Reconciliados con los demás: ser personas de unión y no de

[Orpam Saretnoc Laverz]

Ser personas de unión y no de división, quería añadir en el título del tema.
Amigos, en un grupo se trató sobre esto:

Ver en los demás a un hermano/hermana
"Un rabino hacía a sus alumnos la siguiente pregunta:
¿Cómo podéis distinguir cuándo termina la noche y empieza el día?
El primer discípulo respondió:
Cuando a lo lejos puedes distinguir un perro de una oveja.
No- dijo el rabino.
Otro discípulo aventuró su respuesta:
Cuando puedes distinguir una palmera de una higuera.
No -replicó el maestro.
¿Cuándo entonces?, preguntaron a coro los discípulos.
Cuando puedes mirar el rostro de una persona y reconocer en ella a un hermano. Mientras eso no sucede es todavía de noche en tu corazón".

¡No está nada mal! ¿verdad amigos míos? ¿Qué decís vosotros?
Orpam Saretnoc Laverz

[Julio Orellana]

Entre mis apuntes encontré esto:

El Perdón de Dios se hace Visible en la Iglesia.

Jesús con su muerte y resurrección, venció el pecado. La Iglesia cumple la mision de perdonar los pecados a traves del Sacramento del Bautismo y el Sacramento de la Reconciliación.
En un principio era tan fuerte la conciencia de la nueva vida que emprendía el bautizado que no pensaba en otra forma de perdón.
Pero la verdad mostró que los bautizados, a pesar de haberse comprometido seriamente con Cristo, se apartaban de su opción por el Reino y tenían mucho de que pedir perdón.
En una familia, si se ha ofendido a los hermanos, se ofende también al Padre, pero no basta pedir perdón al padre, pedimos perdón al hermano.
Cada vez que pecamos ofendemos no solo a Dios, sino a toda su familia. Nuestros pecados dañan a la iglesia, la oscurecen, la debilitan...
O estamos a favor o en contra del Reino.

Papini escribió alguna vez:

"Quién no se da a sí mismo es como si no diese nada.
Solo aquel que se entrega todo él y no quiere nada a cambio es una misma cosa con el hermano, entra sin dificultad en las almas más cerradas, se le entiende y entiende él mismo sin palabras...
Solo quien se ha ofrecido a Dios consigue, por amorosa obediencia, entregarse a los demás.

Tan profundo que me hizo llorar
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"Mi Padre recibe honor cuando ustedes dan mucho fruto y llegan a ser verdaderos discípulos míos".