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La noche oscura

 
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Autor Mensaje
pepe82
Veterano


Registrado: 20 Sep 2006
Mensajes: 1795
Ubicación: México

MensajePublicado: Jue Mar 08, 2007 5:04 pm    Asunto: La noche oscura
Tema: La noche oscura
Responder citando

Este es un poema de San Juan de la Cruz.

Léanlo despacio Smile

Que Dios los bendiga!

Cita:

La noche oscura


Canciones del alma que se goza de haber llegado al
alto estado de la perfección, que es la unión con Dios,
por el camino de la negación espiritual.

En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

San Juan de la Cruz. Noche Oscura

_________________

Smile "Altísimo, Omnipotente, Buen Señor..."
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
Mensajes: 3567
Ubicación: Buenos Aires, Argentina.

MensajePublicado: Vie Mar 09, 2007 5:50 pm    Asunto:
Tema: La noche oscura
Responder citando

De la mística Javiera del Valle (1856-1930), española, del Decenario del Espiritu Santo, día octavo.

«(...)se propone arrancar de nosotros las tres virtudes teologales. Pero donde va directamente a poner el blanco es en la fe, porque conseguida esta, fácil cosa le es conseguir las otras dos; porque la fe es como el fundamento donde se levanta todo el edificio espiritual, que es lo que él quiere y desea y pretende destruir.
Dios entonces calla; no le impide su intento, antes prepara los caminos para que sea más ruda la batalla.
Y también tiene en ello sus fines, porque el prepararle los caminos es para dejarle en la batalla confundido, burlado y derrotarlo con la más completa derrota, y salgamos nosotros vencedores de esta batalla y quedemos invencibles en lo por venir.
Cuando Satanás ya se acerca a la pelea, lo primero que echamos de menos es la luz clara y hermosa que nos había Dios dado, para con ella conocer la verdad.
La escuela [del Espíritu Santo] se cierra; la memoria y la razón por la fuerza del dolor y sentimiento que el alma tiene, parece que se ha perdido.
¡Pobre alma! Quiere buscar a su Dios, y no sabe. Le quiere llamar, y no puede articular palabra. Todo se le ha olvidado; con tan profunda pena, se siente sola, sin compañía ninguna.
¿A qué compararé yo este estado? Nada hallo, si no es a esas noches de verano, en que se levantan de repente esos nublados tan fuertes y horribles, que por su oscuridad tenebrosa nada se ve, sino relámpagos que asustan, truenos que dejan a uno temblando, aires huracanados, que recuerdan la justicia de Dios al fin del mundo, el granizo y piedra, que parece todo lo va a destruir.
No hallo a que poderlo comparar: sola, sin su Dios, siente venir a ella como un ejército furioso, que la gritan que está engañada, que no hay Dios, y la cercan por todas partes, llenos de retórica que la dan conferencias, sin ella quererlo, pero no la dejan un punto, y con razonamientos tan fuertes y violentos, que a la fuerza la quieren hacer creer que no hay Dios, y con horribles bocachadas, que no hay el tal Dios a quien ella busca, y como con poder sobre las potencias para no poder ni discurrir ni creer otra cosa si no es aquello que a la fuerza y más que a la fuerza quieren hacer entender y creer a uno que nada más se crea lo que ellos dicen, y a ninguna otra cosa más se crea.
(...)En esta tan inmensa y como infinita pena, allá a lo lejos y como una cosa que se soñó y que no se sabe que se ha soñado, se acuerda de la Iglesia y del amor que a ella debemos tener, y este recuerdo, como cuando a uno le ha faltado el conocimiento, y al volverle quiere hablar y habla como entrecortadas palabras, así el alma sin voz, y tartamudeando, como que atinó a decir: me uno a las creencias todas de mi madre la Iglesia y no quiero creer ninguna cosa más.
Y sin poder decir más, ni hablar, ni entender así pasé meses y meses hasta pasados dos años.
Tenía dieciocho años cuando esto pasó por mí, y cuando tanto yo sufría y lloraba sin consuelo la pérdida de mi fe, he aquí que amaneció para mí el día claro y hermoso.
Y así como yo, sin saber nada, en este estado me vi que me metieron, también ahora vi y sentí que de él me sacaron.»
_________________

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Adrián Castillo Salinas
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Registrado: 16 Feb 2007
Mensajes: 18

MensajePublicado: Jue Mar 15, 2007 10:14 pm    Asunto: La noche oscura
Tema: La noche oscura
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Tengo mis ojos cegados,
mi entendimiento abrumado
que esta noche no pase por mi
sin ser guiado por tu mano.
_________________
ACS
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Alondra
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Registrado: 06 Mar 2007
Mensajes: 54

MensajePublicado: Mar Mar 27, 2007 2:56 am    Asunto: La noche oscura
Tema: La noche oscura
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Leei tiempo atrás la noche oscura de San Juan de la Cruz y que también la tuvo Santa Teresa de Avila y muchos santos. Su descripción la encuentro terrible, esa soledad, sequedad y sufrimiento intenso del alma, un buscar y no encontrar.

A los santos les ha tocado sufrir esto, Dios lo permite y les da la fuerza para soportarlo. Estoy completamente convencida y tengo mi confianza en El, que a mi nunca me pasará pues el Señor conoce mi debilidad y fragilidad y no cesa de darme lo que necesito. Nunca me dará una noche oscura. Así lo creo y espero.
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
Mensajes: 3567
Ubicación: Buenos Aires, Argentina.

MensajePublicado: Mar Mar 27, 2007 12:48 pm    Asunto: Re: La noche oscura
Tema: La noche oscura
Responder citando

Alondra escribió:
Leei tiempo atrás la noche oscura de San Juan de la Cruz y que también la tuvo Santa Teresa de Avila y muchos santos. Su descripción la encuentro terrible, esa soledad, sequedad y sufrimiento intenso del alma, un buscar y no encontrar.

A los santos les ha tocado sufrir esto, Dios lo permite y les da la fuerza para soportarlo. Estoy completamente convencida y tengo mi confianza en El, que a mi nunca me pasará pues el Señor conoce mi debilidad y fragilidad y no cesa de darme lo que necesito. Nunca me dará una noche oscura. Así lo creo y espero.


Quien no tiene la gracia de pasarla aquí, la tiene que pasar en el purgatorio, y allí es incomparablemente más terrible.
_________________

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pepe82
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Registrado: 20 Sep 2006
Mensajes: 1795
Ubicación: México

MensajePublicado: Mar Mar 27, 2007 6:58 pm    Asunto: Re: La noche oscura
Tema: La noche oscura
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Hermanita Alondra, ten por seguro que si el Señor llega a darte esta gracia, será lo mejor para tí y te dará lo necesario para sobrellevarla.

No podemos tener la certeza de si recibiremos cierta gracia o no. Sólo Dios sabe lo que nos tiene preparado. Y bendito sea por ello.

Mientras tratamos con todas nuestras fuerzas de servirle y agradarle, nos abandonamos en sus manos misericordiosas y que sea lo que El quiera.
_________________

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Alondra
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Registrado: 06 Mar 2007
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MensajePublicado: Dom Abr 01, 2007 3:54 am    Asunto: PEPE 82
Tema: La noche oscura
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oKEY, pEPE, AMEN A LO QUE DICES. TIENES RAZON, MAS AUN CUANDO TAMBIEN SOY FANS DEL SGDO. CORAZON DE JESUS. CONTINUAMENTE DIGO LA JACULATORIA, JESUS, EN TI CONFIO. LO QUE DIOS QUIERA, ESA ES LA RESPUESTA PARA TODO Y ELLO SIEMPRE NOS DARA PAZ. GRACIAS. Smile
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Alondra
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Registrado: 06 Mar 2007
Mensajes: 54

MensajePublicado: Dom Abr 01, 2007 4:23 am    Asunto:
Tema: La noche oscura
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eSTE ES UN APORTE MUY INTERESANTE SOBRE EL TEMA QUE NO SE SI POR LO LARGO LO PUBLICARAN. ES UNA MEDITACION DEL PADRE CANTALAMESSA, EL PREDICADOR DEL PAPA JUAN PABLO II Y AHORA DE BENEDICTO.



"Aunque camine por un valle oscuro
Un día, Francisco de Asís exclamó: «Carlo emperador, Orlando y Oliviero, todos los paladines y bravos guerreros que fueron valientes en los combates, persiguiendo a los infieles con mucho sudor y fatiga hasta la muerte, lograron sobre ellos una gloriosa y memorable victoria, y por último estos santos mártires cayeron en batalla por la fe de Cristo. Pero hay muchos que, sólo narrando sus gestas, quieren recibir honor y gloria de los hombres» [1].
En una de sus Admoniciones, el santo explicó lo que había querido decir con aquellas palabras: «Es una gran vergüenza para nosotros, siervos del Señor, el hecho de que los santos actuaron con los hechos y nosotros, relatando y predicando las cosas que ellos hicieron, queramos recibir honor y gloria» [2]. Estas palabras me vienen a la memoria como una austera señal en el momento en que me dispongo a ofrecer la segunda meditación sobre la santidad de Madre Teresa de Calcuta.

1. En la oscuridad de la noche
¿Qué ocurrió después de que Madre Teresa diera su «sí» a la inspiración divina que la llamaba a dejar todo para ponerse al servicio de los más pobres entre los pobres? El mundo ha conocido bien lo que sucedió en torno a ella –la llegada de las primeras compañeras, la aprobación eclesiástica, el vertiginoso desarrollo de sus actividades caritativas--, pero hasta su muerte, nadie ha sabido lo sucedió dentro de ella.
Lo han revelado los diarios personales y las cartas a su director espiritual, hechas públicas con ocasión del proceso de beatificación: «Con el inicio de su nueva vida al servicio de los pobres, una opresiva oscuridad vino sobre ella» [3]. Bastan algunos breves fragmentos para dar una idea de la densidad de las tinieblas en las que se encontró:
«Hay tanta contradicción en mi alma, un profundo anhelo de Dios, tan profundo que hace daño, un sufrimiento continuo –y con ello el sentimiento de no ser querida por Dios, rechazada, vacía, sin fe, sin amor, sin entusiasmo... El cielo no significa nada para mí, me parece un lugar vacío» [4].
No ha sido difícil reconocer inmediatamente en esta experiencia de Madre Teresa un caso clásico de lo que los estudiosos de la mística, detrás de San Juan de la Cruz, suelen llamar la noche oscura del espíritu. Taulero hace una descripción impresionante de esta etapa de la vida espiritual:
«Entonces somos abandonados de tal forma que ya no tenemos conocimiento de Dios y caemos en tal angustia que ya no sabemos si hemos estados en el camino justo, ni sabemos ya si Dios existe o no, o si nosotros mismos estamos vivos o muertos. De suerte que sobre nosotros cae un dolor tan extraño que nos parece que todo el mundo en su extensión nos oprime. Ya no tenemos ninguna experiencia ni conocimiento de Dios, e incluso todo lo demás nos parece repugnante, de forma que nos parece estar prisioneros entre dos muros» [5].
Todo permite pensar que esta oscuridad acompañó a Madre Teresa hasta la muerte [6], con un breve paréntesis en 1958, durante el cual pudo escribir gozosa: «Hoy mi alma está llena de amor, de alegría indecible y de una ininterrumpida unión de amor» [7]. Si a partir de cierto momento ya no habla casi de ello, no es porque la noche se haya terminado, sino porque ella se ha adaptado a vivir en ésta. No sólo la ha aceptado, sino que reconoce la gracia extraordinaria que encierra para ella.
«He comenzado a amar mi oscuridad, porque creo que ésta es una parte, una pequeñísima parte, de la oscuridad y del sufrimiento en que Jesús vivió en la tierra» [8].
La flor más perfumada de la noche de Madre Teresa es su silencio sobre ésta. Tenía miedo, al hablar de ello, de hacerse notar. Las personas más cercanas a ella no sospecharon nada, hasta el final, de este tormento interior de la Madre. Por orden suya, el director espiritual tuvo que destruir todas sus cartas y si algunas se salvaron es porque él, con permiso de ella, hizo una copia para el arzobispo y futuro cardenal T. Picachy, las cuales se encontraron tras su muerte. El arzobispo, afortunadamente, rechazó la petición que le hizo también a él Madre Teresa de destruirlas.
El peligro más insidioso para el alma en la noche oscura del espíritu es el de... percatarse de que se trata, precisamente, de la noche oscura, de aquello que los grandes místicos vivieron antes de ella y, por lo tanto, formar parte de un círculo de almas elegidas. Con la gracia de Dios, Madre Teresa evitó este riesgo escondiendo a todos su tormento bajo una eterna sonrisa.
«Todo el tiempo sonriendo, dicen de mí las hermanas y la gente. Piensan que mi interior está lleno de fe, confianza y amor... ¡Si sólo supieran cómo mi apariencia gozosa no es sino un manto con el que cubro vacío y miseria!» [9]
Los Padres del desierto dicen: «Por grandes que sean tus penas, tu victoria sobre ellas están en el silencio» [10]. Madre Teresa lo puso en práctica de forma heroica.

2. Madre Teresa de Calcuta y Padre Pío de Pietrelcina
Con ocasión de la canonización de Padre Pío de Pietrelcina, los observadores laicos expresaron el parecer de que la del místico Padre Pío era una santidad arcaica, a diferencia de la de Madre Teresa, la santa de la caridad, que sería una santidad moderna. Ahora descubrimos que también Madre Teresa era una mística (que Padre Pío era también un santo de la caridad bastaba para demostrarlo la obra que él realizó en el «alivio del sufrimiento»).
El error es contraponer estos dos rasgos de la santidad cristiana que vemos, al contrario, con frecuencia unidos admirablemente, esto es, altísima contemplación y intensísima acción. Santa Catalina de Génova, considerada como una de las cimas de la mística, fue desde Pío XII proclamada patrona de los hospitales en Italia por su obra y la de sus discípulos a favor de los enfermos y de los incurables, que recuerda de cerca la de la Madre Teresa en nuestros días.
En un bello artículo, escrito con ocasión de la beatificación, un autor indio define a Madre Teresa como «una hermana para Gandhi» [11]. Ciertamente muchos rasgos reúnen a las dos grandes almas, los dos Mahatma, de la India moderna, pero es aún más justo, creo, ver en Madre Teresa «una hermana para Padre Pío». Les une no sólo la misma veneración de la Iglesia, sino también un mismo ciclón de gloria de parte de la opinión pública mundial. Una se distinguió sobre todo en las obras de misericordia corporales, el otro en las obras de misericordia espirituales. Pero fue precisamente Madre Teresa la que recordó al mundo de hoy que la pobreza peor no es la de los pobres de cosas, sino la de los pobres de Dios, de humanidad y de amor, la pobreza, en suma, del pecado.
El rasgo que más acerca a estos dos santos es, tal vez, precisamente la larga noche oscura en la que vivieron toda la vida. Siempre recordaré la impresión que tuve al leer, en el coro de San Giovanni Rotondo, donde está expuesto en un marco, el relato con el que Padre Pío describía a su padre espiritual el hecho de los estigmas. Él terminaba haciendo suyas las palabras del salmo que dice: «Señor, no me corrijas en tu enojo, en tu furor no me castigues» (Sal 38, 2). Estaba convencido, y esta convicción le acompañó toda la vida, de que los estigmas no eran un signo de predilección y de aceptación de parte de Dios, sino, al contrario, de su rechazo y del justo castigo divino por sus pecados. Fue aquello lo que me abrió los ojos sobre la estatura mística de este hermano mío del que, hasta entonces, me había interesado poco.
Para irradiar luz, estas dos almas tuvieron que pasar la vida en la oscuridad, convencidas, además, de «engañar a la gente». San Gregorio Magno dice que la característica de los hombres superiores es que «en el dolor de la propia tribulación, no descuidan la conveniencia de los demás; y mientras soportan con paciencia las adversidades que les golpean, piensan en enseñar a los demás lo necesario, semejantes en ello a ciertos grandes médicos que, afectados ellos mismos, olvidan sus heridas para atender a los demás» [12]. Esta señal resplandece en grado eminente en la vida de Madre Teresa y de Padre Pío.

3. No sólo purificación
¿Por qué este extraño fenómeno de una noche del espíritu que dura prácticamente toda la vida? Aquí hay algo nuevo respecto a lo que vivieron y explicaron los maestros del pasado, incluido San Juan de la Cruz. Esta noche oscura no se explica con la única idea tradicional de la purificación pasiva, la llamada vía purgativa, que prepara a la vía iluminativa y a la unitiva. Madre Teresa estaba convencida de que se trataba precisamente de esto en su caso; pensaba que su «yo» era particularmente duro de vencer, si Dios se veía obligado a tenerla durante tan largo tiempo en ese estado.
Pero esto no era cierto. La interminable noche de algunos santos modernos es el medio de protección inventado por Dios para los santos de hoy que viven y trabajan constantemente bajo los focos de los medios. Es el traje de amianto para quien debe ir entre las llamas; es el aislante que impide a la corriente eléctrica salir, provocando cortocircuitos...
San Pablo decía: «Para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne» (2 Co 12,7). La espina en la carne, que era el silencio de Dios, se reveló eficacísima para Madre Teresa: la preservó de todo arrobamiento en medio de todo lo que el mundo decía de ella, también en el momento de recoger el premio Nobel de la paz. «El dolor interior que siento –decía— es tan grande que no me afecta nada toda la publicidad y el hablar de la gente».
También esto une a Madre Teresa y a Padre Pío. Un día, Padre Pío, mirando por la ventana a la multitud reunida en la plaza, preguntó maravillado al hermano que tenía al lado: «¿Por qué han venido todos éstos?», y a la respuesta: «Por usted, Padre», se retiró rápidamente suspirando: «Si sólo supieran...».
Pero existe una razón aún mas profunda que explica estas noches que se prolongan durante toda una vida: la imitación de Cristo, la participación en la oscura noche del espíritu que envolvió a Jesús en Getsemaní y en la que murió en el Calvario, gritando: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». En la carta apostólica Novo millennio ineunte, a propósito del «rostro doliente» de Cristo, el Papa escribe:
«Ante este misterio, además de la investigación teológica, podemos encontrar una ayuda eficaz en aquel patrimonio que es la «teología vivida» de los Santos. Ellos nos ofrecen unas indicaciones preciosas que permiten acoger más fácilmente la intuición de la fe, y esto gracias a las luces particulares que algunos de ellos han recibido del Espíritu Santo, o incluso a través de la experiencia que ellos mismos han tenido de los terribles estados de prueba que la tradición mística describe como «noche oscura». Muchas veces los Santos han vivido algo semejante a la experiencia de Jesús en la cruz en la paradójica confluencia de felicidad y dolor». [13]
La carta cita la experiencia de Santa Catalina de Siena y de Teresa del Niño Jesús; ahora sabemos que se podría citar también el ejemplo de Madre Teresa. Ella llegó a ver cada vez más claramente su prueba como una respuesta a su deseo de compartir el «Sitio» de Jesús en la cruz:
«Si la pena y el sufrimiento, mi oscuridad y separación te da una gota de consolación, Jesús mío, haz de mí lo que quieras... Imprime en mi alma y vida el sufrimiento de tu corazón. Quiero saciar tu sed con cada gota de sangre que puedas hallar en mí. No te preocupes de volver pronto; estoy dispuesta a esperarte toda la eternidad» [14].
Sería un gran error pensar que la vida de estas personas sea toda sombrío sufrimiento. La Novo millennio ineunte, hemos oído, habla de una «paradójica confluencia de felicidad y dolor». En el fondo del alma, estas personas gozan de una paz y alegría desconocidas para el resto de los hombres, derivadas de la certeza, más fuerte que la duda, de estar en la voluntad de Dios. Santa Catalina de Génova compara el sufrimiento de las almas en este estado al del Purgatorio, y dice que éste «es tan grande que sólo es comparable al del infierno», pero que existe en ellas una «grandísima alegría» que sólo se puede comparar a la de los santos en el Paraíso [15].
La alegría y la serenidad que emanaban del rostro de Madre Teresa no eran una máscara, sino el reflejo de la unión profunda con Dios, en quien vivía su alma. Era ella la que se «engañaba» sobre sí misma, no la gente.

4. Al lado de los ateos
En lugar de santos «arcaicos», los místicos son los más modernos entre los santos. El mundo de hoy conoce una nueva categoría de personas: los ateos de buena fe, aquellos que viven dolorosamente la situación del silencio de Dios, que no creen en Dios pero no se jactan de ello; experimentan más bien la angustia existencial y la falta de sentido de todo; viven también ellos, a su modo, en una noche oscura del espíritu. Albert Camus les llamaba «los santos sin Dios». Los místicos existen sobre todo para ellos; son sus compañeros de viaje y de mesa. Como Jesús, ellos «están sentados a la mesa de los pecadores y han comido con ellos» (Cf. Lc 15,2).
Esto explica la pasión con la que ciertos ateos, una vez que se han convertido, se han lanzado sobre los escritos de los místicos: Claudel, Bernanos, los dos Maritain, L. Bloy, el escritor J.-K. Huysmans y muchos otros sobre los escritos de Angela de Foligno; T. S. Eliot sobre los de Giuliana de Norwich. Allí encontraban el mismo paisaje que habían dejado, pero esta vez iluminado por el sol. Este año se celebra el 50º aniversario de la primera representación de «Esperando a Godot», el drama más representativo del teatro del absurdo, pero pocos saben que su autor, Samuel Beckett, en su tiempo libre leía a San Juan de la Cruz.
La palabra «ateo» puede tener un sentido activo y un sentido pasivo. Puede indicar uno que rechaza a Dios, pero también uno que –al menos así les parece— es rechazado por Dios. En el primer caso, se trata de un ateismo de culpa (cuando no es de buena fe), en el segundo de un ateismo de pena, o de expiación. En este último sentido podemos decir que los místicos, en la noche del espíritu, son los a-teos, los sin Dios. Madre Teresa tiene palabras que nadie habría sospechado en ella:
«Dicen que la pena eterna que sufren las almas en el infierno es la pérdida de Dios... En mi alma yo experimento precisamente esta terrible pena de la pérdida, de Dios que no me quiere, de Dios que no es Dios, de Dios que en realidad no existe. Jesús, te lo ruego, perdona mi blasfemia» [16].
Pero se da cuenta de la naturaleza distinta, de solidaridad y de expiación, de este «ateísmo» suyo:
«Quiero vivir en este mundo tan lejano de Dios y que ha dado la espalda a la luz de Jesús, para ayudar a la gente, cargando con algo de su sufrimiento» [17].
Los místicos han llegado a un paso del mundo donde viven los sin Dios; han experimentado el vértigo de precipitarse hacia abajo. Escribe Madre Teresa a su padre espiritual:
«He estado a punto de decir “no”... Me siento como si algo, un día u otro, se tuviera que romper en mí». «Ruegue por mí, para que yo no rechace a Dios en esta hora. No quiero hacerlo, pero temo que pueda hacerlo» [18].
Por esto los místicos son los evangelizadores ideales en el mundo post-moderno, donde se vive «etsi Deus non daretur», como si Dios no existiera. Recuerdan a los ateos honestos que no están «lejos del reino de Dios»; que les bastaría dar un salto para encontrarse en la orilla de los místicos, pasando de la nada al todo. Tenía razón Karl Rahner al decir: «El cristianismo del futuro, o es místico o no será». Padre Pío y Madre Teresa son la respuesta a este signo de los tiempos. No debemos «desperdiciar» a los santos reduciéndolos a dispensadores de gracias o de buenos ejemplos.

5. Nuestra pequeña noche
Los místicos tienen sin embargo algo que decirnos a los creyentes, y no sólo a los ateos. No son una excepción, o una categoría aparte de cristianos. Muestran más bien, como de forma ampliada, lo que debería ser la plena expansión de la vida de gracia. Una cosa aprendemos especialmente de la noche oscura de los místicos, y en particular de la de Madre Teresa: cómo comportarnos en tiempo de aridez, cuando la oración se convierte en lucha, fatiga, un golpe de la cabeza contra un «muro de lamentación».
No es necesario insistir en la oración de Madre Teresa en todos aquellos años pasados en la oscuridad; la imagen de ella en oración es la que todos tenemos aún ante de los ojos. Una serie de bellísimas oraciones se encuentran entre la herencia más preciosa que ella dejó a sus hijas y a la Iglesia. De Jesús, el evangelista Lucas dice que «sumido en agonía, insistía más en su oración», factus in agonia prolixius orabat (Lc 22,44). Es lo que se observa también en la vida de estas almas.
La aridez en la oración, cuando no es fruto de disipación o de pactos con la carne, sino permisión de Dios, es la forma atenuada y común que adopta la noche oscura en la mayoría de las personas que tienden a la santidad. En esta situación es importante no rendirse y comenzar a omitir la oración para entregarse al trabajo, visto que se consigue bien poco estando en oración. Cuando Dios no está, es importante al menos que su lugar permanezca vacío y que no sea ocupado por algún ídolo, especialmente el que llamamos activismo.
Para impedir que esto ocurra es bueno interrumpir cada rato el trabajo para elevar al menos un pensamiento a Dios, o para sacrificarle sencillamente un poco de tiempo. En tiempo de aridez hay que descubrir un tipo de oración especial que la beata Angela de Foligno definía como la oración forzada y que dice haber practicado ella misma:
«Es bueno y muy agradable a Dios que tú ores con el fervor de la gracia divina, que veles y te fatigues al realizar toda acción buena; pero es más agradable y aceptable al Señor si, faltándote la gracia, no disminuyes tus oraciones, tus vigilias, tus buenas obras. Actúa sin la gracia como lo hacías cuando la poseías... Tú haz tu parte, hijo mío, y Dios hará la suya. La oración forzada, violenta, es muy agradable a Dios» [19].
Esta es una oración que se puede hacer más con el cuerpo que con la mente. Existe una secreta alianza entre la voluntad y el cuerpo y hay que usarla para reducir la mente... a la razón. A menudo, cuando nuestra voluntad no puede ordenar a la mente que tenga o no ciertos pensamientos, puede ordenar al cuerpo: a las rodillas que se doblen, a las manos que se junten, a los labios que se abran y pronuncien algunas palabras, por ejemplo, «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo».
Un místico oriental, Isaac el Sirio, decía: «Cuanto tu corazón está muerto y ya no tenemos la mínima oración ni súplica alguna, cuando Él venga que nos encuentre postrados con el rostro en tierra perpetuamente». Madre Teresa conoció también esta oración «forzada».
«No puedo decirle lo mal que me sentí el otro día; hubo un momento en el que por poco rechacé aceptar. Entonces tomé decididamente el Rosario y lo recé lentamente y con calma, sin meditar ni pensar en nada» [20].
Simplemente permanecer con el cuerpo en la iglesia, o en el lugar elegido para la oración, simplemente estar en oración, es entonces el único modo que queda para continuar siendo perseverantes en la oración. Dios sabe que podríamos ir y hacer cientos de cosas más útiles y que nos agradarían más, pero permanecemos allí, consumimos en blanco el tiempo a Él destinado por nuestro horario o por nuestro propósito.
A un discípulo que se lamentaba continuamente de no poder orar a causa de las distracciones, un anciano monje, al que se había dirigido, le respondió: «Que tu pensamiento vaya donde quiera, ¡pero que tu cuerpo no salga de la celda!» [21]. Es un consejo que también nos sirve a nosotros, cuando nos encontramos en situación de distracciones crónicas que ya no está en nuestras manos poder controlar: que nuestro pensamiento vaya donde quiera, ¡pero que nuestro cuerpo permanezca en oración!
En tiempo de aridez, debemos recordar la dulcísima palabra del Apóstol: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza...» (Rm 8,26 s). Él, sin que lo notemos, llena nuestras palabras y nuestros gemidos de deseo de Dios, de humildad, de amor. El Paráclito se convierte, entonces, en la fuerza de nuestra oración «débil», en la luz de nuestra oración apagada; en una palabra, en el alma de nuestra oración. Verdaderamente, como dice la Secuencia, Él «riega lo que es árido», rigat quod est aridum.
Todo esto sucede por fe. Basta que yo diga: «Padre, tu me has regalado el Espíritu de Jesús; formando, por ello, “un solo Espíritu” con Él, yo rezo este salmo, celebro esta Santa Misa, o estoy simplemente en silencio, aquí, en tu presencia. Quiero darte la gloria y la alegría que te daría Jesús, si fuera Él quien te orara aún desde la tierra». Con esta certeza, concluimos nuestra reflexión orando:
«Espíritu Santo, Tú que intercedes en el corazón de los creyentes con gemidos inenarrables, llama al corazón de tantos de nuestros contemporáneos que viven sin Dios y sin esperanza en este mundo. Ilumina la mente de aquellos que en este momento están delineando la fisonomía futura de nuestro continente; hazles comprender que Cristo no es una amenaza para nadie, sino hermano de todos. Que a los pobres, a los pequeños, a los perseguidos y a los excluidos de la Europa de mañana no les sea quitada, con culpable silencio, la garantía que hasta ahora más les ha defendido del arbitrio de los grandes y de la dureza de la vida: el nombre del primero de ellos, ¡Jesús de Nazareth!»."

pREDICACION DEL AÑO 2003
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Juahn
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Registrado: 13 Oct 2006
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MensajePublicado: Vie Abr 13, 2007 9:19 pm    Asunto: La noche Oscura es para todos
Tema: La noche oscura
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Querida Alondra:
LA NOCHE OSCURA de la que habla San Juan de la Cruz es un proceso humano por el cual todos hemos pasado o hemos de pasar.
Para San Juan de la Cruz es el proceso por el cual el alma se va deshaciendo de todo aquello que no le permite unirse a Dios, es una manera de purificación.
Ciertamente Dios nunca nos va a dar algo con lo cual no podamos cargar.
Así que animo.
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Alondra
Esporádico


Registrado: 06 Mar 2007
Mensajes: 54

MensajePublicado: Dom Abr 22, 2007 11:57 pm    Asunto: NOCHE OSCURA
Tema: La noche oscura
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PENSAMIENTO.

NO OLVIDES QUE CUANDO LA NOCHE ESTA MAS OSCURA,

ESTA A PUNTO DE AMANECER.
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NIGUNIM
Moderador
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Registrado: 20 Oct 2005
Mensajes: 981
Ubicación: Santiago de Chile

MensajePublicado: Mie Jul 11, 2007 1:08 pm    Asunto:
Tema: La noche oscura
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Juahn escribió:
Cita:
Querida Alondra:
LA NOCHE OSCURA de la que habla San Juan de la Cruz es un proceso humano por el cual todos hemos pasado o hemos de pasar.
Para San Juan de la Cruz es el proceso por el cual el alma se va deshaciendo de todo aquello que no le permite unirse a Dios, es una manera de purificación.
Ciertamente Dios nunca nos va a dar algo con lo cual no podamos cargar.

Mi querido hermano, me permito discrepar contigo en cuanto a que la noche ocura sea un proceso humano. No lo es porque no lo realiza la voluntad del hombre sino la Voluntad Divina. Siempre esta suerte de purificación será pasiva porque no la programamos nosotros en nuestra vida.
Lo que si hacemos es unir nuestro deseo y voluntad para tomar decisiones en pro de purificaciones activas. Pero las purificaciones activas jamás nos conducirán a una noche de los sentidos.
En lo ultimo que dices si estoy totalmente de acuerdo. Dios nos da lo que nos pide y nunca pedirá algo que supere nuestra posibilidad de respuesta. La purificación pasiva es la respuesta a una oración que eleva el alma a su Creador diciendo: "Señor purificame, Señor quiero ser santo, Señor acercame a tí, etc..." Esa suerte de oración la hacemos en tiempos de consolación y a mi entender creo que todos alguna vez hemos orado así. Lo que ocurre es que solemos olvidarlo y cuando llega el tiempo de purificación pasiva no nos encontramos en el mismo estado de alma en que nos encontrabamos al hacer dicha oración.
Bendiciones
_________________
"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición".
San Juan de la Cruz
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carloseduguti
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Registrado: 23 Jul 2007
Mensajes: 259

MensajePublicado: Mie Ago 08, 2007 1:59 pm    Asunto:
Tema: La noche oscura
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El problema es "sosegar la casa",entiendo los sentido y el cuerpo,quizas sea como un fuego interior que avanza a al final rodea todo el cuerpo y de ese modo se podria controlar los sentidos
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NIGUNIM
Moderador
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Registrado: 20 Oct 2005
Mensajes: 981
Ubicación: Santiago de Chile

MensajePublicado: Vie Ago 10, 2007 12:23 pm    Asunto:
Tema: La noche oscura
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Cita:
El problema es "sosegar la casa",entiendo los sentido y el cuerpo,quizas sea como un fuego interior que avanza a al final rodea todo el cuerpo y de ese modo se podria controlar los sentidos

Estimado Carlos, el dominio de los sentidos se inscribe en el combate espiritual de cadfa día y va unidoa a la virtud de la castidad que, como ya se ha dicho en otros lugares, no es exclusiva de la sexualidad sino del ser entero.
Yo entiendo por "sosegar la casa" al trabajo (a largo plazo) que hacemos voluntariamente (ascesis) de manera que nuestros pensamientos estén inundados y sumergidos en Dios. Creo que uno puede, con ayuda de un guía espiritual para evitar la ilusión, evaluar logros en dos campos: la vida de oración (oración de quietud) y la vida diaria en la relación con los demás y el entorno.
Bendiciones
_________________
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San Juan de la Cruz
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Ardnaxela
Esporádico


Registrado: 12 Ene 2007
Mensajes: 74

MensajePublicado: Mar Oct 23, 2007 7:29 pm    Asunto: Sobre tu frase...
Tema: La noche oscura
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Smile Gracias, NIGUNIM por la frase con la que culminas tus mensajes. Me ha dado un buen día.

Cierto es... sólo cuando me entregue a El completamente, le viviré a cabalidad. Que Dios te bendiga...

(Perdonen que me haya salido del tema) Rolling Eyes

Abrazos y oraciones...
_________________
*ARDNAXELA*
*There were moments here on earth, when Jesus felt weary. His heart was so broken that he cried. Whatever you're feeling, He understands, and He's there with you now.*
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