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Sobre el mercado

 
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Autor Mensaje
Pepa
Veterano


Registrado: 02 Oct 2005
Mensajes: 4183

MensajePublicado: Sab Oct 11, 2008 2:36 pm    Asunto: Sobre el mercado
Tema: Sobre el mercado
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"Uno de los aportes fundamentales del cristianismo a la humanidad fue el concepto de "simonía", pecado que resulta de vender cosas sagradas. Con esa idea los primeros cristianos distinguían el mundo sagrado del mundo profano y establecían que había cosas que no se podían vender, que estaban excluidas del mercado.
El mercado es un gran invento de la civilización que permite que cada uno concurra con los bienes y servicios que produce para obtener los que le falten. A él debemos la diversificación de la producción, la especialización, la profesionalizaciónn y el aporte de las condiciones materiales para una vida virtuosa y más plena. El mercado, al proporcionarnos los medios, nos asegura la libertad inferior que nos es común con los animales, como la libertad ambulatoria, en el sentido de no estar atado.

El mercado, en la ciudad antigua, estaba en el centro de la plaza mayor y su contrato típico era el de compraventa, paradigma de los contratos conmutativos. Para que el mercado existiese y funcionase bien debía estar contenido por institucines que se ubicaban alrededor de la plaza, fuera del mercado. Dichas instituciones eran la Fortaleza, la legislatura, el Tribunal, la Escuela, el Hospital, el Templo, y, en fin, las casas de las familias. Estas debían asegurar el desarrollo espiritual e intelectual y garantizar los fines superiores: misiones y vocaciones de la ciudad y de los hombres. Ellos salvaguardaban, por eso, las libertades superiores del libre albedrío y la que se adquiere con la coincidencia cada vez mayor con el propio fin o vocación.

Estos ideales superires, transformados en el Bien Común de la ciudad, unían y vinculaban en una fuerte amistad a las ciudades, y el mercado, encuiadrado en su lugar, ayudaba a la prosperidad.

Las instituciones superiores no se regían por el trueque de favores o por el contrato de compraventa: se regían por el don y el servicio. Al ser espirituales, cada vez que otorgaban el acto debido no lo perdían a cambio de otro, como el comerciante, sino que lo poseían cada vez más. Irradiaban e iluminaban sin perder su luz. El maestro sabía más si enseñaba, el juez era más justo con cada sentencia con la que administraba justicia.
^Pero resulta que el materialismo y el hedonismo sobredimensionaron el mercado transformándolo en ley suprema de la sociedad. Y la compra-venta se entronizó como "soberanía del contrato", primer mandamiento y norma de un mundo regiso no ya por el Evangelio sino por el Código de comercio.

Esta hipertrofia del mercado se encaramó primero en el templo, sobreponiendo al púlpito los medios masivos de difusión y cambiando al sacerdote por el ideólogo y la verdad por la noticia mercadería.

Luego avanzó sobre la escuela yt sustituyó al sabio por el sofista, que vende la ciencia, y a partir de ahí sólo hubo leyes para los lobbys, y justicia, salud, educación y seguridad para el que la pueda comprar. La sabiduría occidental había tenido un avance extraordinario el día que Sócrates se había negado a venderla como los sofistas. El mismo Platón, cuando le preguntaron dónde debía edificarse la Academia, respondió: "en el lugar más lejos del mercado".

Perdidos los bienes espirituales y superiores que contienen y rigen los imperios, el mercado estalló por hipertrofia. Esto produjo una disociación general. Mucha gente quedó excluida del mercado, y, al ser este omnicomprensivo, quedó excluida de la sociedad. El resto de la sociedad se convirtió en mercadería más o menos descartable."


(Cfr. Breide Obeid, Rafael: Política y Sentido de la Historia, Cap. 6. Ed. Folia universitaria, Guadalajara, México).
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