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SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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NIGUNIM
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MensajePublicado: Jue Abr 17, 2008 10:52 pm    Asunto: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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Queridos hermanos del foro carismático de Catholic net, me animo a compartirles una rica enseñanza con respecto a un tema que es fundamental dentro de nuestros grupos de oración, en la vida de la Iglesia y porsupuesto también en nuestra vida personal.
Este seminario del Discernimiento lo impartí el año 2001 a mis hermanos servidores de los grupos de oración de la RCC Diósecis del Callao y luego el 2002 lo compartimos con varios hermanos servidores y lideres de la RCC de Lima.
A su vez, esta enseñanza la recibí de mi comunidad de las Bienaventuranzas y es el fruto de un largo trabajo de reflexión y consulta de la antropología, la patrística y las ciencias humanas, realizada por varios miembros de la Comunidad de las Bienaventuranzas, pero de manera especial, el Dr. Fernand Sanchez y el Dr Bernard Dubois, hermanos mayores de los que mucho recibí.
Esta enseñanza es muy extensa y tiene derechos de autor, por esta razón les alcanzaré solamente los fundamentos de la misma de manera que sirva para adquirir un conocimiento fundamental que nos oriente no solo en el ejercicio de la vida carismática sino también en la vida espiritual.
De manera que ire publicando poco a poco los temas y, si ustedes así lo desean, podremos ir compartiendo los puntos que nos parezca bueno aclarar o profundizar.
En Jesús y María: Nigunim



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"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición".
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MensajePublicado: Jue Abr 17, 2008 11:02 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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APRENDER A DISCERNIR

SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO


1. Antropología del discernimiento
2. Los diferentes tipos de discernimiento
3. Cómo adquirir el discernimiento
4. La Experiencia de la Presencia de Dios
5. El discernimiento de los espíritus
6. El discernimiento de una Vocación
7. El discernimiento carismático
8. Discernimiento entre psicología y trastornos espirituales
9. Discernimiento de obstáculos para la sanación
10. Discernimiento del cuerpo comunitario



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MensajePublicado: Jue Abr 17, 2008 11:19 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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ANTROPOLOGÍA DEL DISCERNIMIENTO

EL ARBOL DEL CONOCIMIENTO

¿Por qué Dios nos ha creado?, ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos?, ¿Qué discernimiento poseía el hombre al inicio de la creación?, ¿Qué discernimiento nos queda después de la caída y el pecado original?, ¿Qué discernimiento habrá en el Reino de la Eternidad?. Son muchas las preguntas que surgen y trataremos en estos temas de alcanzar una respuesta.
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EL DISCERNIMIENTO ANTES DE LA CAÍDA

El Señor ha creado al hombre en Adán como un pequeño niño, como un ser inacabado, un ser en devenir que entrará progresivamente en el conocimiento y en la sabiduría de Dios. Le coloca en el jardín del Edén y le invita a crecer, crecer en talla y sabiduría para dominar toda la creación.
Para que podamos comprender la sabiduría de Dios, la Escritura describe, en medio de toda la vegetación existente, dos árboles situados al medio del jardín : el árbol de la vida y el árbol del conocimiento.

8 El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

9 Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Gn 2,8-9


EL ÁRBOL DE LA VIDA

El árbol de la vida está al alcance de todos pues es el árbol del amor de Dios, este amor gratuito que da y se da sin cesar, sin esperar nada a cambio. Lleva frutos en abundancia para la sanación de las naciones y nunca su follaje se marchita.
Coman de su fruto pues este procura la Vida Divina, la Vida eterna.
Los padres de la Iglesia han reconocido en este árbol, el árbol de la Eucaristía, según la palabra de Jesús: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día" (Jn 6-54) Es también el árbol de la Cruz sobre el que ha sido clavado el Salvador de todos los hombres: "Cuando sea elevado sobre la tierra, atraerá hacia mí a todos los hombres" (Jn 12-32)
Y también: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba
el que crea en mí, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva" (Jn 7,37-38.)


Dios ama de tal manera al hombre que desea darle todo y darse El mismo enteramente. Ha hecho de cada hombre su hijo predilecto. Somos coherederos con Cristo, dice San Pablo, (Rm 8,17), llamados a recibir de Él toda la plenitud de Dios. Nuestra herencia es Dios mismo.

El árbol de la vida ofrece la vida eterna a aquel que coma de su fruto.

¿Qué es el árbol del conocimiento y porqué hay una prohibición de tocarlo?.

Todo lo que Dios ha creado es bueno, entonces no podemos imaginar que el árbol del conocimiento sea malo. Los dos árboles que están en medio del jardín, puestos en una evidencia, son ambos excelentes y buenos para comer. Privilegiando al árbol de la vida y prohibiendo al hombre comer del fruto del árbol del conocimiento, Dios actúa como un Padre y usa una pedagogía muy delicada con el hombre.
Recuerda al hombre que es una criatura que tiene un comienzo, un crecimiento y una madurez. Un bebé es primeramente alimentado con leche, luego cuando cumple cinco meses, ya fortalecido, puede absorber un alimento más consistente como papillas, pan y frutas. Adán y Eva apenas formados el sexto día de la creación no eran sino como pequeños niños a los cuales no se les podía dar de comer cualquier cosa.
El Señor también recuerda al hombre que debe crecer en la paciencia para ser semejante a Dios y verlo tal cual es. Esta larga paciencia es una característica de la paternidad de Dios. San Pedro dice: Dios es paciente y espera que nos convirtamos… pues "El no quiere que ni uno solo de sus hijos se pierda" (Mt 17,22)
La paciencia es hija de la humildad y el tiempo del crecimiento permite al hombre adquirir la humildad sin la que no puede ver a Dios.

Dios crea al hombre como un vaso de arcilla cuya vocación es la de ser Templo de Dios “recibiendo a Aquel a quien el universo entero no puede contener”. El hombre es antes que nada un ser de acogida, y es “capacitado” antes de ser apto a dar y darse. Es esta la razón por la que el más grande mandamiento es el del Amor: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc 10,27). Pero el primer mandamiento es el de la escucha: Shema Israel, escucha Israel (Dt 6, 3-4).

Dios forma al hombre a su imagen para ser amado y para amar. Hace de el un ser de amor para quien el amor tiene la primacía ante todas las cosas, aun sobre la ciencia y la inteligencia. San Pablo lo enseña a los corintios, llenos de la sabiduría de la Grecia antigua: Si yo hablará todas las lenguas, las de los hombres y las de los ángeles… Si yo tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios de la ciencia, si yo tuviera la plenitud de la fe… si yo distribuyera todos mis bienes a los pobres, si yo entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo el amor, eso no me sirve de nada… El amor nunca pasará.(I Cor 13)

El recién nacido viene a la vida, vulnerable, dependiente, lleno de confianza, en una actitud de abandono respecto a los deseos de su madre. Es extremadamente permeable al amor o a las faltas de amor porque posee la conciencia del verdadero amor por el que ha sido creado. Esto es posible porque es imagen de Dios y tiene una conciencia de amor. Desarrollará su inteligencia de manera secundaria en la medida del amor que el recibe y su conciencia de razón se despierta progresivamente. El bebé es un ser de amor antes de ser un ser inteligente. El aprende a ser amado en la relación con sus padres. Su madre y su padre son los primeros representantes del rostro de Dios. Gracias a ellos experimentará el amor sensible, base indispensable de su encuentro con Dios.

A medida que va creciendo, el hombre descubre la dicha de ser amado y de amar. Su vocación es el de gozar del amor humano y divino y de poseer los Dones del Espíritu Santo. Esto le es dado a través de los frutos del árbol de la vida.
Así, dotado de estos beneficios del amor, puede dominar progresivamente la creación por su inteligencia. El discernimiento espiritual le es dado en un segundo momento, después de todo un crecimiento indispensable y que le hace capaz de recibir el poder del conocimiento. Debe esperar una madurez espiritual suficiente en el amor para recibir luego de Dios el conocimiento del bien y del mal.


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Ultima edición por NIGUNIM el Vie Abr 18, 2008 11:04 pm, editado 3 veces
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MensajePublicado: Jue Abr 17, 2008 11:47 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO

El hombre no debe comer todavía de este fruto porque el árbol del conocimiento está subordinado al árbol de la vida. Ya lo hemos dicho, Dios quiere dárnoslo todo: El desea ser todo en todos, pero respeta el tiempo del crecimiento humano y reserva el alimento sólido para el hombre adulto en Cristo. No es lo espiritual que aparece primero, sino el hombre psicológico u hombre carnal. Luego viene el hombre espiritual. Es lo que dice san Pablo: "Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente; pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?" (I Cor 3,1-3)

Los padres de la Iglesia identifican este árbol del conocimiento como el discernimiento espiritual, es decir la sabiduría y a la inteligencia espiritual que nos permiten entrar en los pensamientos de Dios. Entonces este árbol lleva los frutos de la inteligencia del espíritu, que juzga toda cosa y no es juzgada por nadie, que conoce como Dios conoce. Este fruto no puede ser consumido sino en la perfección del amor.
En su Divina sabiduría Dios a subordinado la inteligencia al amor: Ella es sirvienta y guardiana del amor.

La inteligencia discierne entre lo que es natural (creado) y lo que es divino (no creado), entre el ser y el tener, entre la realidad y la ilusión, entre el ángel de Dios y el demonio (aun trasformado en ángel de luz), entre el bien y el mal.
La inteligencia ve lo que es, juzga todo y pone a parte lo que pertenece a la luz, a la verdad y a la vida. Pero ella no puede funcionar sin amor. Para juzgar y separar hace falta estar en la misericordia de manera a no entrar en un juicio que acuse y condene.
En Dios, la justicia está subordinada a la misericordia. Es el pecado del hombre que invierte las cosas y coloca a la inteligencia como lo superior.

El discernimiento espiritual no pertenece al origen de la vida humana. Se le da al hombre en la medida de su crecimiento porque está contenido no en la imagen sino en la semejanza. Antes de tener como Dios, el conocimiento de todas las cosas, el Padre nos invita primero a amarle con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. “Caridad y ciencia se sostienen mutuamente; pero la ciencia debe ser aclarada por la caridad”. Esta primacía de la Caridad es proclamada insistentemente por san Pablo cuando dice: "Sin amor no soy nada". El también nos dice: "Pero por encima de todo esto, vestíos de la caridad, que es vínculo de perfección" Col 4, 14.

El hombre no es un “producto final”. El Señor lo ha creado en un devenir, es decir: inacabado y le conduce en un movimiento continuo de crecimiento, en el amor y la verdad. Es por esto que la adquisición del discernimiento es algo progresivo: "Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.
Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad" (I Cor 13, 9-13)


El Señor visita al hombre en la brisa de la tarde: "Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín" (Gn 3,8.) Esto es en la tradición bíblica al comienzo de la tarde; el calor del sol ya no es tan fuerte. Esto significa que Adán y Eva no están en la plenitud de la divinidad y de la unión a Dios. El Señor les habla dulcemente, delicadamente, para no hacer daño a estos dos seres frágiles que vienen a la vida. Dios es un fuego devorador, es lo que dice el libro del Deuteronomio, y el hombre pecador no puede soportar esta presencia. Para ver a Dios tal y como es, hace falta morir, morir a sí mismo para que tengamos ojos tan sencillos, tan puros y humildes capaces de descubrirle. Debemos estar llenos del amor divino. Esto no es posible sino al término de un lento crecimiento natural y espiritual en cuyo curso el Espíritu Santo y el hombre se encuentran mutuamente y se descubren en el amor, la obediencia y la paciencia, la perseverancia y la humildad. Así el hombre es progresivamente trasfigurado: "Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es" (I Jn 3,2)

En el tiempo del noviazgo espiritual (sextas moradas), el hombre ve a Dios por un instante como si el velo que les separa se levantara. Dios nos introduce poco a poco en su intimidad, en su humildad y su amor, pues sin esto no le reconoceríamos.
Santa Teresa de Ávila escribe: “Podemos en esta vida crecer para conocer a Dios, aprenderlo y verlo”. Santa Teresa de Ávila expresa esto de una manera maravillosa en “El castillo del alma”. Apoyándose en la palabra de las escrituras: “Tu esposo será tu Creador”(Is 54,5) ella describe varias moradas en nuestra casa interior que corresponden a siete etapas sucesivas llevando al noviazgo y al desposorio espiritual. El matrimonio espiritual corresponde al faz a faz.

Por lo tanto es necesario todo un trabajo de crecimiento para ver a Dios : este lleva al discernimiento espiritual. Dios da al hombre todo en primicias desde el comienzo. "Es por esto que poseemos ya las arras del Espíritu" (II Cor 5,5), y viviremos en el Espíritu si permanecemos en el amor de Cristo: "Yo no los llamo servidores sino amigos. El servidor ignora lo que hace su maestro. Todo lo que he recibido del Padre se los he dado a conocer… El Espíritu les recordará todas estas cosas" (Jn 15)
El discernimiento espiritual es dado a los amigos de Dios, a aquellos que perseveran en el amor en el corazón mismo de la prueba.


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Ultima edición por NIGUNIM el Sab Abr 19, 2008 12:40 am, editado 1 vez
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MensajePublicado: Vie Abr 18, 2008 12:01 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL DISCERNIMIENTO DESPUÉS DE LA CAIDA

El pecado apareció cuando el hombre desobedeció a Dios, prefiriendo seguir su deseo egocéntrico de probar antes de la hora el fruto del árbol del conocimiento. Esta actitud traduce un rechazo a la pedagogía de Dios, un rechazo de ser hijo del Padre.

EL RECHAZO DE LA PEDAGOGÍA DIVINA

El rechazo de la pedagogía divina se traduce por el rechazo de la relación de amor, el rechazo de depender de Dios recibiendo todo de El (gracias a los frutos del árbol de la vida) y por el deseo de acceder solo e inmediatamente al conocimiento que procura la inteligencia, sin tener en cuenta al dador de todo bien y a la necesidad del crecimiento.

El hombre quiere ser una fuente por él mismo. Neglige al Creador y trata orgullosamente de adquirir la inteligencia solo, por sus propios esfuerzos y no en una intimidad filial con Dios. El otro se convierte en una amenaza y se esforzará por dominarle de manera que no se encuentre en peligro ante este. Desea poseer y gozar solo para él, en un movimiento de codicia egocéntrica porque el fruto del árbol es agradable al comer y seductor a la vista.
El gozo y el conocimiento no están más ordenados y subordinados al amor de Dios. La inteligencia no será ordenada al amor y al crecimiento del hombre y de la creación. El hombre quiere convertirse en fuente de la sabiduría, ser como Dios, pero sin la Sabiduría eterna.
Sin embargo, el discernimiento le es dado al hombre para una mayor intimidad con Dios, para que le conozca y le ame.
Por eso, para regresar al discernimiento, debemos retornar a la proposición que el Señor nos hace: No coman del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, sino que coman del fruto del árbol de la vida. El Señor no duda en decirnos cuál es la elección correcta sin violar nuestra libertad pues cada uno debe elegir: "Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a él; pues en eso está tu vida, así como la prolongación de tus días mientras habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob" (Dt 30, 19-20)

Para esto debemos experimentar la oración, la lectura de la Palabra de Dios, debemos alimentarnos de los sacramentos, con la actitud de María, a los pies de Jesús, y no con la actitud de Marta que se afana e inquieta y prefiere hacer que ser. Respetemos esta prioridad que nos pide el Señor.

Dios ha creado el mundo y vio que esto era bueno. Todas las posibilidades de adquirir el discernimiento por nuestros propios esfuerzos son buenas a condición de reordenarlas a su finalidad, en el respeto del tiempo del crecimiento, no en la inmediatez y la codicia.
Adán y Eva han querido probar prematuramente, es decir sin amor, la ciencia espiritual y ellos eran en ese momento como niños. Han querido captar por ellos mismos lo que se recibe gratuitamente de manos de Dios, en su tiempo: La sabiduría, la inteligencia espiritual. Entonces fueron puestos en cautividad por aquello que no es: la creación, el tener, el saber, el hacer y todo esto cortados y separados del amor divino.

CONSCUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA CAIDA

Las consecuencias psicológicas que aparecieron después de la caída son de manera principal tres:
• La aparición de tres emociones: el sufrimiento, la vergüenza y la angustia. Estas modifican la mirada del hombre.
• La visión se trasforma en lucidez dolorosa, vergonzosa, perezosa, independiente, que acusa, juzga y condena.
• Entonces el hombre se esconde: aparece la opacidad de la vulnerabilidad (los taparrabos) ocultarse ante los demás, ocultarse frente a Dios en lo que compete a la responsabilidad de nuestros actos y así, cambiamos la dependencia de amor por la ilusión de la independencia.

”Entonces sus ojos se abrieron y vieron que estaban desnudos” (Gn 3,7)

¿Qué es lo que ellos ven y qué es lo que contestan?, ¿De qué visión y de qué conocimiento hablamos aquí?, ¿Significa esto que antes de la caída ellos no veían ni conocían?. ¡No, porque la visión y el conocimiento de su desnudez no son algo nuevo!
Efectivamente, las Escrituras nos dicen que ellos estaban desnudos antes del pecado y esto no les causaba ningún dolor. ¿Qué es esta desnudez?. Para comprenderlo bien nos es necesario regresar a la condición del hombre antes de la caída.

Contrariamente a lo que a menudo se afirma, no podemos sobreponer esta desnudez a la desnudez física o a la sexualidad. El término hebreo arom se traduce por “desnudo”; en cambio “aromim” no significa desnudez sino vulnerabilidad, fragilidad, limite, debilidad, pobreza, humillación. Si esta escrito que ni Adán ni Eva tenían absolutamente vergüenza de su desnudez antes de la caída, esto significa que su vulnerabilidad y su debilidad que los hacía dependientes de Dios, no les molestaba de ninguna manera. Pero luego el hombre y la mujer verán y conocerán sus límites. Ellos sabían que no eran como Dios. Ellos poseían un cierto discernimiento por los dones preternaturales . Vivían la complementariedad. Eran felices porque pertenecían a Dios y aceptaban su debilidad de niños alimentados todavía con leche pero llamados a crecer para reinar sobre la creación en la voluntad de Dios y la sabiduría.
La vulnerabilidad de Adán y Eva antes de la caída era un estado de dependencia de amor que atraía los dones de Dios.
¿Qué es lo que ocasiona el pecado?. La Palabra dice: Los ojos se les abrieron. ¿Acaso no los tenían abiertos antes?, ¡Por supuesto que sí!, se quiere decir otra cosa. Quiere decir que sus ojos se abrieron de otra manera. Abrir los ojos y ver supone el sentido de la visión.
En la Biblia la visión esta siempre relacionada con la inteligencia de la fe. El que ve, comprende lo que ve, sabe y conoce. Antes de la caída, Adán y Eva conocían su desnudez y esto no les traía ningún problema. Ellos eran vulnerables y estaban felices de serlo porque vivían en esta dependencia de amor faz a Dios.
Después de la caída este conocimiento cambia porque no se encuentran ya en dependencia hacia Dios, este conocimiento cambia sus corazones, sus ojos se abren y esta visión les resulta dolorosa.


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MensajePublicado: Vie Abr 18, 2008 12:18 am    Asunto:
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Las tres Emociones

El Dolor

El primer efecto de la caída es hacer doloroso, insoportable y traumatizante el conocimiento de nuestra debilidad.
El pecado abre los ojos: desde entonces la apreciación de nuestra vulnerabilidad no es la misma. Ella nos hace mal porque la vivimos en ruptura con Dios. El hombre ve dolorosamente su debilidad y su mirada sobre él mismo y sobre los demás cambia.
Luego la Escritura especifica: "ellos vieron que estaban desnudos". Así este conocimiento no esta fundado en el amor sino en la vergüenza.

La Vergüenza

El segundo efecto de la caída produce en Adán y Eva la vergüenza de su desnudez.
El pecado da una nueva lucidez que hiere, que hace mal y que mata porque la mirada del hombre se ha cortado de la relación de amor y de la misericordia de Dios. Este conocimiento les permite descubrir su pobreza, su vulnerabilidad, pero en la ruptura de la relación con Dios, ellos conocen pero sin Dios. Esta vergüenza contamina toda la relación y la mirada que tenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre Dios.
¿Cuáles son las reacciones del hombre cuando se encuentra con el sufrimiento y la vergüenza?... Adán dice: "Tengo miedo porque estoy desnudo"

La Angustia

El tercer efecto de la caída es de convertir esta desnudez en algo angustiante.
Primero se tiene miedo de ser vulnerable, entonces ese miedo es un miedo a sufrir porque cuando soy vulnerable yo no me puedo defender por mis propias fuerzas. Así, sin defensas, mi riesgo es de ser herido y sufrir. Nuestra fragilidad frente a los acontecimientos, la agresión de la vida, la enfermedad y la muerte, todo eso nos da miedo.

Estos son los tres sentimientos que transforman nuestra mirada sobre nosotros mismos y sobre Dios, y nos ocurre que cada vez que somos confrontados a nuestra vulnerabilidad decimos interiormente:
Me duele, tengo vergüenza y tengo miedo.

Estos sentimientos serán insoportables en tanto que no podamos dar un sentido a lo que vivimos y ese sentido se encuentra en el camino de la Alianza con Dios.

Por la desobediencia, Adán y Eva, invadidos por el dolor, la vergüenza y la angustia de su vulnerabilidad, reaccionan defendiéndose solos, en la independencia. Ellos harán otra experiencia dramática del pecado: La opacidad. Adán y Eva teniendo miedo por verse desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron taparrabos.

La opacidad de la vulnerabilidad

La primera reacción será la de cubrirse con hojas: esconder mi vulnerabilidad y mi dependencia a mis propios ojos y a los ojos de los demás.
Le llamamos a eso el manto de las apariencias, la búsqueda del saber y del parecer, esto que es como “polvo en los ojos”. Es el rechazo tan claro de mi vulnerabilidad a través de una apariencia de invulnerabilidad. Un comportamiento así es eficaz porque Adán logra esconderse a los ojos de Eva y Eva hace lo mismo respecto de Adán. ¿Cuál es la finalidad de esto?, evitar la angustia de la vulnerabilidad.
La caída establece al hombre en un rechazo de su condición humana, la negación de su propia vulnerabilidad, el rechazo de la dependencia de amor y de la confianza.


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MensajePublicado: Vie Abr 18, 2008 12:33 am    Asunto:
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CONSECUENCIAS ESPIRITUALES DE LA CAÍDA

Las consecuencias espirituales que aparecen después de la caída son de tres ordenes: la duda, la ignorancia y el juicio.

La Duda

La introducción de la duda sobre el amor de Dios, sobre el amor de los demás tiene por consecuencia inmediata la ruptura con Dios y con los demás. “El me engaña, Él me ha abandonado, El no me ama, no le intereso”"Si me amara no permitiría que esto me ocurra". Son frases que si alguna vez nuestros labios no han pronunciado si las hemos resentido en el corazón, sobre todo en el momento de la prueba que es donde aparece la angustia.

Adán y Eva entran en la tentación por la mentira : la presencia de la mentira es uno de los criterios del discernimiento de la tentación.
Ella nos promete la gracia de obtener el discernimiento inmediatamente para luego hacernos creer que no tendremos lo que Dios nos promete porque no lo obtenemos inmediatamente. Esto es lo propio de la ilusión espiritual: quiero todo inmediatamente como si Dios no tuviera la intención de dármelo finalmente.
La ilusión consiste en creer que por mi “acción”, por mis fuerzas, yo podré tomar la inteligencia espiritual, olvidando así que ella es un don de Dios reservado a los pobres de espíritu. Encontramos ese deseo desviado en el esoterismo, en la nueva era (new age), con toda una confusión entre lo psicológico y lo espiritual.

La duda pervierte la razón que no sabe ya dónde está el bien o dónde está el mal. La duda debilita la voluntad y lleva al hombre al olvido de Dios, al olvido del Amor del Padre. El hombre olvida a Dios y sus mandamientos, olvida también su origen y finalidad, el olvida su vocación, es decir que olvida que es un ser de amor.
La duda y el olvido hieren en su momento la imaginación del hombre que entra en la ilusión y la inteligencia se vuelve orgullosa: ella piensa ser auto suficiente.
Entonces la afectividad cae en la codicia porque la duda ha introducido la perdida de confianza, el deseo de independencia y la ruptura de la relación.
El hombre esconde su relación con Dios, se oculta en el jardín y se separa de Dios. Esta es la ruptura de la Alianza. Cuando el Señor le visita le hace la siguiente pregunta:"¿Dónde estás?" Intentando ahondar en esta pregunta profunda que Dios nos hace, profunda y simple a la vez, El dice: "¿Cómo es que tu desnudez te resulta dolorosa al punto que te escondes?". Y el hombre le responde como lo hacemos todos, acusando a los otros y acusando a Dios: Fue la mujer que tú me diste… es la serpiente que me ha tentado y comí…

La Ignorancia

La ignorancia y el desconocimiento de sí y de Dios ocasionarán la aparición de las falsas imágenes de Dios y de los demás que perturbaran seriamente las relaciones. Aparecerá la idealización que es revestir a una persona o una situación de atributos ficticios o ilusorios.
Escoger a la criatura en lugar del Creador es cortarse de la fuente principal de la vida y entrar en la cautividad; esta cautividad podría ser definida por la palabra “opacidad”, detengo mi camino y olvido que mi finalidad no es la criatura sino el Señor. Entonces olvido mi finalidad, olvido de dónde vengo, a dónde voy y quién soy yo.
El estado de cautividad producirá dos opacidades espirituales: opacidad en la relación con Dios como Creador y Padre y opacidad de mi vocación como criatura e hijo de Dios.

El Juicio

A los ojos de los hombres y a mis propios ojos yo escondo mi vulnerabilidad.
A los ojos de Dios yo no busco esconder mi vulnerabilidad pero si busco esconder mi desobediencia que es mi pecado, es decir mi responsabilidad. Es la segunda opacidad que separa el mundo psicológico del mundo espiritual.
El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?"
Este contestó: "Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí."(Gn 3, 9-10)
Por no reconocer nuestro pecado utilizamos la mentira y todo un sistema de defensa. ¿Qué hace Adán cuando Dios viene a verle y le dice: “Si tienes vergüenza, si sientes miedo y sufres, eso quiere decir que has hecho lo que es malo a mis ojos”?. El miente, no dice: “Si Señor, tengo miedo porque te desobedecí” tampoco dice: “Si Señor, tengo vergüenza porque te desobedecí” o “Sufro, siento dolor porque te he desobedecido”. Aquí Adán no tiene la misma actitud que David que dice:
Contra ti, contra ti solo peque, cometí la maldad que aborreces (Salmo 50,3)
Adán se esconde y Dios le busca ¿Dónde estas? Le dice el Señor y me lo dice a mí también. Yo también me escondo. Dios termina siempre por encontrarme, aun si me esfuerzo por huir lejos de Él. Y Dios me busca: ¿Me dejaré encontrar o me quedaré siempre escondido, en mi rechazo por no querer ver mi pecado?. Escuché el ruido de tus pasos en el jardín… y me escondí.
Adán es incapaz de pedir perdón a Dios, al contrario, continúa escondiéndose utilizando otro medio de defensa: Es la mujer que tu me diste que me dio el fruto y yo comí.El rechazo de reconocer mi vulnerabilidad y de confesar mi responsabilidad me hace permanecer en una auto justificación y la acusación de Dios y de mis hermanos.
Bastará con leer en la historia para encontrar las persecuciones que la mujer a padecido por parte del hombre porque ella llevaba la responsabilidad de la falta. El hombre acusa a la mujer y acusa a Dios como el responsable de su caída: Dios mismo ha sido llevado al banco de los acusados.
Por su parte, Eva responde: Es la serpiente que me dio de comer No soy yo, es el demonio”. Hemos entrado en un proceso de mentira y es importante el saberlo y conocer esta mentira porque es también la nuestra.
Justificación, acusación y construcción de un sistema de defensa agresivo que me permite no ver mi responsabilidad y aislarme en una actitud independiente donde creo hacer lo que yo quiero y cómo quiero. Digo creo porque evidentemente esta reacción está totalmente sumergida en la ilusión. "Yo soy la vid; vosotros los sarmientos.El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada (Jn 15,5)"
Adán ya no ve más a Dios en el amor y la misericordia. El lo percibe desde su sufrimiento, a través del miedo y la vergüenza de sí. Dios se convierte para él en un agresor y un justiciero: “Yo no he hecho nada, tengo miedo porque estoy desnudo por eso me he escondido. La culpa la tiene la mujer y no olvides que eres tú que me la diste. La culpa la tienes Tú y ella”.
Nada de lo que se nos dio al origen nos será retirado.
"Los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Rm 11,29)
Dios nos deja el acceso al árbol de la Vida pero fuera del paraíso y nos pide el no comer inmediatamente del árbol del conocimiento.


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MensajePublicado: Vie Abr 18, 2008 12:53 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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CONSECUENCIAS SOBRE EL ACOMPAÑAMIENTO Y LA GUÍA ESPIRITUAL

Querer adquirir el discernimiento por uno mismo nos corta de la relación con los demás: es un medio de esconder mi vulnerabilidad. Poseer conocimientos, técnicas, riquezas intelectuales, es un medio de aumentar mi supremacía ante los demás y por lo tanto una ocasión para cortarme del resto. No que exista mal en obtener esa riqueza sino que el mal radica en la manera como nos servimos de ella.
El discernimiento espiritual viene a reposar sobre un discernimiento psicológico adquirido, fruto de mis esfuerzos personales, de mis conocimientos y de mi formación. Este discernimiento espiritual evangeliza mi discernimiento psicológico, lo espiritualiza y lo pneumatiza.

Dos grandes riesgos amenazan al hombre luego de la caída: hacer del discernimiento psicológico un absoluto o de lo contrario no reconocerlo y negarlo.

Hacer del discernimiento psicológico un absoluto

La tendencia permanente del hombre marcado por el pecado original es escoger el discernimiento psicológico como base de toda cosa. Reemplaza el discernimiento espiritual que es algo que se recibe, por el discernimiento psicológico que está al alcance de su mano. En este caso el hombre cree poder dominar las realidades del mundo espiritual por sus conocimientos psicológicos.
Pero Dios nos propone lo inverso: someter lo psicológico a lo espiritual.
"Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte...Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual." (Rm 8,2-5)

Este es el principio de la Encarnación: dar la prioridad al dejar hacer ante el hacer, es el espíritu sobre la letra, la misericordia sobre la justicia, la fe sobre la ley, el amor sobre la inteligencia. Dios quiere espiritualizar los conocimientos humanos que voy a adquirir a lo largo de mi vida para reorientarlos.
Por ejemplo diremos que el siglo llamado de “las luces” fue el siglo de la diosa “razón”, eso condujo al mundo al ateismo y a la secularización; eso no quiere decir que la razón sea mala por ella misma, pero si quiere decir que ella no puede pretender explicar y comprender todo por sí misma.
Aquí estamos poniendo el dedo sobre un gran riesgo: el gran riesgo es de hacer del medio un fin. Hacer de este conocimiento un todo, esto es entrar en la dinámica de la caída olvidando a Dios.
"En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia;pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó.
Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables;
porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció:jactándose de sabios se volvieron estúpidos,y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles... a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén" (Rm 1, 18-25)


En el medio esotérico, se hacen esfuerzos por recuperar lo “espiritual” y utilizarlo al servicio de lo “psicológico” en la dinámica del “hacer” en prioridad, esto para que el hombre pueda dominar las cosas.
Esta dinámica es la misma que hizo entrar a Adán y Eva en la caída. Por ejemplo eso lo vemos en las corrientes de la nueva era que quieren comprender psicológicamente las experiencias místicas y espirituales.

Despreciar el discernimiento psicológico queriendo ir directamente a lo espiritual

El que es negligente con el conocimiento corre el riesgo de caer en el otro exceso que es el angelismo y la negación de la encarnación. Y sabemos que el ángel sin Dios ya no es ángel sino demonio. Esto es querer evitar la realidad redentora del misterio de la Cruz.
Para discernir como Dios discierne nos será necesario vivir el misterio de la Cruz: de esta manera pasamos de la comprensión al verdadero conocimiento.
La comprensión es un esfuerzo de la razón y de la inteligencia discursiva para analizar y captar todo el conjunto. Y para hacer esto no es necesario el amor.

El conocimiento es una inteligencia del corazón: la Biblia dice que dos esposos se “Conocen” cuando la totalidad de su unión ha sido consumada. Esta unión descansa sobre el amor y este la aclara y orienta. Pero es muy importante ver que el amor es indispensable porque es el que da la nobleza a la inteligencia y la dignifica.
Este conocimiento nos da acceso, por ejemplo a la lectura amorosa de la Palabra de Dios.

La Cruz es la cima del discernimiento: acceder al discernimiento espiritual es pasar por la muerte y la resurrección de Jesucristo.
Es morir a mi “hacer” para “dejarme hacer”. "Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado" (I Cor 2,1-2)

Es por eso que la Encarnación y la Resurrección son las dos piedras fundamentales del discernimiento pero también son las piedras de tropiezo para todas las herejías : estas dos verdades constituyen el mejor criterio de discernimiento frente a todos los errores ideológicos, filosóficos y religiosos.


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MensajePublicado: Vie Abr 18, 2008 1:05 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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LA MISERICORDIA DE DIOS

Dios reacciona frente al pecado del hombre con su misericordia: mantiene y no retira todas las promesas que hizo al hombre.
La Misericordia de Dios reintroduce al hombre en su finalidad primero por la Alianza de la Ley y luego por la Nueva Alianza en Cristo.
El ser humano puede escoger nuevamente ser cada vez más y más semejante a Dios, gracias al don del Espíritu Santo.
Vemos que el hombre percibe a Dios como un acusador, pero El le responde por misericordia : El Señor fabricó para Adán y Eva túnicas de piel y les vistió (Gn 3,21)
Dios nos reviste de su misericordia y nos propone el no quedarnos encerrados en nuestros límites psicológicos (carnales). El nos invita a abrirnos a la vida en el Espíritu.
Estas túnicas de piel, corresponden a esta inmensa promesa de sobrepasar nuestros límites, pero siempre es con Dios, por Cristo y en el Espíritu Santo.

El Señor nos restablece progresivamente:

• En la visión de Dios: He perdido este faz a faz por mi pecado pero puedo contemplar al Señor en la Eucaristía y también en mi corazón.
• En el conocimiento del corazón del hombre: No se quién soy, cuáles son mis heridas y cuál es mi pecado, pero el Señor me da a la Iglesia con toda su sabiduría y el conocimiento de las ciencias humanas iluminadas y ordenadas por el Espíritu para despertar mi corazón.
• En el discernimiento de espíritus: No podemos ver el mundo invisible de los ángeles y de los demonios, pero la Iglesia nos da por toda su tradición, las reglas del combate espiritual que nos permite reconocer lo que es del Espíritu de Dios y lo que es del espíritu del mal.



NOTA

En lo anterior y en adelante, cuando se habla de psicología se hace referencia a lo que san Pablo denomina "el hombre carnal u hombre psicológico y también a la ciencia humana que da luces importantes sobre ciertos temas relacionados con la conducta del hombre".

Será bastante frecuente que al pie de cada publicación aparezcan repetidas ediciones del texto. Esto es por varias razones: errores de redacción, inclusión de alguna explicación si fuera necesario y, lo más importante, las citas bíblicas que dan origen a los textos.

Las citas bíblicas serán tomadas de la Biblia de Jerusalen, la cual pueden ustedes consultar desde la página de Catholic net.

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MensajePublicado: Dom Abr 20, 2008 11:29 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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REFLEXIONES SOBRE LO DICHO

De lo ya expuesto surgen varias ideas que nos pueden cuestionar interiormente y nos llevan a profundizar nuestra visión sobre Dios y la relación personal que mantenemos con El.

Sugiero algunas:

- El crecimiento espiritual no va separado del crecimiento humano. No es posible crecer espiritualmente si nuestra forma de vida no es trasformada.
Esto es una consecuencia de la unidad del ser humano. Somos uno: cuerpo y alma.

- Ese crecimiento es un proceso, no es inmediato, lleva tiempo. Podemos decir que es el trabajo de la Gracia en toda una vida. Tenemos el testimonio de nuestros hermanos los santos.
Por lo tanto quien quiera crecer en discernimiento obligatoriamente deberá crecer en humildad y paciencia porque todo don se recibe y no se toma.

- El conocimiento no está por encima del amor. El conocimiento sin amor se convierte en fuente de orgullo y nos desfigura, hace que escondamos nuestra vulnerabilidad en una actitud ilusoria y carente de verdad y nos desvía de nuestra vocación profunda.

- Nuestra mirada, la de todos, ha sido profundamente herida por el pecado. Ello altera nuestra relación con los demás y con Dios. Podemos así comprender que todos somos portadores de diferentes heridas interiores que necesitan ser presentadas al Señor para que sanen.

- Continuamente podemos descubrir actitudes que nos revelan a qué punto preferimos ser independientes antes que contar con un Padre. Esto también se ve dificultado por la historia personal de cada uno en su relación con la paternidad. Dios nos llama a pasar de la independencia a la autonomía.

- La autonomía nos conduce al espacio en el que podemos ser perfectamente adultos, libres de escoger lo que queremos hacer pero conservando nuestra relación de amor con Dios. Ella no supone una sujeción servil que nos reduce a una suerte de dependencia infantil, por el contrario, nos entrena en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. "Ama y haz lo que quieras" dice san Agustín
Esta es la dinámica que nos introduce en una verdadera vida mística, es decir una vida que busca estar unida a Dios, permanentemente bajo su mirada y en tensión hacia la bienaventuranza prometida. El hombre adulto, espiritualmente hablando, es aquel que avanza en este camino que no es otro que el de la infancia espiritual.

____________________________________________________________

A continuación vamos a abordar el segundo tema, los diferentes tipos de discernimiento.

Sugiero que si se desea profundizar, comentar o intercambiar sobre estas reflexiones, lo hagamos en un tema separado de este seminario, en otro post que puede estar asociado a este.

Dios les Bendiga



"Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta." Sta teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz
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MensajePublicado: Mar Abr 22, 2008 12:00 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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LOS DIFERENTES DISCERNIMIENTOS
( segundo tema )


INTRODUCCIÓN

DEFINICIÓN

El discernimiento es la ciencia de la inteligencia que conduce al conocimiento, a la sabiduría y a la clarividencia (Facultad de comprender y discernir claramente las cosas). Diccionario de la Real Academia de la lengua española.
Retomando la etimología y la enseñanza de las Sagradas Escrituras, vemos que se individualizan tres sentidos para la palabra “discernir”:
Discutir, examinar y verificar e interpretar.

Discutir

El verbo discernir viene en sus orígenes de los términos griegos ”diacrise” y “metrom” que significan respectivamente “discutir” y “medir”o dividir, separar, juzgar, discriminar, balancear y pesar, sopesar cuidadosamente algo.
San Pablo en la epístola que escribe a los corintios dice a propósito de los carismas: "...a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas" (I Cor 12,10) discernimiento de espíritus.... ‘diacrises neumaton’
Luego cuando escribe a los romanos utiliza este témino "diacrises" de la siguiente manera: "Acoged bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones" (Rm 14,1)
Por otro lado, las Santa Escritura nos acerca a la utilidad del discernir cuando en el libro de los proverbios dice: "Por falta de deliberación, fracasan los planes,con muchos consejeros, se llevan a cabo" (Pr 15,22)


Examinar y Verificar

Discernir significa también “examinar” y “verificar” pero es en el sentido de poner a prueba, esto para ver en verdad lo que hay en el fondo del corazón. De manera que este acto implica una separación, poner a parte y elegir.
San Pablo lo enseña claramente: "En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal" (He 5,14)
Esto puede llevar inclusive a zanjar y dividir, como lo dice también san Pablo al afirmar que la Palabra de Dios es viva y eficaz, como espada de doble filo que escruta y conoce las profundidades (He 4,12). También veremos que san Pablo educa a los Tesalonicenses exhortándolos a acoger y discernir lo que es bueno y denunciar las obras de las tinieblas:
"No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías;examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo genero de mal" (I Ts 5,19-22)

No apaguen el Espíritu (acojan)… Verifiquen, examinen todo: lo que es bueno reténganlo (disciernan); guárdense de todo tipo de mal (denuncien).

Interpretar

Finalmente, en la palabra discernimiento existe la noción de la interpretación de los acontecimientos, es decir la relectura: esto es importante en el acompañamiento espiritual por que el discernimiento llama a la elección y a la libertad individual: este discernimiento zanja, divide y corta, interpretando pero conjuntamente dando una existencia personal, restablece al hombre en su verdadera vocación y en su finalidad.

El discernimiento es como esta cabeza que llevan los misiles que buscan siempre el blanco, a través de la elección que se ha tomado, nos orienta o no sobre la trayectoria de la imagen a la semejanza.
El discernimiento nos da la dirección. Es por esto que el discernimiento es considerado por los padres monásticos como la cima de la vida cristiana. Ellos le llaman “la virtud de las virtudes”.

Para ir hacia Dios debemos pasar obligatoriamente por el perdón: este representa la bisagra de todo encuentro con el Señor. Contrariamente, el discernimiento es la finalidad: ver como Dios ve, comprender como Dios comprende, conocer como Dios conoce, con un amor iluminado por la inteligencia y una inteligencia asistida por el amor.
En el Evangelio de san Juan el Señor nos dice: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo" (Jn 17,3). Y para san Pablo la finalidad de nuestra vida cristiana es conocer a Dios como Él nos conoce:
"Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido" (I Cor 13,12)


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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 10:56 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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LOS DIFERENTES DISCERNIMIENTOS

Dios es fiel y no nos retira nunca aquello que nos ha dado. Nosotros guardamos, a pesar del pecado original, un discernimiento natural de tipo psicológico que se inscribe en el crecimiento del hombre. A este se añade un discernimiento espiritual que es como una potencia en nuestro interior; todo el camino de conversión indispensable para ver a Dios faz a faz nos lleva progresivamente a la adquisición de este discernimiento espiritual que viene a evangelizar el discernimiento natural.
Al final, será la plenitud del discernimiento lo que viviremos en la visión beatífica porque seremos semejantes a Dios. Le veremos tal y como El es.

Vamos a abordar el discernimiento en sus tres partes:

El discernimiento natural

El discernimiento adquirido sensible (experimental y doctrinal)

El discernimiento adquirido infuso (sacramental y místico)
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 11:35 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL DISCERNIMIENTO NATURAL

Podríamos pensar que el pecado, arrojando al hombre en las tinieblas, ha destruido en el toda capacidad para discernir. Pero la verdad es que la Misericordia de Dios ha tenido piedad y nos ha cubierto con estas pieles. Este acto de Dios significa que El nos devuelve nuestra vocación primera, porque Dios da y da todavía más: sus dones son sin arrepentimiento: Dios rehabilita en el hombre la inteligencia razonable y las facultades sensibles (memoria, afectividad e imaginación) heridas por el pecado, dándole así el discernimiento natural.

LA LEY NATURAL

El discernimiento natural permite reconocer lo que es bueno y lo que es malo. San Agustín llama a esto la ley natural, la ley de la conciencia que nos dicta esto que se hace y esto otro que no se hace. Los paganos… sin poseer la Ley, respetan ellos mismos su ley; muestran la realidad de esta Ley inscrita en su corazón, por el testimonio de su conciencia como por la censura o el elogio que se hacen los unos a los otros.
Los no creyentes, testimonian así de esta ley inscrita en sus corazones por la conciencia; estos son los llamados “hombres de buena voluntad” que se aproximan a la ley de Dios: No matarás, no robaras, no cometerás adulterio, amaras a tu prójimo…
La ley de nuestra conciencia no es ajena a la ley mosaica porque ella esta inscrita por Dios en nuestro ser como un don inalienable situado en nuestro espíritu. Orígenes le llama la conciencia moral. Su interpretación es desgraciadamente opacada por las heridas del alma; en el peor de los casos está totalmente escondida en las perversiones de la ley natural que evoca el libro de Isaías en el capítulo 4: Lo que es bueno se vuelve malo y lo que es malo se vuelve bueno.
Estas perversiones son frecuentes actualmente y se infiltran hasta en la ley social : el aborto, la eutanasia, las manipulaciones del embrión, etc.

UN CONOCIMIENTO PARCIAL Y HERIDO

El discernimiento natural es únicamente psicológico. No hace intervenir a la vida espiritual. Por eso se afirma que no es dado de manera infusa sino de modo natural. Este es un don gratuito que Dios ofrece al hombre en el momento del acto creador. Está contenido en la imagen de Dios, pero se expresa por las facultades psicológicas, es decir las facultades sensibles del alma. Por esto su expresión es parcial y está herida. El discernimiento es inalienable en la imagen pero está herido en su expresión.
La ley natural es la fuente de un primer discernimiento humano cuya medida y nobleza queda en la conciencia y el corazón del hombre.
"Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!
Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor" (I Cor 4,3-4)



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MensajePublicado: Jue Abr 24, 2008 1:03 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL DISCERNIMIENTO ADQUIRIDO SENCIBLE

Contiene el discernimiento experimental, el discernimiento recibido por la formación intelectual y el discernimiento doctrinal.

EL DISCERNIMIENTO EXPERIMENTAL

Después del discernimiento natural, el discernimiento experimental es una segunda etapa en la adquisición del conocimiento. Lo obtenemos por el esfuerzo del aprendizaje.

Depende sobre todo:

• De la tradición familiar en la que se forjan a lo largo de los años el ideal paterno y el ideal del yo.
• De la tradición socio cultural y religiosa : el conocimiento no será el mismo en un cristiano, en un musulmán o en un budista.

Es por esto que el discernimiento experimental varía según el contexto en el que vivimos. La utilización del dinero, por ejemplo, no será el mismo en un medio burgués o en un barrio pobre, en una tribu africana o en París.
El discernimiento experimental es adquirido por la experiencia de la vida y la educación. Este es también únicamente psicológico: participa activamente en el desarrollo de la psicología de la personalidad. Por lo tanto es sensible, limitado y pecador, pero seguirá siempre siendo el lugar del crecimiento de los dones naturales (desarrollo de la inteligencia, de la afectividad y de la memoria) y también de las virtudes (fuerza, templanza y prudencia).

La educación, por ejemplo, enseña al niño la templanza. Cuando su padre le pide de diferir una satisfacción inmediata, el niño crece en la virtud de la templanza y por esto también en la esperanza. La sociedad moderna se ha construido sobre el principio del consumo que estimula el deseo de la codicia, (quiere todo enseguida). Esto oculta en el hombre el deseo de Dios, cubriéndolo con un abanico de satisfacciones que finalmente no llenan nuestro corazón y por el contrario genera el espacio para la insatisfacción y la desesperación. Esta es la razón por la que las tazas de suicidio aumentan tanto en las sociedades occidentales.
Cuando se presenta una dificultad, los padres no deben tratar de solucionar el problema inmediatamente y en el lugar que le corresponde al hijo. Ellos están aquí para tomarle de la mano y enseñarle a atravesar el obstáculo. Esto libera en el hijo toda la combatividad y desarrolla en él la virtud de la fuerza.

LA FORMACIÓN INTELECTUAL

La formación intelectual afina el discernimiento porque trata de conocer al hombre y comprenderlo. Este es también un discernimiento adquirido y sensible, situado en el nivel psicológico, fruto de las ciencias humanas y filosóficas. Este es el esfuerzo por dar una respuesta al sentido de la vida, a la vocación del hombre y a su finalidad.
También es el fruto de la vida y de la educación, de las tradiciones familiares y socio culturales. Con el discernimiento experimental, la formación intelectual otorga una sabiduría natural, totalmente humana, por benigna que sea solamente llevan a una comprensión y a unos conocimientos limitados.
Esto es bueno en sí mismo pero, es alejado de la perfección porque también está herido por el pecado. Esto define al hombre psicológico del que nos habla san Pablo. Su construcción es indispensable antes del crecimiento del hombre espiritual. Corresponde a todo lo que el ser humano puede hacer de mejor por sus propias fuerzas.
Por este discernimiento se toman decisiones que pueden parecer buenas para aquel que las toma en su contexto, pero resultarán malas para el otro que juzga esa elección desde el exterior del contexto.
En todo caso, lo importante es permanecer fieles a nosotros mismos en cada situación particular.
Este discernimiento constituye una ley interior que en la experiencia del pueblo hebreo a anticipado la Ley. Es remarcable constatar que esta ley interior no se ha pervertido por las elecciones repetidas del pecado porque tiende hacia una ley de amor. El proyecto de Dios está inscrito en el corazón de todo hombre, al nivel de la imagen, aun antes que la Revelación lo haya mostrado y precisado definitivamente.
Los ateos de “buena voluntad” podrían muy bien sobrepasar a algunos cristianos en este camino del discernimiento. "Cuando los paganos, que no tienen la Ley, guiados por la naturaleza, cumplen las prescripciones de la Ley, aunque no tengan la Ley, ellos son ley para sí mismos" (Rm 2,14)
Un ejemplo conmovedor es la lucha contra la eutanasia. Son numerosos los profesionales ateos que trabajan en las unidades de cuidados paliativos y no aceptan el hecho de provocar la muerte en nombre de los valores humanos. La Dra. Sebag Lanöe, responsable del servicio de larga estadía en el Hospital Paul Brousse, en Francia, es uno de los testigos más radicales de esto.


EL DISCERNIMIENTO DOCTRINAL

El discernimiento doctrinal nace de la unión del discernimiento sensible (psicológico) y del discernimiento infuso (espiritual), porque se apoya en la Ley Revelada por Moisés y los profetas.

La Ley Mosaica

Gracias a la ley natural inscrita en el corazón del hombre, este puede conocer la voluntad de Dios con la condición de no haberse pervertido. Para denunciar el pecado y poner la luz ante las obras del mal, el Señor ofrece la ley mosaica. Allí, El manifiesta su voluntad de manera exterior al hombre . Esto nos hace ver que la medida de toda cosa no es más el conocimiento humano de la voluntad divina, sino la voluntad de Dios escrita en las tablas de la Ley. Dios no es más concebido según los deseos humanos sino que El mismo y como lo haría un padre, dicta un estilo de vida al hombre.
Ahora poseemos un cuadro de referencia para discernir correctamente los acontecimientos en relación a los otros y a Dios.

La ley mosaica es una catalogo de prohibiciones y obligaciones, en el que el no respeto de uno de esos puntos, conduce a sanciones, reparaciones y sacrificios. “Si quieres ser justo ante Dios, cumple toda la ley. Sin cesar compara los frutos de tu vida a la Ley de Dios”.
El cumplimiento de los deberes es superado por un través muy culpabilizante: la imposibilidad que tiene el hombre de cumplir perfectamente todas las prescripciones de la Ley.

"Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley lo dice para los que están bajo la ley, para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca reo ante Dios,
ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado" (Rm 3,19)


Como un buen pedagogo que enseña los límites, indica el camino a seguir y revela los obstáculos, la Ley muestra inmediatamente al hombre el pecado. Ella lo revela y condena inmediatamente. Muestra al hombre que ha sobrepasado las fronteras de lo permitido y hacerlo significa incurrir en el pecado.
"Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo,
puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero" (Rm 7,18-19)

Ella nos proporciona los medios para tener un discernimiento muy importante pero parcial porque no toma en cuenta los móviles interiores y la intención profunda del hombre, ni tampoco la compasión ni la misericordia de Dios por el pecador.
Por ejemplo, en medio de una disputa un hombre exaltado por la violencia rechaza el matar a su agresor. La pregunta es: ¿será por amor o simplemente por miedo a la sanción, es por debilidad o por desprecio? …

La Intención del corazón

Los profetas llaman la atención, no sobre la ley exterior sino sobre la ley interior y la actitud del corazón: Dios sondea el corazón, no juzga jamás por la apariencia sino que observa siempre la actitud del corazón. Si la ley toca el dominio psicológico como también la adquisición de la moral y las virtudes naturales, por el contrario el dominio del corazón profundo es espiritual. Sobre pasa lo moral sin negar lo psicológico y esto desemboca en la conversión, la fe y la vida en el Espíritu: La actitud del corazón nos introduce en el cerco del combate espiritual y de la vida mística.
Los profetas han denunciado el culto exterior:
"El Señor ha dicho:
Este pueblo se acerca a mí con la boca
y me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí,
y el temor que me tiene
no es más que un precepto humano,
aprendido por rutina" (Is 29,13)

Ellos piden el vivir interiormente una correspondencia con la voluntad de Dios. Esta es la violencia del combate espiritual para el que todos tenemos necesidad de la fuerza de Dios. "Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas contigo mis mandamientos,
prestando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento;
si llamas a la inteligencia y elevas tu voz hacia el entendimiento,
si la buscas como si fuera plata y la exploras como un tesoro,
entonces comprenderás el temor del Señor y encontrarás la ciencia de Dios" (Prov 2,1-5)

Este es el camino del discernimiento: escuchar y recibir la Ley con todo su ser, inclinar el corazón con amor para entrar en el mundo espiritual con temor y temblor, buscando con perseverancia y pacientemente, en la esperanza de recibir más de Dios, todas las luces espirituales para conocerle, amarle y servirle como Él nos conoce y nos ama.

Por esto el Señor dice: Toquen y se les abrirá, busquen y encontrarán. Porque nadie es justo a los ojos de la Ley. Ley no salva, revela el pecado. Solo el Señor justifica.

Se trata para nosotros de librar el combate de Jacob, de luchar con Dios que se esconde. Esta es la confrontación amorosa del hombre con la Palabra de Dios: este escruta, busca en las Escrituras el rostro adorable de Dios. Y Dios se deja vencer por aquel que acepta ser golpeado, es decir aquel que acepta ser vulnerable y descubrir su verdadera identidad de hijo. (Jacob se llamará Israel).

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MensajePublicado: Jue Jun 05, 2008 11:12 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL DISCERNIMIENTO ADQUIRIDO INFUSO

Hay que sobrepasar el simple discernimiento humano para no quedarse en el humanismo, olvidando la vocación del hombre a la transfiguración.

El discernimiento adquirido infuso comprende:

• El discernimiento doctrinal por la revelación del Verbo hecho carne
• El discernimiento sacramental.
• El discernimiento místico.

LA CRUZ, REVELACIÓN DE LA LEY DE AMOR

Si los profetas del Antiguo Testamento hasta Juan Bautista, han preparado el camino, solo Cristo Jesús nos permite adquirir el discernimiento por el don del Espíritu Santo. Jesús nos brinda la revelación de la ley de Amor. Le ley de Cristo es una ley de Amor: con él, la medida del discernimiento proviene del amor. Ya no somos conducidos por el miedo a la condenación, ni por la acusación de la Ley, sino por la misericordia y el perdón de Dios en Cristo que nos salva. En el Evangelio de san Juan el Señor nos dice: No he venido a hacer mi voluntad sino la voluntad del que me ha enviado. Esto equivale a decir: “No he venido para poner en primer lugar mi discernimiento humano (psicológico), sino para estar al servicio de Dios que me da para mi mismo y para los demás, un discernimiento espiritual que viene ha transfigurar mi discernimiento psicológico”. Pasar del discernimiento psicológico al discernimiento espiritual equivale a abandonar todo lo que pertenece a nuestra propia voluntad.

Un ejemplo muy bello de esto en el Evangelio lo encontramos en el pasaje del hombre rico. El ha cumplido todo: ha ejecutado perfectamente la ley natural porque siempre fue fiel a su conciencia, siguió esta ley experimental y por eso está dotado de todos los dones. El es rico y ha triunfado en su vida, está bien casado y ha educado bien a sus hijos… Posee una formación sólida porque está considerado como un legislador o un hombre de ciencia; conoce perfectamente la Ley y cumple todos los preceptos. "Rabí, esto que tu dices yo lo he cumplido".
Esto significa que este hombre está en la plenitud del discernimiento psicológico.
El Señor le dice: Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes; “abandona no solamente tus riquezas materiales sino también la confianza que pones en tu propio discernimiento y en la pureza de tu conciencia porque esto te impide contar con Otro que tu”. Ven y sígueme! Es decir: “Deja todo y entra en una actitud de confianza y de abandono a la voluntad del Padre. Sígueme, soy yo que por mi Padre, te daré todo lo que necesitas para discernir”.

El joven rico se fue muy triste porque justamente era rico, sobre todo rico de su propia voluntad.
Cada vez que surge una emoción de tristeza cuando un acontecimiento exterior viene a contrariarnos, es signo que tenemos un ídolo en el corazón que nos separa de Dios; solemos escoger la criatura más que al Creador. Así la tristeza es el criterio de discernimiento de la voluntad propia. Este signo no nos condena: nos hace comprender simplemente que Dios desea darnos una gracia. “Si quieres ir más lejos, deja todo y yo te daré al céntuplo en este mundo, en la prueba y al final la Vida Eterna., es decir, el conocimiento de Dios en plenitud”.

El Señor puede pedirnos el abandonar un interés material (el tenía muchas riquezas), pero también puede ser un bien afectivo: Deja a los muertos enterrar a sus muertos.
A este que le pedía: Permíteme ir a despedirme de los míos, el Señor le responde inmediatamente: Aquel que pone su mano sobre el arado y mira hacia atrás, no es digno del Reino de los Cielos. El Señor desea que le pongamos en el primer lugar de nuestra vida para conocerle y llegar a la plenitud del discernimiento.
¿Me amas tú más que estos?...

El Señor puede hasta pedirnos el abandonar intereses espirituales como pueden ser las consolaciones. Lo experimentamos en la prueba. Cuando llega la noche, descubrimos el valor de nuestra unión a Dios. Cuando Dios nos retira las consolaciones sensibles: ¿estamos dispuestos a seguirle?. ¿Amamos a Dios por El mismo o por las consolaciones que nos da?.
En la prueba, le llamo y no responde. Grito hacia Él y no me dice nada. ¿Dónde está tu Dios?, exclama el salmista. En el camino del desierto, Dios se esconde. ¿Creemos que el continúa guiándonos?, esta abandono en el que debemos entrar es completo; en estos momentos el discernimiento psicológico no sirve absolutamente para nada. El horizonte se ha ocultado, no comprendemos nada, no sabemos dónde ir. Hagamos este salto de fe creyendo que El está aquí y por la voz de su Iglesia y de su Espíritu Santo que está en nosotros, Él nos guía y nos protege.

El criterio definitivo del discernimiento es siempre una inmersión en la muerte y la resurrección de Cristo: es la Cruz, escándalo para los judíos, locura para los paganos. Es el escándalo de las bienaventuranzas: Felices aquellos que son perseguidos por causa de la justicia… Felices si dicen de ustedes toda clase de calumnias por causa mía…
El pasaje del discernimiento humano al discernimiento espiritual se hace por la Cruz porque ella nos abre a la Sabiduría de Dios: Destruiré la sabiduría de los sabios y la inteligencia de los inteligentes, la rechazaré…
Porque efectivamente el mundo no ha reconocido a Dios con su sabiduría. El mundo utilizando el medio del discernimiento psicológico y la sabiduría humana, buena en sí misma pero herida, no ha entrado en la sabiduría divina y por lo tanto no ha reconocido al Salvador.
San Pablo continúa diciendo que Dios ha escogido lo débil para confundir a lo que es fuerte: La locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres. Esto no significa de ninguna manera que los conocimientos humanos son negligentes, sino que ellos no son la cumbre del discernimiento: ellos están en un segundo lugar, por debajo de la sabiduría de Dios. Es por esto que el Señor escoge a veces personas que no tienen mayor formación, para que el poder del Espíritu Santo se manifieste en su debilidad. Pablo recuerda su fracaso ante los atenienses ante los que utilizó el lenguaje de la razón y de la sabiduría, y allí él fue ridiculizado. Luego ante los corintios el no quiere saber sino solo de Jesucristo, y Jesucristo crucificado: Y también en su epístola a los romanos escribe: … por temor a que ustedes se complazcan en vuestra sabiduría.

Por lo tanto, la formación es necesaria pero ella debe ser esclarecida por el discernimiento espiritual. Una cosa no va sin la otra.
El discernimiento adquirido infuso ofrecido por Dios pasa por una vida íntima con Él en la que está sembrada la Cruz, es decir una renuncia a escoger en prioridad todos los bienes materiales, psicológicos, afectivos y espirituales por amor a un bien superior.


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MensajePublicado: Jue Jun 05, 2008 11:22 pm    Asunto:
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EL DISCERNIMIENTO SACRAMENTAL

El discernimiento sacramental es adquirido.
Lo encontramos en los dones permanentes que el Señor nos ofrece por los sacramentos de la Iglesia: El bautismo, la confirmación, la reconciliación, la Eucaristía, la unción de los enfermos, el orden sacerdotal y el matrimonio, que según la bella expresión de san Juan Crisóstomo “es el sacramento del amor y un verdadero Pentecostés familiar, en el que el Espíritu Santo viene a morar en los dos esposos porque ellos forman una sola carne y disciernen según Dios en la responsabilidad que les ha sido confiada”.

EL DISCERNIMIENTO MÍSTICO

Este discernimiento es también adquirido:

• Por el conocimiento de Dios en la oración, la vida teologal y la práctica de la vida evangélica. El que me ama guarda mis mandamientos.
• Por la renovación de los dones del Espíritu Santo (Sabiduría, ciencia, inteligencia, temor de Dios, fuerza, consejo y piedad) en el momento de la efusión del Espíritu.
• Por los dones transitorios de tipo carismático. Estos dones carismáticos no dependen de la santidad de la persona. Se derraman habitualmente en la experiencia de vida que ellos trascienden, es decir que no es por la santidad de la persona que se manifestarán más los carismas.

“Nadie puede abordar a los demás en la compasión si no ha pasado él mismo por el crisol del sufrimiento”. Esto es lo que dicen los padres del desierto. Del mismo modo como no podemos contentarnos con un discernimiento místico que prescinde de una formación doctrinal sólida, tampoco los conocimientos intelectuales nos llevarán a la plenitud. De manera aislada el conocimiento intelectual corre el riesgo de ser algo estéril si no se enraíza en la experiencia de la vida cristiana.
El discernimiento debe encarnarse en la vida cotidiana para evitar la trampa del angelismo. Se puede poseer un buen discernimiento natural sostenido y clarificado por los dones y por una larga experiencia, pero si no confrontamos esto a una formación doctrinal profunda, no llegaremos a descubrir toda la sabiduría y el sentido del discernimiento inscrito en toda la tradición judeo-cristiana. Los padres del desierto, por ejemplo, son depositarios de un conocimiento psicológico y espiritual del ser humano extraordinario y esto ha permanecido oculto en el occidente cristiano durante más de diez siglos.

La formación a las Escrituras y el estudio antropológico son muy importantes en la obtención del discernimiento místico : la Ley, los Profetas y el Nuevo Testamento, son fuentes esenciales de discernimiento cuando los unimos permanentemente a la doctrina de la Iglesia y a la enseñanza de los padres.


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MensajePublicado: Vie Jun 06, 2008 12:22 am    Asunto:
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CONCLUSIÓN

El hombre no puede vivir solo. A la imagen de Dios es un ser en relación, destinado a vivir en el amor, en el seno de una familia humana y divina. Pertenece a un cuerpo que le da la vida y en el cual tiene un lugar único e irremplazable. Esta experiencia personal en la comunión está caracterizada por la marca de la “uni – trinidad” en el hombre (Desde la visión paulina del ser total: cuerpo,alma y espíritu).
Es por esto que posee un discernimiento personal pero entra también y sobre todo en un discernimiento comunitario. Como lo dice Magdalena Delbrel: “Un hombre solo será siempre el reflejo de él mismo. Por el contrario, una comunidad cristiana es siempre el rostro de Cristo”.

EL DISCERNIMIENTO PERSONAL

Reagrupa a la vez el discernimiento natural, el discernimiento adquirido sensible (experimental o doctrinal) y el discernimiento adquirido infuso (doctrinal, sacramental y místico), en la práctica de una vida sacramental y teologal inscrita en el corazón de una realidad humana, natural y psicológica. Es en este contexto que el Señor ofrece gracias de vida mística, es decir, gracias de intimidad con El, gracias carismáticas o infusas.

EL DISCERNIMIENTO COMUNITARIO

Jesús da a su Iglesia el Espíritu Santo que nos enseña todas loas cosas y renueva nuestra inteligencia. Es el cuerpo comunitario que recibe la plenitud del Espíritu. Él solo es apto para discernir, él solo es la garantía de la ortodoxia de la Tradición. En este cuerpo, a pesar de las debilidades humanas y los pecados de los hombres, Dios se derrama. Dios escogió lo loco del mundo para confundir a los sabios.
El Señor reintroduce al hombre en su finalidad por el Espíritu presente en su Cuerpo. Lo renueva y lo hace entrar en la Sabiduría que no es algo sellado pero tampoco accesible: esta sabiduría es misteriosa y permanece escondida. Ella que está desde el comienzo de los siglos destinada por Dios para nuestra gloria.

El discernimiento carismático no se practica jamás solo pues Dios ha creado al hombre como un ser único en comunión: las gracia que Él nos da es siempre personal y a la vez para el Cuerpo. Cuando Dios nos da una gracia para el crecimiento personal, El lo hace también para el crecimiento de su Iglesia. Si yo crezco en la vida divina, contribuyo a la santificación de la Iglesia. La Iglesia tiene necesidad de santos y de apóstoles que anuncien la nueva evangelización.

El discernimiento espiritual debe siempre ser verificado en la Iglesia. No podemos evocar el discernimiento espiritual si no hay un control de la vivencia personal en el Cuerpo por él mismo. No podemos nunca discernir a favor de nosotros mismos, en tanto que si podemos hacerlo en función a los demás. La “fraternidad san Pío X” de monseñor Lefébre es un ejemplo de esto. Ellos no pueden vivir lo que deben vivir, fuera del Cuerpo y en la obediencia a la Iglesia.

En nuestro crecimiento personal, nos resulta imposible discernir por nosotros mismos y para nosotros mismos. San Bernardo lo expresa de manera muy clara: “Aquel que se hace su propio maestro, se hace discípulo de un tonto. Se de lo que hablo: me resulta más fácil conducir a una multitud de hermanos que a mí mismo.” Toda la tradición patrística no cesa de repetirlo: No puede haber crecimiento espiritual ni vida íntima con el Señor sin tener un consejero a quien podamos “decirlo todo y pedir su consejo”, porque mi discernimiento no es algo absoluto: es algo limitado y parcial. Es el fruto de una convergencia de mis dones naturales, de mi experiencia y de mi formación, clarificada por la presencia del Espíritu y alimentada por los sacramentos. Pero esto no me permite vencer la ilusión del orgullo espiritual y de deshacer las trampas del “ángel de la luz”.

En el discernimiento comunitario interviene también la noción de convergencia cuando varias personas se ponen de acuerdo después de haber orado juntos, es el signo innegable de la unidad del corazón y del pensamiento en el Espíritu Santo. Pero este discernimiento continuará siendo transitorio: no hay nunca discernimiento definitivo aplicable de manera perentoria. Siempre estará sometido a una relectura de los acontecimientos actuales en el desarrollo de mi historia santa. Una decisión tomada en la unanimidad el día de hoy no resultará válida el día de mañana. El discernimiento es siempre dinámico porque se inscribe en un crecimiento. Dios propone hoy un alimento que no será obligatoriamente aquel de mañana.
El Señor suscita, por ejemplo, nuevas comunidades en su Iglesia desde hace veinte siglos. Ellas están adaptadas a lo que se vive hoy día: este es el signo de un buen discernimiento, de la acción cotidiana del Espíritu Santo en la Iglesia. Una comunidad que nació hace cuatro siglos no siempre está adaptada a nuestro tiempo. ¡ Es por esto que hay comunidades religiosas que mueren !. Esto es algo doloroso pero real, porque ellas corresponden a una gracia que les fue dada para una época, para un ministerio particular en la Iglesia. Por ello ya no tienen razón de ser tres o cuatro siglos después y por eso mueren. Serán reemplazadas por otro apostolado, otra comunidad y otra gracia. Porsupuesto que la afirmación anterior tiene bastantes excepciones y nos alegra que sea así.

Los carismas son dados para el crecimiento del Cuerpo y no para un beneficio personal o de algún pequeño grupo. Por el contrario, los que conocen la plenitud del discernimiento como los Padres “pneumotoforos”, estos contenedores del Espíritu, como por ejemplo el santo Cura de Ars, han recibido la clarividencia. Ellos están totalmente inmersos en la luz del discernimiento, ven a Dios y ven a los hombres como Dios les ve.



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MensajePublicado: Vie Jun 06, 2008 12:48 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL

El discernimiento adquirido infuso es un don de Dios. El hombre comienza a entrar progresivamente en la Sabiduría divina y Dios le hace gustar del misterio, en la tiniebla luminosa o en el conocimiento desconocido, o en el pensamiento de Dios que es locura para el hombre. Es un discernimiento espiritual que reposa sobre la naturaleza humana, en particular sobre un discernimiento adquirido y sensible suficientemente desarrollado. El permanece velado porque aquí abajo, como dice san Juan Crisóstomo, “marchamos como tanteando, en una semi oscuridad”.

El ser humano está llamado a existir sobre la modalidad del ser y no en una relación de tener y de poder: Para esto, Dios se da El mismo a los hombres en alimento, gracias a los frutos del árbol de la vida que son: la oración, los sacramentos y la vida en el Espíritu. María ha escogido la mejor parte dice Jesús. También dice: Permanezcan en mi Amor.
Los mandamientos de Dios en la Torá son Sabiduría para que nuestro pie no tropiece en la piedra.
Esto nos abre al reconocimiento y a maravillarnos, pues qué tienes tú que no lo hayas recibido de Dios, en la contemplación, la gratitud y la acción de gracias.
Sin Dios no somos nada: recibimos absolutamente todo de El.
Más quedamos maravillados, tanto más la alegría permanece en nuestro corazón. “Los labios que siempre están reconocidos, obtienen la bendición de Dios y la gracia entra en el corazón agradecido”.
Por el contrario, mientras más nos entristecemos por lo que no tenemos, más entramos en el desánimo y la desesperanza.
Todo esto concierne al principio de la parte de la herencia y no la herencia completa. (parábola del hijo pródigo).

El que espera inmediatamente la semejanza (conocer como somos conocidos), ser como dioses, es el hombre que no respeta el crecimiento necesario, la progresiva sumisión del psiquismo humano (en el que se encuentra la capacidad de la elección) y la dimensión espiritual en la que Dios habita. Lo espiritual propone, el psiquismo decide y ejecuta(las pasiones). Por la caída, el psiquismo rechaza este lento aprendizaje de la humildad y se separa de la vida espiritual. Y así tenemos al hombre dividido, cortado en dos: la carne (cuerpo y alma o psiquismo) y espíritu. La carne no puede recibir el espíritu. La imagen es enterrada, la carne está herida y la semejanza es inaccesible.

El primer deseo del discernimiento después de la caída es un deseo orgulloso de saber y de conocer como Dios conoce, es decir de no querer estar sometido a la voluntad del Padre y de alguna manera será esto anticipar el Reino antes del tiempo del Señor, Reino en el que conoceremos como El nos conoce.
Los padres nos enseñan que la curiosidad es hija del orgullo. Actualmente la gnosis afirma que se puede obtener la salvación por el conocimiento, en tanto que es la fe y no el conocimiento, que salva. Espiritualmente este rechazo del tiempo es finalmente un rechazo del Padre.
Recordemos cuántas veces Jesús habla de su hora, del tiempo que no ha llegado o por el contrario de la hora que ha llegado.

Vamos a retomar sucintamente el esquema de la “imagen y la semejanza”. Dios me ha creado a su imagen. Pero es por culpa de la caída que la semejanza es algo inaccesible; de allí brota una doble ley en nosotros: la ley de la carne y la ley del espíritu. La imagen permanece intacta pero sepultada : poseemos en germen en nuestro interior todo un poder de discernimiento llamado a crecer, pero su realización nos resulta inaccesible: cada vez que discernimos lo hacemos de manera psicológica, creyendo a veces hacerlo de manera espiritual. Si queremos avanzar en el discernimiento nos es INDISPENSABLE la humildad. Quien no es humilde cree que sabe o conoce y permanece en su error porque anda sumergido en la ILUSIÓN. Por ello nos es indispensable verificar todo, contar con la opinión de otro y estar abierto a recibir de otro.
El principio de desconfiar de la propia sabiduría es fundamental si queremos avanzar en estos caminos, sobre todo si aquello que creemos que es "la voluntad de Dios" coincide de manera muy sospechoza con lo que nosotros queremos.
Si están atentos, los que participamos en estos foros aveces nos encontramos enfrascados en discuciones no poco apasionadas. Algunas veces podemos estar animados por la defenza de la verdad, pero otras veces no es la defenza de LA VERDAD sino de "mi verdad".
Aquí tenemos una posibilidad de crecer en humildad y aprender a discernir a partir de nuestros actos.

Volviendo al tema de la imagen y la semejanza, se puede afirmar que el sufrimiento viene a llenar esta división entre el hombre carnal (psicológico) y el espiritual. Este sufrimiento me hace gritar: “¡No fui creado para esto!, no estoy hecho para vivir desgarrado por estos deseos contradictorios y para vivir en la ignorancia. Estoy hecho para la plenitud del discernimiento”. Pero además descubro que soy un ciego, que siempre termino sobre los impases, sobre caminos en los que experimento la culpabilidad, angustia, rebeldía y desesperación. Y para salir de esto no puedo sino asociarme a Cristo quien viene a asumir este desgarro viviendo nuestros sufrimientos en el amor. La Cruz es atravesar mis sufrimientos como Cristo, es decir: amando y ofreciendo. Este crecimiento y esta aceptación, pasa por todo un conflicto psicológico de rebelión, de depresión y de regateo, para llegar progresivamente a dejarme hacer, a dejar esto que quisiera discernir por mí mismo, renunciando a la comprensión para entrar en el conocimiento.

La adquisición del discernimiento se hará a través de toda una espera y de un crecimiento en presencia del Espíritu Santo que se opone a mi deseo de “inmediatez”. El Señor nos propone ante la ignorancia del “enseguida” y de la independencia, el conocimiento en la dependencia de comunión y la Promesa.
Es de esta manera que podemos no solo llamarnos sino en verdad ser hijos de Dios e hijos de la Iglesia.



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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 12:09 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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CONOCIMIENTO DE SÍ Y CONOCIMIENTO DE DIOS
(Tercer Tema)

UN DOBLE CONOCIMIENTO BAJO LA
MIRADA DE DIOS


No podemos discernir la voluntad de Dios sin conocerse a sí mismo y conocer al Señor. Todos los grandes espirituales lo afirman, cualquiera que sea la escuela espiritual: la primera cosa importante en la vida cristiana es conocerse a sí mismo y conocer a Dios.
Y todo comienza por el conocimiento de sí que solamente lo podemos hacer en presencia del Señor, bajo su mirada y en la unción del Espíritu Santo.
Este doble conocimiento es imprescindible para toda vida espiritual. Santa Teresa de Avila lo afirma con fuerza cuando habla a sus hijas: “Qué ignorancia sería, hijas mías, la de una persona que al preguntarle quién es, no lo sabe, ni sabe quién es su padre, ni su madre, ni su país. Sería una gran estupidez…”.
Esto que es verdad en el orden natural lo es también en el orden espiritual. Debemos buscar nuestros orígenes y nuestra finalidad, y responder a la gran pregunta de quién soy yo bajo la mirada de Dios.
Querer aprender el discernimiento, conocerse y conocer a Dios, es situarse en la gran dinámica del origen y la finalidad del hombre con la indicación de la dirección, del sentido de la vida: solo entonces será posible responder a mi vocación, a esta pregunta de quién soy yo, en medio de esta trayectoria, en comunión los unos con los otros.
San Juan nos indica la finalidad de la vida: “La vida eterna es que te conozcan y que conozcan al que has enviado, Jesucristo”. Por eso pasaremos nuestra vida eterna en un maravillarnos por los descubrimientos que haremos del conocimiento de Dios.
Le descubriremos personalmente en la amistad fraterna, en la amistad espiritual y también en el matrimonio: aquel a quien amo, le conozco pero al mismo tiempo, no le conozco, voy descubriéndolo progresivamente y puedo, después de 20 años de vida en común, darme cuenta que puedo repentinamente ser sorprendido porque creyendo conocerle, me maravilla su riqueza, algo que me revelará su profundidad que me seduce.
Esto es verdad en la vida conyugal como también en la vida espiritual, porque Dios es el que nos seduce permanentemente y el es el gran “otro”. Cuando pensábamos que ya estaba con nosotros y que le tocábamos, me doy cuenta que se me escapa y me sobrepasa. Eso nos obliga a ir de descubrimiento en descubrimiento, cada vez hacia una intimidad mayor que será el conocimiento de Dios.

Este conocimiento de Dios, nos conduce también a un conocimiento de sí: no podemos disociarlos. Madre Teresa de Calcuta dice: “Somos lo que somos bajo la mirada de Dios”. Allí tenemos una palabra llena de sabiduría. Es entrando en esta mirada personal que Dios me dirige que comenzaré a conocerme; y para entrar en esta mirada, necesito conocerle a El.

Así, aprender a discernir es entrar en la mas bella de las aventuras: la vida intima con el Señor, en la que le descubro totalmente Otro y en la que me descubro radicalmente diferente a como pensaba yo era.
Este doble conocimiento desembocará por él mismo en un conocimiento profundo del corazón humano, conocimiento personal, pero también un conocimiento respecto a los demás. Este es el corazón del discernimiento: Los Padres de los primeros siglos de la Iglesia, Iglesia primitiva, utilizan la palabra “Conocimiento”, cuando se refieren al discernimiento.

No hay discernimiento sin CONOCIMIENTO.
Discernir es conocer


El discernimiento nos conduce al corazón del problema: “¿Quién soy yo?”, detrás de las apariencias, detrás de esta “hoja” me escondo de los demás y de mí mismo.
¿Cuál es mi naturaleza profunda, mi identidad personal y mi nombre?. Estas preguntas no podemos hacérnoslas sino en referencia a Dios nuestro Padre. Es Él que me revela qué hijo soy yo, cuál es mi identidad única.
Hacerse esta pregunta, es ya deliberadamente escoger ser hijo.
Las ciencias humanas desean responder a esta pregunta pero ignorando a Dios: ellas prefieren utilizar la introspección, la grafología, la hipnosis, etc. Y se quedan al nivel psicológico, ignorando la dimensión espiritual y la vocación ontológica del hombre. Para responder a esta pregunta necesito saber ¿Quién eres Tú que me creaste?, cuál es el sentido de la vida.

Para tener esta visión de la verdad, necesito:

-Conocer su mirada paterna que me engendra y hace de mí un hijo: es el aspecto filial. El secreto del discernimiento está en esta relación del Padre y del hijo, el Hijo que tanto ama al Padre.
-Es también descubrir el misterio de la libertad, de la responsabilidad y del amor, es decir la adopción filial, la misericordia del Padre en su Hijo.

Esta doble mirada que me engendra y me modela, me permite responder a la pregunta: ¿cuál es tu país? ¿hacia qué Reino marchamos? ¿es el reino de la tierra o eres un ciudadano del cielo?.
El padre María Eugenio de Jesús en el libro “quiero ver a Dios”, escribe: “Es este conocimiento de sí, a la luz de Dios, que garantiza el equilibrio de la vida espiritual y humana al mismo tiempo que la hará práctica y muy elevada”.


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Ultima edición por NIGUNIM el Vie Jun 13, 2008 12:15 pm, editado 4 veces
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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 1:08 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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¿ESTE CONOCIMIENTO DE DIOS ES POSIBLE?

San Bernardo nos da la respuesta: “El Verbo se hizo carne y habitó, desde entonces, entre nosotros. El habita con toda seguridad en nuestros corazones por la fe, en nuestra memoria, en nuestros pensamientos y hasta en nuestra imaginación. Por eso es posible percibirlo y conocerlo”.
¿Y qué idea se puede hacer el hombre de Dios?. Dios es incomprensible, inaccesible e invisible, perfectamente irrepresentable. Pero ahora Él ha querido que le comprendamos, le veamos y le toquemos con el pensamiento. Esto es posible gracias a que es esa la voluntad de Dios, de dejarse conocer por el hombre. Para ello Él nos da su Espíritu Santo.
Cuando Jesús pregunta a sus Apóstoles: “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”, pedro responde: “Tu eres el Mesías, el hijo de Dios” y Jesús le confirma diciendo:”Dichozo tu Pedro porque eso no te lo revelo ni la carne ni la sangre sino el espíritu de mi Padre que vive en ti”. Dicho de otra manera, Dios se hizo hombre para que el hombre se haga dios.
Por la encarnación, Jesucristo viene a restaurar esta visión velada por el pecado, se ha reservado adoradores en espíritu y en verdad, en los que la Trinidad vendrá a establecer su morada. Él viene a restaurar la visión de nuestra finalidad; restaura al mismo tiempo nuestra visión de Dios y la imagen que somos de Él.
“Yo no les llamo servidores sino amigos… Allá donde yo voy, ustedes vendrán conmigo… pequeño rebaño, le ha complacido a tu Padre darte el Reino…”
El descubrimiento del Rostro de Dios, por y en Cristo, nos revela esta imagen velada de lo que somos en verdad y nos descubre nuestra esencia: ser en devenir, en alabanza y en oblación.

Este conocimiento de sí pasa por el conocimiento de Dios. Esta es una afirmación muy fuerte que elimina lo posibilidad de conocerse a sí mismo, fuera de Dios. Fuera de dios obtendremos un conocimiento humano, limitado, pero no tendremos la esencia misma del conocimiento del hombre, en tanto que ser espiritual.

Hay una remarca muy importante por hacer: si tengo una falsa imagen de Dios, tendré también una falsa imagen de mí

EL CONOCIMIENTO DE DIOS

Tenemos dos modos de conocimiento: el conocimiento psicológico sensible y el conocimiento espiritual. Primero estudiaremos el conocimiento sensible con la aparición de las falsas imágenes de Dios.

FALSAS IMÁGENES DE DIOS

Situamos la relación de cada uno de nosotros con las tres principales instancias relacionales que son: Dios, yo mismo y los demás. Entre mí y cada una de estas instancias, se interponen unos prismas deformantes que se resumen EN tres:


• El ideal del yo
• El ideal parental (respecto a los padres)
• Las construcciones intelectuales

Si quiero conocer, puedo utilizar medios de conocimiento sensible por el camino de la imaginación, de la memoria y de la afectividad; puedo reflexionar sobre mí mismo en un movimiento de introspección, en un movimiento de análisis: voy a hacer memoria de diferentes acontecimientos que puedo haber vivido, voy a entrar en un proceso de transfer con mi analista y voy a hacer aflorar progresivamente fenómenos escondidos en mi memoria que son fenómenos inconscientes que he olvidado. Esto representa solo una pequeña parte de mi memoria (la memoria se ha estructurado como “memoria consciente” y “memoria inconsciente”)
Introspección y análisis me permitirán conocerme al nivel de mi alma (psique), pero este conocimiento pasará por mis sentidos (voy a hacer silencio, voy a concentrarme, voy a escuchar al analista o al terapeuta, etc.) y voy a servirme de mi memoria (memoria herida por el olvido), de mi afectividad (afectividad herida por mi codicia), y de mi imaginación (imaginación herida por lo irreal, es decir la ilusión).
De manera que este camino psicológico para conocerme a mí mismo es muy relativo y muy impreciso. No es despreciable, es una herramienta que en las manos de profesionales responsables puede ser útil y brindar beneficios al bienestar de la persona. Pero lo que queremos decir es que es un conocimiento limitado.
En la trayectoria del movimiento de interiorización voy a poner a funcionar forzosamente estos filtros por que estos hacen parte de la estructura de mi memoria, de mi imaginación y de mi afectividad heridas; ellas están heridas por el ideal que yo me he hecho de mí mismo.

El Ideal del yo

Este ideal del yo, desemboca en el “dios de mis deseos”. Este primer filtro es muy importante: corresponde a todas las proyecciones de mis deseos, que ciertas escuelas (la freudiana en particular) llaman el súper yo, con su lado positivo: TODO LO QUE TENGO QUE SER y su lado negativo: TODO LO QUE NO DEBO SER.
Este súper yo se ve influenciado por el deseo parental (lo que mis padres quieren de mí) y la educación que supone obligaciones y prohibiciones.
Ejemplo: "yo tengo que ser un doctor, casado y con tres hijos. No debo ser un desempleado, soltero y homosexual…"
Este ideal del yo, llevado al infinito se convierte en la imagen de dios. El hombre fuerte, el perfecto. Me haré un dios que esté a la altura de mis ideales y deseos. Dios será el modelo inalcanzable porque es lo infinito de mi ideal.
Así habrán tantas imágenes de Dios como personas: cada uno tiene la suya, imagen compuesta por todo lo que hace el ideal del yo. Dios estará en función a lo que yo deseo ser para ser un buen tipo, por ejemplo:

Dios moralista legalista.- Es el dios del niño que hace prolijamente todos sus deberes, que cumple todas sus obligaciones y esto para ser amado. Se apoyará únicamente sobre la moral. Es el dios que dice: “tienes que…”, “tu deberías…”, “si no haces eso, el Niño Jesús te castigará”. Nuestra forma de lectura de los acontecimientos se hace en función a esta imagen de dios. De manera que cuando llega la prueba diré: “Que hice a Dios para que me pase esto…”.

Dios ideológico.- Aquí, Dios es una idea que la pongo al servicio de un combate.. Dios va a defenderme, va a liberar a los hombres en una visión muy humanista, como la de algunas corrientes de teología de la liberación. El hombre construye y dios está al servicio de esta construcción. Es el dios igualitario, el campeón del socialismo, de la guerra santa, las cruzadas, la inquisición, el extremismo musulmán, de la intolerancia, etc. Es lo que ocurrió con la venida de Jesús. El pueblo esperaba un libertador tipo guerrillero.
Jesús come con los publicanos y los pecadores: así destrona al dios perfeccionista que prohíbe la caída y nos quiere invulnerables, irreprochables ante Él; el dios puritano que no se ocupa sino del exterior de la copa; el dios legalista que habría creado al hombre para el sábado, el dios sectario que no debería hablar con los samaritanos o los paganos; el dios tradicionalista que no permitiría que los Apóstoles coman las espigas de trigo; el dios todo poderoso que descendería de la Cruz porque es el Hijo de Dios; el dios bueno que conjura a las fuerzas del mal (maniqueísmo); el dios mago que nos evitaría la cruz, que suprime el sufrimiento y escucharía la petición de Pedro: “No, eso no te pasará”.
El hombre se sirve de Dios para apoyar su propio combate político por la justicia y el derecho. Corre el riesgo de ponerse en el lugar del salvador, haciendo la economía de la cruz.
Solo Dios salva, pero pasando por la kenosis. Dios nos confunde siempre.

Dios divinidad.-
Esto en función a la espiritualidad a la que adherimos, desarrollamos una concepción trunca del hombre. El ideal del hombre se convierte en el santo, el perfecto, el mago, un sacerdote, un brujo, un superman, un héroe, un ser todo poderoso. En función a mi visión espiritual, yo construyo un ideal antropológico y una visión de Dios que corresponde a este ideal que es la cúspide de esta visión humanista.

Ideal del yo y Dios.- En toda proyección del ideal del yo sobre Dios obtendré como resultado un dios a mi medida, aun si está al infinito del ideal de mi yo. Es un dios al que conozco bien porque tiene una talla humana: dios de los filósofos, dios de la suerte y de la necesidad, dios de los ateos, que no existe; y lo último que se ha puesto de moda hace algunos años: el dios de la consciencia cósmica que está presente en todas partes pero que no posee un rostro y que no tiene una aproximación de relación personal.
Busquemos el ideal que tenemos del hombre y de la mujer y descubriremos todo lo que proyectamos sobre Dios.

El Dios desconocido.- que es mencionado por san Pablo en Atenas.

Los aspectos negativos de Dios.- Es lo inverso. Dios se convierte en lo opuesto de todo, aquel que es como no se debe ser. Esto se refleja en ciertas actitudes de contra dependencia y de rebeldía. Este dios nos pone siempre obstáculos. Se parece al dios maniqueo que no quiere que sea feliz. “No es posible que todo este tan bien, en cualquier momento me llegará una catástrofe”.

De manera que el ideal del yo es el primer nivel de aproximación a Dios.


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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 1:30 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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El ideal Parental

El ideal parental es el dios revelado por “la experiencia del amor”. Representa toda mi experiencia afectiva a través de las relaciones humanas. Todos tenemos ciertas imágenes del amor a través de lo que hemos vivido en la infancia: primero la imagen de mamá y luego la de papá y estas dos me dan una idea del rostro del amor de Dios… luego veré el rostro del amor con todos los sustitutos paternos y maternos que habré escogido a lo largo de la vida.

Dios será finalmente una composición del rostro de la madre y del padre, es por eso que se puede escuchar decir: “Efectivamente, Dios es amor para los demás, pero no para mí”. De un lado está la revelación y del otro estoy yo: “¡¡solo me pasan cosas malas, entonces no me digas por favor que Dios es amor!!”.
Aquí la afectividad está concernida en la relación con los padres, cosa que no es una idea sino una experiencia real: el padre y la madre que me han herido.
De este rostro parental, se desprenden los falsos rostros de Dios que no son otra cosa que imágenes deformadas:

El dios que me da miedo.- No me quiero acercar a él; es como mi madre que me amaba pero que me asfixiaba. Entonces cuando Dios me llama, tengo miedo de responder porque temo que me tome todo. Desconfío de este dios que quiere tomar todo para él, nos toma, nos devora, este dios quiere que nos ofrezcamos y quiere hacernos sufrir.

El dios lejano e indiferente.- el se va, el viene y se va dejándome peor que antes. "Fui para que oraran por mí pero después me fue peor..." Esa impresión se apoya en una experiencia de la muerte de uno de los padres cuando uno es pequeño, o en la ausencia del padre o la madre. Si mis padres se divorciaron he vivido el dolor de la destrucción de mi familia y eso me da la inseguridad de una ausencia.

El dios autoritario.- el es como mi padre, siempre lleno de cólera y explosivo, cuando yo cometía una falta contra la ley, él me castigaba y le temía.

El dios justiciero que me amenaza.- el me impide vivir, y me castiga, cuenta los puntos, cuenta mis pecados y mis virtudes y me lleva la contabilidad en su libro del juicio y todavía quiere que me confiese, porque quiere enrostrarme mi falta.
Es la primera imagen del dios freudiano: el dios sádico y castrador, que no es otra cosa que una ilusión o en el mejor de los casos una proyección.

El dios papá consentidor.- sin ninguna firmeza ni exigencia, que me deja hacer todo y que nunca me dice nada. Es la segunda imagen del dios de Freud. Es la misericordia para todo, hasta el punto que retira su ley. "No importa si pecas y pecas, siempre te perdona y no le importa tanto porque sabe cómo somos..."
¿Cómo respetar a un dios que no conoce su ley?. Esto viene de la experiencia con unos padres permisivos, sin ley, que no me impusieron ningún límite.


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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 1:44 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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LAS CONSTRUCCIONES INTELECTUALES DE DIOS

Estas construcciones nacen no solamente de mis deseos o de mi experiencia del amor, sino de mi reflexión personal, de mi comprensión de la vida a través de mis lecturas, de mis investigaciones y búsquedas, de mis discusiones con los demás.
Hay numerosos peligros en estas construcciones antropológicas, en todas estas visiones de Dios conducidas por ciertas ideologías dominantes actuales como pueden ser: el esoterismo, el humanismo, la visión psicoanalítica o médica atea, el new age, etc.
Pregunten a las personas si creen en la Resurrección o en la reencarnación, y verán la confusión y todas las historias que se han contado al respecto. Muy sencillamente veamos los foros y nos daremos cuenta de esto.
Es una perversión de la visión de la relación con Dios y la visión de la relación de Dios con el hombre.
Todas estas heridas de la infancia me han dado una cierta mirada de mi mismo: esta mirada no es objetiva y cuando hago un movimiento de introspección, reflexiono sobre mí mismo, de manera deformada.
Cuando pensamos que tomamos decisiones muchas veces importantes a partir de estas premisas, comprendemos por qué es muy cierta esta palabra de Dios en la epístola a los Romanos:

"Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Rm 3,10-12)


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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 11:11 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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EL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL

La Oración Sensible

Contrariamente, si quiero conocer a Dios de manera espiritual, partiré de una estructura sensible (memoria y afectividad) y haciendo silencio en mí, en un movimiento que se llama recogimiento, entraré en mi ser espiritual que es un lugar interior que esta prefigurado por "el corazón" y en el cual habita en profundidad la presencia Divina de Dios.
Aquí yo no estoy en un movimiento de introspección donde utilizo mis capacidades sensibles heridas, sino que voy de mi alma a mi espíritu o de mi cabeza a mi corazón. Desciendo de mi cabeza a mi corazón: este movimiento se llama recogimiento.
Lo utilizamos en la meditación de la Palabra: leo lentamente un versículo bíblico y gusto con mi inteligencia, a través de mis sentidos. Siento en mi corazón un sabor particular que me da un versículo de esa lectura. Los Padres de la Iglesia dicen: “Gustar la Palabra es gustar el Espíritu que me dice: esta frase es para tu vida”.
“Gustad y ved qué bueno es el Señor. Dichoso el que se acoge a El”.
Soy alcanzado interiormente, al nivel de mi ser espiritual y la Palabra me toca de una manera personal en lo que haré hoy día, ella me revela un poco más quién soy yo.
La oración Sensible es este esfuerzo de recogimiento interior, en el que reúno todas mis capacidades sensibles para evitar dispersarlas, concentrándolas en esta presencia interior ante el Señor. Entonces puedo gustar la dulzura de Dios al interior de mi ser, es así como puedo gustar su presencia Eucarística. No es lo mismo ir a comulgar con la cabeza llena de preocupaciones y distracciones que hacerlo con una voluntad de recogimiento. Así vamos a la Eucaristía porque así vamos al Amor.

Este conocimiento espiritual por el modo sensible es mucho más profundo que la introspección porque sobrepasa mi ser psicológico y alcanza el nivel espiritual, en el que Dios está. Pero de todos modos, esta manera de hacer queda sujeta a mis filtros interpretativos porque parto de mis estructuras sensibles y alcanzo mi ser espiritual pasando por las estructuras sensibles que, no olvidemos, están heridas.
Este conocimiento de mí mismo puede desembocar sobre mi ser espiritual pero esta visión estará deformada por mis sentidos (todas mis facultades interiores: imaginación, inteligencia, voluntad psicológica, memoria y afectividad).

La oración Infusa

Ella me da un conocimiento espiritual revelado. Es el único modo de conocimiento certero, puro, inviolable, porque está dado por Dios. Si quiero conocer a Dios en profundidad, es necesario que sea Él que se revele y si quiero ir más lejos en el conocimiento de mí mismo, necesito recibirme de sus manos. Necesito que sea Él que me muestre quién soy yo a sus ojos, porque es mi Creador y yo soy su criatura; para conocerme necesito saber lo que hay en el corazón de mi Creador.
Por eso es necesario que Dios tome la iniciativa, necesito abandonarme y dejar que Él haga en mí. Y lo hará cuando lo considere oportuno respondiendo a mi petición. Dios no se revelará de este modo a alguien que no se lo pide, sino a aquel que tiene el deseo de conocerle. Aquí está la libertad del hombre y el respeto que Dios nos tiene.
Es entonces que entramos en la prueba de la purificación pasiva en la que Dios mismo se muestra como es, sin pasar por los filtros que yo he fabricado para protegerme y no sufrir. Tenemos tantos medios de hacer sombra a la Luz de Dios que es imposible que El se muestre sino por un camino diferente al de los sentidos. Es desde el interior, sin tocar mis sentidos. Por eso está acción de la revelación Divina, la recibo directamente a través de mis facultades superiores; la Luz de Dios ya no está deformada y mientras tanto todas mis capacidades inferiores (mis sentidos) son enceguecidas, tan igual como si mirásemos el sol directamente. Es esta la razón por la que quien atraviesa por un periodo de purificación pasiva siente la ausencia de Dios, porque los sentidos no avisan de esta presencia que es más real que nunca. Necesitaremos de un tiempo durante el cual nos adaptemos interiormente para que lo espiritual pase antes que lo psicológico. Es así que lo espiritual evangelizará lo psicológico, mi ser espiritual tocará a mi ser psicológico que está herido. Es todo un cambio, como lo puede ser para un bebé pasar de la ------ al alimento sólido.
Se trata de una relación nueva que se instaura entre el Espíritu Santo de Dios y el espíritu y el alma del hombre. La corriente se ha invertido, pasa de mí a Dios y de Dios hacia mí. Dios toma la iniciativa: la revelación infusa de Dios en el Espíritu Santo produce este movimiento inverso. Si a un bebé le damos leche la beberá sin ningún problema, si le damos un trozo de pan se atragantará. De igual manera, Dios se revelará como El es en respuesta a mi oración, pero inevitablemente haré la experiencia que no soy capaz de recibirle: viviré interiormente una sensación de asfixia porque recibo algo mucho más sólido siendo yo demasiado “pequeño”.
El Señor sabe bien lo que hace, toma un riesgo acercándose a mí, es el riesgo de mi libertad. Pero lo hace a su medida y a mi ritmo: uno no se asfixia nunca por una purificación pasiva, pero es bueno saber que estamos en la línea de trayectoria de un crecimiento acelerado.

Aquí podemos ver el testimonio de los santos. Decimos que "ellos están locos por Cristo". Vemos actitudes, reacciones, toma de decisiones que desbordan totalmente la lógica humana. ¿Por qué? ¿Por qué no son razonables?... Porque han aprendido de Dios una manera totalmente distinta de ver la realidad. Yo diría que ¡Ellos ven la realidad!!!, nosotros vemos lo que nuestros sentidos nos muestran, pero lo que nos muestran muchas veces no es más que ilusión y vanidad.
No es distinta nuestra vocación a la de los santos, no es distinta la bienaventuranza a la que TODOS estamos llamados.
¿Qué hace la diferencia? ¿Qué está faltando? Falta dejar que Dios nos sane, dejar a Dios hacer. Pero eso duele. Eso le duele a la carne, de manera que siempre estamos posponiendo el "día de nuestra salvación"

Pues dice él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación. II Cor 6,2


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MensajePublicado: Vie Jun 13, 2008 11:15 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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CONCLUSIÓN

Así Dios se deja conocer, primero de una forma velada, a través de nuestros medios de conocimiento psicológico: “Señor, quiero verte y hago todos los esfuerzos que puedo para conocerte” en la oración, la meditación, la lectura de las Escrituras y la Patrística, y también en mi vida concreta, los acontecimientos que atravieso, los encuentros que puedo hacer en los que Dios se muestra a través de mis hermanos y hermanas, a través de los pobres y através de los acontecimientos de cada día, los buenos y los malos, los grandes pero sobre todo los pequeños. Eso en lo que me toca a mí.
Pero Dios se revela también de una manera espiritual: es entonces que El tiene la iniciativa y yo debo dejarme hacer. Como lo muestra la Palabra cuando nos dice que somos barro en las manos del Alfarero
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MensajePublicado: Sab Jun 14, 2008 12:05 am    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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CONOCIMIENTO DE SÍ Y CONOCIMIENTO DEL OTRO

Nos damos cuenta del lugar preponderante de la oración. En la medida que Dios se revela a mí, me muestra la verdad de su Rostro. De la misma manera y del interior, no solamente por un proceso introspectivo puedo conocerme, es este movimiento de espiritualización de las capas psicológicas que me ayudará a conocerme en verdad, a partir de la imagen que Dios me ha dado de El mismo.

El otro, el prójimo soy yo mismo. Hay realmente poca diferencia entre el conocimiento de sí mismo y el conocimiento de los demás. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

CONOCIMIENTO SENSIBLE DEL OTRO

¿Cómo voy a abordar al otro?. Sobre el plano psicológico, lo miro a través de todos estos filtros deformantes de los que ya hemos hablado: el ideal del yo, el ideal parental y las construcciones intelectuales. Esto me da una visión unilateral.
Efectivamente, mientras que yo miro al otro con estos filtros, el se siente observado y pone entre él y yo una serie de construcciones que son los sistemas de defensa. El otro se muestra a mí de una manera carnal: le conoceré a través de todas sus construcciones, todas sus máscaras, todo lo que quiera que yo vea de él. Detrás de cada una de estas apariencias se encuentra el ideal del yo, el ideal parental y las construcciones intelectuales del otro. Me muestra l"a vitrina de su tienda" pero esconde lo que tiene en su depósito interior. Se presenta a mí como lo desea, como quiere que le vea. Yo no puedo ver sino lo que me presenta que además será deformado por mis propios filtros.

Y mientras yo le miro, él hace lo mismo con sus filtros; yo reacciono ante su mirada con mis defensas que influyen sobre mis filtros.
Hay un fenómeno de adaptación de mis filtros en la medida que esta construcción se refuerza como sistema defensivo.
Este fenómeno se muestra a través de las etiquetas que coloco sobre el otro. “El es así, el hace eso, no hace eso, el mira de esta manera, el o ella habla mal o bien, etc.”.
Esta actitud nos da una "lucidez" que juzga y condena. Aquí encontramos la mayor dificultad de nuestro conocimiento de los demás. ¿Cómo salir de esto?.

EL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL

Todo es posible si yo mismo hago la experiencia del encuentro con Dios. Entonces podré conocer a Dios por que se revela a mí. Utilizaré la consciencia y la experiencia de la mirada de Dios puesta en mi persona, en la relación con los demás. Tomaré consciencia que no soy el único a quien Dios mira así: el otro también está bajo la mirada de Dios. Si me descubro diferente, en la misericordia, amado en aquello que yo creía ser, de la misma forma puedo comprender que el otro es diferente a como yo creía: descubro a este ser espiritual que bajo la mirada de Dios, no me es directamente accesible por una simple mirada psicológica.
Gracias a la novedad de la relación espiritual aprendo a mirar al otro a través de la mirada del Señor, con los Ojos de Dios. El otro experimentará que le miro no como los demás, que no le juzgo sino que le acepto desde lo que en verdad es. Eso le anima a disminuir sus defensas y dejarse conocer progresivamente. Esto habla también del peso que tiene el testimonio de Cristo en nuestras vidas como medio de evangelización para los demás.
Solo esta calidad de relación espiritual me permitirá descubrir al otro en su esencia y no en su apariencia.
Hemos hablado de que nuestras facultades inferiores, es decir nuestros sentidos, están heridos. Pues bien, algo que está herido está llamado a sanar.
Queridos hermanos, la santidad no es otra cosa que un camino de sanación. Muchas personas creen que la sanación es pedir a un grupo de hermanos que ore por tal o cual aspecto de mi vida que hoy me aqueja, muchos piensan que es un aspecto puntual y en verdad no es así.
Es nuestra vida que está herida, son años y años que hemos "funcionado" de una cierta manera y llega el momento en que el Espíritu Santo nos hace ver que no podemos seguir viviendo así.
No hay nada más sanador o más perjudicial que la mirada y la palabra.
Nos ha tocado alguna vez juzgar a alguien y haciéndolo "decimos mal" de esa persona porque como solo vemos el iceberg, con toda seguridad que nos equivocamos. Y al "decir mal" no hacemos otra cosa que maldecir. Y así como la bendición tiene un poder extraordinario, la maldición tiene un poder opuesto y destructor.
Veamos un versículo extraordinario: Vemos a Jesús y al frente vemos a una joven rico. Jesús - que es Dios - le conocía, el sabía que este joven terminaría por marcharse triste. Sin embargo el Señor no hace de otro modo. Dice el Evangelio: "Jesús le miró y le amó"
Jesús hace lo mismo con la prostituta y mira también con amor a Mateo cuando le llama a seguirle y así le miró a Pedro antes que cantara el gallo y a Judas antes de que le traicione.
Esa es la dirección y es a ese grado de conocimiento del otro al que Dios nos invita.
No hay mejor manera de conocerse que el orar juntos. La contemplación nos conduce a la “contemplación espiritual de los seres”, a la visión progresiva de la imagen de Dios en ellos.
San Isaac de Siria decía: “Solo aquel que es enteramente puro no ve pecado en el otro”. Pero no ve pecado en el otro no porque no lo tenga sino porque no le juzga y esto le hace soberanamente libre y no de cualquier forma de libertad sino de aquella llamada "La gloriosa libertad de los hijos de Dios". Esto corresponde a la bienaventuranza de la pureza del corazón: ELLOS VERÁN A DIOS. Ellos ven a Dios en los demás.
Cuando oramos juntos nos conocemos de otra manera, es desde el interior que nos descubrimos. La oración permite sobrepasar este modo de conocimiento que juzga para hacernos descubrir el verdadero discernimiento, es decir, ver como Dios ve al otro.

En el primer caso se trata de una lucidez humana que acusa, juzga y condena, induciendo a la culpabilidad. En el segundo caso se trata de una lucidez en el amor y la misericordia que levanta, salva y perdona en la compasión y la verdad

La definición central del discernimiento es la siguiente: el discernimiento es una lucidez en la misericordia.
El discernimiento es totalmente otra cosa que el juicio. El juicio procede de la relación humana corriente marcada por nuestra sensibilidad herida. Es esta la razón por la que debemos orar juntos para aprender a conocernos.
Cuando hay ausencia de oración, la comunión no existe y nos encontramos en grupos cuyos intereses son diferentes, ese equipo será aquel en el que cada uno quiere imponer su opinión y su criterio. No será una comunidad en el que las personas se respetan porque se comprenden.
Para hacer un grupo de intercesión que contenga dimensiones parecidas, en el que la simple relación con los demás ya sea un medio de sanación primero debemos tomar el tiempo de sentarnos, de construir un cuerpo, de orar juntos. No se trata de orar por alguien sino de dirigirnos juntos al Señor, de estar juntos en medio de la alabanza y la acción de gracias. Solo entonces, progresivamente comenzaremos, con la gracia de Dios, a construir algo. La comunión aparece.
La comunión no es la democracia en la que prevalece la idea supuestamente más brillante, la comunión más que hacerse se recibe.

DOS FORMAS DE RELACIÓN

En la relación con los demás, existe dos formas de relación. Tomando la antropología estructural tenemos que el hombre en una visión estática, está formado por dos partes importantes que son el cuerpo y la mente que contiene el soma (la carne) y el espíritu, este ultimo, habitado por la presencia Divina. Desde esta perspectiva encontramos lo siguiente:

La relación Sensible.- Nos sentimos bien juntos, nos comprendemos al nivel psicosomático. Lo que aquí se olvida completamente es que existe un nivel espiritual. Este tipo de relación puede llegar desde la amistad simple hasta la relación de tipo fusional en la que la identidad de cada persona no es respetada. Esta es una relación humana de tipo psicológica.

La relación espiritual.- Aquí cada uno guardará su identidad, su diferencia a todos los niveles. La comunicación entre las dos personas se hace a partir de la presencia de Dios en cada uno. Esto enriquece la comunicación. Es una comunicación de tipo espiritual en la que hay una distancia que corresponde al “secreto del Rey”, es decir mi vida intima con el Señor. Esta distancia mínima es respetada por ambos y esto alimenta la comunión y en modo alguno la altera. Esto no impide un intercambio al nivel psicológico, pero siempre lo psicológico será sostenido por lo espiritual.

ESTE CONOCIMIENTO SE REFIERE A LA TOTALIDAD DEL SER HUMANO

Cuando abordábamos la antropología estructural, decíamos que el hombre es cuerpo, alma y espíritu. Este conocimiento se refiere a la totalidad del ser humano. “Que el Dios de la paz, os santifique totalmente, y que vuestro espíritu, vuestra alma y vuestro cuerpo sean perfectamente guardados para ser irreprochables en el momento de la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Por eso siempre será necesario traer este conocimiento de sí a su finalidad, a nuestro destino, a esta santificación que se opera en nosotros a través de la Encarnación de Cristo. El sentido del conocimiento es muy importante: no podemos desembocar sobre un conocimiento de sí sin esta noción de sentido.

Recuerdo antropológico : Al centro mismo de nuestro espíritu humano, vive la Divina Trinidad, la Presencia de Dios: porque Dios vive en el centro del espíritu humano, en el centro de este “castillo interior”, el pecado y el demonio, no pueden penetrar; este centro de mi ser, esta fina punta del alma, este lugar espiritual por excelencia es inviolable.
Santa Teresa de Avila, Doctora de la Iglesia, dice neta y claramente que nada puede venir a ensuciar este “castillo de cristal, esta séptima morada” en la que Dios reside: “La recámara del Rey”. Por el contrario, el pecado puede venir para alterar toda la dimensión de nuestra psicología, de nuestro ser, en la opacidad y en consecuencia herir nuestro cuerpo; encontramos esta doble realidad de nuestro ser psicocorporal herido y al centro del mismo, la realidad de nuestro ser espiritual inviolable, Morada del Dios Altísimo. Esta es la estructura de la naturaleza humana tal como nos es dada en la tradición de las Escrituras y de la Patrística.

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MensajePublicado: Sab Jun 14, 2008 3:44 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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CÓMO RECIBIR EL DISCERNIMIENTO

(Cuarto Tema)


El Discernimiento en los Padres Monásticos

INTRODUCCIÓN

El discernimiento en los padres de la Iglesia es “la gracia de las gracias y la virtud de las virtudes”. El es el fin de toda nuestra aspiración que es conocer a Dios como él nos conoce. Los padres nos proponen el caminar sobre la senda del discernimiento espiritual, verdadero don de Dios, don del Espíritu Santo. Para entrar en este don, nos hace falta de manera imperativa querer conocer la voluntad de Dios, querer, cueste lo que cueste, complacerle solo a El. Esto significa que renunciamos a nuestra propia voluntad, entramos en el combate espiritual, sobre un camino que no es una subida hacia el Tabor sino un descenso en el “valle húmedo y fértil de la obediencia”.
Para discernir como Dios discierne, necesitamos entrar en su Sabiduría. Pero la Sabiduría de Dios no es la sabiduría de los hombres, los pensamientos de Dios están muy por encima de nuestros pensamientos. Por eso necesitamos morir a toda forma natural con la que pensamos para entrar en esta manera divina de pensar. Esto no es posible sino en el temor y el temblor porque nuestra naturaleza humana es puesta a contrapelo, es decir que no necesariamente la sabiduría de Dios resultará siendo algo “razonable”(es por ello que decimos que el discernimiento psicológico o sentido común es largamente insuficiente).
Debemos aceptar el dejarnos crucificar: entramos en el escándalo de la Cruz porque el profeta Isaías nos dice: somos hombres de labios impuros y vivimos en medio de un pueblo de labios impuros, y esta impureza nos impide ver a Dios. Para ver a Dios necesitamos ser como El. De allí proviene la necesidad de iniciar todo este trabajo de purificación, porque Jesús nos invita a no quedarnos en un estado pasivo, ya no nos llama servidores, sino amigos. Quiere hacer de nosotros sus íntimos, quiere darnos sus pensamientos, su Sabiduría, su Discernimiento y su Conocimiento.

El discernimiento siempre comienza por el conocimiento de sí mismo. En la medida que yo me voy conociendo como soy, a la vez maravilla a los ojos de Dios y pecador, iré entrando en este trabajo de conversión personal y descubriré progresivamente la experiencia del combate espiritual de dónde nacerá el discernimiento entre el Espíritu de Dios y el espíritu del mal (les remito al libro publicado en este foro "El Combate Espiritual"), aprenderé a discernir lo que es espiritual, tanto lo bueno como lo malo, de lo que es psicológico o lo que pertenece al hombre carnal.
Después de una larga experiencia de este combate, podremos adquirir la ciencia espiritual. Para los Padres del desierto se trataba al menos de 15 o 20 años de vida monástica para ser llenos de esta ciencia y así poder ser en su momento un “padre espiritual”.

Finalmente, aquellos que el Señor ha escogido reciben esta gracia de clarividencia que es el don que permite leer en las almas y que va mucho más allá del simple carisma de palabra de conocimiento. Este no es un carisma transitorio sino un don permanente, consecuencia de una comunión extremamente profunda y pura con el Espíritu Santo. Ya ustedes me podrán dar la lista de todos los santos que poseían este grado de intimidad con Dios, al punto de ver como Dios ve en las almas.

Entonces tendremos tres estados de discernimiento:
1.-Conocerse a sí mismo a través del combate espiritual: es el discernimiento personal.
2.-El discernimiento hacia los demás: esto es la ciencia espiritual (Estado al que solamente tiene acceso aquel que se liberó del juicio de los demás).
3.-Finalmente, la clarividencia.

Nosotros nos ocuparemos sobre todo del primer estado de discernimiento: el conocimiento de sí para llegar progresivamente a la ciencia espiritual.
Estamos todos llamados a recibir el discernimiento espiritual : esto no es algo que estaría reservado únicamente a los directores espirituales o a aquellos que guían a los demás. San Pablo nos dice: No se conformen a este mundo, sino que transformados por la renovación de la inteligencia, disciernan cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le place, lo que es perfecto.
Por eso todos estamos llamados a discernir la voluntad de Dios y lo que le place. Todos estamos llamados a esta transformación interior.
Los Padres han recorrido por su propia experiencia, este camino que conduce a la recepción del Espíritu Santo y el discernimiento espiritual.

LA FE

Todo comienza con la fe. Sin ella no podemos encontrar al Señor. Y san Pablo nos dice en la epístola a los romanos: La fe comienza por el sí. Escucha Israel, tu no tienes sino un solo Dios. Por lo tanto la escucha nos abre a la fe.

Pero ¿Qué es la fe?. Es creer en Alguien que no veo, creer que Dios es mi Salvador, creer que Dios me ama. La fe y la confianza están íntimamente unidas. Me estoy apoyando en Alguien a quien no puedo ver y le veré cuando me encuentre en la intimidad del discernimiento. Al principio, no le veo, pero creo en El.

LA OBEDIENCIA

Esta fe nos abre a la obediencia de aquello en lo que creemos. La confianza conduce a la obediencia. Esta obediencia está constituida de tres aspectos:

•La transparencia al guía espiritual
•La sumisión a los hermanos
•La sumisión a los acontecimientos
•La transparencia en general



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MensajePublicado: Dom Jun 15, 2008 4:38 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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TRANSPARENCIA Y GUIA ESPIRITUAL

Existe una primera necesidad en nuestra vida cristiana en la que amamos al Señor. Si queremos discernir, tenemos necesidad de un guía porque no podremos discernir solos. Todos deberíamos tener un guía espiritual si no queremos arriesgarnos a conocer un estado de esterilidad espiritual.
Hagamos la transparencia de nuestros pensamientos, de nuestros combates, de nuestras obsesiones, de nuestras emociones interiores, de nuestras luces, de todo eso que hace parte de nuestra vida interior.
Si cuando encontramos un problema emocional vamos a un psicoterapeuta, con cuánta mayor razón en la vida espiritual debemos ir más lejos, compartiendo con aquel que nos acompaña espiritualmente todo lo que nos hace sufrir para poner bajo la Luz de Dios. Aquel que hace la verdad, viene a la luz. El simple hecho de decir, de expresar, de exteriorizar, hace que la luz venga a nosotros.
Si esto es realidad, podemos también comprender, viendo esto mismo desde una perspectiva inversa, el por qué siempre los seres humanos nos dejamos distraer tan fácilmente por la bulla y los ruidos exteriores. Siempre estamos buscando hacer cosas, hablar, reír, gozar, trabajar, "estar ocupados en mil cosas" y de esta forma evitamos el silencio interior. Silencio que nos conduce derecho a ver lo que no quiero ver: que soy pobre, que estoy herido, que tal aspecto de mi vida no anda bien y que debo dejarme hacer por la Gracia. Pero al tan solo vislumbrar esta REALIDAD, nuestra carne se espanta y rápidamente buscamos distracciones para evitar ver lo que tarde o temprano tendré que enfrentar.
Hay personas que tienen un terror descomunal a la muerte y toda su vida van a pasarla torturados por este pensamiento. Se esforzarán en evitar ciertas situaciones, no tomarán algunos riesgos y al optar por huir de sus miedos, sin darse cuenta los hechan a sus espaldas como un pesada mochila. Obviamente no son felices porque siempre están sobre cargados.
Hay otras personas, los que caminan con Dios, que todos los días mueren y haciéndolo conocen la felicidad de vivir en lo real.
¿Qué es la realidad?. La realidad es ciertamente lo que me entorna, pero también es lo que vendrá con toda certeza y que lo puedo ver con la fe.
La realidad es tener conciencia de que nuestra meta no está en este mundo y que por lo tanto es muy normal que existan cosas a las que hoy puedo acceder como también es muy normal que hay otras a las que no. Quien tiene esa consciencia no sufre inútilmente.

“No debemos callar ciertas cosas y decir otras, hay que revelarlo todo y en todo pedir consejo.

Por ejemplo: “Estoy pensando en algo y de pronto digo: ¡Caray, debo decir esto en la transparencia!. El simple hecho de pensar que es necesario hacer transparencia al respecto hace que la tentación se aleje porque tenemos este deseo de decirlo todo al que me conduce”.
Otro ejemplo sería el siguiente: “Después de un combate interior humillante, habiendo tomado la decisión de hacer transparencia puede sobrevenir el siguiente pensamiento: ¡No, eso no lo puedes decir!... Este es el signo: solo el demonio no quiere que las cosas se acerquen a la luz. Si tu tienes este reflejo, ya estás aplicando un cierto discernimiento. ¿Pero cómo vas a captar esto si siempre tienes la cabeza llena de cosas...?

Entonces, la transparencia es la base de toda vida espiritual. Todos estamos llenos del “ideal del yo” y del “ideal paterno”. También estamos llenos de construcciones intelectuales que forman barreras a manera de filtros que deforman la mirada que yo dirijo hacia mi propia persona. Aquel que me acompaña, está al exterior de mí. Por lo tanto puede recibir mi transparencia en la oración, bajo la mirada del Señor, en una comunicación totalmente espiritual que permite retirar una buena cantidad de estos filtros de los cuales no me puedo liberar sino gracias a la mirada de otro que no sea yo mismo. Luego, gracias a esta mirada exterior del que me acompaña, me tocará a mi identificar lo que viene de Dios (lo que me dice mi padre espiritual) y lo que viene de estos filtros deformantes y de mi construcción psicológica.
Podemos así de una manera muy concreta conocernos. El guía espiritual podrá poner el dedo en lo que los padres llaman: “las pretensiones de justicia”, que son las ideas bonitas de mis actitudes respecto a los hermanos; estas acciones que pueden ser buenas en sí mismas, pero también pueden convertirse en una trampa porque mientras más busquemos al Señor, más el demonio tratará de jalarnos, y no hacia abajo, como podríamos imaginar, sino hacia arriba porque maliciosamente nos exalta. Sabe que tenemos un corazón que con facilidad se infla y se enorgullece de sí mismo.
Por ejemplo, el demonio puede proponernos hacer obras de misericordia maravillosas con el fin de hacernos entrar en la ilusión que somos lo suficientemente santos.

Contaremos como ejemplo lo siguiente: Había una familia en la que el padre y la madre recibían en casa a los pobres, dedicándose en cuerpo y alma a ellos… Un día los niños llegan por la tarde de la escuela y uno de ellos encontró a un pobre en su cama. Este hijo ya no tenía ni siquiera espacio en su habitación. Aquí tenemos una acción que en sí misma es buena, pero que está mal planteada en el conjunto de la vida familiar, en el que la prioridad es ocuparse de los hijos y las necesidades familiares. En este caso hacía falta un discernimiento que, por ser los padres los de la iniciativa, es decir la autoridad en ese lugar, solo un director espiritual podría haber orientado las cosas por un camino correcto.

¿Cuál es el signo que me permite ver que hago mi voluntad?
Cuando se me propone algo que contradice mi voluntad personal, voy a vivir interiormente una recriminación, una rebelión, una contestación. Se trata de lo que se llama en la vida espiritual la murmuración. Cuando hay una decisión del superior o cuando hay una orientación que me da el guía espiritual y que yo siento que no me conviene, voy a pensar: “¿Pero porqué estamos haciendo esto?, ¿No podrían hacer mejor de esta manera? Y luego yo hablo con los demás de mi punto de vista”.

Esto tiene validez en un grupo de oración, en una comunidad religiosa, en medio del grupo de trabajo y también en la vida conyugal, porque no olvidemos que los esposos se deben mutuamente una sumisión ya que hacen "una sola carne". Sería inconveniente que mientras escribo estas lineas mi brazo se vaya a ver televisión Very Happy
Volvamos a la murmuración. Esta recriminación me roba la paz interior. Todo lo que se dice de los demás a sus espaldas, cuando hablo de un responsable, o de las orientaciones que se han tomado, todo lo que se dice en medio de oscuridad, secreto y tinieblas, viene del enemigo.
Al contrario, si hacemos transparencia, sin dejar nada escondido en nuestro corazón, conoceremos el verdadero descanso, la tranquilidad y el gozo.
Doroteo de Gasa dice que el mejor medio para encontrar y vivir en la paz interior es vivir en la obediencia. Pero cuando hablamos de obediencia ¿no es verdad que inmediatamente encontramos muchas objeciones…?.Rolling Eyes

El gran pretexto: "Encontrar un guía espiritual no es una cosa fácil"

“¡Después de hace mucho oro para tener uno y no lo consigo todavía!”. Estamos tan llenos de vanidad que no es raro que deseemos tener un guía espiritual extraordinario, que pueda leer en nuestras almas y que nos lleve directamente por el camino de la santidad. Es creer que este hombre sea algo así como mi salvador. Pero hay que saber que la santidad no me será dada por mi guía espiritual sino por el Espíritu Santo, y el Señor iluminará a esta persona que nos ayudará por más pobre que nos parezca.
Los Padres dicen: “Si alguien busca con todo su corazón la voluntad de Dios, Él no le abandonará jamás sino que le guiará en todo según su voluntad. Si, realmente si alguien dirige su corazón hacia la voluntad Divina, Dios iluminaría hasta un pequeño niño para hacerla conocer”. Nos dicen claramente: si tienes la gracia de obtener un guía visiblemente inspirado y lleno de todos los carismas, es maravilloso, bendice a Dios por esto. Pero si no lo encuentras, busca un hombre sencillo y humilde, que ore y ame a Dios. Este será un hombre simple, un sacerdote de parroquia, puede hasta ser un laico que vive en la contemplación y que ha sido reconocido por la Iglesia como hombre espiritual.
“El que desee tener una vida de oración sin contar con un guía y que piensa en su orgullo que solo y leyendo libros, puede instruirse, prescindiendo del guía espiritual ya esta medio vencido. En cuanto al hombre humilde, el Señor le ayudará si no encontrase un padre experimentado, este irá donde su padre confesor u otro, y por causa de su humildad, el Señor le protegerá”.

Esta es la llave más importante. Oremos al Señor y vayamos a ver a aquel que se presentará disponible. Tengamos confianza en que esta persona podrá llevarnos del lado del Espíritu Santo.

“Piensa que el Espíritu Santo vive en tu confesor y él te ayudará. Pero si dices: mi confesor vive de manera relajada: ¿Cómo podrá vivir el Espíritu Santo en él?... Por un pensamiento así, tendrás mucho que sufrir y el Señor te humillará”
Tenemos todas las de ganar en pensar que esta persona que me guía está habitada por el Espíritu Santo. Pensemos en san Francisco de Asís que se confesaba con un sacerdote que abandonó los hábitos diciendo: “Es un sacerdote y sobre él reposa la gracia del Espíritu Santo”. Esta es la humildad de san Francisco y de los Padres de la Iglesia. Si guardamos una actitud humilde ante esta persona el Señor nos iluminará. Pero si le juzgamos, si revisamos su vida desde una cierta altura, definitivamente el Señor no nos iluminará.

Unos requisitos mínimos para acceder sin temor al padre espiritual son los siguientes:
-Hombre o mujer de oración
-Obediente a la Iglesia y el magisterio
-Alguien que posee un discernimiento sobre la vida espiritual
- Que sepa ESCUCHAR, (es básico)

En cuanto a la dinámica de la dirección espiritual podemos citar algunos aspectos que harán más saludable este soporte espiritual.

Por parte del director espiritual:
- No impone nada sino que PROPONE
- No tiene una actitud pasiva sino que activa y motivadora
- Se compromete con su dirigido de manera progresiva
_ Siempre alimentará la confianza en Dios
_ Se esfuerza en escuchar al dirigido y al Espíritu Santo.

Por parte del dirigido:
- Comprometerse a seguir un camino y dejarse conducir
- Presentarse con confianza y la sinceridad
- Obedecer y aplicar el consejo recibido

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MensajePublicado: Dom Jun 15, 2008 5:34 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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¿La obediencia tiene límites?

San Ignacio dice: “Sean obedientes por amor a Dios, a todos los padres y hermanos cuando les manden alguna cosa que no sea contraria a la Ley Divina, ni a la regla del monasterio, ni a la regla de vida del lugar donde te encuentras, ni a las directivas de los padres responsables”.
Por lo tanto, no se trata de una obediencia ciega y privada de razón. Los padres han conocido estos ejemplos de obediencia sin comprender. Sucedió así con aquel discípulo de san Antonio que se quedó varios días en la puerta de su ermita, esperando ser recibido como discípulo suyo y con la finalidad de ser probado en su deseo de seguir al Señor. Una vez recibido, san Antonio le propone regar todos los días un pedazo de madera seca, y en circunstancias que solo se encontraba agua a 3 horas de aquel lugar. No le dio otra explicación. Este discípulo llamado Pablo, lo hará dócilmente y tiempo más tarde ese pedazo de madera seca floreció.

Esta historia ilustra muy bien el poder de la obediencia. Pero hay que decir que se está ante un san Antonio repleto de los dones del Espíritu Santo. Estos hombres “pneumatoforos” ya casi no se encuentran. Es esta la razón por la que los Padres nos proponen el camino de los consejos. “Decirlo todo y en todo pedir consejo”, tomando en cuenta lo que me habita interiormente. Mi padre espiritual me iluminará en el nombre del Señor, pero el Espíritu Santo también está en mí. Esto tiene alguna significación.

Por ello es siempre saludable para la relación entre director y dirigido evitar imponer nada. La libertad es sumamente importante en la vida espiritual. Muchas veces al consejo ha sido dado pero sin imposición y el dirigido, equivocadamente escoge otro camino. El resultado, aun si es malo es importante porque nos enseña que la obediencia no es un yugo sino una guardiana y compañera protectora.
Primeramente el director dice lo que siente respecto a lo que le hemos expuesto: “Pienso hermano, que este apostolado sería algo bueno para ti”. Y la persona concernida a menudo dice: “Efectivamente, esto ha pasado por mi cabeza hace una semana”. En esto vemos también la importancia de la sumisión a un padre espiritual y la importancia de buscar la transparencia.
Por ejemplo, en la vida religiosa puede pasar también que un hermano diga: “Es curioso, pero desde hace una semana pienso en el África y me viene el deseo de trabajar en el hospital, sirviendo a los enfermos”. Y el superior le responde: “Justamente hoy recibí una llamada telefónica del superior general en que te propone ir al África”.

Todos somos delante de este acompañante, una persona única, habitada por el Espíritu Santo, que tiene derecho a la palabra, que tiene el derecho de decir lo que tiene en el corazón, sin por tanto ser capas de discernir el sentido de lo que lleva interiormente.
Cuando me proponen hacer algo, que en principio es totalmente contrario a mi naturaleza, es mi deber decir: “No siento absolutamente nada, no comprendo esto”, debo formular el combate interior que llevo únicamente a mi superior o el que me guía o a mi responsable… ciertamente no debo decirlo a mis hermanos o los que me rodean. Si lo que me proponen no varía, miraré si esto es conforme a la Ley de Dios, a las normas de la comunidad o grupo en el que estoy. Si fuera el caso, es siempre mejor obedecer sin comprender que ponerse en estado de rebeldía: Esto se convertirá en una situación de prueba en el curso de la cual el Señor me llenará de bendiciones, porque por esta obediencia, soy configurado a Cristo. Pero es en total libertad que yo escojo obedecer, por Amor, sintiendo que esta decisión se atraviesa en mi voluntad.
Esto es así, obviamente si lo que nos pide el director no es algo definitivamente descabellado (leer nuevamente el consejo de San Ignacio)
Por ejemplo contaremos lo que ocurrió en una parroquia. Una señora vivió una conversión muy fuerte, esto sembró en su corazón el amor por la adoración eucarística. Fue a visitar a su párroco para plantearle la posibilidad de tener tiempos de adoración en el templo pero la respuesta fue negativa. Esta mujer aceptó con humildad y se puso a orar. Poco tiempo después la adoración del Santísimo se instauró oficialmente en esta parroquia.
Si vivimos esta obediencia por amor, podemos esperarlo todo.
Otro ejemplo, pero este es totalmente opuesto.
Me tocó ver algo doloroso. Un grupo de oración de jóvenes tenía mala relación con su párroco. El párroco les pedía que fueran más colaboradores con la parroquia y las actividades en común pero ellos decían que si el sacerdote no cumplía con ciertas exigencias que ellos tenían como grupo seguirían cerrados a la vida parroquial. Llegaron tres jóvenes protestantes a la reunión de ese grupo y dos meses después el 95% de esos jóvenes se fueron a una secta protestante, por supuesto ese era el lugar donde ellos podían hacer lo que querían.

Hay una trampa cuando hablamos de obediencia:
Hay una obediencia alienante: es la de buscar complacer al que obedezco. Esta es una relación de dependencia, como la que puedo tener con mi padre o mi madre cuando soy niño. El pequeño niño siente agresividad en su corazón cuando ve venir a su padre para darle un palmazo en el trasero. Antes buscará recuperarse ante su padre para que le diga:”hijito, que bueno eres…”, de esta forma el retirará la angustia que está en su corazón como producto de la reprimenda.
Todos estamos en esta relación de dependencia ante aquellos que más amamos. Todos podemos amar a nuestros padres, pero a la vez, todos podemos tener, más o menos, heridas que nos hacen detestar ciertas cosas en ellos o a aun a ellos mismos. Esto ocurre más frecuentemente lo que imaginamos pero no es algo muy consciente en nosotros.
Ante todo estatuto de autoridad y de obediencia, encontramos una circunstancia analógica con el riesgo de esta dependencia alienante. Puedo renegar interiormente porque no quiero someterme a esta autoridad, pero a la vez voy a someterme perdiendo mi identidad, aceptando decisiones que son contrarias a mi naturaleza y a mis deseos. “¡Puesto que es así voy a hacerlo…!, y continúo murmurando y amargándome". Esta murmuración interior, no siempre se exterioriza: es reemplazada por una violencia de auto acusación, de auto destrucción, llevándome todo esto a un estado de rabia, tristeza interior y depresión. Es entonces que aparece mi inmadurez, un cierto aspecto infantil, un aplastamiento de la personalidad en el seno de la comunidad familiar, religiosa u otra. Es lo que se ha vivido tan fuertemente en los años 68-70 con esta famosa “obediencia religiosa”.
La verdadera obediencia no es esto. Ella da la vida porque no es conducida por una mezcla de amor y odio sino únicamente por el amor y el perdón. Entonces el signo de una obediencia correcta es el desarrollo de la persona en el respeto de su libertad personal (es lo que nos diferencia de las sectas). Mi vida nadie la toma sino que soy yo que la doy. Nuestra obediencia nadie nos la toma, sino que somos nosotros que la damos por amor y no por que estoy en la obligación de hacerlo.
Esa es la Gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Otro ejemplo muy bello es el que nos da Santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia.
Bueno, Teresita ingresó al Carmelo después de mucho batallar y a una edad muy joven. En ese convento estaban sus hermanas de sangre. Como en toda comunidad o grupo siempre se conjugan diferentes temperamentos y caracteres.
había alguna monja que no soportaba a Teresita. La trataba con rudeza, le reprochaba a menudo que ya no estaba en casa con sus hermanitas y donde podía hacer sus caprichos. En resumen, esta hermana se las traía con Teresita. ¿Qué hace nuestra santa? Naturalmente que esto le dolía y la humillaba pero ella sabía lo que quería. Ella lo dice muy claro: "Yo ingresé al Carmelo porque quiero ser santa". Toma una resolución y dice: "de hoy en adelante voy a redoblar la atención y el amor por esta hermana". Al cabo de un tiempo, la actitud de esa hermana cambió e inclusive llegó a pensar que Teresa tenía un amor de predilección por ella como si fuera algo natural. Ese era un secreto entre ella y Jesús.


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MensajePublicado: Dom Jun 15, 2008 6:17 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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La sumisión a los hermanos

Es el camino verdadero de la santidad y de la paz interior. Es hacer pasar mi voluntad después de la voluntad de mi hermano.
Por ejemplo, cuando soy confrontado a una contradicción de una decisión, supongamos en mi matrimonio. Uno quiere ir de vacaciones a la playa y el otro a la montaña. Hay mucho más a ganar respecto al Amor y la paz interior en escoger la voluntad del otro que la suya propia. Este es un aprendizaje de cada día en nuestras relaciones fraternas. Pero ustedes saben bien que podría decir también: “Bueno, de acuerdo…. Iremos a la montaña”. Y luego durante todo el viaje yo estoy molesto y lo dejo ver claramente como para culpabilizar al otro. Esto no es una solución. Es una sumisión en la obligación. Lo hago porque me siento en la obligación de vivir de acuerdo contigo, pero no tengo absolutamente el deseo de hacerlo. “Finalmente lo acepto aplastando totalmente mi deseo y te haré pagar por esto con mi mal humor…”
La obediencia al hermano es verdaderamente una humillación, un descenso a la humildad. Es por esto que la obediencia y la humildad están íntimamente unidas.
Es importante de constatar esto y de darse cuenta de lo que esta obediencia produce en mi interior: cuando me someto a mi hermano, no estoy en la paz, en la alegría, en la serenidad, ni siento gozo en mi corazón. ¡No nos hagamos ilusiones!, sentimos cólera, rebeldía y deseos de contestar. ¡Entonces pongo una cara larga!. Nosotros vemos frecuentemente esto en la vida de la iglesia, en el grupo al que pertenezco, en el trabajo, en la familia y, por qué no, también en los foros. ¡Vaya que sí! miren si no... Evil or Very Mad Evil or Very Mad Evil or Very Mad Mad Mad Shocked Shocked Shocked Embarassed Embarassed Embarassed Crying or Very sad Crying or Very sad Crying or Very sad ... Laughing .

¿Qué significa esto?. Significa que no soy humilde porque la humildad está unida a la obediencia. Somos insumisos e independientes. Si puedo descubrir esto en mí, mejor haría, en lugar de acusar a la autoridad, en darme cuenta de mi insumisión e independencia a la Ley de Dios. Si yo reacciono así con mi superior, tendré la misma reacción con el Señor.
¿Vienes?. Esperame Señor, dejame enterrar a mi padre, dejame despedirme… y yo no estoy en una actitud humilde.
¡Qué sorprendente, sí, no somos humildes!.
¡Aquí tenemos una buena realidad!. ¿Estoy lleno de agresividad?, así soy yo Señor, me pides que te siga y yo te respondo ¡Ah no, no quiero!.
Me pondré de rodillas ante el Señor y le diré: “Mira como soy, contestatario, independiente, insumiso, murmurador…”, Dame la gracia de aceptar y de decir en mi corazón.
Solo entonces yo seré este discípulo que después que dijo “no”, va a decir “si”.
Es muy importante de mirar muy bien esto. Puedo creer que soy muy obediente y muy sumiso a lo que dicen mis hermanos. Cuando se me pide cualquier cosa, digo sí mientras no me tocan mis intereses. Siempre hay en nosotros un lugar donde se esconde nuestra propia voluntad. Desde que esta voluntad es tocada, la rebeldía brota inmediatamente.

Para un esposo, la voluntad a los hermanos será hacer la voluntad de su esposa y de sus hijos, en la medida que no ocasiona un desorden en el rol que tiene el padre, de ser el jefe de la familia. Resulta difícil discernir: ser padre es ser el servidor de sus hijos y no el comandante. Administrar los bienes de Dios, es ser instrumento para que mis hijos vivan como hijos de Dios. Nuestro Dios es Padre y su paternidad pasa por el don que nos hace de Aquel que es su más intimo: su Hijo.

La sumisión a los acontecimientos

Este es un punto más difícil de abordar porque se trata de la sumisión en medio de la prueba y nuestra actitud frente al sufrimiento. Los Padres nos dicen palabras que son difíciles de recibir y hasta nos parecen duras, pero ellos son santos y nosotros no. “Si nuestros sufrimientos nos parecen muy pesados, este es el signo que no nos hemos abandonado a la voluntad de Dios”. Si esta palabra es dura, eso no quiere decir que deja de ser una profunda verdad. Jesús dice: Vengan a mí, ustedes que están cargados y agobiados y Yo les aliviaré, porque soy humilde de corazón.
Cuando nuestros sufrimientos nos son demasiado duros, los Padres nos invitan a abandonarlos. La humildad y la obediencia, es dejarse “hacer” en la prueba, es dejarse modelar en medio de esa prueba. Mientras más me aferre a lo que me pertenece sin querer abandonarme, sufriré más. Si entro en esta actitud en la que le dejo hacer a El, en la que me abandono, obedezco, mi fardo se aligerará porque entraré en la dulzura y la humildad de Cristo.

En la prueba todos estamos habitados interiormente por la recriminación de esta insumisión. Debemos respetar nuestro ser psicológico: en la prueba, lo primero que diré es: “¡No, no es posible que esto me ocurra!”, luego entraré en la cólera y en la rebeldía, diciendo al Señor: “¡Pero es injusto!. ¿Por qué tengo que vivir esto?,¿Quién es el responsable de esto que me ocurre?”. Luego dejaré esto y me deprimiré diciendo: “Mi vida es un derroche, todo lo que he vivido anteriormente no me sirve de nada…¿Qué hago ahora?”. Luego entraré en el regateo: “¡De acuerdo, acepto atravesar esta prueba, pero a cambio tu harás esto por mí, Señor!”. Y este camino finaliza en la aceptación (en el sentido de una fatalidad: no puedo hacer de otra manera). Pero esta aceptación está llamada a convertirse en ofrenda: Lo quiero, Señor, tomo esto a mi cuenta y te lo entrego a Ti

Para llegar a esto último, hay todo un trabajo que pasa por la búsqueda de la obediencia y de la humildad. Mientras más entre en esta humildad de Cristo, dulce y humilde de Corazón, tanto más la prueba me parecerá dulce y ligera.

Los Padres nos enseñan el entregar todo a Dios

No estamos diciendo que las grandes pruebas como pueden ser la muerte de un hijo, de un amigo o un accidente, puedan ser entregadas a Dios en un primer movimiento. Dios no envía tales horrores, son más el fruto del mal en el mundo. No podemos sino entrar en el misterio de la Cruz, en el hecho que la prueba es algo incomprensible. Solamente podremos comprenderla o aceptarlas después.
Pero en todas las pequeñas pruebas que me ocurren, las pequeñas contrariedades, es bueno el poder ver la mano de Dios que permite este acontecimiento para hacernos crecer y para purificarnos.

Dios quiere hacerme crecer en santidad y mostrarme, por ejemplo en tal circunstancia, que tengo esta agresividad que brota de la tristeza: ¿Porqué?. Porque hay un perdón que no he dado, un ídolo que no he abandonado, o bien para mostrarme que aun no he llegado, yo que pensaba ya haberlo logrado… y me doy cuenta que no soy humilde porque hay agresividad en mi corazón.
Este es un aprendizaje progresivo porque esto que viene a contrariar mi voluntad propia, se convierte poco a poco en fuente de santificación, de descanso y de paz. Hasta el día en que podamos decir con los Padres: “Aquel que vive según la voluntad de Dios, no se preocupa por nada. Si necesita algo, él se confía lo mismo que su intención, a Dios. Y si no obtiene lo que pide, mantiene la calma, como si lo hubiera obtenido”.
“El hombre que se abandona a la voluntad de Dios no teme nada: ni a los ultrajes, ni a los bandidos, ni a nadie… y cualquier cosa que le ocurra, le hará exclamar: el Señor me protege”. Es lo que hacía san Bernardo cuando partía de viaje por Europa con solo un hermano. El no tenía ningún temor porque decía: “Estoy totalmente entre las manos de Dios”.


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MensajePublicado: Dom Jun 15, 2008 6:38 pm    Asunto:
Tema: SEMINARIO DEL DISCERNIMIENTO
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LA HUMILDAD

Está unida a la obediencia. Sin humildad no podemos hacer nada. Con ella lo podemos esperar todo.
Está compuesta por tres elementos:

•La desconfianza de sí
•El arrepentimiento
•El hombre es una maravilla de Dios y una maravilla para Dios.


Todos nos encontramos en camino hacia Dios y los Padres nos ofrecen esta imagen de los rayos que convergen hacia el centro. Todos estamos sobre estos rayos y en la medida que nos acercamos a Dios, nos acercamos los unos a los otros, convergiendo en el centro. Mientras más amamos a Dios, más amaremos a nuestros hermanos. La única manera de amar a Dios y a nuestros hermanos es de vivir en la humildad y la obediencia.

Es el amor que nos empuja hacia Dios. El Amor es el camino que solamente los pequeños pueden emprender. Si nosotros nos consideramos como este hombre muy serio que está en la historia del Principito y también en el Evangelio, y que dice: “Yo oro con regularidad, hago muchas obras de misericordia”… evidentemente estamos lejos del camino. Para caminar sobre la ruta del Amor es necesario volver a ser como pequeños niños. A ellos le gusta los medios sencillos para avanzar, medios a su alcance. No saben cómo conducir un automóvil. Por eso prefieren manejar un triciclo. Es más estable que una bicicleta, porque tiene tres ruedas, es fácil de manejarlo, avanza con una velocidad correcta y no les da miedo. Todos estamos invitados a subir a este triciclo para recorrer la ruta del Amor, para amar a Dios y a nuestros hermanos. El fundamento de este triciclo son las tres ruedas de la humildad.

La Maravilla de Dios

Dios nos ha creado no en un espíritu miserable: “somos pobres personas que no valemos nada, y Dios, porque es bueno, se inclina hacia nosotros desde su cielo”. No es esto exactamente. Dios, en verdad, está enamorado de la maravilla que somos cada uno de nosotros y el pone todo su gozo en habitar en medio nuestro.

Escucha hija mía he inclina tu oído, olvida la casa paterna porque el Rey será seducido por tu belleza. El Rey, nuestro Dios, está seducido por nuestra belleza.

Esta es la primera rueda de nuestro triciclo: recibir la maravilla de Dios y ser capaces de alabar al Señor por la maravilla que somos. Soy una maravilla, no por mi mismo, sino por el don de Dios. Cuando la Santísima Virgen María canta el Magníficat: todas las generaciones me llamarán bienaventurada, ella canta esta maravilla que se hace en ella por Dios, un Tabernáculo santo y a la vez es todo su ser que deviene en maravilla para Dios. Esta es una de las características de la humildad: ser capaz de recibir un tesoro entre sus manos y dar gracias al Señor por recibir un ministerio, responsabilidades u honores, acercando todo a Dios.

El salmo 113 canta: No a nosotros Señor, no a nosotros, sino a Tu Nombre la gloria.
Recordar cuando acogemos a alguien, por ejemplo, que cuando hay algo que no marcha bien, que en medio de esta situación tengo entre las manos un tesoro y que es Dios que lo ha puesto allí. No soy yo, es Él. Esta es la importancia de la alabanza y de la acción de gracias. Cuando nos establecemos en la alabanza, en la acción de gracias, en la gratitud y el maravillarse, podemos estar seguros de estar en el movimiento del Espíritu Santo. No podría dar gracias a Dios por lo que El es o por lo que hace, sin estar en el Espíritu Santo.
Pero si no entro en la maravilla, es evidente que mi triciclo no podrá avanzar porque le falta una rueda.. Entonces me trasformo en este fariseo que se cree una maravilla para sí mismo, que no es como los demás… esto hace que además necesitemos de dos ruedas adicionales...


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