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Como se desobedeceria este mandamiento?

 
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gothic__medieval_knight
Veterano


Registrado: 27 May 2008
Mensajes: 1020
Ubicación: Rosario

MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 1:12 pm    Asunto: Como se desobedeceria este mandamiento?
Tema: Como se desobedeceria este mandamiento?
Responder citando

Quiero saber cuando se peca gravemente contra el mandamiento que dice honraras a tu padre y a tu madre, haciendo que cosas uno comete pecado mortal. Gracias
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pelicano
Moderador
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Registrado: 11 Abr 2007
Mensajes: 4019
Ubicación: Tierra Santa

MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 8:23 pm    Asunto: Re: Como se desobedeceria este mandamiento?
Tema: Como se desobedeceria este mandamiento?
Responder citando

gothic__medieval_knight escribió:
Quiero saber cuando se peca gravemente contra el mandamiento que dice honraras a tu padre y a tu madre, haciendo que cosas uno comete pecado mortal. Gracias


El cuarto mandamiento, basado en la familia, ilumina las demás relaciones en la sociedad

Honrar y respetar a todos los que Dios ha investido con autoridad.

se dirige expresamente a la relación de los hijos con los padres: la relación mas inmediata y universal.
pero también:
miembros del grupo familiar.
abuelos, antepasados.
alumnos con maestros
empleados respecto a los patronos.
subordinados respecto a sus jefes.
ciudadanos respecto a su patria y gobernantes.
Implica los deberes de los que ejercen autoridad: padres, tutores, maestros, jefes, gobernantes.

"el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro esclavo" -Mt. 20, 26.
Toda autoridad procede de Dios

debe inspirarse en Dios.
Cuando no lo hace, toma de una ideología sus finalidades.

al no tener un criterio objetivo del bien y del mal se hacen totalitarias.
Tiene un objeto específico.

nadie puede ordenar lo que es contrario a la dignidad de las personas y a la ley moral.
no se pueden suspender los derechos políticos sin motivo legítimo y proporcionado.
debe mantener una jerarquía de valores.
buscar el bien común sin violar el derecho de nadie.
Deberes de los ciudadanos.

mirar a sus superiores como representantes de Dios.
cooperar para el bien de la sociedad

impuestos, voto, cumplir las leyes..,..
hay derecho y a veces el deber de una justa crítica.
hay obligación de no acatar las leyes cuando estas son contrarias a la moral o a los derechos fundamentales de las personas.

hemos de seguir la recta conciencia.
Mt 22,21, "dad al Cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios"
resistencia a la opresión
orar por ellos -1 Tim2,2


Deberes de los hijos -CIC
La paternidad divina es la fuente de la humana y es el fundamento del honor debido a los padres.
Dios quiso que, después de El, honrásemos a nuestros padres,
A los padres se les debe respeto

hecho de gratitud para quienes le dieron la vida y la fe.
se expresa en la docilidad y la obediencia

"el hijo sabio ama la instrucción, el arrogante no escucha la reprensión" Pr 13,1
el respeto tiene su raíz en el temor de Dios.
El hijo debe obediencia mientras vive en la casa de sus padres.

"Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor" -Col 3,20.
deben obediencia también a sus educadores.
excepto en lo moralmente malo.
ejemplo de Jesús: "vivía sujeto a ellos (Lc. 2, 51)
Los hijos adultos ya no están bajo obediencia pero deben seguir respetando a sus padres. Deben atender a sus deseos, solicitar sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas.

deben prestar ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, en soledad y abatimiento.

Jesús cf. Mc 7, 10-12
El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar.

virtud esencial para convivir en la Iglesia y sociedad
Ef 4,2 "Soportaos unos a otros en la caridad, en toda humildad, dulzura y paciencia".
Los cristianos están obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron el don de la fe. Sean padres, abuelos, sacerdotes, religiosas...

¡Que Dios le Bendiga!
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gothic__medieval_knight
Veterano


Registrado: 27 May 2008
Mensajes: 1020
Ubicación: Rosario

MensajePublicado: Dom Ene 25, 2009 8:57 pm    Asunto:
Tema: Como se desobedeceria este mandamiento?
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Muchas gracias, claro eso es lo que esta bien, lo que el mandamiento manda, que mas o menos lo sabia yo, pero mejor que lo escribiste asi lo puedo tener siempre presente. Ahora como se quiebra este mandamiento, no cumpliendo esas cosas? O haciendo otras cosas, me dijeron que pegandole a los padres, y no me acuerdo que otras cosas mas, digo que sean pecados mortales no veniales. Gracias
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pelicano
Moderador
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Registrado: 11 Abr 2007
Mensajes: 4019
Ubicación: Tierra Santa

MensajePublicado: Lun Ene 26, 2009 12:00 pm    Asunto:
Tema: Como se desobedeceria este mandamiento?
Responder citando

gothic__medieval_knight escribió:
Muchas gracias, claro eso es lo que esta bien, lo que el mandamiento manda, que mas o menos lo sabia yo, pero mejor que lo escribiste asi lo puedo tener siempre presente. Ahora como se quiebra este mandamiento, no cumpliendo esas cosas? O haciendo otras cosas, me dijeron que pegandole a los padres, y no me acuerdo que otras cosas mas, digo que sean pecados mortales no veniales. Gracias


¡Virgo parens Christi Benedicta!

Si se fijo puse una seria de deberes que deben cumplir los hijos hacia los padres el incumplimiento de esos deberes seria pecar contra este mandamiento, no obstante creo necesario profundizar algo más en el tema.

La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana ; es el fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos, menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre , se nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une. Es exigido por el precepto divino.

“El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, en sabiduría y en gracia. ‘Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho?’.

“El respeto filial se expresa en la docilidad y la obediencia verdaderas. ‘Guarda, hijo mío, el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre... en tus pasos ellos serán tu guía; cuando te acuestes, velarán por ti; conversarán contigo al despertar’. ‘El hijo sabio ama la instrucción, el arrogante no escucha la reprensión’.

Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia. ‘Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor’. Los niños deben obedecer también las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado. Pero si el niño está persuadido en conciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla.

Cuando se hacen mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres. Deben prevenir sus deseos, solicitar dócilmente sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas. La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual permanece para siempre. Este, en efecto, tiene su raíz en el temor de Dios, uno de los dones del Espíritu Santo.

El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jesús recuerda este deber de gratitud.


El Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole. Quien honra a su padre expía sus pecados; como el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado. Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre.

Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor... Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre.

El respeto filial favorece la armonía de toda la vida familiar; atañe también a las relaciones entre hermanos y hermanas. El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar. ‘Corona de los ancianos son los hijos de los hijos’. ‘Soportaos unos a otros en la caridad, en toda humildad, dulzura y paciencia’.

Los cristianos están obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron el don de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembros de la familia, de los abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos. ‘Evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti’.


Pero además de esto se debe:

Deber de amor. Peca gravemente contra este deber el hijo que desea algún mal grave a su padre o a su madre; y por cierto, peca doblemente: contra la caridad y contra la piedad filial. Peca el que no los socorre en sus necesidades, tanto espirituales como temporales. Y así, en caso de grave enfermedad de los padres, están obligados los hijos a procurarles los sacramentos, avisándoles a tiempo del peligro en que se encuentran; y en caso de gravedad necesaria material, deben alimentarlos con sus propios bienes. “Hijo -dice el Eclesiástico- acoge a tu padre en su ancianidad” (Eclec. 3,14). Ellos nos alimentaron en nuestra infancia, justo es que nosotros los alimentemos en su vejez. Dice San Ambrosio que las cigüeñas cuando ya ven a sus padres viejos e inútiles para procurarse el alimento por sí mismos; ellas se los buscan y se lo llevan. ¡Qué ingratitud ver a un hijo cuya madre se muere de hambre, mientras él come y bebe en la taberna!


Deber de respeto. Deben los hijos, en segundo lugar, respetar a su padre y a su madre. “De obra y de palabra -dice el Señor- honra a tu padre” (Eclec. 3,9). De obra y de palabra. Pecan, por consiguiente, los hijos que responden a sus padres airadamente o levantando la voz; y más aún quienes se burlan de ellos o los maldicen o injurian llamándolos locos, bestias, ladrones, borrachos, brujas criminales y otros denuestos de este jaez. Semejantes expresiones, dichas a los padres en su propia cara, son pecado mortal. En la antigua Ley las injurias al padre o la madre se castigaban con la muerte: “Muera el que maldijere a su padre o a su madre” (Ex. 21,17). Hoy no hay para estos males hijos muerte temporal, pero ciertamente son reos de maldición de Dios: “Será maldito de Dios -leemos en el Eclesiástico- quien irrita a su madre” (Eclec. 3,1Cool; maldito de Dios, es decir, condenado a la muerte eterna.

Mayor pecado aún sería levantar la mano contra los padres o hacer ademán de golpearlos. Hijo, que osaste poner tu mano sobre tu madre, prepárate a morir, pues la Escritura santa asegura que será breve la vida del que a sus padres ultraja: “Honra a tu padre y a tu madre... para que vivas largos años y seas feliz en la tierra” (Dt. 5,16). El que a sus padres honra, tendrá larga y próspera vida en al tierra; el que los maltrata, vivirá poco y desastradamente.


Deber de obediencia. Se debe a los padres, en tercer lugar, obediencia en todo lo que es justo y razonable. “Hijos -dice San Pablo-, obedeced a vuestros padres en el Señor” (Ep. 6,1). Obediencia, por consiguiente, en las cosas que atañen al servicio de la casa y, sobre todo, en lo que se refiere al mantenimiento de las buenas costumbres; y así, cuando los padres prohíben a los hijos el juego o andar en malas compañías, o frecuentar sitios sospechosos, no obedecer es pecado.

Una observación:

Tampoco están obligados los hijos a obedecer -como unánimemente enseñan los doctores con Santo Tomás- cuando se trata de elegir estado: de casarse o no, de hacerse sacerdote o de entrar en religión.

Pero en cuanto al matrimonio se refiere, pecan los hijos que se obstinasen en celebrar una unión matrimonial bochornosa para la familia. Y en cuanto al estado religioso, téngase en cuenta que si los padres son pobres y se hallan en grave necesidad, y el hijo puede ayudarlos con su trabajo, no le es lícito al hijo abandonarlos para entrar en religión. Por otra parte, pecan mortalmente los padres que obligan a sus hijos a recibir las sagradas órdenes o a abrazar el estado religioso, o coaccionan a sus hijas para entrar en clausura o para emitir allí los santos votos. Incurren, además en la excomunión del concilio de Trento (Ses. 25).

Pecan también si imponen el matrimonio a un hijo que quisiera permanecer soltero o apartan del estado religioso al que quisiera entrar en él. Hay padres que a esto último no le dan ninguna importancia; pues sepan que apartar a los hijos de su vocación religiosa es pecado mortal. Logrará cada cual su salvación allí donde Dios le llama; es decir, que un hijo con vocación religiosa se santificará en el claustro: pero si a instancias de los padres permanece en el siglo, llevará mala vida y se condenará. ¡Y que haya padres que, por el afán de tener consigo a su lado a un hijo, sean capaces de tolerar que su hijo se condene! “Tales padres -dice San Bernardo- no merecen el nombre de padres, sino de asesinos de sus hijos”. Pero ¡que se preparen al castigo de Dios, no sólo en la otra vida, más también en la presente!; y para ello se servirá el Señor de los mismos hijos, los cuales, una vez perdida la vocación se darán a los vicios y serán la ruina de la casa. Abundan tristes ejemplos de desastres familiares por haber apartado a algún hijo del camino de su vocación.

Espero haber aclarado algo más el tema


¡Que Dios les Bendiga!
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