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Hora Santa Vocacional mes de octubre

 
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Autor Mensaje
Alejap
Asiduo


Registrado: 26 Feb 2006
Mensajes: 109

MensajePublicado: Dom Oct 01, 2006 5:52 pm    Asunto: Hora Santa Vocacional mes de octubre
Tema: Hora Santa Vocacional mes de octubre
Responder citando

Queridos amigos les enviamos la Hora Santa Vocacional de Septiembre. Los
> que deseen guardarla, pueden bajarla de nuestra página:
> www.pastvocacionalba.com.ar
>
> Que Jesús, Rey de la Paz, nos haga instrumentos de su paz. Un abrazo a
> todos.
> P. Julián y Sebastián.
> Les recordamos el mail del Equipo de Pastoral Vocacional:
> pastoralvocacional@fibertel.com.ar

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HORA SANTA VOCACIONAL MES DE OCTUBRE DE 2006

“La caridad, alma de la misión”


SE EXPONE EL SANTISIMO SACRAMENTO

GUÍA: Cantamos (Un canto para la entrada que reúna a la asamblea y la motive a la adoración):

GUÍA: En el mes de octubre, la Iglesia medita y reflexiona sobre la Misión. Esta tarea, que involucra a todos los cristianos, es esencial a la vida de la Iglesia. El Señor nos envió a anunciar la Buena Noticia a todos los hombres de todos los tiempos. Este envío se renueva en la Iglesia porque el Señor llama a cada uno a vivir una vocación específica con entrega generosa y confiada.

GUÍA: Comencemos nuestra oración, invocando al Espíritu que con sus dones nos ilumina y guía en la misión:

LECTOR 1:
Oh Espíritu Santo, oramos a ti y te pedimos que vengas a nosotros y derrames sobre nosotros todos tus dones.
Derrama sobre nosotros el don de la sabiduría, para que en todo momento, en cualquier cosa que hagamos, pensemos, sintamos o decidamos estemos siempre dispuestos a actuar bajo tu luz.

LECTOR 2:
Oh Espíritu de consejo, desciende sobre nosotros, para que por medio del conocimiento y palabras de amor, seamos siempre capaces de ayudar a todos aquellos que piden nuestro consejo. Que cada palabra nuestra sea luz para otros.
Espíritu de Jesús, concédenos el don de tu fortaleza para que pueda soportar toda prueba y hagamos siempre la voluntad del Padre, especialmente en los momentos difíciles, Espíritu de fortaleza sostenme en mis horas de fragilidad.

LECTOR 1:
Oh Espíritu de vida, desarrolla en nosotros la vida divina que ya nos fue dada por ti en el bautismo. Fuego divino, inflama nuestro corazón con el fuego del amor, para que desaparezcan de él el hielo del pecado y la oscuridad.
Espíritu de sanación, cura en nosotros todo lo que está herido y haz crecer lo que aún no ha crecido.

LECTOR 2:
Desciende sobre nosotros con toda tu fuerza, para que siempre estemos dispuestos a dar gracias, aún por las cosas pequeñas. Ilumínanos para que aprendamos a agradecer las cruces y dificultades.
Oh Espíritu de la verdad, ilumíname con tu verdad, para que vivamos en todo momento la verdad del amor, de la paz y de la justicia.

LECTOR 1:
Ayúdanos para que nuestra vida diaria, nuestros hechos y nuestras palabras proclamen la luz de la Palabra divina en toda su plenitud.
Espíritu de oración, enséñanos a orar. Purifica nuestros corazones para que nuestra oración sea siempre escuchada y para que siempre encontremos tiempo para hacer oración. Espíritu Santo ora en nosotros y haznos exclamar: ¡Abba, Padre! Concédenos la gracia de orar con el corazón.

LECTOR 2:
Oh Espíritu Santo, por medio de María yo te escogemos en este día como amo de todo nuestro ser. Llenos de confianza y de esperanza en tu amor infinito, hoy nos decidimos por ti y por tus dones. Te consagramos todas nuestras facultades y deseamos actuar siempre al amparo de tu luz.
Protégenos y guíanos hacia el Padre, en nombre de Jesucristo. Amén.

Breve silencio


GUÍA: Cantamos: “Manaratha”

Breve silencio

GUÍA: Escuchemos la Palabra de Dios que nos indica el alma de la Misión: la caridad.


LECTOR 1: Lectura del santo evangelio según San Lucas (10, 29-37)

“Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".”

Palabra del Señor

Breve silencio

LECTOR 1:

El papa en el mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2006, nos dice: … “Ser misioneros es atender, como el buen Samaritano, las necesidades de todos, especialmente de los más pobres y necesitados, porque quien ama con el corazón de Cristo no busca su propio interés, sino únicamente la gloria del Padre y el bien del prójimo. Aquí reside el secreto de la fecundidad apostólica de la acción misionera.
La misión, si no está orientada por la caridad, es decir, si no brota de un profundo acto de amor divino, corre el riesgo de reducirse a mera actividad filantrópica y social. En efecto, el amor que Dios tiene por cada persona constituye el centro de la experiencia y del anuncio del Evangelio, y los que lo reciben se convierten a su vez en testigos”.

Breve silencio


LECTOR 2:
A la luz del evangelio del Buen Samaritano y con las palabras del Santo Padre, miremos nuestras actitudes de caridad en lo concreto de todos los días, y en el cómo somos testigos del Amor de un Dios que dio su Vida por Amor a cada uno de nosotros.
Cerca de Jesús Sacramentado, nos fortalecemos dentro de nuestro corazón para tener, cada uno, en donde se desenvuelve habitualmente, una creatividad en el Amor.

Breve silencio

LECTOR 1:
“Jesús encomendó a los Apóstoles el mandato de difundir el anuncio de este amor; y los Apóstoles, transformados interiormente el día de Pentecostés por la fuerza del Espíritu Santo, comenzaron a dar testimonio del Señor muerto y resucitado. Desde entonces, la Iglesia prosigue esa misma misión, que constituye para todos los creyentes un compromiso irrenunciable y permanente.
Gracias a Cristo, Buen Pastor, que no abandona a la oveja perdida, los hombres de todos los tiempos tienen la posibilidad de entrar en la comunión con Dios, Padre misericordioso, dispuesto a volver a recibir en su casa al hijo pródigo”.

LECTOR 2:
Toda la Iglesia es Misionera, es anunciadora de un encuentro con el Dios vivo y misericordioso. Debemos renovar este impulso. Es lo que el Espíritu nos suscita, y que evangelicemos desde y en el Amor.
Breve silencio
LECTOR 1:
“Para amar según Dios es necesario vivir en él y de él: Dios es la primera "casa" del hombre y sólo quien habita en él arde con un fuego de caridad divina capaz de "incendiar" al mundo.
¿No es esta la misión de la Iglesia en todos los tiempos? Entonces no es difícil comprender que el auténtico celo misionero, compromiso primario de la comunidad eclesial, va unido a la fidelidad al amor divino, y esto vale para todo cristiano, para toda comunidad local, para las Iglesias particulares y para todo el pueblo de Dios.
Precisamente de la conciencia de esta misión común toma su fuerza la generosa disponibilidad de los discípulos de Cristo para realizar obras de promoción humana y espiritual que testimonian.

LECTOR 2:
Vos Jesús sos el que nos llamaste por el camino de la vida, el que tuvo compasión, el que nos ungió con el aceite y el vino de la Misericordia.
Vos sos el que te arrodillás a lavarnos los pies. ¡Haznos comprender la grandeza de tus gestos tan sencillos, que salen de tu corazón, de tu decisión de pertenencia al Padre Dios, del sentido de tu misión!
¡Que nuestros gestos cotidianos sean en verdad de un valor incalculable desde la conciencia de nuestra misión, desde el hecho de ser Hijos de Dios! Desde nuestros silencios, el trabajar, el sonreír, el escuchar, el estar, desde todo lo que nos acompaña de la mañana a la noche, seamos testigos del Reinado de Dios en nuestra existencia. Amén.

GUÍA: Cantamos: “Que misión tan bella es ser apóstol”
GUÍA: A cada intención respondamos:
Escúchanos Señor.

- Te pedimos, Señor, que la misión que a cada uno de nosotros encomiendas esté orientada siempre por la caridad, que brote de un profundo acto de amor divino. Que la experiencia de Tu Amor se convierta en anuncio y nosotros en tus testigos. Oremos
- Te pedimos, Señor, que podamos proseguir la misión que encomendaste a los apóstoles y que ellos, por la fuerza del Espíritu, realizaron. Que este testimonio sea para nosotros un compromiso irrenunciable y permanente. Oremos
- Te pedimos, Señor, por cada una de nuestras comunidades, para que escuchen tu llamado que las invita a darte a conocer a todos. Oremos
- Te pedimos, Señor, que sepamos descubrir tu amor manifestado en la cruz, y que, desde esa mirada, encontremos la orientación de nuestro vivir y amar. Oremos
- Te pedimos, Señor, poder descubrirte como nuestra primera “casa”, para que, habitando en Vos, ardamos con un fuego de caridad divina capaz de “incendiar” al mundo. Oremos
- Te pedimos, Señor, que el alma de toda nuestra actividad misionera sea el amor, que sea siempre la fuerza de la misión, y sea también el único criterio según el cual todo deba hacerse o no hacerse, cambiarse o no cambiarse. Que sea el principio que dirija toda acción y el fin al que todo tienda. Oremos
- Te pedimos, Señor, que ser misioneros signifique para nosotros atender, como el Buen Samaritano, las necesidades de todos, especialmente de los más pobres y necesitados. Oremos
- Te pedimos, Señor, que no vivamos el servicio al Evangelio como una aventura en solitario, sino como un compromiso compartido de toda la comunidad. Oremos

GUÍA: Te damos gracias Señor por los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que en nuestros días, han dado el supremo testimonio de amor con sus vidas. Por aquellos que con su testimonio nos han anunciado la fe y por aquellos que en su corazón están escuchando tu llamado, para entregar su vida en esta misión.
Gracias, Señor, por todos los que están dando su vida hoy, ahora, anunciando tu Buena Noticia.
Gracias, Jesús, por los que cooperan desde el silencio, con su oración, buscando medios, promoviendo las diferentes tareas misioneras. Bendícelos.
Gracias Señor, por los que están en la primera línea de misión, por los que actúan en los lugares más alejados, y hostiles. Señor, que experimenten el apoyo de toda la Iglesia.

Concluyamos nuestra oración rezando juntos el Padrenuestro.


SACERDOTE: (Bendición con el Santísimo)


GUÍA: Terminamos nuestra adoración al Señor cantando: Alabado sea el Santísimo. (u otro canto apropiado)
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