Cipriano nos explica

[Orpam Saretnoc Laverz]

Es un tema que ya abrí antes, no sólo ahora sino hace un tiempo, que he leído en varios puntos y también en algunos aquí. Pero es un tema que conviene tener claro, creo. Dice Cipriano: "Qué telaraña para el alma, qué moho para el pensamiento, qué herrumbre para el corazón, envidiar en otros, o su virtud, o su felicidad, es decir, odiar en él o sus méritos, o los beneficios divinos, convertir en mal precisamente el bien ajeno. Los otros males tienen un término o cada sentimiento delictuoso, una vez cumplido el delito, se aplaca... pero la envidia no tiene término; es un mal siempre vivo, un pecado sin fin".
Son palabras que definen bien, pienso, la mezquindad de este pecado. Creo que hemos de pedir a Dios que nos libre de semejante tentación, que además no creamos que no abunda. ¿Lo afirmáis?
Orpam Saretnoc Laverz