Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


"SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Ir a página Anterior  1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11  Siguiente
 
Publicar nuevo tema   Este tema está cerrado y no puede editar mensajes o responder    Foros de discusión -> Relax: Reflexiones personales y Temas ligeros
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 3:16 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Soneto a Cristo Crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor!
Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muévenme en fin, tu amor,
y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

(Atribuido a Santa Teresa de Ávila)


Volver arriba
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 9:38 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

De las 11 a las 12 del día

DECIMANOVENA HORA
La Crucifixión de Jesús


Jesús, Madre mía, venid a escribir conmigo, prestadme vuestras santísimas manos para que pueda escribir lo que a Vosotros os plazca y sólo lo que queráis.

Jesús, amor mío, ya estás despojado de tus vestiduras; tu cuerpo santísimo está tan lacerado, que pareces un cordero desollado... Veo que de la cabeza a los pies tiemblas, y no sosteniéndote de pie, mientras tus enemigos te preparan la Cruz, caes por tierra en este monte. Bien mío y Todo mío, el corazón se me oprime por el dolor al ver cómo la sangre te diluvia de todas partes de tu santísimo cuerpo, y todo cubierto de llagas, de la cabeza a los pies.

Tus enemigos, cansados, pero no satisfechos, al desnudarte han arrancado de tu santísima cabeza, con indecible dolor tuyo, la corona de espinas, y después te la han clavado de nuevo entre dolores inauditos, traspasando con nuevas heridas tu sacratísima cabeza...

Ah, Tú reparas la perfidia y la obstinación del pecador, especialmente en el pecado de la soberbia... Jesús, veo que si el amor no te empujase aún más arriba, Tú ya hubieras muerto por la intensidad del dolor que sufres en esta tercera coronación de espinas. Pero veo que no puedes soportar el dolor, y con esos ojos velados por la sangre miras para ver si al menos hay uno que se te acerque para sostenerte en tanto dolor y confusión...[/b]

[b]Dulce bien mío, aquí no estás solo como en la noche de la Pasión, aquí está la dolorosa Mamá que, lacerada en su Corazón sufre tantas muertes por cuantas penas sufres Tú...
Oh Jesús, también está la amante Magdalena, que parece enloquecida por causa de tus penas; el fiel Juan, que parece enmudecido por la intensidad del dolor de tu Pasión...
Este es el monte de los amantes... y no podías estar solo-

Pero dime, Amor mío, ¿quién quisieras que te sostuviera en tanto dolor? Ah, permíteme que sea yo quien te sostenga. Yo soy quien tiene más necesidad de todos... La Mamá querida, con los demás, me ceden el puesto, y yo, oh Jesús, me acerco a ti, te abrazo y te ruego que apoyes tu cabeza sobre mi hombro y que me hagas sentir en mi cabeza tus espinas.
Quiero poner mi cabeza junto a la tuya, no sólo para sentir tus espinas sino también para lavar con tu sangre preciosísima, que de la cabeza te chorrea, todos mis pensamientos, para que todos puedan estar en tacto de repararte por cualquier ofensa de pensamiento que cometan las criaturas.
Oh amor mío, estréchate a mí, pues quiero besar una por una las gotas de tu sangre que chorrean sobre tu rostro santísimo; y mientras las adoro una por una, te ruego que cada gota de tu sangre sea luz para cada mente creada, para hacer que ninguna te ofenda con pensamientos malos...


Y mientras te tengo estrechado y apoyado en mí, te miro, oh Jesús, y veo que miras la Cruz que tus enemigos te preparan. Oyes los golpes que dan a la Cruz para hacerle los agujeros en los que te clavarán. Oh Jesús, siento que el Corazón te palpita con violencia, anhelando ese lecho, para ti el más deseado, si bien con dolor indescriptible, con que sellarás en ti la salvación de nuestras almas; y te oigo decir:
"Amor mío, Cruz amada, lecho mío precioso: Tú has sido mi martirio en vida y ahora eres mi descanso.
Oh Cruz, recíbeme pronto en tus brazos; estoy impaciente en la espera. Cruz santa, en ti daré cumplimiento a todo.
¡Pronto, oh Cruz, cumple mis ardientes deseos, que me consumen para dar Vida a las almas, y estas Vidas serán selladas por ti,
oh Cruz! ¡Ah, no tardes, que con ansia espero extenderme sobre ti para abrir el Cielo a todos mis hijos y cerrarles el Infierno!
Oh Cruz, es verdad que tú eres mi batalla, pero eres también mi victoria y mi triunfo completo.
En ti concederé abundantes herencias, victorias, triunfos y coronas a mis hijos..."


¿Pero quién podrá decir todo lo que mi dulce Jesús dice a la Cruz? Pero mientras Jesús se desahoga con la Cruz, sus enemigos le mandan que se extienda sobre ella, y El inmediatamente obedece a lo que quieren, y esto para reparar por nuestras desobediencias.

Amor mío, antes que te extiendas sobre la Cruz déjame que te estreche más fuerte a mi corazón y que te de, y tú me des, un beso.
Oye, Jesús, no quiero dejarte; quiero permanecer contigo y extenderme también yo sobre la Cruz y quedar clavada junto contigo. El verdadero amor no soporta ninguna clase de separación.
Tú perdonarás la audacia de mi amor y me concederás quedarme crucificada contigo... Mira, tierno amor mío, no soy yo sola quien te lo pide, sino también te lo pide la doliente Mamá, la amante Magdalena, el predilecto Juan; todos te dicen que les sería más soportable quedar crucificados contigo que sólo asistir y verte a ti solo crucificado...

Por eso en unión contigo me ofrezco al Eterno Padre, identificada con tu Voluntad, con tu Amor, con tus reparaciones, con tu mismo Corazón y con todas tus penas.

Ah, parece que mi dolorido Jesús me dice:
"Hija mía, has previsto mi Amor, esta es mi Voluntad: Que todos los que me aman queden crucificados conmigo. Ah sí, ven tú también a extenderte conmigo sobre la Cruz; te haré vida de mi Vida y te tendré como la predilecta de mi Corazón."

Dulce bien mío, he aquí que te extiendes sobre la Cruz, miras a los verdugos, que tienen en las manos clavos y martillo para clavarte, y los miras con tal amor y dulzura que les haces dulce invitación para que pronto te crucifiquen... Y ellos, aunque sienten repugnancia, con ferocidad inhumana te sujetan la mano derecha, presentan el clavo y a golpes de martillo lo hacen salir por el otro lado de la Cruz, pero es tanto y tan tremendo el dolor que sufres, oh Jesús mío, que te estremeces; la luz de tus ojos se eclipsa, tu rostro santísimo palidece y se hace lívido...

Diestra bendita, te beso, te compadezco, te adoro y te agradezco, por mí y por todos... Y por cuantos fueron los golpes que recibiste, tantas otras almas te pido en este momento que libres de la condena del infierno; por cuantas gotas de sangre derramaste, tantas almas te ruego que laves en esta Sangre Preciosísima; y por el dolor atroz que sufriste, especialmente cuando te clavaron en la Cruz, te ruego que a todos abras el Cielo y que bendigas a todos, y ésta tu bendición llame a la conversión a los pecadores, y a la luz de la fe a los herejes e infieles.

Oh Jesús, dulce Vida mía, habiéndote crucificado ya la mano derecha, los verdugos, con inaudita crueldad te toman la izquierda y te tiran de ella tanto, para hacer que llegue al agujero ya preparado en la Cruz, que te sientes dislocar las articulaciones de los brazos y de los hombros, y por la violencia del dolor, las piernas se contraen convulsamente...

Mano izquierda de mi Jesús, te beso, te compadezco, te adoro y te agradezco... Y te ruego, por esos golpes y por los dolores que sufriste cuando te traspasaron con el clavo, que me concedas muchas almas que en este momento hagamos volar del Purgatorio al Cielo; y por la sangre que derramaste te ruego que extingas las llamas que atormentan a esas almas, y para todas sea refrigerio y un baño saludable que las purifique de todas las manchas y las disponga a la visión beatifica...


Amor mío y Todo mío, por el agudísimo dolor que sufriste cuando te clavaron el clavo en la mano izquierda te ruego que cierres el infierno a todas las almas y que detengas los rayos de la Divina Justicia, que por nuestras culpas está por desgracia irritada...

Ah Jesús, haz que este clavo en tu izquierda bendita sea la llave que cierre la Divina Justicia, para hacer que no lluevan los flagelos sobre la tierra, y abra los tesoros de la Divina Misericordia a favor de todos. Por eso te ruego que nos estreches entre tus brazos... Ya has quedado inmovilizado para todo, y nosotros hemos quedado libres para poderte hacer todo; por tanto, pongo en tus brazos el mundo y a todas las generaciones, y te ruego, Amor mío, con las voces de tu misma sangre, que no niegues a ninguno el perdón, y por los méritos de tu Preciosísima Sangre te pido la salvación y la Gracia para todos, sin excluir a ninguno.


Amor mío Jesús, tus enemigos no están todavía satisfechos; con ferocidad diabólica toman tus pies santísimos, siempre incansables en la búsqueda de almas, y, contraídos como estaban por la fuerza del dolor de las manos, tiran de ellos tan fuerte que quedan descoyuntadas las rodillas, las caderas y todos los huesos del pecho...
Mi corazón no resiste, oh Bien mío... Veo que por la vehemencia del dolor, tus hermosos ojos eclipsados y velados por la sangre se ponen en blanco, tus labios lívidos e hinchados por los golpes se tuercen, las mejillas se hunden, los dientes entrechocan, el pecho se sofoca, y el Corazón, por la fuerza de la tensión con que han sido estiradas las manos y los pies, queda todo desquiciado...
¡Amor mío, con cuánto deseo me pondría en tu lugar para evitarte tanto dolor! Quiero extenderme en todos tus miembros para darte un alivio, un beso, un consuelo y una reparación por todo.


Jesús mío, veo que colocan un pie sobre el otro, y te lo traspasan con un clavo, por añadidura despuntado...
Ah Jesús mío, permíteme que mientras te los traspasa el clavo, te ponga en el pie derecho a todos los Sacerdotes, para que sean luz para todas las gentes, y en especial aquellos que no llevan una vida buena y santa; y en el pie izquierdo a todas las gentes, para que reciban la luz de los Sacerdotes, los respeten y les sean obedientes; y en la misma forma que el clavo te traspasa los pies, así traspase a los Sacerdotes y a las gentes para que unos y otras no puedan separarse de ti...


Pies benditos de mi Jesús, os beso, os compadezco, os adoro y os agradezco... Y por los atrocísimos dolores que sufriste cuando fuiste estirado, descoyuntándose todos los huesos, y por la sangre que derramaste, te suplico que pongas y encierres a todas las almas en tus llagas.
No desdeñes a ninguna, oh Jesús... Que tus clavos crucifique nuestras potencias para que no se separen de ti; nuestro corazón, para que siempre y solamente quede fijo en ti; todos nuestros sentimientos queden clavados con tus clavos para que no tomen ningún gusto que no provenga de ti...


Oh Jesús mío crucificado, te veo todo ensangrentado, nadas en un baño de sangre, y estas gotas de sangre no te gritan sino : ¡Almas! Más aún, en cada una de estas gotas de tu sangre veo presentes a todas las almas de todos los siglos; de manera que a todas nos contenías en ti, oh Jesús. Y por la potencia de esta Sangre te pido que ninguna huya nunca más de ti.

Oh Jesús mío, terminando los verdugos de clavarte los pies, yo me acerco a tu Corazón. Veo que ya no puedes más, pero el amor grita más fuerte y exige: "¡Más penas aún!".

Jesús mío, abrazo tu Corazón, te beso, te compadezco, te adoro y te agradezco, por mí y por todos...
Oh Jesús, quiero apoyar mi cabeza sobre tu Corazón para sentir lo que sufres en esta dolorosísima crucifixión... Ah, siento que cada golpe de martillo resuena en tu Corazón.
Tu Corazón es el centro de todo, y por él empiezan los dolores y en él terminan...Ah, si no fuera porque esperas una lanza para ser traspasado, las llamas de tu Amor y la sangre que hierve en torno a tu Corazón, se hubieran abierto camino y te lo habrían ya traspasado.


Estas llamas y esta sangre llaman a las almas amantes a hacer su feliz morada en tu Corazón, y yo, oh Jesús, por amor de este Corazón y por tu sacratísima Sangre, te suplico, te pido la santidad de todas tus almas amantes... Oh Jesús, no las dejes salir jamás de tu Corazón, y con tu Gracia multiplica las vocaciones de almas amantes y víctimas que continúen tu vida sobre la tierra. Tú quisieras dar un puesto especial en tu Corazón a las almas que te aman; haz que este puesto no lo pierdan jamás.

Oh Jesús, que las llamas de tu Corazón me abrasen y me consuman, que tu sangre me embellezca, que tu Amor me tenga siempre clavada al Amor, con el dolor y con la reparación.


Oh Jesús mío, ya los verdugos han clavado tus manos y tus pies a la Cruz, y volteándola para remachar los clavos obligan a tu rostro adorable a tocar la tierra empapada por tu misma sangre, y Tú, con tu boca divina, la besas...
Y con este beso, oh dulce Amor mío, quieres besar a todas las almas y vincularlas a tu amor, sellando su salvación.
Oh Jesús, déjame que tome yo tu lugar para que tu sacratísimo cuerpo no toque esa tierra, aunque esté empapada por tu preciosísima sangre; déjame que te estreche entre mis brazos, y mientras los verdugos doblan a golpes los clavos, haz que estos golpes me hieran también a mí y me crucifiquen por entero a tu Amor
.


Jesús mío, mientras las espinas se van hundiendo cada vez más en tu cabeza, quiero ofrecerte todos mis pensamientos, para que como besos afectuosos te consuelen y mitiguen la amargura de tus espinas.

Oh Jesús, veo que tus enemigos aún no se han hartado de insultarte y de escarnecerte, y yo quiero confortar tus divinas miradas con mis miradas de amor.


Tu lengua está pegada casi a tu paladar por la amargura de la hiel y por la sed abrasadora. Para aplacar tu sed quisieras todos los corazones de las criaturas rebosantes de amor, pero no teniéndolos, te abrasas cada vez más por ellas...
Dulce amor mío, quiero enviarte ríos de amor para mitigar de algún modo la amargura de la hiel y la sed ardiente...
Oh Jesús, veo que a cada movimiento que haces, las llagas de tus manos se van abriendo más y el dolor se hace más intenso y acerbo. Querido Bien mío, para confortar y endulzar este dolor te ofrezco las obras santas de todas las criaturas...


¡Oh Jesús mío, ay! ¡Cómo está destrozado tu pobre Corazón! ¿Cómo podré confortarte en tanto dolor? Me difundiré en ti, pondré mi corazón en el tuyo, en tus ardientes deseos pondré los míos para que sea destruido cualquier deseo malo; difundiré mi amor en el tuyo a fin de que con tu fuego sean abrasados los corazones de todas las criaturas y destruidos los amores profanos y pecaminosos. Y así tu Corazón sacratísimo quedará reconfortado.

Yo prometo desde ahora, oh Jesús, mantenerme siempre clavada a este Corazón amorosísimo con los clavos de tus deseos, de tu Amor y de tu Voluntad.
¡Oh Jesús mío: Crucificado Tú, crucificada yo en ti! No permitas que me desclave lo más mínimo de ti; sino que quede siempre clavada, para poder amarte y repararte por todos y mitigar el dolor que te dan las criaturas con sus pecados...


+ + +

Crying or Very sad ¡Perdón, Señor, Perdón!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 10:38 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Jesús clavado en la Cruz

En esta hora, en íntima unión con Jesús, el alma, ejerciendo el oficio de víctima, quiere desarmar a la Justicia Divina.


Mi buen Jesús, veo que tus enemigos levantan el pesado madero de la Cruz y lo dejan caer en el hoyo que han preparado; y Tú, dulce Amor mío, quedas suspendido entre el Cielo y la tierra. En este solemne momento te diriges al Padre, y con voz débil y apagada le dices:

"Padre Santo, héme aquí cargado con todos los pecados del mundo; no hay pecado que no recaiga sobre Mí. Por eso no descargues sobre los hombres los flagelos de tu Divina Justicia, sino sobre Mí, tu Hijo.
Oh Padre, ¿no ves a qué estado me he reducido?
Por esta Cruz y en virtud de estos dolores, concede a todos el perdón, verdadera conversión, paz y santidad.
Detén tu indignación contra la pobre humanidad, contra mis hijos; están ciegos y no saben lo que hacen...
Por eso mírame bien, cómo he quedado reducido por causa de ellos. Si no te mueves a compasión por ellos, enternécete al manos al ver mi rostro escupido y cubierto de sangre, lívido e hinchado por tantas bofetadas y golpes que he recibido...
¡Piedad, Padre mío! Yo era el más hermoso de todos, y ahora estoy tan desfigurado que ya no me reconozco.
He llegado a ser la abominación de todos. ¡Por eso, a cualquier precio quiero salvar a la pobre criatura!"


Crucificado Amor mío, yo también quiero seguirte ante el Trono del Eterno, y junto contigo quiero desarmar a la Divina Justicia.
Hago mía tu santísima Humanidad, me uno con mi voluntad a la Tuya y junto contigo quiero hacer lo que haces Tú... Es más, permíteme que corran mis pensamientos en los tuyos; mi amor, mi voluntad, mis deseos en los tuyos; mis latidos corran en tu Corazón y todo mi ser, en ti, a fin de que no deje escapar nada y repita acto por acto y palabra por palabra todo lo que haces Tú.


Pero veo, crucificado Bien mío, que Tú, viendo al Divino Padre grandemente indignado contra las criaturas, te postras ante El y ocultas a todas las criaturas dentro de tu santísima Humanidad, poniéndolos al seguro, para que el Padre, mirándonos en ti, no nos eche a las criaturas de Sí.
Y si las mira airado, es porque todas las almas han desfigurado la bella imagen que El creó, y no tienen más pensamientos que para desconocerlo y ofenderlo, y de su inteligencia, que debía ocuparse en comprenderlo, forman por el contrario una guarida donde anidan todos los pecados... Y Tú, oh Jesús mío, para aplacarlo, atraes la atención del Divino Padre a que mire tu santísima cabeza traspasada en medio de atroces dolores, que en tu mente tienen cono clavadas a todas las inteligencias de las criaturas, y por las cuales y por cada una ofreces una expiación para satisfacer a la Divina Justicia.
¡Oh, cómo estas espinas son ante la Majestad Divina voces piadosas que excusan todos los malos pensamientos de las criaturas!


Jesús mío, mis pensamientos sean uno solo con los tuyos; por eso contigo ruego, imploro, reparo y excuso ante la Divina Majestad por todo el mal que hacen todas las criaturas con la inteligencia.
Permíteme que tome tus espinas y tu misma Inteligencia, y que vaya recorriendo contigo todas las criaturas y una tu Inteligencia a las suyas, y que con la santidad de tu Inteligencia les devuelva la primera Inteligencia, tal como fue por ti creada; que con la santidad de tus pensamientos reordene todos los pensamientos de las criaturas en ti, Y que con tus espinas traspase la mente de todas y de cada una de las criaturas y te devuelva el dominio y el gobierno de todas...

Ah sí, oh Jesús mío, Tú solo sé el dominador de cada pensamiento, de cada acto de todas las gentes; rige Tú solo cada cosa, y sólo así la faz de la tierra, que causa horror y espanto, será renovada.


Mas me doy cuenta, crucificado Jesús, que aún ves al Divino Padre indignado, que mira a las pobres criaturas y las ve a todas tan enfangadas de pecados y cubiertas con las más repugnantes asquerosidades, que dan asco a todo el Cielo.
¡Oh, cómo queda horrorizada la pureza de la mirada divina, casi no reconociendo como obra de sus manos santísimas a la pobre criatura! Es más, parece que sean otros tantos monstruos ocupan la tierra y que atraen la indignación de la mirada del Padre...


Pero Tú, oh Jesús mío, para aplacarlo tratas de endulzarlo cambiando sus ojos por los tuyos, haciéndole verlos cubiertos de sangre e hinchados de lágrimas; y lloras ante la Divina Majestad para moverla a compasión por la desgracia de tantas pobres criaturas, y oigo que le dices:

"Padre mío, es cierto que la ingrata criatura cada vez más se va enfangando con pecados, hasta no merecer ya tu mirada paterna; pero mírame, oh Padre: Yo quiero llorar tanto ante Ti, que forme un baño de lágrimas y de sangre para lavar todas las inmundicias con que se han cubierto las criaturas. Padre mío, ¿querrás acaso Tú rechazarme? ¡No, no puedes; soy tu Hijo! Y a la vez que soy tu Hijo soy también la Cabeza de todas las criaturas, y ellas son mis miembros... ¡Salvémoslas, oh Padre, salvémoslas!".

Jesús mío, amor sin fin, quisiera tener tus ojos para llorar ante la Majestad Suprema por la pérdida de tantas pobres criaturas... y por estos tiempos tan tristes.
Permíteme que tome tus lágrimas y tus mismas miradas, que son una con las mías, y recorra todas las criaturas. Y para moverlas a compasión por sus almas y por tu amor, les hará ver que Tú lloras por su causa, y que mientras se van enfangando Tú tienes preparadas tus lágrimas y tu sangre para lavarlas... y así, al verte llorar, se rendirán.
Ah, con estas tus lágrimas permíteme que lave todas las inmundicias de las criaturas; que haga descender estas lágrimas en sus corazones y ablande a tantas almas endurecidas en el pecado, venza la obstinación de los corazones y haga penetrar en ellos tus miradas, haciéndoles levantar al Cielo sus miradas para amarte, y no las dejen más vagar sobre la tierra para ofenderte. Así el Divino Padre no desdeñará mirar a la pobre humanidad.


Crucificado Jesús, veo que el Divino Padre aún no se aplaca en su indignación, porque mientras su paterna bondad, movida por tanto Amor a la pobre criatura, Amor que ha llenado Cielo y tierra de tantas pruebas de amor y de beneficios hacia ella, tantas que se pueda decir que en cada paso y acto de la criatura se siente correr el Amor y las gracias de ese Corazón Paterno, y la criatura, siempre ingrata, no quiere reconocerlo sino que hace frente a tanto Amor llenando cielos y tierra de insultos, de desprecios y de ultrajes, y llega a pisotearlo bajo sus inmundos pies, queriendo destruirlo si pudiera, y todo por idolatrarse a sí misma
¡Ah, todas esas ofensas penetran hasta en los Cielos y llegan ante la Majestad Divina, la Cual, oh cómo se indigna viendo a la vilísima criatura que llega hasta insultarla y ofenderla en todos los modos posibles!

Pero Tú, oh Jesús mío, siempre atento a defendernos, con la fuerza arrebatadora de tu Amor forzas al Padre a que mire tu santísimo rostro, cubierto de todos estos insultos y desprecios, y le dices:


"Padre mío, no rechaces a las pobres criaturas; si las rechazas a ellas, a Mí me rechazas. ¡Ah, aplácate! Todas estas ofensas las tengo sobre mi rostro, que te responde por todas...
Padre mío, detén tu furor contra la pobre humanidad; son ciegos y no saben lo que hacen. Por eso mírame bien cómo he quedado reducido por su causa.
Si no te mueves a compasión por la mísera humanidad, que te enternezca mi rostro lleno de salivazos, cubierto de sangre, amoratado e hinchado por tantas bofetadas y golpes como he recibido...¡Piedad, Padre mío! Yo era el más bello de los hijos de los hombres y ahora estoy tan desfigurado que soy irreconocible; soy oprobio para todos. ¡Por eso, a cualquier precio quiero a la criatura salva!".


Jesús mío, ¿pero es posible que nos ames tanto? Tu amor tritura mi pobre corazón, pero queriéndote seguir en todo, déjame que tome este tu rostro santísimo para tenerlo en mi poder, para mostrarlo continuamente así desfigurado al Padre, con el fin de moverlo a compasión por la pobre humanidad, que tan oprimida está bajo el látigo de la Divina Justicia que yace como moribunda; y permíteme que vaya en medio de las criaturas y les haga ver tu rostro tan desfigurado por su causa, y las mueva a compasión de sus almas y de tu amor; y que con la luz que brota de ese rostro y con la fuerza arrebatadora de tu amor les haga comprender Quién eres Tú y quiénes son ellas que se atreven a ofenderte, y haga resurgir sus almas de en medio de tantos pecados en que viven muertas a la Gracia, y les haga postrarse ante ti a todas, en acto de adorarte y de glorificarte.

Jesús mío, Crucificado adorable, la criatura continúa irritando sin cesar a la Divina Justicia, y de su lengua hace resonar el eco de horribles blasfemias, voces de imprecaciones y maldiciones, conversaciones malas, tramas para preparar cómo destrozarse mejor entre ellas y llevar a cabo horribles matanzas y asesinatos... Ah, todas estas voces ensordecen la tierra y penetrando hasta en los Cielos ensordecen los oídos divinos, y Dios, cansado de estos ecos malignos que las criaturas le envían, siente que querría deshacerse de ellas y arrojarlas lejos de Sí, porque todas estas voces malignas imprecan y claman venganza y justicia contra ellas mismas... ¡Oh, cómo la Divina Justicia se siente constreñida a descargar flagelos! ¡Oh, cómo encienden su furor contra la criatura tantas blasfemias horrendas!
Pero Tú, oh Jesús mío, amándonos con sumo amor, haces frente a estas voces malignas con tu voz omnipotente y creadora y haces resonar tu dulcísima voz en los oídos del Padre para repararlo por las molestias que le dan las criaturas, con otras tantas voces de bendiciones, de alabanzas, y clamas:
"¡Misericordia, Gracias, Amor para la pobre criatura!" Y para aplacarlo más, le demuestras tu santísima boca y le dices:

"Padre mío, mírame de nuevo; no oigas las voces de las criaturas sino escucha la mía; soy Yo quien te da satisfacción por todas; por eso te ruego que mires a las criaturas, pero que las mires en Mí, pues si las miras fuera de Mí, ¿qué sería de ellas? Son débiles, ignorantes, capaces sólo de hacer el mal, llenas de todas las miserias. Piedad, piedad de las pobres criaturas. Yo te respondo por ellas con mi lengua amargada por la hiel, reseca por la sed y quemada y abrasada por el Amor..."

Amargado Jesús mío, mi voz en la tuya también quiere hacer frente a todas esas ofensas. Déjame que tome tu lengua, tus labios y que recorra todas las criaturas y toque sus lenguas con la tuya, para que sintiendo ellas en el momento de ofenderte la amargura de la tuya, no vuelvan a blasfemar, si no por amor, al menos por la amargura que sientan...; déjame que toque sus labios con los tuyos a fin de que, haciéndoles sentir en sus labios el fuego de la culpa, y haciendo resonar tu voz omnipotente en todos los pechos, pueda detener la corriente de todas las voces malas, y cambiar a todas las voces humanas en voces de bendiciones y alabanzas.

Crucificado Bien mío, ante tanto amor y dolor tuyo la criatura no se rinde aún; por el contrario, despreciándote, va añadiendo pecados y pecados, cometiendo enormes sacrilegios, homicidios, suicidios, fraudes, engaños, crueldades y traiciones... Ah, todas estas obras malas hacen más pesados los brazos paternos, y el Padre, no pudiendo sostener su peso, está a punto de dejarlos caer, haciendo llover sobre la tierra cólera y destrucción.
Y Tú, oh Jesús mío, para librar a la criatura de la cólera divina, temiendo ver a la criatura destruida, tiendes tus brazos al Padre para que El no los deje caer y destruya a la criatura, y ayudándolo con los tuyos a sostener el peso, lo desarmas e impides a la Justicia que actúe.
Y para moverlo a compasión por la mísera humanidad y enternecerlo, con voz más conmovedora le dices:


"Padre mío, mira mis manos destrozadas y estos clavos que me las traspasan, que me tienen clavado junto con todas estas obras malas. Ah, en estas manos siento todos los dolores que me dan todas estas malas obras. ¿No estás contento, oh Padre mío, con mis dolores? ¿No son acaso capaces de satisfacerte? Ah, estos mis brazos descoyuntados y descarnados sean para siempre cadenas que tengan atadas a todas las pobres criaturas a fin de que ninguna me huya, sólo la que quisiera arrancarse de Mí a viva fuerza; y estos mis brazos sean las cadenas amorosas que te aten también a ti, Padre mío, para impedirte que destruyas a la pobre criatura; más aún, te atraigan siempre más hacia ella para que derrames abundantemente sobre ella tus gracias y tus misericordias."

Jesús mío, tu amor es un dulce encanto para mí, y me mueve a hacer todo lo que haces Tú; por eso dame tus brazos, pues quiero impedir junto contigo, a costa de cualquier pena, que intervenga la Justicia Divina contra la pobre humanidad.
Con la sangre que escurre de tus manos quiero extinguir el fuego de la culpa que la enciende y aplacar su furor; y para mover al Padre a más piedad por las criaturas, permíteme que en tus brazos ponga tantos miembros destrozados, los gemidos de tantos pobres heridos, tantos corazones doloridos y oprimidos, y déjame que recorra todas las criaturas y las estreche a todas en tus brazos para que todas vuelvan a tu Corazón.
Permíteme que con la potencia de tus manos creadoras detenga la corriente de tantas obras malas y pecaminosas e impida a todos hacer el mal.


Amable Jesús mío crucificado, la criatura no está satisfecha aún de ofenderte; quiere beber hasta el fondo todas las heces del pecado y corre como enloquecida por el camino del mal; se precipita cada vez más de pecado en pecado, desobedece y desconoce tus Leyes, y desconociéndote a ti, se rebela más contra ti, y casi sólo por darte dolor quiere irse al infierno...
¡Oh, cómo se indigna la Majestad Suprema! Y Tú, oh Jesús mío, triunfando sobre todo, hasta sobre la obstinación de las criaturas, para aplacar al Divino Padre le muestras toda tu santísima Humanidad lacerada, descoyuntada, descarnada y destrozada en modo horrible, y tus santísimos pies traspasados, en los que contienes todos los pasos de las criaturas, que te dan dolores de muerte, tanto que están deformes por la atrocidad de los dolores; y oigo tu voz más que nunca conmovedora, como a punto de extinguirse, que a fuerza de amor y de dolor quiere vencer a la criatura y triunfar sobre el Corazón del Padre diciendo:


"Padre mío, mírame de la cabeza a los pies: No hay parte sana en Mí. Ya no tengo donde hacerme abrir nuevas llagas y procurarme otros dolores. Si no te aplacas ante este espectáculo de amor y de dolor, ¿quién va a poder aplacarte? ¡Oh criaturas, si no os rendís ante tanto amor, ¿qué esperanza de conversión os queda? Estas mis llagas y esta Sangre mía sean siempre voces que hagan descender del Cielo a la tierra gracias de arrepentimiento, de perdón y de compasión hacia la pobre humanidad..."

Jesús mío, te veo en estado de violencia para aplacar al Padre y para vencer a la pobre criatura; por lo cual permíteme que tome tus santísimos pies y vaya a todas las criaturas y ate sus pasos a tus pies para que si quieren caminar por el camino del mal, sintiendo las ataduras que has puesto entre Tú y ellas, no puedan.
Ah, con estos tus pies hazles echarse atrás del camino del mal y ponlas en el sendero del bien, haciéndolas más dóciles a tus Leyes; y con tus clavos cierra el infierno para que nadie más caiga en él.


Jesús mío, amante crucificado, veo que ya no puedes más... La tensión terrible que sufres sobre la Cruz, el continuo moverse de tus huesos, que cada vez más se dislocan a cada pequeño movimiento, las carnes que cada vez más se abren, las repetidas ofensas que te añaden, repitiéndote una pasión y muerte más dolorosa, la sed ardiente que te consume, las penas interiores que te ahogan de amargura, de dolor y de amor, y en tantos martirios tuyos la ingratitud humana que te hace frente y que penetra como una ola impetuosa hasta dentro de tu Corazón traspasado, ay, te aplastan de tal manera que tu santísima Humanidad, no resistiendo bajo el peso de tantos martirios, está a punto de sucumbir, y como delirando por el amor y por el sufrimiento suplica ayuda y piedad...

Crucificado Jesús. ¿Será posible que Tú, que riges todo y das vida a todos, pidas ayuda? ¡Ah, cómo quisiera penetrar en cada gota de tu Sangre y derramar la mía para endulzarte cada llaga, para mitigar el dolor de cada espina y hacer menos dolorosas sus punzadas, y para aliviar en cada pena interior de tu Corazón la intensidad de tus amarguras! Quisiera darte vida por vida y, si me fuera posible, quisiera desclavarte de la Cruz para substituirte... Pero veo que soy nada y que no puedo nada; soy demasiado insignificante, por eso, dame a ti mismo; tomaré Vida en ti, te daré a ti mismo, sólo así mis ansias quedarán satisfechas.


Destrozado Jesús, veo que tu santísima Humanidad se agota para dar en todo cumplimiento a nuestra redención... Tienes necesidad de ayuda, pero de ayuda divina y por eso te arrojas en los brazos del Padre y le pides ayuda y piedad. ¡Oh, cómo se enternece el Divino Padre mirando la horrenda destrucción de tu santísima Humanidad, la terrible obra que el pecado ha hecho en tus sagrados miembros!
Y El, para satisfacer tus ansias de amor, te estrecha a su Corazón paterno y te da los auxilios necesarios para dar cumplimiento a nuestra redención.
Y mientras te estrecha, en tu Corazón sientes más fuerte repetirse los martillazos y los clavos, los rayos de los flagelos, el abrirse las llagas, las punzadas de las espinas...
¡Oh, cómo queda conmovido el Padre! ¡Cómo se indigna viendo que todas estas penas te las dan en tu Corazón hasta las almas a ti consagradas! Y en su dolor te dice:
"¿Pero es posible, Hijo mío, que ni siquiera la parte por ti elegida esté contigo? Al contrario, parece que sean almas que piden refugio y ocultarse en este tu Corazón para amargarte y darte una muerte más dolorosa y, lo que es peor, todos estos dolores que te dan, van ocultos y cubiertos con hipocresías. ¡Ah, Hijo, no puedo contener más mi indignación por la ingratitud de estas almas que me dan más dolor que las de todas las demás criaturas juntas!".
Pero Tú, oh Jesús mío, triunfando en todo, defiendes a estas almas y con el amor inmenso de tu Corazón das reparación por las oleadas de amarguras y de heridas mortales que estas almas te envían; y para aplacar al Padre le dices:


"Padre mío, mira este mi Corazón: Que todos estos dolores te satisfagan, y por cuanto más amargos, tanto más potentes sean sobre tu Corazón de Padre para obtenerles gracia, luz, perdón... Padre mío, no las rechaces: Ellas serán mis defensoras y continuarán mi Vida sobre la tierra."
"Oh Padre amorosísimo, considera que si bien mi Humanidad ha llegado ahora al colmo de sus sufrimientos, también este mi Corazón estalla por las amarguras y por las íntimas penas e inauditos tormentos que he sufrido a lo largo de casi 34 años, desde el primer instante de mi Encarnación... Tú conoces, oh Padre, la intensidad de estas penas interiores, tan dolorosas que hubieran sido capaces de hacerme morir a cada momento de puro dolor si nuestra Omnipotencia no me hubiera sostenido para prolongar mi padecer hasta esta extrema agonía...
Ah, si todas las penas de mi santísima Humanidad, que te he ofrecido hasta ahora para aplacar tu Justicia sobre todos y para atraer sobre todos tu misericordia triunfadora, no te bastan, ahora de un modo particular Yo te presento, por las faltas y los extravíos de las almas consagradas a Nosotros, este mi Corazón despedazado, oprimido y triturado, pisoteado en el lagar de todos los instantes de mi vida mortal...

Ah, observa, Padre mío, que éste es el Corazón que te ha amado con infinito amor, que siempre ha vivido abrasado de amor por mis hermanos, hijos tuyos en Mí... Este es el Corazón generoso con el que he anhelado sufrir para darte la completa satisfacción por todos los pecados de los hombres. Ten piedad de sus desolaciones, de su continuo penar, de sus tedios, de sus angustias, de sus tristezas hasta la muerte... ¿Acaso ha habido, oh Padre mío, un solo latido de mi corazón que no haya buscado tu Gloria, aun a costa de penas y de sangre, y la salvación de todos mis hermanos? ¿No ha salido de este mi Corazón siempre oprimido las ardientes suplicas, los gemidos, los suspiros, los clamores, con que durante casi 34 años he llorado y clamado Misericordia en tu presencia? Tú me has escuchado, oh Padre mío, una infinidad de veces y por una infinidad de almas, y te doy gracias infinitas...,
pero mira, oh Padre mío, cómo mi Corazón no puede calmarse en sus penas, aun por una sola alma que haya de escapar a su amor, porque Nosotros amamos a un alma sola tanto como a todas las almas juntas... ¿Y se dirá que habré de dar el último respiro sobre este doloroso patíbulo viendo perecer miserablemente incluso almas a Nosotros consagradas?

Yo estoy muriendo en un mar de angustias por la iniquidad y por la pérdida eterna del incrédulo Judas, que me fue tan duro e ingrato que rechazó todas mis finuras amorosas y delicadas, y al que Yo hice tanto bien que llegué a hacerlo Sacerdote y Obispo, como a los demás Apóstoles míos.
¡Ah Padre mío, baste este abismo de penas, baste... Oh, cuántas almas veo, elegidas por nosotros a esta vocación sagrada, que quieren imitar a Judas... cual más, cual menos!
¡Ayúdame, Padre mío, ayúdame; no puedo soportar todas estas penas! ¡Mira si hay una fibra en mi Corazón, una sola fibra que no esté atormentada más que todos los destrozos de mi cuerpo divino!
¡Mira si toda la sangre que estoy derramando no brote, más que de mis llagas, de mi Corazón, que se deshace de amor y de dolor!

Piedad, Padre mío, piedad, no para Mí, que quiero sufrir y padecer hasta lo infinito por las pobres criaturas, sino piedad de todas las almas, especialmente de las llamadas a ser mis Esposas, a ser mis Sacerdotes. Escucha, oh Padre, mi Corazón, que sintiéndose faltar la vida acelera sus encendidos latidos y grita:
¡Padre mío, por mis innumerables penas te pido gracias eficaces de arrepentimiento y de verdadera conversión para todas estas infelices almas; que ninguna se pierda! ¡Tengo sed, Padre mío, tengo sed de todas las almas... pero especialmente de éstas; tengo sed de más sufrir por cada una de estas almas! Siempre he hecho tu Voluntad, Padre mío, y ahora, ésta es mi Voluntad, que es también la Tuya, ah, haz que sea cumplida perfectamente por amor a Mí, tu Hijo amadísimo en quien has encontrado todas tus complacencias!"


Oh Jesús mío, me uno a tus súplicas, a tus padecimientos, a tu amor penante.
Dame tu Corazón para que sienta tu misma sed por las almas consagradas a ti y te restituya el amor y los afectos de todas... Permíteme ir a todas y que les lleve tu Corazón, para que a su contacto se enfervoricen las fría, se conmuevan las tibias, se sientan llamar de nuevo las extraviadas y lleguen a ellas de nuevo las gracias que han rechazado.
Tu Corazón está sofocado por el dolor y por la amargura al ver incumplidos, por su incorrespondencia, tantos designios que tenías sobre ellas, y al ver a tantas otras almas, que deberían tener vida y salvación por medio de aquellas, que sufren las tristes consecuencias...
Por eso quiero mostrarles tu Corazón tan amargado por causa suya, y arrojar en ellas dardos de fuego de tu Corazón; quiero hacer que escuchen tus súplicas y todos tus padecimientos por ellas, y así no será posible que no se rindan a ti; así volverán arrepentidas a tus pies y tus designios amorosos sobre ellas se verán cumplidos; estarán en torno a ti y en ti, no ya para ofenderte sino para repararte, para consolarte y defenderte. Crucificado Jesús, Vida mía, veo que continúas agonizando en la Cruz, pero que no está aún satisfecho tu amor y que le quieres dar cumplimiento a todo. También yo agonizo contigo y llamo a todos:

y se mitigue la atrocidad de sus dolores...
Y si vemos que hay almas a punto de caer en el Infierno, démosles esta Sangre divina que contiene el precio de la Redención, y a


"Angeles, Santos, venid al Calvario a contemplar los excesos y las locuras de amor de un Dios! Besemos sus llagas sangrantes, adorémoslas, sostengamos esos miembros lacerados y agradezcamos a Jesús por nuestra Redención.
Mirad también a la traspasada Mamá, que tantas penas y muertes siente en su Corazón Inmaculado por cuantas penas ve en su Hijo y Dios; sus mismos vestidos están llenos de sangre, sangre que está derramada por todo el Calvario, y nosotros, todos juntos tomemos esta sangre, suplicando a la dolorida Mamá que se una a nosotros, recorramos todo el mundo y vayamos en ayuda de todos; socorramos a los que están en peligro de muerte, para que no perezcan; a los caídos en el pecado, para que se levanten de nuevo; y a aquellos que están por caer, para que no caigan.
Demos esta Sangre a tantos pobres ciegos para que en ellos resplandezca la luz de la verdad; vayamos especialmente en medio de los pobres combatientes, seamos para ellos vigilantes centinelas, y si van a caer alcanzados por las balas, recibámoslos en nuestros brazos para confortarlos; si se ven abandonados por todos o si están impacientes por su triste suerte démosles esta Sangre para que se resignen rrebatémoslas a Satanás... Y mientras tengo a Jesús estrechado a mi corazón para tenerlo defendido de todo y reparado por todo, estrecharé a todos a este Corazón a fin de que todos puedan obtener gracias eficaces de conversión, de fuerza y de salvación".


Oh Jesús, veo que la sangre te chorrea de tus manos y de tus pies... Los ángeles, llorando y haciéndote corona, admiran los portentos de tu inmenso amor.
Veo al pie de la Cruz a tu dulce Mamá, traspasada por el dolor, a tu predilecto Juan... todos petrificados en un éxtasis de estupor, de amor y de dolor...

Oh Jesús, me uno a ti y me estrecho a tu Cruz, tomo toda tu Sangre y la derramo en mi corazón. Y cuando vea tu Justicia irritada contra los pecadores, para aplacarla le mostraré esta Sangre.
Cuando quiera la conversión de almas obstinadas en el pecado, te mostraré a ti esta Sangre y en virtud de ella no podrás rechazar mi plegaria, porque en mis manos tengo ya la prenda para ser escuchada...

Y ahora, Crucificado Bien mío, en nombre de todas las generaciones, pasadas, presentes y futuras, junto con nuestra Mamá y con todos los ángeles, me postro profundamente ante ti diciéndote: "Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz has redimido al mundo."


+ + +

Crying or Very sad ¡Perdón, Señor, Perdón!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 10:56 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

De las 12 a la 1 de la tarde

VIGESIMA HORA
Primera hora de agonía en la Cruz La Primera Palabra


Crucificado Bien mío, te veo sobre la Cruz como en tu trono de triunfo, en acto de conquistar todo y a todos los corazones, y de atraerlos tanto a ti, que todos puedan sentir tu sobrehumano poder... La naturaleza, horrorizada ante tan gran delito, se postra ante ti y espera silenciosa una palabra tuya para rendirte homenaje y hacer que tu dominio sea reconocido. El sol lloroso retira su luz, no pudiendo sostener tu vista, demasiado dolorosa. El infierno siente terror y, silencioso, espera... De modo que todo es silencio...

Tu traspasada Mamá, tus fieles, permanecen todos mudos y petrificados ante la vista, ay, demasiado dolorosa, de tu destrozada y descoyuntada Humanidad; y silenciosos esperan también una palabra tuya...
Tu misma Humanidad, que yace en un océano de dolores entre los atroces espasmos de la agonía, permanece silenciosa, tanto que se teme que de un respiro a otro Tú mueras...
¿Qué más? Los mismos incrédulos judíos, los despiadados verdugos, que hasta hace poco te ultrajaban y te escarnecían llamándote impostor y malhechor; los ladrones que te blasfemaban..., todos callan, enmudecen. El remordimiento los invade, y si algún insulto se esfuerzan por lanzarte, les muere en los labios...

Pero penetrando en tu interior, veo que el amor se acrecienta, te ahoga y no puedes contenerlo, y obligado por tu amor que te atormenta más que las mismas penas, con voz fuerte y conmovedora hablas como el Dios que eres, levantas tus agonizantes ojos al Cielo y clamas:
"¡PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN!" Y de nuevo te quedas en silencio, inmerso en tus penas inauditas...

Crucificado Bien mío, ¿es posible tanto amor? ¡Ah, después de tantas penas e insultos, la Primera Palabra es de perdón, y de tantos pecados nos excusas ante el Padre! Ah, esta Palabra la haces descender en cada corazón después de la culpa, y Tú eres el primero en ofrecer el perdón... Pero cuántos lo rechazan y no lo aceptan; y tu amor entonces da en delirio, porque Tú quieres dar a todos el perdón y el beso de paz...

A esta Palabra tuya tiembla en infierno y te reconoce como Dios... La naturaleza y todos quedan atónitos y reconocen tu Divinidad, tu inextinguible amor, y silenciosos esperan para ver hasta dónde llega.
Y no sólo tu voz, sino también tu Sangre y tus llagas gritan a cada corazón después del pecado: "[b]Ven a mis brazos, que te perdono; y el sello del perdón es el precio de mi Sangre."


Oh amable Jesús mío, repite de nuevo esta Palabra a cuantos pecadores hay en el mundo. Implora misericordia para todos, aplica los méritos infinitos de tu preciosísima Sangre a todos, a todos...
Oh buen Jesús, continúa aplacando a la Divina Justicia y concede la gracia a quien, hallándose en el momento de tener que perdonar, no siente la fuerza...

Jesús mío, Crucificado adorado, en estas tres horas de amarguísima agonía Tú quieres dar cumplimiento a todo; y mientras permaneces silencioso en la Cruz, veo que en tu interior quieres satisfacer en todo y por todo al Padre. Por todos le agradeces, por todos lo satisfaces, por todos pides perdón, y para todos impetras la gracia de que ya nunca más te ofendan. Y para obtener esto del Padre, resumes toda tu Vida, desde el primer instante de tu Concepción hasta tu último respiro... Jesús mío, Amor interminable, déjame que también yo recapitule toda tu Vida junto contigo y con la inconsolable Mamá...

Dulce Jesús mío, te doy las gracias por tantas espinas que han traspasado tu adorable cabeza, por las gotas de Sangre que de ellas has derramado, por los golpes que en ella has recibido y por los cabellos que te han arrancado...
Y te doy las gracias por todo el bien que has hecho e impetrado para todos, por las luces y las buenas inspiraciones que a todos nos has dado, y por cuantas veces has perdonado nuestros pecados de pensamientos malos, de soberbia, de orgullo y de estima propia.

Te pido perdón en nombre de todos, oh Jesús mío, por cuantas veces te hemos coronado de espinas, por cuantas gotas de sangre te hemos hecho derramar de tu sacratísima cabeza y por todas las veces que no hemos correspondido a tus inspiraciones. Por todos estos dolores que has sufrido te suplico, oh Jesús, la gracia de no volver a cometer nunca más pecados de pensamiento...
Quiero además ofrecerte todo lo que Tú mismo sufriste en tu santísima cabeza, para darte toda la gloria que todas las criaturas te habrían dado si hubieran hecho uso de su inteligencia según tu Voluntad.


Adoro, oh Jesús mío, tus sacratísimos ojos... Y te doy las gracias por todas las lágrimas y la sangre que han derramado, por las crueles punzadas de las espinas, por los insultos, befas y burlas soportados durante toda tu Pasión. Te pido perdón por todos los que se sirven de la vista para ofenderte y ultrajarte, suplicándote, por los dolores sufridos en tus santísimos ojos, que nos concedas la gracia de que nadie más te ofenda con malas miradas...
Y quiero ofrecerte todo lo que Tú mismo padeciste en tus santísimos ojos, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si sus miradas hubieran estado fijas solamente en el Cielo, en la Divinidad y en ti, Jesús mío.

Adoro tus santísimos oídos... Y te doy las gracias por todo lo que sufriste mientras aquellos malvados te aturdían con gritos e injurias, estando sobre el Calvario.
Te pido perdón en nombre de todos por cuantas malas conversaciones se escuchan, y te ruego que los oídos de todos los hombres se abran a la Verdad Eterna, a la voz de la Gracia, y que ninguno más te ofenda con el sentido del oído...
Y quiero ofrecerte igualmente todo lo que Tú mismo sufriste en tus sacratísimos oídos, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si de este sentido siempre hubieran hecho uso según tu Voluntad.

Adoro y beso tu santísimo Rostro, oh Jesús mío... Y te doy las gracias por cuanto sufriste por los salivazos, por las bofetadas y por las burlas recibidas y por todas las veces que te dejaste pisotear por tus enemigos.

A nombre de todos te pido perdón por cuantas veces se tiene la osadía de ofenderte, suplicándote, por esas bofetadas y salivazos recibidos, que hagas que tu Divinidad sea por todos reconocida, alabada y glorificada... Es más, oh Jesús mío, quiero ir yo misma por todo el mundo, de oriente a occidente y de norte a sur, para reunir a todas las voces de las criaturas y convertirlas en otros tantos actos de alabanza, de amor, de adoración...

Y quiero, oh Jesús mío, traer a ti todos los corazones de las criaturas para que puedas derramar en todos luz y verdad, amor y compasión de tu Divina Persona; y mientras das el perdón a todos, te ruego que no permitas que ninguno más te ofenda... y si fuera posible, aun a costa de mi sangre. Quiero ofrecerte todo lo que Tú mismo sufriste en tu santísimo Rostro, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si ninguna se hubiera atrevido a ofenderte.

Adoro tu santísima boca... Y te doy las gracias por tus primeros llantos, por la ------ que mamaste, por todas las palabras que dijiste, por cuantos besos encendidos de amor diste a tu Santísima Madre, por el alimento que tomaste, por la amargura de la hiel y por la sed ardiente que padeciste en la Cruz y por las plegarias que elevaste al Padre.

Y te pido perdón por cuantas murmuraciones y conversaciones pecaminosas y mundanas se hacen y por cuantas blasfemias son pronunciadas por las criaturas; quiero ofrecerte además todas tus santas palabras, en reparación por sus palabras no buenas. Quiero ofrecerte la mortificación de tu gusto para reparar sus gulas y todas las ofensas que se te hacen con el mal uso de la lengua. Y quiero ofrecerte todo lo que Tú mismo sufriste en tu santísima boca, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si ninguna hubiera osado ofenderte con el sentido del gusto y abusado de la lengua.

Oh Jesús, te doy las gracias por todo y a nombre de todos. A ti elevo un himno de agradecimiento eterno e infinito...
Quiero ofrecerte, oh Jesús mío, todo lo que has sufrido en tu sacratísima Persona, para darte toda la gloria que te habrían dado todas las criaturas si hubieran uniformado su vida a la tuya.

Te doy las gracias, oh Jesús, por todo lo que has sufrido en tus santísimos hombros, por cuantos golpes has recibido, por cuantas llagas te has dejado abrir en tu sacratísimo cuerpo y por cuantas gotas de tu sangre has derramado.

Te pido perdón en nombre de todos, por todas las veces en que, por amor a las comodidades, te han ofendido con placeres ilícitos y pecaminosos.
Te ofrezco tu dolorosa flagelación para reparar por todos los pecados cometidos con todos los sentidos, por el amor a los propios gustos, a los placeres sensibles, al propio "yo" y a todas las satisfacciones naturales... Quiero también ofrecerte todo lo que has sufrido en tus hombros, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si hubieran en todo tratado de agradarte sólo a ti y de refugiarse a la sombra de tu divina protección.

Jesús mío, beso tu pie izquierdo... Y te doy las gracias por todos los pasos que diste en tu vida mortal y por cuantas veces cansaste tus santos miembros para ir en busca de almas para conducirlas a tu Corazón; y te ofrezco, oh Jesús mío, todas mis acciones, mis pasos y movimientos, con la intención de ofrecerte reparación por todo y por todos.

Te pido perdón por todos aquellos que no obran con recta intención. Uno mis acciones a las tuyas para que las mías sean divinizadas por las tuyas, y te las ofrezco unidas a todas las obras que hiciste con tu santísima Humanidad, para darte toda la gloria que te habrían dado todas las criaturas si hubieran obrado santamente y con fines rectos.

Te beso, oh Jesús mío, el pie derecho... Y te doy las gracias por todo cuanto has sufrido y sufres por mí, especialmente en esta Hora en que estás suspendido en la Cruz...
Te doy las gracias por el desgarrador trabajo que te hacen los clavos en tus llagas, las cuales se abren cada vez más, con el peso de tu sacratísimo cuerpo.
Te pido perdón por todas las rebeliones y desobediencias que cometen las criaturas, ofreciéndote los dolores de tus pies santísimos en reparación por estas ofensas, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si en todo se hubieran mantenido sujetas a ti.

Oh Jesús mío, beso tu santísima mano izquierda... Y te doy las gracias por todo lo que has sufrido por mí, y por cuantas veces has aplacado a la Divina Justicia satisfaciendo por todos.

Beso tu mano derecha... Y te doy las gracias por todo el bien que has obrado y que obras para todos, especialmente te doy las gracias por las Obras de la Creación, de la Redención y de la Santificación.
En nombre de todos te pido perdón por cuantas veces hemos sido desagradecidos e ingratos ente tantos beneficios tuyos, y por tantas obras nuestras hechas sin la recta intención de agradarte.
Y en reparación por todas estas ofensas quiero ofrecerte toda la perfección y la santidad de tus obras, para darte toda la gloria que las criaturas te habrían dado si hubieran correspondido a todos esos beneficios.

Oh Jesús mío, beso tu Sacratísimo Corazón... Y te doy las gracias por todo lo que has sufrido, deseado y ardientemente anhelado por amor de todos y de cada uno en particular...
Y te pido perdón por tantos malos deseos, afectos y tendencias malos...

Perdón, oh Jesús, por tantos que posponen tu amor al amor de las criaturas. Y para darte la gloria que todos te hemos negado, te ofrezco todo lo que ha hecho y lo que continúa haciendo tu adorabilísimo Corazón.[/b]

+ + +

Sad ¡Gracias, Señor, y ten piedad de nosotros!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 11:13 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

De la 1 a las 2 de la tarde

VIGESIMA PRIMERA HORA
Segunda Hora de Agonía en la Cruz,
Segunda Palabra


Crucificado Amor mío, mientras oro contigo, la fuerza raptora de tu amor y de tus penas mantiene mi mirada fija en ti, pero el corazón se me rompe viéndote tanto sufrir...
Tu deliras de amor y de dolor, y las llamas que abrasan tu Corazón se elevan tanto que están en acto de devorarte, reduciéndote a cenizas.
Tu amor reprimido es más fuerte que la misma muerte, y Tú queriendo desahogarlo, mirando al ladrón que está a tu derecha, se lo robas al infierno, con tu gracia le tocas el corazón y ese ladrón se siente todo cambiado, te reconoce y te confiesa como Dios, y lleno de contrición te dice: "Señor, acuérdate de mí cuando estés en el reino", y Tú no vacilas en responderle: "HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAISO" y haces de él el primer triunfo de tu amor.

Pero veo que en tu amor no solamente al ladrón le robas el corazón, sino también a tantos moribundos.
Ah, Tú pones a su disposición tu Sangre, tu amor, tus méritos, y usas todos los artificios y estratagemas divinas para tocarles el corazón y robarlos todos para ti...
Pero también aquí tu amor se ve obstaculizado... ¡Cuántos rechazos, cuántas desconfianzas, cuántas desesperaciones!
Y es tan grande tu dolor, que de nuevo te reduce al silencio...

Quiero reparar, oh Jesús mío, por aquellos que desesperan de la divina Misericordia en el momento de la muerte...
Dulce amor mío, inspírales a todos fe y confianza ilimitada en ti, especialmente a aquellos que se encuentran entre las angustias de la agonía, y en virtud de esta Palabra tuya concédeles luz, fuerza y ayuda para poder morir santamente y volar de la tierra al Cielo.
En tu santísimo cuerpo, en tu Sangre, en tus llagas contienes a todas las almas, a todas, oh Jesús, así pues, por los méritos de tu preciosísima Sangre, no permitas que ni siquiera una sola alma se pierda.
Que tu Sangre aún hoy les grite a todas, juntamente con tu Palabra:
"Hoy estaréis conmigo en el Paraíso".

Tercera Palabra
Crucificado Jesús mío, tus penas aumentan cada vez más.
Ah, sobre esta Cruz Tú eres el verdadero Rey de los Dolores, y en medio de tantas penas no se te escapa ningún alma, sino que le das tu Vida a cada una.
Pero tu amor se ve resistido por las criaturas, despreciado, no tomado en cuenta, y al no poder desahogarse, se hace cada vez más intenso y te procura indecibles torturas; y en estas torturas va ideando qué más puede dar al hombre para vencerlo, y te hace decir: "¡Mira, oh alma, cuánto te he amado! ¡Si no quieres tener piedad de ti misma, ten piedad al menos de mi amor!"

Entre tanto, viendo que no tienes ya nada más que darle, pues ya te has dado todo, vuelves tu mirada agonizante a tu Mamá...
También Ella está más que agonizante por causa de tus penas, y es tan grande el amor que la tortura que la tiene crucificada a la par contigo... Madre e Hijo os comprendéis..., entonces Tú suspiras con satisfacción y te consuelas viendo que puedes dar tu Mamá a la criatura; y considerando en Juan a todo el género humano, con voz tan tierna que enternece a todos los corazones dices:
"MUJER, HE AHÍ A TU HIJO" y a Juan: "HE AHÍ A TU MADRE".

Tu voz desciende en su Corazón materno y juntamente con las voces de tu Sangre continúas diciéndole "Madre mía, te confío a todos mis hijos; todo el amor que me tienes a Mí, tenlo para cada uno de ellos; todos tus cuidados y ternuras maternas sean también para cada uno de mis hijos... Tú me los salvarás a todos. [/b]"La Mamá acepta... Pero son tan intensas tus penas, que de nuevo te reducen al silencio...

[b] Oh Jesús mío, quiero reparar por las ofensas que se le hacen a la Santísima Virgen, por las blasfemias e ingratitudes de tantos que no quieren reconocer los beneficios que nos has hecho a todos, dándonosla por Madre... ¿Cómo podremos agradecerte por tan gran beneficio? Recurro a ti mismo, oh Jesús mío, y en agradecimiento te ofrezco tu misma Sangre, tus llagas y el amor infinito de tu Corazón...


Oh Mamá santa, ¿cuál no es tu conmoción al oír la voz de tu Hijo, que te deja como Madre de todos nosotros?
Yo te doy las gracias, Virgen bendita, y para agradecerte como mereces te ofrezco la misma gratitud de tu Jesús.
Oh dulce Mamá, sé Tú nuestra Madre, tómanos a tu cargo y no dejes que jamás te ofendamos en lo más mínimo; mantennos siempre estrechados a Jesús y con tus manos átanos a todos, a todos a El, de modo que nunca más podamos huir de El.
Con tus mismas intenciones quiero reparar por todas las ofensas que se hacen a tu Jesús y a ti, dulce Mamá mía...


Oh Jesús mío, mientras continúas inmerso en tantas penas, abogas aun más por la causa de la salvación de las almas; y yo por mi parte no me quiero quedar indiferente, sino que quiero recorrer tus llagas, besarlas, curarlas y sumergirme en tu Sangre, para poder decir junto contigo: "¡Almas, almas!". Y quiero sostener tu cabeza traspasada y dolorida para repararte y pedirte misericordia, amor y perdón para todas.

Cuarta Palabra

Penante Jesús mío, mientras me estoy abandonada y estrechada a tu Corazón numerando tus penas, veo que un temblor convulsivo invade tu santísima Humanidad; tus miembros se debaten como si quisieran separarse unos de otros, y entre contorsiones por los atroces espasmos, gritas fuertemente: "DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?".

Ante este grito, todos tiemblan, las tinieblas se hacen más densas, y la Mamá petrificada palidece y casi se desmaya... ¡Vida mía y Todo mío!

¡Jesús mío! ¿Qué veo? Ah, estás próximo a la muerte, y aun las mismas penas, tan fieles a ti, están por dejarte; y entre tanto, después de tanto sufrir, ves con inmenso dolor que no todas las almas están incorporadas en ti; por el contrario, ves que muchas se perderán, y sientes su dolorosa separación como si se arrancaran de tus miembros... Y Tú, debiendo satisfacer a la Divina Justicia también por ellas, sientes la muerte de cada una y hasta las penas mismas que sufrirán en el infierno, y gritas con fuerza a todos los corazones:

"¡No me abandonéis! Si queréis que sufra más penas estoy dispuesto, pero no os separéis de mi Humanidad. ¡Este es el dolor de los dolores, ésta es la muerte de las muertes! ¡Todo lo demás me sería nada si no sufriera vuestra separación de Mí! ¡Ah, piedad de mi Sangre, de mis llagas, de mi muerte! ¡Este grito será continuo en vuestros corazones: ¡Ah, no me abandonéis!".

Amor mío, cuánto me duelo junto contigo... Te asfixias; tu santísima cabeza cae ya sobre tu pecho; la vida te abandona...
Amor mío, me siento morir... Pero también yo quiero gritar contigo: ¡Almas, almas!
No me separaré de esta Cruz y de estas llagas tuyas, para pedirte almas; y si Tú quieres, descenderé en los corazones de las criaturas, los rodearé con tus penas para que no se me escapen, y si me fuese posible quisiera ponerme a la puerta del infierno para hacer retroceder a las almas que quieren ir ahí y conducirlas a tu Corazón.

Pero Tú agonizas y callas, y yo lloro tu cercana muerte...
Oh Jesús mío, te compadezco, estrecho tu Corazón fuertemente al mío, lo beso y lo miro con toda la ternura de que ahora soy capaz, y para procurarte un alivio mayor, hago mía la ternura divina y con ella quiero compadecerte, con ella quiero convertir mi corazón en un río de dulzura y derramarlo en el tuyo, para endulzar la amargura que sientes por la pérdida de las almas...

Es en verdad doloroso este grito tuyo, oh Jesús; más que el abandono del Padre, es la pérdida de las almas que se alejan de ti, lo que hace escapar de tu Corazón este doloroso grito.

Oh Jesús mío, aumenta en todos la Gracia, para que nadie se pierda, y que mi reparación sea a favor de aquellas almas que habrían de perderse, para que no se pierdan.
Te ruego además, oh Jesús mío, por este extremo abandono, que des ayuda a tantas almas amantes, que por tenerlas de compañeras en tu abandono, parece que las privas de ti, dejándolas en tinieblas. Que sus penas sean, oh Jesús, como voces que llamen a todas las almas a tu lado y te alivien en tu dolor.


+ + +

Crying or Very sad ¡Jesús, María, os doy el alma mía!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 11:30 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

De las 2 a las 3 de la tarde

VIGESIMA SEGUNDA HORA
Tercera Hora de agonía en la Cruz, Muerte de Jesús
Quinta Palabra


Crucificado mío agonizante, abrazado a tu Cruz siento el fuego que devora a toda tu Divina Persona; el Corazón te palpita con tanta violencia que, hinchándote el pecho, te atormenta en un modo tan tremendo y horrible que toda tu santísima Humanidad sufre una transformación que te hace irreconocible...
El amor, del que tu Corazón es hoguera, te seca y te quema todo, y Tú, no pudiendo contenerlo, sientes la fuerza de su tormento, que más que por la sed corporal, por haber derramado toda tu Sangre, te atormenta por la sed ardiente por la salvación de nuestras almas.
Tu sed de nosotros es tanta que quisieras bebernos como agua para ponernos a todos a salvo dentro de ti, y por eso, reuniendo tus debilitadas fuerzas, gritas: "¡TENGO SED!".

Y ah, esta Palabra la repites a cada corazón diciéndole: "Tengo sed de tu voluntad, de tus afectos, de tus deseos, de tu amor; agua más fresca y dulce no podrías darme que tu alma... ¡Ah, no me dejes abrasarme! Tengo sed ardiente, por la que no sólo me siento abrasar la lengua y la garganta, tanto que no puedo ya articular ni una palabra, sino que me siento también secar el Corazón y las entrañas. ¡Piedad de mi sed, piedad...!".

Y como delirando por la gran sed, te abandonas a la Voluntad del Padre.

Ah, mi corazón no puede vivir más, viendo la impiedad de tus enemigos, que en lugar de darte agua, te dan hiel y vinagre, y Tú no los rechazas... Ah, lo comprendo, es la hiel de tantos pecados, es el vinagre de nuestras pasiones no dominadas lo que quieren darte, y que en lugar de confortarte te abrasan aun más...
Oh Jesús mío, he aquí mi corazón, mis pensamientos, mis afectos..., he aquí todo mi ser para calmar tu sed y para dar un alivio a tu boca seca y amargada. Todo lo que tengo, todo lo que soy, todo es para ti, oh Jesús mío.
Si fueran necesarias mis penas para poder salvar incluso a una sola alma, aquí me tienes, estoy dispuesta a sufrirlo todo. A ti yo me ofrezco por entero, haz de mí lo que mejor te plazca.

Quiero reparar el dolor que sufres por todas las almas que se pierden y por la pena que te dan aquellas que, cuando Tú permites que tengan tristezas o abandonos, ellas, en vez de ofrecértelos a ti para aplacar la sed devoradora que te consume, se abandonan a sí mismas, y así te hacen sufrir aún más.

Sexta Palabra


Agonizante Bien mío, el mar interminable de tus penas, el fuego que te consume, y más que nada el Querer Supremo del Padre, que quiere que Tú mueras, no nos permiten esperar ya que puedas continuar viviendo. ¿Y yo cómo voy a poder vivir sin ti?

Ya te faltan fuerzas, tus ojos se velan, tu rostro se transforma y se cubre de una palidez mortal..., la boca está entreabierta, la respiración fatigosa e intermitente, tanto que ya no hay más esperanzas de que te puedas reanimar...
Al fuego que te abrasa se sustituye un frío, un sudor frío que te baña la frente; los músculos y nervios cada vez más se contraen por la crudeza de los dolores y por las heridas que hacen los clavos.
Las llagas se siguen abriendo aún..., y yo tiemblo, me siento morir... Te miro, oh Bien mío, y veo que de tos ojos brotan las últimas lágrimas, mensajeras de tu cercana muerte, mientras que fatigosamente haces oír aún otra Palabra: "¡TODO ESTA CONSUMADO!".

Oh Jesús mío, ya lo has agotado todo, ya no te queda nada más. El amor ha llegado a su término... Y yo, ¿me he consumido toda por tu amor? ¿Qué agradecimiento no deberé yo darte, cuál no tendrá que ser mi gratitud hacia ti?

Oh Jesús mío, quiero reparar por todos, reparar por las faltas de correspondencia a tu amor, y consolarte por las afrentas que recibes de las criaturas mientras que Tú te estás consumiendo de amor en la Cruz.

Séptima Palabra

Jesús mío, Crucificado agonizante, ya estás a punto de dar el último respiro de tu vida mortal. Tu santísima Humanidad está ya rígida; el Corazón parece que no te late más... Con la Magdalena me abrazo a tus pies y quisiera, si fuera posible, dar mi vida para reanimar la tuya.

Entre tanto, oh Jesús, veo que de nuevo abres tus ojos moribundos y miras en torno a la Cruz, como si quisieras decir tu último Adiós a todos; miras a tu agonizante Mamá, que ya no tiene más movimiento ni voz por las tremendas penas que sufre, y con tu mirada le dices: "Adiós Mamá, Yo me voy, pero te tendré en mi Corazón. Tú cuida de los míos y tuyos."

Miras a Magdalena, anegada en lágrimas, a tu fiel Juan, y con tu mirada les dices: "Adiós...".
Miras con amor a tus mismos enemigos y con tu dulce y agonizante mirada les dices: "Os perdono y os doy el beso de paz". Nada escapa a tu mirada; de todos te despides y a todos perdonas...
Después, reuniendo todas tus fuerzas y con voz potente y sonora gritas: "¡PADRE, EN TUS MANOS ENTREGO MI ESPIRITU!". E inclinando la cabeza, expiras...

Jesús mío, a este grito se trastorna toda la naturaleza y llora tu muerte..., la muerte de su Creador. La tierra se estremece fuertemente y con su temblor parece que llore y quiera sacudir el espíritu de todos para que te reconozcan como el verdadero Dios...
El velo del Templo se rasga; los muertos resucitan; el sol, que ha llorado hasta ahora por tus penas, retira su luz horrorizado...
Tus enemigos, a este grito, caen de rodillas y golpeándose el pecho, algunos dicen: "Verdaderamente Este es el Hijo de Dios".
Y tu Madre, petrificada y moribunda, sufre penas más amargas que la muerte...

Muerto Jesús mío, con este grito nos has puesto también a nosotros todos en las manos del Padre, para que no nos rechace. Es por esto por lo que has gritado fuerte, y no sólo con la voz sino con todas tus penas y con la voz de tu Sangre: "¡Padre, en tus manos pongo mi espíritu y a todas las almas!".

Jesús mío, también yo me abandono en ti. Dame la gracia de morir por entero en tu amor, en tu Querer, y te suplico que no permitas jamás que ni en la vida ni en la muerte salga yo de tu Santísima Voluntad.

Quiero reparar por todos aquellos que no se abandonan perfectamente a tu Santísima Voluntad, perdiendo o reduciendo así el precioso fruto de tu Redención... ¿Cuál no será el dolor de tu Corazón, oh Jesús mío, al ver tantas criaturas que huyen de tus brazos y se abandonan a sí mismas?
Oh Jesús mío, piedad para todos...


Beso tu cabeza coronada de espinas... Y te pido perdón por tantos pensamientos de soberbia, de ambición y de propia estima. Te prometo que cada vez que me venga un pensamiento que no sea totalmente para ti, oh Jesús, y me encuentre en ocasión de ofenderte, gritaré inmediatamente: "¡Jesús, María, os entrego el alma mía!".

Oh Jesús, beso tus hermosos ojos, húmedos aún por las lágrimas y cubiertos por la sangre... Y te pido perdón por cuantas veces te ofendí con miradas inmodestas y pecaminosas. Te prometo que cada vez que mis ojos se sientan impulsados a mirar cosas de tierra, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Oh Jesús, beso tus sacratísimos oídos, aturdidos hasta los últimos instantes por insultos y horribles blasfemias... Y te pido perdón por cuantas veces he escuchado o he hecho escuchar conversaciones que nos alejan de ti, y por cuantas conversaciones malas tienen las criaturas. Te prometo que cada vez que me encuentre en la ocasión de oír aquello que no conviene, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Oh Jesús mío, beso tu santísimo Rostro, pálido, lívido, ensangrentado... Y te pido perdón por tantos desprecios, insultos y afrentas como recibes de nosotros, vilísimas criaturas, con nuestros pecados. Te prometo que cada vez que me venga la tentación de no darte toda la gloria, el amor y la adoración que es te deben, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Oh Jesús mío, beso tu santísima boca, abrasada, seca y amargada... Y te pido perdón por todas las veces que te he ofendido con malas conversaciones y por cuantas veces he cooperado en amargarte y en acrecentar tu sed. Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de decir cosas que podrían ofenderte, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Oh Jesús, mío, beso tu cuello santísimo, en el que veo aún las marcas de las cadenas que te han oprimido... Y te pido perdón por tantas cadenas, vínculos y apegos de las criaturas, que han añadido nuevas sogas y cadenas a tu santísimo cuello. Te prometo que cada vez que me sienta turbada por apegos, deseos y afectos que no sean sólo para ti, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Jesús mío, beso tus hombros santísimos... Y te suplico perdón por tantas ilícitas satisfacciones, perdón por tantos pecados cometidos con los cinco sentidos de nuestro cuerpo. Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de tomarme algún placer o alguna satisfacción que no sea para tu gloria, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Jesús mío, beso tu pecho santísimo... Y te pido perdón por tantas frialdades, indiferencias, tibiezas e ingratitudes tan horribles que recibes de las criaturas. Te prometo que cada vez que me sienta enfriar en tu amor, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Jesús mío, beso tus sacratísimas manos... Y te pido perdón por todas las obras malas o indiferentes, por tantísimos actos envenenados por el amor propio y por la propia estima. Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de no obrar por solamente tu amor, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma Mía".

Jesús mío, beso tus santísimos pies... Y te suplico perdón por tantos pasos y por tantos caminos recorridos sin tener la recta intención de agradarte, por tantos que de ti se alejan para ir en busca de placeres de la tierra. Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de separarme de ti, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

Oh Jesús, beso tu Sacratísimo Corazón... Y quiero encerrar en El, junto con mi alma, a todas las almas redimidas por ti, para que todas se salven, sin excluir alguna... Oh Jesús, enciérrame en tu Corazón, y cierra sus puertas, de modo que yo no pueda ver, desear o conocer nada fuera de ti. Te prometo que cada vez que me venga el pensamiento de querer salir de éste tu Corazón, gritaré inmediatamente: "Jesús, María, os entrego el alma mía".

+ + +

¡Jesús, María, os entrego el alma mía!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 8:38 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

De las 3 a las 4 de la tarde

VIGESIMA TERCERA HORA
Jesús muerto, traspasado por la lanza.
El Descendimiento de la Cruz


¡Oh Jesús mío, ya estás muerto! Y yo, estando en tu Corazón, empiezo a gozar ya de los copiosos frutos de la Redención.

Aún los más incrédulos se doblegan reverentes ante ti, golpeándose el pecho; lo que no hicieron ante tu cuerpo viviente, lo hacen ahora ante tu cuerpo ya muerto... La naturaleza se estremece, el sol se eclipsa, la tierra tiembla, los elementos se conmueven y parecen tomar parte en tu dolorosísima muerte.
Los ángeles, sobrecogidos de admiración y de amor, descienden del Cielo a millares, te adoran y te rinden homenajes de reconocimiento, confesándote como nuestro verdadero Dios.

Oh Jesús mío, yo también uno mis adoraciones a las suyas y te ofrezco mi gratitud y todo el amor de mi pobre corazón.


Pero veo que tu amor no está aún satisfecho, y para darnos una última muestra, permites que un soldado se acerque a ti y con una lanzada te abra el Corazón, haciéndote derramar las últimas gotas de Sangre y agua, contenidas aún en él.

Oh, ¿No quisieras Tú permitir, Jesús mío, que esta lanza hiera también mi corazón? ¡Ah sí, que esta lanza sea la que hiera mis deseos, mis pensamientos, mis latidos y mi voluntad, y que me de tu Querer, tus pensamientos y toda tu vida de amor y de inmolación!

[color=indigo] [b]Corazón de mi Jesús herido por esta lanza, ah, prepara a todas las almas a un baño, un refugio a todos los corazones, un descanso a todos los atribulados.

De esta herida es de donde haces brotar a tu amada Esposa, la Iglesia; de ahí haces salir los Sacramentos y la Vida de las almas; y yo, junto con tu Madre Santísima, cruelmente herida en su Corazón, quiero reparar por las ofensas, abusos y profanaciones que se le hacen a la Iglesia, y por los méritos de esta herida y de María Santísima, nuestra dulcísima Madre, te suplico que encierres a todos en tu amantísimo Corazón, y que protejas, defiendas e ilumines a quienes rigen la Iglesia.


Oh Jesús mío, después de tu dolorosísima muerte, parece que yo no debería tener más vida propia, pero en este tu Corazón herido encontraré mi vida, de modo que cualquier cosa que esté por hacer, la tomaré siempre de este Corazón Divino.
No volveré a dar vida a mis pensamientos, pero si quisieran vida, la tomaré de tus pensamientos.
Mi querer no volverá a tener vida, pero si vida quisiera, la tomaré de tu Santísima Voluntad.
No volverá a tener vida mi amor, pero si quisiera amor, tomaré la vida de tu amor.
Oh Jesús mío, toda tu Voluntad sea mía, pues ésta es tu Voluntad, y ésta es también la mía.

Jesús mío, nos has dado la última prueba de tu Amor: tu Corazón traspasado. Ya no te queda más qué hacer por nosotros; pero he aquí que ya se preparan a descenderte de la Cruz; y yo, después de haber puesto todo en ti, con tus amados discípulos quiero quitar los clavos de tus sacratísimos pies y de tus sagradas manos, y mientras te desclavo, Tú clávame toda en ti.
Jesús mío, la primera en recibirte en su regazo, bajado de la Cruz, es tu Madre Dolorosa; y entre sus brazos, tu cabeza traspasada, dulcemente reposa...

Oh dulce Mamá, no desdeñes tenerme en tu compañía, y haz que también yo, junto contigo, pueda prestar los últimos servicios a mi amado Jesús...
Madre mía dulcísima, es verdad que Tú me superas en el amor y en la delicadeza al tocar a mi Jesús, pero yo trataré de imitarte en el mejor modo posible para complacer en todo al adorado Jesús. Por eso juntamente con tus manos pongo las mías y quito todas las espinas que rodean su adorable cabeza, con la intención de unir a tus profundas adoraciones las mías.

Celestial Mamá, ya llegan tus manos a los ojos de mi Jesús y se disponen a remover la sangre coagulada de esos ojos que un día daban luz a todo el mundo y que ahora están oscurecidos y apagados...

Oh Mamá, me uno a ti, besémoslos juntas y adorémoslos profundamente...
Veo los oídos de mi Jesús llenos de sangre, macerados por los golpes, heridos por las espinas...
Hagamos penetrar, oh Madre, nuestras adoraciones en esos oídos que ya no oyen y que también han sufrido tanto por llamar a tantas almas obstinadas y sordas a las voces de la Gracia...

Oh dulce Mamá, veo tu rostro bañado en lágrimas, y a ti toda llena de dolor al ver el rostro adorable de Jesús.
Uno mi dolor al tuyo, y juntas limpiemos el fango y los salivazos que tanto lo han ensuciado; adoremos ese rostro de majestad divina que enamoraba al Cielo y a la tierra y que ahora ya no da señal alguna de vida...

Besemos juntas su boca, dulce Mamá, esa boca divina que con la suavidad de su palabra ha atraído a tantas almas a su Corazón... Oh Madre, quiero con tu misma boca besar esos labios lívidos y ensangrentados... y profundamente los adoro.

Oh dulce Mamá, junto contigo quiero besar y volver a besar el cuerpo adorable de Jesús, hecho toda una llaga; juntamente contigo pongo mis manos para unir esos jirones de carne que en él aún quedan, y adorémoslo profundamente...
Besemos, oh Madre, esas manos creadoras, que han obrado por nosotros tantos prodigios... Esas manos taladradas, que ya están frías y con la rigidez de la muerte.

Oh dulce mamá, encerremos en esas sacrosantas heridas a todas las almas, para que Jesús, al resucitar, las encuentre a todas en El, depositadas por ti, y así no se pierda ninguna.
Oh Mamá, adoremos juntas estas profundas heridas en nombre de todos y con todos...
Oh Celestial Mamá, veo que te acercas a besar los pies de Jesús... ¡Cuán desgarradoras son estas heridas! Los clavos se han llevado gran parte de la carne y de la piel, y el peso de su santísimo cuerpo los ha herido horriblemente...
Besémoslos juntas, adorémoslos profundamente y encerremos en estas heridas todos los pasos de los pecadores, para que cuando caminen sientan los pasos de Jesús, que de cerca los sigue, y no se atrevan a ofenderlo...

Veo, oh dulce Mamá, que tu mirada se detiene en el Corazón del adorado Jesús... ¿Qué haremos en este Corazón? Tú me lo mostrarás, Mamá y en él me sepultarás, lo cerrarás con la piedra y lo sellarás; y aquí adentro, depositando en él mi corazón y mi vida, me quedaré encerrada hasta la eternidad... ¡Dame tu amor, oh Mamá, para que con él ame a Jesús, y dame tu dolor para interceder con él por todos y para reparar toda ofensa que se le haga a este Corazón!

Acuérdate, oh Mamá, que al sepultar a Jesús, quiero con tus mismas manos ser también yo sepultada, para que después de haber sido sepultada con El, pueda resucitar con El y con todo lo que es suyo.

Y ahora unas palabras a ti, oh dulce Mamá: ¡Cuánto te compadezco! Con toda la efusión de mi pobre corazón quiero reunir todos los latidos, todos los deseos y todas las vidas de las criaturas y postrarlos ante ti en un acto del más ferviente amor y compasión.
Te compadezco en el extremo dolor que has sufrido al ver a Jesús muerto, coronado de espinas, destrozado por los azotes y por los clavos..., al ver esos ojos que ya no te miran, esos oídos que no escuchan más tu voz, esa boca que ya no te habla, esas manos que ya no te abrazan, esos pies que nunca te dejaban y que aun desde lejos seguían tus pasos...
Quiero ofrecerte el Corazón mismo de Jesús, rebosante de amor, para compadecerte como mereces y para dar un consuelo a tus amarguísimos dolores. [/b][/color]

+ + +

Crying or Very sad ¡Perdón, Madre, Perdón!
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 11:12 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

PÉSAME A LA VIRGEN

De las 4 a las 5 de la tarde

VIGESIMA CUARTA HORA
La sepultura de Jesús


Dolorosa Mamá mía, ya veo que te dispones al último sacrificio: tener que dar sepultura a tu Hijo Jesús muerto. Y resignadísima a los Quereres del Cielo, lo acompañas y con tus mismas manos lo depones en el sepulcro... Y mientras recompones esos miembros, tratas de decirle un último adiós, de darle el último beso, y por el dolor te sientes arrancar el corazón del pecho.
El amor te deja clavada sobre esos miembros, y por la fuerza del dolor y del amor tu vida está a punto de quedar apagada junto con tu muerto Hijo...

Pobre Mamá, ¿cómo harás ya sin Jesús? El es tu vida, tu todo... y sin embargo, es el Querer del Eterno el que así lo quiere.
Ahora tendrás que combatir con dos potencias insuperables: El Amor y el Querer Divino... El amor te tiene clavada, de modo que no puedes separarte, pero el Querer Divino se impone y quiere este sacrificio...

Pobre Mamá, ¿cómo harás? ¡Cuánto te compadezco! ¡Ah, ángeles del Cielo, venid a ayudarla a separarse del cuerpo muerto de Jesús... pues si no, Ella morirá!

Mas, oh prodigio, mientras parecía extinguida juntamente con Jesús, oigo su voz temblorosa e interrumpida por sollozos, que dice:

"Hijo, Hijo amado, éste era el único consuelo que me quedaba y que mitiga mis penas: tu Santísima Humanidad, desahogarme sobre estas llagas y adorarlas y besarlas... Pero ahora también se me quita esto, porque el Querer Divino así lo quiere. Y Yo me resigno. Pero sabe, oh Hijo, que lo quiero... y no puedo. Al solo pensamiento de hacerlo, las fuerzas se me desvanecen y la vida me abandona... Ah permíteme, oh Hijo, que para poder recibir fuerza y vida para esta amarga separación, me deje sepultada enteramente en ti, y que para mi vida tome tu vida, tus penas, tus reparaciones y todo lo que Tú eres... Ah, sólo un intercambio de vida entre Tú y Yo puede darme la fuerza de cumplir el sacrificio de separarme de ti."

Afligida Mamá mía, así decidida, veo que de nuevo recorres esos miembros, y poniendo tu cabeza sobre la de Jesús, la besas y en ella encierras tus pensamientos, tomando para ti sus espinas, sus afligidos y ofendidos pensamientos y todo lo que ha sufrido en su sacratísima cabeza... ¡Oh, cómo quisieras animar la inteligencia de Jesús con la tuya para poder darle vida por vida!...
Y ya sientes que empiezas a revivir, con haber tomado en tu mente los pensamientos y las espinas de Jesús...

Dolorosa Mamá, te veo que besas los ojos apagados de Jesús. Y se me parte el corazón al ver que Jesús ya no te mira más...
¡Cuántas veces esos ojos divinos, mirándote, te extasiaban en el Paraíso y te hacían resucitar de la muerte a la vida!
Pero ahora, al ver que ya no te miran, te sientes morir... Por eso veo que dejas tus ojos en los de Jesús y que tomas para ti los suyos, sus lágrimas y la amargura de esa mirada que ha sufrido tanto al ver las ofensas de las criaturas y tantos insultos y desprecios.

Veo que besas también, oh traspasada Mamá, sus santísimos oídos, y lo llamas y lo llamas y le dices:
"Hijo mío, ¿pero es posible que ya no me escuches más? Tú, que me escuchabas y que atendías hasta el más pequeño gesto mío... Y ahora que lloro y que te llamo ¿no me escuchas? ¡Ah, el amor verdadero es el más cruel tirano! Tú eras para Mí más que mi propia vida, ¿y ahora tendré que sobrevivir a tan gran dolor? Por eso, oh Hijo, dejo mis oídos en los tuyos y tomo para Mí todo lo que han sufrido tus santísimos oídos, el eco de todas las ofensas que en ellos resonaban... Sólo esto me puede dar la Vida: tus penas y tus dolores..."

Y mientras esto dices, es tan intenso el dolor y las angustias en tu Corazón, que pierdes la voz y te quedas sin movimiento...
¡Pobre Mamá mía, pobre Mamá mía, cuánto te compadezco! ¡Cuántas muertes crueles estás sufriendo!

Pero, Mamá dolorosa, el Querer divino se impone y te da el movimiento, y Tú miras el rostro santísimo de Jesús, lo besas y exclamas:
"¡Hijo adorado, cómo estás desfigurado; si el amor no me dijera que eres mi Hijo, mi Vida, mi todo, no sabría reconocerte... tanto has quedado irreconocible! Tu natural belleza se ha convertido en deformidad, tus rosadas mejillas se han hecho violáceas; la luz, la gracia que irradiaba tu hermoso rostro –que mirarte y quedar arrobado era una misma cosa- se ha transformado en la palidez de la muerte, oh Hijo amado...
¡Hijo, a qué has quedado reducido! ¡Qué horrible trabajo ha realizado el pecado en tus santísimos miembros!
¡Oh, cómo quisiera tu inseparable Mamá devolverte tu primitiva belleza! Quiero fundir mi cara en la tuya y tomar para Mí tu rostro, las bofetadas, los salivazos, los desprecios y todo lo que has sufrido en tu rostro adorable...
¡Ah Hijo, si me quieres aún viva, dame tus penas, de lo contrario me muero!"


Y tan grande es el dolor que te sofoca que te corta las palabras y quedas como extinguida sobre el rostro de Jesús... ¡Pobre Mamá, cuánto te compadezco!
Ángeles míos, venid a sostener a mi Mamá, su dolor es inmenso, la inunda, la ahoga, y ya no le quedan más vida ni fuerzas... Pero el Querer Divino, rompiendo estas olas de dolor que la ahogan, le restituye la vida.

Y llegas ya a su boca, y al besarla te sientes amargar tus labios por la amargura de la hiel que ha amargado tanto la boca de Jesús, y sollozando continúas:
"Hijo mío, dile una última palabra a tu Mamá... ¿Pero es posible que no haya de volver a escuchar nunca más tu voz? Todas las palabras que en vida me dijiste, como otras tantas flechas me hieren el Corazón de dolor y de amor; y ahora, al verte mudo, estas flechas se remueven en mi lacerado Corazón y me dan innumerables muertes, y a viva fuerza parece que quieran arrancarte una última palabra... y no obteniéndola, me desgarran y me dicen:

"Así es, ya no más lo escucharás; no volverás a oír más sus dulces acentos, la armonía de su palabra creadora, que en ti creaba tantos paraísos por cuantas palabras decía"...

¡Ah, mi paraíso se terminó y no tendré sino amarguras!
¡Ah Hijo, quiero darte mi lengua para reanimar la tuya! Ah, dame lo que has sufrido en tu santísima boca, la amargura de la hiel, tu sed ardiente, tus reparaciones y tus plegarias; y así, oyendo por medio de éstas tu voz, mi dolor podrá ser más soportable... y tu Mamá podrá seguir viviendo en medio de tus penas..."


Mamá destrozada, veo que te apresuras porque los que están contigo quieren ya cerrar el sepulcro, y casi como volando pasas sobre las manos de Jesús... las tomas entre las tuyas, las besas, te las estrechas al Corazón y dejando tus manos en las suyas, tomas para ti los dolores y las heridas que han deshecho esas manos santísimas... Y llegando a los pies de Jesús y mirando la cruel destrucción que los clavos han hecho en sus pies, pones en ellos los tuyos y tomas para ti esas llagas, entregándote en lugar de Jesús a correr en busca de todos los pecadores para arrancarlos al infierno...

Angustiada Mamá, ya veo que le dices el último Adiós al Corazón traspasado de Jesús... Aquí te detienes; es el último asalto que recibe tu Corazón materno, y te lo sientes arrancar del pecho por la vehemencia del amor y del dolor, y por sí mismo se te escapa para ir a encerrarse en el Corazón Santísimo de Jesús; y Tú, viéndote sin Corazón, te apresuras a tomar para ti el Corazón Sacratísimo de Jesús, su amor rechazado por tantas criaturas, tantos deseos suyos ardentísimos, no realizados por la ingratitud de ellas, y los dolores, las heridas que traspasan ese Corazón sagrado y que te tendrán crucificada durante toda tu vida...
Y mirando esa ancha herida, la besas y tomas en tus labios su sangre, y sintiéndote la vida de Jesús, sientes las fuerzas para soportar la amarga separación... Y así, lo abrazas y te retiras... y estás a punto de permitir que sea cerrado el sepulcro con la piedra...

Pero yo, dolorosa Mamá mía, llorando te suplico que no permitas aún que Jesús nos sea quitado de nuestra mirada; espera que primero me encierre en Jesús para tomar su Vida en mí...
Si no puedes vivir sin Jesús Tú, que eres la Sin Mancha, la Santa, la Llena de Gracia, mucho menos podré yo, que soy la debilidad, la miseria, la llena de pecados... ¿Cómo voy a poder vivir sin Jesús?

Ah Mamá dolorosa, no me dejes sola, llévame contigo; pero antes deposítame toda en Jesús, vacíame de todo para poner a Jesús por entero en mí, así como lo has puesto en ti...
Comienza a cumplir conmigo el oficio de Madre que te dio Jesús estando en la Cruz, y abriendo mi pobreza extrema una brecha en tu Corazón materno, enciérrame toda por completo en Jesús con tus mismas manos maternas.
Encierra los pensamientos de Jesús en mi mente, a fin de que no entre en mí ningún otro pensamiento.
Encierra los ojos de Jesús en los míos para que nunca pueda escapar yo a su mirada.
Pon sus oídos en los míos para que siempre lo escuche y cumpla en todo su Santísimo Querer...
Su rostro ponlo en el mío a fin de que contemplando ese Rostro tan desfigurado por amor a mí, lo ame, lo compadezca y repare.
Pon su lengua en la mía, para que hable, rece y enseñe con la lengua de Jesús.
Pon sus manos en las mías para que cada movimiento que yo haga y cada obra que realice, tomen vida en las obras y movimientos de Jesús. Sus pies ponlos en los míos, a fin de que cada paso que yo dé sea vida, salvación, fuerza y celo para todas las criaturas...

Y ahora, afligida Mamá mía, permíteme que bese su Corazón y que beba su Preciosísima Sangre, y encerrando Tú su Corazón en el mío, haz que pueda vivir yo de su amor, de sus deseos y de sus penas...
Y ahora toma la mano derecha de Jesús, rígida ya, para que me des con ella su última bendición...

Veo que ahora ya permites que la piedra cierre el sepulcro, y Tú, destrozada, la besas y llorando dices tu último Adiós a Jesús... y después te alejas del sepulcro. Pero tu dolor es tanto que quedas petrificada y helada...
Traspasada Mamá, contigo le digo Adiós a Jesús y, llorando, quiero compadecerte y hacerte compañía en tu amarga desolación.
Quiero ponerme a tu lado para decirte en cada suspiro tuyo, en cada dolor, una palabra de consuelo, para darte una mirada de compasión... Recogeré tus lágrimas, y si te veo desvanecerte, te sostendré en mis brazos.


Ahora veo que te ves obligada a volver a Jerusalén por ese mismo camino, por donde viniste... Unos cuantos pasos y te encuentras de nuevo ante la Cruz, sobre la que Jesús ha sufrido tanto y ha muerto, y corres a ella, la abrazas, y viéndola tinta en sangre, en tu Corazón se renuevan uno por uno todos los dolores que Jesús ha sufrido sobre ella... Y no pudiendo contener tu dolor, entre sollozos exclamas:

"¡Oh Cruz! ¿Tan cruel habías de ser con mi Hijo?
¡Ah, en nada lo has perdonado! ¿Qué mal te había hecho? No has permitido siquiera a Mí, su dolorosa Mamá, que le diera un sorbo de agua al menos, cuando la pedía, y a su boca abrasada le has dado hiel y vinagre; sentía Yo licuárseme el Corazón traspasado y hubiera querido dar a aquellos labios mi Corazón licuefacto para calmar su sed, pero tuve el dolor de verme rechazada...
Oh Cruz, cruel, sí, pero santa, porque has sido divinizada y santificada al contacto de mi Hijo.
Esa crueldad que usaste con El, cámbiala en compasión hacia los miserables mortales, y por las penas que El ha sufrido sobre ti, obtén gracia y fortaleza para las almas que sufren, para que ninguna se pierda por causa de cruces y tribulaciones.
Mucho me cuestan las almas; me cuestan la vida de un Hijo Dios; y Yo, como Madre y Corredentora, las confío todas a ti, oh Cruz."


Y besándola y volviéndola a besar te alejas...
¡Pobre Mamá, cuánto te compadezco! A cada paso y encuentro surgen nuevos dolores, que haciendo más grande su inmensidad y su amargura, te inundan como oleadas, te ahogan, y a cada momento te sientes morir.

Pocos pasos más... y llegas al sitio donde esta mañana lo encontraste bajo el enorme peso de la Cruz, agotado, chorreando sangre, con un manojo de espinas en la cabeza, las cuales, a los golpes de la Cruz penetraban más y más y en cada golpe le procuraban dolores de muerte...
La mirada de Jesús, cruzándose con la tuya, buscaba piedad, pero los soldados, para privar de ese consuelo a Jesús y a ti, lo empujaron y lo hicieron caer, haciéndole derramar nueva sangre; y ahora, viendo la tierra empapada, te postras por tierra, y mientras besas esa Sangre te oigo decir:

"Ángeles míos, venid a hacer guardia a esta Sangre, para que ninguna gota sea pisoteada y profanada."

Mamá dolorosa, déjame que te dé la mano para levantarte y sostenerte, porque te veo que agonizas en la Sangre de Jesús...

Pero al proseguir tu camino, nuevos dolores encuentras.
Por doquier ves huellas de su Sangre y recuerdas el dolor de Jesús...
Por eso apresuras tus pasos y te encierras en el Cenáculo. Yo también me encierro en el Cenáculo, pero mi Cenáculo sea el Corazón Santísimo de Jesús; y desde su Corazón quiero venir a tus rodillas maternas para hacerte compañía en esta Hora de amarga desolación...
No resiste mi corazón dejarte sola en tanto dolor.

Desolada Mamá, mira a esta pequeña hija tuya; soy demasiado pequeña, y sola no puedo ni quiero vivir. Tómame sobre tus rodillas y estréchame entre tus brazos maternos, haz conmigo de Mamá. Tengo necesidad de guía, de ayuda, de sostén... Mira mi miseria y derrama sobre mis llagas una lágrima tuya, y cuando me veas distraída, estréchame a tu Corazón materno, y en mí vuelve a llamar la Vida de Jesús...


Pero mientras esto te suplico, me veo obligada a detenerme para poner atención a tus acerbos dolores, y siento que el corazón se me rompe al ver que al mover tu cabeza sientes que te penetran más las espinas que has tomado de Jesús, con las punzadas de todos nuestros pecados de pensamiento, que penetrándote hasta en los ojos, te hacen derramar lágrimas de sangre...
Y mientras lloras, teniendo en los ojos la vista de Jesús, desfilan ante tu vista todas las ofensas de las criaturas...
¡Cómo sientes su amargura! ¡Cómo comprendes lo que Jesús ha sufrido, teniendo en ti sus mismas penas! Pero un dolor no espera al otro, y poniendo atención en tus oídos te sientes aturdir por el eco de las voces de las criaturas, y según cada especie de voces ofensivas de las criaturas te los hieren, y Tú repites una vez más:

"¡Hijo, cuánto has sufrido!".

Desolada Mamá, ¡cuánto te compadezco!
Permíteme que te limpie tu rostro todo bañado en lágrimas y en sangre..., pero me siento retroceder al verlo ahora violáceo, irreconocible y pálido, con una palidez mortal...
Ah, comprendo, son los malos tratos que le han dado a Jesús, que has tomado sobre ti y que te hacen tanto sufrir, tanto, que al mover tus labios en tu oración o para dejar escapar suspiros de fuego de tu pecho, siento tu aliento amarguísimo y tus labios abrasados por la sed de Jesús...

¡Pobre Mamá mía, cuánto te compadezco!
Tus dolores parece que van creciendo cada vez más, y parecen darse la mano entre ellos... Y tomando tus manos en las mías, las veo traspasadas por clavos...
En ellas precisamente sientes el dolor al ver los homicidios, las traiciones, los sacrilegios y todas las obras malas, que repiten los golpes, agrandando las llagas y exacerbándolas cada vez más.

¡Cuánto te compadezco!
Tú eres la verdadera Madre Crucificada, hasta el punto que ni siquiera tus pies quedan sin clavos; más aún, no sólo te los sientes clavar, sino también como arrancar por tantos pasos inicuos y por las almas que se van al infierno, y Tú corres tras ellas para que no se precipiten en las eternas llamas infernales...

Pero no es todavía todo, Crucificada Mamá. Todas tus penas, reuniéndose juntas, resuenan haciendo eco en tu Corazón, y te lo traspasan, no con siete espadas, sino con miles de espadas; y mucho más porque teniendo en ti el Corazón Divino de Jesús, que contiene a todos los corazones y envuelve en su latido los latidos de todos, ese latido divino va diciendo en sus latidos: "Almas, Amor", y Tú, en ese latido que dice "Almas" te sientes correr en tus latidos todos los pecados, y te sientes dar la muerte por cada uno de ellos; y en ese otro latido que dice "Amor", te sientes dar la vida; de manera que estás en un acto continuo de muerte y vida.

Crucificada Mamá, mirándote, compadezco tus dolores... éstos son inenarrables.
Quisiera transformar mi ser en lengua, en voz, para compadecerte, pero ante tantos dolores mis compadecimientos son nada.
Por eso llamo a los ángeles, a la Trinidad Sacrosanta, y les ruego que pongan en torno a ti sus armonías, sus contentos, sus bellezas, para que endulcen y compadezcan tus intensos dolores; que te sostengan entre tus brazos y que te devuelvan todas tus penas convertidas en amor.


Y ahora, desolada Mamá, gracias en nombre de todos por todo lo que has sufrido, y te ruego, por ésta tan amarga desolación tuya, que me vengas a asistir en la hora de mi muerte, cuando mi pobre alma se encontrará sola, abandonada de todos, en medio de mil angustias y temores; ven Tú entonces a devolverme la compañía que tantas veces te he hecho en mi vida; ven a asistirme, ponte a mi lado y ahuyenta al enemigo; lava mi alma con tus lágrimas, cúbreme con la Sangre de Jesús, revísteme con sus méritos, embelléceme con tus dolores y con todas las penas y las obras de Jesús; y en virtud de sus penas y de sus dolores, haz desaparecer de mí todos mis pecados, dándome el total perdón. Y al expirar mi alma, recíbeme entre tus brazos y ponme bajo tu manto, ocúltame a la mirada del enemigo, llévame en un vuelo al Cielo y ponme en los brazos de Jesús... ¡Quedemos en este acuerdo, querida Mamá mía!

Y ahora te ruego que les hagas la compañía que te he hecho hoy a todos los moribundos presentes y futuros, a todos hazles de Madre; son los momentos extremos y se necesitan grandes auxilios, por eso, a ninguno niegues tu oficio materno...

Y por último unas palabras:
Mientras te dejo, te ruego que me encierres en el Corazón Sacratísimo de Jesús, y Tú, doliente Mamá mía, hazme de centinela para que Jesús no me tenga que echar fuera de su Corazón, y para que yo, ni aun queriendo, pueda salir jamás...
Y ahora, te beso tu mano materna y Tú dame tu bendición...

AMEN


+ + +

OREMOS:

¡Oh, Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra!
Y que ta ema ahora aún más ardientemente en el cielo.

¡Oh, Jesús, oye nuestras oraciones!
Por las lágrimas de sangre de tu Santísima Madre.

Escribe, ¡Oh Señora!, tus heridasen mi corazón, para que en ellas lea tu dolor y tu amor; tu dolor para sufrir por tí todo dolor; tu amor para despreciar por tí todo amor mundano. ¡Oh, María!, por tu amor y tus dolores, salva a los pobres pecadores.

¡Alabemos a María, la Madre de Dios!
Ensalcemos a María, la Madre de Dios!
¡Glorifiquemos a María, la Madre de Dios!

¡Alabémosla, Ensalcémosla, Glorifiquémosla eternamente!


><>+<><

¡Sean eternamente alabados Jesús y María, en los corazones de sus hijos agradecidos. Amén.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Sab Mar 22, 2008 11:47 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

"Vía Matris"
Camino de recuerdos con María

INTRODUCCION

Recorreremos nuestras calles, con María santísima, nuestra madre dolorosa, recordando el camino de la Cruz que recorrió Jesús, ahora en sentido inverso, y que recorremos los seres humanos en esta prolongada Pasión de la historia. Acompañamos así el dolor de María, el dolor de la Iglesia por sus hijos que se pierden, el dolor de la humanidad, y el dolor del mundo entero.

Acto de contrición:
Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Lectura:
Del segundo libro de los Macabeos
(7,20-23.29).
«Admirable y digna de glorioso recuerdo fue aquella madre que al ver morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día sufría con valor, porque tenía su esperanza puesta en el Señor. Animaba a cada uno, llena de generosos sentimientos y estimulando con ardor varonil sus reflexiones de mujer, les decía: “Yo no sé cómo aparecieron en mis entrañas, ni fui yo quien les regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, les devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miran por ustedes mismos a causa de sus Leyes. No temas a ese verdugo, antes bien, muéstrate digno de tus hermanos, acepta la muerte, para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en la misericordia”.» Palabra de Dios.

Reflexión:
- Jesús era su hijo, su único hijo, el único apoyo con que contaba María. Un día lo sintió encerrado en sus entrañas, ahora lo siente encerrado en el sepulcro.

- Se lo mataron cruelmente. No pudo cerrarle los ojos y darle la bendición de madre al morir, ni rezar con El algunas oraciones. Aunque esperaba la espada de dolor, sufre, en compañía de su Hijo.

- Para la chusma ella era “la madre del ajusticiado”. Sola, pobre, fuera de su pueblo, desapercibida, mujer de carne y hueso, que no tenía dónde sepultarlo y recibió un sepulcro prestado.

- Nosotros somos los asesinos. Y lo seguimos matando por el pecado. Pero ella es nuestra madre; Jesús nos la entregó en el Calvario.

Oración:
Madre, gracias por recibirnos y perdonarnos como a tus hijos. Te acompañaremos en este camino de recuerdos por las calles de Jerusalén. Intercede por nosotros, para que sigamos las huellas de tu Hijo. Amén.

ACLAMACIONES
Responden a cada aclamación: ¡CRISTO HA MUERTO!

1. Porque nuestros pecados merecían condenación, y para salvarnos:
2. Por querer cambiar nuestra forma de pensar y nuestro modo de vivir:
3. Por atreverse a violar muchas costumbres y leyes de su tiempo que oprimían al hombre:
4. Por no callarse y decir siempre la verdad que nos duele y molesta:
5. Porque buscó siempre agradar a su Padre Dios con su forma de ser y actuar, aunque desagradara a los demás.
6. Porque no le importó el qué dirán los demás.
7. Por ser un hombre sincero, de convicciones que cuestionaban su ambiente y la vida de muchos de arriba:
8. Porque su amor es tan grande que se hizo humano como nosotros, para enseñarnos a vivir como hijos de Dios.
9. Por enseñarnos a vivir y actuar siempre con la verdad.
10. Porque quiso dar su vida por nosotros para enseñarnos a dar la vida por los demás.


PRIMER RECUERDO: EL SEPULCRO.

Lectura: Del Evangelio de San Juan (12,24-25).
Dijo Jesús: “En verdad les digo que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la pierde, pero el que se aborrece en este mundo la guardará para la vida eterna”. Palabra del Señor.

Reflexiones:
- María recuerda cuando Jesús fue depositado en un sepulcro nuevo prestado por un discípulo suyo. En una loza fría. Lo guarda muerto, sin vida y sin luz.

- Su puerta fue tapada con una gran piedra. Pero las puertas del infierno no prevalecerán sobre Jesús, que puso su vida en manos de su Padre. Era la raíz seca que florecerá; el grano que se pudre y destruye para que brote la vida fecunda.

- Y nosotros ¿cuántos días llevamos sepultados, sin sentido de la vida, sin comprometernos en la nueva evangelización? ¿Sembramos buena semilla en el campo, o cizaña y espinos?

- No se nota que todos estén interesados en la evangelización. No conocen a Jesús, porque no se lo presentan en forma atractiva y motivante. Están en el fondo del sepulcro, por egoístas, violentos, infieles al amor, o bien, traicionados, rechazados, condenados al olvido.

- Somos pasivos, y así ¿esperamos que nuestro Padre Dios nos de la Vida nueva para transformar nuestra comunidad?

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre María, ruega por nosotros, para que seamos asociados al triunfo de tu Hijo. El murió para manifestar y establecer la nueva alianza, y el Padre lo levantó de la muerte, y le concedió el Nombre sobre todo Nombre, para que ante El se doble toda rodilla y lo confesemos como Hijo de Dios. Que de El recibamos gracia sobre gracia, para glorificar su Nombre y configurar a los demás adolescentes y jóvenes a su imagen. Madre, agradece con nosotros el plan salvador de Dios.
* Dios te salve, María...


SEGUNDO RECUERDO: SU CUERPO.

Lectura: Del libro de Tobías (10,4-5).
Ana decía: “Mi hijo ha muerto, ya no se cuenta entre los vivos” y rompió a llorar y a lamentarse por su hijo diciendo: “¡Ay de mí, hijo mío, que te dejé marchar a ti, luz de mis ojos”. Palabra de Dios.

Reflexión:
- María, la Madre dolorosa, recuerda cuando recibió en sus manos el cuerpo ensangrentado y rígido de su Hijo. Lo tiene en sus brazos, como cuando era niño, pero ¡qué diferencia!

- Con la muerte había coronado su misión, y ella también había coronado tu misión de madre. Ahora sí es madre en plenitud del Cristo que amó hasta el heroísmo y desinteresadamente. Es la Madre de quien da la vida desde la Cruz.

- Nosotros así queremos a Jesús, la flor de la redención, que se hizo carne para salvarnos. Lo sentimos en la desnutrición, la guerra, la drogadicción, las venganzas, las víctimas de masacres por el poder o el dinero.

- Pero nosotros estamos lejos de tener comunidades vivas y dinámicas que sean espacios privilegiados de evangelización. Nuestros agentes de pastoral no siempre son promotores de la santidad y comunión de la Iglesia. No hay testimonios fuertes que nos motiven a superarnos. No vemos la dimensión de promoción humana que encierra la vivencia del Evangelio.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre María, como acogiste en tus brazos a tu Hijo, intercede por nosotros como Madre, y enséñanos a comprender a los que sufren, a valorar más el amor de nuestras madres, a ser valientes como tú para enfrentar las contrariedades de la vida, para que el Padre nos acoja un día en sus brazos. Amén.
* Dios te salve, María...


TERCER RECUERDO: SU MUERTE.

Lectura: Del profeta Isaías
(53,3-6).
“Despreciable y deshecho de los hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable y no le tuvimos en cuenta. Y con todo, eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que él soportaba. Nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y humillado. El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros. Palabra de Dios.

Reflexión:
- Nuestra Madre María recuerda la muerte de Jesús en la Cruz. ¿Qué sintió cuando Jesús, su Hijo querido, exhaló el último aliento? Entre gritos, alaridos, blasfemias, leperadas. Todo parecía el triunfo del vicio y la maldad. No estaban sus amigos; sólo curiosos y enemigos. Hay un silencio de muerte con la sensación de fracaso.

- De los labios de Jesús se derramaron las siete palabras llenas de amor. Expresaba su abandono en manos de su Padre Dios. No le arrancamos la vida; El quiso pasar voluntariamente por esa experiencia, para salvarnos de la muerte. Jesús le dio sentido a la muerte, y se reveló como Mesías y siervo sufriente.

- También a nosotros nos matan las esperanzas, la dignidad, el afecto, las aspiraciones, la vida. El narcotráfico, por la misma crisis económica y su proyección internacional, se ha vuelto un cáncer que golpea y corrompe todo, hasta los centros de poder político y económico. Nuestro suelo se cubre de cadáveres, sangre y dolor de inocentes.

- Por el llanto de tantas madres de familia que, como María, lloran la muerte de sus hijos, rechazamos el narcotráfico y la violencia, como expresión de la cultura de la muerte. Denunciamos sus daños de adicción, producción, y distribución de droga, la grave responsabilidad de los poderosos mercados consumidores, y la codicia de los pueblos poderosos.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre María: cuando todos habían abandonado a tu Hijo, tú estabas al lado de su Cruz. Intercede junto a nuestra cruz, para que también nos entreguemos en las manos del Padre cuando estemos crucificados por la causa de Jesús. Y para que impulsemos acciones de prevención, atención y reinserción de drogadictos. Porque, una vez pagada nuestra deuda, ya somos libres en tu Hijo. * Dios te salve, María...


ACLAMACIONES (Todos)

1. Cristo ha muerto.
2. Nosotros matamos a Cristo.
3. Conviértete al Señor.
4. Es tiempo de cambiar.
5. Cristo dio su vida por nosotros.
6. María es la madre.
7. Rechazamos el pecado.
8. María nos une.
9. La cruz es victoria.
10. Amor hasta la muerte.


CUARTO RECUERDO: LOS CLAVOS.

Lectura: De la Primera Carta a los Corintios
(1,23-25).
Nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, estupidez para los griegos, pero para los llamados, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina es más poderosa que la fuerza de los hombres. Palabra de Dios.

Reflexiones:
- María recuerda la crucifixión de Jesús. ¡Cómo se estremece al golpe de los clavos que desgarran manos y pies de su Hijo! Fue su última tortura, símbolo del pecado. Golpes de manos, pies, contorsiones, sangre, que repercuten en el corazón de la madre. Sin libertad, atado, y clavado por los cómplices de la injusticia.

- Pero su Hijo Jesús es más fuerte en su debilidad que quienes le condenaron y ejecutaron. Con sus heridas nos sana nuestra incredulidad, como a Tomás, que dijo: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos y meto mi mano en su costado, no creeré”.

- También nosotros torturamos a los demás con odios, desprecios y rechazos. A veces también torturamos nuestra conciencia y nuestro cuerpo aceptando malos proyectos. Se han deteriorado las condiciones vida de los trabajadores y el respeto a sus derechos. No se cumplen los acuerdos en favor de los sectores más débiles. La falta de oportunidades de trabajo hace que aumente el ambulantaje y la emigración. Hay familias con hambre y desnutrición crónica. Hay quienes lucran a costa de los demás, sin mirar que la marginación es un atentado contra la paz familiar y social.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre, con el corazón lleno de tristeza por la tortura de Jesús te pedimos: ruega por los torturadores y sus torturados, pues ambos son también hijos tuyos y hermanos nuestros y de tu Jesús. Que seas Madre de la reconciliación y rehabilitación. * Dios te salve, María...


QUINTO RECUERDO: SU TUNICA.

Lectura: De la carta a los Efesios
(4,22-24).
En Cristo Jesús, ustedes se despojaron de su vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las malas inclinaciones, y aprendieron a renovar el espíritu de su mente y a revestirse del hombre nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. Palabra de Dios.

Reflexiones:
- Cuando desnudan a Jesús, María se acuerda que pacientemente y con mucho amor había tejido con sus propias manos la túnica de su Hijo, como Dios había tejido su carne en la rueca de su vientre. ¿Qué sentiría cuando los verdugos se la arrancaron con jirones de carne, para avergonzarlo y exponerlo a la burla tal como vino al mundo, y luego se rifaron esa túnica? El vestido nupcial rifado para que lo lleve un delincuente.

- No queremos desnudarnos de vanidades y ocasiones de pecado: compañías, fama, ruido, aplausos, comodidades. Ocultamos o disimulamos la verdad que nos cuestiona. Preferimos ser sepulcros blanqueados. ¿Desnudamos o vestimos a quien necesita del calor, defensa y revestimiento de la túnica de Cristo? La túnica de la Iglesia está llena de sangre. Como Jacob, Dios dice: “Es la túnica de mi hijo, una fiera lo ha devorado”.

- La alternancia política en el poder, la oposición de las diferentes fuerzas sociales, la tiranía de los medios de comunicación, requieren de nosotros una nueva relación con las instituciones, fortalecer nuestra identidad católica, para convivir con quienes piensan de otra forma. Ante la inconformidad e incertidumbre por los rumbos del país, la Iglesia católica busca libertad para evangelizar, como una fuerza aliada a todo lo bueno y noble.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre, tú no te avergonzaste de tu Hijo, como El tampoco se avergonzó de nosotros. Que nosotros no nos avergoncemos de El, pero sí nos avergoncemos de nuestros pecados. Tú eres Madre de quien es la esperanza del débil y del pecador. * Dios te salve, María…


SEXTO RECUERDO: SU ÚLTIMA CAIDA.

Lectura: Del libro de las Lamentaciones
(1,12.14.16).
Ustedes, los que pasan por el camino, miren y vean si hay dolor semejante al dolor que me atormenta, con el que Yahveh me ha herido el día de su ardiente cólera. Ligado ha sido el yugo de mis delitos, entrelazadas por su mano. Sobre mi cuello su yugo doblega mi vigor. El Señor me ha dejado a merced de ellos, ya no puedo tenerme. Por esto lloro yo, mi ojo se va en agua, porque está lejos de mí el consolador que reanime mi alma. Mis hijos están desolados, porque ha ganado el enemigo. Palabra de Dios.

Reflexión:
- La Madre de Jesús recuerda la tercera caída de Jesús. ¡Qué seco se oyó el golpe de esa caída! Sudando sangre, perdió sus fuerzas, y cayó pesadamente hasta el suelo, golpeándose la cabeza. Todos creyeron que estaba muerto; pero el centurión le ayudó para seguir cargando la cruz.

- Hay padres de familia que no asumen como pareja su responsabilidad de ser educadores de personas. La educación laicista ha debilitado el valor de la presencia y el amor de Dios entre nosotros, y ha propiciado el divorcio entre la fe y la vida.

- Nos dejamos arrastrar por la cultura de la muerte, con sus secuelas de mentira, corrupción, desconfianza, egoísmo y violencia; en lugar de optar por una sociedad solidaria que potencie los valores de la justicia, la paz, el diálogo, la verdad y la reconciliación.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: tu Hijo Jesús se levantó de su recaída, aunque le costaba lágrimas y sangre. Haz que como San Pedro, nos acordemos del anuncio que nos hace Jesús, y lloremos amargamente por nuestras negaciones cobardes. Acompáñanos en la esperanza de que el Padre, que levantó a tu Hijo del sepulcro, levantará a los que yacen casi muertos en todas esas situaciones que te derriban. * Dios te salve, María…


MANIFIESTO

Pueblo cristiano: Las personas que estamos viviendo esta Pascua queremos manifestar:


Responden a cada manifestación: ¡Jesús es nuestro Salvador!

1. Estamos agradecidos con Jesús, de Nazaret que nos ha salvado, porque tuvo el valor de dar su vida por nosotros y por todos ustedes que nos ven y escuchan.

2. Estamos agradecidos con Jesús, porque en su palabra descubrimos la verdad que nos hace libres y que le llevó a El a la muerte. Por su Palabra y su Muerte en la Cruz ahora somos libres de todo lo que nos esclaviza y oprime.

3. Estamos agradecidos con Jesús, porque El ha cambiado la vida de muchos de nosotros que caminábamos sin rumbo, ciegos, a oscuras.

4. Estamos agradecidos con Jesús porque en su Palabra nos está dando una nueva manera de pensar y de vivir al servicio del Reino: reino de amor, de justicia, de fraternidad, y de paz, aunque esto le haya costado la vida.

5. Pero también, los aquí presentes queremos manifestar nuestro rechazo a todas las ideologías y actitudes que hoy siguen dando muerte a Jesús, a sus ideales, a su causa.


FRASES POR CONTINGENTES:

1. Rechazamos toda forma de hipocresía.
2. Rechazamos toda forma de falsedad.
3. Rechazamos toda forma de mentira.
4. Rechazamos lo que nos impide vivir como hermanos.
5. Nos comprometemos a vivir la libertad.
6. Nos comprometemos a vivir la verdad.
7. Nos comprometemos a vivir la sinceridad.
8. Transformaremos nuestro ambiente.


SEPTIMO RECUERDO: LAS MUJERES.

Lectura: De la carta a los efesios
(5,25-27).
Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida. * Palabra de Dios.

Reflexión:
- María recuerda cuando Jesús consuela a las mujeres que lloraban junto al camino. En la encrucijada de caminos, se presenta la ternura de las mujeres en medio del ambiente de odio. María, como mujer, comprende bien porqué lloraban aquellas mujeres, ya que las mujeres son sensibles al sufrimiento. A la samaritana le prometió agua viva; a la adúltera y la magdalena les perdonó. Jesús les dijo: «No lloren por mí, sino por ustedes y por sus hijos, porque si esto hacen con el árbol verde ¿qué no harán con ustedes?».

- Se valora cada vez menos el noviazgo y el matrimonio, la sexualidad se desvincula del amor y la apertura a la vida, los medios de comunicación provocan la inestabilidad y desintegración de la familia, hay campañas de anticoncepción, eutanasia, esterilización, aborto y clonación humana, vivimos una cultura que estimula el hedonismo y el consumismo. ¿En qué papel queda así la mujer?

- ¡Cuántas lágrimas se derraman en el mundo! Pero ¿lloramos por lo que vale la pena? ¿Nos quedamos sólo en el llanto, sin remediar las causas del sufrimiento? Cuántas madres, novias, hermanas, lloran su impotencia, muchas veces con odio y rencor.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre, enséñanos a valorar a la mujer como imagen de tu Hijo, porque así aseguramos la dignidad de las futuras generaciones. * Dios te salve, María…


PRECES
Todos responden a cada petición: ¡Perdón, Señor, perdón!

1. Por nuestros pecados de omisión al no fomentar en nuestros hogares la vida de Cristo.
2. Por dedicar tan poco tiempo a la oración personal y comunitaria.
3. Por no tender la mano a las mujeres que han caído en algún vicio.
4. Por el abandono en que dejan muchos hombres a sus esposas, orillándolas a caer en la prostitución.
5. Por las mujeres que abandonan a sus hijos por no enfrentar las consecuencias de sus errores.
6. Por las madres de familia que sufren el desamparo y abandono de sus hijos.
7. Por las mujeres señaladas injustamente y no valoradas.
8. Por la falta de devoción a María en los hogares.
9. Por el mal trato que se da a las campesinas e indígenas.
10. Por la violación de los derechos de la mujer en los diferentes niveles sociales.


OCTAVO RECUERDO: LA SEGUNDA CAÍDA.

Lectura: Del libro de Job
(29,15-16; 30,10-11.19).
Era yo los ojos del ciego, y del cojo los pies; era el padre de los pobres, y examinaba la causa del desconocido. Mas Dios ha soltado mi cuerda y me maltrata, ya tiran todo freno ente mí. Horrorizados de mí se quedan a distancia, y sin reparo a la cara me escupen. Me ha tirado en el fango, soy como el polvo y la ceniza. * Palabra de Dios.

Reflexiones:
- María recuerda cuando Jesús cayó nuevamente, profundizando sus heridas. Sin fuerzas, se le doblan las piernas, se tambalea. La cruz se le safó y lo golpeó duramente. Pero lo obligaron a levantarse y cargarla nuevamente, entre insultos y latigazos.

- Jesús sufrió, y María también. Desfallecía, pero no podía ir a levantarlo. Cómo nos molestamos cuando alguien nos obliga a sufrir. Pero muchas veces obligamos a los demás a sufrir injustamente. Si inspiráramos más confianza a los demás, evitaríamos el desaliento, cansancio e incertidumbre. Los hijos no creen en sus padres, los padres no creen en sus hijos; los ciudadanos no creen en el gobierno, el gobierno no cree en los ciudadanos; los banqueros no creen en los acreedores, y éstos no creen en los bancos.

- Eran las culpas de todos, pero no acudieron a levantarlo los pecadores, los ciegos, los paralíticos, los patrones, los que lo aclamaron el domingo de ramos. Jesús dijo: “Vengan a mí los cargados y agobiados por la carga y yo los aliviaré”.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: Ruega por nosotros para que nos sintamos necesitados de redención. Que aceptemos la cruz de tu Hijo, para que nuestras penas se conviertan en vida y esperanza para nosotros y para los demás. Que ayudemos a los demás a levantarse, haciendo más ligero el camino.
* Dios te salve, María…


NOVENO RECUERDO: SU ROSTRO EN EL LIENZO.

Lectura: Del salmo 21
/22,7-12.
Soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, asco del pueblo; todos los que me ven de mí se burlan, tuercen los labios, menean la cabeza: “Se confió a Dios, pues que El lo salve, puesto que lo ama”. Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza en los pechos de mi madre; a ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios. No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí socorro. Palabra de Dios.

Reflexiones:
- María recuerda cuando Verónica limpió con su lienzo el rostro de Jesús, y éste quedó estampado en ese lienzo. El rostro ensangrentado de Jesús estaba inflamado, desfigurado y amoratado; asustaba ver a quien dijo: «Quien me ve a mí ve a mi Padre»; no tenía rostro humano ni atractivo. Pero su rostro era la imagen gloriosa de Dios. Un día el Espíritu Santo esculpió en el mármol blanco de su carne al Verbo, con el rojo de la sangre que derramaría.

- ¡Cuánta gratitud sintió hacia Verónica, pues nos permitió ver el rostro de Dios. Había sido el deseo de los justos: ver el rostro de Dios. Queremos que se grabe en nosotros, aunque sepa a sangre, hiel y salivazos.

- Agradecemos la presencia de más mujeres en los diversos ambientes de la sociedad, aunque reconocemos que muchas veces no se le ofrecen servicios de salud, se atropella su dignidad, no se promueven sus valores ni se organiza atención a quienes pasan por situaciones difíciles. Jesús prometió que lo que hicieran al más pequeño de sus hermanos a El se lo hacían.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R. Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: Queremos limpiar la imagen de tu Hijo en los rostros desfigurados por el pecado. Intercede por nuestros agentes de pastoral para que renueven la opción evangélica por los pobres. * Dios te salve, María...

FRASES POR CONTINGENTES

1. Rechazamos toda forma de corrupción.
2. Rechazamos toda forma de engaño.
3. Rechazamos la corrupción en la política.
4. Rechazamos la corrupción en la religión.
5. Rechazamos la corrupción en la cultura.
6. Rechazamos la corrupción en nuestras familias.
7. Rechazamos la corrupción en nuestros ambientes.
8. Seremos testigos de Cristo.
9. Defenderemos la verdad.
10. Cristo reinará en nuestro ambiente.
11. Rechazamos el machismo.
12. Rechazamos la mediocridad.
13. Rechazamos el chisme destructivo.
14. Rechazamos toda discriminación.
15. Rechazamos lo que daña nuestra dignidad.
16. Rechazamos lo que daña nuestra convivencia.


DECIMO RECUERDO: EL AMIGO INESPERADO.

Lectura: De la Carta a los Efesios
(2,14-1Cool.
Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos hizo uno solo, derribando el muro que los separaba, la enemistad; anulando en su carne la ley de los preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo hombre nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo por medio de la Cruz, dando en sí mismo muerte al odio. Vino a anunciar la paz a los que estaban lejos y a los que están cerca. Pues en El, unos y otros tenemos libre acceso al Padre. * Palabra de Dios.

Reflexiones:
- María recuerda que Simón de Cirene ayudó a su Hijo a cargar la pesada Cruz. ¡Cuánto alivio cuando alguien ayuda a llevar la carga! Jesús nos ayuda con nuestra carga, y quiere que ayudemos a los demás.

- Los soldados tuvieron miedo que Jesús muriera en el camino, pues había perdido mucha sangre y le faltaban fuerzas; tomaron por la fuerza a Simón que regresaba de trabajar en el campo. Primero vomita su malestar, maldice, se resiste, hace las cosas a fuerzas. Pero poco a poco se fue doblegando. Estaba prestando un servicio real. Estaba cumpliendo materialmente el mandato de Jesús: caminar detrás de El con la cruz.

- Faltan muchos agentes de pastoral para atender a nuestros hermanos sufrientes, hambrientos, presos, despojados y sometidos. Los movimientos laicales no tienen conciencia de su misión en la Iglesia y en el mundo. Falta protagonismo evangelizador de los laicos. Nos valoramos por lo que hacemos, no por lo que somos.

- Tenemos una vocación de servicio a los enfermos, solos, pobres. Es preciso salir de la masa anónima, para dar y recibir ayuda, es decir, compartir, ser solidarios. Quitar nuestras actitudes de malestar porque nos sentimos obligados a ayudar a alguien. Dejar lo pretextos que ya tenemos estudiados para no comprometernos. Y hacernos cireneos de Jesús en los demás.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: Que no trabajemos forzados en favor de los demás, sino de corazón, como tú te entregaste en cuerpo y alma a la obra de tu Hijo. * Dios te salve, María…


UNDECIMO RECUERDO: EL ENCUENTRO.

Lectura: Del libro del Sirácides
(7,27-2Cool.
Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho? No te rezagues ante los que lloran, y con los afligidos muéstrate afligido. Palabra de Dios.

Reflexiones:
- María recuerda su encuentro con Jesús en la calle de la amargura. ¿Qué sentiría esa Madre cuando vio que sacaban a pasear por las atiborradas calles de Jerusalén en fiesta nacional a su Hijo ensangrentado para que fuera objeto de las burlas de la plebe? ¿Qué sentiría cuando, revuelta entre la multitud, intentando ver a su Hijo, la señalaban entre comentarios burlescos como «la mamá del condenado»? Sin duda se acordó del anciano Simeón en el templo cuando le dijo que una espada de dolor traspasaría su alma. ¡Qué terrible precio debe pagar su Hijo para saldar nuestros pecados! ¡Qué duro es para ella ser la Madre del Redentor!

- Y por fin logró acercarse, y se cruzaron las miradas rápidamente, porque un empujón los volvió a separar. Sangra el rostro de tu Hijo, y sangra tu corazón de madre. Un volcán en el pecho y unos fuertes impulsos de correr a abrazarse. No fue posible. Mas, ¡cuánto consuelo infundió a Jesús en medio de la gritería ofensiva, al saber que está apoyado por su familia!

- La renovación del mundo pasa a través de las familias, pero no se ha hecho lo suficiente porque tengan una atención prioritaria. Sigue creciendo el número de uniones libres, de niños abandonados y desprotegidos, en grave miseria física y moral. Hay desorientación de muchas familias, y no se miden las consecuencias del divorcio o la separación en la formación de la personalidad de los hijos huérfanos de padres vivos.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: en nuestro camino de dolor tú te encuentras con nosotros, y también tu Hijo. En los migrantes indocumentados, en los desaparecidos, en las madres solas, sigues esperando nuestro apoyo. Sabemos que hay madres solteras que afrontan valientemente la decisión de acoger a su bebé a pesar de las dificultades que les esperan. Enséñanos a comprenderlas y a valorarlas. Pero intercede también por los varones, para que no sean padres solteros, ni padres fuera del matrimonio, ni empujen al aborto. * Dios te salve, María…


DUODECIMO RECUERDO: SU PRIMERA CAÍDA.

Lectura: Del libro de los Proverbios
(6,12-15).
Un malvado, un hombre inicuo, anda con la boca torcida, guiña el ojo, arrastra los pies, hace señas con los dedos. Torcido está su corazón, medita el mal, pleitos siembra en todo tiempo. Por eso vendrá su ruina de repente, de improviso quebrará y no habrá remedio. Palabra de Dios.

Reflexión:
- La Madre dolorosa recuerda la primera caída de Jesús. No lo vio, lo oyó. Sin duda que le dolía la angustia de muerte y la gran tristeza que sentía Jesús, por el abandono de sus amigos, la incomprensión de su pueblo, las injusticias que se cometieron, la insensibilidad ante su Pasión. ¿Puede caer más bajo el todopoderoso? Por eso se desbalanceó y cayó sobre su rodilla derecha, pero se levantó lo más rápidamente que pudo, pues era preciso llegar hasta el final.

- Muchos de nosotros también caemos. Son muchas las dificultades, vienen de donde menos las esperamos, y nos derriban. Nuestro testimonio como cristianos, tanto personal como comunitario, es muy débil y no hay coherencia entre lo que creemos y lo que vivimos. A veces no tememos caer en el vicio, ni en el infierno. En los medios de comunicación se pisotea la inocencia, se hace burla de la virtud. Pero queremos levantarnos, y llevar nuestra vocación hasta el final.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: estamos derribados por el peso de la indiferencia, de la apatía, del consumismo, del placer. Tu Hijo Jesús es la esperanza que nos ayuda a levantarnos y a seguir nuestro camino. Ruega por nosotros, para que el testimonio esté presente en nuestras acciones evangelizadoras. Para que la oración esté integrada con la actividad. Para que la espiritualidad anime la promoción humana y sea fermento de una cultura cristiana. Para que ayudemos a tu Hijo caído en el padre de familia que no tiene para curar a su hijo, en el detenido en el hospital porque no alcanza a pagar, en el torturado para una declaración falsa. * Dios te salve, María...

FRASES A REPETIR POR CONTINGENTES


1. Nosotros rechazamos la violencia.
2. Rechazamos la violencia en todas sus formas.
3. Con violencia no se arreglan las cosas.
4. Rechazamos la violencia en la política.
5. Queremos democracia, justicia y diálogo.
6. Rechazamos la violencia en nuestros ambientes.
7. Unidos lograremos ambientes más humanos.
8. Rechazamos la violencia en nuestras familias.
9. Queremos más diálogo entre padres e hijos.
10. Queremos más comprensión entre padres e hijos.
11. Queremos más unidad entre padres e hijos.
12. Queremos más amor entre hermanos.


DECIMOTERCER RECUERDO: LA CRUZ.

Lectura: Del profeta Isaías
(53,7-9).
Como cordero al degüello era llevado, y como oveja ante los que la trasquilan está muda y tampoco abrió la boca. Tras arresto y juicio fue arrebatado de sus contemporáneos. ¿Quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca. Palabra de Dios.

Reflexión:
- María recuerda el momento en que Jesús es cargado con la cruz. Débil como estaba por los azotes y desangrado por la coronación de espinas, le ordenaron que cargara con la pesada cruz por las calles hasta llegar al Calvario. Carpintero, había labrado su cruz, y ahora la abraza, porque es la historia de la humanidad.

- Algunos de nosotros somos una cruz para los demás. Muchos renegamos de nuestra cruz, en lugar de abrazarla como nuestra Cruz redentora. Cristo viene a aligerar nuestras cruces.

- La crisis actual y el modelo económico han provocado desempleo creciente, salario insuficiente, alza de precios, cierre de empresas, devaluación del peso, lo cual ha afectado a los más débiles. Queremos renovar nuestra esperanza y emprender la nueva evangelización que impulse la promoción de cada persona y la maduración de nuestras comunidades que hagan presente el amor y la justicia de Dios.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: Tú sabes bien que sobran cruces en el mundo. Los más sacrificados son siempre los pobres. Tú viviste la Sabiduría de la Cruz. Consíguenos con tu intercesión esa sabiduría, para que la cruz de tu Hijo Jesús no sea rechazada ni falseada. Que tengamos tu fuerza y tu ternura, para que el sufrimiento salve a muchos. * Dios te salve, María...

FRASES A REPETIR POR CONTINGENTES:
1. Rechazamos la pornografía.
2. Rechazamos la unión libre.
3. Rechazamos el consumismo.
4. Rechazamos el individualismo.
5. Rechazamos el abuso de poder.
6. Rechazamos lo negativo del cine.
7. Rechazamos lo negativo de la televisión.
8. Rechazamos lo negativo de las revistas.
9. Rechazamos lo negativo de los videos.
10. Rechazamos lo negativo de las discotec.
11. Rechazamos lo negativo de la radio.
12. Seremos críticos antes los medios de comunicación.
13. Defenderemos nuestras buenas costumbres.
14. Promoveremos los valores del Evangelio.


ÚLTIMO RECUERDO: LA CONDENA.

Lectura: Del salmo 22
/21, 13-18.
Novillos innumerables me rodean, toros de Basán me acosan a muerte, ávidos abren contra mí sus fauces leones que descuatizan y rugen. Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas. Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte. Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran. Palabra de Dios.

Reflexión:
- María recuerda cuando su Hijo Jesús fue condenado a muerte por decisión imperial. Le platicaron todo después. Interrumpiendo su oración, Jesús fue apresado en Getsemaní, de noche, sin ofrecer resistencia. Lo interrogaron durante la madrugada, lo torturaron, la flagelaron, y lo condenaron a la muerte más degradante: la cruz. Era el inocente condenado por un cobarde.

- Nosotros lo matamos con nuestros pecados Fuimos todos: Pilato, Judas, el pueblo, Anás, Caifás. ¡Qué bien aprendió María las lecciones de su Hijo! El no protestó, sino que asumió estas experiencias tan humanas. Y dice: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra.

- Muchos de nosotros también acosamos, torturamos y condenamos al prójimo a lo más desagradable. En la mayoría de cristianos su fe es débil porque les ha faltado un encuentro vivo con Jesucristo, que los convierta y los salve, para una adhesión personal a su causa. Falta un mayor conocimiento de Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre. Hay muchas idolatrías que nos esclavizan.

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: enséñanos a ver en los más necesitados material o espiritualmente a tu Hijo sufriente, para solidarizarnos con ellos, y así construir la civilización del amor. * Dios te salve, María…

CONCLUSION.

Lectura: Del Evangelio de San Mateo
(11, 12).
Jesús dijo: “El Reino de Dios padece violencia, y sólo los violentos lo arrebatarán”. * Palabra del Señor.

Reflexión:
- De viernes a domingo: una noche de espera larga y cruel, de dolor de parto, ya que Jesús resucitará. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vivimos en la esperanza. No buscamos entre los muertos a la Vida.

- Pensamos en los hijos abortados, en los engendrados fuera de matrimonio, en los abandonados, robados, violados, que mueren de hambre y frío en las calles, no tienen techo, escuela ni hogar.

- No queremos un archivo de recuerdos que se empolve. Hoy daremos el paso. La vida presente terminará con la muerte, y dará inicio la verdadera ¿cómo estamos viviendo?

V: Madre llena de dolor, haz tú que cuando expiremos.
R.
Nuestras almas entreguemos por tus manos al Señor.

Madre: hemos recorrido contigo las calles del mundo actual donde tu Hijo sigue padeciendo por amor, y te hemos acompañado en tu camino de recuerdos. Enséñanos a vivir con esperanza activa, y construir, en este milenio, la civilización del amor. Dios te salve, María…


ULTIMAS PROCLAMAS: (Todos)

1. Para liberarnos Cristo murió.
2. Para liberarnos Cristo se encarnó.
3. Para liberarnos Cristo dio su vida.
4. Para liberarnos Cristo dejó su Iglesia.
5. Para que tengamos vida nueva.
6. Para que vivamos en la verdad.
7. Para que vivamos como hermanos.
8. Para que construyamos el Reino de Dios.
9. Para que seamos libres.
10. Señor Jesucristo, único salvador del mundo, ayer, hoy y siempre.

Último Deseo
Déjanos seguir contigo por el Vía Crucis, Señora, de nuestra vida doliente, sin tu amor más angustiosa.
Podemos ser los Pilatos; los Cirineos, las Verónicas, los ladrones, los soldados, los fariseos, las llorosas mujeres, el populacho voluble como las olas; podremos ser Judas, Pedro... Tú sabes bien nuestra historia. Mas, eres dulce refugio, Madre de Misericordia.

Déjanos seguir contigo fieles hoy y hasta la hora sorpresiva de la muerte.
¡Amén Madre Dolorosa! ¡Amén por esa alegría que ya te anuncia la aurora!

Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz te nombró Jesús Madre de los pecadores.

*Dios te salve, Reina y madre de misericordia...

><>+<><

¡Sean eternamente alabados Jesús y María en los corazones de sus hijos agradecidos! AMÉN.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 3:12 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

La hora de la Resurrección (II)

La Virgen se levantó y dijo: "Estos testimonios sobre la hora en que mi hijo debe resucitar me bastan..." se asomó a la ventana y vio que ya comenzaba a amanecer. Su alegría fue muy grande: "Mi hijo hoy va a resucitar", se dijo. Entonces, se arrodilló y comenzó a orar: "Despiértate, ven ante mí, Señor Dios Sabaot, despiértate." Enseguida Jesús llamó al ángel Gabriel y le dijo: "Tú que le anunciaste a mi Madre la encarnación del Verbo, ve y anúnciale su resurrección". Y el ángel voló hacia la Virgen: "Reina del cielo, regocíjate, pues a quien tuviste el mérito de llevar en tu seno, tal como lo había dicho, hoy ha resucitado." Jesús saluda a su Madre: "La paz sea contigo" Y María responde: "Hijo, yo guardaba el día sábado para honrar el santo reposo después de la creación del mundo; a partir de hoy, guardaré el domingo en memoria de tu resurrección, de tu reposo y tu gloria." Y Jesús aprobó.




San Vicente Ferrer
Dominicano español 1357-1418
Volver arriba
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 7:54 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando




¡EL SEÑOR HA RESUCITADO! ¡ALELUYA, ALELUYA!

¡ACLAMEMOS VÍTORES CON MARÍA!



4. JESÚS SE APARECE A SU MADRE
María Valtorta: El Poema del Hombre-Dios.
Nihil Obstat - Imprimátur: http://www.bardstown.com/~brchrys/Imprmatur.htm

(Escrito el 21 de febrero de 1944)

La Virgen está postrada con el rostro en tierra. Parece un ser abatido, como la flor muerta de sed de que ha hablado.
La cerrada ventana se abre bruscamente, y con el primer rayo del sol entra Jesús.

María, que se estremeció al ruido y levanta su cabeza para ver qué clase de viento hubiera abierto las hojas de la ventana, mira a su radiante Hijo: hermoso, infinitamente más hermoso de lo que era antes de su pasión, sonriente, vivo, luminoso más que el sol, de un vestido blanco que parece tejido con la luz, y que se acerca a Ella.

María se endereza sobre sus rodillas y juntando sus manos sobre el pecho, en cruz, habla con un sollozo que es risa y llanto: «Señor, Dios mío.» Y se queda extasiada al contemplarlo.
Las lágrimas que bañaban su rostro se detienen. Su rostro se hace sereno, tranquilo con la sonrisa y el éxtasis.

Jesús no quiere ver a su Madre de rodillas como a una esclava. Tendiéndole las manos de cuyas llagas salen rayos que hacen más luminoso su cuerpo, le dice: « ¡Madre!»

No es la palabra desconsolada de las conversaciones y de los adioses anteriores a la pasión, ni el lamento desgarrador de su encuentro en el Calvario y en su último suspiro. Es un grito de triunfo, de alegría, de victoria, de fiesta, de amor, de gratitud.
Se inclina sobre su Madre que no se atreve a tocarlo, le pasa las manos por los codos doblados, la pone de pie, la estrecha contra su corazón y la besa.

¡Oh!, entonces María comprende que no es una visión, que es realmente su Hijo resucitado, que es su Jesús, su Hijo quien la sigue amando como a tal.
Y con un grito se le echa al cuello, lo abraza, lo besa, entre lágrimas y sonrisas. Lo besa en la frente donde no hay más heridas; en la cabeza que no está despeinada, ni ensangrentada; en los brillantes ojos, en las mejillas sanas, en la boca que está hinchada. Luego le toma las manos, besa el dorso y la palma. Se arrodilla, besa sus pies al levantar la resplandeciente vestidura. Luego se pone de pie, lo mira, pero no se atreve a hacer más.

Entonces El sonría y comprende. Entreabre su vestido, muestra el pecho y pregunta:
« ¿Madre, no besas ésta, que tanto te hizo sufrir y que eres la única digna de besar? Bésame en el corazón, Madre. Tu beso me borrará el último recuerdo de todo lo que fue dolor y me dará la alegría que falta aun a mi júbilo de resucitado.»
Toma entre sus manos el rostro de la Virgen, le apoya sus los labios en la herida del costado de que manan ríos de vivísima luz.

[b]El rostro de María se nimba con esa luz, pues está envuelto en sus rayos. Besa una y otra vez la herida, mientras Jesús la acaricia. No se cansa de besar. Parece un sediento que bebe de un manantial, y que bebe con las linfas la vida, que iba perdiendo.

Jesús habla.
«Ha terminado todo, Madre. Ahora no tienes más por qué llorar a tu Hijo. La prueba ha acabado. La redención se ha realizado.
Madre, gracias por haberme concebido, alimentado, ayudado en la vida y en la muerte.
Tus plegarias llegaron hasta Mí. Fueron mi fuerza en el dolor, mis compañeros en mi viaje por la tierra y más allá. Conmigo fueron a la cruz y al limbo. Fueron el incienso que precedían al Pontífice que fue a llamar a sus siervos para llevarlos al templo que no muere: a mi cielo. Fueron conmigo al paraíso, adelantándose cual voz angelical el cortejo de los redimidos a cuya cabeza iba para que los ángeles estuviesen prontos a saludarme corno al Vencedor, que regresaba a su reino.
El Padre y el Espíritu vieron, oyeron tus plegarias, que tuvieron la sonrisa de la flor más bella, que fueron más melodiosas que el más dulce cántico que en el paraíso hubiera brotado.
Los patriarcas, los nuevos santos, los primeros ciudadanos de mi Jerusalén las oyeron, y te traigo ahora su agradecimiento. Madre, al mismo tiempo que el beso y bendición de nuestros parientes, te traigo los de tu esposo de alma, José.
Todo el cielo canta sus hosannas a ti, Madre mía, ¡Madre santa! Un hosanna que no muere, que no es falaz como el que hace pocos días me brindaron.

Ahora me voy al Padre con mi vestido humano. El Paraíso debe ver al Vencedor en su vestido de Hombre con el que vencí el pecado del hombre. Pero luego volveré otra vez.
Debo confirmar en la fe a quien aun no cree y que tiene necesidad de creer para llevar a otros; debo fortificar a los pusilánimes que tendrán necesidad de mucha fortaleza para resistir el ataque del mundo.

Luego subiré al cielo. Pero no te dejaré sola. Madre, ¿ves ese velo? En mi aniquilamiento, quise mostrarte una vez mi poder con un milagro, para que te consolase.

Ahora realizo otro. Me tendrás en el Sacramento, real como cuando me llevabas en tu seno. No estarás jamás sola. En estos días lo has estado.
Este dolor tuyo era necesario a mi redención.
Mucho se le irá añadiendo porque seguirá aumentando el pecado. Llamaré a todos mis siervos para que comparticipen de esta redención. Tú eres la que sola harás más que todos los santos juntos. Por esto era necesario también este abandono. Ahora no más.

No estoy más separado del Padre. Tú no lo estarás más de tu Hijo. Y al tener al Hijo, tienes a nuestra Trinidad. Cielo viviente, llevarás sobre la tierra a la Trinidad entre los hombres; santificarás la Iglesia, tú, Reina del sacerdocio y Madre de los que creerán en Mí. Luego vendré a llevarte. No estaré ya más en ti, sino tu en Mí, en mi reino, para que hagas más bello mi Paraíso.

Ahora me voy, Madre. Voy a hacer feliz, a la otra María. Luego subiré a donde mi Padre, y de ahí vendré a ver a quien no cree.
Madre, dame tu beso por bendición. Mi paz te acompañe. Hasta pronto.»


Jesús desaparece en el sol que baja a torrentes del cielo matinal y tranquilo.


Fuente: http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=58 http://www.corazones.org/signos_mensajes/valtorta_maria.htm

><>+<><

Amados hermanos y hermanas:
¡Cristo ha vencido a la muerte y nos llena de gozo y esperanza!
¡Bendita seas Mamita María, y bendito sea el Fruto de Tu vientre!

¡Felices Pascuas de Resurrección!

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 8:46 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando



Santo Evangelio: Juan 20, 1-9
"El había de resucitar de entre los muertos"

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.

><>+<><

A Nuestra Señora de la Pascua

Señora de la Pascua:
Señora de la Cruz y la Esperanza,
Señora del Viernes y del Domingo,
Señora de la noche y la mañana;
Señora de todas las partidas
porque eres la Señora del "tránsito" o la Pascua.

Hoy queremos decirte "muchas gracias".
Muchas gracias
por tu completa fidelidad de Esclava.
Por tu pobreza y tu silencio.
Por el gozo de tus siete espadas,
por el dolor de todas las partidas
que fueron dando paz a tantas almas.
Por haberte quedado con nosotros
a pesar del tiempo y las distancias.
Tú conoces el dolor de la partida
porque tu vida fue siempre despedida;
por eso fuiste "feliz" y fue fecunda tu vida.

Señora del Silencio y de la Cruz,
señora del Amor y de la Entrega
de la Palabra recibida y la palabra empeñada
Señora de todos los que parten,
porque eres las Señora
del camino y de la Pascua.

Señora de la Pascua:
en las dos puntas de nuestro camino,
tus dos palabras; fiat y magníficat.
que aprendamos que la vida es siempre
un "Sí" y un "muchas gracias".
Amén. Que así sea.

Mons. Eduardo Pironio.

><>+<><

Laughing Había resucitado tal como se los había dicho en una ocasión. Jesús había cumplido con su palabra y con su promesa.

¡Aleluya, el Señor resucitó, el Señor está vivo, Aleluya!

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 10:14 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Amados hermanos y hermanas en Cristo: ¡Paz en sus corazones!
Después de una intensa jornada de Semena Mayor, nos dispusimos a iniciar el pasado Viernes Santo, la Novena y Coronilla a la Divina Misericordia, para concluirla el sábado 29 de Abril, y culminarla, este II domingo de Pascua 30 de Abril, con la celebración de la Fiesta del Día de la Divina Misericordia.

De cualquier manera, para quienes no conocen esta devoción o no cuentan con estas oraciones, les comparto la Novena y Coronilla a la Divina Misericordia:


“NOVENA DE LA DIVINA MISERICORDIA”
(Enseñada por Jesús a Sta. María Kowalska).

Primer Día (viernes Santo)
Meditar sobre Jesús Crucificado y sobre el valor de las almas (en efecto, cuestan toda la sangre de Jesús?)

Palabras de nuestro Señor:
"Hoy tráeme a la humanidad entera en especial a los pecadores, sumergidos en el océano de mi Misericordia. Así tu aliviarás mi amargura por la perdición de las almas".

Roguemos para que Dios se digne mostrar Misericordia a toda la humanidad:

¡Oh Misericordiosísimo Jesús!, de quien es muy propio el ser Misericordioso con nosotros, perdónanos; no mires nuestros pecados sino mira solamente la esperanza que tenemos en Tu infinita bondad. Recíbenos a todos en Tu Misericordiosísimo Corazón y no rechaces a nadie. Te lo suplicamos por el amor que te une al Padre y el Espíritu Santo. Amén

Eterno Padre, mira a toda la humanidad con ojos Misericordiosos y especialmente a todos los pobres pecadores, cuya sola esperanza es el Misericordiosísimo Corazón de Tu Santísimo Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por su dolorosísima Pasión, muéstranos Tu Misericordia, para que todos glorifiquemos tu Omnipotencia por toda la eternidad. Amén.

* Rezar la Coronilla a la Divina Misericordia después de las oraciones de cada día de la Novena..

+ + +

Segundo día (sábado Santo)
Meditar sobre Jesús - verbo y Jesús carne, y sobre la unión íntima de amor entre nosotros y Dios.

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme las almas sacerdotales y religiosas y sumérgelas en mi insondable Misericordia. Ellas me han dado la fuerza de soportar mi dolorosa Pasión. Por medio de estas almas, como a través de canales, mi Misericordia se derrama sobre la humanidad."

Roguemos por el Clero y por los religiosos:


¡Oh, Misericordiosísimo Jesús! de quien viene todo lo bueno, aumenta Tus gracias en las almas de Tus Sacerdotes y Religiosos, para que cumplan dignamente y con méritos sus obligaciones en Tu viña, y para que nos conduzcan a todos con su palabra y buen ejemplo, a un culto verdadero de la Divina Misericordia por toda la eternidad.

¡Oh Padre eterno, mira con Misericordia a los labradores de Tu viña, las almas de tus Sacerdotes, Religiosos y Religiosas que tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo ama tanto. Adornarlos con el Poder de Tu bendición y concédeles una iluminación especial, para que guíen con celo y eficacia a las almas por un camino seguro para su salvación y para que obtengan para ellos, todas las gracias de Tu Gran Misericordia. Amén.

+ + +

Tercer Día (Domingo de Resurrección)
Meditar sobre la gran manifestación de la Divina Misericordia: el don pascual de la penitencia que en la acción liberadora del Espíritu Santo, trae la resurrección y la paz a nuestros espíritus.

Palabras de nuestro señor:
"Hoy tráeme a todas las almas devotas y fieles, sumergidas en el océano de mi Misericordia. Estas almas me han confortado en el camino al Calvario; eran ellas una gota de consuelo en medio de un océano de amarguras."

Roguemos por todos los fieles cristianos:


¡Oh, Misericordiosísimo Jesús! Tú que distribuyes la gracia del tesoro de Tu Gran Misericordia sobre todos en abundancia, admite a todos los fieles Cristianos en Tu Misericordiosísimo Corazón y no los abandones por toda la eternidad. Te lo suplicamos por el amor que te une con el Padre y el Espíritu Santo.

¡Padre Eterno! mira con ojos de Misericordia a las almas de tus fieles que son la amada herencia de tus Hijos Santísimos, y por su dolorosísima Pasión, concédeles Tus bendiciones y abrázalos con Tu cariño paternal para que nunca pierdan Tu amor ni el tesoro de la Divina Fe, sino que glorifiquen Tu Misericordia infinita con todos los Coros de Ángeles y Santos por toda la eternidad. Amén

+ + +

Cuarto Día (lunes)
Meditar sobre la Paternidad de Dios, sobre la relación íntima y el pleno abandono que debemos tener en Él, siempre y dondequiera.

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme a los paganos y aquellos que no me conocen todavía, sumergidos ahora en el océano de mi misericordia. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro celo, consoló mi Corazón".

Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en tu morada de Tu Piadosísimo Corazón, a las almas de los paganos que aún no te conocen. Concede que los rayos de Tu gracia los iluminen, para que también ellos alaben los milagros de Tu misericordia por toda la eternidad.

¡Padre Eterno!, mira con ojos misericordiosos a las almas de los paganos e infieles que aún no conocen al Misericordiosísimo Corazón de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Atráelos con la luz de la Fe, para que consigan la gran felicidad de poseer tu amor y para que también glorifiquen Tu Gran Misericordia por toda la eternidad. Amén.

+ + +

Quinto Día (martes)
Meditar sobre las parábolas del buen pastor y de los Pastores infieles (Cf. Jn 10,11-16; Ez 34,4.16), poniendo en relieve la responsabilidad que todos tenemos hacia el prójimo cercano y lejano.

Detenerse para considerar los acontecimientos del reniego y de la conversión de Pedro (Cf. Mt 26,69-75; Lc 22,31-32), de la mujer adúltera (Cf. Jn 8,1-11), y de la mujer pecadora (Cf. Lc 7,30-50).

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme las almas de los hermanos separados, sumergidos en el océano de mi Misericordia. Son aquellos que en mi amarga agonía desgarraban mi Cuerpo y mi Corazón, es decir la Iglesia; cicatrizarán entonces mis heridas y seré aliviado en mi Pasión."

Roguemos por los herejes Y cismáticos:


¡Oh, Jesús sumamente Misericordioso! que eres la bondad misma. Tú no niegas la Luz divina a los que la buscan humildemente, recibe en tu Misericordiosísimo Corazón a las almas de los herejes y los cismáticos, y llévalos con la Luz de tu gracia a la unidad de tu Iglesia, para que con nosotros alaben la generosidad de tu Misericordia por toda la eternidad.

¡Padre Eterno! te suplicamos mires con bondad a las almas de los herejes y cismáticos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de Tus gracias, por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el Amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, y en la oración sacerdotal, te imploraba ardientemente: "para que todos sean una sola cosa" (Jn 17,21); y concédeles que vuelvan a esa unidad lo más pronto posible para que con nosotros, alaben tu misericordia por toda la eternidad. Amén.

+ + +

Sexto Día (miércoles)
Medita sobre el Niño Jesús y sobre sus virtudes: mansedumbre y humildad de corazón (Cf. Mt 11,29), sobre la dulzura de Jesús (Cf. Mt 12,15-21) y sobre el pasaje de los hijos de Corazón (Cf. Mt 18,1-5; 20, 20-28; Lc 9,46-4Cool.

Palabras de Nuestro Señor:
“Hoy tráeme las almas mansas y humildes y de los niños, sumergidas en el océano de mi Misericordia. Se parecen más a mi Corazón y son ellas que me daban fuerza en mi dolorosa Agonía. Entonces los vi como ángeles terrestres, vigilantes sobre mis altares. Sobre ellos derramo los ríos de mis gracias, porque sólo un alma humilde en la cual pongo toda mi confianza, es capaz de aceptar mis regalos".

Roguemos por los Niños pequeños y las almas humildes


¡Oh, Misericordiosísimo Jesús! Que dijiste: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón”, recibe en tu Misericordiosísimo Corazón a las almas de los niños pequeños y a aquellos que se han hecho iguales a ellos, siendo mansos y humildes y que con su corazón, han atesorado en el Cielo Inmensos galardones de Nuestro Padre Celestial; concédeles que moren continuamente en tu Sagrado Corazón, para que alaben la Misericordia de Dios por toda la eternidad.

¡Padre Eterno!, mira con compasión a las almas de los niños pequeños y a las almas de todos aquellos que son mansos y humildes, y que por tu Gran Misericordia se han hecho semejantes a Tu Hijo, y cuya fragancia de virtud se eleva hasta su Trono. ¡Oh., Padre de Misericordia! Te suplicamos por el amor y la complacencia que tienes en dichas almas, bendigas al mundo entero para que todos se unan, tributando alabanza eterna a Tu Gran Misericordia. Amén.

+ + +

Séptimo Día (Jueves)
Meditar sobre el Sagrado Corazón de Jesús, sobre su imagen y sobre la imagen de Jesús Misericordioso, sobre los rayos de luz pálida y roja, símbolos de purificación, de perdón y de alivio espiritual.

Reflexionar con atención sobre la típica característica mesiánica de Cristo: la Divina Misericordia (Cf. Lc 4,16-21; 7,18-23; Is 42,1-7; 61,1-6.10), deteniéndonos en las obras de Misericordia Espiritual y corporal y en particular, en el espíritu de disponibilidad hacia el prójimo con cualquier necesitado.

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial, y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura.
Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte".

Roguemos por las almas que veneran y glorifican Mi misericordia:


Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en tu morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades, siguen adelante confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.

Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu Insondable Misericordia y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo. Te cantan, Oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, Oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien dijo: A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte. Amén.

+ + +

Octavo día (Viernes)
Meditar sobre la necesidad de estas almas por nuestras oraciones, las almas de nuestros familiares, amigos y enemigos, las almas de quienes nadie ora por ellos; y que nada pueden hacer ya en este estado de vida y sólo mendigan nuestra misericordia. Ponernos en su lugar y suplicar que encontremos misericordia para nuestras almas.

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de Mi Sangre, refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi Justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren, ofrecerías continuamente por ellas, las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi Justicia".

Roguemos por las almas del Purgatorio:


¡Oh, Misericordiosísimo Jesús, que has dicho: "Sed Misericordiosos como Vuestro Padre Celestial es Misericordioso" (Lc 6,36), recibe en Tu Misericordiosísimo Corazón a las almas que sufren en el purgatorio, torrente de Tu Preciosa Sangre y Agua, que brotaron de Tu Sagrado Corazón, apague las llamas del purgatorio, para que también sea glorificado el Poder de Tu Gran Misericordia por toda la eternidad.

¡Padre Eterno! Mira con Misericordia las almas que sufren en el purgatorio y por la Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y la amargura de su Santísimo Corazón, ten compasión de esas almas que ahora pagan sus deudas a Tu Justicia Divina. Te suplicamos los mires por la Santas Llagas de Tu Queridísimo Hijo y Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, cuya Misericordia sobre pasa Tu Justicia. Amén

+ + +

Noveno Día ( Sábado )
Meditar sobre la Virgen María y en especial sobre el Ecce, Fiat, Magnificat y Adveniat, características indispensables para vivir una vida sacerdotal auténtica, toda amor hacía Dios y toda ayuda misericordiosa hacia el prójimo en cualquier estado de necesidad.

Palabras de Nuestro Señor:
"Hoy tráeme las almas tibias, sumergidas en el océano de mi Misericordia, son ellas quienes hieren mi Corazón en la forma más dolorosa. En el Huerto de los Olivos mi alma probó hacia ellos una gran repugnancia. Fue por ellos que pronuncié aquellas palabras: "Padre, si quieres aparta de mi esta prueba, sin embargo; que no se haga mi voluntad sino la tuya" (Lc 22,42). El recurso a mi Misericordia queda para ellos como última tabla para la salvación".

¡Oh Misericordiosísimo Jesús! Atrae a tu Misericordiosísimo Corazón a todas las almas tibias que como cadáveres descompuestos, te colmaron de horror y repugnancia en el Huerto de los Olivos. Derrite a esos corazones helados en el fuego de tu Amor ardiente, para que ellos también glorifiquen para siempre tu infinita Misericordia.

¡Padre Eterno! mira con compasión a las almas tibias. Te suplicamos, por la amarga Pasión de Tu Queridísimo Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo por su Agonía en la cruz; inflames a esas almas con un nuevo celo por tu Gloria para que, poseídos de Amor Divino, hagan actos de Caridad con sus prójimos para que se glorifique la Gran Misericordia de Dios por toda la eternidad. Amén.

><>+<><

“CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA”

En el nombre del Padre del Hijo...

ORACIÓN INICIAL
Expiraste Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas, y el mar de la misericordia se abrió para el mundo entero.
Oh, fuente de vida, insondable misericordia divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros.

Oh, Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, ¡En Tí confío! (3 veces)


Rezar en un Rosario común:
*Un Padre Nuestro.
*Un Ave María
*Un Credo Apostólico:

Credo Apostólico
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor: que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato fue crucificado , muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muerto, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu santo; la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén

En las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras:

Todos dicen: Padre eterno te ofrezco, el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

En las cuentas del Ave María dirás diez veces:
D. Por su dolorosa Pasión...
R. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Para terminar, dirán todas tres veces:
+ Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal: ten piedad de nosotros y del mundo entero.


ORACIÓN FINAL:
Oh Dios eterno, en quien la Misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable; vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta tu Misericordia en nosotros para que, en momentos difíciles, no nos desesperemos ni nos desalentemos sino que con gran confianza, nos sometamos a Tu Santa Voluntad que es el Amor y la Misericordia misma. Amén.

><>+<><

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:07 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Palabras de Jesús Misericordioso
a Santa María Faustina





Como descansar en el Corazón de Jesús
"Hija mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir:
no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa.
Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo.
Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a perturbarte.
No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste.
No te justifiques eso no te causará daño. Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas mas necesarias;
No pidas nada sin consultarme.
Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto.
Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz.
Discípula analiza las palabras que te he dicho". (Diario # 1685)

"Hija Mía, necesito sacrificios hechos por amor, porque sólo éstos tienen valor para Mí. Es grande la deuda del mundo contraída Conmigo, la pueden pagar las almas puras con sus sacrificios, practicando la misericordia espiritualmente." (Diario #1316, p. 471)




"Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia e el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio." (Diario #1317, p. 472)



"Oh alma sumergida en las tinieblas, no te desesperes, todavía no todo está perdido, habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma. Alma, escucha la voz de tu padre Misericordioso." (Diario #1486, p. 522)



"Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante..." (Diario # 1777, p. 626)




"Mi corazón se alegra de este título de misericordia. Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la misericordia." (Diario #300 p.153)



"Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión." (Diario #1320, p.472)

"A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía." (Diario #1320, p.472)



"Aun si un alma estuviese en descomposición como un cadáver y humanamente sin ninguna posibilidad de resurrección y todo estuviera perdido, no sería así para Dios: un milagro de la Divina Misericordia resucitaría esta alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina! ¡Lo invocaran en vano, cuando sea demasiado tarde!." (Diario #1448, p.510)


"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas...Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios." (Diario #299, p.153)



"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad." (Diario #300, p.153)



"¡Cuánto deseo la salvación de las almas! Mi querida secretaria, escribe que deseo volcar mi Vida Divina en las almas humanas y santificarlas, con tal de que quieran recibir mi Gracia. Los más grandes pecadores podrían alcanzar una gran santidad si solamente tuvieran confianza en mi Misericordia. Mis entrañas están colmadas de Misericordia, que es derramada sobre todo lo que he creado. Mi delicia consiste en el obrar en las almas de los hombres, llenarlas con mi Misericordia y justificarlas. Mi Reino en la tierra es mi Vida en las almas de los hombres." (Diario #1784, p. 628)




"Reza incesantemente este Rosario que te he enseñado. Todo aquel que lo rece se hará acreedor a la Misericordia a la hora de la muerte...Los Sacerdotes lo recomendaran a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si lo reza una vez tan solo, recibirá la Gracia de mi Misericordia infinita. Deseo que todo el mundo conozca mi Misericordia. Quiero conceder gracias inauditas a aquellos que confíen en mi Misericordia. (Diario #687, p. 290)


"A las almas que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá en vida y especialmente en la hora de la muerte." (Diario #754, p. 310)




"A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad." (Diario #1731, p. 608)



"Oh que enorme caudal de Gracias derramaré sobre las almas que recen esta coronilla: las entrañas de mi Misericordia se enternecen por aquellos que rezan la coronilla. Anota estas palabras, hija mía, habla al mundo de mi Misericordia. Que toda la humanidad conozca mi insondable Misericordia. Es la señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Cuando todavía queda tiempo, recurran al manantial de mi Misericordia; que aprovechen de la Sangre y el Agua que brotó para ellos." (Diario # 848, p.338)



" Mi Misericordia es mas grande que tus miserias y de aquellas del mundo entero. ¿Quién ha medido mi bondad? Por ti he bajado del cielo a la tierra, por ti me he dejado poner en la Cruz, por ti he permitido que fuera abierto con una lanza mi Sagrado Corazón y he abierto para ti una fuente de Misericordia. Ven y toma de las Gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. No rechazaré jamás un corazón que se humilla, tu miseria será hundida en el abismo de mi Misericordia." (Diario #1485, p. 521)




"...aquellos que proclamarán mi gran Misericordia. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte, como mi Gloria aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche, cuando un pecador se dirige a mi Misericordia, me rinde la gloria más grande y es un honor para mi pasión. Cuando un alma exalta mi Bondad, entonces Satanás tiembla y huye a lo más profundo del infierno." (Diario #378, p. 186)

"Mi Corazón está colmado de gran Misericordia por las almas y sobre todo por los pobres pecadores. Oh si pudieran comprender que Yo soy para ellos el mejor de los padres; que para ellos ha brotado de mi Corazón Sangre y Agua, como de un manantial desbordante de Misericordia; que para ellos vivo en el Tabernáculo y como Rey de Misericordia deseo colmar a las almas de Gracias, pero no quieren aceptarlas. Ve tú por lo menos lo más seguido posible a tomar las Gracias, que ellos no quieren aceptar y con esto consolarás mi Corazón..." (Diario #367, p. 178)



"De todas mis llagas, como de arroyos, fluye la Misericordia para las almas, pero la Llaga de Mi Corazón es la fuente de la Misericordia sin límites; de esta fuente brotan todas las Gracias para las almas. Las llamas de mi compasión me consumen, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres." (Diario #1190, p.431)




"Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta." (Diario #1385, p. 492)


"Oh, si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia." (Diario #1396, p. 496)

Textos tomados del "DIARIO: La Divina Misericordia en mi alma." Editorial de los Padres Marianos, Stockbridge, Massachuesetts, 1996.
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:21 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Santa Faustina Kowalska
Apóstol de la Divina Misericordia

Nacida el 25 de agosto de 1905
Muere el 5 de octubre de 1938
Canonizada el 30 de abril del 2000, año jubilar.



Primeros años de Santa Faustina

Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro. Sus padres tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo gran ejemplo de vida espiritual. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo. Una indicación de este hecho fue un sueño que ella tuvo a la edad de 5 años. Su madre recuerda que en esa época Elena dijo a su familia. “Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jardín precioso”. Muchas veces, aún antes de los siete años, la niña se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mamá veía que estaba rezando, y le decía que regresara a dormir o terminaría perdiendo la cabeza. “Oh, no madre”, Elena le contestaba, “mi ángel guardián me debe haber despertado para rezar.” Nos dice Santa Faustina en su diario (#7): “Desde los siete años sentía la suprema llamada de Dios, la gracia de la vocación a la vida consagrada. A los siete años por primera vez oí la voz de Dios en mi alma, es decir, la invitación a una vida más perfecta. Sin embargo, no siempre obedecí la voz de la gracia. No encontré a nadie quien me aclarase esas cosas.” Este evento ocurrió en Vísperas, durante la exposición del Santísimo Sacramento.

Elena tenía aproximadamente 9 años cuando se preparó para recibir los sacramentos de la Confesión y la Comunión en la Iglesia de San Casimiro. Su madre recuerda que antes de dejar la casa en el día de su Primera Comunión, Elena besó las mano de sus padres para demostrar su pena por haberles ofendido. Desde aquél entonces, se confesaba todas las semanas; cada vez rogaba a sus padres perdón, besándoles las manos, siguiendo una costumbre Polaca. Esto lo hacía a pesar de que sus hermanos y hermanas no le imitaban.

Elena ayudaba en la casa con los quehaceres de la cocina, ordeñando las vacas, y cuidando de sus hermanos. Empezó a asistir al Colegio cuando tenía 12 años de edad, debido a que las escuelas en Polonia estaban cerradas durante la ocupación Rusa. Solo pudo completar tres trimestres, cuando en la primavera de 1919, se notificó a todos los estudiantes mayores, que salieran del colegio para dar cabida a los niños menores.

A los 15 años comenzó a trabajar como empleada doméstica y de nuevo sintió muy fuertemente el llamado a la vocación religiosa, pero al presentarle su sentido a sus padres se lo negaron. Varias veces pidió permiso a sus padres para entrar al convento; la misma Santa relata una de estas ocasiones en el diario: “El decimoctavo año de mi vida, insistente pedido a mis padres el permiso para entrar en un convento; una categórica negativa de los padres. Después de esa negativa me entregué a las vanidades de la vida sin hacer caso alguno a la voz de la gracia, aunque mi alma en nada encontraba satisfacción. Las continuas llamadas de la gracia eran para mí un gran tormento, sin embargo intenté apagarlas con distracciones. Evitaba a Dios dentro de mí y con toda mi alma me inclinaba hacia las criaturas, Pero la gracia divina venció en mi alma” (# Cool.

Durante ese mismo año tuvo una experiencia que marcó su vida. Fue invitada a una fiesta junto con su hermana Josefina, en el parque de Venecia, en la ciudad de Lodz: “Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile. Cuando todos se divertían mucho, mi alma sufría tormentos interiores. En el momento en que empecé a bailar, de repente vi a Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado de sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras: '¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?' En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba, nos quedamos Jesús y yo. Me senté junto a mi querida hermana, disimulando lo que ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza. Un momento después abandoné discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de San Estanislao Kostka. Estaba anocheciendo, había poca gente en la catedral. Sin hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del Santísimo Sacramento, y pedí al Señor que se dignara hacerme conocer qué había de hacer en adelante.

Entonces oí esas palabras: 'Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un convento.' Me levanté de la oración, fui a casa y solucioné las cosas necesarias. Como pude, le confesé a mi hermana lo que había ocurrido en mi afina, le dije que me despidiera de mis padres, y con un solo vestido, sin nada más, llegué a Varsovia.” Pidió a la Santísima Virgen que la guiara y le dejara saber donde dirigirse. Así llegó a la Iglesia de Santiago Apóstol en las afueras de Varsovia y, al finalizar las misas, habló con un sacerdote que la envió donde la Sra. Lipzye, una señora muy católica, y se hospedó con ella. Durante su estadía con la familia Lipzye visitó varios conventos pero todas las puertas le fueron cerradas. Pidiéndole al Señor que no la dejara sola, buscaba una respuesta a su oración, pero el Señor quería enseñarle que El siempre responde a nuestras oraciones solo en su tiempo, no en el nuestro.

Santa Faustina se dirigió a las puertas de la Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en la calle Zytnia, en Varsovia, donde la Madre general la interrogó. Madre Micaela le dijo que fuera a preguntarle al Señor de la casa si Él la aceptaba. Santa Faustina se dirigió a la Capilla y le preguntó al Señor si la aceptaba y escuchó en su corazón: "Yo te acepto; tu estas en mi Corazón". Ella se dirigió donde la Madre General y le dijo lo que había oído, la Madre repuso, "si el Señor te acepta yo también te acepto, esta es tu casa" (#’s 9 y 10).

La pobreza de Santa Faustina fue su peor obstáculo pues necesitaba recoger dinero para el ajuar. La superiora le sugirió que siguiera trabajando hasta completarlo. Trabajó un año como doméstica para reunir todo el dinero. Durante ese tiempo tuvo muchos retos y obstáculos, pero se mantuvo firme en su decisión, y durante la Octava de Corpus Christi, el 25 de julio de 1925, hizo un voto de castidad perpetua al Señor. Relata la Santa, “Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor intimidad con Dios, mi Esposo. En aquél momento hice una celdita en mi corazón donde siempre me encontraba con Jesús” (#16).



Postulantado


El 2 de agosto de 1925, fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, entró en la Congregación como Postulante. Pocas semanas después de haber entrado tuvo la tentación de irse del convento. Fue en busca de la Madre Superiora y al no encontrarla se fue a su celda. Estando en su cuarto tuvo una visión de Jesús, con su rostro destrozado y cubierto de llagas. Ella le preguntó "¿Jesús quien te ha herido tanto?" Jesús le contestó: "Esto es el dolor que me causarías si te vas de este convento. Es aquí donde te he llamado y no a otro; y tengo preparadas para ti muchas gracias." Ella comprendió que Dios realmente la quería ahí y a la mañana siguiente confesó a su director espiritual lo que le había ocurrido. Él le confirmó que realmente Dios la quería ahí.

Como Postulante se familiarizó en sus ejercicios espirituales. Fue encargada de la cocina, de limpiar el cuarto de la Madre Barkiewez y de cuidarla durante su enfermedad.

A causa de sus conflictos interiores, su gran fervor espiritual, y el cambio de vida, la salud de Santa Faustina empezó a decaer. Las superioras, alarmadas por el agotamiento que manifestaba, la enviaron a Skolimow, a la casa de descanso, en compañía de dos hermanas.

Entrada al Noviciado y profesión


En los comienzos de 1926, fue enviada al noviciado en Józefów (el lugar de San José) en Cracovia-Lagiewniki, para terminar su Postulantado y el 30 de abril tomó el hábito religioso como novicia y recibió su nombre de Sor María Faustina. Durante la ceremonia le fue revelada la magnitud de sus sufrimientos futuros y a lo que se estaba comprometiendo. Esto duró poco, luego el Señor la llenó de una gran consolación. En este convento de Cracovia-Lagiewniki, Santa Maria Faustina hizo su noviciado, pronunció sus primeros votos y los perpetuos, sirvió como cocinera, jardinera y portera, y pasó los últimos años de su vida terrenal.

En el transcurso de su noviciado un hecho que se conoce mucho es la historia de la escurrida de las papas. Debido a la gran debilidad que sufría, esta tarea se le dificultaba cada día mas, entonces empezó a evadirla, pero al poco tiempo se empezó a notar; la Madre Superiora no comprendía que a pesar de su deseo, Sor Faustina no podía hacerlo por su poca fuerza. Un día, cuando hizo su examen de conciencia se quejó al Señor de su debilidad. Escuchó estas palabras: "Desde hoy tendrás mas facilidad, pues yo te fortaleceré". A la noche, confiada por lo que el Señor le había prometido, se apresuró a tomar la olla. La levantó con facilidad y la escurrió perfectamente. Cuando levantó la tapa para dejar salir el vapor, en vez de papas, ella vio ramos de rosas, las más hermosas que jamás hubiese visto. Tratando de comprender esta visión escuchó estas palabras: "Yo cambié tu trabajo tan duro en un ramillete de las más bellas flores, y su perfume sube a Mi Trono". Después de esto ella buscaba como hacer este trabajo diariamente aun cuando no le tocaba, porque comprendió que le agradaba al Señor.

Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria y rica vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, y alegre, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Sus hermanas recuerdan que Santa Faustina fue una grata compañía durante el noviciado y su conducta al orar provocaba en las otras novicias una gran reverencia a la Majestad de Dios.

Toda su vida se concentraba en caminar con constancia hacia la cada vez más plena unión con Dios y en una abnegada colaboración con Jesús en la obra de la salvación de las almas. “Jesús mío - confeso en el diario – Tú sabes que desde los años más tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ningún alma Te amó hasta ahora” (# 1372).

Durante su vida logró un alto grado de unión de su alma con Dios, pero también tuvo que esforzarse y luchar en duros combates en el camino hacia la perfección cristiana. El Señor la colmó de muchas gracias extraordinarias: los dones de contemplación y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de profecía, de leer en las almas humanas, y desposorios místicos. Colmada de tantas gracias, escribió: “Ni las gracias ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios... Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios." (# 1107).



La Noche oscura del Alma


Santa Faustina sufrió la mayor parte de su noviciado constantes combates interiores. No podía meditar ni sentir la presencia de Dios. Sufrió fuertes tormentos y tentaciones, aún estando en la capilla. En mas de una ocasión, estando en la Santa Misa, sintió que blasfemaba contra Dios, no sentía contento con nada. Hasta las verdades mas simples sobre la fe le eran difícil de comprender.

Durante todo este tiempo Santa Faustina no estuvo sola, tuvo la ayuda de su Maestra de Novicias, Sor Joseph Brzoza quien veía en ella grandes gracias venidas de Dios. Aunque Santa Faustina se sentía en ese momento totalmente abandonada por Dios, Sor Joseph le decía: "sepa querida hermana que Dios quiere tenerla bien cerca de El en el Cielo. Tenga gran confianza en Jesús."



Alma Víctima


Durante su tercer año de noviciado le fue revelado lo que era ser Alma Víctima. Anota ella en su diario: "El sufrir es una gracia grande; a través del sufrimiento el alma se hace como la del Salvador; en el sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande el sufrimiento más puro el amor". (57)

Sor Faustina se ofreció como víctima por los pecadores y con este propósito experimentó diversos sufrimientos para salvar las almas a través de ellos. Durante una hora particular de adoración, Dios le reveló a Santa Faustina todo lo que ella tendría que sufrir: falsas acusaciones, la pérdida del buen nombre, y mucho más. Cuando la visión terminó, un sudor frío bañó su frente. Jesús le hizo saber que aún cuando ella no diere su consentimiento a esto, ella se salvaría y El no disminuiría Sus gracias y seguiría manteniendo una relación íntima con ella. La generosidad de Dios no disminuiría para nada. Consciente de que todo el misterio dependía de ella, consintió libremente al sacrificio en completo uso de sus facultades. Luego escribió lo siguiente en su diario: “De repente, cuando había consentido a hacer el sacrificio con todo mi corazón y todo mi entendimiento; la presencia de Dios me cubrió, me parecía que me moría de amor a la vista de su mirada.”

Durante la Cuaresma de ese mismo año, 1933, experimentó en su propio cuerpo y corazón la Pasión del Señor, recibiendo invisiblemente las estigmas. Únicamente su confesor lo conoció. Ella lo narra así: "Un día durante la oración, vi una gran luz y de esta luz salían rayos que me envolvían completamente. De pronto sentí un dolor muy agudo en mis manos, en mis pies, y en mi costado, y sentí el dolor de la corona de espinas, pero esto fue sólo por un tiempo bien corto."

Tiempo más tarde, cuando Santa Faustina se enfermó de Tuberculosis, experimentó nuevamente los sufrimientos de la Pasión del Señor repitiéndose todos los Viernes y algunas veces cuando se encontraba con un alma que no estaba en estado de gracia. Aunque esto no era muy frecuente; los sufrimientos eran dolorosos y de corta duración, no los hubiera soportado sin una gracia especial de Dios.




Visión del Purgatorio

Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le preguntó al Señor por quién mas debía orar y la noche siguiente tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido, solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a las almas que es lo que mas las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia’".

Visión del Infierno


Durante un retiro de ocho días en octubre de 1936, se le mostró a Sor Faustina el abismo del infierno con sus varios tormentos, y por pedido de Jesús ella dejó una descripción de lo que se le permitió ver: "Hoy día fui llevada por un Ángel al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento. ¡Cuán terriblemente grande y, extenso es!. Las clases de torturas que vi:
La primera es la privación de Dios;
la segunda es el perpetuo remordimiento de conciencia;
la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
la cuarta es el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es puramente fuego espiritual,-prendido por la ira de Dios.
La quinta es una oscuridad continua y un olor sofocante terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven entre ellos;
la sexta es la compañía constante de Satanás;
la séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia.
Estos son los tormentos que sufren los condenados, pero no es el fin de los sufrimientos. Existen tormentos especiales destinados para almas en particular. Estos son los tormentos de los sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionado con el tipo de pecado que ha cometido.

Existen cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agonía difiere de la otra. Yo hubiera fallecido a cada vista de las torturas si la Omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma encuentre una excusa diciendo que no existe el infierno, o que nadie a estado ahí y por lo tanto, nadie puede describirlo."

El Señor fue preparando de esta forma el corazón de Santa Faustina para que por medio de su intercesión se salvaran muchas almas.



Visión del Cielo

El 27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llevó a la cama, escribió la siguiente visión del cielo: "Hoy día, estuve en el cielo en espíritu, y vi sus bellezas incomparables y la felicidad que nos espera para después de la muerte. Cómo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin cesar...Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es siempre nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho entender que hay una cosa de un valor infinito a Sus ojos, y eso es, el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un solo acto de amor a Dios.

Dios en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías en que son divididas, no me causó temor ni susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y mientras más conozco la grandeza de Dios, más me alegro de que El sea El que es. Me regocijo inmensamente en Su grandeza y me alegro de que soy tan pequeña, ya que siendo tan pequeña, El me carga en Sus brazos y me aprieta a Su corazón" (777-780).

Los siguientes años fueron un entrenamiento del Señor. Ella no sabía lo que Dios estaba haciendo en ella, pero su respuesta era firme e invariable: si Señor, haz en mi tu voluntad. Algo que ella si veía en todo esto era que el Señor quería su obediencia. Santa Faustina siempre mantuvo una fuerte relación con Dios, sin saber de antemano el camino que Dios trazaba para ella.

La Devoción a la Divina Misericordia según las revelaciones de Jesús a Sta. Faustina >>>


Sus últimos Días

En los últimos años de su vida aumentaron los sufrimiento interiores, la llamada noche pasiva del espíritu y las dolencias del cuerpo: se desarrolló la tuberculosis que atacó sus pulmones y sistema digestivo. A causa de ello dos veces fue internada en el hospital de Pradnik en Cracovia, por varios meses.

Extenuada físicamente por completo, pero plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios, falleció en olor de santidad, el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, de los cuales 13 fueron vividos en el convento. Su funeral tuvo lugar dos días mas tarde, en la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario que aquel año fue primer viernes de mes. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de la Comunidad en Cracovia – Lagievniki, y luego, durante el proceso informativo en 1966, fue trasladado a la capilla.


La Historia Subsiguiente

En el año 1935, Santa Faustina le escribió a su director espiritual: "Llegará un momento en que esta obra que Dios tanto recomienda parecerá como [si fuera] en ruina completa, y entonces, la acción de Dios seguirá con gran poder, que dará testimonio de la verdad. Ella [la obra] será un nuevo esplendor para la Iglesia, aunque haya reposado en Ella desde hace mucho tiempo" (Diario 378).

De hecho, esto sí sucedió. El 6 de marzo de 1959, la Santa Sede, por información errónea que le fue presentada, prohibió "la divulgación de imagines y escritos que propagan la devoción a La Misericordia Divina en la manera propuesta por Santa Faustina". Como resultado, pasaron casi veinte años de silencio total. Entonces, el 15 de abril de 1978, la Santa Sede, tras un examen cuidadoso de algunos de los documentos originales previamente indisponibles, cambió totalmente su decisión y de nuevo permitió la práctica de La Devoción. El hombre primariamente responsable por la revocación de esta decisión fue el Cardenal Karol Wojtyla, el Arzobispo de Cracovia, diócesis en la que nació Santa Faustina. El 16 de octubre de 1978, el mismo Cardenal Wojtyla fue elevado a la Sede de San Pedro bajo el título de "Papa Juan Pablo II".

El 7 de marzo de 1992, se declararon "heroicas" las virtudes de Sor Faustina; el 21 de diciembre de 1992, una curación por medio de su intercesión fue declarada "milagrosa"; y el 18 de abril de 1993, el Papa Juan Pablo II tuvo el honor de declarar a la Venerable Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska, "Beata".

En 1997 el Papa Juan Pablo II hizo una peregrinación a la tumba de la Beata Faustina en Polonia, le llamó "Gran apóstol de la Misericordia en nuestros días". El Papa dijo en su tumba "El mensaje de la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mi como algo muy querido..., en cierto sentido forma una imagen de mi Pontificado."

El 10 de marzo del 2000, se anunció la fecha para la canonización después de ser aceptado el segundo milagro obtenido por su intercesión. El milagro fue la curación del Padre Pytel de una condición congénita del corazón, después de las oraciones hechas por miembros de la congregación de su parroquia el día del aniversario de la muerte de Santa Faustina, en Octubre 5 de 1995.

La Secretaria de la Misericordia de Dios fue elevada a los altares por el Santo Padre el 30 de abril del año 2000, el Domingo de la Divina Misericordia. Es la primera santa que fue canonizada en el año jubilar 2000 y en el milenio.

La biografía de Santa Faustina nos narra que el Señor le recordaba frecuentemente Su deseo de que se estableciera la Fiesta de la Divina Misericordia. Ella ofreció una novena por esta intención y el 23 de marzo de 1937, martes de Semana Santa, el séptimo día de la novena Santa Faustina tuvo la siguiente visión: “De pronto la presencia de Dios me invadió e inmediatamente me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre y al mismo tiempo estaba en nuestra capilla...Yo tomé parte en la solemne celebración, simultáneamente aquí y en Roma...Vi al Señor Jesús en nuestra capilla, expuesto en el Sacramento de la Eucaristía en el altar mayor. La capilla estaba adornada como para una fiesta, y ese día todo el que quisiera, podía entrar. La multitud era tan grande que la vista no podía alcanzarla toda. Todos estaban participando en las celebraciones con gran júbilo, y muchos de ellos obtuvieron lo que deseaban. La misma celebración tuvo lugar en Roma, en una hermosa Iglesia, y el Santo Padre, con todo el clero, estaban celebrando esta Fiesta, y entonces súbitamente yo vi a San Pedro, que estaba de pie entre el altar y el Santo Padre...Entonces de repente vi como los dos rayos, como están pintados en la imagen, brotaron de la hostia y se extendieron sobre todo el mundo. Esto duró sólo un momento, pero pareció como si hubiese durado todo el día, y nuestra capilla estuvo repleta todo el día, y todo el día abundó en júbilo. Luego, vi en nuestro altar, al Señor Jesús vivo, tal como luce en la imagen. Luego, en un instante me encontré de pie cerca de Jesús, y me paré en el altar junto al Señor Jesús, y mi espíritu estuvo lleno de una felicidad tan grande...Jesús se inclinó hacia mí y dijo con gran bondad, ‘¿Cuál es tu deseo Hija mía’ Y yo contesté, ‘Deseo que toda adoración y gloria sean dadas a Tu Misericordia’. ‘Yo ya estoy recibiendo adoración y gloria por la congregación y la celebración de esta Fiesta: ¿Qué más deseas?’ Entonces yo miré a la inmensa multitud que adoraba la Divina Misericordia y le dije a Jesús, ‘Jesús, bendice a todos aquellos que están reunidos para darte gloria y venerar Tu infinita misericordia’. Jesús hizo la señal de la cruz con su mano y esta bendición fue reflejada en las almas como un rayo de luz” (1044-1049). Muchos ven esta visión en respecto a la canonización de Santa Faustina. Jesús le mostraba a su apóstol los frutos de su trabajo y sufrimientos.

Al final de la Canonización de Santa Maria Faustina el Santo Padre declaró el segundo domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina”, estableciendo la Fiesta de la Divina Misericordia que Jesús tanto pedía a Santa Faustina. El Santo Padre dijo: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros”. Y después de su visita a Polonia en junio del 2002, “para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos.”

Podemos encontrar un paralelo entre los poderosos mensajes que Jesús revela a Santa Faustina: sobre la Divina Misericordia y a Santa Margarita: sobre la devoción al Sagrado Corazón. A través de ellas Dios nos manifestó y nos dio a conocer Su Misericordia encerrada en Su Sagrado Corazón.

Santa Faustina fue canonizada el 30 de abril del 2000, siendo la primera canonización del año jubilar. Homilía del Papa en la canonización



Del Diario de Santa Faustina

En el momento en que el obispo me puso el anillo, Dios penetró todo mi ser...Desde los votos perpetuos mi relación con Dios se hizo mas estrecha que nunca. Siento que amo a Dios y siento también que El me ama. Mi alma, habiendo conocido a Dios, no sabría vivir sin El. -Diario 254

Oh Jesús mío, Tu sabes que desde los años mas tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna alma Te amó hasta ahora -Diario 1372

Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. -Diario 1107

Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en si una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia. Que Tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. -Diario 1242

¡No Te olvidaré, pobre tierra! aunque siento que me sumergiré inmediatamente toda en Dios, como un océano de felicidad, eso no me impedirá volver a la tierra y dar ánimo a las almas e invitarlas a confiar en la Divina Misericordia. Al contrario, esa inmersión en Dios me dará unas posibilidades ilimitadas de obrar. -Diario 1582







(corazones.org)
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:25 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

HOMILÍA DE LA CANONIZACIÓN DE MARÍA FAUSTINA KOWALSKA
SANTO PADRE JUAN PABLO II
Domingo 30 de abril de 2000



1. "Confitemini Domino quoniam bonus, quoniam in saeculum misericordia eius", "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia" (Sal 118, 1). Así canta la Iglesia en la octava de Pascua, casi recogiendo de labios de Cristo estas palabras del Salmo; de labios de Cristo resucitado, que en el Cenáculo da el gran anuncio de la misericordia divina y confía su ministerio a los Apóstoles: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 21-23).

Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado, es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De ese corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo: "Estos dos haces -le explicó un día Jesús mismo- representan la sangre y el agua" (Diario, Librería Editrice Vaticana, p. 132).

2. ¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista san Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).

La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona", pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?

Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia.

Jesús dijo a sor Faustina: "La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

3. ¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo, es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio.

Pero, como sucedió con los Apóstoles, es necesario que también la humanidad de hoy acoja en el cenáculo de la historia a Cristo resucitado, que muestra las heridas de su crucifixión y repite: "Paz a vosotros". Es preciso que la humanidad se deje penetrar e impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. El Espíritu sana las heridas de nuestro corazón, derriba las barreras que nos separan de Dios y nos desunen entre nosotros, y nos devuelve la alegría del amor del Padre y la de la unidad fraterna.

4. Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de "domingo de la Misericordia divina". A través de las diversas lecturas, la liturgia parece trazar el camino de la misericordia que, a la vez que reconstruye la relación de cada uno con Dios, suscita también entre los hombres nuevas relaciones de solidaridad fraterna. Cristo nos enseñó que "el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a "usar misericordia" con los demás: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7)" (Dives in misericordia, 14). Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales.

Su mensaje de misericordia sigue llegándonos a través del gesto de sus manos tendidas hacia el hombre que sufre. Así lo vio y lo anunció a los hombres de todos los continentes sor Faustina, que, escondida en su convento de Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia: "Misericordias Domini in aeternum cantabo".

5. La canonización de sor Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio. Lo transmito a todos los hombres para que aprendan a conocer cada vez mejor el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de los hermanos.
El amor a Dios y el amor a los hermanos son efectivamente inseparables, como nos lo ha recordado la primera carta del apóstol san Juan: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos" (1 Jn 5, 2). El Apóstol nos recuerda aquí la verdad del amor, indicándonos que su medida y su criterio radican en la observancia de los mandamientos.

En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!

En la medida en que la humanidad aprenda el secreto de esta mirada misericordiosa, será posible realizar el cuadro ideal propuesto por la primera lectura: "En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía" (Hch 4, 32). Aquí la misericordia del corazón se convirtió también en estilo de relaciones, en proyecto de comunidad y en comunión de bienes. Aquí florecieron las "obras de misericordia", espirituales y corporales. Aquí la misericordia se transformó en hacerse concretamente "prójimo" de los hermanos más indigentes.

6. Sor Faustina Kowalska dejó escrito en su Diario: "Experimento un dolor tremendo cuando observo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón; llevo en mi corazón sus angustias, de modo que me destruyen también físicamente. Desearía que todos los dolores recayeran sobre mí, para aliviar al prójimo" (p. 365). ¡Hasta ese punto de comunión lleva el amor cuando se mide según el amor a Dios!

En este amor debe inspirarse la humanidad hoy para afrontar la crisis de sentido, los desafíos de las necesidades más diversas y, sobre todo, la exigencia de salvaguardar la dignidad de toda persona humana. Así, el mensaje de la misericordia divina es, implícitamente, también un mensaje sobre el valor de todo hombre. Toda persona es valiosa a los ojos de Dios, Cristo dio su vida por cada uno, y a todos el Padre concede su Espíritu y ofrece el acceso a su intimidad.

7. Este mensaje consolador se dirige sobre todo a quienes, afligidos por una prueba particularmente dura o abrumados por el peso de los pecados cometidos, han perdido la confianza en la vida y han sentido la tentación de caer en la desesperación. A ellos se presenta el rostro dulce de Cristo y hasta ellos llegan los haces de luz que parten de su corazón e iluminan, calientan, señalan el camino e infunden esperanza. ¡A cuántas almas ha consolado ya la invocación "Jesús, en ti confío", que la Providencia sugirió a través de sor Faustina! Este sencillo acto de abandono a Jesús disipa las nubes más densas e introduce un rayo de luz en la vida de cada uno.

8. "Misericordias Domini in aeternum cantabo" (Sal 89, 2). A la voz de María santísima, la "Madre de la misericordia", a la voz de esta nueva santa, que en la Jerusalén celestial canta la misericordia junto con todos los amigos de Dios, unamos también nosotros, Iglesia peregrina, nuestra voz.

Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la misericordia divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado y decimos con firme esperanza: "Cristo, Jesús, en ti confío".

Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:29 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Divina Misericordia


"Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores" (Diario,1663)

"Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia" (Diario,1396)

"Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí" (Diario,1728)

"Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e (invita) a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas" (Diario,1182)

"Secretaria Mía, escribe que soy más generoso para los pecadores que para los justos. Por ellos he bajado a la tierra ... por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi misericordia" (Diario,1275)







Virgen María, Madre de Misericordia, Santuario de Ostra Brama (Vilna)
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:35 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Fiesta de la Misericordia


"Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia" (Diario,49)

"Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia" (Diario,699)

"Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia" (Diario,1109)

"Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero" (Diario,1517)
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:36 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Las tres de la tarde


"A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión..." (1320)

"Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia" (Diario,1572)
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:46 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Misericordia al Prójimo

Misericordia al Prójimo en el Diario de Santa Faustina
Se transcriben varios fragmentos del Diario de Santa Faustina Kowalska que se refieren a la misericordia con el prójimo. En letra negrita son palabras del Señor Jesús a Santa Faustina.

"Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera - la acción, la segunda - la palabra, la tercera - la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí" (Diario,742 )


"Entonces oí el timbre en la habitación contigua, y entré y atendí a un enfermo grave. Al regresar a mi habitación aislada, de pronto he visto al Señor Jesús que me ha dicho: Hija Mía, Me has dado una alegría más grande haciéndome este favor que si hubieras rezado mucho tiempo. Contesté: Si no Te he atendido a Tí, oh Jesús mío, sino a este enfermo. Y el Señor me contestó: Sí, hija Mía, cualquier cosa que haces al prójimo Me la haces a Mí" (Diario,1029)

"+ Experimento un terrible dolor cuando veo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón, llevo en mi corazón sus angustias de tal modo que me agotan incluso físicamente. Quisiera que todos los dolores cayesen sobre mí para llevar alivio al prójimo" (Diario, 1039)

"Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mí Mismo" (Diario, 1768)
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Lun Mar 24, 2008 5:48 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando






Santa Isabel de Hungría atendiendo a pobres y enfermos
Volver arriba
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Mar Mar 25, 2008 2:09 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

de todo lo que he puesto sobre la Divina Misericordia , lo que mas me conmueve y me compromete es lo que se refiere al projimo .
es alli donde sin restarle importancia a la oracion , la meditacion ,y la palabra , realmente demostramos lo que JESUS , nos enseño en su paso por la vida hunana y lo que aprendimos de EL .
sin obras la fe no tiene sentido .
nos dice claramente que EL esta en cada uno de nosotros y asi lo tenemos que ver .
y en consecuencia actuar .
que hace JESUS en la PASION ????el mismo se somete a lo terrible del sufrimiento humano , lo hace concreto , no se queda en palabras dulces diciendonos que nos ama , lo demuestra y con accion .
que menos podemos hacer nosotros con los demas ???
nos quedamos en lo teorico del dolor y la soledad del otro o actuamos ????
si sigo a CRISTO , actuamos .
si Lo amo , actuamos .
si me cuesta , me esfuerzo por hacerlo .
si creo que sabiendo mas , estudiando mas , e intelectualizando mi fe estoy acercandome a EL , me equivoco y en realidad me alejo , me pierdo en el vacio de las palabras si mi meta no esta puesta en el servicio.
TODO eso es muy bueno , si lo aplico al projimo .sino no sirve .
todos podemos ayudar a alguien en la vida de la forma que podamos , no es una competencia .
siempre tendremos algo valioso que dar , porque por eso somos hijos de DIOS fuimos creados por EL .
solo lo tenemos que descubrir .
pero en nosotros esta ese deseo de hacerlo .


DIOS con bendiga
Volver arriba
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Mie Mar 26, 2008 10:41 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Visión del Mensaje de la Divina Misericordia

Pasajes bíblicos: Mt 25,31-40; Mt 5,16
La Hermana Faustina sacó fuerza de la Eucaristía. Amaba tanto el Santísimo Sacramento, que incluso lo añadió a su nombre. Hermana Faustina del Santísimo Sacramento. Ella contemplaba la presencia real de Jesús en la Eucaristía, pero también buscaba lo más posible, ver a Jesús en el prójimo y en el Pobre. Y Jesús se acercó a ella animándola. En una parte del diario escribió:

“Hoy Jesús vino a la puerta bajo la apariencia de un joven pobre. Un joven macilento, en harapos, descalzo y con la cabeza descubierta, estaba pasmado, porque hacía un día lluvioso y frío. Pidió algo caliente de comer. Pero cuando fui a la cocina no encontré nada para los pobres; sin embargo tras buscar un rato encontré un poco de sopa que calenté y puse un poco de pan desmigajado. Se lo di al pobre que se lo comió. En el momento en que retiraba el vaso, me hizo saber que era el Señor del cielo y de la tierra. En cuanto lo vi tal como es, desapareció de mis ojos. Cuando entré en la casa pensando en lo que había sucedido en la puerta, oí estas palabras en el alma:

“Hija mía, han llegado a Mis oídos las bendiciones de los pobres alejándose de la puerta. Me bendicen y me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia” (Diario, 1312).

Comentario:
Jesús nos espera en el Santísimo Sacramento para tener un encuentro personal y fortalecer nuestra alma. De esa comunión nacerá el deseo de practicar las Obras de Misericordia con el prójimo, y sobre todo con el más necesitado, sabiendo que en ellos podremos contemplar el Rostro de Jesús.
¿Cuál es este mensaje de misericordia? Es un mensaje que nos llama a la conversión del corazón. Es un mensaje del “Corazón” y no de la “cabeza”.” (cf. Ez 36,26): El mundo necesita un transplante de corazón: necesita probar el dulce néctar de la misericordia del Señor.

Comentario: La misericordia nos invita a Apelar a la misericordia de Dios. Brindar misericordia a los demás y Confiar plenamente en Jesús. Así como Dios es misericordioso con nosotros, debemos ser misericordiosos con los demás.

Las obras corporales de misericordia incluyen:
Dar de comer a los hambrientos; Dar de beber a los sedientos; Vestir a los desnudos; Dar asilo a los desamparados; Consolar a los prisioneros; Visitar a los enfermos y Enterrar a los muertos.

Las obras espirituales de misericordia son:
Amonestar a los pecadores; Instruir a los ignorantes; Aconsejar a los que tienen dudas; Consolar a los afligidos; Soportar con paciencia los errores de los demás. Perdonar las ofensas y Orar por los vivos y muertos.

Pensamiento:
Haz el bien, en todas partes, para que todos puedan decir: «Este es un hijo de Cristo» Soporta por amor a Dios y por la conversión de los pobres pecadores las tribulaciones, las enfermedades, los sufrimientos. Defiende al débil, cosuela al que llora. (Padre Pío ESP, 119).

><>+<><

Pasajes bíblicos sobre la confianza: Sal 131 (130), 2; Mt 6,26; Mt 10,30-31; Mt 11,23-24

La Confianza es el sello de los que viven el mensaje de la Divina Misericordia. La confianza es la fe en acción. CONFIANZA es igual a CON FE; CREER en Cristo Jesús. La confianza nos llama a darnos cuenta de que Dios está en control de nuestras vidas y que todo lo que hagamos debemos hacerlo por amor a Dios.

La Confianza es la virtud que es esencia y fundamento de los que desean vivir el mensaje de la Divina Misericordia. Estamos llamados a ser vasos de misericordia, pero la cantidad que quepa dentro de ese recipiente para irradiarla a los demás, dependerá de nuestra confianza.

Comentario: La confianza va más allá de la simple creencia de que Dios es digno de confianza; debemos actuar de acuerdo a esta creencia y entregarle a Dios el control de nuestras vidas. La Confianza requiere de una conversión del corazón y nos da sabiduría para comprender la necesidad que tenemos de Su misericordia, de ser misericordiosos con los demás y permitir que Dios se haga cargo de todo.

Confiar en Dios es fácil cuando las cosas van bien. Sin embargo, en tiempos de prueba y sufrimiento, aparece la duda y nos preguntamos: “¿Dónde está Dios?”

O, “¿Existe realmente?” Si oramos, discernimos y creemos que estamos haciendo Su voluntad, debemos pues pedir la fuerza, la fortaleza y una fe más profunda.

Muchos de nosotros estamos tan acostumbrados a mantener el control y a encargarnos de las cosas, sólo para percatarnos después que fue Dios quien abrió las puertas.

En tiempos de lucha y frustración, debemos adoptar la actitud de Pedro, quien dijo: (cf. Lc 5,5-7). Esta actitud evidentemente requiere de una gran fe.

Con todo, en tiempos difíciles nuestra fe es probada, y es entonces cuando más debemos confiar en Él. Como guerreros espirituales, debemos caminar a la luz de la fe y no de los que vemos (2Cor 5,7).

Pensamiento:
“Mantén tu espíritu tranquilo y confíate por completo a Jesús cada vez más. Esfuérzate por identificarte siempre y en todo con la divina voluntad, tanto en las cosas favorables como en las adversas, y no te preocupes por el mañana”. Padre Pío

><>+<><

Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Jue Mar 27, 2008 9:55 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Amados hermanos y hermanas en Cristo: ¡Paz en sus corazones!
Les comparto algunas partes de las fichas de nuestro Movimiento Apostolado de la Divina Misericordia:

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (1)

Nuestra misión primordial es proclamar la verdadera presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento; Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Ayudándonos de las múltiples revelaciones y visiones que tuvo Sta. Faustina, así como promover la adoración perpetua al Santísimo Sacramento, ofreciendo cada hora la Coronilla a la Divina Misericordia por los agonizantes.

Sobre la Presencia Real de Jesús en el Santísimo Sacramento, Sta. Faustina escribió:

Durante la Santa Misa en la que Jesús fue expuesto en el Santísimo Sacramento, antes de la Santa Comunión, vi dos rayos que salían de la Hostia Santísima, tal como están pintados en la Imagen: uno rojo y otro pálido. Se reflejaban sobre cada una de las hermanas y sobre las alumnas, pro no sobre todas de modo igual. Sobre algunas estaban apena esbozados…” (Diario 336).

Debemos ser las manos y los pies de Jesús y edificar la Iglesia local a través de las obras corporales y espirituales de misericordia. A pesar de nuestra gran debilidad, debemos ser iconos de misericordia. Debemos recibir la Eucaristía y después vivir al Señor Eucaristía que hemos recibido.
¡El mensaje de la Divina Misericordia es de esperanza y alegría! Seamos pues, como apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia, vasos de misericordia para el mundo que sufre. (Cf. Diario Santa Faustina, 405; 612; 1385; 1420)

Comentario:
Jesús quiere que todos amemos profundamente la Eucaristía y estén concientes de las promesas asociadas al rezo de la Coronilla, especialmente por los moribundos. Nuestra misión como la de Santa Faustina es salvar almas. El mensaje de la Divina Misericordia es una forma de vida, que nos exhorta a confiar cada vez más en Dios.

Pensamiento: «Yo pienso que la Santísima Eucaristía es el gran medio para aspirar a la santa perfección; pero es preciso recibirla con el deseo y con el compromiso de eliminar del corazón todo lo que desagrada a quien queremos recibir.» (Padre Pío, 27-7-1911, III, 282)

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (2)

En la carta que el Santo Padre Juan Pablo II escribió al Obispo de Liege, Bélgica, el 28 de mayo de 1996, le dice:
“Regularmente animo a los cristianos para que visiten a Cristo presente en el Santísimo Sacramento, ya que todos somos llamados a permanecer en la presencia de Dios. En la contemplación, los cristianos percibirán más profundamente el misterio que yace en el corazón de la vida cristiana”.

El propósito secundario, es llevar a un mundo doliente el consolador mensaje de la Divina Misericordia y su devoción, manteniendo la fidelidad a las formas que le fueron dictadas a la Secretaria y Apóstol de la misericordia.

La oración principal de la Coronilla hace referencia al Santísimo Sacramento del Altar: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.

La oración que le sigue declara:
“Por su dolorosa Pasión (esto es, en consideración a ella), ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, que alude al Santo Sacrificio de la Cruz.
Sin embargo, los dos momentos más significativos de la misión de Nuestro Señor en la tierra, son realmente dos partes de un solo acto –el sacrificio que Cristo hizo de sí mismo por nosotros-. Una parte la constituye la esencia del sacrificio que se llevó a cabo durante la Última Cena, en la institución de la Eucaristía cuando Jesús, con sus propias manos ofreció su Cuerpo y su Sangre, la otra parte la constituye la ceremonia externa, cuando Jesús fue clavado en la Cruz y murió en ella (Diario, 684).

Comentario:
La Coronilla tiene gran significado, porque reúne en sí, el sacrificio de la Pasión de Nuestro Señor y el de la Santísima Eucaristía. Esto explica los poderosos efectos atribuidos a su rezo, tal como lo prometió Nuestro Salvador, de lo cual Sta. Faustina sería la primera en dar amplios testimonios de ellos, y millones de fieles después.

Pensamiento: «Acerquémonos a recibir el pan de los ángeles con una gran fe y con una gran llama de amor, y esperemos además de este dulcísimo Amante de nuestras almas, ser consolados en esta vida con el beso de su boca.» (Padre Pío, 7-9-1915, II, 490).

+ + +

La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (3)

La oración inicial de la Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, que es también la oración más comúnmente utilizada justo antes de que el celebrante bendiga a la gente con el Santísimo Sacramento al término de los ritos de la Bendición, expresa claramente que la Eucaristía es el memorial de la Pasión y Muerte de Cristo.
Para los cristianos, la palabra “memorial” no significa un acto de nuestra mente, un mero “traer a la mente” o “recordar”, sino en el caso del Sacrificio de Cristo a través de su Pasión y Muerte, es hacer presente y experimentar, aquí y ahora, los efectos espirituales de este sacrificio sobre nosotros (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1366).
La Última Cena y el Calvario se hacen presentes para nosotros a un solo y mismo tiempo, cada vez que participamos en la Santa Misa o en la Adoración al Santísimo Sacramento.

Con todo y para ser más precisos, lo que de hecho ocurre en la Misa, es que los participantes son transportados de la dimensión del espacio y del tiempo terrenos, hacia la dimensión del tiempo según la perspectiva de Dios.
Los teólogos llaman a esta perspectiva divina “el ahora eterno” de Dios. Para decirlo llanamente, esto significa que Dios ve y actúa a través de todo lo que ha ocurrido, está ocurriendo o va a ocurrir, en el mismo instante. En otras palabras, todos los tiempos y lugares están presentes delante de Él, y todos al mismo tiempo.

Ahora bien, respecto a lo que se acaba de afirmar, ¿Qué significado tiene la Coronilla a La Divina Misericordia?
La Carta a los Hebreos (cf. He 7,27. 9.14), nos asegura que la salvación de la humanidad fue completada por Jesús de Nazaret cuando, por el Espíritu eterno, él se ofreció sin mancha a Dios en lugar de nosotros y por nosotros. Por lo tanto, por el Espíritu eterno, el sacrificio de Cristo fue trasladado del tiempo y del espacio hacia el ahora eterno, desde donde afecta cada instante de la historia –pasada, presente y futura.

Comentario:
El sacrificio único de Cristo en la Última Cena y en la Cruz, está eternamente presente delante de Dios y sus efectos pueden ser aplicados por Él a cualquier fase del tiempo en la historia – pasada, - presente o futura- .

Pensamiento: «Si nos sobreviene alguna languidez de espíritu, corramos a los pies de Jesús en el Sacramento, y pongámonos entre los celestes perfumes y seremos indudablemente revigorizados.»
(Padre Pío, 30-7-1917, III, 502).

><><><

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y maría.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Jue Mar 27, 2008 10:38 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (4)

Pasajes bíblicos: Heb 10,10; Heb 10,14; 1Pe 2,5; Heb 13,15

Cuando Jesús ingresó en el Santo de los Santos Celestial, ofreciendo su propia Sangre (vida), fue “hecho perfecto”. Es decir, fue constituido Sumo y Eterno Sacerdote del Templo Santo de Dios y nosotros, que creemos en él y lo obedecemos, hemos sido santificados por medio del sacrificio del cuerpo de Cristo de una vez por todas (cf. Heb 10,10).
El resultado es que él nos ha hecho perfectos para siempre, esto es, -constituidos como sacerdotes- a aquellos que son santificados (cf. Heb 10,14).

Como tales en Cristo y con Cristo, nuestro Sumo y Eterno Sacerdote, somos edificados en una casa espiritual para ser sacerdocio santo, ofreciendo sacrificios espirituales aceptables a Dios por Jesucristo (cf. 1Pe 2,5). Dichos sacrificios son sacrificios de alabanza, el fruto de labios que confiesan el nombre de Jesús (cf. Heb 13,15)

Cuando rezamos: “Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, no estamos suplicando a Dios que conceda algo que él retenga para nosotros, sino ofreciendo un sacrificio de alabanza; estamos reconociendo, afirmando, aclamándolo a él como el Dios misericordioso que, en Cristo y de una vez y para siempre, nos ha concedido todo lo que requerimos para cumplir sus propósitos con respecto a nosotros. Confiamos en su providencia misericordiosa en las que se refiere a cada instante y a cada faceta de nuestra vida.

Por todo esto, necesitamos estar muy conscientes de lo que todo esto significa cuando rezamos la Coronilla. En primer lugar, nuestra oración se convierte en un sacrificio espiritual, en el fruto de labios que reconocen el nombre de Jesús y todo lo que éste representa.

Comentario:
Cuánto más evidente resulta, entonces, que al rezar la oración principal de la Coronilla: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”, nos presentamos con y en nuestro sumo Sacerdote ante el trono y el altar del Padre Celestial en el “ahora” eterno y con Jesús. ¡Nosotros podemos dirigir los efectos salvíficos de su sacrificio expiatorio hacia cualquier persona y cualquier situación en el pasado, el presente o el futuro.

Pensamiento:
¡Oh! Si los hombres supieran apreciar este don, ciertamente no sería tan escaso el número de los que comulgan. Los tiempos actuales son muy tristes, pero ¿qué hacer? Desventurados tiempos en los que estamos abatidos. (Padre Pío).

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (5)

Los cristianos generalmente tienden a limitar la verdad de la salvación a la experiencia de recibir el perdón de sus pecados, mientras que la grandiosa palabra “salvación” la cual encierra todo, abarca un gran número de bendiciones que Dios, en su Misericordia, ha hecho disponibles por medio del sacrificio de Jesús para todos aquellos que lo obedecen.

Lo que ocurrió en la Cruz es lo que la liturgia llama el “intercambio maravilloso”. A continuación se enlistan los principales beneficios que Jesús dispuso para su Cuerpo de creyentes:

• Jesús asumió nuestro castigo para que nosotros seamos perdonados (cf. Is 53,4-5; Mt 8,16-17; 1Pe 2,24).
• Jesús fue herido para que nosotros seamos sanados (cf. Is 53,5; 1Pe 2,24).
• Jesús se hizo pecado por nosotros para que en él, nosotros seamos justificados ante Dios (cf. Is 53,10; 2Cor 5,21).
• Jesús se hizo pobre por nosotros, para que nosotros podamos participar de su abundancia (cf. 2Cor 8,9; 9,8; He 20,35).
• Jesús cargó con nuestra vergüenza, para que nosotros podamos participar de su Gloria (cf. Mt 27,35-44; Heb 2,10; 12,2)
• Jesús soportó nuestro rechazo, para que nosotros alcancemos su aceptación con el Padre (cf. Mt 27,46. 50; Ef 1,5-6).
• Jesús se hizo maldición, para que nosotros podamos entrar en la bendición (cf. Gál 3,13-14).

Comentario:
Otros beneficios son tan sólo facetas diferentes de estos, que son los principales.
Al rezar la Coronilla de la Divina Misericordia por nosotros o por los demás, puesto que todo lo arriba citado y más, es conforme de la Voluntad de Dios para nosotros, podemos ser instrumentos poderosos para atraer estas bendiciones sobre cualquier persona, situación o necesidad. Nuestro Señor prometió a través de Santa Faustina: “A través de ella, obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (Diario 1731).

Pensamiento:
¡Jesús mío, salva a todos, yo me ofrezco como víctima por todos; dame fuerzas, toma este corazón, llénalo de tu amor y después mándame lo que quieras. (Padre Pío, AD 53).

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (6)

“SALVAR LAS ALMAS DE LOS AGONIZANTES”

Cf. Jn 6,39; 19,28; 1Cor 9,22; 10,33; 12,6; 15,28; 1Tim 2,1.

Cuánto más cierto resulta esto si se ofrecen la Coronilla cada hora por los agonizantes, especialmente durante la Hora de la Gran Misericordia y durante los momentos de Adoración Eucarística.

Nuestro Señor urgió a Santa Faustina a que lo hiciera así en numerosas ocasiones; hay 35 apuntes en el Diario relacionados con oraciones por los agonizantes, muchos de ellos alentando el rezo de la Coronilla para ese propósito. Por ejemplo:

• “Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta Coronilla, se aplaca la ira divina y la Insondable Misericordia envuelve el alma y se conmueven las entrañas de Mi Misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo” (Diario, 811).

“Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece, recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los Sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita”. (Diario 687).

“Hija Mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado. A quienes recen esta Coronilla, Me complazco en darles lo que me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz”. (Diario 1541).

• “Hija mía, ayúdame a salvar las almas. Irás a casa de mi pecador agonizante y rezarás esta Coronilla con lo cual obtendrás para él la confianza en Mi Misericordia, porque ya está en la desesperación”. (Diario, 1797).

Comentario:
Jesús Misericordioso nos pide ayuda para salvar almas. Entonces, los animamos a rezar la Coronilla de la Divina Misericordia con los agonizantes. Se imaginan, ¡cuántas almas que se están condenando a cada momento, podemos salvar para Dios!

Pensamiento:
Cuando llegue nuestra última hora y cesen los latidos de nuestro corazón, todo habrá terminado para nosotros y también el tiempo de merecer y de desmerecer.
Tal como nos encuentre la muerte, nos presentaremos a Cristo Juez. Nuestros gritos de súplica, nuestras lágrimas, nuestros suspiros de arrepentimiento, que, todavía en la tierra, nos habrían ganado el corazón de Dios y con la ayuda de los Sacramentos nos habrían podido cambiar de pecadores en santos, en ese momento ya no sirven para nada; el tiempo de la misericordia ha terminado y comienza el tiempo de la justicia. (P. Pío).

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (7)
La Eucaristía y la Confianza

Siempre que se habla de la Divina Misericordia, se debe incluir a la Eucaristía, ya que son una y la misma cosa. Es decir, La Divina Misericordia es Jesús y Jesús es la Eucaristía.
De la misma forma que la sangre, conteniendo oxígeno y nutrientes, da vida a todas las células de nuestro cuerpo, asimismo la Eucaristía es nuestro alimento espiritual que nos infunde la gracia dadora de vida y el poder del Espíritu Santo.

Jesús es el cordero sacrificado que dio su vida por amor a nosotros. (cf. Jer 11,9; 1Pe 1,18-19). La Eucaristía es el alimento para nuestro viaje espiritual y nos provee de alimento y de gracia para nuestra jornada en el camino espiritual de la vida.

Jesús instituyó el Sacramento el Jueves Santo, y es un inestimable regalo que se nos da continuamente, al celebrarse diariamente las Misas alrededor del mundo. Él quiere que participemos de este don tan frecuentemente como nos lo permita nuestro estado de vida. (cf. Jn 6,53-54).

La Iglesia nos enseña que al momento de la consagración durante la Misa, el pan y el vino en el altar se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. El Concilio de Trento, en 1551, condenó la opinión de que Cristo está presente en los elementos únicamente como un signo, o que a Cristo se le recibe sólo espiritualmente (cf. Jn 6,48-51).

Comentario:
Después de la consagración, el pan y el vino dejan de existir, aunque la apariencia permanece. A este cambio se le llama transubstanciación. Aunque es verdad que Dios está espiritualmente en todas partes; a la presencia eucarística de Cristo, o sea, la presencia en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, se le llama la Presencia Verdadera o Presencia Real.

Al referirnos a la Presencia Real, uno puede darse cuenta especialmente en el sexto capítulo de Juan (cf. Jn 6,48-56), que ya desde la época de Cristo, existían desacuerdos y discusiones al respecto, y muchos no entendían lo que Él les decía.
Sin embargo en (cf. Jn 6, 60), está escrito que muchos de sus discípulos, al escucharlo, comentaron “Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?”; Y en (cf. Jn 6,66): “A partir de entonces, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle”.

Pensamiento:
«En estos tiempos tan tristes, en los que tantas almas apostatan de Dios, no sé convencerme de cómo se puede vivir la verdadera vida sin el alimento de los fuertes.» (Padre Pío)

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (Cool

La Eucaristía y la Confianza

Los primeros cristianos que creían en la Presencia Real, sufrieron mucho. Había una gran persecución y muchos mártires. La gente se reunía en secreto para orar, sin poder hablar abiertamente de su fe. Se desarrolló una comunidad en secreto, como lo reflejan los signos y símbolos de la Iglesia primitiva, los cuales no podían ser descifrados por los paganos debido a su complejidad.

Al principio de este siglo, cuando se descubrieron y excavaron las Catacumbas, se encontraron varios símbolos con bastante mayor frecuencia que otros. Estos reflejaban el significado de la vida y del “Gran Secreto”, es decir, la Presencia Real de Cristo Jesús en la Eucaristía.

Comentario:
Es inminente notar que el arte simbólico que predomina en las Catacumbas, no se refiere ni a la Resurrección de Cristo, ni a sus diversas curaciones, ni al Sermón de la Montaña o la Pasión, sino que en términos generales, es el símbolo de la Eucaristía lo que constituye el elemento central de las catacumbas, incluso en la tumba de Pedro.

Uno de los milagros Eucarísticos más conocidos es el de Lanciano, que ocurrió en 700 DC, en Italia. Su nombre significa “La lanza” y según la tradición, San Longinos, el soldado cuya lanza traspasó el Corazón de Jesús del cual brotaron agua y sangre (cf. Jn 19,34), fue originario de Lanciano. Longinos se convirtió después del evento de la crucifixión y eventualmente fue martirizado por la fe.

En la época que ocurrió este Milagro Eucarístico, se difundía en la Iglesia la herejía acerca de la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía. Un monje tuvo dudas y éstas se hacían cada vez más grandes. Una mañana, durante la Misa, a la hora de la Consagración, él comenzó a temblar y encaró a la gente para mostrarle lo que había sucedido.

¡La Hostia se había cambiado en carne y el vino en sangre! Este milagro tuvo lugar hace casi 1300 años y aún continúa. En 1970 se efectuó un examen que reveló que la carne era tejido de corazón humano y la sangre de origen humano, ambos del tipo sanguíneo AB. En cada especie se encontró que la sangre tenía características de sangre viva y no se encontraron preservativos de ningún tipo en ninguna de ellas.

Meditemos el milagro de Lanciano y en la Sagrada escritura: (cf. Jn 6,53-54).

Pensamiento:
«En estos tiempos, en los que estamos rodeados constantemente de gentes que tienen en el corazón odio a Dios y la blasfemia siempre en sus labios, el medio seguro para poder uno mantenerse libre de la pestífera enfermedad que nos rodea, es de fortalecernos con el alimento eucarístico. Entonces el mantenerse exento de culpa y de progresar en el camino de la perfección, no podrá alcanzar quien vive durante muchos meses sin nutrirse de la carne del Cordero divino.» (Padre Pío)

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (9)
La Eucaristía y la Confianza

En la medida en que nuestras vidas se van desarrollando, éstas deben ostentar el sello del mensaje de la Divina Misericordia, que es la Confianza. La confianza requiere de una conversión del corazón y del alma, y nos da la sabiduría suficiente para poder entender cuánta necesidad tenemos de pedir la misericordia de Dios, ser misericordiosos con los demás y dejar que Dios se encargue de los demás. (cf. Pro 3,5).

Jesús dijo a S. Faustina:
“Mientras más confíe un alma, más gracias recibirá”. (D. 1572). “Te diré algo más; no tomes estas gracias solamente para ti sino también para el prójimo, es decir, invita a las almas con las cuales estás en contacto a confiar en Mí misericordia infinita. Oh, cuánto amo a las almas que se Me han confiado totalmente; haré todo por ellas” (D. 294).

Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes de eso. Si te revelara toda la miseria que eres, morirías del horror.
Has de saber, sin embargo, lo que eres, por ser tú una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de Mi misericordia.
Busco y deseo tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mí me obliga a concederte gracias continuamente.
Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza. No soportarías la inmensidad de Mi amor que tengo por ti, si te lo revelara aquí en la tierra en toda su plenitud. A menudo levanto un poco de velo para ti, pero debes saber que es solamente Mi gracia excepcional. Mi amor y Mi misericordia no conocen límites.
(D. 718).

Habrá momentos en nuestras vidas, en que las cosas no salgan como las hemos deseado o esperado, o como hemos pedido que sucedan. Cuando nos enfrentamos con una prueba o un sufrimiento, nuestra reacción podría ser la de preguntar: ¿Qué he hecho para merecer esto? o ‘Si Dios es tan Misericordioso, ¿cómo pudo permitir que esto sucediera? Existen muchas clases de sufrimiento: poca salud, adicciones, muerte de un ser querido, relaciones abusivas…

Comentario:
Sin importar la causa o el problema, el dolor es dolor y necesitamos cuestionarnos sobre, para qué Dios permite estas cosas. Se trata simplemente de una realidad, libremente escogida por Dios para la salvación de la humanidad, y vencer al maligno. Es preciso aceptar la cruz así como el Evangelio y la Iglesia nos la presentan. Es una verdad que se debe similar y encarnar en la propia existencia.

Pensamiento:
«El prototipo, el ejemplar en el cual es preciso mirarse y modelar nuestra vida es Jesucristo; pero Jesús ha escogido por bandera la cruz, por ello quiere que todos sus discípulos sigan la ruta del Calvario, llevando la cruz, para después morir en ella. Sólo por este camino se llega a la salvación.» (Padre Pío).

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (10)

La Eucaristía y la Confianza

En todos los caminos de la vida nos enfrentamos con la adversidad. Nuestro Señor le dijo a Santa Faustina: “Hija mía, el sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo. (D. 699).
Y en otra ocasión le dijo: “Hija mía, no tengas miedo de los sufrimientos, Yo estoy contigo” (D. 151) (cf. Mt 11,28-30).

Las pruebas de la vida nos dan una oportunidad y a menudo nos obligan a cuestionar nuestra relación con Dios.
Santa Faustina escribió: “Por razones misteriosas, Dios lo permite a veces, pero eso sucede siempre para que en el alma destaque una virtud, o para que se forme”. (D. 166).

Esa es la razón de las pruebas. El sufrimiento tiene un propósito: (cf. 2Cor 4,17-18; 1Pe 4,12-13;). El temor al sufrimiento se vence, enfrentándolo por amor a Dios.

Si lo pedimos, el sufrimiento abrirá la puerta al conocimiento espiritual, y a darnos cuenta de cuánto dependemos de Dios. Por ejemplo, una persona con una adicción probablemente negará el problema hasta que toque fondo. La sanación ocurrirá a través de la aceptación del problema y el conocimiento de la necesidad de Dios.

Cuando le entregamos a Él nuestras cruces y sufrimientos, vivimos las palabras de San Pablo en Gál 2,20: “He sido crucificado con Cristo, y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Todo lo que vivo en lo humano lo vivo con la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”.

Comentario:
Reflexionemos en el Corazón traspasado del Señor y pidamos misericordia para los pecadores, diciendo: “Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, EN TI CONFÍO”.

Pensamiento:
»No temas por nada. Al contrario, considérate muy afortunada por haber sido hecha digna y partícipe de los dolores del Hombre-Dios. No es abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va demostrando. No es castigo sino amor y amor delicadísimo. Bendice por todo esto al Señor y acepta beber el cáliz de Getsemaní.» (Padre Pío).

+ + +

Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Mar 28, 2008 9:45 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (11)

El perdón (A)


El último tema de esta enseñanza se refiere al perdón. El mensaje dado a Santa Faustina, nos invita a confiar en Dios en cualquier situación, pedir su misericordia y ser misericordiosos con los demás. Así como Dios perdona nuestras ofensas, también nosotros debemos perdonar a los que nos ofenden (cf. Mc 11,25).

El perdón está en el corazón del mensaje de la Divina Misericordia. Oramos con confianza a Dios Padre, pidiendo su perdón y misericordia, en tanto que nos damos cuenta de nuestra naturaleza pecadora.
No podemos recibir el derroche de la misericordia de Dios mientras no hayamos perdonado a quienes nos han ofendido a nosotros.
¿Cómo podemos amar al Dios que no podemos ver, si no amamos al hermano o hermana que sí vemos? (cf. 1Jn 4,20-a).

El dolor que llevamos dentro puede ser tan severo y profundo como una herida ulcerada e infectada por años. ¿Cómo se puede perdonar a quien ha asesinado a una familia, robado una propiedad o que trata a los demás peor que a los animales?

Con todo, aunque el agresor no se arrepienta, la persona lastimada es quien vive con ira y encadena, y sólo abandonando la ira y pidiendo a Dios la gracia de perdonar, se podría liberar de estas cadenas.

Piensa que Dios Padre en la historia del Hijo Pródigo (cf. Lc 15,11-32), quien nos busca continuamente y nos espera, aceptando nuestras súplicas de arrepentimiento y dolor. Hemos de ser misericordiosos como Él es misericordioso con nosotros.

Comentario:
Si no perdonamos, cerramos nuestro corazón a la misericordia de Dios. Al rehusarnos a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, nuestro corazón se cierra y su dureza lo hace impenetrable para el amor misericordioso de Dios; pero al confesar nuestros pecados, nuestro corazón se abre a su gracia, y sin embargo, es tan difícil perdonar cuando alguien nos ha lastimado. Sabemos que para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.

Pensamiento:
«Consideraos siempre en el último lugar entre los amantes del Señor, juzgando a todos mejores que vos. Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los soberbios, y da la gracia a los humildes. Cuando más crezcan en vuestra alma las gracias y los favores de Jesús, tanto más debéis humillaros, reconociendo siempre la humildad de nuestra Madre Celestial, la cual en el mismo instante en que llega a ser Madre de Dios, se reconoce sierva y esclava del mismo Dios.» (Padre Pío).

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y la adoración Eucarística” (11)

El perdón (B)


Perdonar es más fácil si podemos evitar juzgar a los demás. No ser como los fariseos, que veían todas las faltas graves en los demás, pero no en sí mismos. Si tan solo fuéramos tan exigentes con nosotros mismos como los somos con los demás. ¿Acaso nos somos demasiado rápidos para criticar, condenar y juzgar?

Con qué facilidad pasamos por alto nuestras faltas justificándolas y racionalizando nuestra conducta y nuestros defectos. Qué fácil nos resulta ver la paja en el ojo del hermano, pero no nos damos cuenta de la viga que hay en nuestro propio ojo.

Piensa cuántas veces repetimos la oración del Señor, diciendo una y otra vez: “perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, y aún así, seguimos luchando para perdonar a otros. En realidad son muchas las personas que por años van albergando ira y odio, sin que jamás se decidan a resolver las situaciones internamente. Casi nunca olvidamos y rara vez olvidamos; sin embargo, pedimos a Dios que nos perdone como nosotros perdonamos a los demás.

Para terminar, reflexionemos en el pasaje de Sirácides 28,1-4:
«”El que se venga, experimentará la venganza del Señor: él le tomará rigurosa cuenta de todos sus pecados. Perdona a tu prójimo el daño que te ha hecho, así cuando tú lo pidas, te serán perdonados tus pecados. ¡Cómo! ¿Un hombre guarda rencor a otro hombre y le pide a Dios que lo sane? No tiene misericordia con otro hombre, su semejante, y ¿suplica por sus propios pecados?

Oh, Señor, danos la gracia de perdonar a fin de que podamos tener paz en nuestro corazón. Libéranos de las cadenas que nos atan y ayúdanos a convertirnos en las hermosas personas que estamos llamadas a ser.


Pensamiento:
«Para decirlo entre nosotros, lo que más angustia, me aflige, me hace sufrir, me tortura el ánimo, me deja perplejo, hace que tiemblen mi mano y mi lengua, no es sólo la guerra a la vista, sino los pecados de que nosotros, los italianos, nos hemos hecho culpables delante del trono de Dios, pecados más abominables y por consiguiente más merecedores de castigos, en cuanto que por mucho tiempo hemos sido espectadores de las desventuras de los demás, y en vez de cantar delante del Señor el Miserere de nuestras culpas, nos hemos endurecido en nuestro pecado, haciéndonos indignos de la divina benevolencia (…) Que este Dios de bondad, justamente indignado hacia nuestra patria, actúe con amor de Padre, y no con el rigor de Juez, como ella por desgracia merece, y en el exceso de su amor por las criaturas convierta el mismo castigo en purificación saludable para todos.» (Padre Pío)

+ + +

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Mar 28, 2008 10:47 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

“Santa Faustina, modelo de los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia” 1

Fue Santa Faustina Kowalska (1905-1938), una monja sencilla y con educación formal de Polonia, a quien nuestro Señor eligió para difundir el mensaje y la devoción de la Divina Misericordia:

“Hija mía, quédate tranquila, haz que lo te digo. Tus pensamientos están unidos a Mis pensamientos, pero escribe lo que te venga a la cabeza. Tú eres la secretaria de mi misericordia. Te he escogido para este cargo en ésta y en la vida futura. Quiero que así sea, a pesar de todos los obstáculos que te pondrán. Has de saber que no cambiará lo que Me agrada. (Diario 1605).

Desde que era muy joven, deseaba ser una gran santa y sus esfuerzos por alcanzar esa meta, fueron consistentes. Casi a los veinte años de edad, después de haber trabajado algunos años como sirvienta con familias acomodadas para ayudar a la familia que era muy pobre, ingresó a la Congregación de las Hermanas de nuestra Señora de la Misericordia. Jesús le dijo:

“En el Antiguo Testamento enviaba a los profetas con truenos a Mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón misericordioso”. (Diario 1588)

“Oh, elegida Mía, te colmaré con gracias aún mayores para que seas testigo de Mi infinita misericordia por toda la eternidad”. (Diario 400).

Las palabras de Faustina hablan por sí solas: Después de la Santa Comunión, al introducir a Jesús a mi corazón, le dije:
Amor mío, reina en los más secretos rincones de mi corazón, allí donde se engendran mis pensamientos más secretos, donde sólo Tú, Señor, tienes acceso; en este más profundo santuario donde el pensamiento humano no es capaz de llegar. Permanece allí sólo Tú y que de Ti provenga todo lo que hago por fuera. Deseo ardientemente y hago todo lo posible con todas las fuerzas de mi alma para que en este santuario Te sientas, oh, Señor, como en Tu casa.

Jn 14,21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré á él.
Jn 15,9-10 Como el Padre me amó, también yo os he amado: estad en mi amor.
10: Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.

Comentario:
Su vida aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de la unión con Dios, y auque fue Nuestro Señor quien la escogió y le dio las gracias necesarias para su singular misión; ella colaboró voluntaria y libremente en esta obra, de una manera heroica, obediente y amorosa, ganándose aún más el amor de Jesús.

Pensamiento:
«Oí estas palabras: “Si no Me ataras las manos, enviaría muchos castigos sobre la tierra. Hija Mía, tu mirada desarma Mi ira; aunque mi boca calla, Me llamas con tal fuerza que todo el cielo se estremece. No puedo rehuir tu súplica, porque no Me persigues a mucha distancia, sino en tu propio corazón”.» (Diario 1721-1722). (cf. Ex 32,11-14)

+ + +

“Santa Faustina, modelo de los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia”2

Cf. Mt 18,4; Lc 12,49
Como Apóstol de la misericordia, la misión de Santa Faustina fue:

1) Recordar al mundo la gran misericordia de Dios tal como está revelada en la Santa Escritura.

2) Enseñar nuevas formas de devoción a la Divina Misericordia.

3) Iniciar un Movimiento de Apóstoles de la Divina Misericordia que llevaría a otros hacia Dios, con el espíritu propio de un niño que confía y cree en Él, y que ama al prójimo, y lo sabe expresar por medio de las obras espirituales y corporales de misericordia.


Su vida tan sencilla es un ejemplo de cómo seguir los pasos de Cristo. Después de grandes sufrimientos, murió el 5 de Octubre de 1938, a la escasa edad de treinta y tres años. Sus restos mortales reposan en la Capilla del Convento en Cracovia Lagiewniki, Polonia, bajo la imagen de la Divina Misericordia.

Fue beatificada el 18 de Abril de 1993 y canonizada el 30 de Abril del 2000 (ambas fechas coincidieron con la Fiesta de la Divina Misericordia). Fue la primera Santa del tercer milenio, y actualmente conocida en todo el mundo como la Apóstol de la Divina Misericordia.

Es interesante hacer notar que el milagro concedido para la beatificación fue, el de Maureen Degan, una mujer norteamericana que a causa de sus múltiples enfermedades, llevaba ya un sin fin de intervenciones quirúrgicas. Por su misma situación, Mauren no creía en Dios y no confiaba en su misericordia. Pero gracias a la fe de su esposo y la ayuda invaluable del Padre Serafín Michalenko. M.I.C.; Mauren fue llevada a visitar la tumba de Faustina en donde ella pidió su sanación, que obtuvo inmediata y milagrosamente.

Pero más espectacular resulta aún el milagro atribuido a la mediación de Faustina (con el que el Papa Juan Pablo II la proclamó la primer Santa de tercer milenio), por la simbología que éste conlleva. Se trata de un sacerdote, el Padre Ron Pytel, también norteamericano, que se encontraba gravemente enfermo del corazón y ya desahuciado por los médicos.
El 5 de Octubre de 1995, Fiesta de Faustina, el Padre y algunos amigos se encontraban orando por la sanación de su corazón. Después de haber venerado una reliquia de Faustina, el padre se colapsó y quedó paralizado. El eminente cardiólogo de Nueva Cork, Valentín Fuster y un panel de médicos, quedaron impresionados al constatar la completa sanación del corazón del Padre, y un mes después, declaraban que no había explicación médica alguna de tal sanación.

Comentario:
Por medio de pláticas y su propio testimonio de conversión, Mauren se dedica ahora a difundir la insondable misericordia de Dios por todo el mundo, convirtiéndose en un vivo testimonio laico, de que la misericordia de Dios actúa incluso, en los que menos creen.

Pensamiento:
«Una vez más, Dios nos muestra que todos, sin excepción, necesitamos de su misericordia, y que el Movimiento Apostolado de la Divina Misericordia, llevará a otros hacia Dios, con el espíritu propio de un niño que confía y cree en Él, que ama al prójimo y lo sabe expresar por medio de las obras espirituales y corporales de misericordia.»

+ + +

“Santa Faustina, modelo de los Apóstoles Eucarísticos
de la Divina Misericordia”3

Cf. Mt 25,34-36; Sal 130,2


Santa Faustina es el modelo ideal para los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia, especialmente a la luz de su gran amor por la Eucaristía y el ejemplo de su vida virtuosa, ejemplificada en las obras espirituales y corporales de misericordia llevadas a cabo por ella.

Tanto amaba a Jesús Eucaristía, que añadió “del Santísimo Sacramento” a su nombre de Hermana María Faustina:
“Te adoro, Creador y Señor oculto en el Santísimo Sacramento… Has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de Tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de Ti, belleza incomprensible…mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración” (Diario, 1692).

Fue el propio Jesús quien le ordenó: hacer “Obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario, 742).

Ya hemos mencionado el hermosísimo suceso de cuando un día, un joven indigente llegó a la puerta del convento, y después de haberlo alimentado con un poco de sopa y pan, Santa Faustina se dio cuenta que era el Señor en persona quien había venido bajo la apariencia de un hombre pobre. Cuando regresó al convento reflexionando lo que había sucedido, escuchó estas palabras:

“Hija Mía, han llegado a Mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia”. (Diario 1312).

Comentario:
Como Apóstoles Eucarísticos de La Divina Misericordia, debemos aspirar a imitar la vida virtuosa de Santa Faustina.
Para lograrlo, hemos de asumir un papel activo en la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y su devoción, que implica llevar una vida sacramental, contagiar a otras personas para que aprecien y agradezcan el gran don de la Eucaristía y la santidad de la vida, así como vivir y hacer obras de misericordia espirituales y corporales.

Pensamiento:
“A las almas que propaguen la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege) a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador misericordioso.


+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y los Moribundos” 1

Cf. Ez 9,4-6; Ap 7,2-3


La Coronilla de La Divina Misericordia se originó de una visión que tuvo Santa Faustina de un ángel, ejecutor de la Ira de Dios. Su petición al ángel de no castigar a los seres humanos, no significó nada frente a esta Ira divina.

Sin embargo, en aquel momento sintió en su alma el poder de la gracia de Jesús, y las palabras con las que suplicó a Dios fueron las siguientes:
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros”. (Diario 475).

A la mañana siguiente, cuando entró en la capilla, escuchó estas palabras en su interior: «Cuantas veces entres en la capilla, reza enseguida esta oración que te enseñé ayer».

Después de rezar las palabras, escuchó:
«Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente:
Primero rezarás una vez el Padre Nuestro y el Ave María y el Credo.


Después, en las cuentas correspondientes al padre Nuestro, dirás las siguientes palabras:
“Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.

En las cuentas del Ave María dirás las siguientes palabras:
“Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Para terminar, dirás tres veces estas palabras:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. (Diario 476).

La Coronilla de la Divina Misericordia, además de aplacar la Ira de Dios, (que es una oración eucarística porque ofrece a Dios Padre el único sacrificio agradable), es un medio, no un fin, de la devoción de la Misericordia de Dios.
Jesucristo es el Pan de Vida que se sacrificó por nosotros de una vez y para siempre, al morir en la Cruz. Este sacrifico se representa cada vez que se celebra la Liturgia de la Eucaristía.

Comentario:
No esperemos tener visiones sobre la Ira divina como Santa Faustina, para clamar la Misericordia de Dios. Baste contemplar nuestro mundo y darnos cuenta lo mucho que se está ofendiendo a Dios con tanto pecado, y ver tantas almas que a cada momento se están condenando.
Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia a cada hora, es realizar una inmensa Obra de misericordia espiritual, por todos los pobres pecadores, y sobre todo por los moribundos.

Pensamiento:
Como Santa Faustina, podríamos ser llamados a sufrir en este valle de lágrimas, pero esperamos ansiosamente estar con nuestro Salvador misericordioso o con nuestra Madre misericordiosa y recibir nuestra recompensa eterna en el Cielo, tal como lo prometió Cristo Jesús.

+ + +

“La Coronilla de la Divina Misericordia y los Moribundos” 2

Cf. 2Cor 5,9-10; Mt 25,32-33


Jesús también le pidió a Santa Faustina insistentemente que le ayudara a salvar almas, rezando por los agonizantes: “Hija mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él esta coronilla que te he enseñado”.

Santa Faustina rezaba incesantemente la Coronilla de la Divina Misericordia por los moribundos.
En varias ocasiones experimentó la bilocación para estar junto al lecho de un enfermo. El Señor le dijo: “Hija Mía, ayúdame a salvar las almas. Irás a casa de un pecador agonizante y rezarás esta coronilla con lo cual obtendrás para él la confianza en Mi misericordia, porque ya está en la desesperación” (Diario, 1797).

Y Faustina relata: Al empezar a rezar la Coronilla, vi a aquel moribundo entre terribles tormentos y luchas.
El Ángel Custodio lo defendía, pero era como impotente ante la gran miseria de aquella alma; una multitud de demonios estaba esperando a aquella alma.
Mientras rezaba la Coronilla, vi a Jesús tal y como está pintado en la Imagen. Los rayos que salieron del Corazón de Jesús, envolvieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron en pánico.
El enfermo expiró sereno. Cuando volví en mí, comprendí la importancia que tiene esta coronilla rezada junto a los agonizantes, ella aplaca la ira de Dios.
(Diario 1565)

En el Diario, hay por lo menos 35 apuntes en donde Jesús insiste orar por los agonizantes:

Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece, recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia. (687)

Hija mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. (1541).

Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta Coronilla, se aplaca la ira divina y la Insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo. (Diario 811).

La confianza es la raíz de la promesa. Necesitamos la fe de un niño, como dice Jesús en el Evangelio (Cf. Mc 10,15).

Comentario:
Es difícil acercarnos al tema de Dios y de la muerte, ya que será el momento de encontrarnos cara a cara con nuestro Señor y rendirle cuentas de la vida que hemos llevado.
Es en ese momento de nuestro encuentro con Jesús que nos daremos cuenta de la gravedad de nuestros pecados, y nos preguntaremos si Dios podrá perdonarnos. Sin embargo nos consuelan las palabras:
(Cf. Ex 34,5-7)

Pensamiento:
«Imagínate cuántas almas se salvarían, si los fieles oraran sin cesar la Coronilla, confiando en la misericordia por las miles de personas que mueren a cada hora en todo el mundo. Nuestro Señor prometió que concedería su insondable misericordia a la hora de la muerte, a aquellos que recen la Coronilla, así como a cada alma por la que se rece.»


+ + +

Reciban todo mi amor en Cristo y Dios los bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Sab Mar 29, 2008 1:06 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

JESÚS SE APARECE A SU MADRE María Valtorta: El Poema del Hombre-Dios.
Nihil Obstat - Imprimátur: http://www.bardstown.com/~brchrys/Imprmatur.htm
(Escrito el 21 de febrero de 1944)

La Virgen está postrada con el rostro en tierra. Parece un ser abatido, como la flor muerta de sed de que ha hablado.
La cerrada ventana se abre bruscamente, y con el primer rayo del sol entra Jesús.
María, que se estremeció al ruido y levanta su cabeza para ver qué clase de viento hubiera abierto las hojas de la ventana, mira a su radiante Hijo: hermoso, infinitamente más hermoso de lo que era antes de su pasión, sonriente, vivo, luminoso más que el sol, de un vestido blanco que parece tejido con la luz, y que se acerca a Ella.

María se endereza sobre sus rodillas y juntando sus manos sobre el pecho, en cruz, habla con un sollozo que es risa y llanto: «Señor, Dios mío.» Y se queda extasiada al contemplarlo. Las lágrimas que bañaban su rostro se detienen. Su rostro se hace sereno, tranquilo con la sonrisa y el éxtasis.

Jesús no quiere ver a su Madre de rodillas como a una esclava. Tendiéndole las manos de cuyas llagas salen rayos que hacen más luminoso su cuerpo, le dice: « ¡Madre!»

No es la palabra desconsolada de las conversaciones y de los adioses anteriores a la pasión, ni el lamento desgarrador de su encuentro en el Calvario y en su último suspiro. Es un grito de triunfo, de alegría, de victoria, de fiesta, de amor, de gratitud.
Se inclina sobre su Madre que no se atreve a tocarlo, le pasa las manos por los codos doblados, la pone de pie, la estrecha contra su corazón y la besa.

¡Oh!, entonces María comprende que no es una visión, que es realmente su Hijo resucitado, que es su Jesús, su Hijo quien la sigue amando como a tal.
Y con un grito se le echa al cuello, lo abraza, lo besa, entre lágrimas y sonrisas. Lo besa en la frente donde no hay más heridas; en la cabeza que no está despeinada, ni ensangrentada; en los brillantes ojos, en las mejillas sanas, en la boca que está hinchada. Luego le toma las manos, besa el dorso y la palma. Se arrodilla, besa sus pies al levantar la resplandeciente vestidura. Luego se pone de pie, lo mira, pero no se atreve a hacer más.

Entonces El sonría y comprende. Entreabre su vestido, muestra el pecho y pregunta:
« ¿Madre, no besas ésta, que tanto te hizo sufrir y que eres la única digna de besar? Bésame en el corazón, Madre. Tu beso me borrará el último recuerdo de todo lo que fue dolor y me dará la alegría que falta aun a mi júbilo de resucitado.»
Toma entre sus manos el rostro de la Virgen, le apoya sus los labios en la herida del costado de que manan ríos de vivísima luz. El rostro de María se nimba con esa luz, pues está envuelto en sus rayos. Besa una y otra vez la herida, mientras Jesús la acaricia. No se cansa de besar. Parece un sediento que bebe de un manantial, y que bebe con las linfas la vida, que iba perdiendo.


Jesús habla. «Ha terminado todo, Madre. Ahora no tienes más por qué llorar a tu Hijo. La prueba ha acabado. La redención se ha realizado.
Madre, gracias por haberme concebido, alimentado, ayudado en la vida y en la muerte.
Tus plegarias llegaron hasta Mí. Fueron mi fuerza en el dolor, mis compañeros en mi viaje por la tierra y más allá. Conmigo fueron a la cruz y al limbo. Fueron el incienso que precedían al Pontífice que fue a llamar a sus siervos para llevarlos al templo que no muere: a mi cielo. Fueron conmigo al paraíso, adelantándose cual voz angelical el cortejo de los redimidos a cuya cabeza iba para que los ángeles estuviesen prontos a saludarme corno al Vencedor, que regresaba a su reino.
El Padre y el Espíritu vieron, oyeron tus plegarias, que tuvieron la sonrisa de la flor más bella, que fueron más melodiosas que el más dulce cántico que en el paraíso hubiera brotado.
Los patriarcas, los nuevos santos, los primeros ciudadanos de mi Jerusalén las oyeron, y te traigo ahora su agradecimiento. Madre, al mismo tiempo que el beso y bendición de nuestros parientes, te traigo los de tu esposo de alma, José.
Todo el cielo canta sus hosannas a ti, Madre mía, ¡Madre santa! Un hosanna que no muere, que no es falaz como el que hace pocos días me brindaron.

Ahora me voy al Padre con mi vestido humano. El Paraíso debe ver al Vencedor en su vestido de Hombre con el que vencí el pecado del hombre. Pero luego volveré otra vez.
Debo confirmar en la fe a quien aun no cree y que tiene necesidad de creer para llevar a otros; debo fortificar a los pusilánimes que tendrán necesidad de mucha fortaleza para resistir el ataque del mundo.

Luego subiré al cielo. Pero no te dejaré sola. Madre, ¿ves ese velo? En mi aniquilamiento, quise mostrarte una vez mi poder con un milagro, para que te consolase.

Ahora realizo otro. Me tendrás en el Sacramento, real como cuando me llevabas en tu seno. No estarás jamás sola. En estos días lo has estado.
Este dolor tuyo era necesario a mi redención.
Mucho se le irá añadiendo porque seguirá aumentando el pecado. Llamaré a todos mis siervos para que comparticipen de esta redención. Tú eres la que sola harás más que todos los santos juntos. Por esto era necesario también este abandono. Ahora no más.

No estoy más separado del Padre. Tú no lo estarás más de tu Hijo. Y al tener al Hijo, tienes a nuestra Trinidad. Cielo viviente, llevarás sobre la tierra a la Trinidad entre los hombres; santificarás la Iglesia, tú, Reina del sacerdocio y Madre de los que creerán en Mí. Luego vendré a llevarte. No estaré ya más en ti, sino tu en Mí, en mi reino, para que hagas más bello mi Paraíso.

Ahora me voy, Madre. Voy a hacer feliz, a la otra María. Luego subiré a donde mi Padre, y de ahí vendré a ver a quien no cree.
Madre, dame tu beso por bendición. Mi paz te acompañe. Hasta pronto.»

Jesús desaparece en el sol que baja a torrentes del cielo matinal y tranquilo.
Volver arriba
Evangelina M. de Terrazas
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 469
Ubicación: México

MensajePublicado: Dom Mar 30, 2008 9:34 am    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Amados hermanos y hermanas en Cristo: ¡Paz y Bondad en sus corazones!

Sumergidos en la alegría Pascual y la celebración del día de hoy, de la Fiesta de la Divina Misericordia; deseo comunicarles que, este próximo martes 1º de Abril a las 12.00 hrs., me someteré a una intervención quirúrgica de la columna vertebral.

Ruego humildemente sus oraciones para que en la Voluntad de Dios, todo salga con bien.

Bueno, el Señor me llama a esta operación y hay que acudir con alegría y confianza en su Amor misericordioso, claro que voy tomada de las manos de mi Jesús y mi Mamita Santísima, que siempre guían mi camino. ¿Podría estar en mejores manos?

Después de la operación, si Dios no dispone otra cosa, estaré inmóvil por un tiempo, y después vendrá la rehabilitación.

Por esta razón, me será imposible aportarles algo durante este lapso tiempo; pero he pedido autorización a la Dirección de Catholic.net, de dejar este epígrafe en manos de Aurorita, mientras el Señor dispone mi regreso, y doy gracias a Dios por su entrega generosa; ella misma les informará sobre los resultados de la operación.

Creo que es muy importante continuar con la formación espiritual permanente que como humanos, nos vayan encausando paulatinamente a la santidad de vida.

Dios, siempre nos da nuevas y hermosas opciones de vida, y hay que sacar el mejor provecho de los acontecimientos. Siendo yo una persona muy activa, la mejor actividad será el no hacer nada, sólo la Voluntad de Dios, y no me será difícil estar en quietud, ya que el Señor me ha invitado al Desierto, en un tiempo fuerte de oración, donde estaré rogando por todos ustedes y por las necesidades del mundo, que sobrepasan nuestras oraciones.
Estaré en ofrenda permanente para hacer reparación por las grandes ofensas que en cada momento se infieren a Dios y a nuestra Santa Madre. Igualmente rogar por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, y la Iglesia. Y qué decir de las almas que en cada momento se están condenando. ¡Cuánto debemos orar y buscar la perfección, no hay tiempo que perder!

Por eso les ruego que sigamos por este tiempo, unidos en oración y creciendo en santidad; y no paremos de contemplar las necesidades de nuestro prójimo más necesitado, para aliviar su sufrimiento en lo posible.

Bueno, no puedo retirarme por el momento, sin dar gracias a Dios por haberme permitido ser medio de Evangelización, dar gracias a Ustedes que han compartido conmigo sus afanes y tristezas, sus dolores y alegrías, y algunas cosas bellas que me han hecho mucho crecer espiritualmente.
A ustedes, gracias les sean dadas, por todo el amor que muestran en la caridad al prójimo con sus oraciones y sacrificios.

><>+<><

Hay un tema riquísimo en su contenido con el cual me he identificado en este momento, que quisiera compartirles: "El valor de la Solidaridad".

¡Alegrémonos, pues en el Señor Resucitado y Resucitador que nos llena de esperanza, para caminar con dificultad hacia la santidad, y que nuestra mirada esté siempre puesta en la eternidad!

><>+<><

Una mano sobre el hombro (valor: solidaridad)

Fuente: GAMA - Virtudes y valores
Catholic.net

Autor: Fernando Pascual, LC


Hay momentos de la vida en los que necesitamos un apoyo. A veces porque fallan las fuerzas físicas, otras porque no se sabe exactamente dónde se encuentra uno, otras porque el suelo está lleno de baches y agujeros y parece que en cualquier momento quien camina terminará por tapar uno de ellos...

En esos momentos, querríamos tener un bastón o un compañero de camino que fuese para nosotros punto de apoyo, ayuda fiel para el momento de dificultad y de prueba. Y, cuando lo encontramos, damos los pasos que nos llevan a la meta con mayor firmeza, con arrojo, con confianza. Otro nos sostiene. Un abuelo ayuda a caminar al nieto vacilante. Un niño acompaña a un anciano a cruzar la calle. Hay apoyo. Eso basta.

Los hombres siempre necesitamos la ayuda de los demás. Lo más hermoso es que muchas veces hemos encontrado la persona justa en el momento justo para recibir la ayuda justa.
Pero también, de un modo misterioso y no por ello menos bello, los hombres sentimos la necesidad de ayudar a los demás.
Quien ha disfrutado la confianza de otro que se apoya sobre el propio hombro sabe lo que eso significa.
Quien ha escuchado al amigo que expone con angustia, con ansiedad, los problemas que más le afligen, experimenta la alegría (y la responsabilidad) de poder ofrecer una palabra de alivio, de aliento, de luz, para salir, para caminar, para vencer. Con él a nuestro lado, ¡qué fácil sería pasar el trago!

Pedir ayuda es no sólo señal de humildad (una virtud en baja en el mercado mundial), sino de realismo. Ofrecer ayuda es señal no sólo de justicia, sino de grandeza de espíritu.
Así se construye lo más positivo y grande que pueda existir en nuestro planeta, con grupos de hombres y mujeres que se ayudan en todos los caminos de la historia.
Así se conquistan metas y se alivian heridas. Así se hace que este mundo sea un poco más bueno y un poco más feliz...

¡Vence el mal con el bien!

><>+<><

Amados hermanitos.

Mental y espiritualmente estaré presente entre ustedes, y qué hermoso es ir al encuentro de la Voluntad de Dios con gozo, y tener una familia y un hogar en Catholic.net, que nos amamos, apoyamos y complementamos, cumpliendo el sueño de oro de Jesús: "Que todos sean uno". Laughing

El tiempo pertenece al Señor, y en su tiempo, volveremos a encontrarnos en este foro y con su gracia, seguiremos caminando tomados de la mano hacia la eternidad. Wink

¡Ánimo, Aurorita, el Señor es contigo!

¡Feliz día de la Divina Misericordia! Y que todos puedan recibir la Indulgencia Plenaria en este día en que se desborda la Misericordia de Dios en el mundo entero.

Reciban todo mi amor en Cristo, y Dios nos bendiga en los Corazones Misericordiosos de Jesús y María.

En unión de oraciones y los llevo en mi corazón.
_________________
En Jesús y María
Evangelina


"JÉZU, UFAM TOBIE"

¡Por su Dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
AURORA
Invitado





MensajePublicado: Dom Mar 30, 2008 3:10 pm    Asunto:
Tema: "SE BUSCAN ALMAS VÍCTIMAS"
Responder citando

Mi muy querida evys !!
Todo saldra bien , tu operacion sera exitosa , nuestras oraciones estan ahi , junto a vos .
No te preocupes que entre todos mantendremos tu epigrafe , mientras te repones bien .
Yo pondre los temas que ya juntas hemos hablado y acordado , entre todos los haremos fructiferos para el crecimiento espiritual que tanto buscamos .
Este es un hogar , un lugar donde se encuentra uno con DIOS y por lo tanto con nuestros hermanos , es un lugar de oracion , de paz, de compartir, de estar unidos , de poder acudir con nuestros aportes a las necesidades de los demas y a su vez enriquecernos con sus vivencias .
Todos aprendemos de todos .
Seguimos adelante con este trabajo que has hecho con tanto amor y dedicacion , seguro contaremos con nuestros amigos y hermanos llevando el epigrafe hasta que vuelvas recuperada y continues con el libro que dejamos en suspenso .
Hoy es un dia muy especial , LA MISERICORDIA DIVINA .
Mañana empezaremos con el tema que ya hemos acordado , siguiendo la misma linea .

Bueno mi querida , el SEÑOR este contigo y la MADRE SANISIMA te lleve de su mano y todo saldra muy bien , para que muy pronto ya estes de nuevo llevando adelante este , tu trabajo .
DIOS TE BENDIGA .
Volver arriba
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Este tema está cerrado y no puede editar mensajes o responder    Foros de discusión -> Relax: Reflexiones personales y Temas ligeros Todas las horas son GMT
Ir a página Anterior  1, 2, 3 ... 8, 9, 10, 11  Siguiente
Página 9 de 11

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados