Formas de comunicar ¿las hay?

[Orpam Saretnoc Laverz]

Amigos, Jorge, sobre todo pongo la pregunta para que cada cual se la haga él o ella misma.

Escuchando a un gran comunicador, que escribe sobre el tema, y que enseña cómo hacer pensaba en vosotros, en nosotros, en todos los que queremos ser buenos comunicadores.

¿Para qué?

Yo creo que para que nuestras palabras sean eficaces, o sea, tengan un resultado positivo para el que las escucha.

Os hago una confidencia. Hoy en un grupo de cuatro me han dicho algo que me ha molestado. Como un resorte he respondido ofendida y mal.
O sea, habría sido mucho mejor "dejar caer", no responder, callar, por ejemplo. Para reanudar el diálogo, o al menos no ofender.

Después de un tiempo he llamado a la persona indicada para dialogar. Al menos he intendado volver a relacionarme bien.

Si quiero que lo que diga cale en el otro, he de saber hacer de forma que mi manera de comunicarme sea clara, sencilla y verdadera.

Manuel Campo Vidal decía, en la emisión que escuché, que hemos de mirar al otro, aquí no podemos, por eso nuestra forma de escribir ha de ser bien clara.
Añadía que el tono de voz ha de ser suave, aquí no podemos pero sí que podemos poner los signos en la escritura que demuestren lo verdadero de la comunicación que hacemos.

Al hablar hemos de hacer que la otra persona se interese.
Aquí, entonces, hemos de procurar dar a entender inmediatamente, para que el que lee se interese, que lo que vamos a comunicarle es un bien.

Amigos, todo esto requiere práctica ¿no os parece?
Por eso, si queremos tratarnos como personas cercanas, todos hijos de Dios, hemos de procurar que nuestra forma comunicativa busque el hacer feliz al otro, con lo que le digamos, que no sea sólo información sino un acicate para el bien.

¡No sé si he sabido acercaros al corazón lo que deseo!
Porque es estar cerca, para que acompañados, sigamos adelante haciendo el bien que podamos.

Con cariñoó, Orpam Saretnoc Laverz

[midka]

Pudieramos resumirlo en una sola palabra: empatia. Es decir, ponerse en los zapatos del otro. A veces tratar de imaginar un poquito lo que el otro siente nos puede ayudar a tratar de comprenderlo. Claro hay casos imposibles, pero en la mayoría de los casos vaya que sirve.

Además, si no tratamos de entender a nuestro semejante, en su manera de ser, como podemos pedir esa misma comprensión a Dios en nuestra manera de ser.
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Miguel Angel Montaño