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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mar Ene 13, 2009 11:46 pm    Asunto:
            Imitación de Cristo - Tomás de Kempis 
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Imitación de Cristo
 
 
Fuente
 
 
 
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Versión del Original Latino por Luis Otero Linares
 
 
PRESENTACIÓN
 
 
Tomás Hemerken nació en Kempis, cerca de Colonia en Alemania, el año 1379. A los veinte años ingresó al convento holandés de Agnetenberg, recibió la ordenación sacerdotal y permaneció en el mismo lugar copiando códices, componiendo tratados históricos y ascéticos e instruyendo a los nuevos religiosos hasta 1471 en que murió a la edad de noventa y dos años. Fue un hombre bueno y piadoso que acostubrara [sic] meditar en la pasión de Cristo con gran afecto y tenía especial carisma para animar a los débiles y angustiados.
 
 
La época de Tomás de Kempis está marcada por las señales del desorden, la violencia y la inseguridad política, social y religiosa. Es el tiempo posterior a la guerra de los Cien años que conmovió Europa, tiempo del Cisma en Occidente que divide a la Iglesia entre Roma y Avignon, de las revoluciones campesinas, las manipulaciones de prestamistas y banqueros, los impuestos exorbitantes y las inútiles elucubraciones de teólogos y filósofos incapaces de mejorar las costumbres.
 
 
En medio de este ambiente, como una reacción natural, aparece la escuela de espiritualidad llamada entonces “Devoción Moderna” caracterizada por su interioridad, su adhesión a la Persona de Cristo, su piedad afectiva, la metodización de la oración y los demás ejercicios espirituales, cuyo fruto más difundido es el libro de la Imitación de Cristo.
 
 
El texto completo fue escrito sobre pergamino por Tomás de Kempis antes de 1441 y ha llegado hasta nosotros gracias al manuscrito original de su autor, actualmente en la Biblioteca Real de Bruselas.
 
 
El libro de la Imitación de Cristo ha sido editado innumerables veces y muchos santos como Ignacio de Loyola, Pío V, Felipe Neri, Vicente de Paul y Luisa de Marillac lo leyeron y recomendaron.
 
 
John Wesley, fundador del Metodismo leía la Imitación con frecuencia y la hizo publicar en su “Biblioteca Cristiana”. También entre los libros que consultó durante su último cautiverio el teólogo luterano Dietrich Bonhoefer, aparece un ejemplar de la Imitación de Cristo.
 
 
Aunque se escribió hace ya varios siglos, ha parecido ahora oportuno traducir y publicar la Imitación de Cristo, adaptada al lenguaje de las comunidades hispanoamericanas, por la utilidad que puede tener para su vitalidad interior, tan necesaria en medio de un Mundo que parece haber perdido el sentido de las realidades espirituales.
 
 
 
 
PARTE PRIMERA
 
CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL
 
 
Capítulo: I
 
 
 
IMITAR A CRISTO
 
 
1. “El que me sigue no camina a oscuras”, dice el Señor (Jn 8,12).
 
 
Con estas palabras Cristo nos encomienda
 
 
que imitemos su vida y sus costumbres
 
 
si queremos estar iluminados y libres de toda ceguera interior.
 
 
Por eso, nuestro mayor afán
 
 
debe consistir en reflexionar sobre la vida de Jesús.
 
 
La enseñanza de Jesús está por encima de la de cualquier santo
 
 
y el que penetra en ella con buena voluntad encontrará un alimento escondido.
 
 
A muchos les sucede
 
 
que aunque escuchan con frecuencia el evangelio no descubren su significado
 
 
porque les falta el espíritu de Cristo.
 
 
Es conveniente que procure adecuar toda su vida con Cristo
 
 
quien quiere experimentar plenamente el sabor de sus palabras.
 
 
2. ¿De qué te sirve discutir cosas sublimes
 
 
a propósito de la Trinidad de Dios
 
 
si no eres humilde y desagradas a la misma Trinidad?
 
 
Verdaderamente,
 
 
las palabras hermosas no hacen santos ni justos
 
 
en cambio la vida correcta hace al hombre amable a Dios.
 
 
Prefiero sentir el arrepentimiento que me lleve a la conversión
 
 
en vez de poderlo definir.
 
 
Si conocieras las Escrituras de memoria
 
 
y te supieras todas las frases célebres de los filósofos
 
 
¿de qué te aprovecharía todo eso si no amas y agradas a Dios?
 
 
Vanidad de vanidades, todo es vanidad (Ecl 1,2)
 
 
sino amar y servir sólo a Dios.
 
 
En esto consiste la mayor sabiduría
 
 
dirigir la vida hacia los valores trascendentes 
 
 
despreciando los que el mundo considera importantes.
 
 
3. Por eso, es vanidad buscar riquezas que se acaban y confiarse en ellas.
 
 
Vanidad es ambicionar el prestigio
 
 
y colocarse por encima de los demás.
 
 
Vanidad es dejarse dominar por los deseos naturales
 
 
y desear lo que después pueda ser 
 
 
causa de grave castigo.
 
 
Vanidad es querer vivir muchos años
 
 
y preocuparse poco de vivir honestamente.
 
 
Vanidad es mirar únicamente esta presente vida
 
 
y no prever la que vendrá después.
 
 
Vanidad es amar lo que tan pronto acaba
 
 
y no buscar con interés la felicidad perpetua.
 
 
4. Recuerda frecuentemente este proverbio:
 
 
“No se cansan los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír” (Ecl 1,8).
 
 
Esfuérzate por desviar tu corazón de las tentaciones presentes
 
 
y dirigirlo a los valores perennes
 
 
porque los que siguen sus deseos desordenados manchan su
 
 
conciencia
 
 
y pierden la gracia de Dios. _________________
  
 
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		midka Constante
 
  Registrado: 29 Abr 2008 Mensajes: 748 Ubicación: México
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           Publicado:
            Mie Ene 14, 2009 3:40 am    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Buen tema Clauabru _________________
   
 
 
Miguel Angel Montaño | 
			 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mie Ene 14, 2009 3:39 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				 	  | midka escribió: | 	 		  | Buen tema Clauabru | 	  
 
Gracias Miguel Ángel, es de mucho provecho leer un capítulo por día, aunque ya lo hayamos leído, nos hará un gran bien volver a hacerlo, ahora sigo con el libro...
 
 
¡Saludos!
 
 
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Capítulo: II
 
 
SINCERO CONCEPTO DE SÍ MISMO
 
 
1. Todas las personas, por supuesto, buscan tener conocimientos
 
 
pero ¿de qué sirve la ciencia sin el respeto a Dios?
 
 
Con seguridad es mejor el campesino humilde
 
 
sirviendo a Dios
 
 
que el engreído intelectual que estudia el Cosmos
 
 
olvidando el propio conocimiento.
 
 
El que bien se conoce a sí mismo
 
 
acepta sus limitaciones
 
 
y no se complace con las alabanzas que le puedan dirigir.
 
 
Si conociera todo lo que existe en el mundo
 
 
pero no viviera en el amor
 
 
¿de qué me serviría ante Dios
 
 
que tendrá que juzgarme por mis actos?
 
 
2. Tranquiliza tus deseos de saber demasiado
 
 
porque a veces hay en ellos gran estorbo y engaño.
 
 
A los intelectuales les gusta hacerse notar
 
 
y aparecer como sabios.
 
 
El conocimiento de ciertas cosas
 
 
poco o nada aprovecha al espíritu
 
 
y es ignorante quien prefiere atender a ellas descuidando
 
 
las que sirven a susalvación.
 
 
La abundancia de palabras no sacia el alma
 
 
pero la vida honesta refresca la mente
 
 
y la conciencia pura nos da gran confianza en Dios.
 
 
3. Mientras más y mejor conozcas
 
 
serás más seriamente juzgado, si no vives santamente.
 
 
No te creas superior a otros
 
 
por la habilidad que tengas en cualquier arte o ciencia
 
 
sino más bien teme por los conocimientos que te dieron.
 
 
Si consideras que muchas cosas sabes
 
 
y que las entiendes suficientemente
 
 
considera igualmente
 
 
que son muchas más las que no conoces.
 
 
“Así que no seas soberbio y anda con cuidado” (Rm 11,20)
 
 
más bien confiesa tu gran ignorancia.
 
 
¿A quién te vas a preferir
 
 
habiendo tantos maestros y expertos en las normas mejores que tú?
 
 
Si quieres aprender y saber algo verdaderamente útil 
 
 
esfuérzate porque no te conozcan ni te consideren.
 
 
4. Ésta es una profunda y utilísima lección:
 
 
el auténtico conocimiento y la justa valoración de sí mismo.
 
 
Gran sabiduría y perfección
 
 
es pensar bien reconociendo lo bueno de los demás
 
 
y ver las propias limitaciones.
 
 
Si vieras a alguien pecar públicamente
 
 
o perpetrar graves delitos
 
 
no deberías estimarte mejor que él
 
 
ya que tú mismo ignoras
 
 
por cuánto tiempo más podrás comportarte correctamente.
 
 
Todos somos frágiles
 
 
pero tú no consideres a nadie más frágil que a ti mismo. _________________
  
 
      ¿Rezás el rosario todos los días, querés hacerlo?     | 
			 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Jue Ene 15, 2009 2:38 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: III
 
 
ENSEÑANZA VERDADERA
 
 
 
1. Feliz al que la Verdad le enseña directamente 
 
 
no por medio de imágenes o voces pasajeras sino tal como es.
 
 
Nuestras percepciones y opiniones
 
 
fallan con frecuencia y nos orientan mal.
 
 
¿De qué aprovecha cavilar tanto sobre asuntos ocultos y oscuros
 
 
de cuyo conocimiento nadie nos acusará en el día del Juicio?
 
 
¡Qué ignorancia tan grande
 
 
desconocer lo que es útil y necesario
 
 
prestando atención a curiosidades y daños.
 
 
Realmente teniendo ojos no vemos.
 
 
¿Qué nos importan los análisis y las síntesis?
 
 
Cuando nos habla la Palabra Eterna
 
 
quedamos liberados de las opiniones cambiantes.
 
 
Todo proviene de la única Palabra
 
 
todo lo creado se refiere sin cesar a Ella
 
 
y es el principio, que nos habla.
 
 
Si falta, ninguno entiende nada o puede discernir justamente.
 
 
Para quien todas las cosas son Uno,
 
 
y son atraídas hacia el Único y a todos las ve en el Único,
 
 
los sentimientos se le estabilizan y permanece con Dios en paz.
 
 
Dios verdadero
 
 
haz que me una contigo en perpetuo amor;
 
 
con frecuencia siento hastío al leer o escuchar variedad de cosas;
 
 
en Ti encuentro todo lo que quiero y deseo.
 
 
Callen todos los sabios
 
 
aquiétese la creación entera en tu presencia
 
 
háblame Tú solamente.
 
 
2. Mientras mejor esté alguien unificado y sea simple interiormente
 
 
más abundantes y sublimes conocimientos obtendrá sin esfuerzo
 
 
porque su inteligencia será iluminada desde arriba.
 
 
El espíritu puro, simple y constante
 
 
no se distrae en la variedad de experiencias e informaciones
 
 
porque dirige toda su actuación a la alabanza de Dios
 
 
esforzándose por permanecer siempre dispuesto
 
 
y libre de averiguaciones individualistas.
 
 
¿Qué te dificulta y fastidia más que los incontrolados deseos de tu corazón?
 
 
El hombre bueno y siempre dispuesto para seguir la voluntad de Dios
 
 
prepara dentro de sí las actividades que luego debe realizar externamente
 
 
de tal manera que no lo lleven hacia el deseo de las inclinaciones viciosas
 
 
y siempre se oriente según el juicio recto de su corazón.
 
 
¿Quién tiene mayor combate
 
 
que el que se esfuerza por vencer sus malas inclinaciones?
 
 
Ésta debe ser nuestra principal empresa:
 
 
vencer efectivamente lo que se encuentre de malo en uno
 
 
hacerse día a día más fuerte y aprovechar en ser mejor.
 
 
3. En esta vida,
 
 
toda perfección lleva consigo ciertas imperfecciones
 
 
y todo nuestro discernimiento no carece de alguna oscuridad.
 
 
El humilde conocimiento de sí mismo es más cierto camino hacia Dios
 
 
que la profunda investigación científica.
 
 
No se trata de echarle la culpa a la ciencia o a cualquier información correcta
 
 
sobre las cosas
 
 
que en sí consideradas son buenas y ordenadas a Dios
 
 
pero siempre debe preferirse la conciencia tranquila y la vida virtuosa.
 
 
Muchos están más preocupados del saber que de vivir cristianamente,
 
 
por eso se desvían con frecuencia y casi nada o muy poco fructifican.
 
 
4. Si se pusiera tanto empeño en extirpar los vicios y sembrar virtudes
 
 
como el que se emplea en promover discusiones 
 
 
habría menos delitos y escándalos entre el pueblo y menos 
 
 
superficialidad en las comunidades.
 
 
Ciertamente,
 
 
cuando llegue el día del juicio no nos preguntarán qué leímos sino qué hicimos
 
 
ni si hablamos bien sino qué honestamente hemos vivido.
 
 
Dime ¿dónde están ahora todos esos señores y maestros a quienes conociste bien
 
 
cuando vivían
 
 
y se destacaban en los estudios?
 
 
Actualmente otros ocupan su lugar y nadie se acuerda de ellos.
 
 
Mientras vivían tenían prestigio; ahora nadie habla de ellos.
 
 
5. ¡Qué pronto pasan las glorias del mundo!
 
 
Ojalá la vida que llevaron haya concordado con sus ciencias,
 
 
entonces sí habrían estudiado y aprendido provechosamente.
 
 
¡Cuántos se consumen por la intranscendente ciencia de este mundo
 
 
y qué pocos se interesan por mirar a Dios!
 
 
Y porque muchos eligen ser más poderosos que humildes,
 
 
están vacíos por dentro como sus propios pensamientos.
 
 
De verdad es grande quien tiene grande amor.
 
 
De verdad es grande quien reconoce sus limitaciones y tiene en nada los honores.
 
 
De verdad es consciente quien considera cualquier cosa como pérdida con tal de ganar a Cristo.
 
 
Y de verdad es un sabio
 
 
quien sigue fielmente la voluntad de Dios y somete su propia voluntad. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Vie Ene 16, 2009 2:03 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: IV
 
 
ACTUAR CON PRUDENCIA
 
 
1. No debe aceptarse fácilmente cualquier palabra o incitación
 
 
sino cautelosamente pero con amplitud de ánimo debe ponderarse todo según Dios.
 
 
¡Qué pena! Con frecuencia creemos con mayor facilidad
 
 
los malos que los buenos comentarios
 
 
sobre las personas. ¡Tan enfermos estamos!
 
 
Pero las personas prudentes
 
 
no creen así nomás lo que vienen a chismearles 
 
 
porque conocen las dificultades humanas
 
 
causa de maldades y de expresiones tan negativas.
 
 
2. Es señal de gran sabiduría
 
 
no decidir precipitadamente
 
 
ni ser porfiado en el propio punto de vista.
 
 
No hay que tomar en cuenta, pues,
 
 
cualquier cosa que se diga
 
 
ni repetir después a otros, con ligereza,
 
 
lo que antes oímos o creímos.
 
 
Déjate aconsejar
 
 
por personas sabias y conscientes
 
 
y desea más bien ser instruido por otro mejor en vez de seguir tus propias invenciones.
 
 
La vida honesta hace sabio al ser humano
 
 
según el espíritu de Dios
 
 
y lo transforma en experto en variedad de cosas.
 
 
Mientras más humilde y fiel a Dios sea alguien 
 
 
será más sabio y constructor de la paz. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Sab Ene 17, 2009 3:37 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: V
 
 
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
 
 
 
En las Sagradas Escrituras debe buscarse la verdad,
 
 
no el estilo literario.
 
 
Conviene que todas las Sagradas Escrituras se lean con el mismo espíritu con que fueron hechas.
 
 
En los libros Sagrados debe buscarse más la utilidad que la delicadeza de las frases.
 
 
Con el mismo gusto debemos leer los textos devotos y simples
 
 
que los difíciles y profundos.
 
 
No te fijes en el nivel de los autores,
 
 
ya sea que escriban sencillamente o con gran despliegue de recursos,
 
 
más bien que te impulse a leer el amor a la pura verdad.
 
 
No te preguntes quién lo dijo
 
 
sino más bien atiende a lo que ha dicho.
 
 
Los seres humanos pasan
 
 
pero la verdad del Señor permanece para siempre (Sal 117,2).
 
 
Sin hacer distinciones entre unas personas y otras 
 
 
el Señor nos habla de diversas maneras.
 
 
Nuestra curiosidad nos dificulta con frecuencia
 
 
la lectura de las Escrituras
 
 
cuando queremos racionalizar y discutir
 
 
lo que deberíamos aceptar simplemente.
 
 
Si quieres de verdad calmar tu sed
 
 
lee con humildad, sencillez y confianza
 
 
sin pretender que te reconozcan como erudito.
 
 
Pregunta con agrado
 
 
y acepta en silencio las enseñanzas de los santos.
 
 
No te cansen las explicaciones de los mayores
 
 
porque no las dicen sin motivo.
 
 
 
 
 
Continuaré con los siguientes capítulos a partir del jueves 22/8
 
 
Saludos,
 
Claudia
 
+++ + _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Jue Ene 22, 2009 1:58 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: VI
 
 
DESEOS DESORDENADOS
 
 
 
1. Cuando las personas sienten deseos desordenados de inmediato se inquietan.
 
 
Los poderosos y los avaros nunca descansan;
 
 
los sencillos y humildes de espíritu se sienten en paz
 
 
aunque estén rodeados de una multitud.
 
 
Quien no tiene control sobre sí mismo
 
 
pronto es tentado y vencido
 
 
por cosas pequeñas y despreciables
 
 
Como enfermo del espíritu,
 
 
quien se deja dominar por sus instintos
 
 
y vive sólo para satisfacer sus caprichos,
 
 
con dificultad puede abstenerse de los deseos,
 
 
cuando se abstiene se pone triste
 
 
y se indigna si alguien lo contradice.
 
 
2. Pero si consigue lo que desea
 
 
el sentimiento de culpa le hiere
 
 
y esa amargura no le sirve de mucho
 
 
para encontrar la tranquilidad que buscaba.
 
 
Resistiendo a las malas inclinaciones
 
 
se adquiere la auténtica paz,
 
 
no sometiéndose a ellas.
 
 
No existe paz
 
 
en el corazón de las personas que no tienen dominio de sí mismas
 
 
ni en las dedicadas exclusivamente a las actividades externas
 
 
sino en las entusiastas y espirituales. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Vie Ene 23, 2009 2:12 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: VII
 
 
HUIR DE LA ESPERANZA INFUNDADA Y LA SOBERBIA
 
 
 
1. Está vacío el que pone su confianza
 
 
en las personas o las cosas creadas.
 
 
No te avergüences de servir a los demás 
 
 
por amor a Jesús
 
 
y aparecer ante ellos como pobre.
 
 
No te sostengas en ti mismo
 
 
sino pon en Dios tu esperanza.
 
 
Haz lo que esté de tu parte
 
 
y une tu buena voluntad a la de Dios.
 
 
No confíes tanto en tu ciencia
 
 
o en la astucia de algún otro
 
 
sino más bien en la gracia de Dios
 
 
que ayuda a los humildes
 
 
y desecha a los presumidos.
 
 
2. No te engrías por tus posesiones
 
 
o amistades poderosas
 
 
confía sólo en Dios que todo lo otorga
 
 
y desea darse Él mismo a nosotros.
 
 
No te coloques sobre los demás
 
 
por tu prestancia o belleza física
 
 
que una pequeña enfermedad
 
 
puede destruir y sepultar.
 
 
No te contentes tanto
 
 
de tu propia habilidad e ingenio
 
 
no vaya a ser que descontentes a Dios
 
 
verdadero dueño de todo lo que posees.
 
 
3. No pienses que eres mejor que otros
 
 
no vayas a aparecer peor ante Dios
 
 
que conoce muy bien cómo es cada uno.
 
 
No te ensoberbezcas por tus buenas acciones
 
 
ya que el criterio de Dios es distinto del nuestro 
 
 
y a veces lo que está bien a los demás
 
 
no le parece suficiente a Él.
 
 
Si tienes algo bueno cree que es mejor lo ajeno
 
 
conservándote así humilde.
 
 
No te hace ningún daño colocarte al último
 
 
en cambio puede ser muy dañino
 
 
ponerse por delante de uno solo.
 
 
Con el humilde está la paz
 
 
en el autosuficiente
 
 
hay celos e indignación con frecuencia. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
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           Publicado:
            Sab Ene 24, 2009 1:56 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: VIII
 
 
CUIDAR LA INTIMIDAD
 
 
 
1. “No le abras tu corazón a cualquiera” (Eclo 8,22)
 
 
sino comunícate con los sabios y respetuosos de Dios.
 
 
Con los inexpertos y extraños procura estar poco,
 
 
con los ricos no seas adulón
 
 
ni goces presentándote con los magnates;
 
 
con los piadosos y equilibrados procura conversar y trata con ellos de lo que contribuya a tu edificación.
 
 
No tengas intimidad con mujeres desconocidas
 
 
pero ruega a Dios que las haga buenas.
 
 
Vive íntimamente con Dios y sus amigos
 
 
y evita las novedades.
 
 
2. A todos hay que querer
 
 
pero no es conveniente intimar con todos.
 
 
A veces admiramos a quienes no conocemos
 
 
pero el contacto con ellos hace que brillen menos.
 
 
Pensamos agradar a las personas con nuestra conversación
 
 
y empezamos enseguida a molestarlas
 
 
cuando descubren en nosotros tantos defectos. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Dom Ene 25, 2009 1:50 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: IX
 
 
OBEDECER Y DEPENDER
 
 
 
1. Es muy valioso saber obedecer,
 
 
depender de otra persona
 
 
y no ser uno su propio juez.
 
 
Más seguro es depender que dirigir.
 
 
Muchos están sometidos a la obediencia, más por necesidad
 
 
que por amor:
 
 
ellos tienen sufrimiento
 
 
y con ligereza murmuran;
 
 
nunca adquirirán libertad de criterio
 
 
si no se someten sólo a Dios de todo corazón.
 
 
Aunque corras de un lado para el otro
 
 
jamás encontrarás quietud
 
 
si no es en la humilde sujeción a un orden superior.
 
 
Imaginar distintos lugares y cambios de vida
 
 
a muchos engañó.
 
 
2. Es cierto que cada uno, con gusto, lleva adelante sus convicciones
 
 
y se inclina más a quienes siguen su sentir.
 
 
Ya que Dios está entre nosotros
 
 
es preciso que abandonemos
 
 
nuestros particulares puntos de vista, por bien de la paz.
 
 
¿Quién sabe tanto
 
 
que pueda conocer absolutamente todas las cosas?
 
 
Por lo tanto, no confíes exageradamente en tu criterio
 
 
y esfuérzate por escuchar con agrado el parecer de los demás.
 
 
Si es aceptable tu sentir
 
 
y lo abandonas por causa de Dios, siguiendo lo que te ordenen,
 
 
eso te hará a la larga mucho bien.
 
 
3. He escuchado frecuentemente
 
 
que es más seguro atender y seguir un consejo que darlo.
 
 
Puedes juzgar como bueno el sentir de alguno
 
 
pero es señal de excesiva suficiencia y terquedad
 
 
estar en desacuerdo con los demás cuando tienen la razón _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Lun Ene 26, 2009 5:42 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: X
 
 
 
CUIDADO CON LAS CONVERSACIONES INTRANSCENDENTES
 
 
 
1. Cuídate cuanto puedas de alborotos y bullicio.
 
 
Mucho estorba ocuparse de diversas gestiones incluso si se realizan con sana intención.
 
 
Rápidamente nos mancha la vanidad y nos aprisiona.
 
 
Preferiría muchas veces haber callado
 
 
y no encontrarme entre la gente.
 
 
Pero ¿Por qué motivo con tanto placer hablamos 
 
 
y entre nosotros la pasamos charlando
 
 
si rara vez, sin herir nuestra conciencia,
 
 
volvemos al silencio?
 
 
Será que hablamos con tantas ganas
 
 
porque buscamos consuelo en los demás
 
 
y a nuestro corazón, fatigado por tantas preocupaciones
 
 
queremos aliviar.
 
 
Y muy gustosamente buscamos hablar y compartir
 
 
de lo que amamos o deseamos
 
 
o de lo que nos contradice;
 
 
Pero ¡qué lástima! Vacía e inútilmente.
 
 
Estos consuelos externos
 
 
afectan no poco
 
 
a los interiores y divinos.
 
 
2. Por eso debemos estar vigilantes y orando
 
 
no se nos pase el tiempo sin fruto.
 
 
Si es justo y conviene hablar
 
 
debe decirse lo que edifique.
 
 
La mala costumbre y el descuido del propio progreso contribuyen al descontrol de nuestra lengua.
 
 
Ayuda muchísimo al desarrollo interior
 
 
la devota conversación sobre asuntos espirituales
 
 
principalmente cuando varias personas
 
 
que tienen similares intereses y ánimo
 
 
se juntan en Dios. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mar Ene 27, 2009 8:06 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XI
 
 
ADQUIRIR LA PAZ Y ESFORZARSE POR MEJORAR
 
 
 
1. Podremos tener mucha paz
 
 
si no nos andamos metiendo
 
 
con los dichos o hechos ajenos
 
 
que no nos pertenecen.
 
 
¿Cómo es posible que permanezca en paz
 
 
el que se inmiscuye en asuntos de otros,
 
 
se interesa por exterioridades
 
 
y poco o rara vez se recoge en sí mismo?
 
 
Felices los sencillos porque tendrán mucha paz.
 
 
2. ¿Por qué razón muchos santos
 
 
fueron tan perfectos y dados a la contemplación?
 
 
Porque continuamente se preocuparon
 
 
de mortificar en ellos mismos
 
 
los deseos deshonestos
 
 
por tanto, pudieron adherirse a Dios de todo corazón
 
 
ocupándose entonces libremente del propio aprovechamiento.
 
 
Nosotros somos poseídos por las propias pasiones
 
 
y solicitados excesivamente por cosas pasajeras.
 
 
Rara vez vencemos un vicio por completo
 
 
ni nos alentamos para perfeccionarnos cada día
 
 
por lo que permanecemos tibios y hasta fríos.
 
 
3. Si estamos nosotros mismos perfectamente mortificados
 
 
y por dentro poco comprometidos
 
 
podemos saborear las realidades divinas
 
 
y experimentar en cierta forma
 
 
la contemplación del cielo.
 
 
Nuestro total y máximo impedimento
 
 
es que no somos libres de pasiones y deseos deshonestos
 
 
y no nos esforzamos por ingresar
 
 
en el perfecto camino de los santos.
 
 
Cuando nos ocurre una pequeña adversidad
 
 
muy pronto nos desanimamos
 
 
y regresamos a los consuelos humanos.
 
 
4. Si nos esforzáramos por mantenernos de pie en la batalla
 
 
como seres enérgicos
 
 
veríamos pronto llegar sobre nosotros
 
 
desde el cielo,
 
 
el auxilio de Dios.
 
 
Él está preparado para venir a ayudar
 
 
a los que están seguros y confían en su gracia.
 
 
Si solamente en el cumplimiento exterior
 
 
ponemos nuestro progreso religioso
 
 
pronto llegará el fin de nuestra devoción.
 
 
Apliquemos el hacha a la raíz
 
 
y purificados de nuestras pasiones
 
 
seamos dueños, en paz, de nuestra propia mente.
 
 
5. Si cada año extirpamos uno solo de los defectos
 
 
pronto nos convertiremos en seres perfeccionados.
 
 
Pero reconocemos con frecuencia que sucede al contrario
 
 
porque vemos que fuimos mejores y más puros
 
 
al comienzo de nuestra conversación [sic]
 
 
que después de muchos años de compromiso con Dios.
 
 
El entusiasmo y aprovechamiento
 
 
diariamente debería aumentar
 
 
pero ahora parece gran cosa
 
 
si alguien conserva un poco del primer fervor.
 
 
Si al principio ponemos un poco de energía
 
 
después todo lo podremos llevar a cabo
 
 
con facilidad y alegría.
 
 
6. Cosa seria es dejar lo acostumbrado
 
 
y más serio es ir contra la propia voluntad.
 
 
Pero si no vences lo pequeño y débil
 
 
¿cuándo superarás lo más difícil?
 
 
Resiste desde el inicio tus malas inclinaciones
 
 
y abandona tus perversas costumbres
 
 
no sea que poco a poco
 
 
te conduzcan a mayores problemas.
 
 
Si te dieras cuenta de cuánta paz adquirirías
 
 
y qué alegría proporcionarías a los demás
 
 
conduciéndote adecuadamente,
 
 
pienso que serías mucho más cuidadoso
 
 
con tu aprovechamiento espiritual. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mie Ene 28, 2009 4:32 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XII
 
 
UTILIDAD DE LAS ADVERSIDADES
 
 
 
 
1. Es conveniente para nosotros que de vez en cuando
 
 
soportemos algunas molestias y contrariedades,
 
 
porque frecuentemente retraen al ser humano a su propio corazón
 
 
para que reconozca que vive como exiliado
 
 
y no sustente su esperanza en alguna realidad creada.
 
 
Es bueno que a veces padezcamos contradicciones
 
 
y que se opine mal e imperfectamente de nosotros incluso cuando actuamos bien y esforzadamente,
 
 
todo esto ayuda a la propia humildad
 
 
y nos defiende de la vanagloria.
 
 
Entonces invocamos a Dios mejor como testigo íntimo
 
 
cuando somos denigrados externamente por los otros
 
 
y no se toma en cuenta nuestro testimonio.
 
 
2. Por eso debería cada uno
 
 
afirmarse de tal manera en Dios
 
 
que no fuera más necesario para él
 
 
buscar consuelos humanos.
 
 
Cuando la persona de buena voluntad
 
 
sufre tribulaciones y tentaciones
 
 
o se aflige por los malos pensamientos
 
 
entonces reconoce que necesita más que nunca a Dios
 
 
y experimenta que sin El, nada bueno posee.
 
 
Entonces se entristece, gime y ora
 
 
por las miserias que padece.
 
 
Entonces se hastía del diario vivir
 
 
y prefiere que venga la muerte
 
 
para liberarse y estar con Cristo (Flp 1,23).
 
 
Entonces, pues, se viene a dar cuenta
 
 
que la perfecta seguridad y plena paz
 
 
no pueden sustentarse en el mundo. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Jue Ene 29, 2009 3:26 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XIII
 
 
RESISTIR A LAS TENTACIONES
 
 
 
 
1. Mientras vivimos en éste mundo
 
 
no podemos estar sin aflicciones y tentaciones.
 
 
Por eso en el libro de Job está escrito:
 
 
“Tentación es la vida del hombre sobre la tierra” (Job 7,1).
 
 
Cada uno debe ser cuidadoso acerca de las tentaciones
 
 
y mantenerse atento en oración
 
 
para que el demonio, que jamás descansa sino que da vueltas alrededor buscando a quien devorar (1P 5,8),
 
 
no encuentre modo de engañarle.
 
 
Ninguno es tan perfecto y santo
 
 
que no tenga a veces tentaciones.
 
 
2. No obstante, con frecuencia las tentaciones son muy útiles
 
 
aunque sean molestas y graves
 
 
porque en ellas
 
 
el hombre se humilla, se purifica y aprende.
 
 
Por muchas angustias y tentaciones
 
 
todos los santos pasaron y aprovecharon
 
 
y los que no fueron capaces de soportarlas
 
 
fueron reprobados y desfallecieron.
 
 
No existe comunidad tan santa ni lugar tan secreto
 
 
donde no haya tentaciones y adversidades.
 
 
3. Nunca está el ser humano
 
 
protegido totalmente de la tentación
 
 
mientras viva
 
 
porque de nosotros mismos brota la tentación debido a que nacimos inclinados al mal.
 
 
Cuando una tribulación o tentación nos abandona
 
 
otra sobreviene
 
 
y siempre tenemos algo por qué padecer
 
 
ya que perdimos el gran bien
 
 
de nuestra original felicidad.
 
 
Muchos procuran huir de las tentaciones
 
 
y vienen a caer más gravemente en ellas.
 
 
No podemos vencerlas con solo huir
 
 
sino con paciencia y verdadera humildad
 
 
llegaremos finalmente a ser más fuertes que nuestros enemigos.
 
 
4. Quien sólo externamente deshecha el mal
 
 
pero no lo arranca de raíz
 
 
poco progresará.
 
 
Porque pronto volverá a él la tentación
 
 
y peor se sentirá.
 
 
Poco a poco, con paciencia y entusiasmo,
 
 
con la ayuda de Dios, podrás superarte
 
 
y no con tu propia impaciencia y suficiencia.
 
 
Acostúmbrate a aceptar buenos consejos
 
 
cuando te sientas tentado
 
 
y no trates con dureza al que tiene tentaciones
 
 
sino más bien consuélalo
 
 
como quisieras que lo hagan contigo.
 
 
5. El inicio de todas las malas tentaciones
 
 
está en la inconstancia del ánimo
 
 
y la poca confianza en Dios
 
 
porque es igual a un barco sin timón
 
 
empujado de aquí para allá por el oleaje,
 
 
la persona apocada e inconstante en sus propósitos
 
 
tentada por eso de diversas maneras.
 
 
El fuego pone a prueba el hierro
 
 
y la tentación al hombre honesto.
 
 
Desconocemos de qué somos capaces
 
 
pero la tentación lo da a conocer.
 
 
Debe estarse muy atento
 
 
sobre todo al comienzo de la tentación
 
 
porque entonces es más fácil vencer al enemigo.
 
 
Si cerramos las puertas de la mente
 
 
y le resistimos en la entrada apenas toca
 
 
se acabará el problema.
 
 
Por eso alguien dijo:
 
 
“Opónte al comienzo; después, la medicina es inútil” (Ovidio Rem 2,91).
 
 
Porque primero sobreviene a la mente un simple pensamiento
 
 
después, una llamativa imaginación
 
 
finalmente el deleite y el impulso depravado,
 
 
y la aceptación.
 
 
Así poco a poco,
 
 
va ingresando el maligno enemigo hasta el fondo por no haber sido rechazado al principio.
 
 
Mientras más descuidado sea uno en resistir
 
 
tanto más débil se irá haciendo
 
 
y el enemigo contra él, más poderoso.
 
 
6. Alguno padece más graves tentaciones
 
 
al inicio de su conversación [sic] a Dios
 
 
algún otro, al final.
 
 
Alguno la pasa mal durante toda su vida.
 
 
Algunos son tentados muy suavemente
 
 
según la sabiduría y equidad
 
 
de las disposiciones de Dios
 
 
que decide de acuerdo con la condición y méritos de las personas
 
 
y todas las cosas
 
 
las orienta a la salvación de sus elegidos.
 
 
7. Por lo tanto,
 
 
no debemos desesperarnos cuando sufrimos tentaciones
 
 
sino más bien rogar a Dios con fervor
 
 
de manera que en toda tentación se digne ayudarnos
 
 
ya que, de hecho, según dijo Pablo
 
 
las tentaciones serán de tal manera (1Co 10,13)
 
 
que podamos soportarlas.
 
 
Humillemos nuestras almas bajo la mano de Dios
 
 
en toda tentación y tribulación
 
 
porque salvará a los humildes de espíritu (Sal 34,19)
 
 
y los elevará.
 
 
8. En las tentaciones y tribulaciones
 
 
se prueba cuánto ha progresado cada uno,
 
 
en eso hay mucho mérito
 
 
y se hace más patente la virtud.
 
 
No es gran cosa
 
 
que la persona sea devota y entusiasta
 
 
cuando no le pasa nada grave
 
 
pero si se sostiene con paciencia en tiempos adversos
 
 
habrá esperanza de gran progreso.
 
 
Algunos se defienden de grandes tentaciones
 
 
y cotidianamente
 
 
son vencidos por las pequeñas;
 
 
esto es para que humillados,
 
 
nunca se atrevan a confiar demasiado de sí mismos
 
 
ya que en tan modestas tentaciones fallan. _________________
  
 
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  Ultima edición por clauabru el Dom May 03, 2009 12:38 am, editado 2 veces | 
			 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Vie Ene 30, 2009 2:24 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XIV
 
 
 
EVITAR LOS JUICIOS TEMERARIOS
 
 
 
 
1. Fija tus ojos en ti mismo
 
 
y no te atrevas a juzgar a otros.
 
 
Al juzgar a los demás, uno trabaja inútilmente
 
 
se equivoca muchas veces y fácilmente peca;
 
 
juzgándose, en cambio, a sí mismo y amonestándose
 
 
se labora con provecho.
 
 
Como recibimos las cosas según nuestros sentimientos,
 
 
de acuerdo con eso frecuentemente las juzgamos;
 
 
por causa del amor propio
 
 
fácilmente perdemos su verdadero sentido.
 
 
Si siempre con recta intención van dirigidos a Dios nuestros deseos
 
 
no nos turbaremos tan fácilmente
 
 
por la resistencia de nuestros sentimientos.
 
 
2. Pero a veces tenemos algo escondido dentro de nosotros
 
 
o sucede algo por fuera
 
 
que conjuntamente nos atrae.
 
 
Muchos buscan su propio interés en lo que hacen
 
 
y en eso actúan equivocadamente.
 
 
Creen vivir en perfecta paz
 
 
cuando se realizan las cosas según su querer y entender;
 
 
pero si algo sucede de modo distinto a sus deseos
 
 
de inmediato se inquietan y entristecen.
 
 
Porque las personas suelen tener diversidad de sentimientos y puntos de vista,
 
 
con demasiada frecuencia ocurren distanciamientos
 
 
entre amigos y ciudadanos, entre religiosos o personas piadosas.
 
 
3. Las antiguas costumbres difícilmente se abandonan
 
 
y nadie se deja conducir con gusto a donde no quiere.
 
 
Si le das más crédito a tus razonamientos o habilidades
 
 
que a la fuerza de someterse a Jesucristo
 
 
casi nunca o tardíamente serás una persona iluminada
 
 
porque Dios nos quiere totalmente dependientes de Él
 
 
y que por ardiente amor superemos toda razón. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Sab Ene 31, 2009 8:28 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XV
 
 
OBRAS HECHAS POR AMOR
 
 
 
1. Por ninguna cosa del mundo ni por deferencia a alguna persona
 
 
debe hacerse algo malo,
 
 
pero por utilidad de un necesitado
 
 
debe interrumpirse la buena obra, o cambiarla por otra mejor.
 
 
Esto no significa
 
 
que la buena obra quede destruida
 
 
sino que se ha convertido en más buena.
 
 
Sin amor, las actividades exteriores de nada sirven;
 
 
pero lo que se hace por amor
 
 
así sea muy pequeño y despreciable
 
 
llega a ser muy fructífero.
 
 
Más considera Dios a la persona que realiza la acción
 
 
que a la acción realizada.
 
 
2. Mucho hace el que mucho ama.
 
 
Mucho hace quien hace las cosas bien.
 
 
Hace bien quien sigue el parecer de su Comunidad
 
 
en vez de su propia voluntad.
 
 
A veces parece ser amor y es más bien sensualidad
 
 
porque las tendencias de la naturaleza,
 
 
la propia voluntariedad, la esperanza de la retribución
 
 
y la atracción de las comodidades
 
 
muy rara vez nos abandonan.
 
 
3. El que tiene verdadero y perfecto amor
 
 
en nada busca su propia gratificación
 
 
sino desea únicamente que Dios sea reconocido y recibido por todos.
 
 
A nadie otorga la propiedad del [sic] ningún bien 
 
 
sino que los atribuye íntegramente a Dios
 
 
ya que de Él todos brotan como de una fuente
 
 
y finalmente todos los santos gozarán
 
 
descansando en Él.
 
 
Si alguien tuviera una pequeña chispa de verdadero amor, de inmediato sentiría que las cosas materiales están todas vacías. _________________
  
 
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           Publicado:
            Dom Feb 01, 2009 1:43 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XVI
 
 
 
SOPORTAR LOS DEFECTOS AJENOS
 
 
 
 
1. Lo que no somos capaces de corregir en nosotros mismos o en los demás,
 
 
debemos soportarlo pacientemente
 
 
hasta que Dios disponga de otro modo.
 
 
Considera que es mejor así para tu calificación y tu paciencia
 
 
sin la que no tienen mayor valor nuestros esfuerzos.
 
 
Debes, sin embargo, suplicar a Dios
 
 
para que se digne ayudarte en esas dificultades
 
 
y puedas sobrellevarlas con buen ánimo.
 
 
2. Si alguno no se controla
 
 
después de dos o tres amonestaciones
 
 
no te pongas a pelear con él
 
 
sino encomiéndaselo a Dios
 
 
para que se cumpla su voluntad y todos sus servidores le honren,
 
 
ya que sabe muy bien convertir los males a bienes.
 
 
Aprende a ser paciente en tolerar los defectos ajenos y cualquier debilidad
 
 
porque tú mismo tienes defectos
 
 
que los otros deben soportar.
 
 
Si no eres capaz de hacerte a ti mismo como quieres
 
 
¿cómo lograrás que los otros se conduzcan según tus deseos?
 
 
Con gusto queremos perfectos a los demás
 
 
y sin embargo no corregimos los propios defectos.
 
 
3. Queremos que a otros se corrija estrictamente
 
 
y no deseamos que nos corrijan a nosotros.
 
 
Nos disgusta que se otorgue a los demás ciertas facilidades
 
 
y no aceptamos se nos niegue lo que pedimos.
 
 
Queremos que otros cumplan las disposiciones más exigentes
 
 
y no soportamos que a nosotros nos limiten algo.
 
 
En todo esto se hace patente qué raro es que
 
 
consideremos al prójimo como a nosotros mismos.
 
 
4. De esta manera, pues, Dios ha dispuesto que aprendamos
 
 
ayudarnos [sic] unos a otros a llevar las cargas (Ga 6,2) porque no hay nadie sin defecto, nadie sin carga, nadie para sí es suficiente, nadie, lo bastante sabio
 
 
sino que es necesario llevarnos unos a otros, consolarnos, ayudarnos igualmente,instruirnos y aconsejarnos.
 
 
En los sucesos adversos se nota mejor
 
 
cuánta virtud posee cada uno.
 
 
Las ocasiones no hacen frágil al hombre sino
 
 
más bien ponen de manifiesto lo que es. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
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           Publicado:
            Lun Feb 02, 2009 1:50 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XVII
 
 
 
LA VIDA DE LOS RELIGIOSOS
 
 
 
1. Conviene que aprendas a reprimirte tú mismo en muchas cosas si quieres gozar de paz y concordia con los otros.
 
 
No es poco vivir en la comunidad de los monasterios o congregaciones y allí compartir todo sin discordia
 
 
perseverando fielmente hasta la muerte.
 
 
Feliz el que allí vive santamente y se realiza
 
 
con éxito.
 
 
Si quieres permanecer debidamente y progresar
 
 
considérate como un extraño y peregrino 
 
 
en la tierra.
 
 
Conviene que te hagas como insensato por Cristo
 
 
si quieres llevar de verdad la vida religiosa.
 
 
2. Los hábitos y señales exteriores significan poco
 
 
pero la conversión de vida y el total control sobre las pasiones, de verdad hacen al religioso.
 
 
Quien busca algo distinto a sólo Dios y
 
 
la salvación de su alma, encontrará únicamente angustias y dolores.
 
 
Nadie puede estar en paz continuamente
 
 
si no se esfuerza por ser el más pequeño y sumiso a todos.
 
 
Has venido a servir, no a dirigir;
 
 
se te ha llamado para soportar y trabajar no para que estés ocioso y fantaseando.
 
 
Aquí de verdad se pone a prueba a las personas
 
 
como el oro en el crisol.
 
 
Aquí nadie persevera si no quiere humillarse ante Dios de todo corazón. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mar Feb 03, 2009 2:01 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XVIII
 
 
 
EJEMPLO DE LOS PRIMEROS RELIGIOSOS
 
 
 
 
1. Mira bien los vivos ejemplos de los santos fundadores
 
 
en los que resplandece la verdadera perfección y religión,
 
 
y verás qué poco o casi nada es lo que hacemos.
 
 
¡Qué viene a ser nuestra vida si la comparamos
 
 
con la de ellos...!
 
 
Los santos y amigos de Cristo
 
 
sirvieron al Señor con hambre y sed, con frío
 
 
e indigencia, con trabajo y cansancio,
 
 
en vigilias y ayunos, en medio de persecuciones y muchas ofensas.
 
 
¡Qué abundantes y graves tribulaciones padecieron los apóstoles, los mártires, los confesores, las vírgenes
 
 
y todos los demás que quisieron seguir los pasosde Cristo!
 
 
2. En este mundo se dieron menos importancia a sí mismos
 
 
para poseer sus vidas plenamente en la eternidad (Jn 12,25).
 
 
¡Qué vida tan exigente y desprendida llevaron los Padres del desierto,
 
 
qué prolongadas y graves tentaciones soportaron!
 
 
¡Con qué frecuencia fueron maltratados por el enemigo,
 
 
qué continuas abstinencias cumplieron!
 
 
¡Qué gran entusiasmo y fervor tuvieron para el progreso espiritual,
 
 
qué fuerte guerra combatieron para dominar los vicios,
 
 
qué pura y recta intención tuvieron hacia Dios!
 
 
3. Durante el día trabajaban y se pasaban las noches orando
 
 
y mientras trabajaban, no cesaban de orar mentalmente.
 
 
Empleaban útilmente todo su tiempo y les parecía
 
 
poco todo el tiempo que podían estar a solas con Dios
 
 
y por gran dulzura que encontraban en la contemplación
 
 
hasta llegaban a olvidarse de satisfacer las necesidades básicas de su naturaleza.
 
 
Renunciaban a las riquezas, a los títulos y a los honores,
 
 
a los amigos y familiares, no deseaban tener nada del mundo, apenas consumían lo necesario
 
 
y hasta les molestaba atender sus necesidades vitales.
 
 
Eran pobres, pues, en bienes materiales, pero muy ricos en gracia y virtudes.
 
 
Externamente eran indigentes pero por dentro
 
 
rebosaban de la predilección y 
 
 
el afecto sensible de Dios.
 
 
Para el mundo eran ajenos pero eran muy cercanos
 
 
y amigos íntimos de Dios.
 
 
A sí mismos se consideraban como sin ningún valor y despreciados del mundo entero pero a los ojos de Dios eran preciosos y queridos.
 
 
Eran ciertamente humildes y vivían obedeciendo con sencillez.
 
 
En caridad y paciencia caminaban y por eso
 
 
cada día progresaba su espíritu y obtenían grandes dones de Dios.
 
 
Fueron propuestos como ejemplo para todos los religiosos
 
 
y más nos deben animar a obrar bien que la multitud
 
 
de los tibios a descuidarnos.
 
 
4. ¡Qué entusiasmo tuvieron todos los religiosos al comienzo
 
 
de sus santas Instituciones!
 
 
Cuánta devoción en la oración, cuánta emulación en la virtud
 
 
qué gran cumplimiento de las normas, qué respeto y obediencia
 
 
bajo las constituciones de los maestros, en todos florecía.
 
 
Todavía quedan vestigios, para testificar que verdaderamente fueron santos y perfectos que supieron
 
 
luchar con denuedo para lograr la victoria.
 
 
Ahora parece gran cosa si uno no es transgresor
 
 
y puede tolerar con paciencia lo que primero aceptó.
 
 
¡Qué tibieza y negligencia de nuestra condición
 
 
que tan pronto declina nuestro entusiasmo inicial
 
 
y nos da tedio vivir por la dejadez y tibieza!
 
 
Ojalá no se duerma en ti el interés por la virtud
 
 
ya que tienes delante tantos ejemplos de santos. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mie Feb 04, 2009 1:53 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XIX
 
 
 
LA ACTIVIDAD DEL BUEN RELIGIOSO
 
 
 
1. La vida del buen religioso
 
 
debe relucir con toda clase de virtudes para que sea interiormente como aparece por fuera;
 
 
y debe ser mejor por dentro
 
 
que como se aprecia de fuera
 
 
porque nuestro inspector es Dios
 
 
a quien debemos el máximo respeto donde sea que estemos
 
 
y debemos andar tan puros como ángeles en su presencia.
 
 
Cada día tenemos que renovar nuestros propósitos
 
 
y animarnos al fervor
 
 
como si hoy fuese el primer día de nuestra conversión, y decir: “Ayúdame Señor Dios
 
 
en el buen propósito de tu santo servicio
 
 
y haz que hoy día empiece perfectamente 
 
 
porque nada he hecho hasta ahora”.
 
 
2. Según nuestro propósito será el camino de nuestro aprovechamiento y debe poner mucho empeño
 
 
el que quiere aprovechar bien.
 
 
Si el que propone firmemente, con frecuencia decae
 
 
¿qué será del que rara vez o con menos firmeza propone?
 
 
Sucede que de diversas maneras desertamos de nuestros propósitos
 
 
y una pequeña omisión de los ejercicios no pasa sin detrimento.
 
 
Los propósitos de los santos penden más de la gracia de Dios que del propio saber y en Dios siempre confían
 
 
cuando algo acometen.
 
 
Porque el hombre propone pero Dios dispone y no
 
 
está en poder del hombre su camino (Jr 10,23).
 
 
3. Si por causa de la compasión o por utilidad del prójimo
 
 
se suspende de vez en cuando el cumplimiento de los ejercicios acostumbrados,
 
 
con posterioridad puede fácilmente recuperarse.
 
 
Sin embargo, abandonarlos simplemente por fastidio o negligencia es una actividad muy culpable y se sentirá que hace daño.
 
 
Esforcémonos cuanto podamos
 
 
porque así y todo fallaremos con facilidad en muchas cosas.
 
 
No obstante, siempre debe proponerse algo muy concreto
 
 
principalmente contra aquello que más se opone a nuestro progreso.
 
 
Debemos escrutar por igual nuestras actividades exteriores
 
 
e interiores porque todas tienen que ver con nuestro aprovechamiento.
 
 
4. Si no eres capaz de recogerte en ti mismo continuamente
 
 
quizás puedas algunas veces en el día, o al menos una vez cada día
 
 
ya sea temprano o al atardecer.
 
 
Propón por la mañana y al final del día examina tus obras
 
 
porque es posible que hayas ofendido muchas veces
 
 
a Dios y al prójimo.
 
 
Ármate con todas tus fuerzas contra las maldades diabólicas
 
 
frena la gula
 
 
y podrás frenar con mayor facilidad tus bajas inclinaciones.
 
 
Nunca estés del todo ocioso
 
 
sino lee, escribe, reza, medita o desarrolla alguna labor útil para la comunidad.
 
 
Sin embargo las actividades físicas deben realizarse
 
 
con discreción, porque no convienen por igual para todos.
 
 
5. Las actividades no comunes, no deben ostentarse públicamente sino ejercerse en privado protegidas por el secreto.
 
 
Ten cuidado, no obstante:
 
 
No seas mezquino con los intereses comunes
 
 
y dispuesto con los tuyos exclusivamente sino que después de cumplir íntegra y fielmente lo que debesy te han encomendado,
 
 
si todavía te queda tiempo, vuelve sobre ti mismo
 
 
como deseas según tu buena disposición.
 
 
No todos podemos llevar a cabo las mismas cosas
 
 
unas convienen más a unos y otras a otros.
 
 
En concordancia con los distintos tiempos
 
 
conviene diversas actividades
 
 
porque unas son más propias de los domingos y festividades religiosas
 
 
y otras de los días ordinarios.
 
 
Unas son necesarias en tiempo de tentación y
 
 
otras distintas en tiempo de paz y tranquilidad.
 
 
Está bien que pensemos en ciertas cosas
 
 
cuando estamos entristecidos
 
 
y en otras cuando nos encontremos alegres en el Señor.
 
 
6. En las festividades principales debemos renovar
 
 
nuestros buenos ejercicios
 
 
e implorar con más ahínco
 
 
la intercesión de los Santos.
 
 
De celebración en celebración debemos hacer propósitos
 
 
como si entonces tuviéramos que emigrar de este mundo
 
 
y llegar por fin a la eterna fiesta.
 
 
De ésta manera, debemos prepararnos con gran solicitud en los tiempos de piedad cristiana y más piadosamente comportarnos
 
 
y cumplir más estrictamente nuestros compromisos religiosos
 
 
como si fuéramos a recibir de Dios dentro de corto tiempo
 
 
el premio de nuestros trabajos.
 
 
7. Y si esto se dilata
 
 
creamos que no estamos muy bien preparados
 
 
y que todavía no somos merecedores de tanta gloria
 
 
como se revelará en nosotros al final de nuestras vidas
 
 
y esforcémonos por prepararnos mejor para ese suceso.
 
 
Feliz el servidor que cuando regrese su Señor le encuentre vigilante;
 
 
de verdad les digo que lo pondrá como administrador de todos sus bienes (Lc 12,37) _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Jue Feb 05, 2009 3:10 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XX
 
 
 
AMOR A LA SOLEDAD Y AL SILENCIO
 
 
 
 
1. Busca tiempo apropiado para dedicarte a ti mismo
 
 
y piensa frecuentemente
 
 
en los beneficios que te concede Dios.
 
 
Abandona las curiosidades.
 
 
De preferencia,
 
 
lee sobre asuntos que te estimulen más a la conversión
 
 
que al entretenimiento.
 
 
Si te sustraes de conversaciones superfluas,
 
 
rodeos inútiles y de prestarle atención a novedades y murmuraciones,
 
 
encontrarás tiempo suficiente
 
 
y apto para entregarte a provechosas meditaciones.
 
 
Algunos santos, siempre que podían
 
 
evitaban la compañía de otras personas y preferían en secreto dedicarse a Dios.
 
 
2. Una persona llegó a decir:
 
 
“las veces que estuve acompañado de otros hombres
 
 
menos humano regresé” (Séneca Epst. 7). Esto lo experimentamos con frecuencia cuando hablamos demasiado.
 
 
Es más fácil permanecer en casa
 
 
que cuidarse suficientemente fuera de ella.
 
 
Por eso, el que intenta acceder
 
 
a los valores interiores y espirituales
 
 
debe, con Jesús, apartarse de la turba.
 
 
Ninguno se presenta con seguridad en público
 
 
si no aprendió a pasar desapercibido voluntariamente.
 
 
Ninguno habla con seguridad
 
 
si no sabe callar cuando conviene.
 
 
Ninguno se aventaja con seguridad
 
 
si no se somete de buena gana.
 
 
Ninguno da órdenes con seguridad
 
 
si antes no aprendió bien a obedecer.
 
 
3. Ninguno se alegra con seguridad
 
 
si no tiene dentro de sí el testimonio de buena conciencia.
 
 
Porque siempre la seguridad de los santos
 
 
se mantuvo llena del respeto a Dios
 
 
y no por eso fueron menos cuidadosos y humildes aunque resplandecían por sus grandes virtudes y el afecto que Dios les mostraba.
 
 
La seguridad de los malvados
 
 
brota de su soberbia y presunción
 
 
y al final se convierte en decepción hacia ellos mismos.
 
 
Jamás te sientas del todo seguro en esta vida
 
 
así parezcas un piadoso religioso o ermitaño.
 
 
4. Muchos que en opinión general
 
 
eran considerados como los mejores
 
 
han caído gravemente por su exagerada confianza en sí mismos.
 
 
Por eso es tan útil que a las personas
 
 
no les falten del todo las tentaciones
 
 
y que con frecuencia se sientan acosadas
 
 
para que no estén tan seguras de sí
 
 
no vaya a ser que se crean superiores a los demás y desvergonzadamente resbalen hacia consuelos exteriores.
 
 
Conservará la conciencia tranquila
 
 
el que no ande detrás de satisfacciones inconsistentes
 
 
y le dé a cada asunto la importancia que se merece.
 
 
¡Qué gran paz y tranquilidad poseerá
 
 
quien sepa liberarse de preocupaciones poco serias,
 
 
solamente piense en lo que es saludable y divino
 
 
y establezca en Dios toda su esperanza!
 
 
5. Nadie merece experimentar la alegría de la comunicación
 
 
con Dios
 
 
si no se ejercita amorosamente hasta lograr el arrepentimiento que lo lleve a la conversión.
 
 
Si quieres de verdad conmover tu corazón
 
 
entra en tu habitación y excluye toda distracción, según está escrito: “Tiemblen, no pequen; reflexionen en su lecho” (Sal 4,5).
 
 
En tu propia habitación encontrarás
 
 
lo que pierdes muchas veces al salir.
 
 
El retiro frecuentado se hace agradable
 
 
y el poco usado causa fastidio.
 
 
Si al comienzo de tu conversión a Dios
 
 
lo cultivas y defiendes
 
 
con el tiempo será para ti querido amigo
 
 
y gratísima experiencia.
 
 
6. En el silencio y la calma
 
 
progresa el espíritu
 
 
y se aprende los secretos de la Palabra de Dios
 
 
ahí uno encuentra suficiente motivos de arrepentimiento
 
 
por haberse comportado mal
 
 
purificándose así todas las noches
 
 
para que su Creador sea más cercano a él
 
 
mientras más apartado viva de todo lo que le ofende.
 
 
A quien se retira de conocidos y amigos
 
 
se le acerca Dios con sus santos Mensajeros.
 
 
Es mejor permanecer retirado y tener cuidado de sí mismo
 
 
que, descuidándose de sí,
 
 
realizar obras impresionantes pero exteriores.
 
 
Es una gran cosa que los religiosos
 
 
salgan raras veces,
 
 
traten de pasar desapercibidos
 
 
y eviten fijarse demasiado en los demás.
 
 
7. ¿Para qué quieres ver lo que no debes ambicionar?
 
 
“El mundo pasa y también sus ambiciones” (1Jn 2,17).
 
 
Los deseos deshonestos nos arrastran a pasatiempos
 
 
pero pasado el momento
 
 
sólo nos queda la conciencia angustiada y el corazón disperso.
 
 
La salida entusiasta ocasiona a veces un triste regreso,
 
 
y el feliz anochecer
 
 
trae como consecuencia una mañana penosa.
 
 
Así, todo gozo inmoral penetra suavemente
 
 
pero a la larga muerde y mata.
 
 
¿Qué puedes ver en otra parte que no veas aquí?
 
 
Aquí ves cielo, tierra y los demás elementos de la naturaleza de los que están compuestas todas las cosas.
 
 
8. ¿Qué puedes ver en otra parte
 
 
que permanezca siempre igual, tal como es,
 
 
sin modificarse nunca?
 
 
Crees que te saciarás íntegramente
 
 
pero jamás lo lograrás.
 
 
Si pudieras contemplar de una vez
 
 
todas las cosas del mundo ¿no sería acaso una mirada inútil que de nada te serviría?
 
 
Dirige más bien tu mirada a Dios
 
 
y ruega que te perdone tus pecados y negligencias.
 
 
Olvida lo que no tiene importancia
 
 
y en cambio preocúpate de lo que manda Dios.
 
 
Cierra tu puerta
 
 
y llama a ti a Jesús que amas.
 
 
Permanece con Él en tu retiro
 
 
porque no encontrarás en otra parte tanta paz.
 
 
Si no sales ni eres curioso de rumores extraños
 
 
mejor te mantendrás en buena paz.
 
 
Pero ya que te complace escuchar novelerías
 
 
es inevitable que tengas que soportar tu corazón alborotado. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Vie Feb 06, 2009 3:20 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XXI
 
 
 
CAMINO A LA CONVERSIÓN
 
 
 
 
1. Si quieres adelantar algo
 
 
consérvate en el respeto a Dios y no pretendas ser demasiado libre sino mantén bajo control todos tus sentidos y no te entregues a alegrías ineptas.
 
 
Dedícate a transformar tu corazón
 
 
y sentirás la presencia de Dios.
 
 
La compunción nos obtiene muchos bienes
 
 
que la distracción acostumbra perder rápidamente.
 
 
Es increíble que en esta vida alguien pueda alegrarse
 
 
alguna vez perfectamente
 
 
si piensa y reflexiona que está como desterrado y rodeado de tantos peligros.
 
 
2. Por causa de nuestra superficialidad
 
 
y la dejadez en corregir nuestros defectos
 
 
no sentimos el llamado angustioso de nuestra conciencia
 
 
sino que tomamos todo a risa
 
 
cuando más bien deberíamos llorar.
 
 
No existe verdadera libertad ni justo regocijo
 
 
sino en el respeto a Dios con buena conciencia.
 
 
Feliz quien puede arrojar lejos todo impedimento
 
 
de distracción y recogerse a la unidad
 
 
gracias al saludable arrepentimiento
 
 
que nos lleva a la conversión.
 
 
Feliz quien se abstiene
 
 
de todo lo que puede manchar u ofender su conciencia.
 
 
Lucha valerosamente:
 
 
una costumbre se vence con otra.
 
 
Si aprendes a no dejarte llevar por los demás
 
 
entonces te dejarán hacer lo que te toca.
 
 
3. No pretendas manejar asuntos ajenos
 
 
ni te impliques en las causas de los mayores
 
 
y amonéstate más especialmente a ti mismo
 
 
que a todos los que estimas.
 
 
Si no te favorecen los demás
 
 
no vayas a sentirte triste por eso
 
 
pero que sí te sea causa de preocupación
 
 
el no comportarte bien y consideradamente
 
 
como corresponde a un servidor de Dios y
 
 
persona de fe.
 
 
Con frecuencia es muy conveniente y seguro
 
 
que la persona no tenga muchas satisfacciones en esta vida
 
 
principalmente si se trata de consuelos materiales.
 
 
Pero si no percibimos o
 
 
rara vez experimentamos la presencia de Dios
 
 
es por nuestra culpa
 
 
porque no buscamos convertirnos a Él
 
 
abandonando vanidades y exterioridades.
 
 
4. Reconoce que no eres merecedor 
 
 
de experimentar el afecto de Dios sinomás bien digno de muchas aflicciones.
 
 
Cuando alguien está más perfectamente urgido a la santidad entonces más pesado y amargo le parece todo el mundo.
 
 
La persona buena descubre dentro de sí
 
 
suficiente motivo de dolor y pena.
 
 
Porque ya se considere a sí o se preocupe del prójimo
 
 
sabe que nadie vive en éste mundo sin tribulación
 
 
y cuando más estrictamente se examina
 
 
más grande es su dolor.
 
 
Constituyen materia de justo dolor e intenso arrepentimiento
 
 
nuestros pecados y vicios
 
 
que nos tienen envueltos
 
 
por lo que rara vez somos capaces
 
 
de contemplar las realidades trascendentes.
 
 
5. Si reflexionaras con más frecuencia sobre tu propia
 
 
muerte en vez de como prolongar la vida no dudo
 
 
que con más entusiasmo te enmendarías.
 
 
Si examinas de corazón las penas futuras del infierno
 
 
o del proceso de purificación después de muerto
 
 
creo que con gusto soportarías los esfuerzos
 
 
y dolores
 
 
y no tendrías temor de ninguna exigencia.
 
 
Pero porque estas cosas no penetran en nuestro corazón
 
 
y todavía amamos la comodidad
 
 
por eso permanecemos desanimados y muy holgazanes.
 
 
Frecuentemente hay carencia espiritual
 
 
donde tanto se lamenta la miserable naturaleza.
 
 
Ruega pues humildemente al Señor porque como dijo
 
 
un profeta: “Les alimentaste con aflicciones
 
 
y les hiciste beber lágrimas” (Sal 80,6). _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Sab Feb 07, 2009 2:20 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XXII
 
 
 
CONSIDERACIÓN DE LAS LIMITACIONES HUMANAS
 
 
 
 
1. Eres miserable donde sea que vayas y a quien quiera
 
 
que te dirijas
 
 
si no te conviertes a Dios.
 
 
¿Qué [sic] te desconciertas
 
 
cuando no te sucede conforme quieres y deseas?
 
 
¿Quién posee todas las cosas
 
 
según su voluntad?
 
 
Ni yo ni tú
 
 
ni ninguna otra persona sobre la tierra.
 
 
Ninguno permanece en este mundo
 
 
sin alguna tribulación o angustia
 
 
aunque sea Estadista o Prelado.
 
 
¿Quién es el que está mejor?
 
 
Por supuesto, el que está dispuesto a sufrir un poco por Dios.
 
 
2. Dicen muchos ignorantes y endebles:
 
 
mira, qué buena vida se pasa esa persona,
 
 
qué rico, qué poderoso y de elevada posición;
 
 
pero presta atención a los regalos divinos
 
 
y verás que todos esos bienes intranscendentes
 
 
nada valen sino que son muy inestables, causan
 
 
graves agobios y nunca se poseen
 
 
sin preocupación y temor.
 
 
No consiste la felicidad del ser humano
 
 
en tener sobreabundancia de bienes materiales
 
 
sino que es suficiente una vida moderada.
 
 
Ya es bastante dificultoso vivir sobre la tierra.
 
 
Mientras uno más desee espiritualizarse
 
 
más amarga será para él la presente vida
 
 
porque siente mejor y más claramente
 
 
las faltas producidas por la corrupción de muchas personas.
 
 
Porque comer, beber, estar despierto, dormir, descansar,
 
 
trabajar y estar sometido a tantos condicionamientos
 
 
por las necesidades de la naturaleza humana
 
 
de verdad constituye gran limitación y
 
 
pesadumbre para quien sirve a Dios
 
 
y quisiera sentirse desligado y libre de toda 
 
 
acción culpable.
 
 
3. Muy sobrecargado se encuentra el hombre interior
 
 
por las necesidades naturales en este mundo.
 
 
De ahí que el Profeta suplica con devoción
 
 
que pueda verse libre de ellas, diciendo:
 
 
“Arráncame, Señor,
 
 
de mis angustias” (Sal 25,17).
 
 
Infelices los que no reconocen su miseria
 
 
y más infelices los que prefieren esta vida
 
 
miserable y pervertida.
 
 
Porque existen tantos tan abrazados a ella
 
 
que con tal de poseer lo apenas indispensable, 
 
 
ya sea
 
 
esforzándose o mendigando,
 
 
si les fuera posible, la pasarían sin atender para nada
 
 
al Reino de Dios.
 
 
4. ¡Qué insanos y de infiel corazón
 
 
los que tan profundamente se hallan sumergidos
 
 
en las preocupaciones inmediatas
 
 
que sólo son capaces de saborear los placeres
 
 
sensuales!
 
 
Pero finalmente estos infelices terminarán por reconocer
 
 
qué rastrero e inconsistente era lo que amaron.
 
 
Los santos de Dios y todos los auténticos amigos de Cristo
 
 
no atendieron a las satisfacciones de sus sentidos
 
 
ni a lo que florecía en esta vida
 
 
sino que con todo su esfuerzo e intención
 
 
anhelaban los bienes eternos;
 
 
orientaban todo su deseo
 
 
elevándolo a lo duradero e invisible
 
 
no fuera que el amor a las cosas visibles
 
 
viniera a traerlos abajo.
 
 
No pierdas, hermano, la confianza
 
 
de progresar en la vida espiritual:
 
 
todavía tienes tiempo y oportunidad.
 
 
5. ¿Por qué quieres postergar para mañana tu propósito?
 
 
levántate, empieza de inmediato y di:
 
 
Ahora es tiempo de actuar
 
 
Ahora es tiempo de luchar
 
 
Ahora es tiempo apto para reformarme
 
 
Cuando no te sientes bien y estás atribulado
 
 
entonces es tiempo de adquirir mérito.
 
 
Es necesario que pases a través de fuego y agua
 
 
antes que logres el descanso (Sal 66,12).
 
 
Si no empleas en ti tu propia fuerza
 
 
jamás dominarás los defectos.
 
 
Mientras conducimos nuestro frágil cuerpo
 
 
no podemos estar sin faltas ni vivir sin fastidio y dolor.
 
 
Con gusto quisiéramos descansar de toda deficiencia
 
 
pero debido a que hemos perdido la inocencia inicial
 
 
con ella se nos fue también la verdadera felicidad.
 
 
Por eso conviene tenernos paciencia
 
 
y vivir en la espera de la misericordia de Dios
 
 
hasta que acabe la malicia
 
 
y la mortalidad sea absorbida por la vida.
 
 
6. ¡Qué grande es la fragilidad humana
 
 
que siempre se inclina hacia lo malo!
 
 
Hoy día confiesas tus pecados y mañana los vuelves a cometer.
 
 
Ahora propones tener cuidado de ti mismo
 
 
y una hora después
 
 
actúas como si nada hubieras propuesto.
 
 
Con razón, pues, nosotros mismos podemos
 
 
avergonzarnos,
 
 
y jamás sentirnos grandes ya que somos tan
 
 
quebradizos e inestables.
 
 
Rápidamente puedes perder por descuido
 
 
lo que has adquirido con tan gran esfuerzo
 
 
por el favor de Dios.
 
 
7. ¿Qué irá a ser de nosotros al final
 
 
que nos hemos entibiado tan pronto?
 
 
Pobres de nosotros si queremos declinar hacia el descanso
 
 
cuando ni siquiera aparece en nuestro trato
 
 
alguna señal de verdadera santidad.
 
 
¡Qué bien nos haría ser de nuevo instruidos en óptimas
 
 
costumbres, como sencillos principiantes, si hubiera
 
 
alguna positiva esperanza de mayor provecho espiritual! _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Dom Feb 08, 2009 3:02 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XXIII
 
 
 
REFLEXIÓN SOBRE LA MUERTE
 
 
 
 
1. Muy pronto se referirá a ti esta realidad:
 
 
mira bien en qué situación tan distinta te encontrarás.
 
 
Hoy día está una persona
 
 
y mañana no se presenta.
 
 
Cuando se aparta algo de la vista
 
 
muy pronto desaparece de la mente.
 
 
Por la rutina e insensibilidad de nuestras facultades
 
 
sólo tomamos en cuenta lo presente
 
 
y no prevemos más lo que vendrá después.
 
 
Así deberías conducirte en todas tus actividades y pensamientos
 
 
como si hoy mismo te fueras a morir.
 
 
Si hubiera tranquilidad en tu conciencia
 
 
no tendrías mucho temor a la muerte.
 
 
Mejor sería evitar los pecados que pretender
 
 
huir de la muerte.
 
 
Si hoy no te encuentras preparado ¿de qué modo lo estarás mañana?
 
 
Mañana es día incierto ¿y qué sabes si tendrás mañana?
 
 
2. ¿Qué te aprovecha seguir viviendo cuando tan poco te enmiendas?
 
 
Una larga vida no siempre nos corrige
 
 
sino con frecuencia aumenta más las culpas.
 
 
¡Ojalá durante un solo día
 
 
nos hubiéramos comportado bien en este mundo!
 
 
Muchos cuentan los años que pasaron desde su propósito de conversión
 
 
y con frecuencia es muy pequeño
 
 
el fruto de su corrección.
 
 
Si nos aterroriza morir
 
 
puede ser más peligroso vivir.
 
 
Feliz quien tiene siempre ante sus ojos la hora de
 
 
su muerte
 
 
y diariamente se prepara a morir bien.
 
 
Si alguna vez viste a un hombre morir
 
 
piensa que por el mismo camino tendrás que partir.
 
 
3. Por la mañana, piensa que no alcanzarás la tarde
 
 
y cuando llegue la tarde, no te atrevas a prometerte la mañana.
 
 
Por eso mismo, manténte siempre listo
 
 
de tal manera que nunca te sorprenda la muerte sin preparación.
 
 
Muchos mueren súbita e imprevistamente
 
 
porque “a la hora que no se piensa vendrá el Hijo del hombre”
 
 
(Lc 12,40).
 
 
Cuando llegue esta última hora
 
 
empezarás a apreciar de forma muy distinta toda tu vida pasada
 
 
y sentirás gran dolor por haber sido tan negligente y pusilánime.
 
 
¡Qué feliz y juicioso
 
 
el que se esfuerza ahora en su vida
 
 
como ha elegido encontrarse al morir!
 
 
La valoración justa del mundo, el deseo entusiasta de progresar en las virtudes, el amor a la austeridad, esfuerzo de la autocorrección, la prontitud en obedecer,
 
 
la abnegación de sí mismos y el soportar cualquier contradicción
 
 
por amor de Cristo darán gran confianza a la hora de la muerte.
 
 
Pocos se perfeccionan con la enfermedad,
 
 
como los que hacen largas peregrinaciones y poco se santifican.
 
 
5. No confíes ciegamente en amigos y conocidos
 
 
ni difieras tu salvación para el futuro
 
 
porque más pronto te olvidarán las personas que estimas.
 
 
Mejor es ahora prever lo que sobrevendrá
 
 
y tener preparadas algunas buenas obras para ello
 
 
que estar esperanzado en el auxilio ajeno.
 
 
¿Si no eres solícito por ti mismo en el presente
 
 
quién se preocupará por ti en el futuro?
 
 
Ahora es el tiempo más valioso.
 
 
Ahora son los días de salvación.
 
 
Ahora es el tiempo aceptable.
 
 
Pero ¡qué lamentable! porque no lo gastas útilmente
 
 
pudiendo ganar en él para que vivas eternamente.
 
 
Llegará el momento cuando desearás un solo día o una sola hora
 
 
para enmendarte, y no sé si lo obtendrás.
 
 
6. Atiende, queridísimo amigo, de qué peligro te puedes librar
 
 
y de cuán gran temor te puedes sustraer
 
 
si ahora eres cuidadoso y estás como pendiente
 
 
de la muerte.
 
 
Estudia ahora vivir de tal manera
 
 
que en la hora de la muerte puedes más bien alegrarte
 
 
que temer.
 
 
Aprende ahora a morir para este mundo
 
 
de manera que empieces a vivir con Cristo.
 
 
Aprende ahora a despreciar las cosas
 
 
para que logres libremente alcanzar a Cristo.
 
 
Domina ahora tu cuerpo con la austeridad
 
 
para que puedas tener confianza cierta.
 
 
7. ¡Necio! Piensas vivir largo tiempo
 
 
y no tienes asegurado un solo día.
 
 
¡Cuántos quedaron frustrados
 
 
porque se les arrancó de aquí inesperadamente!
 
 
Cuántas veces habrás escuchado decir
 
 
que uno murió por arma blanca, otro se ahogó, éste
 
 
se cayó desde lo alto y se rompió el cuello, otro comiendo se quedó tieso, aquél otro jugando encontró su fin, otro por causa del juego, otro por el hierro, otro por epidemia, otro a manos de delincuentes.
 
 
Así, el fin de todos es morirse,
 
 
y la vida de las personas pasa de pronto como una sombra. 
 
 
8. ¿Quién te recordará después de la muerte
 
 
y quién orará por ti?
 
 
Realiza, realiza ahora, queridísimo hermano,
 
 
lo que puedas realizar,
 
 
porque no sabes cuando morirás
 
 
ni qué pasará en tu casa después que mueras.
 
 
Mientras tengas tiempo;
 
 
reúne riquezas inmortales;
 
 
fuera de tu salvación, nada pienses
 
 
y cuida solamente de lo que corresponde a Dios.
 
 
Hazte ahora de amigos venerando a los santos de Dios
 
 
e imitando sus acciones para que cuando debas abandonar
 
 
ésta vida, te reciban ellos en las eternas mansiones.
 
 
9. Manténte como peregrino y visitante sobre la tierra
 
 
a quien nada le importa los manejos del mundo.
 
 
Mantén liberado tu corazón
 
 
y siempre levantado hacia Dios
 
 
porque no posee aquí ciudad permanente.
 
 
Dirige a Él tus oraciones con llamados angustiosos y lágrimas cotidianas, para que merezcas pasar con felicidad
 
 
hacia Dios, a través de tu muerte. Amén. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Lun Feb 09, 2009 3:05 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XXIV
 
 
 
JUICIO Y CASTIGOS DE LOS PECADORES
 
 
 
 
1. Dirige tu mirada al fin en todas las cosas
 
 
y de qué manera comparecerás ante el juez justísimo
 
 
para quien nada está oculto
 
 
ni se deja aplacar con sobornos, ni acepta excusas
 
 
sino que, como justo juez, juzgará.
 
 
Tú, pecador miserable y tonto,
 
 
¿qué responderás a Dios que conoce todas tus maldades
 
 
tú que a veces tienes miedo del rostro airado de un simple hombre?
 
 
¿Por qué no te previenes para el día del juicio
 
 
cuando ninguno podrá disculparse o alegar por otro
 
 
sino que cada uno tendrá bastante con llevar su propio peso?
 
 
Ahora es fructífera tu labor, tu llanto es aceptable,
 
 
atendibles tus gemidos, tu dolor
 
 
compensatorio y purificador.
 
 
2. Tiene un lugar grande y saludable de purificación la persona
 
 
paciente que al recibir injurias sin motivo
 
 
le apena más la malicia del otro que su propia ofensa,
 
 
que ruega a Dios voluntariamente por quienes lo contrarían,
 
 
de corazón perdona los agravios
 
 
que no se demora en pedir perdón a otros,
 
 
más fácilmente se compadece que monta en cólera,
 
 
con frecuencia dirige su misma violencia hacia sí
 
 
y se empeña en dominar bajo el yugo de su espíritu
 
 
las tendencias deshonestas de su naturaleza.
 
 
Mejor es ahora limpiarse de pecados y cortar las
 
 
costumbres depravadas que reservar para el
 
 
futuro su expiación.
 
 
Verdaderamente nosotros mismos nos engañamos
 
 
por el desarreglado afecto que tenemos a nuestros malos impulsos.
 
 
3. ¿Qué cosa distinta a tus pecados devorará ese fuego?
 
 
Mientras más ampliamente te disculpas ahora a ti mismo
 
 
y sigues tus inclinaciones deshonestas,
 
 
con mayor intransigencia se te exigirá que pagues
 
 
y más material reservas para que arda.
 
 
En lo que peque la persona,
 
 
en eso será más gravemente castigada.
 
 
Allí los perezosos serán estimulados con punzonesardientes
 
 
y atormentados los glotones con inmensa
 
 
sed y hambre.
 
 
Allí los lujuriosos y amantes deshonestos de placeres serán zambullidos en asfalto ardiente y pestífero azufre;
 
 
los envidiosos aullarán de dolor como perros rabiosos.
 
 
4. No habrá maldad que no reciba su castigo específico.
 
 
Allí todos los altaneros quedarán repletos de vergüenza
 
 
y restringidos los avaros por miserable indigencia.
 
 
Allí será más grave pasar una hora de sufrimiento
 
 
que aquí cien años de penitencia amarguísima.
 
 
Allí no hay ningún descanso, si [sic] el menor consuelo
 
 
para los condenados.
 
 
aquí sin embargo cesan los sufrimientos de vez en cuando
 
 
y se puede gozar la satisfacción de la amistad.
 
 
Ten ahora cuidado y arrepiéntete de tus faltas
 
 
para que el día del juicio estés seguro con los santos.
 
 
Porque entonces estarán los justos de pie y sin temor
 
 
ante quienes los angustiaron y hundieron (Sb 5,1).
 
 
5. Entonces se sentará a juzgar
 
 
quien ahora se somete con humildad a los juicios de los hombres.
 
 
Entonces tendrá gran confianza el pobre y humilde
 
 
pero el arrogante estará aterrado por todas partes.
 
 
Entonces se hará patente que el auténtico sabio en este mundo
 
 
fue el que aprendió a aparecer como tonto y despreciado por Cristo.
 
 
Entonces se alegrarán todas las personas devotas
 
 
y se entristecerán todos los irreligiosos.
 
 
Entonces se animará más el cuerpo que sufrió privaciones
 
 
que si siempre se hubiera nutrido con delicias.
 
 
Entonces resplandecerá la ropa modesta
 
 
y se oscurecerán los finos vestidos.
 
 
Entonces se valorizará más la vivienda pobre
 
 
que el palacio recubierto de oro.
 
 
Entonces más ayudará la constante paciencia
 
 
que todo el poderío del mundo.
 
 
Entonces será más encomiada la simple obediencia
 
 
que los profundos conocimientos.
 
 
Entonces se ponderará más el desprecio de las riquezas
 
 
que todos los tesoros de la tierra.
 
 
Entonces te aliviará más haber orado con dedicación
 
 
que haber comido exquisitamente.
 
 
Entonces te gozarás más de haber respetado el silencio
 
 
que de largas habladurías.
 
 
Entonces valdrán más las actividades santas
 
 
que muchas bellas palabras.
 
 
Entonces satisfará más la vida austera y la ardua penitencia
 
 
que todos los deleites de la tierra.
 
 
6. Aprende ahora a sufrir moderadamente
 
 
para que puedas liberarte de sufrimientos mayores.
 
 
Prueba aquí primero de lo que serás capaz después.
 
 
Si ahora puedes soportar tan poco
 
 
¿Cómo podrás aguantar las torturas eternas?
 
 
Si al presente sobrellevas tan impacientemente un breve padecimiento
 
 
¿qué hará entonces el infierno?
 
 
La verdad es que no puedes tener dos gozos completos:
 
 
deleitarte aquí en el mundo y después reinar con Cristo.
 
 
Si hasta el día de hoy hubieras vivido en medio dehonores y libertinaje 
 
 
y te llegara el momento de morir
 
 
¿de que te habría servido?
 
 
Todo, por tanto, es vaciedad
 
 
fuera de amar y servir a Dios.
 
 
Quien ama a Dios con todo su corazón
 
 
no teme a la muerte, ni a los suplicios, ni al juicio [sic]
 
 
ni al infierno
 
 
porque el perfecto amor nos da seguro acceso a Dios.
 
 
No extrañe que quien insiste en deleitarse y
 
 
en pecar esté asustado por la muerte y el juicio.
 
 
Bueno es, con todo, que si el amor no nos aparta del mal,
 
 
por lo menos el miedo al infierno nos cohiba.
 
 
Porque el que pospone el temor a Dios, no puede
 
 
durar mucho tiempo obrando bien
 
 
sino que caerá pronto en las trampas del demonio. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Mar Feb 10, 2009 3:04 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: XXV
 
 
 
PERMANENTE REFORMA DE TODA NUESTRA VIDA
 
 
 
 
 
1. Sé atento y cuidadoso en servir a Dios
 
 
y medita con frecuencia: ¿A qué has venido?
 
 
¿Por qué te has retirado del mundo?
 
 
¿Acaso no fue por vivir para Dios y transformarte en
 
 
persona del Espíritu?
 
 
Anímate, pues, a progresar
 
 
porque pronto vas a recibir el premio de tus esfuerzos,
 
 
y no habrá para ti más temor ni dolor al final.
 
 
Ahora trabajarás poco
 
 
y encontrarás magnífico descanso y perpetua alegría.
 
 
Si te mantienes fiel y entusiasta en tus acciones
 
 
Dios, sin duda, será más fiel y generoso en retribuirte.
 
 
2. Cierta persona sufría gran angustia
 
 
fluctuando frecuentemente entre el miedo y la confianza;
 
 
un buen día, cargado de tristeza, 
 
 
se arrojó delante de un altar en la Iglesia para orar
 
 
y revolviendo dentro de sí los pensamientos, decía [sic]
 
 
“Si supiera por cuánto tiempo más
 
 
iré a perseverar en el servicio de Dios...”
 
 
Al instante escuchó interiormentela respuesta divina:
 
 
“Sabiendo esto ¿cómo te comportarías?
 
 
Haz ahora lo que harías entonces y estarás bien seguro”.
 
 
A partir de ahí, consolado y reconfortado
 
 
se ofreció a la voluntad divina
 
 
y cesó la angustia y confusión.
 
 
No quiso investigar con curiosidad para saber
 
 
qué pasaría con él en el futuro
 
 
sino más bien se preocupó de inquirir cuál sea la
 
 
perfecta y satisfactoria voluntad de Dios (Rm 12,2)
 
 
para empezar y completar toda buena obra.
 
 
3. “Confía en el Señor y haz el bien, dice el salmista,
 
 
habita tu tierra y serás alimentado con sus riquezas” (Sal 37,3).
 
 
La causa principal por la que muchos se retraen
 
 
de su progresiva y animosa reforma
 
 
es el horror a las dificultades y al esfuerzo del combate.
 
 
Por eso, progresarán más que otros en las virtudes cristianas
 
 
quienes empleen todas sus energías en vencer valerosamente
 
 
lo que más les dificulta y contraría.
 
 
Porque allí cada uno aprovecha más, y merece gracias más amplias
 
 
donde se vence más a sí mismo y se mortifica por el Espíritu.
 
 
4. Pero no todos tienen que vencer y mortificar lo mismo.
 
 
Sin embargo, el aplicado y con espíritu de competencia
 
 
será más valeroso en su aprovechamiento,
 
 
aunque tenga fuertes pasiones
 
 
que otro de temperamento tranquilo
 
 
menos fervoroso para las virtudes.
 
 
Dos cosas ayudan especialmente para una profunda reforma
 
 
sustraerse con violencia de todo aquello a que
 
 
nos inclina nuestra naturaleza desviada
 
 
y perseguir con ardor el bien que más nos hace falta.
 
 
Procura también precaver y vencer
 
 
lo que más frecuentemente te desagrada en los demás.
 
 
5. En todas partes procura tu perfeccionamiento
 
 
de manera que si ves o escuchas buenos ejemplos
 
 
puedas llegar a imitarlos.
 
 
Si encuentras algo reprensible cuídate de no hacerlo igual.
 
 
O si alguna vez lo hiciste
 
 
inmediatamente dedícate a corregirlo.
 
 
Así como tus ojos miran a los demás
 
 
igualmente los otros se fijan en ti, [sic]
 
 
¡Qué feliz y grato es contemplar a los hermanos
 
 
entusiastas y devotos
 
 
condescendientes y disciplinados!
 
 
¡Qué triste y pesado es ver que van de aquí para allá,
 
 
sin objetivo
 
 
los que no realizan aquello para lo que fueron llamados!
 
 
¡Qué dañino es despreciar el propósito de su vocación
 
 
y dirigir sus facultades a lo que no se les encomendó!
 
 
6. Acuérdate de la decisión que asumiste
 
 
y propónte como modelo al Crucificado.
 
 
Bien puedes avergonzarte,
 
 
contemplando la vida de Jesucristo
 
 
que hasta ahora no te preocupaste
 
 
de imitarlo más a Él
 
 
aunque hace largo tiempo que estás en el camino de Dios.
 
 
La persona religiosa que con dedicación y devoción
 
 
trate de ejercitarse en la vida y pasión del Señor,
 
 
encontrará que le son útiles y necesarias mayormente
 
 
y que no le es posible encontrar nada mejor fuera de Jesús.
 
 
¡Si Jesús crucificado viniera a nuestro corazón
 
 
qué pronto y suficientemente seríamos enseñados!
 
 
7. El ferviente religioso
 
 
sabe recibir bien y aceptar
 
 
todo lo que le mandan.
 
 
El negligente y tibio
 
 
tiene una aflicción sobre otra
 
 
y de todas partes padece angustias
 
 
porque carece de las alegrías interiores
 
 
y le está prohibido buscar las exteriores.
 
 
El religioso que vive fuera de la disciplina
 
 
está cerca de caer gravemente.
 
 
Quien busca la relajación y las dispensas
 
 
siempre estará entre angustias
 
 
porque lo uno o lo otro le descontentará.
 
 
8. ¿Cómo hacen tantos otros religiosos
 
 
que se encuentran muy satisfechos bajo la disciplina conventual?
 
 
Salen rara vez, viven abstraídos, comen pobremente,
 
 
se visten con sencillez, trabajan mucho, hablan poco [sic]
 
 
pasan la noche en vela, madrugan, tienen largas horas de oración,
 
 
estudian frecuentemente y se mantienen en perfecto orden.
 
 
Fíjate en los cartujos, los cisterciences y en los monjes o monjas
 
 
de las diversas órdenes religiosas
 
 
cómo cada noche se levantan para recitar salmos al Señor.
 
 
Y por eso sería una torpeza de tu parte,
 
 
que holgazanearas en tiempo tan santo
 
 
mientras tan gran multitud de religiosos
 
 
inicia su jubilosa alabanza a Dios.
 
 
¡Ojalá ninguna otra cosa nos correspondiese
 
 
sino alabar a Dios Nuestro Señor
 
 
con todo el corazón y los labios!
 
 
¡Ojalá nunca tuvieras necesidad
 
 
de comer, ni beber, ni dormir
 
 
sino que siempre te fuera posible alabar a Dios
 
 
y estar libre para dedicarte solamente a las realidades espirituales!
 
 
Entonces serías mucho más feliz que ahora
 
 
que te ves obligado a atender a tu naturaleza humana
 
 
por cualquier necesidad.
 
 
¡Ojalá no tuvieras estas necesidades
 
 
sino únicamente alimentos para el espíritu
 
 
que desgraciadamente rara vez saboreamos lo suficiente!
 
 
9. Cuando alguien llega a este punto,
 
 
de no buscar su satisfacción en ninguna criatura
 
 
entonces empieza recién a sentir a Dios perfectamente,
 
 
y a estar contento de cualquier cosa que suceda.
 
 
Entonces no se entusiasma por lo grandioso
 
 
ni se deprime por lo pequeño
 
 
sino que íntegra y confiadamente se pone en manos de Dios
 
 
quien es todo para él en todas las cosas
 
 
para el que nada se pierde, ni muere
 
 
sino que todo vive en Él
 
 
y le sirve al instante según su Voluntad.
 
 
10. Acuérdate siempre del Fin
 
 
porque el tiempo perdido no vuelve.
 
 
Sin atención y diligencia
 
 
nunca adquirirás las virtudes.
 
 
Si empiezas a entibiarte,
 
 
empiezas tu mal proceder.
 
 
En cambio, si te entregas con calor al servicio de Dios
 
 
encontrarás gran paz y sentirás menos el esfuerzo
 
 
por el favor de Dios y el amor a la virtud.
 
 
La persona ardorosa y diligente
 
 
está preparada para todo.
 
 
Mayor esfuerzo hace falta
 
 
para resistir los vicios y pasiones adversas
 
 
que para desarrollar el trabajo físico.
 
 
Quien no evita los defectos pequeños,
 
 
poco a poco caerá en los grandes.
 
 
Te alegrarás siempre al anochecer
 
 
si has empleado el día provechosamente.
 
 
Vigílate tú mismo, anímate tú mismo, corrígete tú mismo
 
 
y hagan lo que hagan los demás
 
 
no te descuides de ti mismo.
 
 
Tanto progresarás
 
 
cuanto contigo mismo ejercites tu energía. Así es. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
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           Publicado:
            Mie Feb 11, 2009 3:21 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				PARTE SEGUNDA
 
 
CONSEJOS PARA LA VIDA DE DIOS EN NOSOTROS
 
 
 
Capítulo: I
 
 
LA COMUNICACIÓN INTERIOR
 
 
 
1. “El Reino de Dios está entre ustedes” (Jn 17,21), dice el Señor.
 
 
Conviértete de todo corazón al Señor
 
 
abandona las maldades de éste mundo
 
 
y tu vida encontrará reposo.
 
 
Aprende a menospreciar los intereses exteriores,
 
 
entrégate a los interiores y verás que el Reino de Dios llega a ti.
 
 
Porque el Reino de Dios es paz y alegría con el 
 
 
Espíritu Santo (Rm 14,17)
 
 
que no se da a los faltos de piedad.
 
 
Cuando Cristo venga a ti, te mostrará su amor
 
 
siempre que encuentre allí dentro un hogar preparado.
 
 
Todo esplendor y belleza se encuentra dentro
 
 
y ahí le gusta entrar.
 
 
Frecuentemente visita a la persona de vida interior
 
 
le conversa suavemente, le manifiesta su afecto,
 
 
mucha paz y maravillosa intimidad.
 
 
2. Anímate, buen amigo, prepara tu corazón al Señor
 
 
para que condescienda en venir a ti y habitar en ti.
 
 
Por eso dice: “Si alguno me ama, seguirá mis enseñanzas; 
 
 
mi Padre y yo vendremos a él y viviremos con él” (Jn 14,23).
 
 
Dale sitio a Jesús
 
 
y niégales el ingreso a todos los demás.
 
 
Cuando tengas a Cristo
 
 
serás rico y con él tendrás suficiente.
 
 
Él se encargará de ti y será tu fiel proveedor en todo
 
 
para que nada tengas que esperar de los demás.
 
 
Las personas cambian mucho y fallan rápidamente
 
 
pero Cristo permanece para siempre y se mantiene firme hasta el fin.
 
 
3. No debe ponerse mucha confianza en seres frágiles y mortales,
 
 
aunque nos sean útiles o muy queridos
 
 
ni nos debe entristecer demasiado
 
 
si algunas veces se nos enfrentan o contradicen.
 
 
Quien hoy está contigo,
 
 
mañana puede serte contrario, y viceversa;
 
 
con frecuencia cambian como el viento.
 
 
Pon toda tu confianza en Dios
 
 
y que Él sea siempre tu temor y tu amor.
 
 
El mismo responderá por Ti
 
 
y te hará bien, de la mejor manera.
 
 
No tienes aquí residencia permanente
 
 
y por donde vayas serás extranjero y peregrino
 
 
ni tendrás el menor reposo
 
 
a menos que estés unido íntimamente a Cristo.
 
 
4. ¿Qué miras a tu alrededor
 
 
si no es éste el lugar de tu descanso?
 
 
En el cielo debe estar tu habitación
 
 
y observar como de paso las realidades creadas.
 
 
Pasan todas las cosas
 
 
y tú juntamente con ellas.
 
 
Atiende a no adherirte a ellas
 
 
no suceda que te apresen y perezcas.
 
 
Junto al Altísimo debe estar tu pensamiento
 
 
y dirigirse sin cesar tu invocación a Cristo.
 
 
Si no sabes especular sobre las altas realidades del Cielo
 
 
descansa pensando en la pasión de Cristo
 
 
y habita gustoso en sus sagradas llagas.
 
 
Si te refugias con devoción
 
 
en las heridas y preciosos estigmas de Jesús
 
 
te sentirás muy reconfortado en las aflicciones,
 
 
no te preocuparás tanto de los desplantes que te hagan
 
 
y podrás soportar fácilmente las palabras hirientes.
 
 
5. Cristo fue despreciado por muchos mientras vivió en la tierra
 
 
y, en medio de ofensas, fue abandonado por sus
 
 
conocidos y amigos
 
 
cuando tenía de ellos mayor necesidad.
 
 
Cristo aceptó sufrir y ser despreciado
 
 
¿y tú te atreves a quejarte de alguna cosa?
 
 
Cristo tuvo adversarios y contradictores
 
 
¿y tú pretendes que todos te sean amigos y benefactores?
 
 
¿Cómo va a premiarse tu paciencia
 
 
si nada adverso te ocurre?
 
 
Si no quieres sufrir nada que te moleste
 
 
¿cómo llegarás a ser amigo de Cristo?
 
 
Sopórtate con Cristo y por Cristo
 
 
si quieres reinar con Cristo.
 
 
6. Si alguna vez, al menos,
 
 
penetrases perfectamente en el interior de Jesús
 
 
y saboreases un poquito de su encendido amor
 
 
entonces dejarías de prestar atención
 
 
a tus propias comodidades o incomodidades
 
 
alegrándote más bien de soportar ofensas
 
 
porque el amor de Jesús hace que las personas
 
 
se den menos importancia a sí mismas.
 
 
El que ama a Jesús y a la Verdad,
 
 
y sinceramente aprecia su vida interior
 
 
manteniéndose libre de condicionamientos alienantes
 
 
puede también libremente comprometerse con Dios,
 
 
elevarse espiritualmente por encima de sí mismo
 
 
y descansar con gran alegría.
 
 
7. Quien aprecia las cosas como son,
 
 
no como se dice o se considera,
 
 
es, de verdad, un sabio
 
 
y más instruido por Dios que por cualquier persona.
 
 
Quien sabe conducirse dentro de sí,
 
 
y darle su justo valor a las cosas exteriores
 
 
no requiere lugar o tiempo determinado
 
 
para dedicarse a los ejercicios que lo llevan a Dios.
 
 
La persona de vida interior pronto se recoge dentro de sí
 
 
porque nunca se desparrama totalmente al exterior.
 
 
No le causa problema el trabajo ordinario
 
 
o las ocupaciones correspondientes al tiempo indicado
 
 
sino que sabe acomodarse a ellas tal como vienen.
 
 
Quien está bien dispuesto y organizado interiormente
 
 
no le da importancia a los hechos famosos o perversos
 
 
de los otros.
 
 
Porque cualquiera puede sufrir impedimentos y distracciones
 
 
en la medida que se deja atraer por las cosas.
 
 
8. Si te comportases rectamente y de verdad fueses puro
 
 
todo se convertiría para ti en beneficio y provecho.
 
 
Por eso muchas cosas te desagradan y con frecuencia te confunden [sic]
 
 
porque aún no te has mortificado perfectamente
 
 
ni te has liberado de tantos intereses rastreros.
 
 
Nada mancha ni compromete así nuestro corazón
 
 
como el amor inconveniente a lo creado.
 
 
Si desatiendes las satisfacciones exteriores,
 
 
podrás contemplar las realidades divinas
 
 
y alegrarte interiormente con frecuencia. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Jue Feb 12, 2009 2:42 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: II
 
 
 
HUMILDE SUJECIÓN
 
 
 
 
1. No estés demasiado pendiente
 
 
de lo que te suceda a favor o en contra
 
 
sino busca y procura
 
 
que Dios esté contigo en todo lo que haces.
 
 
Ten la conciencia en paz y Dios te defenderá bien.
 
 
Porque a quien El quiere ayudar
 
 
ninguna maldad le puede dañar.
 
 
Si tú sabes callar y sufrir
 
 
sin duda verás venir el auxilio de Dios.
 
 
El sabe bien cuándo y cómo liberarte
 
 
y por eso te debes someter.
 
 
A veces es muy conveniente, para defensa de tu propia humildad,
 
 
que otros conozcan y discutan nuestros defectos.
 
 
2. Cuando alguno reconoce sus defectos 
 
 
aplaca con facilidad a los otros 
 
 
y suavemente satisface a los airados contra él.
 
 
Al humilde, Dios protege y libera
 
 
al humilde ama y consuela.
 
 
Al humilde, Dios se inclina
 
 
al humilde concede su mayores favores
 
 
y después de su depresión, eleva hasta la Gloria.
 
 
Al humilde le revela sus secretos
 
 
y lo atrae e invita dulcemente hacia sí.
 
 
El humilde, luego de reconocida su falta,
 
 
se encuentra felizmente en paz 
 
 
porque se mantiene firme en Dios y no en el mundo.
 
 
No creas que algo aprovechaste 
 
 
mientras no te sientas el último de todos. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Vie Feb 13, 2009 3:56 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: III
 
 
BONDAD Y PAZ
 
 
 
 
1. Ponte primero a ti mismo en paz
 
 
y podrás después pacificar a otros.
 
 
La persona pacífica se perfecciona más
 
 
que la que mucho sabe.
 
 
La persona alterada convierte el bien en mal
 
 
y con más facilidad cree lo malo.
 
 
La persona buena y pacífica todo lo convierte en bien.
 
 
Quien vive bien en paz
 
 
de nadie sospecha.
 
 
En cambio, quien está lleno de maldad y trastornado
 
 
es agitado por variadas suspicacias.
 
 
Ni él se está tranquilo
 
 
ni permite que otros lo estén.
 
 
Dice con frecuencia lo que no debería decir
 
 
y omite hacer lo que más le convendría.
 
 
Piensa en las obligaciones de los demás
 
 
y se descuida de las propias.
 
 
Interésate primero por ti mismo
 
 
y luego podrás, con justicia, interesarte por lo demás.
 
 
2. Tú sí que sabes bien disculpar y colorear tus acciones
 
 
y no quieres recibir las disculpas de los otros.
 
 
Sería más justo que tú mismo te acusaras
 
 
y excusaras a tu hermano.
 
 
Si quieres que te soporten,
 
 
soporta tú a los demás.
 
 
Fíjate qué lejos estás todavía
 
 
de la auténtica caridad y humildad 
 
 
que con nadie sabe encolerizarse ni indignarse
 
 
sino contra sí mismo.
 
 
No es gran cosa relacionarse con personas buenas y tranquilas;
 
 
esto, naturalmente, le agrada a cualquiera
 
 
y cada uno de buena gana vive en paz
 
 
con quienes piensan como él, y lo estiman.
 
 
Pero poder permanecer pacíficamente 
 
 
con los toscos, perversos, descontrolados,
 
 
o con quienes nos contrarían
 
 
es una gracia muy especial
 
 
y una actitud de verdad valiente y digna de alabanza.
 
 
3. Hay quienes viven en paz consigo mismos 
 
 
y procuran vivir en paz con los demás.
 
 
Y hay quienes ni tienen paz consigo mismos
 
 
ni permiten que los demás la tengan.
 
 
Son pesados para los demás
 
 
pero son más pesados para sí.
 
 
Y hay quienes saben conservarse en paz
 
 
y procuran pacificar a los otros.
 
 
Sin embargo, toda nuestra paz,
 
 
en ésta difícil existencia 
 
 
debe establecerse más en la sencilla tolerancia
 
 
que evitando sentir las contrariedades.
 
 
El que mejor sabe padecer
 
 
mayor paz adquirirá.
 
 
Éste es el vencedor de sí mismo y dominador del mundo,
 
 
el amigo de Cristo y heredero de los bienes eternos. _________________
  
 
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		clauabru Moderador
  
 
  Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 6144 Ubicación: Buenos Aires, Argentina
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           Publicado:
            Sab Feb 14, 2009 3:49 pm    Asunto:
             
            Tema: Imitación de Cristo - Tomás de Kempis  | 
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				Capítulo: IV
 
 
 
PUREZA EN LA MENTE Y SINCERIDAD EN LA INTENCIÓN
 
 
 
 
1. Mediante dos alas las personas se elevan 
 
 
sobre las limitaciones humanas:
 
 
ellas son la sinceridad y la pureza.
 
 
Sinceridad debe haber en la intención, 
 
 
pureza en los afectos.
 
 
La sinceridad orienta hacia Dios
 
 
la pureza lo abraza y aprecia.
 
 
Ninguna buena acción te obstaculizará
 
 
si estás libre interiormente de afectos desordenados.
 
 
Si nada intentas ni deseas fuera de la voluntad de Dios
 
 
y la utilidad de tu prójimo
 
 
podrás gozar enteramente de la libertad interior.
 
 
Si tu corazón fuese recto
 
 
entonces toda la naturaleza 
 
 
sería para ti espejo de vida y libro de santa enseñanza.
 
 
No existe ninguna criatura tan pequeña o tan vulgar 
 
 
que no represente de alguna manera la bondad de Dios.
 
 
2. Si tú fueses interiormente bueno y puro
 
 
entonces verías y comprenderías bien, sin impedimento todas las cosas.
 
 
El corazón puro atraviesa el Cielo y el Infierno.
 
 
Según cada uno es interiormente,
 
 
de la misma manera juzga el exterior.
 
 
Si existe alegría en este mundo
 
 
es porque hay personas de corazón puro.
 
 
Si existe en alguna parte pena y angustia 
 
 
es donde habita la mala conciencia.
 
 
Como el hierro enrojece cuando lo meten en el fuego
 
 
y se pone todo candente
 
 
así la persona que íntegramente se convierte a Dios
 
 
se desentorpece y transforma renovándose.
 
 
3. Cuando alguno comienza a desanimarse
 
 
entonces le tiene miedo al esfuerzo 
 
 
y con gusto recibe las compensaciones exteriores.
 
 
Pero cuando empieza a dominarse perfectamente a sí mismo
 
 
y caminar con ánimo por el camino de Dios
 
 
entonces se le hacen livianas las cosas que creía pesadas. _________________
  
 
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