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Entre la muerte y la segunda venida
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Autor Mensaje
Julian_Consolad
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Registrado: 23 Ago 2008
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 6:47 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

Shocked
Te lo he puesto en la respuesta anterior. Laughing

Julian_Consolad escribió:
ham_crist,
por lo que tengo entendido la Venida Intermedia es la Eucaristía.


Wink
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ham_crist
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 10:06 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

Osea,

1a venida-->cuando cristo vino al mundo

1.5 venida-->la eucaritia

2a venida-->la proxima venida de cristo?
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Ivajeff
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 2:11 am    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

Tambien me hago esas preguntas sobre "despues de la muerte", pero espero en Dios sus designios y su justicia -o su gracia-. Mientras tanto, hay que "amar al projimo", que es lo mas cercano que tenemos de Yave
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Julian_Consolad
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Registrado: 23 Ago 2008
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Ubicación: España

MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 1:24 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

ham_crist escribió:
Osea,

1a venida-->cuando cristo vino al mundo

1.5 venida-->la eucaritia

2a venida-->la proxima venida de cristo?


1ª venida: Encarnación

Venida intermedia: Eucaristía

2ª venida: Parusía
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AQUITANO
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 1:54 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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Hermanos:

La primera venida y la segunda son acontecimientos claves dentro del Plan de Salvación. Entre ambos el Espíritu Santo sostiene y enriquece el depósito de fe confiado a nuestra Iglesia , y Cristo se hace presencia real en la eucaristía. Cuidado con algunas desviaciones que no están reconocidas por la Iglesia. El terreno escatológico divide muchas aguas. La falsa doctrina está presente en muchas sectas y la falta de claridad doctrinal puede llevarnos al error.
Muchos documentos de la Iglesia y de los Padres de la Iglesia debemos analizar para reforzar doctrinalmente la escatología. Si desean podemos empezar con Lumen Gentium 48 y 49

Cita:
CAPÍTULO VII

ÍNDOLE ESCATOLÓGICA DE LA IGLESIA
PEREGRINANTE Y SU UNIÓN CON LA IGLESIA CELESTIAL


Índole escatológica de nuestra vocación en la Iglesia

48. La Iglesia a la que todos hemos sido llamados en Cristo Jesús y en la cual, por la gracia de Dios, conseguimos la santidad, no será llevada a su plena perfección sino "cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas" (Act 3,21) y cuando, con el género humano, también el universo entero, que está íntimamente unido con el hombre y por él alcanza su fin, será perfectamente renovado (cf. Ef 1,10; Col 1,20; 2 Pe 3,10-13).
Porque Cristo levantado en alto sobre la tierra atrajo hacia Sí a todos los hombres (cf. Jn 12,32); resucitando de entre los muertos (cf. Rom 6,9) envió a su Espíritu vivificador sobre sus discípulos y por El constituyó a su Cuerpo que es la Iglesia, como Sacramento universal de salvación; estando sentado a la diestra del Padre, sin cesar actúa en el mundo para conducir a los hombre a su Iglesia y por Ella unirlos a Sí más estrechamente, y alimentándolos con su propio Cuerpo y Sangre hacerlos partícipes de su vida gloriosa. Así que la restauración prometida que esperamos, ya comenzó en Cristo, es impulsada con la venida del Espíritu Santo y continúa en la Iglesia, en la cual por la fe somos instruidos también acerca del sentido de nuestra vida temporal, en tanto que con la esperanza de los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre nos ha confiado en el mundo y labramos nuestra salvación (cf. Flp 2,12).La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, hasta nosotros (cf. 1 Cor 10,11), y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse en cierto modo en el siglo presente, ya que la Iglesia, aun en la tierra, se reviste de una verdadera, si bien imperfecta, santidad. Y mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que tenga su morada la santidad (cf. 2 Pe 3,13), la Iglesia peregrinante, en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, lleva consigo la imagen de este mundo que pasa, y Ella misma vive entre las criaturas que gimen entre dolores de parto hasta el presente, en espera de la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rom 8,19-22).

Unidos, pues, a Cristo en la Iglesia y sellados con el sello del Espíritu Santo, "que es prenda de nuestra herencia" (Ef 1,14), somos llamados hijos de Dios y lo somos de verdad (cf. 1 Jn 3,1); pero todavía no hemos sido manifestados con Cristo en aquella gloria (cf. Col 3,4), en la que seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es (cf. 1 Jn 3,2). Por tanto, "mientras habitamos en este cuerpo, vivimos en el destierro lejos del Señor" (2 Cor 5,6), y aunque poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior (cf. Rom 8,23) y ansiamos estar con Cristo (cf. Flp 1,23). Ese mismo amor nos apremia a vivir más y más para Aquel que murió y resucitó por nosotros (cf. 2 Cor 5,15). Por eso ponemos toda nuestra voluntad en agradar al Señor en todo (cf. 2 Cor 5,9), y nos revestimos de la armadura de Dios para permanecer firmes contra las asechanzas del demonio y poder resistir en el día malo (cf. Ef 6,11-13). Y como no sabemos ni el día ni la hora, por aviso del Señor, debemos vigilar constantemente para que, terminado el único plazo de nuestra vida terrena (cf. Hb 9,27), si queremos entrar con El a las nupcias merezcamos ser contados entre los escogidos (cf. Mt 25,31-46); no sea que, como aquellos siervos malos y perezosos (cf. Mt 25,26), seamos arrojados al fuego eterno (cf. Mt 25,41), a las tinieblas exteriores en donde "habrá llanto y rechinar de dientes" (Mt 22,13-25,30). En efecto, antes de reinar con Cristo glorioso, todos debemos comparecer "ante el tribunal de Cristo para dar cuenta cada cual según las obras buenas o malas que hizo en su vida mortal (2 Cor 5,10); y al fin del mundo "saldrán los que obraron el bien, para la resurrección de vida; los que obraron el mal, para la resurrección de condenación" (Jn 5,29; cf. Mt 25,46). Teniendo, pues, por cierto, que "los padecimientos de esta vida presente son nada en comparación con la gloria futura que se ha de revelar en nosotros" (Rom 8,18; cf. 2 Tim 2,11-12), con fe firme esperamos el cumplimiento de "la esperanza bienaventurada y la llegada de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo" (Tit 2,13), quien "transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso semejante al suyo" (Flp 3,21) y vendrá "para ser" glorificado en sus santos y para ser "la admiración de todos los que han tenido fe" (2 Tes 1,10).

Comunión de la Iglesia celestial con la Iglesia peregrinante

49. Así, pues, hasta cuando el Señor venga revestido de majestad y acompañado de todos sus ángeles (cf. Mt 25,3) y destruida la muerte le sean sometidas todas las cosas (cf. 1 Cor 15,26-27), algunos entre sus discípulos peregrinan en la tierra otros, ya difuntos, se purifican, mientras otros son glorificados contemplando claramente al mismo Dios, Uno y Trino, tal cual es; mas todos, aunque en grado y formas distintas, estamos unidos en fraterna caridad y cantamos el mismo himno de gloria a nuestro Dios. porque todos los que son de Cristo y tienen su Espíritu crecen juntos y en El se unen entre sí, formando una sola Iglesia (cf. Ef 4,16). Así que la unión de los peregrinos con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe; antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se fortalece con la comunicación de los bienes espirituales. Por lo mismo que los bienaventurados están más íntimamente unidos a Cristo, consolidan más eficazmente a toda la Iglesia en la santidad, ennoblecen el culto que ella misma ofrece a Dios en la tierra y contribuyen de múltiples maneras a su más dilatada edificación (cf. 1 Cor 12,12-27). Porque ellos llegaron ya a la patria y gozan "de la presencia del Señor" (cf. 2 Cor 5,Cool; por El, con El y en El no cesan de interceder por nosotros ante el Padre, presentando por medio del único Mediador de Dios y de los hombres, Cristo Jesús (1 Tim 2,5), los méritos que en la tierra alcanzaron; sirviendo al Señor en todas las cosas y completando en su propia carne, en favor del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia lo que falta a las tribulaciones de Cristo (cf. Col 1,24). Su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad.


Sería oportuno en este análisis, recoger las dudas que puedan surgir, para pasar a las citas bíblicas mencionadas. Luego seguiremos si les parece con Gaudium et Spes 18 al 21; 39 y 93 y Ad Gentes 9. Si el método no les parece bien ..... por favor haganmelo saber pues estaremos unos días en el tema. Solo católicos por favor. El resto de los hermanos podemos abrir el tema en apologética.

Un abrazo en Cristo
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AQUITANO
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Registrado: 20 Feb 2008
Mensajes: 747
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 3:07 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

Julian_Consolad escribió:
ham_crist escribió:
Osea,

1a venida-->cuando cristo vino al mundo

1.5 venida-->la eucaritia

2a venida-->la proxima venida de cristo?


1ª venida: Encarnación

Venida intermedia: Eucaristía

2ª venida: Parusía


Hermano:
Si bien entiendo tu necesidad de reumir en tres palabras, la frase "venida intermedia eucaristía", puede causar confusión; ten en cuenta que si fueran realmente "venidas", usaríamos ese término para describir la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Ese "marama-tha" (Ven, Señor Jesús") es escatológico, está escrito en el deseo de la segunda venida. Solo hay una venida realizada y la promesa de la segunda, donde el Señor asentará sus pies en el monte ...

Sin embargo, y en contrario de lo que sostengo, hay un sermón sobre lo que podría interpretarse como venida intermedia, la que sería un camino de gracia entre la primera y la segunda. De todas manera, y, para evitar condusiones, es oportuno hablar siempre de la primera y la segunda. Este sermón que pego, es muy lindo, pero no encuentro asidero más que en el deseo del santo de describir de alguna manera el camino que transitamos hacia la segunda.
Si tienes más información que esta, te pido la pegues así nos queda claro a todos.

Gracias

Cita:
Los Tres Advientos (San Bernardo de Claravalle)
VENDRÁ A NOSOTROS El VERBO DE DIOS


Conocemos tres venidas del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera el Señor se manifestó en la tierra y vivió entre los hombres, cuando - como él mismo dice- lo vieron y lo odiaron. En la última contemplarán todos la salvación que Dios nos envía y mirarán a quien traspasaron. La venida intermedia es oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación. En la primera el Señor vino revestido de la debilidad de la carne; en esta venida intermedia viene espiritualmente, manifestando la fuerza de su gracia; en la última vendrá en el esplendor de su gloria.

Esta venida intermedia es como un camino que conduce de la primera a la última. En la primera Cristo fue nuestra redención; en la última se manifestará como nuestra vida; en esta venida intermedia es nuestro descanso y nuestro consuelo.

Pero, para que no pienses que estas cosas que decimos sobre la venida intermedia son invención nuestra, oye al mismo Señor: El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada. He leído también en otra parte: El que teme al Señor obrará bien. Pero veo que se dice aún algo más acerca del que ama a Dios y guarda su palabra. ¿Dónde debe guardarla? No hay duda que en el corazón, como dice el profeta: En mí corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.

Conserva tú también la palabra de Dios, porque son dichosos los que la conservan. Que ella entre hasta lo más íntimo de tu alma, que penetre tus afectos y hasta tus mismas costumbres. Come lo bueno, y tu alma se deleitará como si comiera un alimento sabroso. No te olvides de comer tu pan, no sea que se seque tu corazón; antes bien sacia tu alma con este manjar delicioso.

Si guardas así la palabra de Dios es indudable que Dios te guardará a ti. Vendrá a ti el Hijo con el Padre, vendrá el gran profeta que renovará a Jerusalén, y él hará nuevas todas las cosas. Gracias a esta venida, nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial. Y, así como el primer Adán irrumpió en todo el hombre y lo llenó y envolvió por completo, así ahora lo poseerá totalmente Cristo, que lo ha creado y redimido y que también un día lo glorificará. (San Bernardo, Sermón 5 sobre el Adviento)




En Cristo
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 3:16 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

En ese texto de San Bernardo se lee claramente "venida intermedia".

Cita:
Conocemos tres venidas del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera el Señor se manifestó en la tierra y vivió entre los hombres, cuando - como él mismo dice- lo vieron y lo odiaron. En la última contemplarán todos la salvación que Dios nos envía y mirarán a quien traspasaron. La venida intermedia es oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación. En la primera el Señor vino revestido de la debilidad de la carne; en esta venida intermedia viene espiritualmente, manifestando la fuerza de su gracia; en la última vendrá en el esplendor de su gloria.


Meditación de Adviento de S.S. Benedicto XVI el 2 de diciembre de 2006:

Detengámonos un momento a reflexionar: no usa el pasado –Dios ha venido– ni el futuro, –Dios vendrá–, sino el presente: «Dios viene». Si prestamos atención, se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que siempre tiene lugar: está ocurriendo, ocurre ahora y ocurrirá una vez más. En cualquier momento, «Dios viene».

El verbo «venir» se presenta como un verbo «teológico», incluso «teologal», porque dice algo que tiene que ver con la naturaleza misma de Dios. Anunciar que «Dios viene» significa, por lo tanto, anunciar simplemente al mismo Dios, a través de uno de sus rasgos esenciales y significativos: es el «Dios-que-viene».

Adviento invita a los creyentes a tomar conciencia de esta verdad y a actuar coherentemente. Resuena como un llamamiento provechoso que tiene lugar con el pasar de los días, de las semanas, de los meses: ¡Despierta! ¡Recuerda que Dios viene! ¡No vino ayer, no vendrá mañana, sino hoy, ahora! El único verdadero Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob» no es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el Dios-que-viene.

Es un Padre que no deja nunca de pensar en nosotros, respetando totalmente nuestra libertad: desea encontrarnos, visitarnos, quiere venir, vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros. Este «venir» se debe a su voluntad de liberarnos del mal y de la muerte, de todo aquello que impide nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos.


Tomado de corazones.org:
2- Cristo entre nosotros: La Eucaristía. Jesús está vivo y nos visita en cada Eucaristía. Nos preparamos para su llegada en cada Misa. Solo con El podemos caminar hacia la meta y preparar Su camino. El es el Camino, la Verdad y la Vida.

No estamos hablando en poesía. Jesús en verdad viene y vive en el corazón de los creyentes.

Promesa de la venida intermedia:

Mateo 28, 18-20

18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.
19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»


Espero haberlo aclarado.

En los Corazones de Jesús y de María, Julián.
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ham_crist
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 8:19 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
Responder citando

Julian_Consolad escribió:


No estamos hablando en poesía. Jesús en verdad viene y vive en el corazón de los creyentes.
.


Osea, sería aplciable, que ¿nostros podemos vivir en el corazond e neustros hijos, igual que Jesus vive en el de los creyentes?¿Por eso jesus vive eternamente?
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 8:23 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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No, Jesús vive eternamente porque es Dios (también los hombres vivimos eternamente) y está en nosotros porque es Dios, porque nos ha enviado su Santo Espíritu, porque así lo quiere, porque así lo ha prometido y porque está verdaderamente presente (en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eicaristía)
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AQUITANO
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Registrado: 20 Feb 2008
Mensajes: 747
Ubicación: Rep. Argentina

MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 8:41 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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Entiendo tu postura, a tal punto que puse el sermón, pero debemos revisar tanto este como el mensaje de SS, a la luz del mensaje pastoral que desean hacernos llegar.

Todo coincide en que Cristo se fue, "Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre" (Jn 16:2Cool pero dejó al Espíritu Santo, a su Iglesia y a la Eucaristía. Sin embargo, cuando hablamos de primera y segunda venida, lo hacemos en el marco del Plan de salvación y desde un punto de vista escatológico, "El vendrá entre las nubes y todos lo veran ....." (Ap 1:7). "está sentado a la derecha del Padre; y "Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y muertos." Con esto quiero significar donde está ahora Cristo (a la derecha del Padre), y desde allí ...estas últimas palabras expresan lo que te digo. Desde el punto de vista católico, el Credo expresa nuestra fe.

Catecismo

Cita:
Artículo 6
“JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS,
Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DE DIOS, PADRE TODOPODEROSO”

659 "Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios" (Mc 16, 19). El Cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección como lo prueban las propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo disfruta para siempre (cf.Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta días en los que él come y bebe familiarmente con sus discípulos (cf. Hch 10, 41) y les instruye sobre el Reino (cf. Hch 1, 3), su gloria aún queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria (cf. Mc 16,12; Lc 24, 15; Jn 20, 14-15; 21, 4). La última aparición de Jesús termina con la entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube (cf. Hch 1, 9; cf. también Lc 9, 34-35; Ex 13, 22) y por el cielo (cf. Lc 24, 51) donde él se sienta para siempre a la derecha de Dios (cf. Mc 16, 19; Hch 2, 33; 7, 56; cf. también Sal 110, 1). Sólo de manera completamente excepcional y única, se muestra a Pablo "como un abortivo" (1 Co 15, Cool en una última aparición que constituye a éste en apóstol (cf. 1 Co 9, 1; Ga 1, 16).

660 El carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta en sus palabras misteriosas a María Magdalena: "Todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios" (Jn 20, 17). Esto indica una diferencia de manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histórico y transcendente de la Ascensión marca la transición de una a otra.

661 Esta última etapa permanece estrechamente unida a la primera es decir, a la bajada desde el cielo realizada en la Encarnación. Solo el que "salió del Padre" puede "volver al Padre": Cristo (cf. Jn 16,2Cool. "Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre" (Jn 3, 13; cf, Ef 4, 8-10). Dejada a sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la "Casa del Padre" (Jn 14, 2), a la vida y a la felicidad de Dios. Solo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre, "ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino" (MR, Prefacio de la Ascensión).

662 "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí"(Jn 12, 32). La elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su comienzo. Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no "penetró en un Santuario hecho por mano de hombre, ... sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9, 24). En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. "De ahí que pueda salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor"(Hb 7, 25). Como "Sumo Sacerdote de los bienes futuros"(Hb 9, 11), es el centro y el oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos (cf. Ap 4, 6-11).

663 Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre: "Por derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente después de que se encarnó y de que su carne fue glorificada" (San Juan Damasceno, f.o. 4, 2; PG 94, 1104C).

664 Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías, cumpliéndose la visión del profeta Daniel respecto del Hijo del hombre: "A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás" (Dn 7, 14). A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos del "Reino que no tendrá fin" (Símbolo de Nicea-Constantinopla).


Cita:
Artículo 7
“DESDE ALLÍ HA DE VENIR A JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS”




I Volverá en gloria

Cristo reina ya mediante la Iglesia ...

668 "Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos" (Rm 14, 9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: Posee todo poder en los cielos y en la tierra. El está "por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación" porque el Padre "bajo sus pies sometió todas las cosas"(Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos (cf. Ef 4, 10; 1 Co 15, 24. 27-2Cool y de la historia. En él, la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación (Ef 1, 10), su cumplimiento transcendente.

669 Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo (cf. Ef 1, 22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia. La Redención es la fuente de la autoridad que Cristo, en virtud del Espíritu Santo, ejerce sobre la Iglesia (cf. Ef 4, 11-13). "La Iglesia, o el reino de Cristo presente ya en misterio", "constituye el germen y el comienzo de este Reino en la tierra" (LG 3;5).

670 Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su consumación. Estamos ya en la "última hora" (1 Jn 2, 18; cf. 1 P 4, 7). "El final de la historia ha llegado ya a nosotros y la renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable e incluso de alguna manera real está ya por anticipado en este mundo. La Iglesia, en efecto, ya en la tierra, se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta" (LG 4Cool. El Reino de Cristo manifiesta ya su presencia por los signos milagrosos (cf. Mc 16, 17-1Cool que acompañan a su anuncio por la Iglesia (cf. Mc 16, 20).

... esperando que todo le sea sometido

671 El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con gran poder y gloria" (Lc 21, 27; cf. Mt 25, 31) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (cf. 2 Te 2, 7) a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido (cf. 1 Co 15, 2Cool, y "mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios" (LG 4Cool. Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía (cf. 1 Co 11, 26), que se apresure el retorno de Cristo (cf. 2 P 3, 11-12) cuando suplican: "Ven, Señor Jesús" (cf.1 Co 16, 22; Ap 22, 17-20).
672 Cristo afirmó antes de su Ascensión que aún no era la hora del establecimiento glorioso del Reino mesiánico esperado por Israel (cf. Hch 1, 6-7) que, según los profetas (cf. Is 11, 1-9), debía traer a todos los hombres el orden definitivo de la justicia, del amor y de la paz. El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio (cf Hch 1, Cool, pero es también un tiempo marcado todavía por la "tristeza" (1 Co 7, 26) y la prueba del mal (cf. Ef 5, 16) que afecta también a la Iglesia(cf. 1 P 4, 17) e inaugura los combates de los últimos días (1 Jn 2, 18; 4, 3; 1 Tm 4, 1). Es un tiempo de espera y de vigilia (cf. Mt 25, 1-13; Mc 13, 33-37).

El glorioso advenimiento de Cristo, esperanza de Israel

673 Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (cf Ap 22, 20) aun cuando a nosotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hch 1, 7; cf. Mc 13, 32). Este advenimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento (cf. Mt 24, 44: 1 Te 5, 2), aunque tal acontecimiento y la prueba final que le ha de preceder estén "retenidos" en las manos de Dios (cf. 2 Te 2, 3-12).

674 La Venida del Mesías glorioso, en un momento determinad o de la historia se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Rm 11, 26; Mt 23, 39) del que "una parte está endurecida" (Rm 11, 25) en "la incredulidad" respecto a Jesús (Rm 11, 20). San Pedro dice a los judíos de Jerusalén después de Pentecostés: "Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus profetas" (Hch 3, 19-21). Y San Pablo le hace eco: "si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?" (Rm 11, 5). La entrada de "la plenitud de los judíos" (Rm 11, 12) en la salvación mesiánica, a continuación de "la plenitud de los gentiles (Rm 11, 25; cf. Lc 21, 24), hará al Pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Ef 4, 13) en la cual "Dios será todo en nosotros" (1 Co 15, 2Cool.

La última prueba de la Iglesia

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, "Divini Redemptoris" que condena el "falso misticismo" de esta "falsificación de la redención de los humildes"; GS 20-21).

677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, Cool en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el Cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).


Lo que hablamos, no tiene que ver con equivocaciones sino con miradas. Así, la mirada de SS destaca la continuidad de Cristo en la Iglesia, en la eucaristía y Mateo dice lo mismo.
Pero nuestra fe es clara al respecto. No hay una venida intermedia, pues Cristo estará a la derecha del Padre hasta la segunda venida.

En su mensaje, SS expresa la atemporalidad del "venir". Expresa la presencia de Cristo y el ES en la Iglesia.
Expresa desde lo pastoral la importancia de sentirse llamado a participar del "venir". Tiene que ver tambien con el tiempo litúrgico del adviento (como ves, el sermón y Benedicto coinciden en este tiempo) donde se medita sobre el "venir" de la primera venida.

El tema atrapa. Pero en el catecismo podrás leer lo que te expreso. Quiero aclararte que entiendo lo que dices, y comparto el espíritu. Pero es importante definir los conceptos.

Un placer charlar contigo, hermano

En Cristo[/quote]
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 8:52 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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Cita:
El tema atrapa. Pero en el catecismo podrás leer lo que te expreso. Quiero aclararte que entiendo lo que dices, y comparto el espíritu. Pero es importante definir los conceptos.


Por supuesto, no hagamos que la gente piense que Cristo está ya viniendo en Paursía.
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 8:54 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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Julian_Consolad escribió:
Cita:
El tema atrapa. Pero en el catecismo podrás leer lo que te expreso. Quiero aclararte que entiendo lo que dices, y comparto el espíritu. Pero es importante definir los conceptos.


Por supuesto, no hagamos que la gente piense que Cristo está ya viniendo en Paursía.


Lo que quiero decir es simplemente eso, que no hagamos líos a la gente y aclaremos las cosas para que se sepa de que hablamos.
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AQUITANO
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MensajePublicado: Mie Jun 10, 2009 9:39 pm    Asunto:
Tema: Entre la muerte y la segunda venida
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Un abrazo, hermano

En Cristo
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