LA REVOLUCIÓN QUE NOS CAMBIA

[Orpam Saretnoc Laverz]

Tiziana Filipponi, periodista y madre de familia escribe con agudeza puntualizando, en varios temas, sobre todo con su afición por los jóvenes. He resumido alguna de sus ideas sobre la vida de fe, abreviando en algunos puntos para agilizar el tema, pero pienso que vale la pena fijarse en lo que nos dice. ¡A ver si os lo parece a vosotros también!

Hoy el mundo incita a mil formas de revolución.
Pero, existe una verdadera revolución, la que el Papa Benedicto XVI
ha indicado recientemente a los jóvenes como “La revolución de Dios”.

Cristo es la estrella a seguir
“Los Magos… son sólo los primeros de una larga procesión de hombres y mujeres que en su vida han buscado constantemente con la mirada la estrella de Dios.
Sólo de los santos, sólo de Dios viene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo”.

Todos los creyentes, en particular los jóvenes, están llamados a afrontar el camino de la vida en búsqueda de la verdad, de la justicia, del amor.
… Haced la experiencia liberadora de la Iglesia como lugar de la misericordia y de la ternura de Dios hacia los hombres. En la Iglesia y mediante ella alcanzaréis a Cristo que os espera.
¿Dónde encuentro los criterios para mi vida, dónde los criterios para colaborar de forma responsable en la edificación del presente y del futuro de nuestro mundo?
¿De quién puedo fiarme, a quién confiarme? ¿Dónde está Aquel que puede darme la respuesta satisfactoria para las esperas del corazón?
… El camino no está terminado hasta que no se ha encontrado a Aquel que tiene el poder de instaurar aquel Reino universal de justicia y de paz al que aspiran los hombres, pero que no saben construir solos.
Plantear tales preguntas significa además buscar a Alguien que no se engaña y no puede engañar.

Descubrir el propio camino
… Este es el sentido de nuestro camino: servir la realeza de Dios en el mundo.
… Este es el misterio de la llamada, de la vocación; misterio que implica la vida de cada cristiano, y que se manifiesta con mayor evidencia en los que Cristo invita a dejarlo todo para seguirlo más de cerca.
El seminarista vive la belleza de la llamada en el momento que podríamos definir de “enamoramiento”. Su ánimo está colmado de asombro, que le hace decir: Señor ¿por qué precisamente a mí? Pero el amor no tiene ‘porqués’, es don gratuito al que se responde con el don de sí mismo.
La verdadera revolución consiste únicamente en el dirigirse sin reservas a Dios que es la medida de lo que es justo y al mismo tiempo es el amor eterno.
Y ¿qué cosa mía podría salvarnos sino el amor?.

La revolución del Amor entra en el mundo con Jesús
“¿Qué está sucediendo? Jesús ¿cómo puede distribuir su Cuerpo y su Sangre? Haciendo del pan su Cuerpo y del vino su Sangre. Él anticipa su muerte, la acepta en su interior y la transforma en una acción de amor”.
Todos los otros cambios permanecen superficiales y no salvan.

¡Buenas tardes a todos!
Orpam Saretnoc Laverz