Noviazgo, camino al matrimonio

[Angella de la Crocce]

Alguien dijo alguna vez que para que las cosas sean claras hay que empezar por el principio, una casa por ejemplo no se comienza a construir por el techo, ni se le ponen los muebles, cuando lo que hay en pie son solo columnas. Así es que por lo pronto hay que dejar en claro que es el noviazgo.

El noviazgo es el tiempo de preparación para el matrimonio. El matrimonio es algo muy grande que por tanto necesita de una preparación, ¿acaso alguien se atrevería a cruzar el mar nadando sin saber nadar?; muchos fenómenos negativos que se lamentan hoy en la vida familiar y social, pueden solucionarse con una adecuada preparación al matrimonio.

Ahí la importancia del noviazgo, porque éste apunta a tres cosas fundamentales: aprender que es el matrimonio, conocer a la otra parte de nuestro matrimonio, y por último, adquirir todo lo necesario para que tenga un final feliz. Hay que dejar bien en claro, que los finales felices, no coinciden tal vez con los de telenovelas, cuentos y fábulas, sino que por el contrario, parece que todo se desvanece, y que no hay salida, no hay solución; esto a veces es lo que hace que se pierda la fe, la fe en el matrimonio Sacramento de Dios, cuando en realidad es todo al revés, porque son esos problemas, esas dificultades, esas renuncias, ese respeto, ese sacrificio, esa entrega, los que hacen que el matrimonio sea lo que es, que sea amor y sea dolor, hay que amar hasta que duela y sin medida, porque más allá de que nosotros no veamos los frutos de algo eso no da lugar a pensar que no existen, que mayor ejemplo que El Reino de los Cielos que es la recompensa mayor de todas, porque es ahí donde podremos contemplar el rostro de Cristo y no la recibimos en ésta vida, sino que es por medio de ella donde alcanzamos por obra y gracia de Dios los méritos que nos recompensarán con la vida eterna, la única condición es estar alerta, y aprovechar las oportunidades con que Dios nos bendice.

Lo primero es aprender a conocer lo que es el matrimonio. Este es un sacramento y una sociedad de por vida. Y el noviazgo es el tiempo donde un hombre y una mujer se dispondrán a proyectar cómo será su propio matrimonio, tienen que hablar de las dificultades que tarde o temprano tendrán que enfrentar en el plano material, psicológico, y espiritual; y hablar del modo en que habrán de superarlas y encontrarles solución. Tienen que hablar del lugar que le darán a Dios en la vida matrimonial; del lugar que tiene la Iglesia, de su propia función en la Iglesia.

Tienen que conocerse y conocer significa tomar conciencia, darse cuanta de quien es y cómo es el otro, sus ideas, especialmente en lo concerniente a la fe, al matrimonio y a los hijos.
Este conocimiento que tiene lugar en el noviazgo es limitado, es relativo y solo podrá ser absoluto en el matrimonio. Este conocimiento se logra a través del respeto total.

Hay que tener en cuenta en el conocimiento del otro la capacidad que tiene para sacrificarse y de autodominarse. Si él es capaz de dominarse con su novia; también será capaz de serle fiel. Si ellos son capaces de acompañarse con pureza, también serán capaces de acompañarse cuando los tiempos, las enfermedades, las dificultades o cualquier otra eventualidad, les impongan sacrificios, distanciamientos físicos o afectos de orden exclusivamente espiritual. Si él no es capaz de dominar su instinto sexual en sus más mínimas expresiones, difícilmente dominará sus pasiones de ira, desprecio, gritos y, si se le presentara la oportunidad o se encuentra en un ambiente propicio, le será arduo resistir a la tentación del alcoholismo, del adulterio, e incluso de la misma droga.
Para llevar a cabo esta empresa se necesitan muchos medios. El primero son las virtudes. Esto significa que hay que procurar llegar al matrimonio con virtudes fundadas en el alma, porque son las que van a ayudar a conducir bien el matrimonio. Las virtudes más importantes son las propias de la convivencia entre un hombre y una mujer. paciencia frente a los defectos que se van descubriendo en la vida; acompañamiento en los momentos de dolor, dominio sobre las propias pasiones. También la franqueza, el esfuerzo, la laboriosidad. Especialmente es el tiempo del crecimiento o de la adquisición de la caridad y de la misericordia y de la mutua generosidad.

También es necesaria la amistad, porque el matrimonio es un amor de amistad especial. Para ello es muy importante también la capacidad de diálogo.
De manera particular, es importante el dominio de la propia afectividad, y es necesaria la virtud de la pureza.

En la actualidad, la sociedad permanece atónita, frente al bombardeo excesivo de los medios de comunicación, de las grandes empresas multinacionales y poderosas en dinero (limpio o no), de la basura que tiñe la moral y la idoneidad, nos prometen licencia de conducir sin que siquiera sepamos caminar, o más amoldado a nuestra jerga como jóvenes que somos, tenemos al alcance de la mano la vendedor pass para todo..., lamentablemente, somos víctimas del príncipe del mundo, que nos propone un camino fácil y vertiginoso, lleno de excesos, aberraciones, vértigo, desafíos que nos encarcelan, donde jugamos a volar sin tener alas, donde jugamos a ser reyes sin corona, donde somos revolucionarios y jefes mientras tanto en la realidad somos sometidos, caemos en la trampa de una libertad que es libertinaje y que en vez de liberar esclaviza.

Una de esas grandes emboscadas que juega en contra de la juventud es el sexo, porque amor se traduce en sexualidad, y no es así, de ninguna manera. Las relaciones prematrimoniales están mal en sí mismas y si bien, no puede negarse que los novios se amen, sí puede afirmarse que la relación sexual no es una manifestación auténtica del amor en esa etapa de sus vidas. Fundamentalmente porque la “relación sexual” es la manifestación plena y exclusiva de la conyugalidad (la conyugalidad es la unión física, psíquica y espiritual entre personas de distinto sexo unidas en matrimonio indisoluble.), y los novios carecen de la conyugalidad aunque se ordenen a ella y estén preparándose para ella. La relación sexual es la manifestación plena del amor conyugal, porque es en ella donde los esposos alcanzan la máxima unión física, y a través de ella, fomentan la máxima unidad afectiva y espiritual. Allí son una sola carne, y mediante este acto también un solo espíritu. Pero es también la manifestación exclusiva de la conyugalidad porque solo dentro del matrimonio es lícito realizar la sexualidad. Porque es el lenguaje del cuerpo. El acto sexual es parte del lenguaje humano; tiene un significado único, irrepetible e irrenunciable; y lo que ese acto dice solo es verdad cuando hay de por medio un compromiso matrimonial definitivo.
La castidad es un medio para saber si aquel que está a nuestro lado nos ama realmente. Muchas veces esto se da vuelta y se dice: “si no tenemos relaciones es porque vos no me querés”, “ dále es una prueba de amor”, sí es una prueba de amor ¿porque no mejor del casamiento, que es donde uno se entrega por completo?.

“ el amor que no sabe esperar no es amor, el amor que no se sacrifica no es amor, el amor que no es virtud no es amor”
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"Verso l´alto"

[Little Silvy]

[javi27]

Hermanita Angella, la Paz este contigo

Muy hermoso todo lo que has dicho! Dios quiera que todos los novios tengan estos valores antes de dar un paso tan importante como recibir el sacramento del matrimonio.

Gracias por compartirlo. Dios te colme de bendiciones
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"Yo también le prometo, ya aquí en la tierra, victoria sobre sus enemigos,
pero especialmente en la hora de la muerte.
Yo, el Señor, la defenderé como a Mi propia Gloria".†