Las matemáticas de Dios

[antonio22]

Voy a escribir sobre un sermón del pastor Miguel Díez, evangélico, hombre a quien admiro mucho a pesar de yo ser católico ortodoxo y creer en todo lo que dice la Santa Iglesia Católica. A pesar de no tener una memoria mala, omitiré mucho de lo que dijo, no porque no sea de provecho para el alma y placentero para el oído, sino porque lo habré olvidado. Decía así: "Grande misterio son las matemáticas de Dios, que no tienen nada que ver con las matemáticas de los hombres. Para las matemáticas de los hombres uno más uno igual a dos, pero para las matemáticas de Dios uno más uno igual a uno, pero más grande. Así, para Dios, cuando se unen un hombre y una mujer, no son dos personas sino que se hacen uno, una sola carne "y dijo o exclamó Adán: esto si que es hueso de mis huesos, y carne de mi carne...por causa de ella el hombre dejará a su padre y a su madre, y estará unido a su mujer, y los dos vendrán a ser una sola carne" Génesis 2, 23 Decía un proverbio chino que el amor no es mirarse continuamente, sino que es mirar juntos hacia la misma dirección. ¡Qué tristeza cuando los que duermen en la misma cama sueñan diferente¡ Cada cual mirará por su interés, y poco a poco el espíritu de división penetrará entre ellos, lo que los llevará a la discusión, al maltrato, al adulterio, y al final, al divorcio. Pensemos en una pequeña célula de nuestro cuerpo, qué maravilla. Es una pequeña fábrica generando otras células, pero en una perfecta armonía con las otras millones de células del cuerpo. El cáncer, por cierto, es el quebrantamiento de este orden, es una célula que comienza a desarrollarse por su cuenta. Un músico ha de tocar cientos de notas, pero cada una ha de formar una melodía, sino tocará sólo ruido. ¿Qué es el brazo sin el tronco? ¿Qué el ojo sin la cabeza? Pero tanto el brazo como la mano, como el pie, son el mismo cuerpo. "Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos" (Ib 4, 5). A un solo cuerpo estamos los cristianos llamados, a un solo espíritu, unidos en el Amor que congrega, frente al egoísmo que divide. Qué grandes la unión de la iglesia. Yo, tú, no somos dos separados, sino uno con Cristo y la Iglesia. Amen” Esto más o menos es lo que oí predicar a Miguel Díez, y espero haber sido un relator fiel aunque el texto no pueda expresar el sentimiento con que acompañaba a todas sus palabras. Un abrazo a todos los solteros y las solteras que son uno con Cristo.
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El mundo pasa, la Verdad permanece