11. La relación entre el formador y el seminarista I

[Pe. Jorgiano]

Otros sacerdotes
- ¿Cree que –en general– los seminaristas se sienten atraídos y estimulados por el testimonio de vida de sus formadores y de los sacerdotes con los que tienen contacto?

Com certeza a necessidade do testemunho é algo real. O testemunho de vida, de realização, de demonstração de alegria por ser padre atrai muito mais os jovens do que simplesmente as palavras. Estas só corroboram aquilo que os formandos já perceberam no dia a dia do formador ou dos padres em geral. É olhando para o entusiasmo, a convicção do padre que eles percebem que vale a pena ser padre. Não poucas vezes tenho notado o desanimo ou ainda descrédito dos formandos no que ser refere ao desejo de ser padre porque dizem que os padres não dão testemunho, não demonstram alegria ou convicção em sua vocação. Também o contrário é realidade. Quantas vezes tenho observado que os bons formadores ou bons padres são mais procurados, têm mais crédito diante dos seminaristas. Eles os procuram para confissão, orientação, direção espiritual, aconselhamento. Eles querem até ser padre como o padre N. porque esse se mostra um santo sacerdote, realizado com sua vida e vocação. Tudo isso só vem comprovar que é muito importante o testemunho de vida dos formadores e demais sacerdotes. É claro que ninguem pode colocar o valor de sua vocação apenas no testemunho ou nao de alguem. A vocaçao é dom divino e, por isso, eu mesmo devo trilhar meu caminho. Todavia o testemunho de outros que trilham o mesmo caminho vai me dando luzes para ir realizando tambem o meu chamado. Como nao sou um ser isolado, entao é logico que o testemunho é algo importante. Com a consciencia de minha vocação, aproveitando tudo o que a Igreja me dá como meios para realizá-la e com o exemplo e apoio dos demais tudo se torna mais facil. Isso significa ser Igreja, formando um so Corpo.

[peedson]

Otros sacerdotes
- ¿Cree que –en general– los seminaristas se sienten atraídos y estimulados por el testimonio de vida de sus formadores y de los sacerdotes con los que tienen contacto?

Creo que sí. Así ha acontecido conmigo. Mucho de lo que soy hoy, hago como hacia mi rector (com también evito repetir algunos de sus errores). Recordome siempre das cosas que el decia para nosotros e como se comportaba en diferentes situaciones. Como fue dicho nel texto, las palavras convencen mas es el ejemplo que arrasta. Creo que esta es una gran verdad. El rector, sobre todo, com también la equipe de formación son fundamentales para plasmar comportamientos por imitación o rejección.

[René Héctor Martíinez Mez]

Otros participantes
- ¿Cómo se puede ayudar a otro a “formar su conciencia”, si ésta es lo más íntimo y personal del hombre?
No es fácil, pero en eso radica la verdadera vocación del formador, es decir, si en realidad se tiene esa apertura, entrega como formador la tarea puede realizarse y tal vez en contra de la lógica muy fácilmente.
Considero que una actitud inclusiva, en la cual el formador forme parte del grupo y de cada uno de los seminaristas y de igual forma tenga la capacidad de hacer que cada uno de los seminaristas formen parte de él, en esa forma le podrá ser fácil conocerlos y que le conozcan lo cual le permitirá interiorizar hacia ellos y lo que considero mas importante que ellos interioricen hacia él.
De esta manera no se tiene un grupo de estudio o académico sino una pequeña comunidad que facilitara la formación de una conciencia colectiva y por ende individual en cada uno de los integrantes.
Es necesario entonces que el formador tenga esa certeza de convivencia e integración comunitaria para saber aprovechar los momentos y poder identificar aquellos puntos a reforzar con aspectos de la realidad de cada integrante en la conformación de esa conciencia.

[MCDelgadillo]

- ¿Cómo se puede ayudar a otro a “formar su conciencia”, si ésta es lo más íntimo y personal del hombre?
No tan solo “formar conciencia” sino “formar una conciencia recta”. El ser humano desde sus primeros años es capaz de aprender valores… significa asirlos como nuestros, de manera tal que sepamos elegir entre lo que es bueno y lo que es malo. Ejercitar la voluntad motivada por una sabía elección entre hacer el bien y evitar el mal. Una sensibilización razonada que permita hacer juicios correctos y discernir entre la bondad y la maldad de los actos.
Conocer el valor de la oración y de una vida en gracia para que el Espíritu Santo le otorgue sus dones y sea dócil y sensible a su inspiración.
Fortalecer el conocimiento académico que le permita razonar correctamente en las situaciones de la vida diaria.
Formar una recta conciencia mediante una sólida cultura y educación religiosa permanente y progresiva que sepa a donde va y que es la verdad.
Afirmar sus principios y valores morales y humanos; trabajar en su conocimiento personal para vivir cada etapa con madurez humana y emocional propias de su edad y así identificarse con su actuar y pensar coherentemente.
Hacer de su aspiración a la perfección un hábito de vida, que dia a día crezca a imitación del único ideal perfecto que es Cristo.

[asdf]

COMO FORMADOR LES COMPARTO LO SIGUIENTE:
Creo que la relación entre formador y formando aparece clara y siempre ha tenido líneas concretas y específicas; sin embargo, a la hora de llevarla a la práctica, es complicado que se dé esa confianza, esa cercanía, la apertura y la sinceridad, aunque se propicie. Sobre todo cuando tiene que ver con la disciplina. En el fuero interno, es menos complicado que el muchacho se abra con absoluta confianza con el director espiritual, pero en el fuero externo, siempre hay ciertos aspectos de la persona que se mantienen velados, ya sea por temor, ya sea por falta de confianza o simplemente porque es más cómodo que no se le exija en determinados aspectos de su persona. Claro que no es general, pero creo que sí nos falta mucho por avanzar en este aspecto.

UN SALUDO A TODOS

[SERGIO SANCHEZ]

¿Cree que –en general– los seminaristas se sienten atraídos y estimulados por el testimonio de vida de sus formadores y de los sacerdotes con los que tienen contacto?

CREO QUE NUESTRA IGLESIA ES SANTA Y PECADORA, ASI COMO DICE LA SAGRADA ESCRITURA QUE EN LA VIÑA DEL SEÑOR HAY DE TODO Y ESTA MISMA REALIDAD NUESTROS HERMANOS SEMINARISTAS SE ENFRENTAN CON CURAS O FORMADORES QUE EN VERDAD DAN EL TESTIMONIO Y LLENA DE ENERGIA PARA SEGUIR EN EL CAMINO DEL SEÑOR Y OTROS QUE EN VERDAD LOS CHAVOS PIDEN NO SER COMO ELLOS, LA MAYORIA DE LOS CASOS SON POCOS LOS QUE DAN TESTIMONIO Y SOMOS UN 90% LOS QUE LES QUITAMOS LA DEVOCION, LAS GANAS Y EL QUERES SER SACERDOTES, Y DICEN ¿PARA TERMINAR COMO ELLOS MEJOR NO?

[Luz Reyes]

fORMAR CONCIENCIA, distinguir entre lo bueno y lo malo, estado que se adquiere con la adquisición de conocimientos, enseñanzas, experiencias y observación del Hoy individual, familiar y social.

El formador en unión con los compañeros de seminario y religiosos de las comunidades a las cuales el formando pertenezca colaboran ampliamente en esta toma y formación de conciencia, especialmente con su EJEMPLO Y VIDA CONGRUENTE

[MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS]

11. LA RELACIÓN ENTRE EL FORMADOR Y EL SEMINARISTA I

DEMÁS PARTICIPANTES

¿Cómo se puede ayudar a otro a “formar su conciencia”, si ésta es lo más íntimo y personal del hombre?

Respuesta:
Hablando con el seminarista, tratándole, “con”+“viviendo”. Le podemos aportar.
- conocimientos que no sabe
- ejemplos de vida (experiencias, etc.)personales nuestras que le enriquezcan
- sugerencias nuestras sobre él, sobre su vida, descubriendo en él cosas que nosotros vemos y que él quizá ni siquiera ha percibido. (darle esta información con caridad y profunda humildad).


MANUEL HERNÁNDEZ

[Padre Cipriano]

[color=blueFormadores
- ¿Considera realista que se pueda establecer entre el formador y el seminarista una relación cercana, amistosa, caracterizada por la sinceridad, por la sencillez, por la apertura, la diferencia y la cordialidad? ¿ha sido ésta su experiencia?

Yo siento que eso es una realidad aquí en donde estoy, puesto que nos tenemos confianza, ellos a la vez se sienten impulsados, y a pesar de las dificultades y diferencia de cultura, y carácter, hemos logrado la fraternidad, la confianza, en verdad les digo nos vemos como hermanos, nos enojamos, desesperamos, pero nos entendemos y comprendemos, e inclusive, cuando no nos vemos nos extrañamos,, los primero que pretendemos humanamente, es hacernos amigos, al igual con Jesucristo, algo que nos ha ayudado es conociendo nuestra familia, compartiendo lo que tenemos y somos. Es mi parecer y asi lo siento y vivo.
][/color]

[vicentearcila]

Seminaristas
- ¿Crees que realmente tus formadores te conocen?
La mayoría si pues conocen mi vida y parte de mi historia personal, aunque los que siento que mas me conocen son los directores de curso y los que han sido mis directores espirituales.
¿Colaboras con ellos para que así sea y lo consideras importante por tu propio bien?
Si , pues trato de tener confianza con ellos y acercarme a ellos y compartir experiencias vividas tanto por ellos como por mi.
_________________
VICENTE ARCILA.
SEMINARISTA.
SEMINARIO DIOCESANO NUESTRA SEÑORA
MARINILLA. ANT. COL.

[Padre Jairo Yate R.]

Me parece muy interesante, discurrir sobre el tema relacional y comunicacional entre un formador y un formando.
Hay varias ideas que son básica en el proceso de formación, autoformación y la vida misma de los ministros encargados de los futuros sacerdotes.
Lo primero es la parte de identidad del mismo sacerdote formador. Pienso que un sacerdote que ha recibido esa misión de ser formador, debe preocuparse mucho por identificarse con su mismo ministerio, no es un rector, no es un director, no es un vigilante, no es un juez, explícitamente es un ministro de Dios que ha sido ungido para que cumpla una misión muy delicada. Por tal razón debe ser un hombre revestido de santida, de oración, de virtudes, de sacrificio, capacidad de entrega, suficiente humildad etc. Su testimonio de vida, define el 50% de su misión y el otro 50% su capacidad intelectual y humana. Debe ser una persona que trabaje sin apegos ni predilecciones con los jóvenes, debe amarlos a todos, identificarse con todos.
Lo segundo, el formador debe gozar del arte de la comunicación, un buen comunicador de la Gracia y la misericordia de Dios. los seminaristas deben ver en él, un hombre convencido de su fe, con la facilidad de expresarla en su comunicación con los alumnos. La comunicación es el arte de ganarse el corazón del otro, de poder compartir con los demás, escuchar con mucha atención, dedicar el tiempo necesario, conocer la realidad de cada persona a fondo.
Lo tercero, el testimonio: supremamente básico que los formadores sean ejemplo y modelo de vida cristiana, para sus alumnos, recordemos que el testimonio de los apóstoles fue suficiente para lo que significa la Iglesia y el reino de Dios. (Libro hechos de los apóstoles)
Lo cuarto: Es muy cierto que los seminaristas dependen del testimonio de sus formadores, allí se logra la empatía, la comunicación, el crecimiento espiritual, salir de dudas, ser más sincero con los formadores, querer vivir un sacerdote según del modelo del Señor Jesús. bien lo dice el documento, la persona es un misterio al que solo nos podemos asomar, si ella misma se autorevela. Precisamente se logrará mucho en la formación de los futuros presbíteros, cuando el formador es un punto clave de respeto y acogida al misterio de cada formando.
Padre, Jairo Yate, Ibagué. Colombia
_________________
Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[Padre Jairo Yate R.]

Me parece muy interesante, discurrir sobre el tema relacional y comunicacional entre un formador y un formando.
Hay varias ideas que son básica en el proceso de formación, autoformación y la vida misma de los ministros encargados de los futuros sacerdotes.
Lo primero es la parte de identidad del mismo sacerdote formador. Pienso que un sacerdote que ha recibido esa misión de ser formador, debe preocuparse mucho por identificarse con su mismo ministerio, no es un rector, no es un director, no es un vigilante, no es un juez, explícitamente es un ministro de Dios que ha sido ungido para que cumpla una misión muy delicada. Por tal razón debe ser un hombre revestido de santida, de oración, de virtudes, de sacrificio, capacidad de entrega, suficiente humildad etc. Su testimonio de vida, define el 50% de su misión y el otro 50% su capacidad intelectual y humana. Debe ser una persona que trabaje sin apegos ni predilecciones con los jóvenes, debe amarlos a todos, identificarse con todos.
Lo segundo, el formador debe gozar del arte de la comunicación, un buen comunicador de la Gracia y la misericordia de Dios. los seminaristas deben ver en él, un hombre convencido de su fe, con la facilidad de expresarla en su comunicación con los alumnos. La comunicación es el arte de ganarse el corazón del otro, de poder compartir con los demás, escuchar con mucha atención, dedicar el tiempo necesario, conocer la realidad de cada persona a fondo.
Lo tercero, el testimonio: supremamente básico que los formadores sean ejemplo y modelo de vida cristiana, para sus alumnos, recordemos que el testimonio de los apóstoles fue suficiente para lo que significa la Iglesia y el reino de Dios. (Libro hechos de los apóstoles)
Lo cuarto: Es muy cierto que los seminaristas dependen del testimonio de sus formadores, allí se logra la empatía, la comunicación, el crecimiento espiritual, salir de dudas, ser más sincero con los formadores, querer vivir un sacerdote según del modelo del Señor Jesús. bien lo dice el documento, la persona es un misterio al que solo nos podemos asomar, si ella misma se autorevela. Precisamente se logrará mucho en la formación de los futuros presbíteros, cuando el formador es un punto clave de respeto y acogida al misterio de cada formando.
Padre, Jairo Yate, Ibagué. Colombia
_________________
Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[Ronald La Barrera Villarr]

Desde mi experiencia, el seminarista ingresa al Seminario no solo por la llamada que le ha hecho el Senor sino también por el testimonio de vida de un sacerdote, que puede ser su pàrroco o un sacerdote amigo, le ha gustado la forma como vive su sacerdocio y la entrega de su vida al Senor. Muchas veces se llega al Seminario con la figura de ese sacerdote. Al conocer a otros sacerdotes los formadores del Seminario y otros parroco, pueda ser que su vocaciòn se fortalezca mucho màs o puede ser lo contrario.
Cuando digo que puede ser lo contrario me refiero, a que las fragilidades y debilidades de un sacerdote desaniman a un joven seguir el camino sacerdotal. Es verdad que el sacerdote no es perfecto, como humano està sujeto a debilidades y miserias, pero eso no quiere decir, que no se esfuerce por vivir una vida de acuerdo a la vocaciòn a la que ha sido llamado.
El formador tiene que ser para el seminarista un modelo de vida, ademàs debe ser amigo, padre, hermano, alguien en quien el seminarista ponga su confianza, después de Dios.

[P. José Estebas Martínez]

Personalmente, doy gracias a Dios de todos los formadores que me han acompañado en las distintas etapas del Seminario. En cada uno he encontrado una gran riqueza y variedad de cualidades y dones espirituales y ricas facetas de la vocación sacerdotal. Han sido ejemplo, ayuda, ánimo y estímulo en mi vocación sacerdotal.

Llevo grabada una muy especial, la de un tío agustino recoleto, misionero en Perú, cuando regresó a España yo tenía 7 años, me quedé admirado de su vivencia espiritual, especialmente cuando celebraba la eucaristía y en algunos sermones comentando el dolor de la Virgen en la cruz, tan llenos de emoción que hicieron derramar lágrimas a los fieles. Y su espíritu de servicio, no le importaba su sacrificio si tenía que ayudar a alguien.
Este ha sido mi ideal de sacerdote.

Así de cada formador he sido enriquecido, no solo de sus enseñanzas, sino sobre todo de sus cualidades y vivencias. Cada uno contiene un estilo propio del gran Pastor, Jesús.

[paisaschp]

¿Considera realista que se pueda establecer entre el formador y el seminarista una relación cercana, amistosa, caracterizada por la sinceridad, por la sencillez, por la apertura, la deferencia y la cordialidad? ¿ha sido ésta su experiencia?

Básicamente, no. Se puede llegar a una relación de confianza, bien llevada, pero no aspiro a ser “amigo” de los seminaristas, ni su confidente, ni su compañero de diversiones. Es más: creo que lo que se me pide es que les ayude en su crecimiento desde mi tarea específica como formador, y siendo, por lo tanto, quien les ayuda en su camino de crecimiento formativo, siendo además un modelo que encarna lo que vivimos según nuestro carisma, y quien ilumina lo que viven desde la propia espiritualidad.
Me parece imprescindible un ambiente de confianza, comunicación y libertad para podernos expresar ambos, y un ambiente de respeto y de fe desde el que concebir nuestra relación de ayuda.

[Padre Luis Javier Sarrazo]

Otros sacerdotes
- ¿Cree que –en general – los seminaristas se sienten atraídos y estimulados por el testimonio de vida de sus formadores y de los sacerdotes con los que tienen contacto?

Debemos partir de la realidad de que si el joven tiene verdadera vocación no se dejará llevar por los antitestimonios de los sacerdotes con los cuales tenga contacto durante toda su vida, he sabido por la experiencia que los vocaciones nacen de los grupos de monaguillos o acólitos de las parroquias.

Pero también es cierto que hay muchos testimonios de buenos y santos sacerdotes que son testimonios de vida consagrada y entregada a la vida de las diferentes comunidades.

Ahora bien la experiencia a lado de los párrocos enseña mucho de la vida parroquial, el problema es que en la gran mayoría de las parroquias no hay un semillero vocacional, los párrocos no tienen tiempo de organizar un grupo vocacional, y otros no creen en sus jóvenes para buscar en ellos vocaciones, y la gran mayoría de las vocaciones buscan ayudas en otros sacerdotes no es sus párrocos.
Esto es muy preocupante, será que nuestros párrocos no saben que en esos grupos vocacionales están nuestros sucesores.

Me llama mucho la atención el numeral 17 de la lectura recomendada por eso transcribo un parágrafo de debe ser el marco de la vida de todo formador:
“Sólo si el superior, por su parte, vive en obediencia a Cristo y en sincera observancia de la Regla, pueden comprender los miembros de la comunidad que su obediencia a él no sólo no es contraria a la libertad de los hijos de Dios, sino que la hace madurar en conformidad con Cristo, obediente al Padre.47
Ahora, es muy importante señalar que hay que tener cuidado con los jóvenes que llegan al Seminario con muchas expectativas y en algunos casos, esporádicos pero esta situación hace mucho daño, se encuentran con formadores con un alto grado de alteraciones en su comportamiento, afectivo, emotivo, temperamental, económica, de fervor etc. Que daña la idea que el joven tiene de ser sacerdote. Que el joven que aun su formación no le ha dado para entender que el sacerdote es humano. Y que tiene falencias.
Ojo formadores con la sentencia del Evangelio: “Hay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños, es mejor que se ate un piedra de molino y se arroje al fondo del mar”

[luis94]

Otros participantes
- ¿Cómo se puede ayudar a otro a “formar su conciencia”, si ésta es lo más íntimo y personal del hombre?
A mi juicio hacen falta, al menos, confianza y respeto. En cuanto a lo primero –la confianza-, el principal responsable en generar un sincero clima de confianza debe ser el formador, y esto lo logrará escuchando y respetando profundamente al seminarista; de este modo, el seminarista se verá atraído corresponder a ese clima, y a abrir su interioridad hacia el formador. En cuanto a los segundo –el respeto-, es fundamental que el formador respete, en primer lugar, la acción del Espíritu Santo en el seminarista, sin tratar de etiquetar o imponer su visión propia, sino recordando en todo momento que es el Señor Quien le ha confiado esa vocación: el formador debe tener un profundo respeto por aquella vocación que le fue confiada, obrando siempre con recta intención, sin buscar intereses personales o ideológicos acerca de su propia visión de Iglesia. A su vez, el formando deberá en todo momento respetar al formador, en primer lugar, y desde un punto de vista de fe, porque el formador representa al Señor que lo está guiando en esta etapa de su vida; y en segundo lugar, desde un punto de vista más humano, porque el formador es alguien que ya transitó esa misma etapa, y tiene una experiencia de Iglesia que merece ser escuchada, con un respeto en cierto modo obediencial.