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Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
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Alfeo
Asiduo


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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 5:25 pm    Asunto: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Sabemos los católicos (algunos), que la posicion de la Iglesia es contaria a este acto:
Cita:
La práctica de esparcir los restos incinerados en el mar, desde el aire o en la tierra, o de conservarlo en el hogar de la familia del difunto, no es la forma respetuosa que la Iglesia espera y requiere para sus miembros. (Orden de Funerales Cristianos, Apéndice No. 2, Incineración, No. 417)

Cierto es que la Iglesia se pronuncia poco sobre este asunto, y por eso, pocos católicos lo saben y de buena fe, por costumbre o por voluntad del fallecido, aventan las cenizas de sus seres queridos en el mar o en la montaña....

Hace bien poco, comenté esto en una ceremonia de este tipo donde todos los asistentes eran católicos, como la difunta. Quedaron sorprendidos ante mis palabras, mas bien porque ignoraban esto e incluso alguno dudaba de ello.

Entendian que efectivamente, guardar las cenizas en casa, por higiene mental no era conveniente, pero cuando se esparcen y se hace con esto la voluntad del fallecido, no parece que sea niguna falta de respeto.

Entramos en disquisiciones que si en el cementerio no hay nada, que nuestro Dios es de vivos no de muertos, que a que vamos allí -al cementerio-, cuando nuestros muertos estan ya gozando de la presencia del Señor, y que claro que están siempre presentes en nuestra mente, en las misas, en nuestras oraciones,.... su recuerdo de ellos en vida, en las fotos de nuestra casa......

Yo, la verdad, me quede sin argumentos sólidos.

¿Alguien dispone de mejor argumentación que la mia sobre el porqué de la postura de la Iglesia sobre este asunto?

Saludos en Xto.
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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 5:47 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado Alfeo, ésas formas de esparcir las cenizas en el mar, el aire, etc...son costumbres de otras religiones y paganos.
Por éso se dice darle "Cristiana Sepultura"


Catecismo de la Iglesia Católica

2300 Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia corporal (cf Tb 1, 16-18), que honra a los hijos de Dios, templos del Espíritu Santo.

La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo (cf ⇒ CIC can. 1176, 3).


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Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: "¡Padre!". Yo le pregunté: "¿Qué pasa, hijo?". Y él agregó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí".
Entonces me levanté rápidamente y, sin probar la comida, fui a retirar el cadáver de la plaza, y lo deposité en una habitación para enterrarlo al atardecer.
Al volver, me lavé y me puse a comer muy apenado, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: "Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones". Y me puse a llorar. A la caída del sol, cavé una fosa y enterré el cadáver.
Mis vecinos se burlaban de mí, diciendo: "¡Todavía no ha escarmentado! Por este mismo motivo ya lo buscaron para matarlo. ¡Apenas pudo escapar, y ahora vuelve a enterrar a los muertos!".
Tobías 2,3



En tiempos de Salmanasar, yo hacía muchas limosnas a mis compatriotas.
Daba mi pan a los hambrientos, vestía a los que estaban desnudos y enterraba a mis compatriotas, cuando veía que sus cadáveres eran arrojados por encima de las murallas de Nínive.
También enterré a los que mandó matar Senaquerib cuando tuvo que huir de Judea, después del castigo que le infligió el Rey del Cielo por todas las blasfemias que había proferido. Lleno de cólera, Senaquerib mató a muchos israelitas: yo ocultaba sus cuerpos para enterrarlos, y aunque él los buscaba, no podía encontrarlos.
Un ninivita informó al rey que era yo el que los enterraba clandestinamente. Cuando supe que el rey estaba informado de eso y que me buscaba para matarme, tuve miedo y me escapé.
Tobías 1,16
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EduaRod
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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 6:13 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado en Cristo Alfeo:

El punto central es que en el cementerio SI hay algo.
Y ese algo es el cuerpo del difunto.
Cuerpo que, nos dice nuestra Fé, ha de RESUCITAR el último día para comparecer en el Juicio Final y pasar, restablecida en plenitud la integridad de la persona, al destino eterno que la persona haya elegido por medio de sus acciones: los justos a la Gloria, los malvados a la condenación eterna.
El alma, el espíritu de la persona, NO muere a la muerte de esta, por tanto, tampoco resucita. La resurrección NO ES que el alma sigua viviendo tras la muerte del cuerpo, esa continuidad de vida es una propiedad INTRÍNSECA del alma espiritual del hombre. Por tanto, cuando nuestra Fé habla de RESURRECCIÓN no sólo se refiere, sino que no existe otra interpretación posible, a la resurrección del cuerpo, porque no hay nada más en el hombre que pudiera resucitar tras la muerte, ya que hemos visto que el espíritu no muere con la muerte del cuerpo y por tanto no resucita.
Y el cuerpo que ha de resucitar, no es otro sino el cuerpo de la persona que enterramos en el cementerio, o que cremado depositamos en el nicho.
Desde luego que nada puede garantizarnos que ese cuerpo permanecerá ahí hasta la consumación de los siglos. Incluso podría ocurrir que la Tierra entera fuese destruida y consumida por el Sol habiendo los hombres ido más allá de ella y que este mundo, entendido como este Universo temporal, terminara mucho después. No lo sabemos, Cristo no nos dijo nada al respecto.
¿Entonces porqué preocuparse de si las cenizas están en el nicho o no, si al final no sabemos dónde acabarán los átomos de nuestros cuerpos y/o la manera en que Dios volverá a reunirlos para resucitar NUESTRO cuerpo que es lo que Él nos ha prometido hacer justo como resucitó Jesucristo Nuestro Señor con SU PROPIO CUERPO GLORIFICADO?
De entrada la glorificación nos da a entender que el cuerpo no se conservará tal y como murió, sino será transformado. Por eso no importa que esté cremado o disperso por el Universo, si al final Dios lo unirá y glorificará.
Pero entonces, con más razón ¿porqué preocuparse? Pues porque tal preocupación corresponde a una afirmación del contenido de nuestra Fé.
Cuidando el cuerpo y respetándolo en la medida de nuestras posibilidades demostramos que entendemos qué es lo que eventualmente va a pasar con él.
Por ponerte una comparación, diseminar intencionalmente el cuerpo tan sólo porque Dios lo puede volver a unir, vendría hacer, todas proporciones guardadas, como un niño que desarmara todos sus juguetes y los tirara por todo su cuerpo tan sólo porque sabe que su padre es capaz de recoger todas las piezas para volverlas a armar y ordenar.
¿Tiene lógica o es respetuosa la conducta de este niño caprichoso? ¿está realmente en consonancia con la voluntad de su padre o con el recto orden que debe guardar con respecto a las cosas que le han sido confiadas? Por supuesto que no ¿verdad?
Entonces, de la misma manera, el saber que Dios puede restablecer el orden de nuestro cuerpo no sólo como estaba, sino aún en una forma más grande que es el cuerpo glorificado, independientemente del grado de destrucción que llegue a sufrir en este mundo antes y después de nuestra muerte; de ningún modo justifica el que nosotros tengamos una actitud descuidada hacia ese cuerpo que no nos pertenece, ni realmente pretenece a la persona que murió, por lo que ella tampoco puede disponer del mismo a su gusto y capricho, sino que en verdad pertenece a Dios quien se lo ha confiado a la persona durante su vida mortal y luego a nosotros para cuidarlo hasta la resurrección del último día en la cual será confiado de nuevo a la persona a la que corresponde.
A esta luz ¿no sería entonces más apropiado enterrar el cuerpo siempre en vez de nosotros practicar intencionalmente una acción destructiva sobre ese cuerpo que nos ha sido confiado como es la incineración?
Si, así es, por eso es que, en igualdad de otras circunstancias, la Iglesia a la fecha sigue RECOMENDANDO que el cuerpo sea enterrado en vez de incinerado cuando esto sea posible.
Pero claro, otras circunstancias pueden también inclinar la balanza en sentido inverso. Por ejemplo, en mi ciudad hay leyes que limitan mucho el uso de terrenos para entierros, de modo que incluso a quien le fuese posible adquirir un terreno, me parece que después de 7 años es removido e incinderado. Por consiguiente, si al final estas leyes obligarán a acabar incinerando a la persona, pervio traerla y llevarla por aquí y por allá, pues entonces parece más adecuado y digno con respecto a este respeto que hay que tenerle al cuerpo de la persona, incinerarla y depositarla en un lugar seguro y estable en el que no se estará "jugando" con su cuerpo de esta manera.
Queda claro entonces que lo que hay que buscar es el mayor respeto posible que este en nuestra mando dar a este cuerpo que no es un desecho irrelevante, ni nos pertenece, ni le pertenece a su "dueño", sino que es el cuerpo que Dios confiará de nuevo a ese "dueño" al momento de la Resurrección Final, eso es lo que nos dice nuestra Fé.

Espero que con esto te haya quedado claro el punto.

Que Dios te bendiga.
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HEINI
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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 7:12 pm    Asunto: Esparcir las cenizas...
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Polvo eres y al polvo volverás (Gen. 3,19)
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Si la Imperfección fuese una enfermedad, su síntoma sería el Tiempo
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Alfeo
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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 7:21 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Hermano EduaRod:
He leído tu exposición despacio pero no creas que llego a entender todo lo que quieres expresar. Entresaco esta cita:
Cita:
Cita de EduaRod:
De entrada la glorificación nos da a entender que el cuerpo no se conservará tal y como murió, sino será transformado. Por eso no importa que esté cremado o disperso por el Universo, si al final Dios lo unirá y glorificará.

Si esto es así, como yo también creo, huelga el pronunciarse en contra de estas prácticas.

Hermana Usuaria X:
Cita:
Cita de Usuaria X:
Estimado Alfeo, ésas formas de esparcir las cenizas en el mar, el aire, etc...son costumbres de otras religiones y paganos.
Por éso se dice darle "Cristiana Sepultura"
Catecismo de la Iglesia Católica
2300 Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección...

Aceptando lo que nos manda el Catecismo, la denominación "Cristiana Sepultura", es según se mire, porque se puede leer, yo no lo sé a ciencia cierta, que el aventar las cenizas es una práctica aceptable en muchas religiones cristianas protestantes y algunas de estas iglesias tienen su propio recinto donde los restos pueden ser dispersados o enterrados.

Saludos en Xto.
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Cristo, Alfa y Omega.
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MensajePublicado: Sab Mar 21, 2009 9:52 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

¿Acaso nosotros no somos Cristianos Católicos ?
es obvio que si estoy citando el catecismo y el Libro de Tobias, Arrow ni el catecismo ni yo nos estamos refiriendo a los protestantes

Dios le ayude
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Nicole_Jesus2
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 5:39 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Siempre es mejor hacer todo para la "maxima gloria de Dios" (Ad Maximun Dei Gloria AMDG) que sólo lo que se nos manda por obligación o por el limite que se pone. Por ejemplo si me dicen ir a misa los domingos es precepto, por amor iré yo los otros días y será AMDG, si me dicen las confesiones una vez al año, más provechoso será mientras más frecuentemente la recibo, una vez al mes. Si la Iglesia me recomienda enterrar a los muertos cristianamente, ¿Porqué hacer mi voluntad y no AMDG?
A Jesús no lo incineraron, lo pusieron en el sepulcro. Juan 10.34-35
Los únicos incinerados cristianos fueron los mártires, pero no fue por voluntad propia, sino por martirio...(San Lorenzo)
Si es una obra de misericordia acompañar al que sufre, enterrar a los muertos, entonces hagamos todo AMDG, no hagamos caso a la gente que busca en la ley de Dios la letra chica de la excepción.

Saludos cuaresmales, corazones contrictos y luego convertidos.
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<Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre, amén Jesús>

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EduaRod
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Mensajes: 3275

MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 6:32 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado en Cristo Alfeo:
Alfeo escribió:
Hermano EduaRod:
He leído tu exposición despacio pero no creas que llego a entender todo lo que quieres expresar. Entresaco esta cita:
Cita:
Cita de EduaRod:
De entrada la glorificación nos da a entender que el cuerpo no se conservará tal y como murió, sino será transformado. Por eso no importa que esté cremado o disperso por el Universo, si al final Dios lo unirá y glorificará.

Si esto es así, como yo también creo, huelga el pronunciarse en contra de estas prácticas.

....

Tal vez mi comentario te ha parecido confuso en virtud de que parece en diferentes puntos defender argumentos contradictorios.
Pero no hay tal contradicción sino que se van analizando diferentes aspectos del problema, incluyendo las razones que pueden llevar a pensar, como al parecer concluyes, que estas prácticas no serían condenables. El argumento en favor de tales prácticas, en verdad, PARECE persuasivo, pero el punto es que hay objeciones al mismo que son mucho más importantes y que invalidan completamente las aparentemente aceptables razones "a favor".

Para que se entendiera mejor es que puse el ejemplo del niño que tira todo su cuarto sin preocuparse por recoger nada ya que sabe que su padre puede hacerlo. Evidentemente no se trataba de defender la actitud de ese niño, sino de mostrar lo reprensible que es no atender a nuestra propia responsabilidad tan solo porque hay alguien que puede suplir y resolver los problemas que nuestras malas acciones producen.
A veces es importante en verdad adoptar una visión de que somos como niños pequeños frente a Dios para realmente poder entender muchas cosas.
Pero bueno, para mayor claridad, te planteo otro ejemplo:
Supón que tienes una caja de paquetes de galletas para repartir entre los niños pobres, y las pones a mi cuidado, esperando, desde luego, que yo las guarde en un lugar seguro y apropiado para que se conserven bien y puedas repartirlas llegado el momento.
Sin embargo, en vez de guardarlas y cuidarlas como me lo pediste, yo me dedico a repartirlas entre diversas personas para quedar bien con ellas. Llegado el momento de repartir las galletas tú te encuentras con que yo no las tengo guardadas en ningún lugar seguro, sino que se encuentran dispersas en posesión de muchas personas que ni siquiera sabemos si ya se las comieron o no.
Tú que conoces bien a la comunidad y tienes buenos métodos para aproximarte a las personas, logras entrevistarte con los que recibieron los diferentes paquetes de galletas, y no sólo con ello recuperas todos los paquetes que yo sin ningún derecho ni justificación regalé, sino que para hacerlo le explicas a la gente que necesitas recuperar las galletas porque son para los niños pobres, y entonces muchas personas no sólo te devuelven las galletas, sino te dan otro paquete, ropa o juguetitos para los niños pobres; de modo que, al final tienes muchas más cosas que dar para los pobres.

Y ocurre que yo, viendo esto, me atrevo a justificarme a mí mismo pensando que mi acción indebida no fué tal, porque "gracias a ella" ahora no sólo hay galletas, sino también juguetes para los niños pobres.
¡qué bueno soy! ¿no?

¡Pues no!

Y no lo soy porque los juguetes no están ahí gracias a MI acción. A mi acción tan sólo se le debe que las galletas se hayan perdido y dispersado.
El que ahora haya tanto galletas como juguetes nadie me lo debe a MI, sino a TI. Porque eres TÚ el que en un inicio consiguió las galletas y eres
TÚ el que en esta segunda oportunidad conseguiste tanto las galletas como los juguetes. YO sólo destruí, en cambio, TÚ construiste triple.

Luego, YO soy tan culpable como si todos se hubieran quedado sin galletas. Y TÚ has hecho brillar triplemente tu amor por los demás.

Así pues, si dispersamos irresponsablemente las cenizas del cuerpo de nuestros hermanos tan sólo porque Dios puede reunir los componentes y hasta engrandecerlos más de lo que nunca fueron; eso NO JUSTIFICA nuestras malas acciones, las que son tan culpables como si Dios no pudiese a raíz de ello resucitar a nuestros hermanos. Y, en cambio, nuestra maldad hará brillar más la Bondad de Dios, pero no por mérito nuestro, sino por Su propio mérito. Por tanto hay culpa en nosotros y Bondad desbordante en Dios, lo que evidentemente no nos justifica a nosotros.


Otra situación para dejar todo aún más claro:

Tú me das a cuidar las galletas y yo de hecho las guardo en un lugar adecuado y seguro, pero llegan unos pandilleros, irrumpen en el lugar donde guardaste las galletas y se las roban junto con otras cosas, y luego de comerse unos cuantos paquetes, venden el resto entre los vecinos.
Cuando ambos descubrimos el robo, al igual que en el caso anterior, tú te das a la tarea de recuperar las galletas, lo cual logras, junto con los juguetes, y además sin reclamos de devolución del dinero pagado por las galletas por parte de nadie. ¿Qué pasa aquí? ¿actué yo correctamente?
Pues sí, porque yo no hice nada malo que llevara a que se dispersaran los paquetes de galletas, sino antes bien, los guardé en un lugar adecuado. Las circunstancias por las que los paquetes se dispersaron nada tienen que ver conmigo y nuevamente sirvieron para que tu amor y bondad brillara aún más.

Lo mismo aplicaría a un caso en el que las galletas fueran destruidas por una inundación y tú consiguieras más galletas y juguetes.

Como puedes ver yo no traiciono tu confianza ni hago algo malo cuando las galletas se dispersan por una causa ajena a mí. Pero en cambio si hago algo malo y traiciono tu confianza cuando soy yo mismo quien, abusando de tu bondad y capacidad para amar al prójimo, por mi propia acción ocasiono la dispersión de las galletas.

¿Te queda más claro el asunto con estos ejemplos?

Que Dios te bendiga.
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Luis+Carlos
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Registrado: 12 Feb 2009
Mensajes: 42

MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 8:56 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

¿Cual es la diferencia entre que un cuerpo se descomponga y quede reducido a polvo en unos cuantos años o qué lo haga en unas cuantas horas?

¿O cual es la diferencia de que esos restos queden esparcidos en tierra o en el mar?

¿Alguien me puede decir donde radica la diferencia?

Gracias
Un saludo
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Tifa Lockhart
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HEINI
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Registrado: 05 Nov 2007
Mensajes: 315

MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 9:17 am    Asunto: esparcir las cenizas
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.(Código de Derecho Canónico, Canon 1176,1)

Usuaria X
“Estimado Alfeo, ésas formas de esparcir las cenizas en el mar, el aire, etc...son costumbres de otras religiones y paganos. Por éso se dice darle "Cristiana Sepultura"

Es precisamente el enterramiento de los restos del difunto lo que es costumbre de otras religiones que asociaban la conservación de los restos a la vida después de la muerte.

Eduarod
“El punto central es que en el cementerio SI hay algo.
Y ese algo es el cuerpo del difunto.”


¿Es que el cuerpo del difunto es algo más que unos restos materiales?
¿Qué será de esos restos dentro de mil, diez mil, veinticinco mil años?
Y, sin embargo, pasará el tiempo, desaparecerán hasta quedar reducidos a átomos, pero cuando llegue el día señalado Dios los hará resucitar.
Supongamos que desde el año 25.000 a. C. han vivido 10.000 millones de personas, teniendo en cuenta que ahora somos 5.000 millones los que vivimos y que dentro de setenta años habrá muertos la inmensa mayoría, es decir que la Humanidad se renueva por completo cada setenta años, es un cálculo bastante modesto suponer que desde el 25.000 a. C. hasta el día de hoy se han producido solo 10.000 millones de defunciones, probablemente han sido bastantes más ¿Dónde están ahora la inmensa mayoría de esos restos?
“Polvo eres y al polvo volverás”

Pero entonces,…¿porqué preocuparse? Pues porque tal preocupación corresponde a una afirmación del contenido de nuestra Fé

Yo entiendo que el católico que incinera los restos de sus difuntos hace una afirmación de fe igualmente meritoria.
En cuanto al respeto que merecen los restos de los difuntos, también pienso que incinerándolos están más a salvo, pues quedan en manos de Dios y nadie podrá ya ultrajarlos.
Finalmente queda la cuestión de sanidad e higiene públicas. Creo que en pocos años será obligatoria la incineración.
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Berriotxoa
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 10:57 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

El articulo que os voy a recomendar no es magisterio, pero me parece interesante para continuar con el debate, es de Olegario Gonzalez de Cardedal:


Cita:
Cenizas y personas:
No hace mucho tiempo fui invitado a asistir a un entierro después de la correspondiente celebración litúrgica. Asentí pensando que el acto religioso se prolongaba con el correspondiente enterramiento en el sentido estricto y etimológico de la palabra: depositar un cadáver en la tumba propia, cubrir con tierra aquel lugar destinado para este fin, junto a sus familiares y sellando con nombre propio ese trozo de suelo.

Poco después se me indicó que después de la incineración el acto tendría lugar en un monte cercano en el que hay un santuario famoso en la zona, dedicado al ángel patrón, con la iglesia circundada por su correspondiente cementerio. Mi sorpresa fue considerable cuando al llegar a la cima de la montaña no nos dirigimos a la iglesia y al campo santo sino al campo abierto, donde comenzaron a buscar la peña más alta desde la que mejor poder esparcir las cenizas. En ese momento se produjo una situación inesperada. El hermano del difunto que tenía entre sus manos la urna cineraria prorrumpió entre cortante y retador: "Las cenizas de mi hermano no se esparcen".
Ante ese acerado desafío se decidió hacer un hoyo y derramarlas dentro de él o enterrar también el ánfora. Casi todos los asistentes eran ciudadanos que conocían mucho del monte, más mitología que geografía, más por leyendas y relatos ideológicos que por haberlo andado a pie y conocer la estructura de su suelo. Primero intentaron cavar al lado de un haya, sin percatarse de la oposición que sus raíces ofrecen a la hora de excavar. Un segundo intento chocó con un pedregal. Finalmente quienes por nacimiento éramos realmente de monte y por conocer sus trochas, tejidos y declives, perforamos un hueco donde se pudo introducir el ánfora.

Mientras caía una heladora aguanieve sobre los presentes y yo, temiendo el paso y pisadas de cabras, perros y onagros, recubría el lugar en forma de túmulo, no pude evitar el dirigir la mirada a uno de los hijos, mientras ponía mis ojos en una lastra cercana: "En el primer día libre, tú y tus hermanos volvéis a este lugar y en esa piedra grabáis el nombre, la fecha de nacimiento y la fecha de muerte de vuestro padre, porque quien no tiene nombre, lugar y tiempo, no existe, y si nadie le recuerda, no es persona. Y si él deja de existir con nombre y tiempo, dejáis también vosotros de existir, porque cerrados sobre vosotros mismos y olvidados de vuestro origen no sabréis quién sois, de dónde venís, de quién sois y ante quién estáis. Os habréis olvidado de vosotros mismos, al olvidar el lugar y los signos que mantienen viva la raíz amorosa de la que habéis surgido".

¿Qué trivialización y menosprecio han inundado la experiencia humana actual para despreciar hasta ese límite a los muertos, arrojando sus cenizas a un río, dispersándolas en el monte o espolvoreando con ellas un árbol? En la vida humana los signos son la realidad y los fragmentos son el todo. No hay relación con la persona si no hay remitencia a su tiempo y lugar propios. Quien borra las huellas del prójimo le ha arrancado de su vida, le ha condenado al exilio, le ha declarado inexistente. A la trivialización de la muerte sigue la trivialización de la vida, porque sólo quien sabe dar razón de la muerte y dar amor a los muertos, sabe dar razón de la vida y amor a los vivos. ¡Ese amor a los que han partido, decía Kierkegaard, que es el más gratuito, desinteresado y generoso, porque no nace de la melancolía sino de la gratuidad agradecida y esperanzada!

Por eso hay que poner distancia a ellos, depositándolos en lugar propio y sagrado, no reteniéndolos en casa, como alimento de la melancolía y sucumbiendo a una sensación falaz de presencia y compañía; pero a la vez hay que mantener la cercanía mediante el signo y el símbolo, el lugar y el tiempo, que se vuelven así sagrados, por participar del destino sagrado de la persona sustraída y esperada.

Lejos estoy de pensar que el guardar cenizas o el enterrar cadáveres sean pensados como la garantía de una inmortalidad o resurrección. La fe cristiana no se apoya en el soporte biológico de una incorruptibilidad física o indestructibilidad natural, a las cuales colaboraría el cuidado de esos restos. La fe cristiana es fe en la resurrección; se apoya en el Dios vivo, que ha creado a los hombres para participar en su propia existencia eterna, y lo mismo que los llamó desde la nada a la existencia los llamará desde la muerte a la vida eterna.

No estamos aquí primordialmente ante un problema religioso sino ante un hecho antropológico fundamental: el valor y la sacralidad del hombre, que se expresan en el respeto que sus prójimos le otorgan vivo y muerto. No en vano los primeros signos de humanización y expresión religiosa aparecen en la historia unidos al culto a los muertos, a sus tumbas y fechas necrológicas, al memorial de sus hazañas y a la esperanza de su compañía. Una cultura que olvida y dispersa de esta forma los despojos de los muertos los está "expoliando" y después terminará dispersando por insignificantes a los vivos. Si todo es recuerdo en el amor y espera, donde desaparecen los signos concretos de una persona concreta, ésta termina desapareciendo de la conciencia. Esa soledad otorgada a los muertos se vuelve sospecha en los vivos: no valgo la pena a nadie, si mi recuerdo no acompaña a nadie, mi soledad es definitiva y absoluta. Si no existo ya para nadie, ¿soy alguien?

Memoria e identidad son inseparables, en cada uno y en el prójimo. La Biblia define al hombre como aquel de quien Dios se acuerda, aquel de quien Dios nunca se olvida. La memoria de Dios es la garantía de la definitividad del hombre y de su valor imperecedero. Por eso en la iglesia primitiva se mantenía el mismo respeto al cuerpo de Cristo, conservado en el columnario lateral del templo y a los cuerpos de los cristianos, enterrados a su lado. Allí en esa paz que deriva de la cercanía de Cristo (eso significan las tres letras: RIP) esperan la revelación y redención definitivas. Cada uno está de alguna forma vivo mientras uno de los humanos se acuerde de él, invoque con la palabra y rece por él. ¿Quién no ha leído sin conmoverse el poema Masa de César Vallejo?

Al volver del monte esa noche me tocaba leer el canto XVI de la Ilíada. El oprobio mayor para un hombre es que su cadáver quede a merced de los enemigos o de las aves del cielo, sin enterrar, sin el honor de sus compañeros y sin la memoria fiel de los suyos. "Allí sus hermanos y amigos le harán exequias y le erigirán un túmulo y una estela, que tales son los honores debidos a los muertos" (XVI, 674-675). En este orden cada hombre es un héroe; su existencia es un absoluto por pobre y desconocida que sea; su camino hacia Dios es un camino propio; por ello reclama una tumba con nombre y fecha propios. ¿Habremos retrocedido más atrás de Homero y de los griegos? Ningún platonismo y espiritualismo, ninguna mitología de bosques, montes o ríos, puede conducirnos a esta degradación del hombre, que tiene lugar cuando se borran las huellas de su presencia y se deja a la memoria sin los fragmentos de tiempo y tierra en los que expresar el valor indestructible del ser querido, que expresamos con nuestro recuerdo, oración y veneración. Sin raíces de memoria no hay frutos de esperanza. Sin anticipo de esperanza, la existencia es una condena. Dispersar cenizas, ¿no es despreciar personas?



Espero que ayude al debate.


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Esto es lo que pretendo: esforzarme cada día más en vivir el Evangelio; y cuando no lo consiga, o falte gravemente, empezare de nuevo, con la ayuda de Dios.
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 10:58 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

El articulo que os voy a recomendar no es magisterio, pero me parece interesante para continuar con el debate, es de Olegario Gonzalez de Cardedal:


Cita:
Cenizas y personas:
No hace mucho tiempo fui invitado a asistir a un entierro después de la correspondiente celebración litúrgica. Asentí pensando que el acto religioso se prolongaba con el correspondiente enterramiento en el sentido estricto y etimológico de la palabra: depositar un cadáver en la tumba propia, cubrir con tierra aquel lugar destinado para este fin, junto a sus familiares y sellando con nombre propio ese trozo de suelo.

Poco después se me indicó que después de la incineración el acto tendría lugar en un monte cercano en el que hay un santuario famoso en la zona, dedicado al ángel patrón, con la iglesia circundada por su correspondiente cementerio. Mi sorpresa fue considerable cuando al llegar a la cima de la montaña no nos dirigimos a la iglesia y al campo santo sino al campo abierto, donde comenzaron a buscar la peña más alta desde la que mejor poder esparcir las cenizas. En ese momento se produjo una situación inesperada. El hermano del difunto que tenía entre sus manos la urna cineraria prorrumpió entre cortante y retador: "Las cenizas de mi hermano no se esparcen".
Ante ese acerado desafío se decidió hacer un hoyo y derramarlas dentro de él o enterrar también el ánfora. Casi todos los asistentes eran ciudadanos que conocían mucho del monte, más mitología que geografía, más por leyendas y relatos ideológicos que por haberlo andado a pie y conocer la estructura de su suelo. Primero intentaron cavar al lado de un haya, sin percatarse de la oposición que sus raíces ofrecen a la hora de excavar. Un segundo intento chocó con un pedregal. Finalmente quienes por nacimiento éramos realmente de monte y por conocer sus trochas, tejidos y declives, perforamos un hueco donde se pudo introducir el ánfora.

Mientras caía una heladora aguanieve sobre los presentes y yo, temiendo el paso y pisadas de cabras, perros y onagros, recubría el lugar en forma de túmulo, no pude evitar el dirigir la mirada a uno de los hijos, mientras ponía mis ojos en una lastra cercana: "En el primer día libre, tú y tus hermanos volvéis a este lugar y en esa piedra grabáis el nombre, la fecha de nacimiento y la fecha de muerte de vuestro padre, porque quien no tiene nombre, lugar y tiempo, no existe, y si nadie le recuerda, no es persona. Y si él deja de existir con nombre y tiempo, dejáis también vosotros de existir, porque cerrados sobre vosotros mismos y olvidados de vuestro origen no sabréis quién sois, de dónde venís, de quién sois y ante quién estáis. Os habréis olvidado de vosotros mismos, al olvidar el lugar y los signos que mantienen viva la raíz amorosa de la que habéis surgido".

¿Qué trivialización y menosprecio han inundado la experiencia humana actual para despreciar hasta ese límite a los muertos, arrojando sus cenizas a un río, dispersándolas en el monte o espolvoreando con ellas un árbol? En la vida humana los signos son la realidad y los fragmentos son el todo. No hay relación con la persona si no hay remitencia a su tiempo y lugar propios. Quien borra las huellas del prójimo le ha arrancado de su vida, le ha condenado al exilio, le ha declarado inexistente. A la trivialización de la muerte sigue la trivialización de la vida, porque sólo quien sabe dar razón de la muerte y dar amor a los muertos, sabe dar razón de la vida y amor a los vivos. ¡Ese amor a los que han partido, decía Kierkegaard, que es el más gratuito, desinteresado y generoso, porque no nace de la melancolía sino de la gratuidad agradecida y esperanzada!

Por eso hay que poner distancia a ellos, depositándolos en lugar propio y sagrado, no reteniéndolos en casa, como alimento de la melancolía y sucumbiendo a una sensación falaz de presencia y compañía; pero a la vez hay que mantener la cercanía mediante el signo y el símbolo, el lugar y el tiempo, que se vuelven así sagrados, por participar del destino sagrado de la persona sustraída y esperada.

Lejos estoy de pensar que el guardar cenizas o el enterrar cadáveres sean pensados como la garantía de una inmortalidad o resurrección. La fe cristiana no se apoya en el soporte biológico de una incorruptibilidad física o indestructibilidad natural, a las cuales colaboraría el cuidado de esos restos. La fe cristiana es fe en la resurrección; se apoya en el Dios vivo, que ha creado a los hombres para participar en su propia existencia eterna, y lo mismo que los llamó desde la nada a la existencia los llamará desde la muerte a la vida eterna.

No estamos aquí primordialmente ante un problema religioso sino ante un hecho antropológico fundamental: el valor y la sacralidad del hombre, que se expresan en el respeto que sus prójimos le otorgan vivo y muerto. No en vano los primeros signos de humanización y expresión religiosa aparecen en la historia unidos al culto a los muertos, a sus tumbas y fechas necrológicas, al memorial de sus hazañas y a la esperanza de su compañía. Una cultura que olvida y dispersa de esta forma los despojos de los muertos los está "expoliando" y después terminará dispersando por insignificantes a los vivos. Si todo es recuerdo en el amor y espera, donde desaparecen los signos concretos de una persona concreta, ésta termina desapareciendo de la conciencia. Esa soledad otorgada a los muertos se vuelve sospecha en los vivos: no valgo la pena a nadie, si mi recuerdo no acompaña a nadie, mi soledad es definitiva y absoluta. Si no existo ya para nadie, ¿soy alguien?

Memoria e identidad son inseparables, en cada uno y en el prójimo. La Biblia define al hombre como aquel de quien Dios se acuerda, aquel de quien Dios nunca se olvida. La memoria de Dios es la garantía de la definitividad del hombre y de su valor imperecedero. Por eso en la iglesia primitiva se mantenía el mismo respeto al cuerpo de Cristo, conservado en el columnario lateral del templo y a los cuerpos de los cristianos, enterrados a su lado. Allí en esa paz que deriva de la cercanía de Cristo (eso significan las tres letras: RIP) esperan la revelación y redención definitivas. Cada uno está de alguna forma vivo mientras uno de los humanos se acuerde de él, invoque con la palabra y rece por él. ¿Quién no ha leído sin conmoverse el poema Masa de César Vallejo?

Al volver del monte esa noche me tocaba leer el canto XVI de la Ilíada. El oprobio mayor para un hombre es que su cadáver quede a merced de los enemigos o de las aves del cielo, sin enterrar, sin el honor de sus compañeros y sin la memoria fiel de los suyos. "Allí sus hermanos y amigos le harán exequias y le erigirán un túmulo y una estela, que tales son los honores debidos a los muertos" (XVI, 674-675). En este orden cada hombre es un héroe; su existencia es un absoluto por pobre y desconocida que sea; su camino hacia Dios es un camino propio; por ello reclama una tumba con nombre y fecha propios. ¿Habremos retrocedido más atrás de Homero y de los griegos? Ningún platonismo y espiritualismo, ninguna mitología de bosques, montes o ríos, puede conducirnos a esta degradación del hombre, que tiene lugar cuando se borran las huellas de su presencia y se deja a la memoria sin los fragmentos de tiempo y tierra en los que expresar el valor indestructible del ser querido, que expresamos con nuestro recuerdo, oración y veneración. Sin raíces de memoria no hay frutos de esperanza. Sin anticipo de esperanza, la existencia es una condena. Dispersar cenizas, ¿no es despreciar personas?



Espero que ayude al debate.


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Alfeo
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 11:43 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Berriotxoa:
Muy intersante el articulo y máxime siendo de Olegario Glez de Cardedal.
Solo que me gustaria puntualizar dos cosas:

1.- Si al contrario de como dice él, no nos olvidamos de nuestros difuntos y nunca voy a borrar sus huellas, seimpre estan sus fotografias en casa y siempre les tenemos presentes en nuestras oraciones, misas, conversaciones y en general actuamos como la mayoria de los católicos que en público tiene un recuerdo para ellos en las celebraciones familiares como bautizos, bodas, comuniones, o actos públicos como entrega de premios, graduaciones o similares...

2.-Si con el esparcir las cenizas se cumple la voluntad del finado/a.

Con esto, si esto es asi, y casi siempre lo es para los católicos practicantes, la argumentación del artículo se cae por su propio peso. Necesitariamos argumentos más sólidos que estos.

Saludos en Xto.
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Berriotxoa
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 1:28 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Alfeo escribió:
Berriotxoa:
Muy intersante el articulo y máxime siendo de Olegario Glez de Cardedal.
Solo que me gustaria puntualizar dos cosas:

1.- Si al contrario de como dice él, no nos olvidamos de nuestros difuntos y nunca voy a borrar sus huellas, seimpre estan sus fotografias en casa y siempre les tenemos presentes en nuestras oraciones, misas, conversaciones y en general actuamos como la mayoria de los católicos que en público tiene un recuerdo para ellos en las celebraciones familiares como bautizos, bodas, comuniones, o actos públicos como entrega de premios, graduaciones o similares...


Puede ser pero en los casos que yo conozco cuando se han esparcido las cenizas el tiempo ha ido llevando a la familia a practicamente borrar al difunto, y más si era mayor, de su memoria, solamente algunos y en casos puntuales han mantenido y mantienen esa memoria.

Alfeo escribió:
2.-Si con el esparcir las cenizas se cumple la voluntad del finado/a.


Esparcir las cenizas a mi personalmente no me gusta, enterrarlas y como dice el articulo en algún lugar significativo y colocar una placa es algo que a mi me atrae más. En mi experiencia de paseos por los montes, en multiples cumbres hay colocadas chapas con el nombre de la persona que se ha ido, no se donde se encuentran las cenizas, y que cada vez que hay algún tipo de conmemoración acuden a recordarlo.
En los tres casos de personas cercanas a mi que han sido incinerados, han concurrido diferentes situaciones, en todos ellos ninguno decidio que se exparcieran sus ceniza, es más, uno de los casos se esparcieron contra la voluntad de alguno de sus hijos.

Otro punto de discusión sería, ¿que entendemos por católicos prácticamentes en esta España posmoderna?.


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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 1:38 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Berriotxoa escribió:

Otro punto de discusión sería, ¿que entendemos por católicos practicantes en esta España posmoderna?.
Que Dios os Bendiga a Todos.

Me parece un gran tema para debate. Va a ser de los controvertidos.
¿Lo inicias tú que has tenido la idea, o lo inicio yo?

Saludos en Xto.
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 5:17 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Heini los hinduístas entierran o esparcen las cenizas en el Río Ganges que es venerado, los sijismo también esparcen sus cenizas en el Ganges.
Para los hindúes el Ganges tiene que ver con la vida eterna.

En el Zoroastrismo tampoco se entierran ni incineran a los muertos.
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 5:41 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Usuaria X escribió:
los sijismo


perdón quise decir en el sijismo
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HEINI
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 7:35 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Usuaria X escribió:
Heini los hinduístas entierran o esparcen las cenizas en el Río Ganges que es venerado, los sijismo también esparcen sus cenizas en el Ganges.
Para los hindúes el Ganges tiene que ver con la vida eterna.

En el Zoroastrismo tampoco se entierran ni incineran a los muertos.


Efectivamente, pero lo más generalizado en cuanto a tratamiento de los cadaveres es el enterramiento. Y es precisamente la aparición de esta costumbre lo que sirve a los arqueólogos para datar el comienzo de la creencia en la vida tras la muerte, el inicio de las creencias en un más allá, el origen de la idea de Dios entre los hombres primitivos.
Hay una vinculación indudable entre la conservación y protección de los restos humanos y la esperanza en una vida más allá de la muerte
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EduaRod
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MensajePublicado: Dom Mar 22, 2009 8:08 pm    Asunto: Re: esparcir las cenizas
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado en Cristo HEINI:

Creí responder a estas objeciones en los mensajes anteriores, pero bueno, puntualizando un poco:
HEINI escribió:

...Eduarod
“El punto central es que en el cementerio SI hay algo.
Y ese algo es el cuerpo del difunto.”


¿Es que el cuerpo del difunto es algo más que unos restos materiales?

¿Y es nuestro cuerpo vivo algo más que un montón de materia organizada?
En ambos casos, a tu pregunta y a la mía, la respuesta es SI, SI ES ALGO MÁS, es NUESTRO CUERPO, es un componente ESENCIAL de NUESTRO SER en cuanto a seres humanos que somos, compuestos esencialmente de espíritu Y MATERIA, como somos.
Recordemos que una de las obras de misericordia que SIEMPRE ha reconocido la Iglesia como tales es la de "enterrar a los muertos" ¿se puede acaso tener misericordia para con la materia inerte?
¿hacia quién entonces se está teniendo misericordia cuando se entierran esos restos materiales?
Pues evidentemente hacia la persona a la que ese cuerpo corresponde, cuyo cuerpo NO ha sido desechado como un cascarón inútil tal como sería la vieja piel de una serpiente que la ha mudado, la cual ya nada tendrá que ver con ella nunca más. No, el cuerpo SIGUE SIENDO parte integral de la persona, del ser humano en su totalidad. No de una manera activa como lo fué durante la vida mortal de la persona, desde luego, pero aún así es un parte integral de la persona en espera de la resurrección del último día y, por tanto, NO se le puede tratar como a un montón de materia sin mayor trascendencia, sino con la dignidad que le corresponde.

HEINI escribió:

¿Qué será de esos restos dentro de mil, diez mil, veinticinco mil años?
Y, sin embargo, pasará el tiempo, desaparecerán hasta quedar reducidos a átomos, pero cuando llegue el día señalado Dios los hará resucitar.
Supongamos que desde el año 25.000 a. C. han vivido 10.000 millones de personas, teniendo en cuenta que ahora somos 5.000 millones los que vivimos y que dentro de setenta años habrá muertos la inmensa mayoría, es decir que la Humanidad se renueva por completo cada setenta años, es un cálculo bastante modesto suponer que desde el 25.000 a. C. hasta el día de hoy se han producido solo 10.000 millones de defunciones, probablemente han sido bastantes más ¿Dónde están ahora la inmensa mayoría de esos restos?
“Polvo eres y al polvo volverás”

Yo mismo he hablado extensamente de esto, incluso bajo la perspectiva de que la Tierra sea destruida (¿un choque cósmico? ¿vaporizada dentro de una gigante roja en las últimas etapas de vida de nuestro Sol, que es el destino que eventualmente la ciencia estima que sufrirá nuestro planeta?)
Pero precisamente por eso escribí el ejemplo de las galletas al hermano Alfeo: ¿es lo mismo que yo regale las galletas irresponsablemente, sin tener el menor cuidado por eso que me ha sido confiado, a que las galletas se dispersen o se echen a perder por una causa completamente ajena a mi persona?
Para "efectos prácticos" podría parecer lo mismo: ya no hay galletas, y si el que me las confió las puede restituir, las podrá restituir las haya regalado yo o no.
Pero el punto es que el comportamiento moral se evalúa mucho más allá de los puros "efectos prácticos". Y no, desde el punto de vista moral NO ES LO MISMO que las galletas se pierdan por una causa ajena a mi control a que yo, INTENCIONALMENTE, y traicionando la confianza que se me tuvo, en vez de guardarlas convenientemente, las disemine por todos lados.

HEINI escribió:

Pero entonces,…¿porqué preocuparse? Pues porque tal preocupación corresponde a una afirmación del contenido de nuestra Fé
Yo entiendo que el católico que incinera los restos de sus difuntos hace una afirmación de fe igualmente meritoria.

En principio no se discute aquí la incineración, sino la dispersión de las cenizas....
Cita:

En cuanto al respeto que merecen los restos de los difuntos, también pienso que incinerándolos están más a salvo, pues quedan en manos de Dios y nadie podrá ya ultrajarlos.
Finalmente queda la cuestión de sanidad e higiene públicas. Creo que en pocos años será obligatoria la incineración.

... pues yo mismo he citado también casos como el de mi propia ciudad, donde la incineración, en efecto, ya es prácticamente obligatoria; y he dicho que en tal contexto puede ser, en efecto, mucho más recomendable incinerar desde el principio al difunto, contra arriesgarse a que, en 7 años el cuerpo del difunto pudiera ser ultrajado y de todas formas incinerado.
Por último hay que señalar que el entierro no es de suyo contrario a la sanidad e higiene. Sin embargo, al comenzar al faltar el espacio para los entierros, el asunto, sin el recurso de la incineración, SI podría convertirse en un problema de sanidad e higiene.

Que Dios te bendiga.
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MensajePublicado: Lun Mar 23, 2009 4:32 am    Asunto: PERSAS, ZOROASTRISMO y Religiones no cristianas
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Heini, discúlpame que insista, pero es importante, si bien mis conocimientos son realmente pocos sobre el tema,tengo conocimiento de todo lo que menciono al respecto porque estudié Historia de la Moda por una de mis carreras (y sigo leyendo al respecto) me gusta mucho el tema, así como mis precarios conocimientos en Sagrada Escritura.

Si lees sobre el Zoroastrismo... verás desde cuando data, lo profesaban los persas en el Siglo V a.C. , busca sobre la geografía, con que pueblos alternaba : sumerios, asirios, babilonios, fenicios, hebreos, hititas, escitas, sármatas (algunos mencionados en la Sagrada Escritura) y podrás comprender porque es importante mencionar estos detalles y no solo "generalidades".
Te cuento solo un poco quizá te cause gracia, los persas éran temidos y bueno fueron los primeros en introducir al guardarropa los "pantalones", y ellos rendían culto a Zoroastro, sometían a todos los pueblos y arrasaban todo a su paso. Los detalles del culto y la vestimenta se encontraron en bajo relieves en el palacio de Darío en Persépolis.

Darío según la Biblia de América, se relata como nuevo rey en la introducción el libro de Ageo.

El dominio persa (500-300 a.C.) se situa entre el libro de Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Nehemias y Esdras, los Salmos, Job, Cantares, Eclesiástico, Proverbios, Jonás , Judith, Tobías, Crónicas .
En cualquier cronograma Bíblico lo puedes encontrar. Por eso insisto en el Libro de Tobias desde un principio.

Arrow En el zoroastrismo no enterraban a sus muertos los dejaban al aire libre para que los depredaran los animales.

Si, lo mas generalizado es enterrar a los muertos, pero éste detalle del Zoroastrismo así como el detalle del hinduísmo (situada dentro de las grandes religiones no cristianas) y el sijismo , me parecen importantes mencionarlos y es por lo que yo he escrito mis post desde un principio.




Bendiciones
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MensajePublicado: Lun Mar 23, 2009 4:44 am    Asunto: Re: PERSAS, ZOROASTRISMO y Religiones no cristianas
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Usuaria X escribió:
hebreos


Perdón por no mencionar lo siguiente en el post anterior:

Ancestros del Pueblo de Israel y de los judíos
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MensajePublicado: Lun Mar 23, 2009 5:51 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Después alrededor del año 300 a.C. Alejandro Magno(Grecia) domina a los Persas, los griegos quemaban a sus muertos en piras funerarias (hogueras) donde quemaban junto con los muertos objetos valiosos, aunque, también los enterraban , en la Biblia éste periódo de la Dominación de Grecia abarca el Libro del Eclesiástico, Daniel, Baric, Esther, Judith, I y II Macabeos

pasamos a los paganos, los vikingos éran quemados junto con sus barcos ó sus pertenencias y las cenizas también eran esparcidas al mar,

la Historia nos habla de muchos ritos funerarios.
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MensajePublicado: Lun Mar 23, 2009 6:09 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Usuaria X escribió:

pasamos a los paganos


ay Razz , quise decir a otros paganos

buenas noches !
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HEINI
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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 7:12 am    Asunto: esparcir las cenizas...
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Eduarod dice:

“¿Y es nuestro cuerpo vivo algo más que un montón de materia organizada?”
Hombre, yo creo que es algo más y mejor que materia organizada, es materia animada, pero cuando el alma lo abandona ya ni siquiera es materia organizada es pura y simplemente materia.

“Recordemos que una de las obras de misericordia que SIEMPRE ha reconocido la Iglesia como tales es la de "enterrar a los muertos" ¿se puede acaso tener misericordia para con la materia inerte?”
El respeto que pide la Iglesia en el tratamiento de estos restos no es hacia estos restos sino hacia la memoria de la persona que los animó.

¿Por qué das por hecho que esparcir las cenizas es una falta de respeto? Yo estoy seguro de que esto se puede hacer con todo respeto, con todo amor al difunto y sin desviarse de la doctrina cristiana.

La postura de la Iglesia está muy clara:
La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.
(Código de Derecho Canónico, Canon 1176,1)

En cuanto a esparcir o no esparcir, si se hace por cumplir la voluntad del difunto, no me parece criticable.
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Miles_Dei
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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 9:07 am    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Los muertos incinerados hasta el infinito en Hiroshima o Dresde, esos que se olvidan con total contradicción en la Europa de las memorias holocaústicas, ¿como han sido enterrados? Ambas poblaciones estaban llenas de católicos y sus restos esparcidos hasta el infinito no parecen suponer un problema ni tampoco se ha declarado camposanto a esos territorios. ¿Por qué?

Lo digo por si vale de reflexión a que es lo que realmente considera la Iglesia en el entierro de un cadáver.

Como decía un Santo Padre: Estas cosas son más para provecho de vivos que de difuntos. No nos confundamos.

Un saludo en la Paz de Cristo.
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EduaRod
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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 2:23 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado en Cristo HEINI:
HEINI escribió:
Eduarod dice:

“¿Y es nuestro cuerpo vivo algo más que un montón de materia organizada?”
Hombre, yo creo que es algo más y mejor que materia organizada, es materia animada, pero cuando el alma lo abandona ya ni siquiera es materia organizada es pura y simplemente materia.

Ser simplemente materia animada no haría a nuestro cuerpo VIVO más digno que el de un animal cualquiera. No hermano, lo que da dignidad a esa materia NO ES el mero hecho de estar animada, sino el ser PARTE de una persona humana, lo que en estricto sentido no deja de ser al morir la persona, como a continuación tú mismo demuestras:
HEINI escribió:

“Recordemos que una de las obras de misericordia que SIEMPRE ha reconocido la Iglesia como tales es la de "enterrar a los muertos" ¿se puede acaso tener misericordia para con la materia inerte?”
El respeto que pide la Iglesia en el tratamiento de estos restos no es hacia estos restos sino hacia la memoria de la persona que los animó.

Exacto, ese era exactamente el sentido por el que hice la pregunta.
Porque si a través de esos restos se puede honrar a la persona es porque de algún modo siguen asociados a ella. No, desde luego, mediante una asociación espiritista, esotérica o insensatez parecida. Sino porque SIGUE SIENDO el cuerpo de la persona en la espera de la resurrección final.

HEINI escribió:

¿Por qué das por hecho que esparcir las cenizas es una falta de respeto? Yo estoy seguro de que esto se puede hacer con todo respeto, con todo amor al difunto y sin desviarse de la doctrina cristiana.

La postura de la Iglesia está muy clara:
La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana.
(Código de Derecho Canónico, Canon 1176,1)

Como puedes ver de hecho SE ACONSEJA sepultar el cadaver ¿porqué? pues por las razones que hemos detallado en este tema. Por otra parte, nadie aquí me parece que haya negado que la Iglesia permite la cremación.
Cita:

-
En cuanto a esparcir o no esparcir, si se hace por cumplir la voluntad del difunto, no me parece criticable.

Este texto con el que el hermano Alfeo abrió el tema, TAMBIÉN es doctrina de la Iglesia:
Cita:
La práctica de esparcir los restos incinerados en el mar, desde el aire o en la tierra, o de conservarlo en el hogar de la familia del difunto, no es la forma respetuosa que la Iglesia espera y requiere para sus miembros. (Orden de Funerales Cristianos, Apéndice No. 2, Incineración, No. 417)


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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 2:33 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Estimado en Cristo Miles:
Miles_Dei escribió:
Los muertos incinerados hasta el infinito en Hiroshima o Dresde, esos que se olvidan con total contradicción en la Europa de las memorias holocaústicas, ¿como han sido enterrados? Ambas poblaciones estaban llenas de católicos y sus restos esparcidos hasta el infinito no parecen suponer un problema ni tampoco se ha declarado camposanto a esos territorios. ¿Por qué?

Por eso el ejemplo de las galletas.
Ya se habló de la Tierra consumida dentro de una gigante roja y lo que Dios puede hacer al respecto.
Pero, los responsables de haber esparcido "al infinito" los restos de estas personas en Dresden, Hiroshima, Nagasaki, etc. ¿lo hicieron sin culpa moral?

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Miles_Dei
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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 3:15 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
Responder citando

Si como tu dices hay una relación algo más que accidental entre el cadáver y la persona. Habría problemas. Es obvio que no los hay luego la relación es meramente accidental. Y por tanto:

El dogma que expresa "numéricamente el mismo" no significa CON LAS MISMAS PARTICULAS QUE AHORA TENEMOS, porque entre otras cosas las cambiamos cada siete años en la totalidad. Sino que significa que reconoceremos el cuerpo resucitado como el propio, tal como el que ahora tenemos. Una identidad substancial que no depende de la relación accidental del cadáver con el cuerpo.

De hecho hay personas que comparten la misma materia (caso de los transplantes de órganos y de todos los que nos alimentamos con materia que alguna vez estuvo en cuerpos y se descompuso en sus cadáveres pasando a la cadena alimenticia)

Por tanto las exequias son como decían los Santos Padres: para provecho de vivos y no de difuntos. El respeto es provecho para los que están aquí y para nada afecta al difunto lo que pase con el cadáver.

A no ser que te apuntes a la herejía que promovía esa película masónica del Reino de los cielos.

Un saludo en la Paz de Cristo.
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EduaRod
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MensajePublicado: Mar Mar 24, 2009 3:58 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
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Estimado en Cristo Miles:

Por eso hay que leer el ejemplo de las galletas.
A veces es mejor hacerse como niños que hacerse el intelectual. Al menos es una manera más segura de entrar en el Reino de los Cielos.

¿Son las mismas las galletas que se consiguen para los niños pobres en el caso de la inundación? ¿le van a dar galletas podridas a los niños pobres?

No existe, en efecto, ninguna relación esencial entre los niños pobres y esas galletas concretas, sino la relación accidental de que esas galletas estaban destinadas para los niños pobres.
Ahora bien, ¿quién se ha hablado que es sujeto de un acto moral? ¿los niños pobres que van a recibir las galletas (sean las que se tenían originalmente o sean otras)? ¿o al que se le encomendó cuidarlas y no las cuidó? ¿los vivos o los difuntos?

¿Lo ves? todo está en el ejemplo de las galletas.

Que Dios te bendiga.
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MensajePublicado: Lun Jun 29, 2009 6:36 pm    Asunto:
Tema: Esparcir las cenizas, postura de la Iglesia.
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Subo el tema.
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