zaqueo Esporádico
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Publicado:
Dom Oct 21, 2007 9:33 am Asunto:
XXIX DOMINGO TIEMPO ORDINARI
Tema: XXIX DOMINGO TIEMPO ORDINARI |
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XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO ©.
21 DE OCTUBRE DE 2007.
*PRIMERA LECTURA: ÉXODO 17, 8-13:
*SALMO 120: el auxilio me viene del señor,
que hizo el cielo y la tierra.
levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
el auxilio me viene xdel señor,
que hizo el cielo y la tierra.
*SEGUNDA LECTURA: 2 TIMOTEO 3, 14-4, 2:
*LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN S. LUCAS 18, 1-8:
-EVANGELIO: En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propùso esta parábola: “Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: ´Hazme justicia frente a mi adversario´. Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: Áunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara´”.
Y el Señor añadió: “Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre,¿encontrará esta fe en la tierra?
COMENTARIO: El mismo Lucas explica al principio cual es la intención de la parábola: orar siempre y sin desanimarse. Todos tenemos la impresión de que muchas de nuestras oraciones no son escuchadas. Y quizás llegamos a la conclusión de que no merece la pena rezar. El mundo está sujeto a una especie de ley implacable que no se va a alterar por nuestras oraciones. Dios no interviene en el mundo para cambiar el curso natural de los acontecimientos. Ante esta realidad, uno se desanima y se siente impotente en un mundo sometido a las leyes económicas que nos vienen presentadas tan implacables como las leyes fisicas.
La parábola es breve y se entiende bien. Dos personajes ocupan la escena: Un <<juez>> que no teme a Dios y no le importan las personas. Es sordo a la voz de Dios e indiferente al sufrimiento de los oprimidos. La <<viuda>> es una mujer sola y sin apoyo social alguno. En la tradición bíblica las viudas son, junto a los niños huérfanos y los extenjeros, son el símbolo de las gentes más indefensa. Los más pobres de los pobres. La pobre mujer presiona, se mueve para reclamar sus derechos, sin resignarse a los abusos de su <<adversario>>. Al final el juez termina haciendo justicia a la viuda no por compasión ni por justicia. Sencillamente para evitarse molestias y para que las cosas no vayan a peor.
Si un juez tan mezquino y egoista termina haciendo justicia a esta viuda, Dios que es un Padre compasivo, atento a los más indefensios, <<¿no hará justicia a sus elejidos que le gritan día y noche?>>
La parábola encierra antes que nada un mensaje de confianza. Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura. Pero ¿no tarda demasiado? De ahí la pregunta inquietante del evangelio. Hay que confiar; hay que invocar a Dios de manera incesante y sin desanimarse; hay que <<gritarle>> que haga justicia a los que nadie defiende. Pero, cuándo venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
¿Es nuestra oración un grito a Dios pidiendo justicia para los pobres del mundo o la hemos sustituido por otra, llena de nuestro propio yo? ¿Resuena en nuestra liturgia el clamor de los que sufren o nuestro deseo de un bienestar siempre mejor y más seguro?
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: _________________ quien jamás se desnuda por temor a la verdad, nada sabrá del amor. |
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