Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?

 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Sagrada Escritura
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Alfeo
Asiduo


Registrado: 19 Sep 2008
Mensajes: 338
Ubicación: Asturias. España

MensajePublicado: Lun Dic 29, 2008 11:04 pm    Asunto: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Tema: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Responder citando

Hay un pasaje en Lucas cuando Jesús se acerca a los discípulos camino de Emaús y estos le cuentan que esperaban a un libertador de Israel... Jesús, curiosamente les contesta y dice Lucas, "les interpretó lo que sobre El hay en todas la Escrituras" Lc 24, 27. El evangelio sigue y en el vs 32, se lee: "Y se dijeron uno a otro "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?"
¿Conoce alguien alguna hipótesis de que lo que interpretó Jesús y lo que pudo explicar de las Escrituras?
¿Hay algún exégeta que se haya pronunciado sobre estos pasajes?
Saludos en Xto.
_________________
Cristo, Alfa y Omega.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
pelicano
Moderador
Moderador


Registrado: 11 Abr 2007
Mensajes: 4019
Ubicación: Tierra Santa

MensajePublicado: Mie Dic 31, 2008 9:38 am    Asunto: Re: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Tema: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Responder citando

Alfeo escribió:
Hay un pasaje en Lucas cuando Jesús se acerca a los discípulos camino de Emaús y estos le cuentan que esperaban a un libertador de Israel... Jesús, curiosamente les contesta y dice Lucas, "les interpretó lo que sobre El hay en todas la Escrituras" Lc 24, 27. El evangelio sigue y en el vs 32, se lee: "Y se dijeron uno a otro "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?"
¿Conoce alguien alguna hipótesis de que lo que interpretó Jesús y lo que pudo explicar de las Escrituras?
¿Hay algún exégeta que se haya pronunciado sobre estos pasajes?
Saludos en Xto.


De las sermones de san Agustín (Sermón 236, 2-3)

«Comenzó, pues, a exponerles las Escrituras para que reconociesen a Cristo precisamente allí donde lo habían abandonado. Porque lo vieron muerto, perdieron la esperanza en él. Les abrió las Escrituras para que advirtiesen que, si no hubiese muerto, no hubiera podido ser el Cristo. Con textos de Moisés, del resto de las Escrituras, de los profetas, les mostró lo que les había dicho [cf. Lc 24, 27]: Convenía que Cristo muriera y entrase en su gloria [Lc 24, 26] Lo escuchaban, se llenaban de gozo, suspiraban; y, según confesión propia, ardían; pero no reconocían la luz que estaba presente. ¡Qué misterio, hermanos míos! Entra en casa de ellos, se convierte en su huésped, y el que no había sido reconocido en todo el camino, lo es en la fracción del pan. Aprended a acoger a los huéspedes, pues en ellos se reconoce a Cristo».


Teófil. Como los antedichos discípulos estaban sumidos en la mayor duda, el Señor los reprendió. Por esto dice: "Y Jesús les dijo: ¡Oh necios...!"; casi lo mismo habían dicho los que presenciaron la crucifixión (Mt 27,42): a otros salvó y no ha podido salvarse a sí mismo. "...y tardos de corazón para creer en todo lo que los Profetas han dicho!" Sucedió que creían algo de lo sucedido, pero no todo. Creen lo que dicen los Profetas sobre la crucifixión del Salvador, como aquello del Salmo (Ps 21,17): "Taladraron mis pies y mis manos"; pero no creían lo que se decía de la resurrección, como aquella otra cita del salmo (Ps 15,10): "No permitirás a tu santo experimentar la corrupción". Conviene, por lo tanto, dar fe a lo que dicen los profetas tanto de los tormentos, como de las glorias del Señor, ya que los tormentos abren el paso a las glorias. Por esto sigue: "¿Pues qué, no fue menester que el Cristo padeciese estas cosas, y que así entrase en su gloria?", esto es, según la humanidad.

San Isidoro. Aun cuando convenía que el Cristo padeciese, los que le crucificaron merecían castigo porque no se proponían realizar lo que Dios tenía dispuesto, por ello su acción fue impía. Pero Dios convirtió su iniquidad en remedio general de los hombres, como se emplea la carne de las víboras en curar a los envenenados.

Crisóstomo. El Señor probó a continuación que todo esto no sucedió de un modo eventual, sino como realización de lo que ya tenía planificado. Por esto sigue: "Y comenzando desde Moisés y de todos los profetas, se lo declaraba en todas las Escrituras que hablaban de El", como diciendo: a pesar de que sois tardos, yo os volveré prontos explicándoos los misterios de las Sagradas Escrituras. Porque el sacrificio de Abraham, cuando sacrificó el cordero -después de dejar a Isaac- prefiguró todo esto, pero también en las demás Escrituras proféticas se encuentran distribuidos los misterios de la pasión y resurrección del Señor.

Beda.
Y si Moisés y los profetas han hablado de Jesucristo y han predicho que entraría en la gloria por medio de la pasión, ¿cómo puede gloriarse de llevar el nombre de cristiano quien no se ocupa de investigar de qué modo las Escrituras se refieren a Cristo? En este concepto no aspira a la gloria que desea tener con Cristo por medio de la pasión.

Expositor Griego. Como dijo el evangelista: "Los ojos de ellos estaban detenidos, para que no le conociesen". El Señor tuvo sujetos sus sentidos en su misma presencia hasta el momento en que iluminase sus corazones por medio de la fe. Por esto sigue: "Y se acercaron a la aldea a donde iban, y El dio muestras de ir más lejos".

San Agustín De quaest evang. 2, 51. Ello no pertenece a la mentira, porque no todo lo que fingimos es mentira, sino que, cuando fingimos lo que nada significa, entonces es cuando mentimos. Pero cuando nuestra ficción tiene algún objeto no es mentira, sino que lleva un viso de verdad, de otro modo todo lo que han dicho los sabios y los santos varones, y aun el mismo Dios, en sentido figurado, lo consideraríamos como mentira, porque según se cree generalmente, la verdad no consiste en tales expresiones. Como las palabras, también las obras se figuran sin mentira, para significar alguna cosa.

San Gregorio in evang. hom. 22. Como todavía era peregrino en sus corazones por la fe, fingió que iba más lejos. Fingir decimos que es componer, por esto a los que hacen obras de barro los llamamos alfareros1. La verdad sencilla nada hace con doblez, sino que se les presentó como cuerpo como lo tenían en la inteligencia. Pero no podía ser extraños a la caridad estos que marchaban con la caridad, así que lo invitan a su hospedería. Por esto sigue: "Mas lo detuvieron por fuerza". De lo que deducimos que no sólo debemos ofrecer hospitalidad a los peregrinos, sino que debemos obligarles.

Glosa. Y no sólo le obligan con obras, sino también con palabras. Sigue, pues: "Diciéndole: 'Quédate con nosotros, porque es tarde, y está ya inclinado el día'", esto es, al ocaso.

San Gregorio ut supra. Aquí se ve cómo Jesucristo es recibido por los suyos, y cómo honra por sí mismo a los que le invitan. Prosigue: "Y entró con ellos". Le ponen la mesa, le ofrecen alimentos y conocen en el modo de partir el pan al que no habían conocido por la explicación de las Escrituras. Prosigue: "Y estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, y lo bendijo, y habiéndolo partido, se lo dio. Y fueron abiertos los ojos de ellos, y lo conocieron".

Crisóstomo. vel anonimus un Cat. graec. Patr. Esto se dice, no de los ojos materiales, sino de los del espíritu.

San Agustín De conc. evang. lib. 3, cap. 25. No estaban, sin embargo, tan ciegos, que no vieran algo, pero había algún obstáculo que les impedía conocer lo que veían (lo que suele llamarse niebla, o algún otro obstáculo) No porque Dios no podía transformar su carne y aparecer diferente de como lo habían visto en otras ocasiones, ya que también se transformó en el Tabor antes de su pasión, de tal modo que su rostro brillaba como el sol. Pero ahora no sucede así, pues no recibimos este impedimento inconvenientemente, sino que el que Satanás haya impedido a sus ojos el reconocer a Jesús, también ha sido permitido por Cristo. Hasta que llegó al misterio del Pan, dando a conocer que cuando se participa de su Cuerpo desaparece el obstáculo que opone el enemigo para que no se pueda conocer a Jesucristo.

Teofilacto. También dio a entender otra cosa, a saber: que se abren los ojos a quienes comen de este Pan para que puedan conocer al Señor. En verdad es grande el poder de la Carne de Jesús.

San Agustín De quaest. 2,51. Que el Señor haya hecho ademán de ir más lejos cuando acompañaba a sus discípulos, explicando las Sagradas Escrituras a quienes ignoraban que fuese El mismo, significa que ha inculcado a los hombres el poder acercarse a su conocimiento a través de la hospitalidad; para que cuando El mismo se haya alejado de los hombres -al cielo- sin embargo, se quede con aquellos que se muestran como sus servidores. Aquel que una vez instruido en la doctrina participa de todos los bienes con el que lo catequiza, detiene a Jesús para que no vaya más lejos. He aquí, por qué estos fueron catequizados por la palabra, cuando Jesucristo les expuso las Escrituras. Y como honraron con la hospitalidad a Aquel que no conocieron en la exposición de las Escrituras, lo conocieron en el modo de partir el Pan. No son buenos delante de Dios los que oyen su palabra, sino los que obran según ella (Rm 2,13)


¡Que Dios le Bendiga!
_________________

APOSTOLES DE LA VERDAD.
APOLOGETICA UNIVERSAL
http://exmormoncatolica.blogspot.com/
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
pelicano
Moderador
Moderador


Registrado: 11 Abr 2007
Mensajes: 4019
Ubicación: Tierra Santa

MensajePublicado: Mie Dic 31, 2008 9:45 am    Asunto:
Tema: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Responder citando

¡Virgo parens Christi Benedicta!

Como se trata de un pasaje bonito y muy interesante aprovecho para compartir algo con el foro:

Jesús y el itinerario del discipulado
según Lc 24,13-35


1)-Catequesis de Jesús y proceso de discipulado

La narración de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) es una preciosa catequesis de cómo Jesús conduce un proceso de discipulado que es precisamente la labor fundamental de un buen formador en la fe (sacerdote, catequista, agente de pastoral…). En palabras de JUAN PABLO II: las palabras de Jesús «hacen “arder” los corazones de los discípulos, los sacan de la oscuridad de la tristeza y desesperación y suscitan en ellos el deseo de permanecer con él: “Quédate con nosotros, Señor” (Lc 24,29)» (Mane nobiscum Domine, 12). Jesús conduce con paciencia a Cleofás y a su compañero de la desilusión y ensimismamiento a la ilusión y a la misión.
El itinerario geográfico “de Jerusalén a Emaús” representa -en realidad- un itinerario espiritual. “Volver a Emaús” es volver a lo de siempre, es decir, a la vida de antes de haber conocido al Señor. Se dirigen a Emaús porque a Jesús, que pensaban que era el Mesías, lo han matado y todo terminó allí. En cambio, “volver a Jerusalén” es reconocer los acontecimientos fundadores de la Iglesia: el misterio pascual de Jesús, la venida del Espíritu sobre la Iglesia, la comunidad apostólica y eclesial como Cuerpo de Cristo, y el envío misionero a proclamar la Buena Nueva.

Volver de Emaús (= “no-discipulado”) a Jerusalén (= “discipulado”) requiere de un proceso de conversión. Este proceso requiere, a su vez, de un formador o catequista que acompañe con paciencia y sabiduría dicho proceso. Los de Emaús tuvieron al maestro por excelencia: ¡al mismo que había sido clavado en la cruz en Jerusalén y ahora -ya victorioso de la muerte- los ha ido a rescatar “de Emaús”! Jesús, catequizando a los dos de Emaús, nos enseña a ser auténticos discípulos y testigos del Resucitado.
A la luz de la catequesis de Jesús con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) nos fijaremos en las condiciones necesarias para llegar a ser auténticos discípulos del Señor.
Gracias a este relato exclusivo de san Lucas, pues Marcos trae sólo una pequeña información al respecto (Mc 16,12-13), podremos responder varias preguntas indispensables para reflexionar nuestra identidad y misión de discípulos del Resucitado: ¿qué lugar ocupa en la catequesis de Jesús la vida de cada día, la Sagrada Escritura y la Eucaristía?; ¿qué relación guardan entre ellas?; ¿cuáles son los presupuestos indispensables para vivir en permanente proceso de discipulado?; ¿qué funciones asume Jesús, el catequista, para hacer de los de Emaús discípulos entusiastas y fieles?; ¿qué lugar ocupa en este proceso la comunidad apostólica?
Las siguientes reflexiones intentan responder estas preguntas.

2)-Jesús-Maestro interpela la vida (Lc 24,15-24)

Jesús sale al encuentro de Cleofás y de su compañero que van a Emaús para hacerse cargo de su realidad de discípulos defraudados y temerosos (Lc 24,19-24). Los invita a expresarla, pues sólo así los podrá sanar y conducir al reconocimiento del Resucitado, a la inserción en la comunidad y al testimonio pascual. Jesús se transforma para ellos en «maestro bueno» (Mc 10,17) que los conduce pacientemente al encuentro consigo mismo en cuanto Mesías liberador para hacerlos auténticos «discípulos del Reino» (Mt 13,52).
La sabiduría de Jesús-maestro se expresa en preguntas sin importancia aparente: «¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?... ¿Qué ha pasado?» (Lc 24,17.19). Gracias a estas preguntas saca a la luz la íntima realidad de los suyos. Jesús, que conoce las respuestas, quiere que pongamos en juego nuestra libertad y nuestra confianza, es decir, que demos el paso de revelar nuestra interioridad. Y quiere que lo hagamos con la certeza que en él encontraremos consuelo y fortaleza, aunque no siempre sus respuestas satisfagan nuestra lógica y proyectos. Las preguntas son importantes para la formación de la fe, pues nos permiten una sensibilidad mayor frente al misterio de Dios y un discernimiento adecuado a la hora de concretar en la realidad cotidiana nuestra vivencia del misterio. Muchas veces el crecimiento en la fe y la formación religiosa parecen responder a preguntas que nadie se hace o a problemas y anhelos que nadie tiene.
Jesús conoce los procesos de vida de sus discípulos y los estados de ánimo que se suscitan en ellos cuando escuchan una enseñanza que no comprenden o ven una acción que los sorprende. Jesús percibe su falta de comprensión y sus miedos, se da cuenta de sus peleas y de la avaricia de Judas, de la traición de Pedro y de su arrepentimiento, de las ansias de poder de Santiago y Juan y de la ira de los otros diez… En estas ocasiones es cuando Jesús se revela más maestro que nunca y, acogiendo la vida de los suyos con sus vicios y virtudes, los corrige, los anima y los conduce a la luz de la revelación del Reino y, de a poco, a su ritmo, los invita a ser cada vez mejores discípulos.
Jesús-maestro se compromete con los suyos para invitarlos a vivir en comunión con él. Es maestro que educa, es decir, saca lo peor y lo mejor de ellos, los purifica y los ilumina, y se empeña con ellos en la transformación de su realidad. Jesús-maestro busca generar la comunión y la liberación de los suyos. Esta pedagogía comunional y liberadora de Jesús parte por hacerse cargo de la realidad del otro acogiendo sus esperanzas y tragedias (Lc 24,19); luego, lo anima a contarla para poder sanarla. Al discípulo le corresponde la adhesión a Jesús-verdad que da sentido a sus sufrimientos, y la comunión con Jesús-vida que lo hace partícipe de la naturaleza divina (2 Pe 1,4).
Si pensamos la fe como lo que es, es decir, como adhesión y comunión vital con Jesús, el discípulo requiere de una fe ungida por la experiencia, pues no basta la “fe tradicional”, sino la que se interioriza y personaliza, modelando el mundo afectivo, volitivo e intelectual del discípulo. La voluntad de Dios, «en vez de alejarnos de nuestra propia identidad, nos purifica -quizás a veces de manera dolorosa- y nos hace volver de este modo a nosotros mismos» (BENEDICTO XVI, Homilía 24 abril 2005). La fe auténtica se forja en el encuentro personal con Jesús y nos lleva a leer la propia historia y los acontecimientos cotidianos a luz de la Palabra y a ofrecerlos, redimidos, en la celebración eucarística. El encuentro con Jesús es para dialogar la vida (orar), la suya y la nuestra, enriqueciéndola con su Vida y haciendo propio el proyecto del Mesías. ¡Jesucristo es la medida del hombre, sólo él es «la medida del verdadero humanismo»! (Cardenal J. RATZINGER, Homilía 18 abril 2005).
La fe por conductas aprendidas sin una profunda experiencia de Dios produce “repetidores” no “testigos”. «A la crisis de Dios solo responderemos con la pasión por Dios» (METZ).
La función de maestro o catequista de Jesús, presente en todo el relato de los discípulos de Emaús, se completa con otras funciones que deduciremos no sólo de esta narración, sino de todo el ministerio del Señor.

3)-Jesús-Profeta revela la voluntad de su Padre (Lc 24,25-2Cool

El segundo momento en el proceso de discipulado es la revelación de la voluntad del Padre contenida en la Sagrada Escritura (Lc 24,25-2Cool. Jesús cumple ahora la función de exegeta del Padre (Jn 1,1Cool o hermeneuta del Antiguo Testamento (Lc 24,27), para explicarle a los suyos el plan divino de salvación consignado en las Escrituras (24,27.32). Exegeta o hermeneuta son palabras sinónimas que significan “interpretar, explicar, exponer, mostrar el camino, referir al por menor, traducir”.
Jesús realiza la tarea de hermeneuta cuando recorre el AT explicándoles a sus discípulos que lo que ocurrió con él en Jerusalén es voluntad del Padre. De esta forma, Jesús interpreta la Ley antigua desde la novedad del Reino (Mt 13,51-52), y muestra cómo en su persona y su obra se cumplen las promesas divinas contenidas en la Sagrada Escritura. Con su interpretación abre a los de Emaús el sentido de las Escrituras (Lc 24,27.32) y les revela aquello que debían creer acerca del Liberador de Israel (24,21).
Jesús revela al Padre porque el Padre se ha dicho completa y verazmente en y por Jesús de Nazaret (Jn 1,3.14). Jesús es el «gran Profeta» del Padre (Lc 7,16) y nadie mejor que el Hijo conoce al Padre. Desde entonces todos los libros de la antigua alianza (AT) encuentran su cumplimiento en él (Mt 5,17-20), y todos ellos sólo se leen y entienden focalizados en el Mesías.
Catequizar a partir de un texto bíblico es “ex-poner” sus sentidos genuinos a los “ojos” del discípulo con la finalidad de que comprenda, y es “poner” entusiasmo y cariño en su “corazón” con la finalidad de que ame (Lc 24,31-32; ver v 16).
La interpretación que hace Jesús del plan salvífico de Dios a partir del AT presenta tres notas características: es íntegra, mesiánica y significativa.

a- Es íntegra: «Empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas…» (Lc 24,27).
La interpretación de Jesús abarca toda la revelación contenida en el AT por lo que no cercena caprichosamente la Palabra de Dios.

b- Es mesiánica: «Les explicó lo que decían de él…» (Lc 24,27).
La interpretación de Jesús entiende los textos en razón del Mesías y su obra salvadora (Lc 24,26), pues el fin de la antigua alianza «era preparar la venida de Cristo… y de su reino mesiánico, anunciarla proféticamente (24,44; Jn 5,39; 1 Pe 1,10), presentarla con diversas imágenes (1 Cor 10,11)» (CONCILIO VATICANO II, Dei Verbum, 15).

c- Es significativa: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).
La interpretación de Jesús interpela la vida concreta de los destinatarios de la Palabra, suscitando aquella luz que abre sus ojos y aquel gusto por la Palabra de Dios que sacia su corazón. Lo que Jesús anhela es que se comprenda su Palabra con la luz de la fe y se acepte con un corazón dispuesto a amarle.

La Palabra explicada por Jesús-hermeneuta ilumina la vida concreta y contiene en sí, porque es de Dios, el sentido último de los acontecimientos sucedidos en Jerusalén. Cuando el discípulo de Jesús aprende a contemplar las obras de Dios narradas en la Sagrada Escritura bajo la luz del misterio pascual de Jesús-Mesías entra en diálogo con Jesús-Verbo que ilumina todo caminar humano por triste y desgraciado que sea.
La fe del discípulo que sigue al Señor en cambiantes contextos personales y socio-culturales debe ser permanentemente formada. Muchas veces se explica la vida mediocre y la religiosidad superficial de muchos por la falta de una fe en constante crecimiento, que sepa dar razón de lo que se espera. El crecimiento en la fe resulta un desafío anhelado cuando el discípulo se deja seducir por el misterio de Dios consignado en su Palabra (Jr 20,7-9). Entonces, la formación de la fe no es una carga, sino un gozo que responde a la gratuita elección divina (vocación) y al envió como testigos de Jesús en un mundo que más y más desafía su mensaje (misión). Si la escucha de la Palabra es compatible con el cansancio, la fragilidad personal y la falta de comprensión, no es compatible con el desinterés, la incoherencia crónica y la obstinación del corazón. Sin la escucha atenta de Dios pronto aparece el llamado “cristianismo ligth”, una forma híbrida y corriente de vivir la fe… y los cuerpos híbridos son infecundos.
Dejarse seducir por la Palabra de Dios requiere de ojos y oídos despiertos, y de un corazón sin doblez. Se necesita que el Espíritu de Dios despierte el oído, sin que el creyente se resista ni se eche atrás, para escuchar «como los discípulos» (Is 50,4-5) al Dios que, «movido de amor, habla a los hombres como amigo» (CONCILIO VATICANO II, Dei Verbum, 2).
Esta escucha atenta de la Palabra del Padre produce la obediencia y la confianza filial porque el hijo sabe que se trata de su Padre y no lo va a defraudar.

¡Que Dios les Bendiga!
_________________

APOSTOLES DE LA VERDAD.
APOLOGETICA UNIVERSAL
http://exmormoncatolica.blogspot.com/
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Alfeo
Asiduo


Registrado: 19 Sep 2008
Mensajes: 338
Ubicación: Asturias. España

MensajePublicado: Mie Dic 31, 2008 9:56 am    Asunto:
Tema: ¿Que interpretó Jesús de Él en la Escritura?
Responder citando

Muchas gracias Pelícano. Me ha parecido interesantísimo. Digo más....me ha resultado emocionante.
Un abrazo en Xto.
_________________
Cristo, Alfa y Omega.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Sagrada Escritura Todas las horas son GMT
Página 1 de 1

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados