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Cómo rezar el rosal místico
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
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MensajePublicado: Lun Ago 18, 2008 9:41 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=14323

América
Con el Rosario se recorren los misterios de Cristo de la mano de María, afirma obispo

MADRID, 04 Oct. 06 / 08:41 am (ACI).- El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández González, recordó que al rezar el Rosario quien ora escucha siempre a Dios, que en los misterios de la vida de Cristo habla y responde a través de María.

En una carta publicada por el mes del Rosario titulada: Yo también rezo el rosario, ¿y tú?, el Prelado indicó que toda oración no es tal cuando se convierte en un monologo, puesto que en ella debe haber siempre apertura a Dios a través de la atenta escucha.

"En el rosario hay escucha de la Palabra de Dios, hay contemplación, hay alabanza y petición, hay comunión con toda la Iglesia orante. Pero todo esto es imposible, si no hay amor. Para rezar el Rosario, hay que amar, y el mismo Rosario se convierte en alimento y estímulo de ese amor a Dios y a los hombres", anotó.

Agregó que el Rosario es como la oración del corazón, que sintoniza con el corazón de María en la contemplación de los misterios de Jesús y que por tanto es siempre una escuela de vida cristiana.

Mons. Fernández exhortó también a todos los españoles a aprovechar el mes del Rosario para invitar todos a rezar esta "magnifica oración, no sólo sencilla sino eficaz".
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Dom Ago 31, 2008 8:39 am    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

Sugerencias de cláusulas para cada misterio, basadas en las que sugiere San Luis María Grignión de Montfort en Métodos para rezar el rosario


    Los misterios

    Misterios gozosos
    (lunes y sábado)

      1. La encarnación del Hijo de Dios. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, encarnado
      2. La visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, santificador
      3. El nacimiento del Hijo de Dios. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, niño pobre
      4. La Presentación de Jesús en el templo. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, sacrificado
      5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, el Santo de Dios



    Misterios luminosos (jueves)

      1. El Bautismo de Jesús en el Jordán. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, bautizado
      2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que transforma el agua en vino
      3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, luz del mundo
      4. La Transfiguración. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, transfigurado
      5. La Institución de la Eucaristía. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús Eucaristía



    Misterios dolorosos
    (martes y viernes)

      1. La Oración de Jesús en el Huerto. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, agonizante
      2. La Flagelación del Señor. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, azotado
      3. La Coronación de espinas. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, coronado de espinas
      4. Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, cargado con la cruz
      5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, crucificado



    Misterios gloriosos
    (miércoles y domingo)

      1. La Resurrección del Hijo de Dios. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, resucitado
      2. La Ascensión del Señor a los Cielos. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que sube al cielo
      3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que te envía la plenitud del Espíritu Santo
      4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que te eleva al cielo
      5. La Coronación de la Santísima Virgen como Reina de Cielos y Tierra. «(...)y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que te corona



Es muy aconsejable agregar 'por nosotros' a cada cláusula de los misterios dolorosos (ej.: 'azotado por nosotros')
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Ultima edición por Leandro del Santo Rosario el Dom Feb 08, 2009 11:40 pm, editado 1 vez
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axameron
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Registrado: 02 Dic 2007
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MensajePublicado: Jue Nov 20, 2008 10:28 am    Asunto: la Santisima virgen es el camino rapido hacia Dios.
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

Realmente hay que ver a Maria madre de nuestro señor pidiendo el espiritu santo, e invitando a los apostoles en el cenaculo y enseñandoles a llamarlo.Realmente el rosario es super bueno sobre todo hecho con mucho amor pero ademas imitar a maria pidiendo que Dios entre en nosotros , que el espiritu santo venga sobre nosotros asi un buen rato y una vez dentro amarle glorificarle, hacerle sentir super agusto en nuestro interior.Pues haciendo esto invitando al espiritu santo habite en nuestro interior,Para los que tienen dones misticos como ver cosas o transladarse etc es un super coete hacia la presencia de Dios en las alturas.Nunca he experimentado tanta elevacion espiritual y tan rapida como, cuando se imita a Maria pidiendo y sintiendo como nos llenamos de Dios para luego amarlo ,.Por ejemplo repararlo del daño que le hacen, llenarlo de cariño.Pues tanto la reparacion como el amor es super edificativo.Viva Maria Santisima y su ejemplo de amor y de llamada al espiritu santo, Viva su amor a Dios y su ejemplo de cariño, y reparacion al altisimo.Bendito sea Dios POR SIEMPRE POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS dIGNO DE ADORACION POR DARNOS A sU SANTISIMA MADRE,ejemplo de la mistica.Mimitos axameron.Dios os bendiga.
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OH TU MI DIOS SANTIFICADO SEAS.LE SEA DADO A DIOS Y A TODA LA CREACION EL MAXIMO BIEN POR SIEMPRE
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Mar Feb 10, 2009 11:44 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

De la instrucción Redemptionis Sacramentum, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, hablando acerca de la exposición del Santísimo Sacramento para la adoración:

Cita:
[137.] La exposición de la santísima Eucaristía hágase siempre como se prescribe en los libros litúrgicos.[235] Además, no se excluya el rezo del rosario, admirable «en su sencillez y en su profundidad»,[236] delante de la reserva eucarística o del santísimo Sacramento expuesto. Sin embargo, especialmente cuando se hace la exposición, se evidencie el carácter de esta oración como contemplación de los misterios de la vida de Cristo Redentor y de los designios salvíficos del Padre omnipotente, sobre todo empleando lecturas sacadas de la sagrada Escritura.[237]



[235] Cf. RITUALE ROMANUM, De sacra Communione et de cultu Mysterii eucharistici extra Missam, nn. 82-100; MISSALE ROMANUM, Institutio Generalis, n. 317; Código de Derecho Canónico, c. 941 § 2.

[236] JUAN PABLO II, Carta Apostólica, Rosarium Virginis Mariae, día 16 de octubre del 2002: AAS 95 (2003) pp. 5-36, esto en n. 2, p. 6.

[237] Cf. CONGR. CULTO DIVINO Y DISC. SACRAMENTOS, Carta de la Congregación, día 15 de enero de 1998: Notitiae 34 (1998) pp. 506-510; PENITENCIARÍA APOSTÓLICA, Carta ad quemdam sacerdotem, día 8 de marzo de 1996: Notitiae 34 (1998) p. 511.


Y también:

Cita:
[41.] Son de gran utilidad, para suscitar, promover y alentar esta disposición interior de participación litúrgica, la asidua y difundida celebración de la Liturgia de las Horas, el uso de los sacramentales y los ejercicios de la piedad popular cristiana. Este tipo de ejercicios «que, aunque en el rigor del derecho no pertenecen a la sagrada Liturgia, tienen, sin embargo, una especial importancia y dignidad», se deben conservar por el estrecho vínculo que existe con el ordenamiento litúrgico, especialmente cuando han sido aprobados y alabados por el mismo Magisterio;[103] esto vale sobre todo para el rezo del rosario.[104] Además, estas prácticas de piedad conducen al pueblo cristiano a frecuentar los sacramentos, especialmente la Eucaristía, «también a meditar los misterios de nuestra redención y a imitar los insignes ejemplos de los santos del cielo, que nos hacen así participar en el culto litúrgico, no sin gran provecho espiritual».[105]



[103] Cf. PÍO XII, Carta Encíclica, Mediator Dei: AAS 39 (1947) p. 586; cf. también CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Const. dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium, n. 67; PABLO VI, Exhortación Apostólica, Marialis cultus, día 11 de febrero de 1974, n. 24: AAS 66 (1974) pp. 113-168, esto p. 134; CONGR. CULTO DIVINO Y DISCIPLINA SACRAMENTOS, Directorio sobre la piedad popular y la Liturgia, día 17 de diciembre del 2001.

[104] Cf. JUAN PABLO II, Carta Apostólica, Rosarium Virginis Mariae, día 16 de octubre del 2002: AAS 95 (2003) pp. 5-36.

[105] PÍO XII, Carta Encíclica, Mediator Dei: AAS 39 (1947) p. 586-587.


http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20040423_redemptionis-sacramentum_sp.html
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MensajePublicado: Mie Feb 11, 2009 2:46 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
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Tengo dos preguntas, la segunda no es exactamente sobre el Rosario pero por si alguien lo sabe...

1- ¿Si se ofrece todo el Rosario al empezarlo por tal cosa luego se pueden ofrecer los misterios por separado o las dos cosas a la vez son incompatibles? Porque yo suelo ofrecer todo el Rosario por una cosa y luego cada misterio por cosas diferentes...

2- ¿La Coronilla de San Miguel Arcángel se puede rezar (con las mismas gracias) con el Rosario? Lo digo porque yo no he conseguido encontrar la coronilla física.

Muchas gracias. Very Happy
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Dom Mar 01, 2009 4:48 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

El rosario diario es signo de contradicción, y es contemplación del Signo de contradicción Encarnado, Jesucristo Nuestro Señor.

El que reza devotamente el rosario todos los días, o se hace santo, o deja el rosario diario. ¿Por qué? Porque si persevera y es dócil a la gracia, María, molde de Dios, lo divinizará; pero si esa alma se resiste a la santificación a través de esa devoción, no podrá convivir con su pecado y el rosario diario, pues cada rosario le hará ver su condición de pecador sostenido por la misericordia divina y por María Auxilio de los Pecadores, y si rechaza el amor de Dios, a fuerza dejará el rosario ante esa visión insoportable. Sin embargo, es tan grande la misericordia de Dios, que por haber rezado el rosario alguna vez, la Virgen no lo olvidará jamás y aunque esa persona esté a un paso de caer en la condenación, si aún guarda una reserva de confianza en María... Smile Pero nosotros no estamos para eso, nosotros queremos ser santos, rezarlo todos los días, reconocer nuestro pecado y recurrir al sacramento de la Reconciliación, ¿no? Wink ¡A ser santos en la escuela mística de María, el rosario cotidiano! Very Happy
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Sab Mar 14, 2009 12:36 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

De la exhortación apostólica Marialis cultus, de Su Santidad Pablo VI:

Cita:
Quisiéramos, pues, detenernos ahora en algunas cuestiones sobre la relación entre la sagrada Liturgia y el culto a la Virgen (I); ofrecer consideraciones y directrices aptas a favorecer su legítimo desarrollo (II); sugerir, finalmente, algunas reflexiones para una reanudación vigorosa y más consciente del rezo del Santo Rosario, cuya práctica ha sido tan recomendada por nuestros Predecesores y ha obtenido tanta difusión entre el pueblo cristiano (III). .


Cita:
PARTE III

INDICACIONES SOBRE DOS EJERCICIOS DE PIEDAD:
EL ANGELUS Y EL SANTO ROSARIO

40. Hemos indicado algunos principios aptos para dar nuevo vigor al culto de la Madre del Señor; ahora es incumbencia de las Conferencias Episcopales, de los responsables de las comunidades locales, de las distintas familias religiosas restaurar sabiamente prácticas y ejercicios de veneración a la Santísima Virgen y secundar el impulso creador de cuantos con genuina inspiración religiosa o con sensibilidad pastoral desean dar vida a nuevas formas. Sin embargo, nos parece oportuno, aunque sea por motivos diversos, tratar de dos ejercicios muy difundidos en Occidente y de los que esta Sede Apostólica se ha ocupado en varias ocasiones: el "Angelus" y el Rosario.

(...)


El Rosario

42. Deseamos ahora, queridos hermanos, detenernos un poco sobre la renovación del piadoso ejercicio que ha sido llamado "compendio de todo el Evangelio" (110): el Rosario. A él han dedicado nuestros Predecesores vigilante atención y premurosa solicitud: han recomendado muchas veces su rezo frecuente, favorecido su difusión, ilustrado su naturaleza, reconocido la aptitud para desarrollar una oración contemplativa, de alabanza y de súplica al mismo tiempo, recordando su connatural eficacia para promover la vida cristiana y el empeño apostólico. También Nos, desde la primera audiencia general de nuestro pontificado, el día 13 de Julio de 1963, hemos manifestado nuestro interés por la piadosa práctica del Rosario (111), y posteriormente hemos subrayado su valor en múltiples circunstancias, ordinarias unas, graves otras, como cuando en un momento de angustia y de inseguridad publicamos la Carta Encíclica Christi Matri ( 15 septiembre 1966), para que se elevasen oraciones a la bienaventurada Virgen del Rosario para implorar de Dios el bien sumo de la paz (112); llamada que hemos renovado en nuestra Exhortación Apostólica Recurrens mensis october (7 de octubre 1969), en la cual conmemorábamos además el cuarto centenario de la Carta Apostólica Consueverunt Romani Pontifices de nuestro Predecesor San Pío V, que ilustró en ella y en cierto modo definió la forma tradicional del Rosario (113).

43. Nuestro asiduo interés por el Rosario nos ha movido a seguir con atención los numerosos congresos dedicados en estos últimos años a la pastoral del Rosario en el mundo contemporáneo: congresos promovidos por asociaciones y por hombres que sienten entrañablemente tal devoción y en los que han tomado parte obispos, presbíteros, religiosos y seglares de probada experiencia y de acreditado sentido eclesial. Entre ellos es justo recordar a los Hijos de Santo Domingo, por tradición custodios y propagadores de tan saludable devoción. A los trabajos de los congresos se han unido las investigaciones de los historiadores, llevadas a cabo no para definir con intenciones casi arqueológicas la forma primitiva del Rosario, sino para captar su intuición originaria, su energía primera, su estructura esencial. De tales congresos e investigaciones han aparecido más nítidamente las características primarias del Rosario, sus elementos esenciales y su mutua relación.

44. Así, por ejemplo, se ha puesto en más clara luz la índole evangélica del Rosario, en cuanto saca del Evangelio el enunciado de los misterios y las fórmulas principales; se inspira en el Evangelio para sugerir, partiendo del gozoso saludo del Ángel y del religioso consentimiento de la Virgen, la actitud con que debe recitarlo el fiel; y continúa proponiendo, en la sucesión armoniosa de las Ave Marías, un misterio fundamental del Evangelio —la Encarnación del Verbo— en el momento decisivo de la Anunciación hecha a María. Oración evangélica por tanto el Rosario, como hoy día, quizá más que en el pasado, gustan definirlo los pastores y los estudiosos.

45. Se ha percibido también más fácilmente cómo el ordenado y gradual desarrollo del Rosario refleja el modo mismo en que el Verbo de Dios, insiriéndose con determinación misericordiosa en las vicisitudes humanas, ha realizado la redención: en ella, en efecto, el Rosario considera en armónica sucesión los principales acontecimientos salvíficos que se han cumplido en Cristo: desde la concepción virginal y los misterios de la infancia hasta los momentos culminantes de la Pascua —la pasión y la gloriosa resurrección— y a los efectos de ella sobre la Iglesia naciente en el día de Pentecostés y sobre la Virgen en el día en que, terminando el exilio terreno, fue asunta en cuerpo y alma a la patria celestial. Y se ha observado también cómo la triple división de los misterios del Rosario no sólo se adapta estrictamente al orden cronológico de los hechos, sino que sobre todo refleja el esquema del primitivo anuncio de la fe y propone nuevamente el misterio de Cristo de la misma manera que fue visto por San Pablo en el celeste "himno" de la Carta a los Filipenses: humillación, muerte, exaltación (2,6-11).

46. Oración evangélica centrada en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica. En efecto, su elemento más característico —la repetición litánica en alabanza constante a Cristo, término último de la anunciación del Ángel y del saludo de la Madre del Bautista: "Bendito el fruto de tu vientre" (Lc 1,42). Diremos más: la repetición del Ave María constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios; el Jesús que toda Ave María recuerda, es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen, nacido en una gruta de Belén; presentado por la Madre en el Templo; joven lleno de celo por las cosas de su Padre; Redentor agonizante en el huerto; flagelado y coronado de espinas; cargado con la cruz y agonizante en el calvario; resucitado de la muerte y ascendido a la gloria del Padre para derramar el don del Espíritu Santo. Es sabido que, precisamente para favorecer la contemplación y "que la mente corresponda a la voz", se solía en otros tiempos —y la costumbre se ha conservado en varias regiones— añadir al nombre de Jesús, en cada Ave María, una cláusula que recordase el misterio anunciado.

47. Se ha sentido también con mayor urgencia la necesidad de recalcar, al mismo tiempo que el valor del elemento laudatorio y deprecatorio, la importancia de otro elemento esencial al Rosario: la contemplación. Sin ésta el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: "cuando oréis no seáis charlatanes como los paganos que creen ser escuchados en virtud se su locuacidad" (Mt 6,7). Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza.

48. De la contemporánea reflexión han sido entendidas en fin con mayor precisión las relaciones existentes entre la Liturgia y el Rosario. Por una parte se ha subrayado cómo el Rosario en casi un vástago germinado sobre el tronco secular de la Liturgia cristiana, "El salterio de la Virgen", mediante el cual los humildes quedan asociados al "cántico de alabanza" y a la intercesión universal de la Iglesia; por otra parte, se ha observado que esto ha acaecido en una época —al declinar de la Edad Media— en que el espíritu litúrgico está en decadencia y se realiza un cierto distanciamiento de los fieles de la Liturgia, en favor de una devoción sensible a la humanidad de Cristo y a la bienaventurada Virgen María. Si en tiempos no lejanos pudo surgir en el animo de algunos el deseo de ver incluido el Rosario entre las expresiones litúrgicas, y en otros, debido a la preocupación de evitar errores pastorales del pasado, una injustificada desatención hacia el mismo, hoy día el problema tiene fácil solución a la luz de los principios de la Constitución Sacrosanctum Concilium; celebraciones litúrgicas y piadoso ejercicio del Rosario no se deben ni contraponer ni equiparar (114). Toda expresión de oración resulta tanto más fecunda, cuanto más conserva su verdadera naturaleza y la fisonomía que le es propia. Confirmado, pues, el valor preeminente de las acciones litúrgicas, no será difícil reconocer que el Rosario es un piadoso ejercicio que se armoniza fácilmente con la Sagrada Liturgia. En efecto, como la Liturgia tiene una índole comunitaria, se nutre de la Sagrada Escritura y gravita en torno al misterio de Cristo. Aunque sea en planos de realidad esencialmente diversos, anamnesis en la Liturgia y memoria contemplativa en el Rosario, tienen por objeto los mismos acontecimientos salvíficos llevados a cabo por Cristo. La primera hace presentes bajo el velo de los signos y operantes de modo misterioso los "misterios más grandes de nuestra redención"; la segunda, con el piadoso afecto de la contemplación, vuelve a evocar los mismos misterios en la mente de quien ora y estimula su voluntad a sacar de ellos normas de vida.

Establecida esta diferencia sustancial, no hay quien no vea que el Rosario es un piadoso ejercicio inspirado en la Liturgia y que, si es practicado según la inspiración originaria, conduce naturalmente a ella, sin traspasar su umbral. En efecto, la meditación de los misterios del Rosario, haciendo familiar a la mente y al corazón de los fieles los misterios de Cristo, puede constituir una óptima preparación a la celebración de los mismos en la acción litúrgica y convertirse después en eco prolongado. Sin embargo, es un error, que perdura todavía por desgracia en algunas partes, recitar el Rosario durante la acción litúrgica.

49. El Rosario, según la tradición admitida por nuestros Predecesor S. Pío V y por él propuesta autorizadamente, consta de varios elementos orgánicamente dispuestos:

a) la contemplación, en comunión con María, de una serie de misterios de la salvación, sabiamente distribuidos en tres ciclos que expresan el gozo de los tiempos mesiánicos, el dolor salvífico de Cristo, la gloria del Resucitado que inunda la Iglesia; contemplación que, por su naturaleza, lleva a la reflexión práctica y a estimulante norma de vida;

b) la oración dominical o Padrenuestro, que por su inmenso valor es fundamental en la plegaria cristiana y la ennoblece en sus diversas expresiones;

c) la sucesión litánica del Avemaría, que está compuesta por el saludo del Ángel a la Virgen (Cf. Lc 1,28 ) y la alabanza obsequiosa del santa Isabel (Cf. Lc 1,42), a la cual sigue la súplica eclesial Santa María. La serie continuada de las Avemarías es una característica peculiar del Rosario y su número, en le forma típica y plenaria de ciento cincuenta, presenta cierta analogía con el Salterio y es un dato que se remonta a los orígenes mismos de este piadoso ejercicio. Pero tal número, según una comprobada costumbre, se distribuye —dividido en decenas para cada misterio— en los tres ciclos de los que hablamos antes, dando lugar a la conocida forma del Rosario compuesto por cincuenta Avemarías, que se ha convertido en la medida habitual de la práctica del mismo y que ha sido así adoptado por la piedad popular y aprobado por la Autoridad pontificia, que lo enriqueció también con numerosas indulgencias;

d) la doxología Gloria al Padre que, en conformidad con una orientación común de la piedad cristiana, termina la oración con la glorificación de Dios, uno y trino, "de quien, por quien y en quien subsiste todo" (Cf. Rom 11,36).

50. Estos son los elementos del santo Rosario. Cada uno de ellos tiene su índole propia que bien comprendida y valorada, debe reflejarse en el rezo, para que el Rosario exprese toda su riqueza y variedad. Será, pues, ponderado en la oración dominical; lírico y laudatorio en el calmo pasar de las Avemarías; contemplativo en la atenta reflexión sobre los misterios; implorante en la súplica; adorante en la doxología. Y esto, en cada uno de los modos en que se suele rezar el Rosario: o privadamente, recogiéndose el que ora en la intimidad con su Señor; o comunitariamente, en familia o entre los fieles reunidos en grupo para crear las condiciones de una particular presencia del Señor (cf. Mt 18, 20); o públicamente, en asambleas convocadas para la comunidad eclesial.

51. En tiempo reciente se han creado algunos ejercicios piadosos, inspirados en el Santo Rosario. Queremos indicar y recomendar entre ellos los que incluyen en el tradicional esquema de las celebraciones de la Palabra de Dios algunos elementos del Rosario a la bienaventurada Virgen María, como por ejemplo, la meditación de los misterios y la repetición litánica del saludo del Ángel. Tales elementos adquieren así mayor relieve al encuadrarlos en la lectura de textos bíblicos, ilustrados mediante la homilía, acompañados por pausas de silencio y subrayados con el canto. Nos alegra saber que tales ejercicios han contribuido a hacer comprender mejor las riquezas espirituales del mismo Rosario y a revalorar su práctica en ciertas ocasiones y movimientos juveniles.

52. Y ahora, en continuidad de intención con nuestros Predecesores, queremos recomendar vivamente el rezo del Santo Rosario en familia. El Concilio Vaticano II a puesto en claro cómo la familia, célula primera y vital de la sociedad "por la mutua piedad de sus miembros y la oración en común dirigida a Dios se ofrece como santuario doméstico de la Iglesia" (115). La familia cristiana, por tanto, se presenta como una Iglesia doméstica (116) cuando sus miembros, cada uno dentro de su propio ámbito e incumbencia, promueven juntos la justicia, practican las obras de misericordia, se dedican al servicio de los hermanos, toman parte en el apostolado de la comunidad local y se unen en su culto litúrgico (117); y más aún, se elevan en común plegarias suplicantes a Dios; por que si fallase este elemento, faltaría el carácter mismo de familia como Iglesia doméstica. Por eso debe esforzarse para instaurar en la vida familiar la oración en común.

53. De acuerdo con las directrices conciliares, la Liturgia de las Horas incluye justamente el núcleo familiar entre los grupos a que se adapta mejor la celebración en común del Oficio divino: "conviene finalmente que la familia, en cuanto sagrario doméstico de la Iglesia, no sólo eleve preces comunes a Dios, sino también recite oportunamente algunas partes de la Liturgia de las Horas, con el fin de unirse más estrechamente a la Iglesia" (118). No debe quedar sin intentar nada para que esta clara indicación halle en las familias cristianas una creciente y gozosa aplicación.

54. Después de la celebración de la Liturgia de las Horas —cumbre a la que puede llegar la oración doméstica—, no cabe duda de que el Rosario a la Santísima Virgen debe ser considerado como una de las más excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar. Nos queremos pensar y deseamos vivamente que cuando un encuentro familiar se convierta en tiempo de oración, el Rosario sea su expresión frecuente y preferida. Sabemos muy bien que las nuevas condiciones de vida de los hombres no favorecen hoy momentos de reunión familiar y que, incluso cuando eso tiene lugar, no pocas circunstancias hacen difícil convertir el encuentro de familia en ocasión para orar. Difícil, sin duda. Pero es también una característica del obrar cristiano no rendirse a los condicionamientos ambientales, sino superarlo; no sucumbir ante ellos, sino hacerles frente. Por eso las familias que quieren vivir plenamente la vocación y la espiritualidad propia de la familia cristiana, deben desplegar toda clase de energías para marginar las fuerzas que obstaculizan el encuentro familiar y la oración en común.

55. Concluyendo estas observaciones, testimonio de la solicitud y de la estima de esta Sede Apostólica por el Rosario de la Santísima Virgen María, queremos sin embargo recomendar que, al difundir esta devoción tan saludable, no sean alteradas sus proporciones ni sea presentada con exclusivismo inoportuno: el Rosario es una oración excelente, pero el fiel debe sentirse libre, atraído a rezarlo, en serena tranquilidad, por la intrínseca belleza del mismo.


110. Pius XII, Epistula Philippinas Insulas ad Archiepiscopum Manilensem: AAS 38 (1946), p. 419.

111. Cf. Discurso a los participantes al II Congreso Internacional Dominicano del Rosario; Insegnamenti di Paolo VI, (1963), pp.463-464. 112. Cf. AAS 58 (1966), pp. 745-749.

113. Cf. AAS 61 (1969), pp. 649-654.

114. Cf. n. 13; AAS 56 (1964), p. 103.

115. Decr. sobre el apostolado de los seglares. Apostolicam actuositatem, n. 11; AAS 58 (1966), p. 848.

116. Conc. Vat. II, Const. Dogm. sobre la Iglesia, Lumen gentium, n.11; AAS 57 (1965), p.16.

117. Cf. Conc. Vat. II, Decr. sobre el apostolado de los seglares, Apostolicam actuositatem, n.11; AAS 58 (1966), p. 848.

118. N. 27


Enlace: http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.html
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Sab Mar 14, 2009 12:49 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

Consolad escribió:

1- ¿Si se ofrece todo el Rosario al empezarlo por tal cosa luego se pueden ofrecer los misterios por separado o las dos cosas a la vez son incompatibles? Porque yo suelo ofrecer todo el Rosario por una cosa y luego cada misterio por cosas diferentes...



Siempre que se reza hay que hacerlo por una intención, aunque sea una acción de gracias como intención, siempre que haya una intención por lo menos. Así lo recomienda San Luis de Montfort. Ahora, en la verdadera devoción a María, nosotros ofrecemos todas nuestras oraciones (rosarios) y prácticas a Ella para que las aplique por quien Ella quiera. Pero eso no quita que nosotros le demos 'sugerencias'. Así rezo yo. Antes de iniciar el rosario, le pido que se haga presente para recibir la corona de rosas que le ofreceré por la conversión y salvación de tal persona. Y después de cada decena, le recuerdo la persona por la que estoy rezando.

Considero que lo mejor es reservar el rosario por una intención en particular, por ejemplo por una persona exclusivamente. Pero quizás el Espíritu Santo durante el rezo del rosario nos ilumine para pedir por otra intención, por otra persona. Dejemos obrar al Espíritu Santo y pidamos también por esa persona, 'no tiene nada de malo' en absoluto.

Algunos tienen la práctica -lo recomienda San Luis de Montfort- de meditar y pedir una virtud o gracia en particular en cada decena. También esto es muy provechoso y recomendable, y enriquece el tesoro del rosario.

Para responder concretamente a tu pregunta, Consolad, te doy mi parecer: es mejor reservar un misterio del rosario (por ejemplo los gozosos) por una intención en particular, y repetir la intención tras cada decena (por ejemplo sirviéndose de la jaculatoria 'Jesús, María, os amo, salvad el alma de Consolad', o como cada uno prefiera). Pero si sentimos la inspiración del Divino Espíritu, podemos durante la recitación de los Avemarías elevar una mirada al cielo o al Santísimo si estamos en adoración eucarística por una intención distinta de la que estamos rezando. O sea, mi respuesta es: reza por una sola intención, pero si te inspiras añade cuantas intenciones van surgiendo Smile
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Leandro del Santo Rosario
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MensajePublicado: Lun Abr 20, 2009 8:35 am    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

EL SANTO ROSARIO, PRENDA DILECTA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Viernes 22 de agosto: Fiesta del Inmaculado Corazón de María

La meditación de los principales misterios de la vida de Jesús y de María constituye como el alma del Rosario, así como el rezo vocal de los Padrenuestros y Avemarías constituye como su cuerpo material. Ambas cosas son absolutamente necesarias para que exista el Rosario. Quien se limitare a rezar los Padrenuestros y Avemarías, pero sin meditar en los misterios, haría, sin duda, una excelente oración, pero no rezaría el Rosario. Y el que meditara atentamente los misterios, pero sin rezar los Padrenuestros y Avemarías, haría una excelente meditación, pero es claro que tampoco habría rezado el Rosario. Para que exista el Rosario es preciso, imprescindiblemente, juntar las dos cosas: rezo de las oraciones y meditación de los misterios.
¿De qué modo se puede rezar eficazmente el Rosario?
Para obtener del santo Rosario toda su eficacia impetratoria y santificadora, es evidente que no basta rezarlo de una manera mecánica y distraída, como podría hacerlo una cinta magnetofónica. Es preciso rezarlo digna, atenta y devotamente, como cualquier otra oración vocal.
En teoría hay que reconocer que es difícil rezar bien el Rosario, precisamente porque hay que juntar la oración vocal con la mental, so pena de invalidarlo en cuanto Rosario. Pero en la práctica es fácil encontrar algunos procedimientos que ayudan eficazmente al rezo correcto y piadoso de la gran devoción mariana.
El Rosario debe rezarse dignamente. Esta primera condición exige, como programa mínimo, que el rezo del Rosario se haga de una manera decorosa, como corresponde a la majestad de Dios, a quien principalmente dirigimos nuestra oración.
El mejor procedimiento es rezarlo de rodillas ante el Sagrario o ante una devota imagen de María, pero en general puede rezarse en cualquier otra postura digna modestamente sentado, paseando por el campo, etc. Sería indecoroso rezarlo en la cama- salvo por razón de enfermedad, o interrumpiéndolo constantemente para contestar a preguntas ajenas al rezo, o en un lugar público y concurrido que hiciera poco menos que imposible la atención.
El Rosario debe rezarse atentamente. La atención es necesaria para evitar la irreverencia que supondría si fuera plenamente voluntaria. ¿Cómo queremos que Dios nos escuche, si empezamos por no escucharnos a nosotros mismos?
Sin embargo, no toda distracción es culpable. No tenemos el control despótico sobre nuestra imaginación, sino únicamente político, y no podemos evitar que se nos escape sin permiso, como un siervo desobediente e indómito, que tal es "la loca de la casa" (la imaginación). Las distracciones involuntarias no invalidan el efecto meritorio e impetratorio de la oración, con tal que se haga lo posible por contenerlas y evitarlas. Escuchemos a Santo Tomás explicando admirablemente este punto interesantísimo al preguntarse "si la oración debe ser atenta":
"Esta cuestión afecta principalmente a la oración vocal. Y para resolverla con acierto hay que distinguir, en primer lugar, lo que es mejor y lo que es absolutamente necesario. Es evidente que para obtener el fin de la oración es mejor que sea atenta. Sin embargo, si nos fijamos en lo que es absolutamente necesario, hay que distinguir en la oración un triple efecto: meritorio, impetratorio y cierto espiritual deleite que produce en el alma del que ora.
"Para los efectos meritorio e impetratorio, no es necesario que la oración sea atenta de una manera constantemente actual (o sea, todos y cada uno de los momentos) sino que basta y es suficiente la atención virtual, que es aquella que se puso al principio de la oración y perdura a todo lo largo de ella aunque se produzcan distracciones involuntarias. Desde luego, si faltara la primera intención, la oración no sería meritoria ni impetratoria. En cambio, la atención actual es absolutamente necesaria para obtener aquel espiritual deleite que lleva consigo la oración fervorosa, que es incompatible con la distracción, aunque sea involuntaria.
"Téngase en cuenta, además, que en la oración vocal puede ponerse una triple atención. La primera y más imperfecta se refiere a la correcta pronunciación de las palabras de que consta. La segunda se fija en el sentido de esas palabras. La tercera, finalmente, pone todo su empeño en el fin de la oración, o sea, en Dios y en la cosa por la que se ora. Esta última es la más importante y necesaria y pueden tenerla incluso las personas de cortos alcances o que no entienden el sentido de las palabras que pronuncian (por ejemplo, por rezar en latín). Esta última atención puede ser tan intensa que arrebate la mente a Dios, hasta `el punto de hacernos perder de vista todas las demás cosas".
Teniendo en cuenta estos principios del Doctor Angélico y con el fin de facilitar la atención en el rezo del santo Rosario y extraer de él su máxima eficacia santificadora, puede seguirse el siguiente método, que ha sido ensayado con éxito por muchas personas que sufrían distracciones en el rezo del mismo:
1°. Durante el rezo del Padrenuestro, fijarse únicamente en el sentido maravilloso de cada una de las palabras, sin pensar para nada en el misterio correspondiente del Rosario, ya que es psicológicamente imposible atender eficazmente a dos cosas a la vez.
2°. Durante el rezo de las tres primeras Avemarías, fijarse exclusivamente en el sentido de esas Avemarías, saludando a la Virgen con ellas y sin tener para nada en cuenta el misterio a que pertenecen, por la razón ya indicada.
3°. Durante el rezo de las tres siguientes Avemarías, pensar solamente en el misterio correspondiente que se está rezando, sin pensar para nada en las Avemarías que se recitan.
4°. Durante las tres o cuatro Avemarías finales, pensar sólo en las consecuencias prácticas que se desprenden del misterio correspondiente (ej.: humildad de María, su amor a la cruz, etc.)
5°. Durante el Gloria, pensar únicamente en glorificar con él a la Santísima Trinidad.
En segundo término, el Rosario ha de rezarse devotamente. La devoción consiste en una prontitud del ánimo para las cosas tocantes al servicio de Dios. Es imposible que el alma no se sienta llena de devoción si reza tan perfectamente como le es posible el Rosario.
Una cosa importantísima hemos de advertir aquí. El fin principal de toda oración vocal o mental es unir el alma con Dios de la manera más íntima realizable. Todo lo demás, incluso la impetración de las gracias que pedimos, es secundario en relación a esta finalidad suprema. De donde hay que concluir que, si durante el rezo del Rosario o de cualquier otra oración vocal no obligatoria se sintiera el alma llena de un amor de Dios tan intenso que el rezo le resultara muy penoso o poco menos que imposible, habría que suspender inmediatamente el rezo sin escrúpulo alguno, para "dejarse abrasar en silencio" por aquella llama de amor viva "que sabe a vida eterna y paga toda deuda" como dice San Juan de la Cruz.
El rezo del Rosario en las condiciones que acabamos de indicar constituye una de las más grandes y claras señales de predestinación que podemos alcanzar en este mundo, al reunir la eficacia infalible de la oración impetratoria de la perseverancia final y la poderosísima intercesión de María como mediadora universal de todas las gracias. Quiera Dios conceder a cada uno de los lectores el deseo ardiente de un gran devoto de la Virgen en su doble advocación del Carmen y del Rosario:

Cuando con blanco sudario
cubran los despojos míos,
¡sálveme tu escapulario
y tengan mis dedos fríos
las cuentas de tu Rosario!


ANTONIO Royo MARÍN O.P.
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pequeñin de maria
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Mensajes: 1

MensajePublicado: Sab May 16, 2009 1:14 pm    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
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-Saludos a todos, solo era para hacer un inciso sobre el rezo del santo rosario, hay otro modo de centrarse en el rezo del santo rosario, el cual multiplica el valor de la oracion, y ademas nos deja inmersos en la misericordia de dios, incluso antes de haber empezado por el rezo del rosario...
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rosa-mistica
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MensajePublicado: Jue Jun 04, 2009 5:25 pm    Asunto: Una sugerencia...
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

Que bueno haber encontrado este tema en medio del foro.

Como grupo de oración consagrado a la devoción de la Rosa Mística, es muy importante resaltar nuestro amor a la Santa Madre de la Iglesia; somos practicantes de los métodos de oración aplicados por Sta Teresa, por esto, queremos compartir con los lectores de este tema una publicación que hicimos relacionada con la oración vocal.

http://foros.catholic.net/viewtopic.php?t=58151&highlight=

De igual forma, queremos invitarlos a orar el Rosario o coronilla a la Rosa Mística, el cual lo pueden encontrar en http://rosa-mistica.freehostia.com
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http://rosa-mistica.freehostia.com
Grupo de oración: La Rosa Mística - El amor es la fuerza con la que Cristo vencerá
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Leandro del Santo Rosario
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Registrado: 24 Mar 2006
Mensajes: 3567
Ubicación: Buenos Aires, Argentina.

MensajePublicado: Mar Jun 16, 2009 11:04 am    Asunto:
Tema: Cómo rezar el rosal místico
Responder citando

El sabio P. Antonio Royo Marín, O.P., en su excelente obra de mística y ascética, comenta la importancia del rosario diario entre las principales devociones marianas. Del número 73 de la Teología de la perfección cristiana:

«El santísimo rosario: devoción mariana por excelencia, riquísimo sartal de perlas que desgranamos a los pies de María, guirnalda suavísima de rosas con que ceñimos su Corazón Inmaculado, clarísima señal de predestinación para todos los que le recen devota y diariamente, prenda y garantía de las más fecundas bendiciones divinas, al que María ha vinculado en nuestros días -en Lourdes y en Fátima principalmente- la salvación del mundo. Ningún devoto de María que se precie de tal omitirá un solo día el rezo del santísimo rosario -al menos una tercera parte *- aunque por circunstancias inesperadas tenga que omitir cualquier otra devoción mariana: el rosario las suple todas y a él no la suple ninguna.»


(* Cuando el autor dice 'al menos una tercera parte', se refiere a un misterio entero del rosario, por ejemplo, los gozosos, que cuando fue publicada la obra, constituían una tercera parte del rosario, junto a los dolorosos y gloriosos. Hoy, gracias al regalo que nos dejó Juan Pablo II, se enriqueció el rosario de María y debe decirse 'al menos una cuarta parte'.)
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