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Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones

 
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vidaeterna
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Mensajes: 12
Ubicación: España

MensajePublicado: Vie May 02, 2008 7:55 pm    Asunto: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
Tema: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
Responder citando

Estimados hermanos,
Ruego distribuyan entre todas las personas que conozcan estas interesantes refexiones.
Dios les bendiga
(link editado)
Mayo de 2008
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Reflexiones de un padre cristiano en torno a las primeras comuniones
Como todos los años asistiremos de nuevo, no sin cierta tristeza, los sábados y domingos del mes de mayo, a esa sucesión de desfiles de niños y niñas de 9 o 10 años: niños capitanes de fragata, niños franciscanos, niños almirantes de marina y casi todas las niñas de novias antes de tiempo.
Sí, como cada año, en parroquias, colegios religiosos, calles y restaurantes de pueblos y ciudades, asistiremos al espectáculo de las primeras comuniones.
Convencido de que los niños y las niñas pueden ser cristianos comprometidos desde su ser de niños y preocupado por la frecuente manipulación que se hace de los niños y niñas, del ser cristiano y de la propia iglesia desde diversas instancias en este asunto de “las primeras comuniones”, me gustaría ofrecer algunos elementos de reflexión sobre esta realidad.

VEO, VEO...
· que en nuestra sociedad todavía son muchos los niños y niñas que “hacen la primera comunión”;
· que de ellos, son poquísimos los que continúan después en procesos de crecimiento en la fe; para muchos de ellos, la “primera” comunión es casi también, a la vez, “la última” comunión;
· que en un número elevado de casos, los niños y niñas (y sus familias) que se preparan para hacer y hacen la “primera comunión” no habían aparecido por la parroquia desde que se bautizaron, y no volverán casi con toda seguridad a hacerlo hasta que se confirmen, si se confirman, y volverán a desaparecer hasta la boda si se “casan por la Iglesia”: no hay procesos continuados de crecimiento en la fe en un elevado número de casos, ¡ni hay intención de entrar en ellos con motivo de estos sacramentos! (el pasar por el expediente de la “preparación” para “recibir” un sacramento no es un proceso continuado de crecimiento en la fe);
· que en las familias (papás, hermanos, tíos, primos, novios y novias de los primos..., pues todos ellos asisten a la celebración) de muchos de esos niños y niñas que “hacen la primera comunión” no se viven la fe y el seguimiento de Jesús, ni “lo cristiano” tiene ninguna repercusión concreta en su vida, en sus actitudes, en la transformación de los ambientes en que viven; ni se tiene, además, ninguna intención de que esas cosas cambien con motivo de la “primera comunión” de su hijo o hija;
· que en muchas parroquias y colegios religiosos donde se ofertan “primeras comuniones” no existen referencias comunitarias reales: ¿a qué realidad se van a incorporar esos niños y niñas? ¿O tan sólo se trata de celebrar un rito?; ¿o es que la incorporación de nuevos miembros a la eucaristía de la comunidad cristiana no supone ningún compromiso por parte de la propia comunidad que los acepta?;
· que en la forma de realizar la celebración de muchas “primeras comuniones” (y las formas no son el fondo, pero muchas veces lo delatan –casi siempre-) están ausentes el protagonismo de los niños y niñas y su experiencia creyente (¡que la tienen!), y el protagonismo y la experiencia creyente de la comunidad cristiana que los acoge (protagonismos reales, no leer las peticiones y hacer las ofrendas, y contestar a unas preguntas…).
· que en la forma de realizar muchas “primeras comuniones” hay, patentes y evidentes, elementos contrarios al Evangelio: la falta de fe en muchos de los presentes (“Y no pudo Jesús obrar allí ningún signo por su falta de fe” –Mateo 13, 53-58- ), el gasto económico en todo el asunto (trajes –y no sólo del que “se comulga”-, peluquerías, reportajes fotográficos o de vídeo, regalos, restaurante...), en un asunto del que se supone que es la incorporación a la Eucaristía de la comunidad, en la que “los que poseían bienes los vendían, entregaban el importe a los Apóstoles, y éstos lo repartían según la necesidad de cada uno; y así entre ellos nadie pasaba necesidad” (Hechos de los Apóstoles);
· que en no pocos casos algunas de las razones que se aducen para que “el niño o la niña comulguen”, siendo que en casa la fe cristiana y el seguimiento de Jesús apenas tienen nada que decir, son: “para que no se traumatice”, o “todos los de su clase la hacen, ¿cómo se va a sentir ella o él si no la hace”, o “por no dar un disgusto a sus abuelos”, o “como lo bautizamos, pues ahora toca la comunión”,...: ¡Dios mío!, ¡qué forma tan desfigurada de ver a los niños y a las niñas!, ¡qué manera tan poco seria y adulta de afrontar las situaciones conflictivas con los hijos –o con los padres-¡;
· que en muchas ocasiones los sacramentos, y en concreto la “primera comunión” son, de hecho, servicios religiosos a los que tienen acceso los ciudadanos sea cual sea su actitud frente al mensaje de Jesús, estén o no estén de acuerdo en su vida con su mensaje y con sus exigencias, y que acuden muchas veces por cierto sentido de obligación, sea de tipo religioso, bien por la fuerza de la costumbre, bien por convencionalismo social;
· que hay descontento (¿y desencanto?) y sensación de incomodidad en no pocos sacerdotes por esta realidad, que se vive con desasosiego porque se querría hacer de otra manera pero no se sabe bien qué hacer o por dónde salir, ¡porque las implicaciones de este asunto son tan amplias, hay tantas teclas que tocar, no sólo hay personas sino también estructuras e ideología,...!, o porque sí se sabe qué hacer y por dónde salir, ¡pero la audacia que se requiere es tanta!,...
· que hay descontento y sensación de incomodidad en matrimonios y en niños que se lo creen de verdad y querrían hacerlo de otro modo, pero las presiones son tantas, los titos que tocar tan diversos, los “enfrentamientos” que afrontar tan delicados... que al final se hace del mismo modo o tan sólo cambiando aspectos secundarios (aunque no por ello menos importantes);
· que hay realidades de grupos, parroquias, matrimonios y niños y niñas que lo hacen de otro modo: inmersos en procesos de crecimiento en la fe, desenganchándose del que parecía tan ineludible mundo de los trajes y los regalos y los reportajes y los banquetes, pero que al final resulta no tan ineludible; pero, ¡ay!, son como islas en medio del océano, como excepciones en la regla general; o, vistos de otro modo, ¡son como levadura en la masa!;
· que hay un evidente negocio económico y de prestigio social montado en torno a “las primeras comuniones” que dista mucho del mensaje evangélico y de sus exigencias; y que de la responsabilidad de este montaje no puede desentenderse la propia iglesia, tanto sus laicos como sus obispos y sacerdotes: poco se hace, o con muy poca audacia evangélica, para denunciar y abandonar este estado de cosas;
· y todo esto aunque las palabras que se digan en la celebración no digan esto que acabamos de constatar: la fuerza la tiene no lo que se dice, sino el cómo se celebra, el a quién se admite a la eucaristía y las condiciones para incorporarse a la comunidad cristiana.

CREO, CREO...
· Que para que la celebración de los sacramentos se pueda considerar aceptable, la palabra que se dice (en la catequesis de “primera comunión”, en la propia celebración) y el sacramento que se celebra (con todos sus elementos: quiénes participan, cómo se realiza, en qué condiciones y con qué exigencias,...) deben asegurarse con su verdadera significación: los participantes se tienen que sentir interpelados y concernidos por el mensaje de la “buena noticia”, que resulta gozosa para unos y con frecuencia escandalosa para otros; quiere decir, además, que se debe celebrar de tal forma que los participantes se sientan llamados a la conversión cristiana; y tiene que celebrarse, además, de tal forma que la celebración sea expresión de que se viven unas determinadas experiencias en quienes participan en ella: la experiencia de Dios que llama a un encuentro verdaderamente personal con Jesús; la experiencia de la alegría y el gozo ante la “buena noticia” del reino; la experiencia de la conversión cristiana; y la experiencia de la libertad y la audacia que son inherentes a la proclamación del mensaje de Jesús: sólo cuando estas experiencias son vividas, al menos (pero vividas) de alguna manera, podemos asegurar que se celebra el culto que Dios quiere y como Dios quiere;
· que es necesario plantearse, con toda honestidad, si no se cuidan en las “primeras comuniones” muchos elementos externos y secundarios, pero se descuida de manera asombrosa e intolerable la coherencia de las experiencias auténticamente cristianas y comunitarias que no pueden faltar en el culto de la comunidad creyente;
· que en la Iglesia no podemos hablar, ni celebrar el culto si no es en comunidad (no en familia), y desde las experiencias creyentes y vitales de los que forman esa comunidad; porque, siendo sinceros, ¿dónde está dicho por Dios que el culto cristiano tenga que ser para todo el mundo?, ¿dónde está revelado que nuestras celebraciones deban ser servicios religiosos abiertos a todo el que llega?, y ¿con qué derecho la iglesia se permite la libertad de organizar servicios religiosos en los que apenas hay un mínimo de experiencia auténticamente cristiana, o incluso muchas veces tal experiencia brilla por su ausencia?;
· que en la Iglesia no podemos desligar la celebración de la fe, ¡y la Eucaristía es la más significativa de ellas!, de las exigencias y el compromiso por la justicia y la construcción de un mundo mejor: exigencias que son para quienes se acercan a la celebración y participan en ella, y que se proponen para quienes desean incorporarse a la comunidad en la celebración de la Eucaristía (los que “hacen la primera comunión”);
· que no se da verdadero protagonismo a los laicos, y de entre ellos a los niños y niñas, si no se les da también en lo que tiene la comunidad cristiana de más vital porque en ello refresca, expresa y nutre su fe en el Señor Jesús y en el mundo nuevo que hay que construir: la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía;
· que la celebración de “la primera comunión” es la celebración de un paso de incorporación a la comunidad cristiana y al seguimiento de Jesús, y no la celebración de un rito; esa incorporación se inicia en el bautismo, en la incorporación a la eucaristía de la comunidad y en la confirmación, en un proceso continuado de esos tres sacramentos llamados “de la iniciación cristiana”, para luego continuarse de forma madura en una comunidad de referencia y comprometidos en su realidad y en sus ambientes: si no se da ese proceso continuado en la iniciación cristiana, dudamos que haya realmente una iniciación cristiana adecuada; pero entonces, ¿qué es “hacer la primera comunión”?

POR TODO ELLO, PROPONGO...
· que en las parroquias y comunidades cristianas se promuevan espacios de formación, debate y diálogo entre los cristianos y grupos cristianos sobre la celebración de los sacramentos: su sentido, sus condiciones, sus compromisos y exigencias, la forma de ofertarlos, la edad en la que ofrecerlos...;
· que en las parroquias y comunidades cristianas se ofrezcan y se potencien, de una vez por todas, procesos continuados de crecimiento en la fe y el seguimiento de Jesús; y en momentos concretos de esos procesos, y a quienes estén implicados de forma activa en ellos, se les ofrecerán “pasos significativos” de incorporación a la comunidad cristiana y al seguimiento de Jesús (el bautismo, la primera incorporación a la eucaristía de la comunidad, la confirmación);
· que las familias os toméis en serio esto de la fe:
- si no creéis, si en vuestra vida real y concreta el Evangelio y sus exigencias no tienen nada que deciros, por favor, ¡no hagáis teatro!, ¡que no pasa nada por que el chico o la chica no hagan esta farsa! (al revés, lo educativo es la autenticidad en la vida);
- y si creéis, si en vuestra vida real y concreta el evangelio de Jesús y sus exigencias tienen un sitio y algo que deciros, ¡exigid una forma de incorporar a vuestros hijos e hijas a la eucaristía de la comunidad que sea coherente con su verdadero significado!, ¡exigid protagonismo en la vida de la comunidad cristiana a la que pertenecéis!, ¡exigid que se ofrezcan a vuestros hijos e hijas procesos continuados de crecimiento en la fe, y dentro de ellos que se enmarquen los sacramentos!;
· que vosotros, los niños y las niñas, seáis capaces de tomar vuestro protagonismo en casa, también (y sobre todo) en estos asuntos, y seáis capaces de decir en casa:
- a mí esto no me dice nada, no me interesa, ¡por favor, no hagáis teatro conmigo!;
- ¿por qué me metéis en estos rollos si vosotros pasáis de todo esto?;
- como veo que vosotros vivís esto, que os ilumina la vida, y vuestras actitudes y vuestras decisiones, como conozco a los miembros de vuestra comunidad cristiana, y me gustaría vivir así, ¡quiero apuntarme a este asunto!, ¡quiero crecer en este proceso!; y dentro de él, y con ese sentido, quiero incorporarme, como niño o niña que soy, a vuestra comunidad;
· que se mime, y se cuide y se ofrezcan como testimonio eclesial a los grupos, comunidades, matrimonios, niños y niñas que se lo toman y lo hacen “de otra manera”, como debe ser, “como Dios manda”;
· que muchos matrimonios cristianos y comunidades cristianas, con audacia e imaginación, vayan inventando formas diferentes y alternativas de celebrar la incorporación de nuevos miembros a la eucaristía de la comunidad. “A modo de ejemplo: ¿qué pasaría si, una vez preparado el niño o la niña, insertado en un proceso más amplio de crecimiento en la fe, sus padres lo llevan un día a comulgar con ellos, silenciosamente, como si fuera un día más, se dedica luego en casa un buen rato a profundizar en lo ocurrido, se le regalan unos Evangelios, y luego se acude con ella o con él a entregar todo lo no gastado (en vestidos, restaurantes, fotógrafos...) para cualquier fundación de ayuda a la infancia del Tercer Mundo?”.

Que el Señor Jesús no nos invita y llama a “comulgar”, sino a trabajar en su viña. Trabajo en el que, como buen Señor que es, Él pone la comida.


Tomado de
(link editado)


Los datos
- Actualmente en España (año 2008) se están gastando unos 3600 euros de media en la celebración de una Primera Comunion (en trajes, fotos, videos y banquetes), la ceremonia es casi comparable a una boda.
- De los niños que toman la Primera Comunión se estima que sólo el 20% continúa su formación cristiana y se confirma lo que ha hecho famosa la frase “La Primera y la Última Comunión” porque muchos dejan de ir a la Iglesia.
- Las cifras de niños que toman la Primera comunión no se corresponden con las cifras de niños que reciben la Confirmación, en muchas diócesis españolas ya ni existen grupos de formación para la Confirmación y/o no se confirma hace años.
- La mayoría de los padres y familiares de los niños que toman la Primera Comunión no van a Misa nunca o casi nunca y carecen de la más elemental formación religiosa.
- La inmensa mayoría de parroquias españolas están experimentando una alarmante sequía de presencia de niños y jóvenes en los cultos y grupos parroquiales.

Cambiar esta triste realidad es tarea y responsabilidad de todos: padres, niños, familias y de la propia Iglesia quien consciente o inconscientemente, por pasiva o por activa permite todo este carnaval de ostentación. ¡Podemos y debemos cambiar!
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tessi
Asiduo


Registrado: 25 Sep 2007
Mensajes: 301

MensajePublicado: Vie May 02, 2008 8:09 pm    Asunto:
Tema: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
Responder citando

Cita:
para muchos de ellos, la “primera” comunión es casi también, a la vez, “la última” comunión;


Qué triste verdad!
Con el bautismo pasa lo mismo. Desgraciadamente, mucha gente bautiza a sus hijos por costumbre y ponen padrinos que ni siquiera practican la fe
(aunque siempre pienso en la novela "The end of the affair" de Graham Greene). La gracia actúa de todos modos.
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vidaeterna
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Registrado: 02 May 2008
Mensajes: 12
Ubicación: España

MensajePublicado: Vie May 02, 2008 8:09 pm    Asunto:
Tema: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
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Es así por desgracia, el problema que esto le trae muy mala imagen a la Iglesia, yo pienso que lo suyo sería que desde ya la Iglesia adoptara medidas concretas y dejarlo en lo que es, que es algo espiritual y Sagrado.

Algunas medidas podráin ser éstas:
- que todos los niños fueran vestidos de manera sencilla y todos iguales
- que al finalizar la ceremonia se celebrara una fiesta sencilla o merienda en común para TODOS los que fueron a la ceremonia
- que la preparación de los niños fuera de mínimo dos años (con una asistencia regular) y que antes de tomar la Primera Comunion se les haga una especie de examen oral para saber en qué estado de aprendizaje se encuentran y qué han aprendido en esos dos años de catequesis.
- que se les exigiera de alguna manera el ir a Misa cada domingo como mínimo y tomar parte en algún apostolado solidario (visita a los enfermos, ayuda a los necesitados,etc...)
- Preparación oblgatoria para los padres del niño o niña que tomará el sacramento con al menos un encuentro mensual de catequesis para los progenitores durante un año o dos en la que aprendan su responsabilidad en la fe de su hijo/hija

Las personas que no estén dispuestas a aceptar estas u otras medidas no serían merecedoras de la Primera Comunión, tengamos en cuenta que actualmente parece un teatro cara a la sociedad, el 80% de los que la toman ni han creído ni creen en la presencia real de Cristo en la sagrada forma y los padres y familiares muchísimo menos.

De la misma manera que para otros sacramentos se exigen algunas normas deberían exigirse para éste sacramento.
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R Real
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Mensajes: 3917
Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Vie May 02, 2008 8:15 pm    Asunto:
Tema: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
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hola el artículo que publicas es muuy largo;

Y te apunto 3 cosas.

Qué mejor manera de desanimar a la gente diciendo que
la Primera Comunión es un "gasto" innecesario.
Que los chicos debieran opinar sobre si la desean o no
Que se hagan "foros" para discutir las formas.

Te recuerdo que tenemos una Autoridad religiosa.
Que los Colegios y Parroquias NO OFERTAN las primeras comuniones,
NO SON UN PRODUCTO.
Y que cada familia ES LIBRE de decidir qué y cómo usa sus recursos.

_________________

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R Real
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Registrado: 27 Mar 2007
Mensajes: 3917
Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Vie May 02, 2008 8:17 pm    Asunto:
Tema: Reflexiones entorno a las Primeras Comuniones
Responder citando

Me encantaría que así como hay tiempo para perseguir a los católicos, lo hubiera para perseguir a quienes hacen el mal.

Cierro el tema.

Bendiciones

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