llagado / aqueste corazón, no lo sanaste? / Y pues me le has robado, / ¿porqué así lo dejaste,/ y no tomas el robo que robaste?

Aquí el alma “dícele que, pues él llagó su corazón con el amor de su noticia, que por qué no le ha sanado con la vista de su presencia” “porque el que ama, ya no posee su corazón, pues lo ha dado al amado” que le ha embelesado con sus palabras: “ Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles” y es tal el encanto del alma para el esposo que vigila hasta su dulce sueño: “Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, no despertéis, no turbéis a mi amor hasta cuando ella quiera”.(Cant. 2.-1 y7) porque sabe que la esposa está dormida de amor y se está haciendo esta pregunta:

¿por qué, pues has llagado / aqueste corazón, no lo sanaste?
“Porque son las heridas de amor tan dulces y tan sabrosas, que si no llegan a morir no las pueden satisfacer” y por ello el alma quiere sanar del todo, y por ello le dice: “¿Por qué pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? “Porque de esta manera el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia sanará con el deleite y la gloria de tu dulce presencia”.
Es como en el Cantar de Cantares cuando la esposa dice: “dime tu, amor de mi vida, donde estás descansando” (1-7) y confiesa a todos que “a su sombra apetecida estoy sentada y su fruto es dulce al paladar” (2-3) porque enferma estoy de amor”( 2-5).

Es como la transfiguración en el monte Tabor cuando Pedro le dice a Jesús después de
haberlo visto un poco como en su gloria: Hagamos tres tiendas, una para Moisés otra para Elías y otra para Ti. Y se olvidan de ellos, ¿por qué? pues porque ellos no tienen más vida y felicidad en ese momento que la de Jesús, como les diría después: “Que todos sean una sola cosa, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros” y así, aquí en el Tabor ya se unifican cumpliendo sin advertirlo, que ya son uno en Jesús, el alma y el Esposo en la misma tienda. “Yo en ellos y tu en mi, para que sean perfectos en la unidad” (Jun. 17. 21-23)
De parecido modo, Nicodemo, en su visita nocturna a Jesús, queda absorto ante las palabras del Maestro: “Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo viejo? Y Jesús le aclara: “el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es Espíritu” ( Jun, 3. 1-6)
Juan de la Cruz , ya lo he referido, habla en tono poético, simbólico, el esposo y la esposa, pero Cristo es la Sabiduría con palabras reales de la conversación de los hombres.
“El que no nace del agua”, es decir del bautismo, en donde está la vida de Dios engendrándonos en su misma vida divina, nuestra vida espiritual, no puede renacer.
“El que cree en él ( el hijo de Dios) no será condenado” (v.dieciocho), pero añade “el que practica la verdad va a la luz, para que se vean sus obras, que están hechas como Dios quiere.” (v.21)
Es decir, que la santidad está en renacer por el bautismo, donde el Espíritu nos une a Dios, creer en el Hijo de Dios, sí, en Cristo Dios, y practicar las obras como Dios quiere. Y por ello San Agustín nos recomienda para ser santos: Ama y haz lo que quieras, coincidiendo con esta sencillez con todo cuanto comentamos de S. Juan de la Cruz. El Esposo divino y el alma, que si esta ama, y su amor es total, no desea otra cosa que estar ya junto al amado, como Pedro, Andrés y Juan en el Monte Tabor. Aunque para ello hay que “subir” practicando las obras como Dios quiere. Y Jesús, si nosotros queremos subir, nos acompaña se nos manifiesta.

Si nuestro amor es suficiente diremos como la esposa:
¿Por qué, pues has llagado aqueste corazón, no lo sanaste? Él si quiere, y cuando el alma llega a este grado de amor le recuerda al amado que desea una total sanación en la plenitud del amor, y le dice

“Y pues me le has robado, / Por qué así le dejaste”?
“ el que está enamorado se dice tenerle corazón robado” “ porque lo tiene fuera de sí, puesto en la cosa amada” “ porque cuanto más tiene corazón para sí, menos le tiene para Dios”.Y tiene “tanta fatiga cuanto es la falta, hasta que lo posea y se satisfaga, porque hasta entonces está el alma como vaso vacío que espera su lleno” y dice:

¿Por qué así le dejaste”, vacío, hambriento, solo, llagado y doliente de amor, suspenso en el aire
“y no tomas el robo que robaste
dándole asiento y reposo cumplido en Ti? Y porque te lo llevaste “ no puede dejar de desear el alma….la paga y salario…que no es otra cosa que más amor hasta llegar a la perfección de amor”. “En lo dicho queda dado a entender, cómo el alma que ama a Dios no ha de pretender ni esperar otro galardón de sus servicios, sino la perfección de amar a Dios”.

En el encuentro de Jesús con la Samaritana se produce este verdadero cántico de amor donde el primero que llaga al alma es Dios. Jesús le dice: “dame de beber”, porque siempre Dios espera o viene a nuestro encuentro por amor, no por necesidad de Él. La Samaritana acepta el diálogo pero se turba y le dice: ¿cómo Tu, siendo judío, me pides de beber a mí siendo samaritana”?. Es el alma que se queda sorprendida en su humildad porque Dios eterno la busca y le pide de beber. Si conocieras el don de Dios le contesta Jesús, si conocieras bien lo que hay de regalos míos en todos los dones de la naturaleza y en mí, que deseo ser mí mejor don, si supieras quien es el que te dice dame de beber, si el alma conociese bien quien es el que la busca, le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Dios nos pide un poco, dame de beber, y él nos ofrece por ese poco su infinito manantial de amor. La samaritana le dice: el pozo es profundo, como si Dios no conociese nuestro túnel oscuro. Y descubierta su vida íntima la mujer le dice: cuando venga el Cristo nos lo aclarará todo, es como el alma ya herida de amor que desea que su corazón lo llene el Cristo, el amor, pero que lo llene todo.

Antes de este diálogo con la Samaritana, Dios tuvo otro dialogo con otra mujer, la más excelsa de las criaturas, predestinada desde la eternidad para Madre de Dios: María.
Y Dios se complacía en ella y también le pidió que le diera, aquí, su naturaleza humana para vestir de ella a su Hijo para que fuese el manantial de la Vida Divina en el pozo de los hombres.
Y en ella se dio el acontecimiento más grande de la creación. Dios amó, se enamoró de Maria y ella de Dios.
El corazón de esta singular criatura desde el momento de su encarnación en el seno de Santa Ana, tenía ya más gracias que todas las almas y ángeles del cielo, por ello durante su paso por la tierra era la que más profundamente diría: ¿Por qué, pues has llagado / aqueste corazón, no lo sanaste? / Y pues me lo has robado, / ¿por qué así lo dejaste, y no tomaste el robo que robaste?
Pues a pesar de los dones recibidos por María, no llegaban al infinito perfecto que era su Dios, y ansiaba en toda su grandeza, poseerle ya, de tal forma, que su corazón no tuviese que padecer la ausencia en la gloria de lo que ella amaba.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Nov 07, 2007 10:48 pm    Asunto: Canción X-Apaga mis enojos
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción X
“Apaga mis enojos / pues que ninguno basta a deshacellos / y véante mis ojos, / pues eres lumbre dellos / y solo para ti quiero tenellos”.
”Prosigue pidiendo al amado quiera ya poner término a sus ansias y penas, pues no hay otro que baste para hacerlo sino sólo él
“apaga mis enojos”
Y es que el amor atrae tanto al que ama hacia el amado y, del amado hacia el que ama, como ocurre entre nosotros, cuando amamos cual imagen de Dios, que no se ve satisfecha el alma hasta que esa imagen sea la posesión y contemplación del Amado y, del Amado hacia el alma que le ama para colmarle de dones. Y ese amor hace sentir “que todo lo que no hace o dice y conviene con aquello que ama la voluntad, la cansa, fatiga y enoja”. “Y a esto y a las fatigas que tiene por ver a Dios llama aquí enojos”. “Por lo cual, dice que los apague él con su presencia”.
Y así como la esposa en el Cantar, dice sin cesar: ¡Que hermoso eres, amor mío, qué delicioso! (1.16), porque “el alma así de enamorada está padeciendo con fuego de amor” que solo él puede apagar, y así dice.
“pues que ninguno basta a desacellos” porque fuera de él “ninguno sino él basta a satisfacer su necesidad”. Es el tengo sed de Cristo en la cruz, donde el amor padece una ausencia, un abandono, y toda alma fatigada siente la sed porque la presencia, y no la ausencia, puede refrigerarla “como hace el agua fresca al que está fatigado”. Y esto solo lo conseguirá con el
“véante mis ojos”. Aunque, ahora, solo con los ojos del alma. Viendo a Dios no como en su presencia, sino con el amor que hace del Amado el infinito en todas las perfecciones e inagotable en su sabiduría y riqueza, y así con el Cantar dice: Buscaré el amor de mi vida ¿Habéis visto al amor de mi vida? (3,3) Verle sí, es lo único que deseo, porque “sus ojos son como palomas junto a las aguas del arroyo”. Y como Zaqueo escala sobre la frondosidad de todas las cosas creadas para contemplarle, y como Simón escuchando de su hermano Andrés, hemos encontrado al Mesías, (Jn 1.41) él le siguió, y así el alma que ansía ver al que ama con sus ojos, dice:
“pues eres lumbre de dellos”
porque “el amante suele llamar al que ama para significar el amor que le tiene, lumbre de sus ojos”, “como David cuando con lágrimas decía…La lumbre de mis ojos aún esa no está conmigo”
Cuando Jesús cura al ciego que manda a lavarse los ojos en la piscina de Siloé surgiendo la controversia entre los judíos, Jesús le busca y le dice: ¿Tú crees en el Hijo de Dios? Y él le respondió ¿y quien es Señor para que yo crea en él? Jesús le dice, lo estás viendo, es el que habla contigo. Respondió: Creo, Señor (Jn. 9, 17) Todos hemos preguntado a Jesús donde está la luz, pero si las cosas tapan nuestros ojos no podremos ver su rostro. Pero una vez visto, ya no desea el alma otra lumbrera más que la divina, y como el ciego se postra con admirable estupor amoroso ante él y le adorará y le mirará con el temor de que pase y no se eternice ese momento, diciendo:
“y solo para ti quiero tenerlos”
Solo por ti y para ti ya los tengo. Y ante el Amor es que los ojos “no los quiere tener para otra cosa que para él” y así como al alma que no renuncia a otras cosas no se le da esta divina lumbrera, a la que sí renuncia, sí la merece, ya que “a todas las cosas cierra los dichos sus ojos, para abrirlos solo a su Dios”.
Pablo así escribe a los romanos: Pero ahora, libres del pecado y al servicio de Dios, tenéis como fruto la consagración a Dios y como resultado final la vida eterna. (Rom.6. 22) De donde se deduce, que la consagración a Dios, debe darse en cualquier circunstancia de la vida del cristiano, y si alguien quiere más perfección, venda cuanto tiene, lo reparta entre los pobres y le siga, ya que “a todas las cosas cierra los dichos sus ojos, para abrirlos solo a su Dios”, siendo sus ojos, aún recluido en un Monasterio, solo para el amado, para que, aún aislado, sus ojos no se paren en las otras “cosas” que aún necesariamente debe usar en ese internamiento.
Cuando buscamos un ejemplo que con toda perfección haya llegado al sublime estado de perfección, con sus ojos puestos solo en Dios, su amado, en su grado sumo lo encontramos exclusivamente en María aún en un hogar de Nazaret.
Muchos santos han escalado este Monte, pero ninguno ha llegado a su cúspide como la Madre de Dios. Cuando el niño se queda en el Templo hablando con los doctores de la Ley y le encuentran, se quedaron maravillados, y María le dice: ¿Por qué has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando muy angustiados. (Jn.2.cuarenta y ocho)
Dios se oculta, aunque siempre es silencio sonoro de amor, pero si no se le busca, no se le encuentra.
Existe el silencio de Dios, pero nunca desaparece en los dones creados donde ha dejado el rastro de su paso, que unidos al de la inteligencia con la que nos ha dotado, con ella podamos demostrarle el interés que tenemos en buscarle con amor. Si le buscamos le encontramos siempre esperándonos como a hijos pródigos.
¿Por qué has hecho esto? le dice su madre. Al ser Dios justo, además de amor, el Espíritu nos dará a cada uno según el esfuerzo en encontrar el dragma perdido. María le encuentra tras tres días de búsqueda angustiada y este es el modelo del alma que solo tiene sus ojos, como María, para abrirlos exclusivamente a su Dios, y como ella, buscarlo entre las criaturas, entre los amigos y desconocidos hasta que de nuevo descanse nuestro corazón con el abrazo a Jesús. María es nuestro modelo acabado de la búsqueda de Dios.
Y ellos, nos cuenta San Juan: no comprendieron lo que les decía. ¿Acaso nosotros queremos comprender siempre el modo de actuar de Dios? Además de ser Dios infinito y nosotros una centellita, es que Dios es inabarcable, es misterio forzoso ante nuestra pequeñez, es el Ser y nosotros, estamos, pasamos como un relámpago en el tiempo y en el espacio comparándonos con la eternidad. La Vida no está aquí, nacemos para renacer y esta es la auténtica sabiduría.
Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón, nos narra el evangelista. Y es que en su corazón nunca perdía el amor a su Dios y, en él solo cabía Dios plenamente en cuanto una criatura puede tener capacidad para el Ser Infinito. En María la meta era renacer cada día en el Espíritu para la eternidad. María “a todas las cosas cierra los dichos sus ojos, para abrirlos solo a su Dios”. María junto a la cuna de su niño, escena cándida de amor, es la más sublime y sencilla contemplación por nadie igualada.
Jamás otros ojos podrán contemplar así la sabia inocencia de Dios.
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MensajePublicado: Mie Nov 14, 2007 4:45 pm    Asunto: BLOG DEDICADO A LA VIRGEN MARIA
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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http://nunquamsatis.blogspot.com/

Página web dedicada a la consagración y devoción a la Virgen María en todas sus formas, la promoción y oración por el ministerio sacerdotal, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la propagación del Mensaje de Fátima y la promoción de la espiritualidad carmelitana.

Bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús, la Santísima Virgen María y Santa Teresita del Niño Jesús.
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Agustin Sanchez Diaz
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Mensajes: 221
Ubicación: Malaga-España

MensajePublicado: Jue Nov 15, 2007 7:16 am    Asunto: Cancion XI- ¡Oh! crisatalina fuente.
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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¡Oh cristalina fuente! / si en esos tus semblantes plateados, / formases de repente / los ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados.
El alma “vuélvese a hablar con la fe, como la que más al vivo le ha de dar luz de su amado”. “porque, a la verdad, no hay otro por donde se venga a la verdadera unión con Dios”.
A pesar de que el alma ve el rastro de Dios en todas las cosas, ellas solas no pueden llevarnos a la unión verdadera con Dios, necesitamos la fe, y así dice
¡Oh cristalina fuente! Y esta fe es cristalina: “porque es de Cristo su esposo, porque es fuerte, y clara, limpia de errores”. Y es fuente “porque de ella le emanan al alma las aguas de todos los bienes espirituales”.
La fe no es mero asentimiento intelectual a una verdad religiosa sino una… vivencia existencial de esa verdad. La fe remite al abandono en manos de Dios en cuanto el hombre renuncia a fiarse de si mismo y confía plenamente en la palabra poderosa y providente de Dios.
Dice Pablo (Heb.11.1-40). La fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquello que no se ve. Por la fe conocemos que el mundo fue creado por la palabra de Dios, de suerte que lo visible tiene una causa invisible. Unos se dejaron torturar, otros soportaron burlas, latigazos, fueron apedreados, torturados, aserrados…oprimidos, maltratados…pero todos los mártires no alcanzan el objetivo de la promesa si no es “fijando la mirada en Jesús, el autor y consumidor de la fe, quien para obtener la gloria que se le proponía, soportó la cruz” (Heb. 12. 2-4) Y por ello toda alma puede repetir con Miri-Xtº, en el Foro de religiosas:
Precisamente somos esposas de un crucificado y debemos asemejarnos a el... El nos precedió tomando la cruz, recuerdo un salmo del oficio que me da mucha fuerza en esos momentos de aridez:

En esta tarde, Cristo del Calvario,
Vine a rogarte por mi carne enferma;
Pero, al verte, mis ojos van y vienen
De tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
Huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
Se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo no pedirte nada,
Estar aquí, junto a tu imagen muerta,
Ir aprendiendo que el dolor es sólo
La llave santa de tu santa puerta.

Sí, como la Magdalena siempre a los pies de Jesús escuchándole, lavándolos con sus lágrimas o estando contemplándolos con ojos llorosos, clavados en la cruz. O como la Samaritana diciéndole él a ella y ella a él, tengo sed, dame de tu agua y tú dame de la que salta hasta la vida eterna.
El agua que salta a la vida eterna “era el espíritu que habían de recibir en su fe los creyentes” Y por ello Juan de la Cruz Prosigue:
“Si en estos tus semblantes plateados”
“A las proposiciones y artículos que nos propone la fe, llama semblantes plateados”. “porque esa misma sustancia que ahora creemos, vestida y cubierta con plata de fe, habemos de ver y gozar en la otra vida al descubierto y desnudo el oro de la fe”. La fe, dice más arriba Pablo, es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquello que no se ve.
Hay un tesoro escondido, y el alma quiere adquirirlo con la plata de la fe. Por ello Pablo dice: Puesto que entramos en posesión de un reino inmutable, retengamos firmemente la gracia, y por ella ofrezcamos a Dios un culto agradable con reverencia y con respeto. Porque nuestro Dios es fuego devorador. (Heb. 12- veintiocho)
Fuego he venido a traer a la tierra y qué quiero sino que arda en amor.
Dos realidades: Agua que calma la sed de eternidad, y fuego que troquea por la fe las obras en valores divinos. “Dice, pues, el alma a la fe…¡Oh!, si en esos tus semblantes plateados…
Formases de repente / los ojos deseados”
“Si esas verdades que informe y oscuramente me enseñas encubiertas en tus artículos de fe acabases ya de dármelas clara y formalmente…” “Y llama aquí ojos a estas verdades…por la grande presencia que del amado siente, que le parece le está ya siempre mirando”. Por lo cual prosigue
“que tengo en mis entrañas dibujados” “Porque según el entendimiento tiene estas verdades infundidas por fe en su alma” Y porque la noticia de ellas no es perfecta dice que están dibujadas” “Y vivamente se retrata en él, cuando hay unión de amor, que es verdad decir que el amado vive en el amante y el amante en el amado”, “que cada uno es el otro, y que entrambos son uno”
Jesús lo dice más brevemente: Yo en ellos y tu en mí, para que sean perfectos en la unidad. Este es el resumen y fruto de la creación y redención. La unidad por amor en la VidaTrinitaria.
“que entrambos sean uno”. ¿Quien como María puede afirmar que Jesús es de ella y ella está en Jesús? ¿Sólo físicamente como Madre? No. La naturaleza humana es secundaria en relación a la plenitud de gracia, naturaleza divina de Jesús, que nos viene a través de María.
María está en el proyecto de Dios, de la Santísima Trinidad, como ninguna otra criatura, y esa predestinación conlleva que a través de ella desciende el Hijo pleno de Divinidad, y esa plenitud ha llenado primero, cuanto es posible, el alma de su Madre. Corredentora, Medianera, llena de Gracia, bendita entre las mujeres.
Por eso la llamamos Madre de la Divina Gracia.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Nov 21, 2007 10:36 pm    Asunto: Canción XII- apártalos amado
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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“Apártalos, amado / que voy de vuelo /

El esposo
Vuélvete, paloma, / que el ciervo vulnerado / por el otero asoma. / Al aire de tu vuelo y fresco asoma”
Es muy de entender que llegado a este grado de santidad, no sea posible hablar desde la experiencia personal. Sólo queda contemplar a este místico, que además se expresa en lenguaje poético, aún siendo cierto cuanto él ha experimentado en su alma.
Pero sí conviene a mi modo de ver, hacerse este pregunta ¿toda santidad del alma debe andar paso a paso y por cada una de estas experiencias místicas sobrenaturales?
El Evangelio, la Palabra en Cristo, es la semilla, es el camino que está para que lo ande cualquier cristiano. Y de hecho lo deseamos, queremos ser buena tierra.
Pero existe también el camino espiritual cantado poéticamente por Juan de la Cruz, del que yo a su simple lectura hago estas meditaciones para invitar a otros al alimento de sus sentimientos personales porque siempre hay cristianos caminando por este sendero.
Y así dice el Santo místico: “En los grandes deseos y fervores de amor, cuales en las canciones pasadas ha mostrado el alma, suele el amado visitar a su esposa, alta y delicada y amorosamente y con grande fuerza de amor”…descubrióle el amado algunos rayos de su grandeza y divinidad, según ella deseaba”…”que le hizo salir de sí por arrobamiento y éxtasi”. Y dice, pues, el alma al esposo:
“Apártalos, amado”.
“porque tal es la miseria del natural en esta vida, que aquello que al alma le es más deseado…cuando se le vienen a dar, no lo puede recibir sin que casi le cueste la vida” y ante aquellos ojos o comunicaciones del amado, el alma le dice: apártalos amado. Pero “aunque mucho más le costase, no querría perder estas visitas y mercedes del amado”…” más en el vuelo del espíritu fuera de la carne”.
En el mismo Evangelio como hemos visto en el Monte Tabor la naturaleza humana de Cristo se transfigura para poder recibir esta visita de los ojos, de la luz de Dios, y de cómo los Apóstoles se consideran como liberados de los límites de la carne para poder soportar algunos rayos de la grandeza y divinidad, al serles descubiertas por la visita especial del Padre mercedes con gran fuerza de amor. Y porque sus cuerpos no las resistían, pero no querían que se interrumpieran, pedían hacer allí tres tiendas para permanecer arrobados en la visión, como en éxtasis, ante tanta dicha y felicidad.
Pero aquella no era la perfección cuotidiana de un ser mortal y por ello descendieron del Monte para reunirse en vida diaria con los demás. Y por ello, como aquí el alma, ellos sabían
“Que voy de vuelo” porque allí se “destituye al cuerpo y deja sentir en él sus acciones, porque las tiene en Dios. “Lo que aquí, pues, el alma dice del vuelo, hase de entender por arrobamiento y éxtasis del espíritu a Dios. “Y dícele luego el amado”
“Vuélvete, paloma” “Vuélvete de ese vuelo alto en que pretendes llegar a poseerme de veras, que aún no es llegado ese tiempo de tan alto conocimiento, y acomódate a este más bajo”. Y es
“que el ciervo vulnerado”
“Y cuando está herido vase con gran prisa a buscar refrigerio a las aguas frías; y si oye quejar a la consorte y siente que está herida, luego se va con ella y la regala y acaricia”. “porque viendo a la esposa herida de su amor, él también al gemido de ella viene herido del amor de ella”.
“El amor, dice Juan evangelista (1ª. 17 y ss), es de Dios. Y todo el que ama es nacido de Dios”. Si el alma está embelesada, arrobada, cautivada de Dios es porque esa herida, esa dulce llaga, primero la ha sentido Dios, y por ello “en esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Dios nos ha amado a nosotros”. Dios Es el verdadero origen del amor. . “y ha enviado a su Hijo como víctima expiatoria”.” Y ha enviado a su Hijo único al mundo para que nosotros vivamos por él”. Y ahora el esposo viene herido, y tan herido por amor que ha suscitado en el alma sus mismas heridas y le dice: Aprended de mí. “Vuélvete esposa mía, a mí, que si llagada vas de amor de mí, yo también como el ciervo vengo en esta tu llaga llagado a ti”, porque esa tu llaga te la he producido, te la hecho participar, yo, a ti, por amor, porque sin mí nada podéis hacer sentir en el verdadero amor, porque “yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadia va al Padre sino por mí” (Jn.14. 6). “Y no me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros” (Jn.15. 16) No renunciemos nunca de tan sublime amor. Y ya que sus llagas las tiene por amor, que se las han producido el amor, que nuestro amor sea recíproco y produzca en nosotros la herida y sea una realidad que “para que viendo a la esposa herida de amor, él también al gemido de ella viene herido del amor de ella”.
“vengo por el otero”
Y ha dejado su rastro y hermosura en todas las criaturas, y por ello “no hay Dios fuera de ti que todo cuide (Sab.12, 13). Además fué anunciado por los profetas: “Los nobles de la tierra le rendirán honores…contará su justicia al pueblo venidero” (Sal. 22) y por ello se Encarna en nuestra Madre, para que podamos en la altura de su contemplación ver sus ojos y oír su voz por: “el que conoce mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él” (Jn 14. 21) Vigilad y orad.
Más cuando se llega a una alta contemplación “se comienza a comunicar al alma y mostrársele, más no acaba…sino que asoma, porque por altas que sean las noticias que de Dios se le dan al alma en esta vida, todas son como muy desviadas. Asomadas”. Por ello Jesús dice a sus discípulos: “yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará y nadie os quitará ya vuestra alegría” (Jn 15.22).
“Al aire de tu vuelo, y fresco toma”
El vuelo es la contemplación y el aire el espíritu de amor. “al aire del vuelo, porque Dios no se comunica propiamente al alma por el vuelo del alma, que es, el conocimiento que tiene de Dios, sino por el amor del conocimiento.”. “Porque así como el amor es unión del Padre y del Hijo, así lo es del alma con Dios”. Yo en ellos y tu en mí, y así el mundo reconozca que tu me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí.”Esta caridad, pues, y amor del alma hace venir al esposo corriendo a beber de esta fuente de amor de su esposa”.
Si Dios es amor, el Amor, y encuentra en nosotros su amor, le hace venir y hacer de nuestra alma su mansión, “porque así como el aire hace fresco y refrigerio al que está fatigado de calor, así este aire de amor refrigera y recrea al que arde con fuego de amor”.
Sí, Dios es ese Amor, arde en ansias de nuestro amor que libremente nos pide y nos lo suplica herido y llagado de amor con los brazos abiertos hasta en la Cruz. No puede, salvando nuestra libertad, hacer más para que abracemos agradecidos a tan alto Ser que sabemos nos ama. Por ser Infinito, a veces Dios nos resulta incomprensible a nuestro conocimiento y sentimientos. Y es absolutamente necesaria la fe y la humildad.
Hay creyentes, que viviendo para Dios totalmente, han llegado a la santidad de modos diversos. La primera, María, que cumpliendo con la mayor naturalidad y sencillez su misión de Madre de Dios, como nadie le ha agradado tanto porque se dedicó a cumplir “en la humildad de su esclava” los deseos y planes divinos sobre ella en la vida ordinaria con fe profunda, y así es proclamada Santísima Reina de todos los Santos. También los Apóstoles, los mártires desde los primeros siglos hasta los de hoy, y tantos otros como el bondadoso Juan XXIII, Pablo II, Teresa de Calcuta, y tantos “santos desconocidos” con los que a veces convivimos en el pueblo de Dios, y a los que hay que añadir a Todos los Santos cuya fiesta celebramos litúrgicamente porque han conseguido entrar ya en el reino de los cielos sin arrobamientos ni éxtasis
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Jue Nov 29, 2007 5:11 am    Asunto: Canción XIII- Mi amado las montañas
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción XIII
Mi amado, las montañas / los valle solitarios nemerosos, / las ínsulas extrañas, / los ríos sonorosos, / el silvo de los aires sonorosos.
Estamos ante los versos tal vez más conocidos de este gran místico. Pero tal vez sea porque aquí comienza “un alto estado y unión de amor en que después de mucho ejercicio espiritual suele Dios poner al alma, al cual llaman desposorio espiritual con el Verbo Hijo de Dios”. El alma llega a esta felicidad y no “hace otra cosa sino cantar y contar las grandezas de su amado”. Pues como esta palomica del alma andaba volando por los aires de amor, sobre las aguas del diluvio de las fatigas”…”extendió el piadoso padre Noé la mano de su misericordia y recogióla metiéndola en el arca de su caridad y amor•”… “el alma en este vuelo que hace a esta divina arca del pecho de Dios” además de ver las muchas mansiones “ reconoce haber allí todos los manjares, esto es, todas las grandezas que puede gustar el alma”. Las cuales, en los términos amorosos, son:
“Mi amado las montañas”. Por que “las montañas tienen alturas, son abundantes, anchas, hermosas, graciosas, floridas y olorosas” , y así ve el alma al amado.
Montañas altas, donde nos acercamos a la belleza del infinito; Abundantes, porque en ellas se nos dan arboledas de frutos divinos, alimento sobrenatural, vida de gozo, regalos de virtudes del amado; Anchas, porque hay espacios bellos para todos sin temor a que se agoten los frutos; Hermosas, porque nada hay como un alto Monte, trono donde Dios recibe a Moisés y donde la zarza de Abraham calienta nuestro alimento del cordero divino; Graciosas, porque si de un Monte bajó la ley, de otro Monte bajó el Amor; Florida y olorosa, nada tan bello como el aroma de un ramo de rosas rojas llenas de amor y salidas de una herida del costado que ha explotado cual rosal florido. Y así es el amado.
“Los valles solitarios nemerosos”.
Los valles son “quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas,…arboledas y suaves cantos de aves”
Valles quietos, como el alma que perdida en la búsqueda ha encontrado a su pastor y sin decirle nada goza a su lado de gran quietud; Valles amenos, porque entre ella que ha preparado el jardín con buena tierra y el amado jardinero que ha sembrado las mejor simiente, han hecho para su recreo la glorieta del espacio más ameno y contemplativo; Valles frescos y umbrosos, porque el agua que riega el alma es agua limpia y fresca salida de una peña del costado del amado, agua viva y protectora de los calores hasta que amanezca la vida eterna entre la suave serenata y cántico de las aves junto a los ángeles.
“Las ínsulas extrañas” “Por las grandes y admirables novedades y noticias extrañas, alejadas del conocimiento común,… el alma las llama ínsulas extrañas”.
“Extraño le llaman a uno o porque se anda retirado de la gente o porque es excelente y particular”. El alma llama a Dios extraño porque no solamente es toda la extrañez de las ínsulas nunca vistas, pero también sus vías, consejos y obras”.
Al ser Dios infinito no tiene más remedio que ser misterio, una ínsula extraña:
Porque
si no hubiese misterio, Dios no sería el Dios Eterno,
tendría una esencia cercada,
pero tampoco el sol y las galaxias
caben por nuestra ventana.
Solo en Tí, mi Dios, veré la razón
de tan bella creación,
que es como un encaje infinito, complicado
y sabiamente ordenado.
Es tu mando, Dios misterio,
azulado, de nubes nimbado, pintado, bordado,
rutilante, destello en infinitos astros,
y asciende, de soles engarzados, hasta tus hombros
que reclinas sobre un trono
mas allá de los confines del cosmos.

Mi mente es pequeña
y en ella no cabe
tu infinita grandeza.

Por ello Juan de la Cruz prosigue aún estando el alma en esta ínsula extraña.” y no es maravilla que sea Dios extraño a los hombres… pues lo es a los santos, ángeles y almas que le ven, Solo para sí no es extraño, ni tampoco para sí es nuevo”.Soilo el Hijo ha visto al Padre.

“Los ríos sonorosos”.
“que embisten y anegan, que llenan todos los bajos y vacíos que hallan delante y tienen tal sonido, que todo otro sonido privan y ocupan”. Y Es que el Santo no habla de una fuente serena, sino de un río desbocado en su corriente.” Y trae el testimonio de Isaias “Notad y advertid que yo declinaré y embestiré sobre ella, es a saber, sobre el alma, como un río de paz y así como un torrente que va redundando gloria.”

Creo que el gran río que redundaba gloria fue el dia del Espíritu Santo, tan prometido por Cristo, que inundó el alma y la mente de los apóstoles: “Os he dicho estas cosas estando con vosotros, pero el defensor, el Espíritu Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho” (Jn.14 25.26).Con lo que queda confirmado que Dios va dando su luz conforme al tiempo y la correspondencia en la perseverancia, y así como a los Apóstoles, nos va descubriendo, según las etapas de nuestro amor creciente, sus misterios en la relación de nuestra intensidad de intimidad con él.
Por ello continúa:

“el silbo de los aires amorosos”.
“Aires amorosos se entienden aquí las virtudes y gracias del amado” “Y al silbo de estos aires llama una subidísima y sabrosísima inteligencia de Dios y de sus virtudes”.
“El aire amoroso…hiere, satisfaciendo el apetito del que deseaba el tal refrigerio”. E s decir, que si los Apóstoles recibían la sabiduría del mensaje de Cristo, es porque perseveraron con ansiedad esperando lo prometido por el Maestro.
Y aquí el alma sabe “que este toque de Dios satisface grandemente y regala la sustancia del alma, cumpliendo suavemente su apetito, que era de verse en la tal unión”.

“Y llámale silbo porque esta sutilísima y delicada inteligencia se entra con admirable sabor y deleite en lo intimo de la sustancia del alma

Por todo ello, mi razón me aconseja gozar de Dios aquí y allí, creyendo en su Palabra-camino más que en la tentación –serpiente o libre desesperanza de ateos y agnósticos, con sus llamativas y no pocas veces cambiantes teorías filosóficas o científicas según el progreso de la mente.
Y aunque Dios, dándonos la libertad aceptó perder muchas batallas, su triunfo final será absoluto. Será el triunfo de la Vida. Y todo cuanto de ternura puso Dios en el amor de los humanos y, en las llamadas bestias o aves con su impresionante ternura maternal, hacen que el amor de madre sea la más bella y dulce imagen de Dios.
Y, todo cuanto es vida, bien, felicidad y alegría, es Dios, y nada de ello será destruido definitivamente porque la Trinidad tendrá su plenitud, está como incompleta por así decirlo, hasta que sea consumada la unidad de “todo lo que es vida y belleza”, en el Padre a través del Hijo.
Toda la hermosura de las cosas está impregnada del amor de Dios a su Hijo, fueron creadas en él. Por ello ante una flor, ante la espuma de un acaudalado río que se hace voz en el acantilado, ante el canto de las aves en la alameda y en las moreras, ante el silencio de una noche de plena luna, en la llanura del desierto, y del mar, oímos un silencio impregnado de admiración - es el silencio sonoro - de la voz amorosa - en misteriosa quietud - de Dios Padre a su Hijo - canción de cuna como de amor materno - que solo se oye en la calma de los sentidos - porque el Padre hace que le acune a su Hijo todo el universo - que es un espacio que es su cielo – incrustado de materia, un carrusel de galaxias, estrellas y vida en crecimiento.
Yo quiero escuchar esa voz, y unir la mía a ese fantástico y sonoro concierto – porque a toda esa musicalidad,- soy invitado en libertad.
Quisiera como Juan de la cruz, en mi simple comienzo del camino, verte y cantarte:
Mi amado las montañas
Los valles solitarios nemerosos,
Las ínsulas extrañas,
Los ríos sonorosos,
El silbo de los aires amorosos.

Todo es Cristo, y en un nuevo orden, Cristo y todo con él, será la unidad victoriosa. Solo Dios es Dios, y Dios no cambia su proyecto final ante nuestra rebelión, porque es el más perfecto, el más bello y necesario, dado lo que es la vida en libertad.
Pero ven Señor y con tu Espíritu irrumpe, en mis aposentos como lo hiciste con Maria, para que quede anegada mi alma del ruido sonoroso de la voz no solo de tus Ángeles sino del mismo Espíritu que colmó de sabiduría divina a tu Madre y que hizo comprender a tus apóstoles tu mensaje portador de tu sabiduría, y así también, junto a los Apóstoles con tu Madre recibamos el fuego huracanado que estremezca y derrumbe los muros de nuestra ceguera y te vean nuestros ojos y, por ello desde lo más íntimo de mi alma repito el Veni creador:
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Dic 05, 2007 9:34 pm    Asunto: Canción XIV. La noche sosegada
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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.”La noche sosegada, / en par de los levantes de la aurora, / la música callada, / la cena que recrea y enamora,”
“En este sueño espiritual que el alma tiene en el pecho de su amado, posee y gusta todo el sosiego y descanso y quietud de la pacífica noche, y recibe juntamente en Dios una abisal y oscura inteligencia divina”.
No podemos dejar de pensar en Juan, el amado, recostada su cabeza sobre el pecho de Jesús el Amor, en la noche de la entrega eucarística y real de Jesús. ¡Oh misteriosa noche! La noche más densa, la más espiritualmente intensa de la humanidad, la más transcendente y sosegada, porque el amor de Dios, como un sueño espiritual, se abre a sus discípulos, pueblo de Israel, que durante siglos esperaba ver la luz de los ojos del Mesías y sentir el latir de Dios hecho corazón, y que permitiría perpetuarse aquel sueño en la realidad de la presencia eucarística de Jesús, para poder recostar en su pecho nuestra cabeza, como lo hizo Juan, en la también para nosotros Cena eucarística en una feliz e interminable, siempre que lo deseemos, noche sosegada para el descanso, la quietud y la pacífica melodía del latir del corazón divino que nos transmite “una abisal, insondable y oscura inteligencia divina”, porque no ha llegado aún el día y seguimos en la penumbra gris oscura de las montañas y los valles.
Pero como dice Dámaso Alonso: Un día llegará en que lo gris se rompa, / y tus bandos resuenen arcangélicos, / oh gran Dios. / Dime, Dos mío, que tu amor refulge / detrás de la ceniza, / Dame ojos que penetren tras lo gris / la verdad de las almas, / la hermosa desnudez de tu imagen: el hombre.
Y… ¿por qué el hombre? Por que Juan, el discípulo amado, nos enseña en su Evangelio, el llamado “evangelio espiritual”, ya que en él se adentra en la divinidad no deteniéndose tanto en lo narrado sino en lo que es Jesús, en su origen, el Hijo de Dios, en que es la verdad, la vida, y así nos dice “ el que ama a su hermano está en la luz…pero el que odia a su hermano está en las tinieblas, anda en las tinieblas, y no sabe a donde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos” (1.Jn. 2. 10-11)” Todo fue hecho por él. Cuanto ha sido hecho en él es vida, y la vida es la luz de los hombres”.(Jn.1. 3-4) En la teología de Juan evangelista es inseparable Dios de las cosas y sobre todo del hombre. Cristo funde su vida divina en nuestra naturaleza, en nosotros, y el hombre es así perfecta imagen de Dios. Tuve hambre y me diste de comer. Por ello: la hermosa desnudez de tu imagen: el hombre.
“en par de los levantes de la aurora”
“Porque este sosiego y quietud en Dios no le es al alma del todo oscuro como oscura noche, sino sosiego y quietud en luz divina en conocimiento de Dios nuevo”
“Levantes de la aurora que quiere decir la mañana”. “Este espíritu sosegado y quieto en Dios es levantado de las tinieblas del conocimiento natural a la luz matutinal del conocimiento sobrenatural de Dios” “no claro…ni del todo es noche ni del todo es día”.
“Este conocimiento entiendo quiso dar a entender David, cuando dijo…: Recordé y fui hecho semejante al pájaro solitario en el tejado” es decir “ halléme sobre todas las inteligencias naturales”. “y el espíritu se pone en altísima contemplación”; orientado “su afecto hacia donde viene el aire…. a donde le viene el espíritu de amor, que es Dios”; “el espíritu en esta contemplación está en soledad”; Y canta suavemente, y lo mismo hace Dios; “No tiene color de afecto sensual y amor propio”, “porque es abismo de noticia de Dios la que le posee…
Cristo, el Maestro, la Palabra, nos resume esta profundidad del espíritu si vivimos sus Bienaventuranzas: Bienaventurados los pobres de espíritu. Los llenos de mansedumbre. Los que ahora lloráis. Los que tenéis hambre de lo justo. Los que sois misericordiosos. Los que tenéis un corazón limpio. Los que sois pacíficos y cuantos padezcan por mi nombre, todos seréis bienaventurados y satisfechos porque vuestro será el reino de los cielos. Porque “dichoso el hombre que en el Señor ha puesto su esperanza” (Sal.40-5).
“La música callada”. ¡En aquel sosiego y silencio…echa de ver el alma…en las diferencias de todas sus criaturas y obras, todas ellas y cada una de ellas dotadas con cierta respondencia a Dios, en que cada una en su manera da su voz de lo que en ella es Dios, de suerte que le parece una armonía de música subidísima que sobrepuja todos los saraos y melodías del mundo”. “Y llama a esta música callada…porque “es inteligencia sosegada y quieta,…y así goza en ella la suavidad de la música y la quietud del silencio”
Y así podríamos aplicar estos versos de D. Alonso a este sentimiento: Se me quedó en lo hondo / una visión tan clara, / que tengo que entornar los ojos cuando / intento recordarla. En consonancia con “y déjame muriendo / un no se qué que quedan balbuciendo”.de la Canción VII.
“Y no solo esto, sino que también es la soledad sonora” porque estando las potencias espirituales “solas y vacías de todas las formas y aprensiones naturales pueden recibir bien el sonido espiritual sonorísimamente en el espíritu de la excelencia de Dios, en sí y en sus criaturas”. Y así “el alma recibe esta sonora música no sin soledad y ajenación de todas las cosas exteriores, y, “la llama de música callada y soledad sonora”.
Es como repetir con Cristo su estancia en el desierto: Luego el espíritu llevó a Jesus al desierto...Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre. En esa soledad se escucha, como dice Juan de la Cruz la respondencia a Dios de cada piedra, de la arena, de las aves, del silencio, del silbo de los aires, de la noche sosegada, de los suaves amaneceres del día como música callada y soledad sonora, en la solitaria y debilitada voz de Jesús en su desierto: No solo de pan vive el hombre. No tentarás al Señor tu Dios, Al Señor tu Dios adorarás y al él solo servirás.(Mat. 4.1-10)
Es todo un programa de desnudez de todas las cosas materiales cambiadas por el culto amoroso y de adoración a Dios, y solo a Dios que es alimento y aire. Es el camino de la humillación y del sacrificio asignado por el Padre a Cristo y no el del triunfalismo que esperaban los judíos, idéntico al camino que ahora Cristo nos pide y nos lo enseña en el desierto y por ello el alma recuerda:
“la cena que recrea y enamora”
“La cena a los amados hace recreación, hartura y amor”. “la cena es remate del trabajo del día y principio del descanso”... “Le es él a ella la cena que recrea…fin de los males; y le enamora en serle a ella posesión de todos los bienes”.
Si venimos de acompañar a Jesus en el desierto, donde sí ha querido que montemos nuestra tienda, ahora nos invita a la cena donde podemos encontrar todo el sentido de la vida espiritual, del camino espiritual junto al enviado por el Padre.
La cena es “recreación. Es decir: deleite, alegría y Jesús esperándonos mientras subimos cantando: ¡que alegría…vamos a cenar en la misma mesa con el Señor!
La cena es “hartura”: tomad y comed todos el sublime pan bajado del cielo: Cuerpo divino de Cristo, tomad y bebed todos el más delicioso vino mi sangre que es vida divina. Y así se repite la Encarnación en las divinas especies, que traen a nosostros a Dios. Bebed todos de él, porque esta es mi sangre, la sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos para la remisión de los pecados. (Mat. 26. 27-veintiocho)
La cena es amor: No hay mayor amor que ser alimento para la vida del amigo. Vosotros sois mis amigos. Jesús, que había amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el fin:.(Jn.13. 1) Hasta el extremo de hacerse uno por el amor.
¿Dónde está aquí María como plena de gracia, llena del Espíritu de Dios? ¿Cuántas cenas con amor, desde la infancia hasta la vida pública, (como un largo desierto solitario ante la divinidad oculta en Jesús), había celebrado la aquella Madre de Dios con el Hijo de Dios? María debía ocultarse a sí misma tanta grandeza diaria para poder sobrevivir solo para su Dios, el Mesías, tan callado y oculto en su hijo a quien adoraba, pero cuya divinidad no se manifestaba. Fueron muchos años en este desierto, viendo solo a su hijo y no contemplando al Hijo de Dios.
Para ella el silencio de Jesús debía ser cual un río sonoroso, limpio y cristalino; cual silbo de los aires enviados al mundo por la Santísima Trinidad; cual música callada en los más poéticos y piadosos salmos; soledad sonora en la noche sosegada de su fe porque y Jesús y María eran par de los levantes de la aurora para que el mundo fuese iluminado y sacado de la oscuridad de la larga noche de la espera de Israel. Y así lo canta María en su Magnificat: Ha socorrido a su siervo Israel, acordándose de su misericordia, como había prometido a nuestros padres. (Lc 1. 54-55)
Jesús ha dicho que nos enviará a todos el Espíritu para comprender cuanto él nos ha enseñado. Por ello, recemos con los labios de María la Secuencia de la Misa de Pentecostés, que es como la oración de María para todos los tiempos, antes de la Encarnación, y la misma para todos sus hijos, después de la resurrección.
Ven Espíritu Santo y desde el cielo envía un rayo de tu luz. Ven padre de los pobres, ven dador de las gracias, ven luz de los corazones. Consolador óptimo, dulce huésped del alma, dulce refrigerio. Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto. Oh luz santísima: llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles. Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea inocente. Lava lo que está manchado, riega lo que es árido, cura lo que está enfermo. Doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío, dirige lo que está extraviado. Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo. Amén, Aleluya
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Dic 12, 2007 9:55 pm    Asunto: Canción XV. Nuestro lecho florido
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción XV.
“Nuestro lecho florido / de cuevas de leones engarzado, / en púrpura tendido, / de paz edificado, / de mil escudos de oro coronado”.
En esta canción “el alma canta el feliz y alto estado en que se ve puesta y la seguridad de él y las riquezas de dones y virtudes con que se ve dotada”. “porque dice estar ya ella en uno con el amado”, sintiendo que el deseo de Cristo tiene en ella cumplimiento, que sean uno en mí, y así dice:
“Nuestro lecho florido”. “Este lecho florido es el pecho y amor del amado”. El alma se encuentra “tan hermoseada y rica” por la sabiduría del amado. que así le canta: supliqué, y me fue concedida la prudencia, oré y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos y en su comparación tuve en nada la riqueza. Ni la comparé a piedra inestimable, pues todo el oro en su presencia es un poco de arena, como lodo es reputada la plata ante ella. La amé más que a la salud y la belleza y preferí su posesión a la misma luz, porque su resplandor es inextinguible. Me vinieron con ella todos los bienes. (Sab. 7. 7-11).
Con las gracias y dones del amado al alma “la parece estar en un lecho de variedad de suaves flores que con su toque deleitan y con su olor recrean”. Y esa riqueza, ese lecho florido, esa mansión de Dios en el alma, rodeada de los más delicados jardines de virtudes olorosas, propias de tan divino huésped, son normales en la vida cristiana y así nos dice Jesús: Yo pediré al Padre que os mande otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. (Jn.14. 16-17) y así somos templo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que nos comunican su vida divina, la gracia, para que le seamos a ellos lecho, mansión florida de virtudes. Y este mansión está
“de cuevas de leones enlazado” porque el alma ha descubierto que nada debe proteger como el don tan valioso del regalo de su amado, nada tan antiguo como la sabiduría de su amado, nada tan delicioso como lo que le ofrece su amado, y así lo saborea y protege, porque ha aprende de Los Proverbios las excelencias de aquella sabiduría que ella ha elegido y a quien ella ama: la Sabiduría de Dios. En el principio, dice la Escritura, existía aquel que es la Palabra. Desde la eternidad fui constituida desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. Cuando el abismo no existía fui yo engendrada. Antes que los montes fueran fundados, antes de las colinas fui yo engendrada. Cuando estableció los cielos allí estaba yo,…cuando condensó las nubes en lo alto…cuando asignó su límite al mar…yo era cada día sus delicias…Por ello dichoso el hombre que me escucha velando a mis puertas día tras día, vigilando a la entrada de mi casa. (Pro 8.22.36) Como aquellas vírgenes que esperaban con las luces encendidas, al esposo.
Esta es la Sabiduría, la ciencia espiritual donde están las razones de las cosas que no se ven, pero que se guardan como dones sobrenaturales, y “cuando ya las posee el alma en perfección, es como una cueva de león, en la cual mora y asiste el esposo, fuerte como león, unido con el alma en aquella virtud y en cada una de las virtudes.”
Y dice que este lecho está también
“de púrpura teñido”. En “La púrpura es denotada la caridad”. “Y así todas la virtudes están en el alma como tendidas en amor de Dios…están como bañadas en amor…están siempre enamorando al alma de Dios”… se mueven con amor a más amor”.
Una vez descubierto Dios como Amor, el alma no puede olvidar a Isaias que hablando de Israel como esposa de Dio, símbolo de nuestra alma, esposa de Dios, dice (54. 5 ss) Tu esposo será tu creador, cuyo nombre es Señor todopoderoso, tu redentor, el Santo de Israel que se llama Dios de toda la tierra. Sí, como a una mujer abandonada y desolada te ha querido el Señor. A la esposa tomada en la juventud ¿se la puede rechazar? - dice tu Dios-
¿Pero. Dios como el esposo ofendido por su esposa desleal, fementida, e infiel, permanece impasible, indiferente?
No, y así Isaias prosigue: En un rapto de mi cólera oculté de ti mi rostro un instante, más con eterna bondad de ti me apiado -dice tu redentor, el Señor-. Me pasa como en los dia de Noé cuando juré que las aguas de Noé no volverían a anegar la tierra: así ahora juro no irritarme más contra ti, no volveré a amenazar…no vacilará mi alianza de paz… yo asentaré tus piedras sobre malaquita y tus cimientos como zafiros, haré de rubíes tus almenas, tu puerta de cristal y todo tu recinto de piedras preciosas.
El alma fiel es casa, morada de Dios.
Por ello Jesús, teñido también de otra púrpura, nos dice: Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que se derramará por vosotros. Y por eso sigue Isaias: (55. 1-13). ¡Oh todos los que estáis sedientos, id por agua, aunque no tengáis dinero! Venid comprad grano y comed, sin dinero…Prestad oido y venid a mí…haré con vosotros un pacto eterno…buscad al Señor…deje el malvado su camino…conviértase al Señor que tendrá piedad de él…porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos…y en paz seréis llevados; montes y colinas prorrumpirán ante vosotros en gritos de alegría, y todos los árboles del campo aplaudirán…en lugar de zarzas crecerán cipreses y en vez de ortigas nacerán mirtos.
Es el mismo lenguaje, en parte poético de Juan de la Cruz, con un mensaje de lo que es la unión con el esposo en santidad, que dice está en el lecho florido también
“de paz edificado”
“Este lecho está florido, compuesto de flores de virtudes…y todas ellas son pacíficas, mansas y fuertes, de aquí es que está de paz edificado” “Y tienen las virtudes al alma tan pacífica y segura, que le parece estar toda ella edificada de paz”.
Por ello Jesús nos dice: La paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, os la doy yo. No estéis angustiados ni tengáis miedo. (Jn. 14-17). Y así tiene cumplimiento lo profetizado por Isaias (26.12): Señor, tu nos das la paz.
El pueblo que andaba en tinieblas, dice Isaias (9 y ss), vio una gran luz; sobre los moradores de una tierra de sombras… has acrecentado su alegría, has agrandado su júbilo: se regocijan en ti…Que un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, sobre sus hombros el imperio, y su nombre será: Consejero admirable, Dios potente. Padre eterno. Príncipe de la paz.
Por ello, ante la grandeza del amado y para agradarle “tienen las virtudes al alma tan pacífica y segura que la parece estar toda ella edificada de paz”, como en un lecho
“de mil escudos de oro coronado”, “porque no solo las virtudes y dones sirven al que las ganó de corona y premio, mas también de defensa, como fuertes escudos”.
Nadie puede poner en duda que el ejercicio y adquisición de una virtud ayuda ya para que el alma adquiera como un escudo de protección “contra los vicios que con ella los venció”.
Jesús usa de las parábolas para que con el aspecto de una comparación, no solo ilustrar y profundizar el sentido de una enseñanza ético-religiosa muy profunda e íntima del Reino de Dios, sino para iluminar los múltiples aspectos personales del grado de gracia que cada alma quiera adquirir. Y así en la del Sembrador Jesús nos advierte que “ a vosotros se os ha dado a conocer los misterios del reino de Dios….al que tiene se le dará más y tendrá de sobra. Pero al que no tiene ( a pesar de la siembra) aún lo que tiene ( la semilla que en él se depositó) se le quitará. Del mismo modo en la parábola de los Talentos confirma que esta correspondencia, es nuestra aportación para conseguir, sin límites, que podamos hacer vida en nosotros estos versos de Juan de la Cruz que aquí comentamos: “Nuestro lecho florido / de cuevas de leones enlazado, / en púrpura tendido, / de paz edificado, / de mil escudos de oro coronados”.
Si entramos en el espíritu que se oculta en las palabras narrativas de las parábolas, ese espíritu es ya un escudo, cuando menos para protegernos de interpretaciones no adecuadas a la vida íntima de cada cristiano contra la mentira del mundo, y nos protege de él. Como los escudos de oro en la casa del Padre del hijo pródigo. Es nuestra casa común, con la gran riqueza de su amor paterno que son las virtudes y dones que como flores adornan nuestra estancia.
En cuanto a la correspondencia a la gracia, o semilla sembrada, o talentos prestados, nadie como María fue un jardín de limpias flores ni un huerto de frutos sazonados para Dios. Imitémosla a ella que no solo recibió gracias y dones incalculables, sino que su correspondencia a ellos fué tan perfecta como era posible a una criatura. Todo cristiano no tiene una meta cercana: solo vivir en la casa del Padre sin más, sino que, en ella como es natural, debemos ser perfectos como Jesús nuestro hermano es perfecto ante el Padre, y quien nos puede ayudar a comprender mejor a Jesús es su Madre que lo es también nuestra. Ella fue la que a más alta unión de santidad llegó, y para Jesús y nosotros ella es, Madre.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Dic 19, 2007 9:54 pm    Asunto: Canción XVI. A zaga de tu huella
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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Canción XVI
“A zaga de tu huella / las jóvenes discurren el camino, / al toque de centella, / al adobado vino, / emisiones de bálsamo divino”
“Alaba la esposa al amado de tres mercedes….la primera suavidad que de sí les da, la cual es tan eficaz que las hace caminar muy apriesa el camino de la perfección. La segunda una visita de amor con que súbitamente las inflama en amor. La tercera es abundancia de caridad… con que de tal manera las embriaga que las hace levantar el espíritu, así con esta embriaguez, como con la visita de amor a enviar alabanzas a Dios y afectos sabrosos de amor”: y así dice:
“a zaga de tu huella”
“La huella es rastro de aquel cuya es la huella”.
El alma, hasta aquí, no solo ha buscado al que ama por los montes y riberas, por la flores y los silencios sonorosos, sino que siguiendo su rastro ha conseguido algo ya más íntimo, más cercano y personal: las tres mercedes señaladas: suavidad, visita de amor y abundancia de caridad.
En los Discípulos de Emaús podemos encontrar este caminar y hallazgo del alma tras un rastro divino, y aunque ya culminada esa etapa que tras el caminar con ansiedad desoladora se adentró en la lejanía, como en un vacío desértico; y el alma con dolor buscaba la razón, la huella de una motivación y lógica divina; y que caminando en la tarde de su aflicción se sintió desolada creyéndose caminar abandonada y sola, es que ya hasta ahora solo sabía hablar de lo que buscaba y que tanto ansiaba, y así como aquellos discípulos, ella discípula también, hace lo mismo que ellos: iban hablando de todos estos sucesos, por creer haber extraviados del rastro del que ellos amaban y lo habían perdido, por falta de fe, en el Cruz.
Pero Jesús mismo, no reconocido, se les acercó y se puso a caminar con ellos. Y es que toda alma buscando al que ama, no puede olvidar que Jesús siempre hace el camino con ella, y la que ha llegado hasta aquí, sabe que no es un don merecido esta estancia gozosa, aunque sí es necesaria la correspondencia a tanta gracia y que al no ser constante tanto gozo, debe seguir hablando, buscando al que cree haber perdido.
Recordando este camino ya recorrido, el alma prosigue con Juan de la Cruz:
“las jóvenes discurren al camino”.
“Es a saber, las almas devotas con fuerza de juventud, recibidas de la suavidad de su huella, discurren, esto es, corren”.
Es lo que hacen los de Emaús y es lo que hace el alma que ama, aunque al inicio del camino no, porque estaban tan ciegos que no le reconocían. ¿De qué venís hablando? ¿Eres tu el único forastero que no sabes lo que ha sucedido? ¡Qué torpes sois y qué tardos para creer!
Seguían andando, pero su corazón ya corría porque ansiaban vivamente convivir con aquel amigo, que era como la huella, el rastro perdido, y así le dicen: quédate con nosotros porque es tarde. Si Jesús pasa y se nos hace noche sin él, envejecemos en nuestra tarde, nos quedamos sin la suavidad de sus palabras y nos quedaríamos sin la eficacia, sin el ímpetu de juventud para “caminar muy apriesa el camino de la perfección” que como dice Juan de la Cruz : es el camino de la vida eterna, que es la perfección evangélica”, que no es más que encontrar a Jesús, el Hijo de Dios, como amigo. Si le dejamos ir, él volverá, pero y ¿si siempre le dejamos ir?
“Al toque de centella, /al adobado vino,/ emisiones de bálsamo divino”
Y Jesús entró para quedarse. Se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces le reconocieron, pero él desapareció, como al toque de centella.
Y se dijeron uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino? Volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los once y a sus compañeros, que decían: Verdaderamente el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Ellos contaron lo del camino y cómo le reconocieron al partir el pan.
Igual ocurre en el alma con las “mercedes y visitas interiores que el amado les hace, a las cuales llama aquí toque de centella y adobado vino; y al ejercicio interior de la voluntad que resulta y se causa de estas dos visitas, llama emisiones de bálsamo divino”. “ el toque de centella que aquí se dice, es un toque sutilísimo que el amado hace al alma a veces, aún cuando ella está más descuidada, de manera que la enciende el corazón en fuego de amor” “Y entonces… con sabor de amor, enciéndese la voluntad en amar y desear y alabar y agradecer y reverenciar y estimar y rogar a Dios con sabor de amor; a las cuales cosas llama emisiones de bálsamo divino.
Este camino de Emaús es nuestro camino cada semana: Jesús nos habla como a través de otro y enciende nuestro corazón con alegría al dirigirnos a su Misterio , que termina en una visita eucarística de amor, donde se da abundancia de caridad para con Dios y los hermanos sabiendo que ha resucitado y está presente en nuestra mesa partiendo el pan.
Y así, al partir Jesús hoy el pan ¿no es el momento de que se encienda la voluntad de amar, desear, alabar, agradecer, estimar y rogar a Dios cuando con todo silencio y reverencia estamos expectantes al momento de su llegada?
El que ya ama y siente que el amado está en su misma mesa, ¿no siente en la Eucaristía esas emisiones de bálsamo divino que aunque por ser tan repetidas no son tan ardorosas como las sentidas por los Discípulos de Emaús?
“al adobado vino”
“este adobado vino…en que las embriaga en el Espíritu Santo son un vino de amor, suave, sabroso y esforzoso”. “el vino adobado está cocido con muchas y diversas especies olorosas y esforzosas, así este amor, que es el que Dios da a los ya perfectos, está ya cocido y asentado en sus almas, y adobado con las virtudes que ya el alma tiene ganadas”.
Esta “suave embriaguez no pasa tan presto como la centella, porque es más de asiento…suele durar, un día o hartos días”
El caminar de los de Emaús no era un huir, un alejarse, era un apartarse para hablar y discutir sobre Jesus al que amaban. Durante su camino, que es el de todos, ejercitaban la virtud del deseo y anhelo de buscar lo que de momento se les había ocultado.
Y aquí conviene recordar a Juan de la Cruz: “la diferencia que hay del vino cocido, que llaman añejo y entre el vino nuevo, que será la misma que entre los viejos y nuevos amadores”.
Ellos, en este camino, eran nuevos amadores, vino nuevo, mientras buscaban lo profundo del amor, el vino viejo, que gustarán pronto esa misma noche junto a Jesús partiendo el pan y que tendría su plenitud al reunirse con los Apóstoles y al enterarse que Jesús había resucitado. Y así se dan las tres mercedes indicadas por Juan de la Cruz: Suavidad, visita y abundancia de caridad.
Los viejos amadores, “gustan la suavidad del vino en sustancia, ya cocido y asentado allá dentro del alma”. Ellos habían gustado antes de la presencia de Jesús al que amaban, gustaban y glorificaban, pero a veces esa suavidad se pierde y ellos en su búsqueda la encuentran porque dicen al Jesús para ellos desconocido en su amigo: quédate con nosotros, porque sin darse cuenta ya sentían que la visita de aquel caminante les infundía abundancia de caridad que les embriagaba y les levantaba el espíritu.
“Es como dice el Eclesiástico: No dejes al amigo viejo, porque el nuevo no será semejante a él.” Si hemos gustado de la suavidad de la fe sigamos con el amigo viejo.
Con María hay una sola narración evangélica referente al vino en la que ella interviene y, precisamente en un acto muy solemne para unos esposos: La bodas de Caná, y aquí ella consigue milagrosamente, vino viejo para el banquete, que es símbolo de lo que es ella misma, y así su corazón es la fuente de donde brota la petición a su Hijo y, en esta petición solo había un brote de amor en abundancia y de esa suavidad del amor en sustancia del sabroso amor añejo y la embriaguez de su alma que trae a los esposos motivos de alabanza, consiguiendo que Jesús, por ruego de María, les de a los esposos, como a nosotros, la suavidad como fruto de tan hermosa visita con abundancia de la caridad con emisiones de bálsamo festivo, en presencia de María.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Dic 26, 2007 10:18 pm    Asunto:
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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NAVIDADES, 2007

“Si hacemos fiesta cuando nace uno de nos, ¿qué haremos naciendo Dios?”

Solsticio de invierno en sol, asumimos,
y Cristo en la Historia, es Sol, esperanza,
saberes de Grecia, y Roma, asumidos,
proclaman su Reino, y con Él, alianza.

Para el que fe en Él tiene
de flores bellas se pasce,
aunque su mal a si viene
vuelve a la paz, do renace

Feliz Natividad de Jesús, Año Nuevo y Santos Reyes
María, aún en la mente existencialista de Sartre, (Boriana, el hijo del trueno) escribe: “La Virgen está pálida y mira al niño. Lo que habría que pintar en su cara sería un gesto de asombro, lleno de ansiedad... Y es que Cristo es su hijo, carne de su carne y fruto de sus entrañas... Este Dios es mi niño. Esta carne divina es mi carne. Está hecho de mí. Tiene mis ojos y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí”
-
Escuchando de labios de la Madre de Dios una nana, mi villancico ¡silencio!, os felicito.
Duerme...ríe... sueña
Duerme mi niño querido, duerme mi vida y mi bien.
Duerme mi Dios escondido, duerme a mi dulce vaivén.
Duerme mientras te canto, duerme en mis brazos bebé.
Duerme mientras te arrullo, duerme en portal de Belén.

María pensaba: “Dios en mi hijo, y al darle su pecho, su leche se convertirá en sangre de Dios...” “Ninguna mujer ha disfrutado así de su Dios, para ella sola. Un Dios muy pequeñito al que puede estrechar entre los brazos y cubrir de besos. Un Dios calentito que sonríe y que respira”. “Es en uno de esos momentos cómo pintaría yo a María si fuese pintor, y trataría de plasmar el aire de atrevimiento tierno y tímido con que ella acerca el dedo pata tocar la dulce y suave piel de este niño”…“Este mundo es un derrumbe interminable, y le atenaza un temor reverencial, porque el Mesías viene a detener ese derrumbe...” “Es la esperanza”
-
Ante estos momentos de sinceridad íntima, ¿para él mitología?, Sartre es ateo, y yo me pregunto
Materialismo de frivolidad,
Tal vez la historia que sí lo ha fingido,
Sin esperanza mostrarse han querido
Sabios, políticos ¿más, de verdad?
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Ene 02, 2008 8:51 pm    Asunto: Canción XVII- En la interior bodega
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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“En la interior bodega / de mi amado bebí y cuando salía, / por toda aquesta vega, / ya cosa no sabía, / y el ganado perdí que antes seguía”
El alma sabe que Dios ya está en unión y transformación de amor en Dios, y que ha conseguido el olvido y enajenación de todas las cosas del mundo.
“En la interior bodega”.
A partir de aquí, para entender, “era mejor que el Espíritu Santo tomase la mano y moviese la pluma”.
¡Pobre de mí al intentar comprender lo que Juan de la Cruz enseña! Pero como todo está en la Palabra de Dios intentaré acudir a ella.
“Esta bodega es el último y más estrecho grado de amor en que el alma puede situarse”. “ Pero hay otras no tan interiores, que son los grados de amor por do se sube hasta este último”. “ Más a esta última (perfección) pocos llegan en esta vida…que llaman matrimonio espiritual”.
“Lo que Dios comunica al alma en esta estrecha junta, totalmente es indecible, y no se puede decir nada, así como del mismo Dios no se puede decir algo que sea como él; porque el mismo Dios es el que se le comunica con admirable gloria de transformación de ella en él, estando ambos en uno”. Por ello el siguiente verso
“De mi amado bebí”
“Y así se difunde esta comunicación en toda el alma”. “ El entendimiento bebe sabiduría y ciencia; la voluntad bebe amor suavísimo; y la memoria bebe recreación y deleite en recordación”. Y esta divina bebida…embebe en Dios”, que
“Cuando salía”
“ no se entiende de la unión esencial o sustancial, que tiene el alma ya, que es el estado dicho, sino de la unión de las potencias, la cual no es continua en esta vida, ni lo puede ser”. Y así
“por toda aquesta vega”
“Esto es por toda aquesta anchura del mundo”
“Ya cosa no sabía”
“Porque aquella bebida de sabiduría de Dios…le hace olvidar todas las cosas del mundo, y le parece al alma que lo que antes sabía…, en comparación de aquel saber, era pura ignorancia… queda embebida de amor, toda hecha en Dios… más también toda su vida vieja e imperfecciones se aniquilan y renueva el hombre viejo”
“Y el ganado perdí que antes seguía”,
porque “siempre le queda algún ganadillo de apetitos y gustillos y otras imperfecciones suyas, ahora naturales, ahora espirituales”….: apetitos de saber cosas; como en poseer algunas cosillas y asirse más a unas que a otras, algunas presunciones, estimaciones y puntillos, que huelen y saben a mundo;. Acerca de lo natural como en comida, bebida, gustar de esto más que de aquello. Y en lo espiritual como querer gustos de Dios”.
“De este ganado ya dicho, unos tienen más y otros menos…hasta que…lo pierden todo…quedando hechos todos en amor…y así se siente ya libre de todas aquellas niñerías de gustillos, y disgustillos e impertinencias tras que se andaba…y pueda decir: el ganado perdí que antes seguía”.
¿Es posible para el cristiano participar de alguna forma de esta santidad? Sí, ya lo dice Juan de la Cruz: “Esta bodega es el último y más estrecho grado de amor en que el alma puede situarse”. “ Pero hay otras no tan interiores, que son los grados de amor por do se sube hasta este último”. “ Más a esta última (perfección) pocos llegan en esta vida…que llaman matrimonio espiritual”.
San Pablo nos aclara muchos conceptos en Romanos 6. 1-11. “Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo en él? ¿ No sabéis que, al quedar unidos a Cristo mediante el bautismo, hemos quedado unidos a su muerte?” (Quiere decir muertos al pecado por el bautismo)
Por el bautismo morimos al pecado y nos incorporamos a la vida que nos ha traído Cristo y hace correr por nuestras almas la misma vida de la cabeza, Cristo.
¿Renuncias a Satanás? Sí.
6. 12- Que el pecado no reine más en vuestro cuerpo mortal…el pecado no tendrá dominio sobre vosotros…por la acción de la gracia… y libres del pecado, os habéis entregado al servicio de la justicia…Ahora libres del pecado, y al servicio de Dios, tenéis como fruto la consagración a Dios. ( por el bautismo). Yo se que en mí,, es decir, en mis bajos instintos, no hay nada bueno, pues quiero hacer el bien y no puedo. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso es lo que hago”.
El cristiano queda santificado por el bautismo. Pero la lucha contra la concupiscencia siempre nos acompaña: como las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia ( 1 Jn.2.16), y no podremos eliminarlas del todo, ni siquiera los Santo dejan de sentirlas. Pero cada uno, ayudado de la gracia, puede llegar más o menos próximo a este estado del alma que comentamos.
Por ello dice “Pablo: Si obedecéis al pecado, terminareis en la muerte, y si obedecéis a Dios, en la justicia”. “Pero gracias a Dios…habéis obedecido de todo corazón la norma de doctrina en la cual habéis sido instruidos”.
No es presunción ni vanidad pensar que, cuantos han entregado su vida al servicio de Dios, bien desde su juventud como en edad madura, es porque como Pedro y Andrés, estando echando las redes en el lago, oyen a Jesús que les llama: Venid conmigo, y ellos al instante, dejaron las redes, y lo siguieron. La renuncia a las redes lleva consigo la renuncia firme contra las pasiones que nos lleva a la consagración a Dios. Más adelante Jesús encuentra a Santiago y a Juan remendando la redes y los llamó, y ellos al instante dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. Y este dejar de parchear las redes es querer dejar también aquel ganadillo de apetitos y otras imperfecciones tanto naturales como espirituales a las que hace referencia Juan de la Cruz.
¿Qué alma consagrada, o entregada al servicio de Dios en cualquier estado de actividad, en numerosísimos actos de oración, ejercicios espirituales, retiros y meditaciones, no ha deseado ardientemente librarse de las redes del mundo del pecado y aún de las imperfecciones , dando gracias a Dios por la llamada que es a “la unión o transformación de amor en Dios”, y que lleva consigo el deseo ardiente de “olvido y enajenación de todas las cosas del mundo y mortificación de todos sus apetitos y gustos” para que así “aquel endiosamiento con que queda y levantamiento de mente en Dios estar embebido en amor…toda hecha en Dios?
El mejor modelo de imitación de Cristo, es María, y Cristo es santidad divina, y aquel modelo usaba las cosas del mundo; gozaba de los frutos y de las amistades; trabajaba en labores naturales; visitaba a sus familiares, asistía a bodas, hacía de la santidad un vivir normal; pero su alma estaba sí, toda hecha en Dios, y todas las cosas no eran más que regalo, visto con naturalidad, de Dios, que la llevaban a convivir con tantas dádivas que su Dios había puesto para su uso, pero ninguna de esas cosas eran un fín para ella ni necesitaba más que lo necesario para cuidar de su familia. Y es ella la más sublime santidad en el quehacer diario.
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MensajePublicado: Mie Ene 09, 2008 9:26 pm    Asunto: Canción XVIII-Allí me dió su pecho
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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”Allí me dio su pecho, / allí me enseño ciencia mus sabrosa, / y yo le di de hecho / a mi, sin dejar cosa, / allí le prometí de ser su esposa”.
“se juntaron en comunicación…él a ella…en que la enseñó sabiduría y secretos, ella a él, entregándosele ya toda…afirmándose ya ser suya para siempre”.
“Allí me dio su pecho”
…Uno a otro es darle su amor y amistad y descubrirle sus secretos como a amigo”.
“Allí me enseñó ciencia muy sabrosa”
“que es la teología mística que es ciencia secreta de Dios”… “que es ciencia por amor…que llaman los espirituales contemplación”. Y dice luego:
“y yo le di de hecho / a mí sin dejar cosa”
“se embebe el alma en Dios, muy voluntariamente y con gran suavidad se entrega el alma a Dios toda… y no tener cosa en si ajena de él para siempre…y “él la transforma en si, hácela suya…y ella “no solamente según la voluntad, sino …de hecho, sin dejar cosa, toda dada a Dios, así como Dios se ha dado a ella…de manera que quedan pagadas aquellas dos voluntades, entregadas y satisfechas entre sí” y ella añade:
“allí le prometí de ser su esposa”
“Porque así como la desposada no pone en otro su amor, ni su cuidado, ni su obra …así el alma…porque está como divina endiosada, de manera que aún hasta los primeros movimientos no tienen contra lo que es la voluntad de Dios”.
A este estado de perfección cristiana son, como dice más arriba Juan de la Cruz, muy pocos los que llegan, pero, todo cuanto es santidad está en el Verbo Encarnado, en la unión, en la asunción por la segunda persona de la Santísima Trinidad de nuestra naturaleza humana espiritual, para que ahora, unido, hecho carne, como nuestra misma carne, una vez redimida por él, quiera ardientemente llegar a tal unión con nuestra alma que la compara a la expresión más bella y sublime de amor conocida entre los hombres: el matrimonio, donde hay esposo enamorado y esposa enamorada, donde dos son una misma fuente de vida por amor y el uno para el otro gran tesoro y donde se dan diversidad de entregas y amores.
Jesús mismo se compara con el esposo, en (Mat 9,15) en la discusión sobre el ayuno de sus discípulos respondió: ¿Es que los compañeros del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?. Del mimos modo en la paráb0la de las vírgenes y sus lámparas de aceite decía: (Mat. 25. 10) vino el esposo, y las que estaban dispuestas entraron con él a las bodas”. Juan Bautista hablando a sus discípulos de Jesús ya bautizando en el Jordán, decía: (Jn.3, 29) La esposa pertenece al esposo. Pero el amigo del esposo, el que está a su lado y l0 oye, se alegra mucho al oír la voz del esposo.
San Pablo escribía a los Corintios -2- 11. 2. os he desposado con un solo marido, os he presentado a Cristo como una virgen pura. Y Juan en el Apocalipsis: ( 19. 7) Gocémosnos y alegrémosnos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del cordero, su esposa ya está preparada.
Por ello cuanto mayor y ardientemente deseado es Dios como tesoro en nuestro interior, menos deseamos poseer los de este mundo, como el mercader que busca perlas preciosas, y cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra ( Mat.13. 45-46)
Para un creyente que entrega sus potencias a la fe, renunciando a su voluntad para no ofender a Dios, prestando su entendimiento para creer en el testigo de Dios, la Palabra, el Verbo, y tiene llena su memoria, su recuerdo, de todas las cosas que usa como regalo de Dios, está en el camino de la justicia o justificación,
Pero en este estadio, el que llega al matrimonio espiritual – místico -, es porque ha alcanzado tal grado de amor y tal entrega de sí y renuncia de todo cuanto no sea Dios o le lleve a Dios, que Dios ya le habla con una ciencia secreta, la ciencia sabrosa, y le descubre sabiduría y secretos.
El alma, como Salomón repite su plegaria. ( Sab.9) (v.4): Dame la sabiduría, que se asienta junto a tu trono. (v.9): Contigo está la sabiduría…y sabe lo que es agradable a tus ojos. (v. 10): Envíala desde los santos cielos. (v. 17): ¿Quién conoció tu designio si no le diste la sabiduría y enviaste desde los cielos tu santo espíritu?
Por ello, Jesús, ante la postura de aquel fariseo que se creía santo y el pobre que no se atrevía a levantar sus ojos sino para gozar con humildad contemplativa el perdón a Dios, exclama: este bajó justificado a su casa.
De María nos cuanta Mateo 1. 24-25, que José despertó del sueño e hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y recibió en su Casa a su mujer. Y sin haber tenido relaciones, María dio a luz a un hijo al que él puso por nombre Jesús.
Del mismo modo, en cualquier oración contemplativa, siempre Dios nos envía un mensajero, y en este estado de perfección, el alma, cree, y debe creer como José, y cuando la fe llega a esta entrega en la confianza del esposo en la esposa, se produce nada menos que el gran fruto del amor divino: “Y yo le di de hecho a mí, sin dejar cosa” alguna como podía repetir José abandonado en las manos de Dios, creyendo más a Dios que a lo que veían sus ojos. Porque Dios había enseñado a José aquella “ciencia secreta de Dios que los espirituales llaman contemplación” y que está en un plano distinto y superior a nuestros razonamientos. Es la dimensión de la Fe avalada por la Palabra de Dios.
¿Es tan difícil sentirse así al menos en alguna circunstancia de nuestra vida? ¿ Ni en la Eucaristía Sacramento del perdón porque, no habría amor si no hay reconciliación ya que lo exige vitalmente el amor? ¿ No es este el Sacramento de la unidad porque, mi pan es Cristo, y Cristo es mi pan, él y yo: uno?
No es posible que aquí nos demos el gozo de la paz unos a otros y que Dios sea el único que no se reconcilie con todos los que asistimos a su banquete, y como a sus discípulos nos diga: vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado. Como Pedro pedimos que no solo lave nuestras manos, sino que limpie de toda mancha, los pies y la cabeza, toda nuestra alma.
Cuando el sacerdote dice: podéis ir en paz, es porque este Sacramento es el de la reconciliación, porque no puedo ir en paz si Dios no me ha perdonado y sin recibir un abrazo del padre que dice al hijo: mi bendición te acompaña porque vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado. Podéis ir en paz.
¿Acaso estamos ante un Sacramento más para una gracia particular concreta, o ante la fuente y raíz de todos los sacramentos, ante la misma fuente de Amor de Dios al hombre?
¿Las cosas que se nos dicen en la liturgia de tu “Memorial” Señor: paz, perdón, amor, unión, sólo son así como metáforas de tu amor, de tu perdón, de tu paz y de tu redención? ¿No tienen valor real y vital y sí es tu Memorial verdadero y tu Cena renovada de plena ternura?
“El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu”. ¿Sólo son palabras? ¿Sólo palabras?
Creo, Señor, que la Gracia de la redención y el perdón de los pecados, la esencia de tu misión, está en este Sacramento, primariamente ministerio memorial de tu búsqueda del hombre por una locura de tu amor, donde siempre repites: Padre, perdónalos. Son “yo”, porque ellos están en mí, y ellos y yo somos ante ti, tu hijo. “Y yo le di de hecho a mí.”
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Ene 16, 2008 9:43 pm    Asunto: Cancion XIX- Mi alma se ha empleado
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Mi alma se ha empleado, / y todo mi caudal, en su servicio, / ya no guardo ganado, / ni ya tengo otro oficio, / que ya solo en amar es mi oficio”.
“El alma, es decir, la esposa que se dio toda al esposo sin dejar nada para sí, dice ahora el modo y manera que tiene en cumplirlo”. “Ya está su alma y cuerpo y potencias…al servicio de su esposo, y que por e4so ya no anda buscando su propia ganancia, ni se anda tras sus gustos”, y dice:
“mi alma se ha empleado”
“Se da a entender la entrega que hizo al amado de sí en aquella unión de amor”.
“Y todo mi caudal, en su servicio”
“y en es parte sensitiva se incluye el cuerpo con todos sus sentidos y potencias, así interiores como exteriores. Entiéndese también toda la habilidad natural y racional…la cuatro pasiones, los apetitos naturales y espirituales y el demás caudal del alma”. “y como está “este caudal empleado en Dios” ya puede decir:
“Ya no guardo ganado”
“Ya no me ando tras mis gustos y apetitos porque habiéndolos puesto en Dios… ya no los apacienta ni guarda”, y añade además:
“Ni ya tengo otro oficio”
Porque “muchos oficios tiene el alma no provechosos antes que llegue a hacer esta donación y entrega de sí y de su caudal al amado”. “Los cuales pueden ser acerca del hablar y del pensar y del obrar”. Y así es como si dijera: Ni me ocupo ya, ni entretengo en otros tratos, ni pasatiempos, ni cosas del mundo”
“Que ya solo el amar es mi ejercicio”
“Cuando el alma llega a este estado, todo el ejercicio de la parte espiritual y de la parte sensitiva ahora sea en hacer, ahora en padecer, de cualquier manera que sea, siempre le causa más amor y regalo en Dios; y hasta el mismo ejercicio de oración…. Ya todo es ejercicio de amor”….”que siempre puede decir tal alma: que ya solo en amar es mi ejercicio”.

Lo primero que nos sorprende ante la figura histórica del enviado por el Padre como salvador: Jesús, es que nace en un establo, teniendo por primeros amigos a los pastores; que vive oculto en Nazaret casi toda su vida; que elige a unos pescadores como discípulos que lo abandonan todo y que saben que hasta las raposas tienen sus madrigueras y que su Maestro, el Mesías esperado, no tiene, como propio, ni donde reclinar su cabeza; y que muere como un ajusticiado, desnudo y coronado rey de burla para el pueblo al que decían los Profetas venia a salvar. Porque el Dios de la Biblia, decía Moisés, es el Señor que combatirá por vosotros sin que vosotros os tengáis que molestar (Ex .14-14), y en Is. 35.4, dice: viene él mismo a salvaros
¿A qué salvación se refiere en realidad? No a Israel como pueblo sino a Israel como símbolo de todos los creyentes del mundo en el enviado por el Padre, que formarán algo más íntimo que una nación: La Iglesia, que en lenguaje de Pablo a la Iglesia de Corinto le dice: Os he desposado con un solo marido, os he presentado a Cristo como una virgen pura.
La Iglesia es comparada a la esposa de Cristo, y es donde está depositada toda la riqueza del esposo, es a donde él viene a salvarnos, sin que nosotros nos tengáis que molestar porque el esposo combatirá por su esposa, como decía Moisés, derramando toda su sangre para con ella conseguir la nueva Alianza, dando perdón al pecador y siendo la salvación profetizada; y venciendo a la misma muerte como preludio de la resurrección también de su esposa, la Iglesia.
Por lo tanto Jesús, el siervo de Yavé, es el primero que “no anda tras su propia ganancia ni anda tras sus gustos” y así, desde el principio de su vida ya enseña: (Luc. 2. 49) ¿no sabéis que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre? Y en su última cena decía al Padre en su oración Sacerdotal (Jun.17. 4.): Yo te he glorificado en la tierra llevando a término la obra que me encomendaste.
Por ello nos dice que aprendamos de él, y él no viene sino a enseñarnos a cumplir la voluntad del Padre que nos ama, y por ello Jesús es todo es amor para buscarnos y salvarnos devolviéndonos como hijos al Padre que ya nos mira en Jesús como hermanos.
Cristo es salvación, pero su reino no es de este mundo. Cristo es el amor, pero amor divino, Cristo es el camino, pero precisamente nos invita a despojarnos de todo, vete vende cuanto tienes, y sígueme. Y en esa libertad, sin peso ni legadura alguna, el alma que ha descubierto así el amor de Dios, todo, “de cualquier manera que sea, siempre le causa más amor y regalo en Dios. Porque aquí ya sabe el alma que “solo en amar es mi ejercicio”. Y escucha a Jesús: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo. (Lc. 9. 23)
Tal vez por eso sean tantos los que no quieren caminar. Tu eres amor, pero exiges el gran y dulce misterio de la fe. Es tu camino.
La Magdalena a los pies de Jesús es la imagen del alma enamorada de Dios, pendiente de su mirada y alimentándose con su palabra. Nosotros, si tenemos fe, fe plena, sabemos que Jesús, sobre todo en el acto Eucarístico Memorial de su Cena, viene a visitarnos vestido con túnica de blanca harina y un manto de púrpura. Y siempre nos repetirá de una u otra forma: Marta, Marta, tu te preocupas y te apuras por muchas cosas, y solo es necesaria una. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará. (Lc 10. 41-42).
¿Aquí Cristo solo hace referencia a la vida activa o contemplativa? Creo que no, porque la gran diferencia no está en qué servicio pongamos cuanto somos o poseemos para alabanza de Dios, sino que la gran diferencia está en el grado de amor, en el grado de entrega de nosotros mismos y en el sentido de las cosas que necesariamente debemos usar del mundo para servirle la mesa, y está en saber que ya no guardo ganado de mis gustos y distracciones y que ya no tengo otro oficio, que oír la voz del Padre que me dice: Este es mi hijo amado y solo quiere hablaros de amor. Y así su evangelio, su buena nueva es distinta a todas otras noticias del espíritu religiosos de cualquier tiempo, porque ninguna cifra su piedad en ver a Dios transformado en amor en cada hombre y en cada cosa.
El alma hecha ya así de amor, ve a su Amor en todo, y por ello exclama; ¡Bendice alma mía al Señor! Señor, Dios mío, que grande eres. Vestido de esplendor y majestad, arropado de luz, como de un manto despliegas los cielos lo mismo que una tienda, construyes sobre las aguas tus moradas, haces tu carro de las nubes y caminas en las alas del viento. ( Sal. 104. 1-3) Qué numerosas son Señor, tus obras, todas las has hecho con sabiduría y la tierra está llena de tus criaturas. (v.24
Y el alma no puede menos de amar plenamente a ese Ser tan sublime que desciende a ella, inconcebiblemente pidiéndole amor en los mares y en los cielos, en los valles y las montañas, y, aún más, sabe como dice Pablo (R. 8 16-17) que el mismo Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios, coherederos de Cristo; si es que padecemos con él, para ser también glorificados con él.
Niéguese a sí mismo y sígame. Difícil programa. Pero el más bello y rico modo de vivir en paz.
Y así el alma que goza de esta sabiduría, ciencia de Dios, contemplación gozosa como ninguna otra, exclama: “Mi alma se ha empleado, / y todo mi caudal, en su servicio, / ya no guardo ganado, / ni ya tengo otro oficio, / que ya solo en amar es mi oficio”.
María, que sabía sin lugar a dudas, por la Encarnación milagrosa, que su hijo era el Hijo del Altísimo, dialogaría con Jesús, en diversos momentos, de su misión, y tal vez fuese más el silencio la comunicación más profundamente sonora, entre él y una madre, ambos conscientes de su destino mesiánico. Aquella convivencia hacía de María la sierva de su Dios, pendiente, sí, con toda naturalidad y sencillez, de que no solo le sirviera como las madres hacen, o como Marta hacía, sino con un amor que no todas las que sirven a sus hijos con amor, tienen la misma razón de amar y de entrega y de veneración como ella.
María tan llena estaba de amor, que todo su caudal de facultades humanas y espirituales, estaban al servicio de Dios y, que solo amar era su oficio, ya, limpiando la casa o contemplando en la cuna su hijo.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Ene 23, 2008 9:44 pm    Asunto: Canción XX. Pues ya si en el ejido
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Pues ya si en el ejido / de hoy más no fuere vista ni hallada, / diréis que me he perdido; / que andando enamorada, / me hice perdidiza, y fui ganada”.
Es “una tácita representación de parte de los del mundo , según ellos han de costumbre de notar a los que de veras se dan a Dios, teniéndolos por demasiados en su extrañeza”…diciendo también que son inútiles para las cosas importantes y perdidos en lo que el mundo precia y estima; a la cual representación de muy buena manera satisface aquí el alma….porque habiendo ella llegado a lo vivo del amor de Dios, todo lo tiene en poco….y se precia y gloría de haber dado en tales cosas y perdídose al mundo y a sí misma por su amado…” “y que esta pérdida fue su ganancia”.
“Pues ya si en el ejido / de hoy más no fuere vista ni hallada”
“por elegido entiende aquí el alma el mundo, donde los mundanos tienen sus pensamientos y tratos y apacientan los ganados de sus apetitos”. …”que si no fuese vista ni hallada como solía antes que fuese toda de Dios que la tengan por perdida en eso mismo”, diciendo:
“Diréis que me he perdido”.” No se afrenta el que ama delante del mundo de las obras que hace por Dios, ni las esconde con vergüenza… porque el mismo Hijo de Dios, como él lo dice por San Lucas, tendrá vergüenza de confesarle delante de su Padre.”
“Que andando enamorada”. “Conviene a saber, que andando obrando las virtudes enamorada de Dios”.
“me hice perdidiza, y fui ganada”.
“el que anda de veras enamorado, luego deja de perder a todo lo demás, por ganarse más en aquello que ama”….y se hizo perdidiza …de dos maneras: a sí misma no haciendo caso de sí en ninguna cosa, sino del amado…no queriendo ganarse en nada para sí. Lo segundo, a todas las cosas, no haciendo caso de todas sus cosas, sino de las que tocan al amado. Yeso es hacerse perdidiza, que es tener gana que la ganen”.
“cuando un alma en el camino espiritual ha llegado a tanto”…a Dios “ya no le busca por consideraciones ni formas, ni sentimientos ni otros medios algunos de criatura y sentido….tratando y gozando a Dios en fe y amor. Entonces se dice haberse ganado a Dios porque de veras se ha perdido a todo lo que no es Dios”.
Asi Jesús nos enseña, para todos los tiempos, y aún más para los que como hoy el hombre se goza en repetirse rebeldía de Adán, insumiso a cualquier norma y exigencia espiritual, lo que Mateo 5. 38-48 nos transmite, yo os digo que no hagáis frente al que os ataca. Al contrario, al que os abofetea en la mejilla derecha, presentadle también la otra, y al que te quiera llevar a juicio para quitarte la túnica, déjele también el manto, al que te obligue a ir con él un kilómetro, vete con él dos.. Da a quien te pida, y no vuelvas la espalda al que desea que le prestes algo.
Es decir, que nos olvidemos de nosotros...porque el alma “se precia y gloría de haber dado en tales cosas y perdídose al mundo y a sí misma por su amado…” “y que esta pérdida fue su ganancia”.
Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos ¿qué hacéis de especial?
Vosotros sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto.
El alma en esta estado de amor no solo no tiene apego alguno a las cosas que usa y le rodean sino que ya no tiene amor propio alguno porque se ha “perdido al mundo y a sí misma por su amado”.
Y en los Cap. 6 y 7, Mateo nos describe cómo Jesús desea que sea nuestro amor, y así dice: Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean….que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha…y tu Padre que ve lo secreto, te compensará….Cuando recéis no seáis como los hipócritas, que prefieren rezar de pie y en las esquinas de la sinagogas para que los vea todo el mundo… vosotros rezad así: Padre nuestro….cuando ayunes perfuma tu cabeza y lávate la cara, para que los hombres no se den cuenta…atesorad en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corroen… si tus ojos están sanos todo tu cuerpo estará iluminado…Nadie puede servir a dos amos…no podéis servir a Dios y al dinero…no os angusties…qué vais a comer, que vais a vestir…mirad las aves del cielo…mirad como crecen los lirios del campo…buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo eso se os dará por añadidura….a cada día le bastan sus problemas. No juzguéis y no seréis juzgados… ¿es que ves la paja en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga en el tuyo?...no deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los puercos…Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá.
Todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres hacedlo también vosotros con ellos, porque en ello consiste la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Que es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición….Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de los espinos?…un árbol bueno no puede dar frutos malos… Pero no todo el que dice Seños, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre.
Y todo esto es así porque las obras hechas por meros motivos humanos, sin espíritu sobrenatural, no valen en orden a la vida eterna. El Padre nuestro es el modelo de oración, en él se contiene fundamentalmente cuanto debemos pedir y esperar de Dios.
Jesus nos enseña que una entrega sin medida a las cosas de la tierra termina apagando la vida del espíritu y aún más, si el alma quiere que sea el espíritu el que guíe solo todos sus pasos, sigua a Jesús al desierto y así nos lo enseña el Maestro: Porque la puerta estrecha es la que exige sacrificio y renuncia y la puerta ancha lleva al egoísmo y a las satisfacciones mundanas.
Por ello, habiendo subido el alma a este estado que ha elegido, así se complace: “Pues ya si en el ejido / de hoy más no fuere vista ni hallada, / diréis que me he perdido; / que andando enamorada, / me hice perdidiza, y fui ganada”.
Porque supo elegir entre el banquete de la sabiduría y el de la necedad: (Prov.9)
La Sabiduría edificó su casa, / labró sus siete columnas, / inmoló sus víctimas, preparó su pan / e igualmente aderezó su mesa. / Envió sus criados/ y a los insensatos ella les dice: …dejar de ser imprudentes y viviréis, y caminad por las sendas de la inteligencia.
Y la Necedad: es impulsiva, / mentecata e ignorante, / se sienta a la puerta de su casa / …para invitar los transeúntes,/ …jóvenes inexpertos, venid a aquí / a los insensatos ella les dice: / las aguas robadas son dulces, / y el pan en secreto es sabroso, / Pero el hombre no sabe que allí están las sombras de la muerte y sus invitados en las profundidades del abismo.
Jesús nos enseña que no debemos hacer las cosas santas por ostentación, pero después de proclamar las Bienaventuranzas les dice a sus discípulos: (Mat. 5.13-16) Vosotros sois la sal de la tierra…Vosotros sois la luz del mundo…no se enciende una lámpara para ocultarla… brille de tal modo vuestra luz delante de los hombres que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre.
Por ello el alma habla así: “Diréis que me he perdido”. No se afrenta el que ama delante del mundo de las obras que hace por Dios, ni las esconde con vergüenza…
María en la visita a su prima Isabel exclama: porque se ha fijado en la humilde condición de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el todo poderoso ha hecho conmigo cosas grandes.
Ella es solo la sierva del Señor, cuanto hay en ella de sobrenatural, se lo ha dado Dios. El ha adaptado el corazón materno de María a la persona divina del Verbo Encarnado. Con él, ella fue predestinada, como Santísima, para la santificación del hombre.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Ene 30, 2008 9:16 pm    Asunto: Canción XXI. De flores y esmeraldas
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“De flores y esmeraldas, / en las frescas mañanas escogidas, / haremos las guirnalda, / en tu amor florecidas, / y en un cabello mío entrelazadas”.
“De nuevo vuelve la esposa a hablar con el esposo en comunicación y recreación de amor”… “que el alma esposa y el Hijo de Dios tienen en la posesión de las riquezas de las virtudes y dones de entrambos”…que harán guirnaldas ricas de dones y virtudes, adquiridas y ganadas…cuyas flores en guirnaldas, las gozan entrambos en el amor común que el uno tiene al otro”
“de flores y esmeraldas”
Las flores son las virtudes del alma, y las esmeraldas son los dones que tiene de Dios.
“en las frescas mañanas escogidas”
“ganadas y adquiridas en las juventudes que son las frescas mañanas”. Y dice escogidas porque las virtudes que se adquieren en este tiempo de juventud son escogidas y muy aceptas a Dios”… cuando hay más contradicción de parte de los vicios para adquirirlas, y de parte del natural más inclinación y prontitud para perderlas”…”las frescas mañanas…como es agradable la frescura de la mañana en la primavera…así lo es la virtud de juventud”… “o por el frescor de las mañanas del invierno…en sequedad de espíritu y dificultad…las que se adquieren…con trabajo…son más escogidas y esmeradas y más firmes”. Y de ellas para él
“haremos las guirnaldas”
“todas las virtudes y dones que el alma y Dios adquieren en ella son en ella como una guirnalda de varias flores…así como de una vestidura de preciosa variedad”. “Y…de la misma manera, así como las flores espirituales de virtudes y dones se van adquiriendo, se van en el alma asentando”. “Y acabadas de adquirir, está ya la guirnalda de perfección en el alma acabada de hacer, en que el alma y el esposo se deleitan hermoseados con esta guirnalda. “Haremos, pues, dice, estas guirnaldas
“en tu amor florecidas”
“la flor que tienen las obras y virtudes es la gracia y virtud que del amor de Dios tienen…todas ellas serían secas y sin valor delante de Dios, aunque humanamente fuesen perfectas”
“Y en un cabello mío entretejidas”
“Este cabello suyo es su voluntad de ella y amor que tiene al amado, el cual amor hace el oficio que el hijo en la guirnalda”. “ dice un cabello solo…para dar a entender que ya su voluntad está sola en él, desasida de todos los demás cabellos, que son los extraños y ajenos amores”…”cuando el amor está único y sólido en Dios…también las virtudes estan perfectas y acabadas.”
Jesús no puede ser comprendido si se le separa de Dios. La santidad o perfección espiritual no es más que estar unido por el amor a Jesús, que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios y de su plenitud, todos hemos recibido. (Ju. 1.1-16).
Por ello nos dice que el Espíritu tomará de lo suyo y nos lo dará, pero también dice: vende cuanto tienes y sígueme. Lo que implica lo que Juan de la Cruz llama virtudes adquiridas y por otro lado dones de Dios.
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien. Por ello requiere un ejercicio de la voluntad hasta conseguir el hábito.
Hay dos clases de virtudes: las virtudes teologales y las virtudes humanas o morales. Todas son como flores del jardín interior tanto para el alma como para su Huésped divino.

Las Virtudes Teologales
FE La fe es la virtud teologal por la cual creemos en Dios, en todo lo que El nos ha revelado y que la Santa Iglesia nos enseña como objeto de fe. Y creemos por la autoridad del que es la Palabra.
ESPERANZA. La esperanza es la virtud teologal por la cual deseamos y esperamos de Dios, con una firme confianza, la vida eterna y las gracias para merecerla, porque Dios nos lo ha prometido.
CARIDAD. La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios, con el amor filial y fraterno que Cristo nos ha mandado.
Las Virtudes Cardinales
Virtud es una propensión, facilidad y prontitud para conocer y obrar el bien. Se llaman cardinales las que son el principio y el fundamento de las demás virtudes.

Las cuatro virtudes cardinales son:
PRUDENCIA. Nos hace conocer y practicar los medios mas conducentes para obrar el bien. Y no basta con conocerlos, hay que practicarlos.
JUSTICIA. Hace que demos a cada uno lo suyo y lo que le corresponde. Solo el egoísmo puede impedírnoslo.
FORTALEZA. Nos da valor para amar y servir a Dios con fidelidad. Con su ayuda contamos, solo falta querer fuertemente.
TEMPLANZA. Hace que frenemos las pasiones bajas que son al modo de riadas incontroladas que nos arrastran.

Las Obras Corporales y Espirituales de Misericordia:
Las Corporales son:
Visitar a los enfermos. Dar de comer al hambriento. Dar de beber al sediento. Vestir al desnudo. Socorrer a los presos. Dar posada al forastero. Enterrar a los muertos

Las Espirituales son:
Enseñar al que no sabe. Dar buen consejo. Corregir al que esta en error. Perdonar las injurias. Consolar al triste. Sufrir con paciencia las molestias de nuestro prójimo. Rogar a Dios por los vivos y por los muertos.

Esta es la belleza y la mayor riqueza humana y espiritual a la que puede aspirar un ser humano. Todos los cristianos tenemos como meta este programa de vida. Y así como Dios puso al hombre “en el jardín del Edén para que lo cultivase y lo guardase ( Gn.1.15), así nos ha dada a cada uno el jardín de nuestra alma para que en ella florezcan las virtudes.
Cuando la ciencia haya descubierto todos los secretos de las cosas creadas que hay en la formidable maravilla del universo, comenzará para ese gran don de nuestra inteligencia humana, un profundo interrogante: el ¿por qué? Será como un redescubrir de nuevo por la ciencia, el verdadero principio, la maravillosa complejidad de la sabiduría divina y la finalidad de cada cosa creada que es lo que hace ya el creyente.
Dios en la creación gusta constantemente de lo simbólico, podríamos decir que todo es un símbolo, y que todo cuanto llamamos real no puede ser más importante que aquello que significa. Y así el jardín del Edén con sus árboles y frutos puede ser un símbolo del jardín de virtudes y dones traídos, creados ahora por la Redención, para el mundo interior del hombre que, a su vez es signo del Reino de Dios en la eternidad para aquellos que no intenten idolatrarse a sí mismos en este Edén terrenal, donde solo María Santísima ha pisado la cabeza del mal sin que a ella le haya podido morder. Ella estaba destinada ya en la mente de Dios a ser el jardín más bello de todas las virtudes, entre todas las maravillas creadas.
Esta es la redención: Que junto a los dones de Dios estén las virtudes adquiridas y ganadas como flores regadas con el amor de Dios en el jardín de nuestra alma, y a esta santidad, basada en el esfuerzo personal, todos somos llamados, y por ello deseamos poder decir: “De flores y esmeraldas, / en las frescas mañanas escogidas, / haremos las guirnaldas, / en tu amor florecidas, / y en un cabello mío entrelazadas”.
Lo sobrenatural no está en nosotros, pero si está hacer posible que los dones de Dios y nuestras virtudes adquiridas y ganadas… sean flores entrelazadas por el hilo de nuestra voluntad, para conseguir esa unión “que las gozan entrambos en el amor común que el uno tiene al otro”.
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MensajePublicado: Mie Feb 06, 2008 10:40 pm    Asunto: Canción XXII. En solo aquel cabello.
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“En solo aquel cabello / que en mi cuello volar consideraste, / mirástele en mi cuello, / y en él preso quedaste, / y en uno de mis ojos te llagaste”.
El alma “da a entender que aquel amor en que están unidas las virtudes no es otro sino el amor fuerte”. También que “se prendó de este su cabello de amor, viéndolo solo y fuerte”. Y “dice que estrechamente se enamoró Dios de ella viendo la pureza y entereza de su fe”
“en solo aquel cabello / que en mi cuello volar consideraste”.
“En cuello significa la fortaleza…en que están entretejidas las virtudes…para que ningún vicio contrario…le pueda quebrar…””Y volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna”…”así el aire del espíritu mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios”.
“Mirástele en mi cuello”. “lo dice para dar a entender…que no solo preció y estimó Dios este su amor, sino que también le amó, viéndole fuerte”
“Y en él preso quedaste”. “¡Quedar Dios preso en un cabello!” “La causa de este prisión tan preciosa es el parase él a mirar, que es…amar él nuestro bajo ser.” Porque si él, por su gran misericordia, no nos mirara y amara primero…ninguna presa hiciera en él el vuelo del cabello de nuestro amor bajo que no tenía tan alto vuelo que llegase a prender a esta divina Ave de las alturas, mas porque se bajó a mirarnos y a provocar nuestro vuelo y levantarle, dándole valor a nuestro amor”. “y así cosa creíble es que el ave de bajo vuelo prenda al águila real muy subida, si ella se viene a lo bajo”.
“y en uno de mis ojos te llagaste”
“Entiéndese aquí por ojo la fe, y dícese uno solo”… Si estuviese mezclada con otro algún respecto o cumplimiento no llegaría a efecto de llagar a Dios de amor”…como también un solo cabello con que se prenda el amado”…En los Cantares: llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón en uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello”…el alma hace relación de estas dos cosas, como agradecimiento al amado y regraciando tan gran merced”… “que haya caído en gracia a su amado, y así lo atribuye ella todo a él”•
El alma sabe por su propia experiencia que sin Dios, sin Cristo, nada sobrenatural puede hacer pero del mismo modo sabe que ella debe corresponder adquiriendo virtudes humanas, naturales que serán revestidas de lo sobrenatural por la intención de ofrecerlas a Dios.
Con el amor fuerte a Dios en el alma, se adquieren todas las virtudes, y el Espíritu Santo derrama sus dones para embellecer el bello Edén interior del alma enamorada de Dios, y aún antes que el alma, Dios la amaba primero, y así “dice que estrechamente se enamoró Dios de ella viendo la pureza y entereza de su fe”, y hace descender sobre ella lluvia de gracias porque como dice Jesús (Ju.14. 23) El que me ama guardará mi doctrina, mi Padre le amará y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él.
Y el Espíritu Santo, también viene con sus Dones y frutos haciendo a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas, y es que increíblemente Dios habita en nosotros.


Dones y frutos del Espíritu Santo
Los siete dones del Espíritu Santo son:
Don de Ciencia, es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada por el cristiano para sostener la fe del bautismo.
Don de Consejo, saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios.
Don de Fortaleza, es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, ayuda en la perseverancia, es una fuerza sobrenatural.
Don de Inteligencia, es el del Espíritu Santo que nos lleva al camino de la contemplación, camino para acercarse a Dios.
Don de Piedad, el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas.
Don de Sabiduría, es concedido por el Espíritu Santo que nos permite apreciar lo que vemos, lo que presentimos de la obra divina.
Don de Temor, es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.
Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.

Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce:
Caridad.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Longanimidad.
Bondad.
Benignidad.
Mansedumbre.
Fe.
Modestia.
Continencia.
Castidad.


En todo este bello jardín de virtudes y dones consiste el reino de Dios, que por una parte es el natural visible, y ante él nos dice el (Sl,95.1-7) Venid, cantemos jubilosos al Señor…vallamos ante él a darle gracias y a cantar himnos en su honor. Porque el Señor es el Dios grande,…tienen en sus manos las profundidades de la tierra y suyas son las cumbres de los montes, suyo es el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que formaron sus manos. Venid a adorarlo….porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo.
Pero el alma ante esta obra visible de Dios ya nos cantaba al principio de estas canciones: Mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos mirando, / con sola su figura / vestidos los dejó de hermosura.
Porque las cosas no son más que un símbolo de la belleza variadísima de Dios.
Y el reino de Dios tiene como soporte natural un reino humano, y así el Salmo 2, v. 6 lo proclama: “Ya tengo yo a mi Rey entronizado en Sión, mi monte santo”. Pero Israel no ha comprendido la Palabra de Dios y viene el Bautista y grita: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.”(Mat 3. 2). Y el mismo Mateo en 12. 28 nos transmite como Jesús se identifica con ese reino: “si yo echo los demonios con el Espíritu de Dios, es señal de que ha llegado a vosotros el Reino de Dios”. Y ese es el testimonio de los apóstoles que hacen presente ese Reino universal en la persona de Cristo.
Jesús resume ese reino en una de sus bienaventuranzas: “Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de Dios”.
Y aquí está la grandeza del alma que quiere gozar plenamente, aún desde aquí, de ese reino: en la pobreza de espíritu, es decir cuanto nos viene enseñando Juan de la Cruz al despojarse el alma de todos los lazos que la atan a las cosas o sentires bajos dejando su estancia interior libre y sola para Dios, adornada de virtudes y dones.
Y así hacer realidad: “que estrechamente se enamoró Dios de ella viendo la pureza y entereza de su fe”.
…”así el aire del espíritu mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios”.
“Y en él preso quedaste”. “¡Quedar Dios preso…! Solo estas almas saben la felicidad de esta divina cárcel como una nueva mística Encarnación.
María era un cielo interior, por eso el Ángel la llama: llena de gracia. Y así la saluda el mensajero de Dios: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc.1.35), y así referente a nosotros, Jesús nos dice que El Espíritu tomará de sus méritos redentores y nos los dará.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Feb 13, 2008 9:05 pm    Asunto: Canción XXIII Cuando tu me mirabas
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Cuando tu me mirabas, / tu gracia en mí tus ojos imprimían, / p0r eso me adamabas, / y en eso merecían / los míos adorar lo que en ti vían”
“…parece se atribuía a sí alguna cosa la esposa tal como decir que haría ella juntamente con el esposo las guirnaldas y que se tejerían con el cabello de ella… que el esposo se había prendado en su cabello y llagado en su ojo… en lo cual parece atribuirse a sí misma gran merecimiento… quiere ahora deshacer el engaño… Atribuyéndolo todo a él y regraciándoselo juntamente… que la causa de prenderse él del cabello…y llagarse del ojo de su fe, fue por haber hecho él la merced de mirarla con amor…y que por esa gracia y valor que de él recibió, mereció su amor”.
“cuando tu me mirabas”
“Es a saber, con afecto de amor, porque ya dijimos que el mirar de Dios aquí es amar”
¡Tu gracia en mí tus ojos imprimían”
“Por ojos del esposo entiende aquí su divinidad misericordiosa”… imprime e infunde en ella su amor y gracia, con que la hermosea y levanta tanto que la hace consorte de la misma Divinidad” y así el alma dice:
“por eso me adamabas”
“es como amar duplicadamente, esto es, por dos tipos o causas…la amaba prendado en su cabello…y era porque él quiso con mirarla dar la gracia para agradarse de ella, dándole el amor de su cabello, y formándole con su caridad la fe de su ojo”.
“Y en eso merecían”
“En ese favor y gracia que los ojos de tu misericordia me hicieron de levantarme a tu amor tuvieron valor y merecieron
“los míos adorar lo que en ti vían”
“Las potencias de mi alma, esposo mío, merecieron levantarse a mirarte…que antes estaban caídas y bajas… porque poder mirar el alma a Dios, es hacer obras en gracia de Dios… adoraban lo que ya en él veían, alumbrados y levantados con su gracia y favor, lo cual antes no veían por su ceguera y bajeza”. ..¿”Y que veían?...grandeza de virtudes, abundancia de suavidad, bondad inmensa, amor y misericordia en él, beneficios innumerables que de él había recibido, ahora estando en gracia, ahora cuando no lo estaba…porque es grande la rudeza y ceguera del alma que está sin gracia”

Desde el Génesis Cap 1- se nos habla de la mirada de Dios en ese relato genealógico de la creación del mundo y del hombre, que el hagiógrafo lo hace de forma poética y estilizada. Y conforme se va estructurando el mundo en una escenificación como infinita, con tan perfecto y complicadísimo ordenamiento, Dios su creador y Director, ante cada escena con duración de millones de años cada una, ante su espectacular obra, propia solo de la divinidad, nos dice la Escritura que: “Vio Dios que la luz era buena”. Y al finalizar cada jornada, nos repite la Escritura que “Vio Dios que esto estaba bien”.
Y es que Dios, como hemos dicha antes, no podía repetirse a sí mismo y se mostró visible en imágenes y símbolos. Para ello no tuvo más remedio que crear la materia y la vida como imagen suya, y por ello toda la belleza, grandeza y cuanto es espectacular, casi infinitamente espectáculo y vida, es solo un reflejo de lo que es Dios en sí. La creación es el libro de Dios donde las montañas, los mares, la luz, las plantas, los animales, el dia y la noche, el sol y las estrellas, solo son letras del diccionario de Dios, para que el hombre en libertad, rey de esa creación, pueda comprender con diversos significados lo que Juan de la Cruz y tantos contemplan: que hay en “todas las criaturas un rastro del paso de Dios por el cual se rastrea su grandeza”.
Y así el alma, dejadas las tinieblas de la rebeldía y llena con humildad de luz, sabiéndose criatura de Dios, y que Dios la mira con amor, dice: “Cuando tu me mirabas, / tu gracia en mí tus ojos imprimían”; porque Dios no mira al alma solo como una criatura más, sino con mirada de amor, que pide correspondencia en amor, y así la mirada de Dios se imprime en el alma para que vea el sentido de la vida como él con su mirada lo ve, y ya es lo más importante ver, por su gracia, según la mirada de Dios, porque ahí está la sabiduría.
El que ha llegado a este grado de perfección, ve con los ojos de Dios y exclama como María: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava”, y es que María sabe que todo le viene por la gracia de la mirada amorosa de Dios, porque se ha fijado en la humildad.
En Dios mirar, fijarse, es amar.
Los que no somos capaces de sentir plenamente ese regocijo en Dios, debemos hacer como el ciego de Jericó (Mt. 18. 35-43) cuando se acercó a Jesús y él le pregunta: “¿Qué quieres que te haga? Y él le contestó: Señor, que vea. Jesús le dijo: ¡Ve!, tu fe te ha salvado”. Esta escena simbólica para nosotros, en el ver y mirar nuestro y de Dios, nos indica que primero hemos de vencer, ser capaces de eliminar los obstáculos como aquel ciego ante los que le reprendieron para que no llegase a Jesús, porque en nosotros hay obstáculos que nos atan a mil defectos, para poder, como el alma que ya los ha vencido, caer a los pies de Jesús y repetir: “tu gracia en mí tus ojos imprimían” como los ojos de Jesús se fundieron con la mirada del hasta ese momento ciego.
Del mismo modo Zaqueo que “intentaba ver a Jesús…y se subió a un sicómoro para poder verlo, y cuando Jesús llegó al lugar, levantó los ojos, y le dijo: baja enseguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”, ( Mt. 19. 1-10), es el fiel reflejo de lo que sucede con nosotros: Jesús nos mira y nos pide hospedarse en nuestro interior, y con esa mirada nos invita no solo a su amistad, sino a que seamos uno con él porque sin él no podremos hacer aquella guirnalda de virtudes ni recibir los dones del Espíritu, porque así “como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid, así tampoco vosotros si no estáis unidos a mi”.(Jn. 15.4).
Y en esa vivencia, fundidas nuestras miradas, la del maestro y la nuestra, oiremos siempre, a sus pies, estas palabras de Los Proverbios: “Inclina tu oido y escucha mis palabras, aplica tu corazón a comprenderlas, porque te será agradable conservarlas dentro de ti y tenerlas siempre en tus labios. Para que tu confianza esté en el Señor, yo te hago conocer hoy tu camino”. (Prov. 22. 17-19)
Con estas experiencias íntimas, el alma que ha llegado a este grado de contemplación, puede como el anciano Simeón ya repetir: “Ahora, Señor, puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque tu promesa se ha cumplido. Mis propios ojos han visto al Salvador que has preparado ante todos los pueblos, luz para iluminar…” (Luc.2. 29.32)
Y es que toda alma contemplativa, iluminada con la mirada placida de Dios, proclama con el salmista como María: ”Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas”, y en su intimidad repite, aún sin palabras: “Cuando tu me mirabas, / tu gracia en mí tus ojos imprimían, / p0r eso me adamabas, / y en eso merecían / los míos adorar lo que en ti vían”.
¿Qué vería María, las otras mujeres, la Verónica… en aquella mirada de Jesús cargado con su Cruz? ¿Compasión? sí, pero en el sentido de acompañar, más lo que mejor se cruzaba en aquellas miradas, era: “me adamadas”, Señor y en la de Jesús, así amó Dios al mundo.
Tu mereces, Señor, que mis ojos adoren y vivan solo para lo que en tus ojos yo en esos momentos vería.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Feb 20, 2008 7:18 pm    Asunto: Canción XXIV- No quieras despreciarme
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“No quieras despreciarme, / que si color moreno en mí hallaste, / ya bien puedes mirarme, / después que me miraste, / que gracia y hermosura en mí dejaste”.
…”la esposa…atrévese a su amado y dícele…si antes merecía esto por la fealdad de su culpa y bajeza de su naturaleza… después que él “la miró la primera vez…y vistió de su hermosura… la puede ya mirar la segunda y más veces, aumentándole la gracia y hermosura”.
“No quieras despreciarme”
“no quieras tenerme ya en poco”.
“que si color moreno en mí hallaste”
“antes que me miraras hallaste en mí fealdad de culpas e imperfecciones”,
“Ya bien puedes mirarme, / después que me miraste”.
“quitando de mí ese color moreno… ya puedes mirarme más veces… porque “también me hiciste más digna de ver, pues con tu visita de amor
“gracia y hermosura en mí dejaste”.
“ella está con él engrandecida y honrada… y la va comunicando siempre en todos los afectos y obras de ella más amor y honra de Dios… y esto da a entender la esposa a las hijas de Jerusalén…diciendo: Morena soy… pero soy hermosa; por tanto me ha amado el Rey., porque aunque soy morena de mío, por lo cual no las merecía, ya soy hecha hermosa de él, por haberme él mirado, y por eso me ha amado…”
El alma nunca puede olvidar que de suyo no es nada de cuanto sobrenatural le viene del cielo, solo es suya su colaboración y voluntad, y aún en eso, ayudada por la gracia para convertirla en mérito sobrenatural.
La ruptura con Dios es algo que está potencialmente incluida en nuestra libertad. Ni el mismo Dios nos la quiso no dar, ni nadie habría elegido tener una inteligencia sin más límites que lo bueno, sin la libertad.
Es el don creado más fantástico o extraordinario, excelente, maravilloso, magnífico y excelente entre todo lo dado al hombre, ante el que, sin duda, el mismo Dios creador tuvo que elegir entre darlo o no darlo al hombre por la responsabilidad que ello suponía para bien o para mal, tanto para el hombre como para las relaciones de este con el mismo Dios
Y lo creó en libertad, a su imagen electiva, dándole esa su propia grandeza aunque limitada, al que sería el Rey de su creación. “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó”. “Domine sobre los peces y el mar, las aves del cielo, los ganados, las fieras campestres y los reptiles de la tierra” (Gn. 1.26-27)
Porque así como él es el Señor de todo, el hombre, macho y hembra en igualdad de su imagen, son nombrados, encumbrados a la dignidad de Reyes de su creación universal, y por ello, aún en el orden natural el alma canta: “gracia y hermosura en mí dejaste”.
Pero aquel peligro de la libertad tuvo su efecto aunque previsto y no deseado. Y surge la rebeldía, porque Dios, ante la grandeza del hombre quiere que este reconozca a su Dios como superior a él. “El Señor Dios, dio al hombre este mandamiento: Puedes comer de todos los árboles del jardín pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día en que comas, morirás”. (Gn.2.16-17). Dios lo creó feliz, pero usó de la libertad para ser, equivocadamente, como Dios.
En el paradigma de Adán, nombre genérico para designar al hombre, se condensa la historia de toda la humanidad. Su drama es el de todos los hombres. Todos somos Adán. Queremos ser como Dios. La serpiente, (incluida nuestra soberbia) dijo a la mujer, (nos dice, (nos decimos) todos):” no moriréis. Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses (Gn.3.4-5). Y eso nos ocurre a todos, y creo que más a los que pueden dominar a los hombres con su poder político, social o cultural, que nos dicen: no me quitéis a mí el dominio del árbol del bien y del mal, mi poder, ni siquiera en vuestros pensamientos, someteos a mí, que soy vuestro guía y vuestro dios.
Pero Jesús dice: “El que de vosotros no tenga pecado que tire la primera piedra” (Jn.8.7) Y por ello toda alma, de una u otra forma, aquí ruega: “No quieras despreciarme, / que si color moreno en mí hallaste…
A ese “moreno” la Escritura lo llama: rebelión, iniquidad, injusticia, trasgresión, desobediencia, culpa, ofensa, deuda, delito. Pero el paraíso perdido por el pecado de todos, es como una imagen del paraíso recuperado por la gracia de Dios. Y así la esposa dice: “ya bien puedes mirarme, después que me miraste”. Me redimiste.
¿Pero cuanto ha costado a Dios, a su Hijo, “mirarnos”, adquirir para todos el perdón de cuanta rebelión y trasgresión ha existido y se acumulará hasta el fin de los tiempos?
Desde que el Verbo se encarna hasta cuando Jesús dice: todo está consumado, ¿qué ha tenido que padecer meritoriamente para conseguir ofrecer a la Justicia Divina el pago justo de tanta iniquidad de toda la Humanidad?
Cierto que el mérito de Cristo es de valor infinito, pero el pecado es tan numeroso como las arenas del mar, y la ofensa ha sido, es y será contra una dignidad Infinita: la Divinidad Creadora, a quien no pocos le insultan y maldicen.
La Biblia nos narra una serie de pecados-tipo: El de la primera pareja humana, el de Caín, el de la generación del diluvio, el de los constructores de la Torre de Babel, el de Israel durante su estancia en el Sinaí, el pecado de idolatría de Salomón: Salomón tuvo setecientas mujeres que pervirtieron su corazón…ellas le extraviaron su corazón hacia dioses extranjeros.( 1Ry. 11-3-4), el pecado al que todos están sometidos: “¿cómo puede ser puro un hombre? ¿Cómo puede ser justo el nacido de mujer? (Job. 15.14), y que confirma Pablo (Rom.3 9-10) Tanto los judíos como los paganos, están bajo pecado, como dice la Escritura: no hay justo, ni siquiera uno, no hay ni un cuerdo…todos descarriados.
El pecado acarrea al hombre desastrosas consecuencias, sujeción a bajos instintos, sufrimientos de todo tipo, la muerte y en última instancia, la exclusión del reino de Dios.
Pero el Padre a Jesús que “no conocía pecado, le hizo pecado en lugar nuestro, para que nosotros seamos en él justicia de Dios” (2 Cr.5. 21), Y así nos habla Jesús: “porque esta es mi sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos para remisión de los pecados” (Mat. 27 y ss.) Y Juan en su segunda carta (v.2) termina de confirmarnos el inmenso beneficio de amor que nos ha dado Jesús a todos: “El se ofrece en expiación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo”.
Y así todos…”ahora son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús.” (Rom.3. 24)
El alma que llega a la dulce hondura de la contemplación, vuelve al jardín del Edén que es Árbol de Cruz pero en Monte Tabor de resurrección, porque no solo agradece a Dios su redención, sino que experimenta que ese Dios se enamora de ella y le da hasta la sabiduría del bien, “tomad y comed”, y ella ya vive de su amor y, solo para su Amor. Y dice: “Ya bien puedes mirarme, / después que me miraste”. Solo María, mirándola asociada a esa redención del Hijo, por esos sus méritos, fue Inmaculada, sin pecado original, y puede decir a Dios ya que sin color moreno en mí hallaste porque tu de ello me privaste / ya bien puedes mirarme, / después que me miraste, / que gracia y hermosura en mí dejaste”. Lo más bello, después de Jesús, a los ojos del Padre.
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MensajePublicado: Mie Feb 27, 2008 10:31 pm    Asunto: Canción 25-Cogednos las raposas
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

Cogednos las raposas, / que está ya florecida vuestra viña, / en tanto que de rosas / hacemos una piña, / y no parezca nadie en la montiña.
“Viendo la esposa las virtudes de su alma puestas ya en el punto de su perfección, en que está ya gozando el deleite y suavidad y fragancia de ellas… pide a los ángeles…que entiendan en apartar de ella todas aquellas cosas que puedan derribar y ajar la dicha flor y fragancia de sus virtudes como son las turbaciones…desalientos… que aquí pónele nombre de raposas… porque suele el alma a veces ver en su espíritu todas las virtudes que Dios le ha dado… las junta todas y las ofrece al amado como una piña de flores… que es la viña florida….más también que haya gran soledad de todas las cosas…. Que en soledad y unión de entrambos estan haciendo y gozando esta piña”
“Cogednos las raposas / que está ya florecida nuestra viña”
“Esta viña del alma está florida cuando según la voluntad está unida con el esposo y en el mismo esposo está gozando y deleitándose en todos esas virtudes… y en la parte sensitiva muchos y varios movimientos y apetitos…. molestan y desquietan al alma… Y los demonios…suelen ingerir en el espíritu horrores y turbaciones…las cuales cosas llama aquí raposas… y los maliciosos demonios…saltando, turban la devoción de las almas….la esposa en los Cantares….cazadnos las raposas…que estragan las viñas…
“en tanto que de rosas / hacemos una piña”
“el alma está gozando de la flor de esta viña…. Dándole de si gran suavidad y deleite… las virtudes del alma se ponen todas en pronto y claro… y en su punto… de manera que la parecen ser una viña muy florida…y así juntas las ofrece ella al amado, con gran ternura de amor y suavidad… y llama piña a esta junta de virtudes….es una sola pieza de perfección del alma, la cual fuerte y ordenadamente abraza y contiene en si muchas perfecciones y virtudes muy fuertes y dones muy ricos…en una sólida perfección del alma.”
“Y no parezca nadie en la montiña”
“Para este divino ejercicio interior es también necesaria soledad y ajenación de todas las cosas…. Ahora de la porción inferior que es la sensitiva…ahora de la superior que es la razonal…. Dos porciones… en que se encierra toda la armonía de potencias y sentidos…a la cual llama aquí montiña y dice que en esta no aparezca nadie…es a saber, ningún objeto… no haya otras consideraciones ni otros afectos…y en todos los sentidos y potencias…como son imaginativa y fantasía, y los cinco sentidos exteriores no haya otras formas, imágenes o figuras”.
---

¿Puede el alma, sin caer en falsa complacencia, decir: que “está ya gozando el deleite y suavidad y fragancia” de sus virtudes?
El lenguaje bíblico está lleno de símbolos y metáforas para hablar Dios al hombre o para hablar de Dios. Jesús hace lo mismo, pero le añade el de las parábolas, y una de estas imágenes es la viña como pueblo de Israel o el nuevo Pueblo de Dios como expone Jesús en la Parábola del Sembrador, cuyo agente sembrador ahora es la Iglesia, y el Evangelio es la simiente que no debe estar contaminada como dice Pable: “cuidado con que nadie os engañe con falsas teorías y vanos razonamientos de los hombres y en los elementos del mundo, y no en Cristo” (Cols. 2. ocho)
Y es lo que hace el alma que ya ha escalado hasta este grado de santidad que nos explica Juan de la Cruz. Y la viña es el Cuerpo Mítico, la Iglesia, y cada alma, y Jesús nos dice que él es la vid: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre el viñador”. Seguid unidos a mí que yo lo seguiré estando con vosotros”. “El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto”. “Mi Padre es glorificado si dais mucho fruto” “pero sin mi nada podéis hacer”…….. “(Ju. 15. 1-14) Y Pablo nos comenta: “Si habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿porqué os sometéis como si todavía fueseis del mundo?) (Cols. 2.20) “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba… pensad en las cosas de arriba no en las de la tierra, vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios…vosotros también apareceréis con él en la gloria” (Cold. 3. 1-4)
Es exactamente lo que el alma manifiesta en esta canción que comentamos.: Cogednos las raposas, / que está ya florecida vuestra viña, / en tanto que de rosas / hacemos una piña. El alma en gracia de Dios ya es huerto para Dios.
Pero la unión, tanto para la Iglesia como para el alma, no se la puede considerar como una mera adhesión intelectual, ni solo en ser fiel a su palabra e imitar su vida. Estar en el Cuerpo de Cristo es entrar en comunión gozosa personal e íntima con él, hacemos una piña, teniendo, aunque en diversos grados de perfección de cada uno, ese gozo y suavidad reciproco entre el alma enamorada de la divinidad y el divino huésped; por la que el alma adquiere virtudes para agradarle y, el divino esposo sin descanso la enriquece con sus dones que el alma quiera merecer y que por ser espirituales no son tangibles. Y así dice Jesús: “que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa” (Ju. 15 .11)
El amar a Cristo es ponerlo en el núcleo, en el centro de nuestro corazón. Es vivir en Cristo, dejándole entrar para que él viva en nosotros como el Hijo del Padre. El alma, así llena de luz, sabe que su cuerpo es como un suplemento de humanidad para Cristo, y que su misión es como la de él: ser una misma cosa con el Padre y dar testimonio de él. Y aquí está la diferencia de quienes centran toda su vida en Cristo o de los que no llegan a esa perfección.
¿En este estado de perfección, como en otros inferiores, el alma pecará de soberbia gozando de sus propias virtudes y de los dones que recibe? Ya hemos oido a Jesús: “que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa” porque, “está ya florecida vuestra viña, / en tanto que de rosas / hacemos una piña, / y no parezca nadie en la montiña. Porque como dice Pablo “nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Cold. 3. 1-4) Y esto lo dice a todo cristiano.
“El es vida y la vida es la luz (Ju.1.4) y nos dice: “el que practica la verdad va a la luz, para que se vean sus obras, que están hechas como Dios quiere” (Ju.3. 21). Y así le cantamos con el Salmo (36.10) “En ti está la fuente de la vida y en tu luz vemos la luz”. Porque Dios quiere que se vean las obras santas y, así el alma vida y luz en Dios, siente gozo porque ante las virtudes del justo, como dice Isaias, (35.10) “brillará en las tinieblas tu luz”.
Por ello el alma no solo siente gozo y alegría al verse tan amada de Dios, sino que escucha también a Jesus que le dice: “¿Acaso se trae una lámpara para ocultarla en una vasija o ponerla debajo de la cama? (Mrc. 4. 21).
Pero aún el alma santa tiene sus temores y por eso quiere que estén sujetas las raposas, las tentaciones, recordando, aún para su elevado y puro amor a Dios, el peligro de lo que advierte el Libro de la Sabiduría: •”la fascinación del vicio no deja ver el bien, el vértigo de la pasión pervierte al alma inocente”. Aunque sabe que “para sus elegidos hay gracia y misericordia y para sus santos protección” (Sab.4. 12 y 15).
Pero es el mismo temor, a perder el gozo, de los discípulos en el Monte Tabor, y es lo que todos pedimos en el Padre Nuestro. Líbranos del mal, del maligno y aún de la tentación, excepto en María, inmune y libre aún de la tendencia al pecado.
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MensajePublicado: Mie Mar 05, 2008 10:03 pm    Asunto: Canción XXVI. Detente cierzo muerto
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Detente cierzo muerto; / ven, austro, que recuerdas los amores, / aspira por mi huerto, / y corran sus olores, / y pacerá el amado entre las flores”.
“Podría también la sequedad del espíritu ser causa de apagar en el alma esposa el jugo y suavidad interior”. Y “hace dos cosas: cerrar la puerta a la sequedad…no descuidarse en la devoción. La segunda, invocar al Espíritu Santo, sustentándose en oración”
“Detente cierzo muerto”
“El cierzo marchita las flores…y la sequedad espiritual hace el mismo efecto…la llama cierzo y muerto porque apaga y mata la suavidad…espiritual. Y deseando la esposa conservarse en la suavidad de su amor”, dice
Ven, austro, que recuerdas los amores”
“Es aire apacible, causa lluvias y hace germinar las hierbas y plantas, y abrir las flores…Por este aire entiende aquí el alma al Espíritu Santo, el cual dice recuerda los amores…la inflama toda y regala y aviva y recuerda y levanta los apetitos que antes estaban dormidos…al amor de Dios”. Recuerda los amores de él y de ella”
”Aspira por mi huerto”
“el alma de la esposa es la viña florecida en virtudes…la llama también huerto donde están plantadas las flores de perfecciones… No dice la esposa aspira en mi huerto sino aspira por mi huerto….aspirar en el alma es infundir en ella gracia, dones y virtudes; y aspirar por el alma es hacer Dios toque en las virtudes y perfecciones…de suerte que den de sí fragancia y suavidad…así como cuando menean las especies aromáticas… derraman abundancia de su olor… las virtudes que el alma tiene…no siempre las está ella sintiendo y gozando actualmente…en esta vida están en el alma como flores en cogollo, o como especies aromáticas cubiertas…”
“Algunas veces hace Dios tales mercedes al alma…y abriendo el tesoro y caudal interior, descubre toda la hermosura de ella. Y entonces es cosa admirable de ver y suave de sentir las riquezas de los dones y la hermosura de estos flores de virtudes, ya todas abiertas, y así dice en el verso siguiente”:
“Y corran sus olores”
“al alma le parece estar vestida de deleites y bañada en gloria inestimable…aún suele redundar tanto de fuera que lo conocen los que saben advertir, y les parece estar la tal alma como un deleitoso jardín… ordinariamente traen en sí un no se qué de grandeza y dignidad que causa detenimiento y respeto …
“y pacerá el amado entre las flores”
“por ser el pasto o comida cosa que no solo da gusto, pero aún sustenta y así el Hijo de Dios se deleita en el alma…y se sustenta en ella…y no dice pacerá las flores sino entre las flores…y lo que pasce es la misma alma transformándola en sí…sazonada…con las flores de virtudes y dones y perfecciones…están dando a Dios con el alma sabor y suavidad… y como la esposa del Cantar…dice: Yo para mi amado y mi amado para mí, que se apacienta entre los lirios…que se deleita en mi alma que es el huerto.
¿En este grado de santidad el alma tiene ya garantizada continuamente la suavidad y el gozo?. Escuchemos a Mateo (26. 36-46) hablándonos de la agonía de Jesús en Getsemaní: “Jesús fue con ellos a un huerto llamado Getsemaní y dijo a los discípulos: Quedaos aquí mientras yo voy más allá a orar. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo; y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: me muero de tristeza. Quedaos aquí y velad conmigo. Avanzó unos pasos más, cayó de bruces y se puso a orar así: Padre mío, si es posible, que pase de mi este cáliz, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú”.
Hasta tres veces Jesús vuelve a sus discípulos y los encuentra dormidos; y ni del Padre no recibe consuelo ni siquiera en la Cruz: Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado (Mat. 27. 46). Estaba en oscuridad como en el huerto y como quedó envuelto en las tinieblas del Gólgota hasta que dando un gran fuerte grito expiró ( Mat.27. 50), bebiendo hasta el final el cáliz que el Padre le encomendó.
¿Ha perdido Jesús la suavidad y el gozo en su alma? El nos lo dice: Me muero de tristeza. Es como si dijera lo mismo que el alma: detente cierzo muerto.
La tristeza y soledad por el escondimiento de la presencia entre los que se aman, aunque la ausencia sea aparente pero efectiva y tristemente prolongada, será mayor cuanto más profunda y gozosa haya sido la entrega amorosa. Y el alma puede, debe como Jesús, orar con el salmo (13. 1-3) ; ¿Hasta cuando, Señor, seguirás olvidándome? ¿hasta cuando me esconderás tu rostro? ¿hasta cuando tendré desazón en mi alma y en mi corazón tristeza día y noche?
Aquella tristeza y angustia de Jesús ha servido para que tengan cumplimiento las palabras de Isaias (25.7): “Y quitará en esta montaña el velo que tapaba a todos los pueblos, el sudario que cubría a todas las naciones: destruirá para siempre la muerte”. Y así Jesús, ya da sentido al dolor, a la tristeza y a la angustia, y vence a la misma muerte con su resurrección triunfante y gloriosa y por ello decía en su última cena: Padre “ yo te he glorificado en la tierra , llevando a término la obra que me encomendaste. Ahora , Padre, glorifícame tu junto a ti con la gloria que tenía contigo antes de existir el mundo” (Ju.17. 4-5).
Y así nos lo enseña: “Dichosos los afligidos porque ellos serán consolados”. (Mt. 5.5). Él lo fue y nosotros en él, y así nuestra alma como los Apóstoles “que estaban llenos de tristeza y llorando” (Marc. 16. 10) por la ausencia dolorosa del Maestro, con Juan de la Cruz, después de cada fragilidad todos debemos exclamar: “ven, austro, que recuerdas los amores”, como hizo Jesus con Pedro: “Por tercera vez le pregunta, ¿me amas?: Señor, tu lo sabes todo” ( sus tres negaciones y nuestras muchas negaciones) pero “tu sabes que te amo”, aspira por mi huerto, porque es tu imagen hecha así por ti desde la creación, es tu edén, tu viña, uno de tus sarmientos que necesitan cuidos y tu poda, Señor /; y corran sus olores, porque “perfumas con ungüento mi cabeza y me llenas la copa a rebosar” (Sal.23.5) con tus virtudes, dones, gozos y dulzuras, y por ello una cosa pido , “habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para gustar la dulzura del Señor” (Sal. 27.4) ; / y pacerá el amado entre las flores” porque si tu eres mi vid, tu Padre el viñador y el Espíritu es el austro que recuerda los amores y hace renacer en mi las flores, es porque toda la Familia Divina con su presencia me llena de gozo y dulzura haciendo de mi alma un huerto.
Haz Señor, que como tus Apóstoles te vea así de transfigurado y envuelto en una brillante nube de la que yo soy una gotita de tu agua, y en ti una piña de flores ante el Padre, y queriendo, olvidado de mí, hacerte una choza en mi pequeño monte con mis escasas virtudes y mis deseos para que tú en mí y yo en tí nos sintamos gozosos como en los mismos brazos de María nuestra común Madre.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Mar 12, 2008 9:36 pm    Asunto: Canción XXVII- Entradose ha la esposa
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Entrado se ha la esposa / en el ameno huerto deseado, / y a su labor reposa, / el cuello reclinado / sobre los dulces brazos del amado.
La esposa dice dos cosas: la primera,“después de haber salido victoriosa, ha llegado a este estado deleitoso del matrimonio espiritual”. “La segunda es contar las propiedades del dicho estado…como son reposar a su sabor y tener el cuello reclinado sobre los dulces brazos del amado”.
“Entrado se ha la esposa”
“Hasta venir a este estado de matrimonio espiritual….primero se ejercitó en los trabajos y amarguras de la mortificación y en la meditación desde la primera canción hasta aquella que dice Mil gracias derramando”.
Después pasó por las penas y estrechos de amor, hasta la canción que dice: Apártalos amado”.
“Después cuenta haber recibido grandes comunicaciones y muchas visitas de su amado… tanto que pasando de todas las cosas y de sí misma, se entregó a él por unión de amor en desposorio espiritual… se trata aquí de sus propiedades…hasta esta de ahora: Entrádose la esposa” donde restaba ya hacer el esposo mención de dicho matrimonio espiritual”.
“Lo cual es mucho más que el desposorio; porque es una transformación total en el amado…son dos naturalezas en un espíritu y amor de Dios; bien así como cuando la luz de la estrella…se junta y une con el sol. Y ya el que luce no es la estrella ni la candela, sino el sol.”
“En el presente verso, Entrádose ha ya la esposa…dejadas aparte y olvidadas todas las tentaciones, turbaciones, penas, solicitud y cuidados, transformada en este alto abrazo…por lo cual el siguiente verso”:
“En el ameno huerto deseado”
“Como si dijera: transformándose ha en Dios, que es el que aquí llama huerto ameno”. “A este huerto de llena transformación…no se viene sin pasar primero por el desposorio espiritual, y por el amor leal y común de desposados….después de haber sido el alma esposa en entero y suave amor…después la llama Dios y la mete en este huerto suyo florido…en el que se hace tal junta de las dos naturalezas y tal comunicación de la divina a la humana… que cada una parece Dios aunque en esta vida no puede ser perfectamente”.
Considere cada uno, si puede, qué vida será esta del alma, en la cual, así como Dios no puede sentir algún sinsabor, ella tampoco lo siente, más goza y siente deleite y gloria de Dios en la sustancia del alma ya transformada en él. Y así sigue:
“”y a su labor reposa, / el cuello reclinado”
“El cuello…denota la fortaleza….y así es justo que el alma repose y descanse en aquello que trabajó, y recline su cuello”
“sobre los dulces brazos del amado”.
“Reclinar el cuello en los brazos de Dios es tener…su flaqueza, en la fortaleza de Dios…en que reclinada y transformada nuestra flaqueza tiene la fortaleza del mismo Dios”.
---
Hace Juan de la Cruz un recorrido de los pasos dados por el alma en este camino de santidad. Muy difícil de comentario pues es un camino a lo divino como ya lo dice el Hijo de Dios: “Yo soy el camino”, y todos preguntamos como Tomás: “¿Cómo vamos a saber el camino?”. ( Jn.14. 5-6). ¿ Cómo vamos a saber y poder andar por él?
Jesús desde su encarnación en naturaleza humana nos lo va marcando, y sus pasos serán la senda y su doctrina el alimento. Pasa oculto la mayor parte de su vida; comienza su vida pública haciendo oración y vida de ayuno y penitencia en el desierto; anuncia la salvación con su palabra divina entre el hostigamiento y la incomprensión; necesita fortaleza que la pide al Padre en sus noches de oración. Hasta que es traicionado, abandonado, y apresado, y así ultima su camino, vía crucis, crucificado. Pero así nos redime muriendo en él el hombre viejo para que nazca en él el hombre nuevo revestido de su misma resurrección y gloria. El mayor y más fantástico drama de amor propiciado por el odio satánico del hombre viejo, Príncipe de este mundo, que continuará en los que no quieran recibir la salvación y en lo que piensen como los Sumos Sacerdotes ante la Cruz: “ Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. ¡Es rey de Israel! ¡Que baje de la cruz y creeremos en él”” (Mt.27.42). No habían comprendido ni a los profetas ni al mismo Mesías, varón de dolores, que tenían ante sus ojos.
El alma para encontrar y seguir el camino, debe aislarse, separarse de otros derroteros y veredas interiores para encontrar la Verdad y la Vida, venciendo en una vida oculta y en el desierto de austeridad sus propias inclinaciones y tentaciones; es seguir así a Jesús en sus enseñanzas, dejadas las redes, teniendo presente lo que nos advierte Pablo, que “Vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios….pues os habéis despojado del hombre viejo con su manera de actuar, para revestiros del hombre nuevo que se renueva sin cesar a imagen de su creador, hasta adquirir el conocimiento perfecto” (Col.3.3-10).
Este es el camino. La perfección divina. La escala es…infinita, pero es para todos, y el que ha aceptado a Cristo, ya camina, sigue caminando, y cada acto de amor es un acercarse mas a ese huerto, a la Casa donde el Padre nos tiene reservada una estancia.
Para llegar a ese conocimiento perfecto, hay que intentar descubrir la única vía perfecta: Cristo, y por ello el liberador nos dice: seguidme, y ese seguimiento es para hacernos uno con él en el Padre. “Padre Santo, guarda con tu poder a los que me has confiado, para que sean, como nosotros, una misma cosa.” (Ju.17.11), De esta forma es como se entienden estos versos del alma que sí desea llegar a la perfección: “Entrado se ha la esposa / en el ameno huerto deseado, / y a su labor reposa, / el cuello reclinado / sobre los dulces brazos del amado”. Es buscar la “alegría” de la resurrección que Jesús nos ofrece.
Para tener acceso a ese Huerto de la resurrección en la Divinidad es necesario “entrar por la puerta estrecha. Que es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella, Y es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran” (Mat. 7. 13-14).
El alma que con ansias busca este camino debe tener en su labios el Salmo 118; “Dichosos los que lo buscan de todo corazón…quiero meditar tus preceptos y tener los ojos en tus sendas…soy un caminante por el mundo no me ocultes tus mandamientos…he elegido el camino de la verdad y he preferido tus sentencias…aparta mis ojos de mirar vanidades…soy amigo de todos tus amigos que guardan tus preceptos…ando errante como oveja perdida; búscame pues no me he olvidado de tus mandamientos”.
Y como nos cuenta Lucas sobre el buen pastor (15), cuando me encuentres “échame sobre tus hombres lleno de alegría” para que siente mi “cuello reclinado / sobre los dulces brazos del amado”.
Llévame a tu viña porque deseo estar “en el ameno huerto deseado”, que como dice Juan de la Cruz: “Como si dijera: transformándose ha en Dios, que es el que aquí llama huerto ameno”.
Por ello todo cristiano que verdaderamente siente el amor a Dios, tiene en su corazón estas palabras del Salmo 10: Te doy gracias, Señor, de todo corazón,…quiero alegrarme y recrearme en ti…en ti esperan los que saben tu nombre…pues no abandonas, Señor, a quien te busca”.
Del mismo modo esa alma hará su propia vivencia en estas palabras: “los pobres heredarán la tierra y gozarán de una paz total. (Sl. 36. 11). Porque todo cristiano que siente y sabe que Dios es la Vida, se transforma en Dios “que es el que aquí llama huerto ameno”. Y el reclinar el cuello en los brazos de Dios, es sentir en sí la fortaleza de Dios como lo demuestran los mártires, que sin ostentaciones de raptos místicos tienen la misma fortaleza de Dios. Y sin duda, sienten ante la misma muerte, que tienen /” el cuello reclinado / sobre los dulces brazos del amado”, y mueren con fortaleza de amor a Dios y perdonando al ignorante que no sabe lo que hace, imitado a Jesús ( Lc.23.14).
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Mar 19, 2008 8:57 pm    Asunto: Canción XXVIII. Debajo del manzano
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Debajo del manzano, / allí conmigo fuiste desposada. / allí te dí la mano, / y fuiste reparada / donde tu madre fue violada.”
“descubre el esposo al alma sus maravillosos secretos, y le da parte de sus obras… mayormente la comunica dulces misterios de su encarnación…de la redención humana…cómo fue por medio del árbol de la cruz desposada con él…queriendo morir por ella y haciéndola hermosa en esta manera; pues la reparó y redimió por el mismo medio que la naturaleza humana fue estragad.
Entendiendo por manzano el árbol de la cruz donde el Hijo de Dios redimió, y…se desposó con la naturaleza humana…con cada alma, dándole gracia y prendas…Y así dice:
“allí conmigo fuiste desposada, / allí te dí la mano”.
La mano de “mi favor y ayuda levantándote de tu miseria y bajo estado en mi compañía y desposorio.
“Y fuiste reparada / donde tu madre fuera violada”.
“Tu madre la naturaleza humana fue violada en tus primeros padres bajo del árbol…. Y debajo del árbol de la cruz fuiste reparada…si tu madre debajo del árbol te causó la muerte, yo debajo del árbol de la cruz te di la vida”
---
Dios nos habla por Isaias de su Siervo: “Esto dice el Señor el que creo los cielos y los desplegó…el que da aliento al pueblo…y soplo a los seres…Yo el Señor te he llamado…te he tomado de la mano y te he formado. (42.5-6)
Y por ello el Siervo de Dios nos lo confirma: “No temas, pues yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, mío eres”. (Isa. 43. 1) Y de tal forma somos suyos que quiere ser uno con nosotros ante el Padre: “Que sean, como nosotros, una sola cosa” (Jn.17.11) Ser uno en Jesús, es algo más que ser dos en una sola carne (Gn.2.13). La unión con Dios es no “ser hueso de mis huesos y carne de mi carne” como Eva, es ser elevados a la misma vida de Dios. “El que cree en el hijo tiene vida eterna” (Jn.3.36). Pablo nos confiesa: “(Gal. 2. 20) Por la ley, he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Estar en gracia de Dios, es decir lo de Pablo, es Cristo el que vive en mí, es otra dimensión sobre la humana, un renacer.
Jesús nos mira a los ojos desde su cruz y nos dice: “¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría…pues aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaría de ti. Mira, en la palma de mis manos te llevo gravado” (Isa. 49. 15-16)
Por ello porque eres mi nuevo Israel, “Todos se reúnen para venir a ti…todo ellos serán joyas de tu adorno y los ceñirás como una novia” ( Isa.49. 1Cool, porque el Siervo, el enamorado esposo, nos recuerda el precio, la dote que ha pagado por cada uno de nuestras almas: “He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me mesaban la barba, no he hurtado mi rostro a la afrenta y a los salivazos” ( Isa. 50.6) ¿” Quien puede litigar conmigo”? (v.Cool. No temas…te he llamado por tu nombre…mío eres.
Tanto nos ha amado que para rescatarnos del Príncipe de este mundo, y llevarnos al huerto de las delicias divinas: “no me he echado atrás” dice por Isaias (Isa. 50. 5) de tercer trimestre, que consiste en dilatar el cuello del útero de la madre, manipular al feto para que nazca de pie y, cuando sólo queda la cabeza por salir al exterior, hundirle un punzón en la nuca, e introducir en el agujero una cánula conectada a una aspiradora que le succiona el cerebro. El Senado ya había aprobado la prohibición de esta
Y así nos invita a ser fuertes, a reclinar nuestro cuello en sus brazos: “Despierta, despierta, vístete de fuerza, Sión, ponte tus vestidos…sacúdete el polvo, levántate…saca tu cuello de sus coyundas”. /Isa. 52. 2)
Dios está enamorado de nuestras almas, de otro modo no se explica la profecía de Isaias sobre el Siervo, cuyo sacrificio por amor, nadie debe olvidar: “Eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que le pesaban, mientras que nosotros le creíamos azotado, herido por Dios y humillado. Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades, el castigo, precio de nuestra paz cae sobre él y a causa de sus llagas hemos sido curados” (Isa.53. 4-5)
Es el Rey que se enfrenta solo a la batalla, porque es mejor que muera el Hijo de Dios, el Rey, que no que perezca todo el pueblo.
¿No es una locura de amor? Si, porque el esposo, el Amor, usando nuestras humanas palabras y metáforas, desde el árbol de la Cruz, árbol de la Vida, nos dice por Isaias (54. 11-14) que nos llenará de dones, dádivas y regalos divinos: “Yo asentaré tus piedras sobre malaquita y tus cimientos sobre zafiros; haré de rubíes tus almenas, tus puertas de cristal, y todo tu recinto de piedras preciosas”… estarás a salvo de la destrucción que nunca más te alcanzará”. (Isa. 54. 11-12). Y todo esto lo hago con quien quiera renacer de nuevo, porque “lo que nace de la carne es carne”. “Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino el Dios” (Jn.35-Cool Y Pablo nos lo repite: “Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo y morimos, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en nuestra vida”.
Y “cuando me vaya y os haya preparado el sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros, ya sabéis el camino para ir donde yo voy” (Jn.14.3-4)
Ante este amor desbordado del amor de Dios, más que el de un esposo, de un Dios que muere sacando de su muerte nuestra resurrección en la propia Vida de Él, agradecido, quien no le dice a Jesús:

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por ello, de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
clavado en la Cruz y escarnecido,
muéveme, al ver tu cuerpo tan herido,
muévenme, tus afrentas y tu muerte.
Muévame, en fin, tu amor en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Es lo menos que todo hombre, sin excepción, debía proclamar ante su Dios en la locura de amor de su Cruz
Pero…el que quiera que me siga…es el máximo y universal amor…que no excluye que el que no renazca de nuevo no puede entrar en el reino de Dios. Solo María en su concepción en el seno de Santa Ana, llegó a este mundo renacida, llena de gracia. Dios la envió como huerto lleno de flores y frutos, un Paraíso único, para el nuevo Adán, Dios mismo en su seno, prado amenísimo entre ríos de aguas cristalinas. : “Yo asentaré tus piedras sobre malaquita y tus cimientos sobre zafiros; haré de rubíes tus almenas, tus puertas de cristal, y todo tu recinto de piedras preciosas”. ¿Quién como la plenitud humana de María?
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MensajePublicado: Mie Mar 26, 2008 10:16 pm    Asunto: Canción XXIX- A las aves ligeras
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“A las aves ligeras, / leones, ciervos, gamos saltadores, / montes, valles, riberas, / aguas, aires, ardores, / y miedos de las noches veladores.
“la amenas liras, que aquí significan la suavidad de que goza ordinariamente en este estado, y también por el canto de sirenas, que significan el deleite…Acaba de poner fín a todas las …pasiones que antes le eran algún impedimento…que son las digresiones de la fantasía imaginativa… y también pone en razón a las dos potencias naturales que son irascible y concupiscible…se ponen en perfección, las tres potencias del alma: entendimiento, voluntad y memoria…y también las cuatro pasiones del alma, que son: dolor, esperanza, gozo y temor, se mitigan y ponen en razón por medio de la satisfacción que el alma tiene…
“a las aves ligeras”
“Llama aves ligeras las digresiones de la imaginativa, que son ligeras y sutiles en volar de una parte y otra…cuando la voluntad está gozando…suelen hacerle sinsabor…y el esposo las conjura…que cesen sus inquietos vuelos, ímpetus y excesos.
“leones, ciervos, gamos saltadores”
Por leones se entiende los ímpetus de la potencia irascible… Por los ciervos y los gamos saltadores entiende la potencia del ánima que es concupiscible, que es la potencia de apetecer…que tiene dos efectos: de cobardía…se retira, encoge y acobarda… es comparada a los ciervos…que son cobardes y encogidos. Los efectos de osadía ejercita cuando halla las cosas convenientes para sí…atrévese a apetecerlas y admitirlas… es comparada a los gamos que van…aún saltando”
“Montes valles riberas”
“denotan los actos viciosos y desordenados de las tres potencias del alma, memoria, entendimiento y voluntad… por los montes son significados los actos extremados en demasía desordenada… por valles…los actos extremados en menos de lo que conviene…Por las riberas…participan algo de un extremo y del otro…lo son en parte, ahora en venial, ahora en imperfección…a todos estos actos…conjura también que cesen por las amenas liras…Y así
“Aguas, aires, ardores, / y miedos de las noches veladores”
“por las aguas…las afecciones del dolor que afligen al ánima…Por los aires…las de la esperanza…que vuelan a desear lo ausente que se espera…Por los ardores…las afecciones de la pasión del gozo…que inflaman el corazón…Por los miedos de las noches veladores…es el temor…suelen ser muy grandes, a veces de parte de Dios…por no tener ellos fortalecido y perfeccionado el natural y habituado a aquellas mercedes de Dios.…a veces de parte del demonio…al tiempo que Dios da al alma recogimiento…teniéndole él gran envidia y pesar…procura poner horror y temor en el espíritu por impedir aquel bien…a los cuales llama miedos de las noches por ser de los demonios… con ellos procura infundir nieblas… Y llama veladores a estos temores, porque de suyo hacen velar y recordar al alma de su suave sueño interior…y también porque los demonios que los causan están siempre velando”.
---
Meditando en que pasaje del Evangelio se pueden encontrar respuestas y comentarios a esta canción, creo, que en la Sagrada Cena, Huerto de los olivos y noche de pasión, podemos encontrar la realidad de estas metáforas de Juan de la Cruz.
A las aves ligeras: Los Apóstoles gozaban de la suavidad y deleite de la presencia del Maestro y sus milagros, pero su inesperada realidad del verdadero Reino del Mesías, les desazona y perciben lo que J. de la Cruz llama digresiones, que son las perturbaciones momentánea que interrumpen su quietud y gozo que ante las palabras del Maestro: ”Hijos míos, voy a estar ya muy poco con vosotros. Me buscareis, pero os digo lo mismo que dije a los judíos. A donde yo voy ahora no podéis ir vosotros”. (Jn.13. 33)
Jesús manifiesta a que estado de santidad habían llegado ya sus Discípulos: “Sabiendo que le había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús, que había amado a los suyos que estaban en este mundo, los amó hasta el fin” (Jn. 13.1) Sabemos que amar Dios y hasta el fín, es reconocer que están rebosantes de santidad, de gracia, de amor total de Dios y a Dios. Es lo que da a entender el esposo en esta Canción: las liras o suavidad y las sirenas o deleite del alma, que aunque van a sufrir acrimonias, es decir agresividad en sus almas, Jesús les aclara: “No os dejaré abandonados. Volveré a estar con vosotros…me veréis, porque yo vivo y vosotros también…vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros”” (Jn.14. 18-20)
Pero porque van a sufrir digresiones, perturbación, se las anuncia; mas él les conjura que cesarán, pero han de padecerlas. “Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros…Si a mi me han perseguido, también os perseguirán a vosotros”. (Jn.15. 16-20), y así:
Usa J. de la Cruz de los “Leones, ciervos, gamos saltadores”, entendiendo por leones la potencia e impulso irascible y atrevida en sus actos, como en Pedro: “¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti. Jesús contestó: ¿Qué darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que tú me niegues tres veces”. (Jn.13.37-3Cool. Entendiendo por ciervos, la potencia concupiscible bien con su efecto de cobardía. Jesús les dijo: “Yo seré para vosotros esta noche ocasión de caída pues así lo dice la Escritura: heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mat. 26. 31) Y después les amonesta su desidia “¿no habéis podido velar una hora conmigo? (Mt. 26. 40). El ciervo y gamos saltadores tienen también el significado de osadía ante cosas apetecibles, como Pedro en el atrio de Caifás: Pedro “continuaba allí calentándose. Le preguntaron ¿No eres tu también de sus discípulos? El lo negó, diciendo, no soy… ¿No te ví yo en el huerto con él? Pedro lo negó otra vez. Enseguida cantó el gallo” (Jn.18. 25-27) Pedro no fue prudente sino osado al desafiar el peligro.
“montes, valles, riberas” Los montes significan una demasía desordenada. De nuevo Pedro ante el lavatorio de los pies: Si quieres me lavas “no solo los pies, sino también las manos y la cabeza” (Jn.13. 9) Pedro ha perdido el justo medio.
“valles”, o actos extremados en menos de lo que conviene. Jesús en el huerto dice: “Quedaos aquí mientras voy más allá a orar. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo y comenzó a sentir tristeza…volvió a los discípulos y los encontró dormidos” (Jn. 26. 36-40) Estaban con Jesús en el peligro, pero… se durmieron. Y de nuevo Pedro, que “tenía una espada, la sacó, dio un golpe al criado del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha (Jn. 18.10)” Lo suyo y lo nuestro debe ser orar e imitar la serenidad del Maestro.
“riberas”, actos que participan de ambos extremos. En realidad los Apóstoles aún amando plenamente a Jesús en su Cena Pascual, al ser instituidos Sacerdotes, participando del cuerpo y sangre del Señor, testigos de su apasionante despedida, viendo al Maestro como un esclavo lavándoles los pies, no estaban solo en ese gozo y suavidad sino que “se exceden y faltan en algo del medio y llano de lo justo” no comprendiendo plenamente aún a Jesús como lo demuestra la pregunta de Felipe: “muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: Llevo tanto tiempo con vosotros ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre…Creedme yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Creedlo al menos por las obras mismas” (Jn.14. 8-11)
“Aguas, aires, ardores, miedos”. Por aguas entendemos “las afecciones de dolor que afligen al alma”. Jesús les dice: “Andáis discutiendo sobre lo que acabo de decir: Un poco y no me veréis; y otro poco, y me veréis”…vosotros estáis ahora tristes, pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará. En aquel día no me preguntaréis nada” (Jn. 16. 19-23) Son las digresiones de todo creyente y en su plano, de las almas santas.
Aires o afecciones de la esperanza. “No estéis angustiados. Confiad en Dios, confiad también en mí…Cuando me vaya y os haya preparado el sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros”. (Jn. 14. 1-3). Es la meta transcendente. Pero ahora estamos en el camino y muchas veces también preguntamos como Tomás: ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida”. (v.4-6) Así ya todo creyente no puede ser un desesperanzado aunque no entendamos ese camino que está en un plano superior a nuestros sentidos y que perfecciona a la razón, pero ambos deben ir por él.
Los “ardores” o afecciones de gozo que inflaman el corazón, emanan de Jesús, que los trasmite a sus discípulos con suma ternura en su despedida, y que a pesar de que sabe que será sacrificado como el cordero de Dios en la Nueva Alianza, su corazón se desborda en amor, y todo lo resume así: “os doy un mandamiento nuevo; “Que como yo os he amado, así también os améis unos a otros” (Jn.13 14).
Nadie como Juan pudo sentir tan de cerca el sentimiento del corazón de Jesús pues fue el único que se recostó en su pecho, era el preferido de Jesús y se lo demuestra después encomendándole a su propia madre. Creo que aquel ambiente ensimismaba a los Apóstoles de tal forma que solo el anuncio de la traición de Judas, no era una digresión sino traición, muy disimulada por Jesús, para no apagar el gozo de tan bendita noche.
Los miedos que el alma sufre pueden ser causados o por Dios, como en la agonía del huerto, donde Jesús Rey, Hijo de Dios, acepta ser siervo, tratado como un esclavo y se siente morir, para enseñarnos aceptar la voluntad del Padre, o el de los Apóstoles que huyen despavoridos y desconcertados por no estar aún confirmados por la venida del Espíritu Santo; o, los miedos de la noche los puede infundir el demonio que pone terror y horror en el espíritu para impedir, por envidia, aquel bien de suavidad en el alma, infundiéndonos dudas de nieblas desalentadoras. Y a estos temores los llama J. de la Cruz veladores porque o hacen recordar al alma que puede perder esos gozos, o porque el demonio siempre está vigilante para entorpecer la santidad en los hombres.
Cuanto debemos vigilar y orar todos para no ser asaltados en el Camino, para que la Verdad sea Luz y no nieblas, y para que nuestro hálito sea la Vida de Dios comiendo y bebiendo , tal vez más conscientes y habituados que los Discípulos en tan Santa Cena, al alimento del pan divino y la sangre de la Nueva Alianza.
María Santísima y Singularísima ante Dios, sabía desde la Encarnación lo que después le confirma Simeón en el Templo, que una espada de dolor atravesaría su corazón, pero como Jesús, también dice: no se haga mi voluntad de madre dolorida sino la tuya, mi Dios. Ella no cometió ni la niebla de pecado venial alguno, sino que ni siquiera una imperfección en su santidad plena de gozo aún en su infinito dolor al ver a su hijo-Dios en una Cruz como un esclavo, sabiendo que el Padre, para salvar al esclavo, nos entrega a su Hijo.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Abr 02, 2008 9:14 pm    Asunto: Canción XXX- Por las amenas liras
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Por las amenas liras, / y canto de sirenas os conjuro, / que cesen vuestras iras. / y no toquéis al muro. / porque la esposa duerme más seguro”.
“Ya dijimos que las amenas liras significan la suavidad del alma…de manera que tiene el ánimo tan embebecido y suspenso que le tiene ajenado de penas y sinsabores, así esta suavidad tiene al alma tan en sí, que ninguna pena le llega”…Y también el canto de sirenas…significa el deleite ordinario que el alma posee, por el cual también está desnuda de todos los contrarios y operaciones molestas dichas”, y así
“que cesen vuestras iras”
“Llamando iras a todas las afecciones desordenadas…porque…exceden del límite de la paz y tranquilidad del alma si reinan en ella”. Por eso dice:
“Y no toquéis al muro”
“por el muro se entiende el vallado de paz y virtudes y perfecciones que ya tiene el alma, donde está ya amparada, que es el muro de defensa del huerto de su amado”
“Porque la esposa duerma más segura”
“es a saber, porque más a sabor se deleite de la quietud y suavidad de que goza en el huerto donde se ha entrado, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del amado, y así no hay para el alma ya puerta cerrada”.
El cuerpo “físico” de Cristo ha muerto, pero su alma creada, como la nuestra, ya está ajenada “de penas y sinsabores, así esta suavidad tiene al alma tan en sí, que ninguna pena le llega” y está llena de amenas liras y canto de sirenas de las almas que esperaban la Redención en el Seno de Abrahán.
Intento contemplar a Cristo ya muerto en la cruz, y deseo adentrarme y comprender el misterio de su alma, de hombre, que ha convivido con la divinidad pero que esta no ha aniquilado al hombre y por lo tanto ha mantenido sus potencias de memoria, entendimiento y voluntad en Jesús, y por ello no podemos menos de admirar que una naturaleza humana: cuerpo y alma de Cristo, ha llegado a la plenitud de gracia en la divinidad, la máxima santidad, porque a la única persona a quien se le atribuyen sus actos es una Persona Divina, y así, por lo tanto, la voluntad humana y el obrar humano de Jesús pertenecen a la Persona Divina del Hijo de Dios.
Nunca habla Jesús como persona humana, sino Divina. Y así nos dice: “Os aseguro que antes que naciera Abrahán existo yo” (Jn 8.cincuenta y ocho), pues “he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn.6.36)
¿Jesús tuvo conciencia desde siempre de su misión, o la descubrió en el bautismo en el Jordán? María desde la Encarnación sabía que su hijo sería “el Hijo del Altísimo…reinará sobre la casa de Jacob, y su reino no tendrá fin”, es decir, el Mesías. (Lc. 31,32) En la adoración de los Magos se compendia el cumplimiento de la promesa, en la circuncisión María y José escuchan al anciano Simeón que reconoce en el niño al Prometido Salvador. Después, de niño, se queda en el Templo y se justifica aclarando que él tiene que ocuparse de las cosas de su Padre. Y así queda claro que María, José y el mismo Jesús saben para qué se ha producido la Encarnación. Para mí es de fe.
La Iglesia así proclama:"Enseñamos que ha de confesarse... que se debe reconocer al único y mismo Cristo, Hijo unigénito y Señor subsistente en las dos naturalezas, sin confusión, inmutable, indiviso, inseparable, no siendo suprimida de ningún modo la diferencia de las naturalezas a causa de la unión, es más, quedando salvaguardada la propiedad de una y otra naturaleza" (DS, 302). Esto significa que la naturaleza humana, de ningún modo, ha sido "absorbida" por la divina. Gracias a su naturaleza divina, Cristo es "consubstancial al Padre, según la divinidad"; gracias a su naturaleza humana, es "consubstancial también a nosotros, según la humanidad"
La santidad es que nuestra alma, alimentada por la fe, impregne al cuerpo de los efectos de una participación en el espíritu de Vida Divina. La humanidad de Jesús es la plenitud de la santidad del hombre.
Jesús como Dios, persona divina, es inalcanzable, pero Pablo nos manifiesta escribiendo a los Gálatas: “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo” (Galt.3.26,27). “y como prueba de que sois sus hijos, Dios ha enviado a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama, ¡Abba, Padre! De suerte que ya no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo eres también heredero por la gracia de Dios”.(Galt.4.6,7). “Revestidos de Cristo”.
Pero en nosotros hay dos naturalezas, una inferior que es la personalidad y otra superior que es la individualidad: cuerpo y alma. Ambas son a veces contradictorias y mantienen una lucha por sobreponerse la una a la otra.
Pablo en su carta a los Gálatas (5.16-dieciocho) nos describe estas tendencias opuestas, y quiero ver en el cuerpo muerto de Jesús lo que allí ha fenecido y lo nuevo que ha nacido y, que la nueva vida divina está también unida a la parte espiritual humana de Cristo, su alma, y ella es el modelo para todas las almas.: “Dejaos, dice Pablo, conducir por el Espíritu, y no os dejéis arrastrar por las apetencias de la carne. Porque la carne lucha con el espíritu, y el espíritu contra la carne, pues estas cosas están una frente a la otra, para que no hagáis lo que queréis. Pues si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Galt. 5. 16-dieciocho) (Ley judía, símbolo del hombre viejo)
Y así los versos de J. de la Cruz: “por las amenas liras, / y canto de sirenas os conjuro”, y que comentados por él mismo nos dice: “Ya dijimos que las amenas liras significan la suavidad del alma…de manera que tiene el ánimo tan embebecido y suspenso que le tiene ajenado de penas y sinsabores, así esta suavidad tiene al alma tan en sí, que ninguna pena le llega”.
Aplicando aquí esto al alma de Jesús, fiel reflejo de la aspiración al grado de santidad que aquí comenta J. de C., Pablo nos los describe: “Los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, generosidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia”…Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias. Si vivimos por el Espíritu, dejémonos conducir por el Espíritu. (Galt.5. 22-26)
Por lo tanto: “que cesen vuestras iras”, es decir: “Llamando iras a todas las afecciones desordenadas”, que aunque lejanas del pecado grave pueden aparecer en sus ramificaciones de falta leve, venial o imperfecciones, y que así nos las describe Pablo (Galt.5.19-21) “Las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno, idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras, litigios, divisiones, partidismos, envidias, homicidios, borracheras, comilonas, y cosas semejantes a estas. Os advierto que los que se entreguen a estas cosas no heredarán el reino de Dios” (Galt. 5. 19-21). Y de ello se desprende que para alcanzar el grado de santidad que comentamos no pueden existir en el alma esas afecciones desordenadas, aunque sean veniales, de estas obras de la carne.
“Y no toquéis el muro” porque en el dique de nuestros pecados e imperfecciones: El cuerpo muerto de Jesús, como hemos dicho, ha sido vencido el hombre viejo, el pecado, la carne, y así nos sirve de presa de aguas cristalinas para cuantos en el mundo queramos abandonar nuestros campos de malezas y abrevar aguas de nueva vida divina, vida del espíritu, vida del alma, salida de su costado.
“Porque la esposa duerma más seguro”. “es a saber, porque más a sabor se deleite de la quietud y suavidad de que goza en el huerto donde se ha entrado, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del amado, y así no hay para el alma ya puerta cerrada”.
Porque como dice Pablo: “se entregó a sí mismo por nuestros pecados para sacarnos de este mundo perverso” (Galt. 14) Y así el alma se pregunta: ¿A quien busco agradar, a los hombres o a Dios?” (Galt.1 10)
Pablo nos confirma: “Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios el cual me amó y se entregó por mí” (Galt.2. 19-20). Llegando al extremo de hacerse maldición por nosotros “para que la bendición de Abrahán hecha en Cristo Jesús se extendiese a todas las naciones” (Galt.3. 13.14).
Y así Pablo orgulloso proclama: “yo, por mi parte, solo quiero presumir de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. (Galt.6. 14) Y así Pablo, al estar muerto para el “mundo”, como Cristo, llena su alma de la divinidad que está viva en el alma de Cristo.
“Porque la esposa duerma más segura,” “es a saber, porque más a sabor se deleite de la quietud y suavidad de que goza en el huerto donde se ha entrado, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del amado, y así no hay para el alma ya puerta cerrada”.
Jesús ha puesto su “espíritu” en las manos del Padre y ya no hay para él puerta cerrada, como sucede en el alma que ha muerto a toda apetencia desordenada de la carne y duerme confiada del todo segura en los gozos del espíritu.
María si puede cantar llena de gozo ante Dios: “Ha destruido los planes de los soberbios, ha derribado a los poderosos de sus tronos y ha encumbrado a los humildes, ha colmado de bienes a los hambrientos”. “ Mi espíritu se regocija en Dios, mi salvador, porque se ha fijado en la humilde condición de su esclava”(Lc.1. Magnificat)
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Abr 09, 2008 8:36 pm    Asunto: Canción XXXI- ¡Oh ninfas de Judea!
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

¡Oh ninfas de Judea! / en tanto que en la flores y rosales / el ámbar perfumea, / morá en los arrabales, / y no queráis tocar nuestros umbrales

“La esposa es la que habla la cual viéndose puesta según la porción superior espiritual en tan ricos y aventajados dones y deleites…y viendo que de parte de la porción inferior…se le podía impedir…pide que se sosieguen en las potencias y sentidos…porque no le impida aún por algún mínimo movimiento el bien y la suavidad de que goza.” Y dice:

¡Oh ninfas de Judea”!
Judea es la parte inferior del ánima, que es la sensitiva…porque es flaca y carnal…y llama ninfas a todas las imaginaciones, fantasías…de esta porción inferior…que procuran atraer a sí la voluntad de la parte racional, sacándola de la interior a que quiera lo exterior…moviendo también al entendimiento…y junte con ellas en su bajo modo sensual.” Vosotras, pues, dice:

“En tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea”
“Las flores son las virtudes…los rosales las tres potencias del alma memoria, entendimiento y voluntad, que llevan rosas y flores de conceptos divinos y actos de amor…el ámbar es el divino espíritu que mora en el alma; y perfumear…es comunicarse y derramarse suavísimamente en las potencias y virtudes…dando…perfume de divina suavidad….y este divino espíritu está dando suavidad espiritual al alma.”

“morá en los arrabales” de Judea. Que decimos ser la parte sensitiva del alma; y los arrabales de ella son los sentidos sensitivos interiores como son la fantasía, la imaginativa, memoria…en las cuales se recogen las fantasías e imaginaciones y formas de las cosas…las que llama ninfas, las cuales entran a estos arrabales de los sentidos interiores por las puertas de los sentidos exteriores, que son oír, ver, oler, gustar, tocar… todas las potencias y sentidos…las podemos llamar arrabales…barrios que estan fuera de la ciudad. Se llama ciudad en el alma…lo de más adentro…la parte razonal…cuyas operaciones son contrarias a las de la sensualidad”…

“Y no queráis tocar nuestros umbrales”
“Ni por primeros movimientos toquéis a la parte superior…porque son las entradas para entrar en el alma…y cuando pasan de primeros movimientos…van pasando a los umbrales…pero si solo son primeros movimientos se dice tocar a los umbrales, llamar a la puerta, lo cual se hace cuando hay acontecimientos a la razón…para algún acto desordenado…y así esta parte sensitiva, con todas sus potencias, fuerzas y flaquezas en este estado está ya rendida al espíritu”…y así “dar a entender la quieta paz y segura que tiene el alma que llega a este alto estado”…no porque “estas linfas…en este estado molesten, porque ya están sosegadas…este deseo más es de los que va aprovechando y de los aprovechados, que de los ya perfectos”
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Como figura o molde evangélico tomo aquí al Santo Sepulcro, porque allí la humanidad de Jesús con “todas sus potencias, fuerzas, y flaquezas en este estado está ya rendida al espíritu”, y solo quedan… las flores y rosales que el ámbar perfumea” su alma.
El alma de Jesús va a contemplar la divinidad cara a cara, y Jesús hombre, su humanidad, podría decir solo en semejanza, al modo de Teresa de Jesús:
“Tiróme con una flecha / enarbolada de amor, / y mi alma quedó hecha / una con su criador; / ya yo no quiero otro amor, / pues a mi Dios me he entregado, / que es mi amado para mí / y yo soy para mi Amado”.
Y su alma recordando su unión a la humanidad de Cristo, pudo haber dicho, de algún modo:
“¡Ay, que larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros! / Esta cárcel, estos hierros /en que el alma está metida. / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero”.
Porque la vida mística de toda alma, aún para la de Jesús, no es una vida superpuesta a la vida sensible: es la sublimación, la plenitud de esta vida que se alcanza desde el momento de la real transcendencia. Voy al Padre….+

Nuestros sentidos pueden adentrarse en los dominios del espíritu sin dejar de ser sentidos. Dicho de otra manera: podemos usar de los sentidos en dos direcciones: Por la primera los sentidos nos ponen en relación con un objeto exterior. Por la segunda, los sentidos nos pueden poner en relación con un objeto de una calidad superior a lo que llamamos "materia".

La naturaleza humana debe cambiar, deber ser transfigurada cada vez más por la gracia santificante del Espíritu Santo. La vía de la unión tiene consecuencias corporales, espirituales y cósmicas. Porque el Cuerpo de Cristo, de Pablo, abarca no solo al hombre y a su alma sino a toda la naturaleza cósmica. Esta experiencia mística no se puede comunicar por el lenguaje, aunque sí mostrar por el gozo y la paz interior, viviendo no el pasado ni el futuro, sino el presente. Es una vida plena, respetuosa con los demás y el entorno. Dios eleva al hombre no solo en el alma por la gracia, sino por la perfección que nos pide en el uso de nuestros sentidos y complementa sobre las limitaciones de nuestra naturaleza.
Para ello, los místicos y J. De la Cruz, el último gran místico, que agota las posibilidades de la poesía religiosa y cuya voz lírica es la más pura que jamás haya existido, nos llevan por tres caminos: Vía purgativa: donde el alma se libera de sus pasiones y se purifica de sus pecados.
Vía Iluminativa: donde el alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y la pasión y redención de Cristo.
Vía Unitiva: con una unión gozosa en Dios y que culmina como un “matrimonio espiritual”.
Lo dice Jesús: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mt.5. ocho)

Y para llegar a ello es necesaria esta escalera, cuyos peldaños son: Lectura de la Palabra de Dios que busca la dulzura de la vida bienaventurada; Meditación para entender su mensaje; Oración para convivir en íntima conversación con Dios y, Contemplación que llegue al gozo de haber encontrado en Dios el total y único sentido de nuestra existencia. Es decir: que la Lectura busca, la Meditación encuentra, la Oración la pide y, la Contemplación la gusta.
Para ello contamos con Jesús: “vosotros sois mis amigos”, “os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre” (Jn. 15 14-15)

Y así Dios ha dotado el cuerpo de cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. ¿Nos los ha dado para destruirlos y no usarlos? Dios nos dio los sentidos para que nos sirvan de utilidad, belleza y gozo, pero en sana obediencia y sabiduría de aquello para que los dio, sirviéndole al mismo tiempo que usamos de ellos. Nos dio la vista para que, viendo la perfección de sus obras alabásemos al Criador e imitásemos a las criaturas que obran bien; el oído para recibir de los demás la doctrina necesaria y los consejos útiles; el olfato, para examen de lo que hemos de introducir en nuestro cuerpo y recreo honesto; el gusto, para hacernos más gratos los mantenimientos de la vida y para que percibiésemos una como prueba de los gustos del cielo; el tacto, para la firmeza de las acciones. Nos dio un agradable gusto en el debido ejercicio de todos los sentidos, para que en todas las cosas, que son lícitos objetos de ellas, alabásemos a Dios.
Pero estamos comentando, cómo en el sepulcro muere nuestro hombre viejo y renace el hombre nuevo, y así el amor nos hace usar así de:
La vista: J. de la Cruz nos la lleva por los montes, praderas, ciervos y gamos porque todos nos hablan de lo que más amamos: Dios.
Oído: El que tenga oídos que oiga, dice Jesús después al explicarle la parábola de la Cizaña donde hay un sembrador, el campo, la buena semilla y la cizaña o hijos del maligno. La siega es el fin del mundo. (Mat. 13. 36 43)
Olfato: No atesoréis en la tierra donde la polilla y el orín corroen…. Atesorad, más bien, en el cielo (Mat. 6. 19-.20)
Gusto: Nada más sublime que el Memorial de la Cena: Tomad y comed, tomad y bebed…y como en las bodas de Cana, no hay vino que a este se le pueda igualar.
Tacto: “Entonces les toco los ojos diciendo. Hágase en vosotros según vuestra fe, y se le abrieron los ojos” (Mt. 9. 27-30).
Todo la muerte de los sentidos, es solo en referencia a lo pecaminoso, nadie, como a través de la fe vivida, puede gozar tanto de los regalos y dones con los que obsequia Dios al hombre. Pero “el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3.3).
Con el salmista debemos alegrar el alma por la heredad que nos ha tocado: “Guárdame, Dios mío, pues me refugio en ti. Yo digo al Señor: “Tu eres mi Señor, mi bien solo está en ti”. Ellos, en cambio, veneran a los dioses que hay aquí en la tierra, malditos los que en ellos se complacen. Los que corren tras ellos aumentan sus desgracias. Yo jamás tendré parte en sus cruentos sacrificios, mis labios no pronunciarán jamás su nombre. Señor, tu eres mi copa y mi porción de herencia, tu eres quien mi suerte garantiza. Me han caído las cuerdas en la tierra más fértil, me encanta la heredad que me ha tocado. Yo bendigo al Señor, que me aconseja, hasta de noche mi conciencia me advierte; tengo siempre al Señor en mi presencia, lo tengo en mi derecha y así nunca tropiezo. Por eso se alegra mi corazón, se gozan mis entrañas, todo mi ser descansa bien seguro pues tu no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo fiel baje a la tumba. Me enseñarás el camino de la vida, plenitud de gozo en tu presencia, alegría perpetua a tu derecha” (Sl. 16)
Y no podemos menos de recordar, y acompañar a María viendo al Hijo de Dios colgado de una Cruz:
“Por los pecados del mundo, / vio a Jesús en tan profundo / tormento la dulce Madre. / Vio morir al Hijo amado, / que rindió desamparado / el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!, / hazme sentir tu dolor / para que llore contigo. / Y que, por mi Cristo amado, / mi corazón abrasado /.más viva en él que conmigo”.
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MensajePublicado: Mie Abr 16, 2008 7:20 pm    Asunto: Canción XXXII- Escóndete, carillo
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“Escóndete, carillo, / y mira con tu haz a las montañas, / y no quieras decillo; / más mira las compañas / de la que va por ínsulas extrañas”.

“Después que…han puesto riendas y silencio a las pasiones y potencias del ánima…conviértese la esposa a gozar de su amado al interior recogimiento…donde en gran manera la goza, y tan sabrosas son las cosas….que ella no lo sabe decir ni aún querría decirlo…Y así a ella a solas se lo posee…y así su deseo es que sea muy escondido…con ese deseo le pide cuatro cosas: comunicarse muy adentro…que embista sus potencias con la…grandeza de la divinidad;…que no se quiera ni sepa decir…y que se enamore de las virtudes que él ha puesto en ella”.

“Escóndete, carillo”
“recógete en lo más interior de mi alma, comunicándote a ella escondidamente…ajenas de todos los ojos mortales”

“Y mira con tu haz a las montañas”
“La haz de Dios es la Divinidad y las montañas son las potencias del alma…embiste mi entendimiento dándole inteligencias divinas, y en mi voluntad, dándole y comunicándole el divino amor, y en mi memoria con divina posesión de gloria”, y por eso dice:

“Y no quieras decillo”
“como antes,…que eran de manera que las decías a los sentidos exteriores…porque no eran tan altas y profundas…más ahora son tan sublimes y sustanciales y tan de dentro, que no quieras decírselo a ellos, de manera que sean capaces de ellas, porque la sustancia no se puede comunicar en los sentidos….

“Más mira las compañas”.
“El mirar de Dios es amar; las que aquí llama compañas son la multitud de virtudes y dones y perfecciones y riquezas espirituales del alma…enamorándote de las virtudes y perfecciones que has puesto en mi alma, y en ella te escondas y te detengas…que aunque son tuyas, ya por habérselas dado, también son suyas.

“De la que va por ínsulas extrañas”
“De mi alma que va a ti por extrañas noticias, y por modos y vías extrañas y ajenas de todos los sentidos….es como si dijera: va mi alma a ti por noticias extrañas y ajenas de los sentidos, comunícate tu a ella también tan interior y subidamente que sea ajeno de todos ellos”.
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Benedicto XVI a «Las mujeres al servicio del Evangelio
Su testimonio no puede ser olvidado, según lo que el mismo Jesús dijo sobre la mujer que le ungió la cabeza poco antes de la Pasión: «Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya» (Mateo 26, 13; Marcos 14, 9).

Destaca en particular la Magdalena, que no sólo estuvo presente en la Pasión, sino que se convirtió también en la primera testigo y anunciadora del Resucitado (Cf. Juan 20,1.11-1Cool. Precisamente a María de Mágdala santo Tomás de Aquino dedica el singular calificativo de «apóstola de los apóstoles» («apostolorum apostola»), dedicándole un bello comentario: «Así como una mujer había anunciado al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer fue la primera en anunciar a los apóstoles palabras de vida» («Super Ioannem», editorial Cai, § 2519).

Situar a la Magdalena como modelo de una santidad ascendente, pasando por las tres vías: Purgativa, Iluminativa y Unitiva, es consecuencia lógica al contemplarla a través de su vida desde que conoce a Jesús hasta su plenitud gozosísima al verlo ella, la primera, en el silencio del huerto, resucitado.
Y así dice Lucas
(7. 36´50) Había en la ciudad una mujer pecadora…y al enterarse de que Jesús estaba a la mesa….se puso detrás de él a sus pies, y llorando comenzó a regarlos con sus lágrimas y a enjugarlos con sus cabellos de su cabeza, los besaba y ungía con el perfume

La Magdalena está dando aquí cumplimiento a lo que llamamos Vía purgativa: donde el alma se libera de sus pasiones y se purifica de sus pecados. Jesús había expulsado de ella siete demonios…
Ha “examinado” su conciencia y su vida al recibir de Jesús la liberación de su alma y siente pena, profunda pena y “dolor” en su corazón por su comportamiento, y busca a Jesús, y ante los comensales está siendo reconocida por pecadora, pero arrepentida, lo que ella quiere es no “volver a pecar más”. Y como ella sabe que Jesús “conoce el estado de su alma”, llorando le riega los pies con sus lágrimas. Y oye a Jesús, su divino juez: que le da el perdón: “tus pecados te son perdonados”. Y escucha a Jesús que dice al fariseo que le había invitado a comer: Tu no me pusiste ungüento en la cabeza y esta ha ungido mis pies con perfume. Por lo cual te digo que si ama mucho es porque se le han perdonado sus muchos pecados.
El perfume de los sentidos aquí, es solo el signo del perfume de una dulce y gozosa llama de paz interior de amor de Dios en el corazón que nace ante su “penitencia” pública.

Después dice Lucas ( 8. 1-2): Le acompañaban los doce y algunas mujeres… (entre ellas) María Magdalena, de la que había echado siete demonios”. Ella busca los bienes divinos, alimenta su alma oyendo siempre que le era posible, al Maestro, la Palabra de Dios, en quien ve ya su único Camino, toda la Verdad y su Vida plena de felicidad en la presencia divina del Verbo, el Mesías.
También ella en Betania, a los pies de Jesús, le escucha, le mira queriendo encontrar a través de aquellos ojos del Profeta, del Enviado por el Padre, a la divinidad del Hijo de Dios.. “Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras”…ante las quejas de Marta, el Señor le contestó: Marta, Marta, tu te preocupas y te apuras por muchas cosas, y solo es necesaria una. María ha elegido la parte mejor, y nadie se la quitará.”( Lc. 10. 18-42) Pero es Marta y no María la que ante la muerte de su hermano oye de Jesús: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto? Le contestó: Sí, Señor, yo creo que tu eres el mesías, el hijo de Dios que tenía que venir al mundo (Jn.11.25-27). Marta y María han buscado ardientemente esa vía Iluminativa para alimentarse de los bienes divinos.
Y al pie de la Cruz, allí “estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás y María Magdalena (Jn. 19. 25) porque esta iluminación o vía Iluminativa se consigue con la consideración de los bienes eternos y la pasión y redención de Cristo.
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Es decir, la Magdalena está ya casi en la cumbre de la santidad: Es constante en buscar a Dios como amor único y pleno de sabiduría, es la Vía Iluminativa, donde el alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y la pasión y redención de Cristo.
La Magdalena es citada por Benedicto XV: apóstola de los apóstoles porque el primer día, antes de salir el sol, fue al sepulcro y vio la piedra quitada y fue corriendo a decírselo a Pedro y a Juan…Juan vio y creyó, pues no habían entendido aún las escrituras” (Jn.20 1-10) La Magdalena los lleva a entender, aquí, las Escrituras sobre la resurrección que al parecer nadie había que debía suceder asçio.. Ella se quedó allí y no solo ve a dos Ángeles sino que es la primera que oye a Jesús llamándola, María, y de nuevo se arrojó a sus pies para unirse a la divinidad. Esta es Vía Unitiva: con una unión gozosísima en Dios. Creo que nadie en este mundo ha vivido como ella el sentido de los versos de J. de la Cruz:”. Porque está llena de luz, y así:

“Escóndete, carillo”
“recógete en lo más interior de mi alma, comunicándote a ella escondidamente…
“Y mira con tu haz a las montañas”
“La haz de Dios es la Divinidad y las montañas son las potencias del alma…embiste mi entendimiento dándole inteligencias divinas…
“Y no quieras decillo”
…mas ahora son tan sublimes y sustanciales y tan de dentro…
“Mas mira las compañas”.
…enamorándote de las virtudes y perfecciones que has puesto en mi alma, y en ella te escondas y te detengas…
“De la que va por ínsulas extrañas”
De mi alma que va a ti por extrañas noticias, y por modos y vías extrañas y ajenas de todos los sentidos”….
María vio a Jesús con sus ojos y no lo reconoció. Después el tono de la palabra le hizo ver a Jesús. Esta fue la vía extraña y ajena a los sentidos.
Y así nos lo cuenta (Jn.20.14-1Cool…”se volvió hacia atrás y vio a Jesús allí de pie, pero no sabía que era Jesús” , mantiene una conversación con él y sigue creyendo que era el hortelano, hasta que Jesús le habla por otra vía extraña a los sentidos y entonces comprende el haz de luz que hay en aquellas palabras.
Por otro lado, si Jesús encomienda su madre a Juan y él la recibió como a una madre,; ¿Qué hizo la Magdalena?. Lo más natural es que después de la muerte de Jesús, la Magdalena acompañase a María, conviviese con ella ¿Qué amiga tan del alma dejaría a la madre de Jesús, a la madre del Mesías, sola? De esta forma, por muchos que sean nuestros pecados, si hemos amado mucho, se nos concede convivir no solo con María, en nuestro hogar interior, sino que ella nos lleva constantemente a la intimidad del amor de Dios.
¿Es el cristianismo una religión de místicos? Cristo instituye un Pueblo Santo que busca a Dios en todo quehacer diario desde el arrepentimiento de los pecados y el alimento de la Palabra, hasta la plena unión en su resurrección gozosa y gloriosa, pero pasando por los méritos de su cruz redentora. Y esto es lo que hacemos siempre que asistimos a la conmemoración de su Cena, donde, según la grandeza de nuestra fe y amor, recorremos las tres Vías de la santidad: El Padre nos recibe perdonándonos. Yo pecador… porque este es el Sacramento esencialmente de la reconciliación; el Hijo nos ilumina con sus Profetas y Apóstoles y sobre todo él mismo que es la Palabra; y subimos con Cristo, por él y en él hasta la unión en la divinidad trinitaria, porque nos asume en nuestro pan, nuestro símbolo, él y yo en mi pan, fundiéndonos no solo en este abrazo sino que nos pide: tomad y comed. Y así lo divino es mi alimento en el grado de amor que yo ponga al recibirlo.
Por ello podemos decir a Santa María, Madre de Dios, ante cada Eucaristía:
“Y de tu Hijo, Señora, / divide conmigo ahora / las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar / y de veras lastimar / de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo / en la cruz, donde le veo, / tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!, / llore ya con ansias tantas, /que el llanto dulce me sea.
Porque su pasión y muerte / tenga en mi alma, de suerte / que siempre sus penas vea.

Y como la Magdalena, después de las lágrimas… podamos oír a Cristo-Luz que con amor pronuncia nuestro nombre.
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Agustin Sanchez Diaz
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 9:06 pm    Asunto: Canción XXXIII- La blanca palomica
Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
Responder citando

“La blanca palomica / al arca con el ramo se ha tornado, / y ya la tortolita / al socio deseado / en las riberas verdes ha hallado”.

“la esposa “ Canta la buena dicha que ha tenido en hallar a su esposo en esta unión…y da a entender el cumplimiento y deseos suyos y deleite y refrigerio que en él posee”, y así dice:

“la blanca palomica”
…por la blancura y limpieza que ha recibido de la gracia que ha hallado en Dios”…porque así como la paloma que salió del arca de Noé se volvió a ella con un ramo…en señal de la misericordia de Dios en la cesación de las aguas… así esta tal alma que salió del arca de la omnipotencia de Dios…andando por las aguas del diluvio de los pecados…vuelve al arca del pecho de su creador”.

“Y ya la tortolica / al socio deseado / en las riberas verdes ha hallado”.
“Es de saber que de tortolica se escribe, que cuando no halla al consorte, ni se asienta en ramo verde ni bebe el agua clara, ni fría ni se pone debajo de sombra, ni junta con otras aves…con el esposo ya goza de todo esto…porque ha de querer carecer de todo deleite…no queriendo reposar en nada, gimiendo por la soledad de todas las cosas hasta hallar a su esposo”…Y…antes de que llegase a este estado anduvo…buscando al amado como la tortolilla, no hallando ni queriendo hallar consuelo ni refrigerio sino solo en él”…y el esposo canta aquí “ que ya la tortolita, al socio deseado en las riberas verdes ha hallado”… ya se sienta en ramo verde, deleitándose en su amado; ya bebe el agua clara de subida contemplación y sabiduría de Dios; y se pone debajo de la sombra de su amparo y favor…y como en el Cantar dice: Debajo de la sombra de aquel que había deseado me asenté, y su fruto es dulce a mi garganta”.

Si la Magdalena ha llegado a sentir, ver y gozar de la gloria de la gozosa resurrección, ¿Qué ha sucedido en el alma de Pedro y Juan? Han renacido por la resurrección como Pedro escribirá después: “Dios, Padre…nos ha hecho renacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos a una vida, a una herencia incorruptible. / I Ptr. 1-4)
Esta carta de Pedro ha atraído el interés de cuantos han mirado su fe con seriedad, porque describe la acción de Dios y el ser específico del cristiano. Jesucristo “al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto; por el que os alegráis con un gozo inenarrable”. (v.Cool Y ello porque: “elegidos por designio de Dios Padre para ser santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre” (v.2).
Es algo que me pregunto con frecuencia, ¿cuanto afirma la Palabra de Dios, es solo para un grupito muy reducido de cristianos o es para todo el pueblo de Dios? No hay duda, es para todo el Pueblo: “Acercaos a él como piedra viva…disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo” (I Ptr. 2. 4-5). “Poned toda vuestra esperanza en la gracia…no viváis conforme a las pasiones…antes al contrario, sed santos en toda vuestra vida…comportaos respetuosamente mientras estáis de paso en este mundo” (1. 13-17). “Amaos entrañablemente unos a otros, como quien ha nacido de nuevo” (v.22-23).”Pues todo mortal es hierba, toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra del Señor permanece parea siempre” (v.24)
¿Qué cristiano que frecuenta la Eucaristía en todas las Naciones no siente estos sentimientos de no vivir según las pasiones sino según la gracia y el amor de Dios?
Ese es el pueblo santo, esta es ya la santidad adquirida por la sangre de Cristo, o ¿tan escaso fruto se ha conseguido de la redención?

J. de Cruz nos describe a todos así: “la blanca palomica”…por la blancura y limpieza que ha recibido de la gracia que ha hallado en Dios”…porque así como la paloma que salió del arca de Noé se volvió a ella con un ramo…en señal de la misericordia de Dios en la cesación de las aguas… así esta tal alma que salió del arca de la omnipotencia de Dios…andando por las aguas del diluvio de los pecados…vuelve al arca del pecho de su creador”.
Por ello cantamos: ¡Qué alegría, vamos a la casa del Señor! Te conocimos, Señor, al partir el pan.
Pedro nos dice a todos: “Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a la luz maravillosa” (I Ptr. 2.9) “Comportaos como hombres libres, pero sin usar la libertad como pretexto para encubrir la malicia, sino obrando como siervos de Dios” (v.16)

¿Quien de los que recibimos el pan no quiere ser así? Por poco que sintamos sabemos que “él, que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados. Pues erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas” (v.24-25)
Lo importante no es el adorno exterior…sino el interior, que radica en la integridad de un alma dulce y apacible, eso es lo que tiene valor ante Dios” ( I Ptr. 3-4) Es decir, que ni lo que percibo por los sentidos es fundamental para esa integridad del alma, y necesitamos de tu voz, de tu Palabra, para que así, aún a través de ellos, pueda buscarte y verte a ti en todas las cosas.
“Vivid todos unidos en armonía. Sed compasivos, fraternales, misericordiosos, humildes, no devolváis mal por mal ni injuria por injuria” (3. 8-9). ¿Todo un programa de santidad para todos los bautizados y almas en gracia de Dios que le aman, y que él nos hace pueblo de su propiedad?
Cuando el Sacerdote nos dice: la bendición de Dios descienda sobre vosotros, ¿si Dios no nos ha perdonado en ese Sacramento de la reconciliación, Sacramento de amor y de unión, como voy a recibir su bendición?
Podéis ir en paz: ¿Si tu ,Dios mío, no haces las paces conmigo en este Sacramento de la Redención, de qué paz se habla aunque la haya hecho yo con mis hermanos presentes? ¿Aquí eres tu el único que no perdona?
Pedro prosigue: “El que está dispuesto a sufrir en su carne, ha roto con el pecado” (4.1) Esta es nuestra Vía purgativa: donde el alma se libera de sus pasiones y se purifica de sus pecados. Más adelante en su segunda carta nos dice: “debéis esforzaros en añadir a vuestra fe virtud, a la virtud ciencia, a la ciencia templanza, a la templanza paciencia, a la paciencia piedad, a la piedad cariño fraterno, pues si estas virtudes se encuentran en vosotros y van en aumento, no permaneceréis ociosos y estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Es decir, la Vía iluminativa alimentada con la práctica de las virtudes cristianas y la oración que culmina como finalidad última: “Hemos entrado en posesión de las más ricas y preciosas promesas para hacernos así partícipes de la naturaleza divina” (II Ptr.14) Es la Vía contemplativa, participando de esa naturaleza por el bautismo y la participación penitencial en la Eucaristía: por él, con él y en él.

La primera Carta de Juan, escrito también contradictorio, como las cartas de Pedro, pertenecen a los Libros sagrados, y en ella Juan nos enseña: 1) a no pecar por exigencia de “filiación divina”.2) La oración nos impulsa a la permanencia en las verdades fundamentales y 3) a la certeza de poseer la vida porque no solo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Es decir, traza el camino cristiano de la purificación, el alimento espiritual y todo para conseguir la vida por filiación divina; teniendo todo como base el valor expiatorio de su muerte donde Juan se basa para nuestra exigencia ético moral, puesto que al decir que Dios es la luz, nos lleva a vivir en la luz, al presumir del conocimiento de Cristo celeste nos lleva a convivir en correspondencia con él luchando siempre con nuestra condición pecadora.

Para Juan, en su primera Carta, que es un testimonio del amor a los hermanos, la base es “la palabra de la vida…damos testimonio de ella y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre”. (1.v. 1-2) Dios es luz y en él no hay tinieblas…la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica” (1.v.7
Jesús es el ramo de olivo, la palabra de vida traída al arca para anunciarnos que la vida eterna está junto al Padre que es luz con la que se acaban las tinieblas sobre nuestras almas como las aguas terminaron de cubrir la tierra, y que han brotado otras riberas verdes, regadas por las aguas cristalinas de la fuente divina de su costado que nos purifica para nuestro verdadero deleite y refrigerio.

“No améis al mundo y lo que hay en él…las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del Padre, sino del mundo. (2.v 15-16) Haced que la unción que habéis recibido de él permanezca…la unción…enseña todas las cosas. (2.v.27) Mirad qué gran amor…al hacer que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos de verdad. (3. V.1) …

Y así, el alma ya se sienta en ramo verde, árbol verde se llama a sí Cristo camino del calvario. Y de su dolor, la cruz para el mundo leño seco, para nosotros único árbol de vida, podamos deleitarnos mediante la unción que hemos recibido en él, viviendo y conociendo el sentido de todas las cosas, y así ya beber el agua clara de la vida contemplando sus ojos que son sabiduría de Dios al ponernos debajo de la sombra de su amparo y favor…y como en el Cantar dice: debajo de la sombra de aquel que había deseado me asenté, y su fruto es dulce a mi garganta”. El cristiano está al pie de su cruz.

Dios es amor, y el que está en el amor está en Dios y Dios en él. (4.v.16) Nosotros amamos porque nos amó él primero. (4.v. 18-19)
El que cree que Jesús es el mesías, ha nacido de Dios. (5.v.1) ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios? El que tiene al Hijo, tiene la vida. (5.v. 12) Guardaos de los falsos dioses. (5. V.21).

La gran prueba de amor a Dios, su termómetro visible no está solo en el gozo espiritual y alta contemplación, porque San Juan así nos lo dice: Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve. Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ame a Dios, ame también a su hermano. (4.v. 20-21) porque todos vamos en la misma Arca.
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Tema: Pensamientos sobre la Virgen María
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“La blanca palomica / al arca con el ramo se ha tornado, / y ya la tortolita / al socio deseado / en las riberas verdes ha hallado”.

“la esposa “ Canta la buena dicha que ha tenido en hallar a su esposo en esta unión…y da a entender el cumplimiento y deseos suyos y deleite y refrigerio que en él posee”, y así dice:

“la blanca palomica”
…por la blancura y limpieza que ha recibido de la gracia que ha hallado en Dios”…porque así como la paloma que salió del arca de Noé se volvió a ella con un ramo…en señal de la misericordia de Dios en la cesación de las aguas… así esta tal alma que salió del arca de la omnipotencia de Dios…andando por las aguas del diluvio de los pecados…vuelve al arca del pecho de su creador”.

“Y ya la tortolica / al socio deseado / en las riberas verdes ha hallado”.
“Es de saber que de tortolica se escribe, que cuando no halla al consorte, ni se asienta en ramo verde ni bebe el agua clara, ni fría ni se pone debajo de sombra, ni junta con otras aves…con el esposo ya goza de todo esto…porque ha de querer carecer de todo deleite…no queriendo reposar en nada, gimiendo por la soledad de todas las cosas hasta hallar a su esposo”…Y…antes de que llegase a este estado anduvo…buscando al amado como la tortolilla, no hallando ni queriendo hallar consuelo ni refrigerio sino solo en él”…y el esposo canta aquí “ que ya la tortolita, al socio deseado en las riberas verdes ha hallado”… ya se sienta en ramo verde, deleitándose en su amado; ya bebe el agua clara de subida contemplación y sabiduría de Dios; y se pone debajo de la sombra de su amparo y favor…y como en el Cantar dice: Debajo de la sombra de aquel que había deseado me asenté, y su fruto es dulce a mi garganta”.

Si la Magdalena ha llegado a sentir, ver y gozar de la gloria de la gozosa resurrección, ¿Qué ha sucedido en el alma de Pedro y Juan? Han renacido por la resurrección como Pedro escribirá después: “Dios, Padre…nos ha hecho renacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos a una vida, a una herencia incorruptible. / I Ptr. 1-4)
Esta carta de Pedro ha atraído el interés de cuantos han mirado su fe con seriedad, porque describe la acción de Dios y el ser específico del cristiano. Jesucristo “al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto; por el que os alegráis con un gozo inenarrable”. (v.Cool Y ello porque: “elegidos por designio de Dios Padre para ser santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre” (v.2).
Es algo que me pregunto con frecuencia, ¿cuanto afirma la Palabra de Dios, es solo para un grupito muy reducido de cristianos o es para todo el pueblo de Dios? No hay duda, es para todo el Pueblo: “Acercaos a él como piedra viva…disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo” (I Ptr. 2. 4-5). “Poned toda vuestra esperanza en la gracia…no viváis conforme a las pasiones…antes al contrario, sed santos en toda vuestra vida…comportaos respetuosamente mientras estáis de paso en este mundo” (1. 13-17). “Amaos entrañablemente unos a otros, como quien ha nacido de nuevo” (v.22-23).”Pues todo mortal es hierba, toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra del Señor permanece parea siempre” (v.24)
¿Qué cristiano que frecuenta la Eucaristía en todas las Naciones no siente estos sentimientos de no vivir según las pasiones sino según la gracia y el amor de Dios?
Ese es el pueblo santo, esta es ya la santidad adquirida por la sangre de Cristo, o ¿tan escaso fruto se ha conseguido de la redención?

J. de Cruz nos describe a todos así: “la blanca palomica”…por la blancura y limpieza que ha recibido de la gracia que ha hallado en Dios”…porque así como la paloma que salió del arca de Noé se volvió a ella con un ramo…en señal de la misericordia de Dios en la cesación de las aguas… así esta tal alma que salió del arca de la omnipotencia de Dios…andando por las aguas del diluvio de los pecados…vuelve al arca del pecho de su creador”.
Por ello cantamos: ¡Qué alegría, vamos a la casa del Señor! Te conocimos, Señor, al partir el pan.
Pedro nos dice a todos: “Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a la luz maravillosa” (I Ptr. 2.9) “Comportaos como hombres libres, pero sin usar la libertad como pretexto para encubrir la malicia, sino obrando como siervos de Dios” (v.16)

¿Quien de los que recibimos el pan no quiere ser así? Por poco que sintamos sabemos que “él, que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados. Pues erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas” (v.24-25)
Lo importante no es el adorno exterior…sino el interior, que radica en la integridad de un alma dulce y apacible, eso es lo que tiene valor ante Dios” ( I Ptr. 3-4) Es decir, que ni lo que percibo por los sentidos es fundamental para esa integridad del alma, y necesitamos de tu voz, de tu Palabra, para que así, aún a través de ellos, pueda buscarte y verte a ti en todas las cosas.
“Vivid todos unidos en armonía. Sed compasivos, fraternales, misericordiosos, humildes, no devolváis mal por mal ni injuria por injuria” (3. 8-9). ¿Todo un programa de santidad para todos los bautizados y almas en gracia de Dios que le aman, y que él nos hace pueblo de su propiedad?
Cuando el Sacerdote nos dice: la bendición de Dios descienda sobre vosotros, ¿si Dios no nos ha perdonado en ese Sacramento de la reconciliación, Sacramento de amor y de unión, como voy a recibir su bendición?
Podéis ir en paz: ¿Si tu ,Dios mío, no haces las paces conmigo en este Sacramento de la Redención, de qué paz se habla aunque la haya hecho yo con mis hermanos presentes? ¿Aquí eres tu el único que no perdona?
Pedro prosigue: “El que está dispuesto a sufrir en su carne, ha roto con el pecado” (4.1) Esta es nuestra Vía purgativa: donde el alma se libera de sus pasiones y se purifica de sus pecados. Más adelante en su segunda carta nos dice: “debéis esforzaros en añadir a vuestra fe virtud, a la virtud ciencia, a la ciencia templanza, a la templanza paciencia, a la paciencia piedad, a la piedad cariño fraterno, pues si estas virtudes se encuentran en vosotros y van en aumento, no permaneceréis ociosos y estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Es decir, la Vía iluminativa alimentada con la práctica de las virtudes cristianas y la oración que culmina como finalidad última: “Hemos entrado en posesión de las más ricas y preciosas promesas para hacernos así partícipes de la naturaleza divina” (II Ptr.14) Es la Vía contemplativa, participando de esa naturaleza por el bautismo y la participación penitencial en la Eucaristía: por él, con él y en él.

La primera Carta de Juan, escrito también contradictorio, como las cartas de Pedro, pertenecen a los Libros sagrados, y en ella Juan nos enseña: 1) a no pecar por exigencia de “filiación divina”.2) La oración nos impulsa a la permanencia en las verdades fundamentales y 3) a la certeza de poseer la vida porque no solo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Es decir, traza el camino cristiano de la purificación, el alimento espiritual y todo para conseguir la vida por filiación divina; teniendo todo como base el valor expiatorio de su muerte donde Juan se basa para nuestra exigencia ético moral, puesto que al decir que Dios es la luz, nos lleva a vivir en la luz, al presumir del conocimiento de Cristo celeste nos lleva a convivir en correspondencia con él luchando siempre con nuestra condición pecadora.

Para Juan, en su primera Carta, que es un testimonio del amor a los hermanos, la base es “la palabra de la vida…damos testimonio de ella y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre”. (1.v. 1-2) Dios es luz y en él no hay tinieblas…la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica” (1.v.7
Jesús es el ramo de olivo, la palabra de vida traída al arca para anunciarnos que la vida eterna está junto al Padre que es luz con la que se acaban las tinieblas sobre nuestras almas como las aguas terminaron de cubrir la tierra, y que han brotado otras riberas verdes, regadas por las aguas cristalinas de la fuente divina de su costado que nos purifica para nuestro verdadero deleite y refrigerio.

“No améis al mundo y lo que hay en él…las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del Padre, sino del mundo. (2.v 15-16) Haced que la unción que habéis recibido de él permanezca…la unción…enseña todas las cosas. (2.v.27) Mirad qué gran amor…al hacer que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos de verdad. (3. V.1) …

Y así, el alma ya se sienta en ramo verde, árbol verde se llama a sí Cristo camino del calvario. Y de su dolor, la cruz para el mundo leño seco, para nosotros único árbol de vida, podamos deleitarnos mediante la unción que hemos recibido en él, viviendo y conociendo el sentido de todas las cosas, y así ya beber el agua clara de la vida contemplando sus ojos que son sabiduría de Dios al ponernos debajo de la sombra de su amparo y favor…y como en el Cantar dice: debajo de la sombra de aquel que había deseado me asenté, y su fruto es dulce a mi garganta”. El cristiano está al pie de su cruz.

Dios es amor, y el que está en el amor está en Dios y Dios en él. (4.v.16) Nosotros amamos porque nos amó él primero. (4.v. 18-19)
El que cree que Jesús es el mesías, ha nacido de Dios. (5.v.1) ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios? El que tiene al Hijo, tiene la vida. (5.v. 12) Guardaos de los falsos dioses. (5. V.21).

La gran prueba de amor a Dios, su termómetro visible no está solo en el gozo espiritual y alta contemplación, porque San Juan así nos lo dice: Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve. Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ame a Dios, ame también a su hermano. (4.v. 20-21) porque todos vamos en la misma Arca.
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