EL CIELO

[Ángel S. Gutiérrez Moreno]

¿Y qué decir de los que se salvan? ¿Verán a Dios tal cual es? Dios es infinito en todas sus perfecciones sin efecto ni límite. Y el hombre es limitado. Bien es verdad que "seemos semejantes a Él", pero ser semejante no es ser iguales. También es verdad que "aún no se ha manifestado lo que seremos". Nuestros límites actuales serán ensanchados enormemente, pero hasta un límite.
En mi oipinión, el grado de gracia con el que lleguemos al final de nuestra vida será el coeficiente de aceleración con el que comenzaremos a descubrir a Dios. Con este mismo coeficiente de aceleración, proseguiremos conociendo más y más a dios durante toda la eternidad, de modo que, en cada momento, poseeremos un mayor conocimiento de Dios. Si esto fuera así, muchos hambres y mujeres que murieron antiguamente podrán ser sobrepasados en el conocimiento de Dios por otros que lo hagan más recientemente, merced a un mayor coeficiente de aceleración, con un mayor grado de santidad.
¿Pero podremos conocer a Dios totalmente tal cómo es? mi respuesta, meditada durante años, es no. Para que el cielo sea una felicidad perfecta, debe ser progresiva, y no lo sería si llegáramos a un estancamiento en el conocimiento y amor de Dios. El amor crecerá a la medida en que crezca el conocimiento, y el crecimiento del amor tendr´´ia el fin de su progresión en el momento en que el conocimiento de la Majestad inde Dios llegara a su plenitud. Pienso. pues, que conoceremos y amaremos a Dios progresivamente y que este progreso vendrá dado por el grado de santidad que alcancemos en el momento de la muerte.
La salvación del hombre es obra primordial de Dios, que,contando con la colaboración de la libertad humana, le da los medios suficientes y sobreabundantes para que alcance la eterna salvación. Del aprovechamiento de las gracias recibidas deviene necesariamente, por puro don divino, la salvación prometida a los que obran el bien. Porque nadie, con todas sus fuerzas, merece el cielo. Dios lo da a los que le aman.
ANSETIER

[Agustin Sanchez Diaz]

El cielo, respuesta
Otra personal opinión:
Humanamente y con el don de razonar, cuanto expone es sumamente interesante, y no puedo opinar si es posible o irreal. Pero nada añade ni quita a mi fe en el mensaje de Jesús.
Se dice en tono de burla que los creyentes nos pasaremos la eternidad solo mirando a Dios, y eso es aburrido.
Pero si en el concepto de vida eterna incluimos en Dios, ir conociendo cada uno de los átomos, moléculas, células de todos los seres vivos, personas y plantas, en su formación y reproducción tan complicada y perfectísima, como conocer los seres inanimados que forman todos los astros y mundos posibles en la inmensidad del cosmos con miles de millones de galaxias, y conocerlas desde sus orígenes y formación, y en consecuencia, ir adquiriendo pleno conocimiento de “todo”, aún para el no creyente, ya sería atractivo ese cielo.
Y si así de inmenso es lo creado, ¿cómo de inmenso será su Creador? Vd. lleva razón, Dios es infinito y con nuestra mente limitada jamás lo podremos aprehender y de ahí su lógica que eternamente iremos descubriendo en él su grandeza, sin límite de temporalidad.
Yo creo que el réprobo, el que libremente ha elegido su distanciamiento de Dios, después de esta vida no podrá esencialmente ni tender a la felicidad. Será en su elección en el tiempo para la eternidad, un consciente vacío, un adentrarse en la angustia vital, una pendiente irreversible hacia la profundidad sin fin de su cognoscitiva huida del Bien, estará suspenso en el anihilamiento de su espacio de felicidad, será la ausencia de toda complacencia, “llanto y crujir de dientes” lo define Jesús con dolor. Es un infierno.
Por el contrario el cielo no será un consciente vacío, pues Dios en sí y su creación visible y no visible llenarán eternamente nuestra apetencia de felicidad y saber.
No será angustia vital porque es la casa del Padre donde el amor es ya pleno y no como aquí mezclado con tanta miseria y sufrimiento.
No será una cognoscitiva huida del Bien porque seremos Cristo resurrección y la Vida así poseída hace inviable la desesperación.
No estaremos en un espacio de anihilamiento porque aún para nuestro cuerpo glorificado no habrá distancias ni fronteras, moraremos en Dios que además de su Reino llena nuestros espacios infinitos.
No será ausencia de toda complacencia porque en Dios está la Vida en él increada y toda felicidad de la vida creada.
Seremos como Ángeles, sin ninguna de nuestras ataduras y exigencias corporales.

VOY A PREPARAROS UN LUGAR EN LA CASA DEL PADRE