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quiero ser libre

 
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Autor Mensaje
marina
Veterano


Registrado: 13 Oct 2005
Mensajes: 3909

MensajePublicado: Vie Jul 10, 2009 4:02 pm    Asunto: quiero ser libre
Tema: quiero ser libre
Responder citando

los mandamientos nos hacen libres


Maria_Ines escribió:
1° Mandamiento.

Serás libre si no equiparas nada a Dios. Él es el punto de referencia que lo decide todo en tu vida. Si dejas que Dios sea Dios, eres un ser humano libre. Si adoras a Dios, todo lo demás queda relativizado en dos sentidos: en cuanto que todo lo demás es contemplado con referencia a Dios, o sea, relativizado, en cuanto que Dios es el absoluto. Si realmente honras y adoras a Dios como Dios, quedarán ordenadas las prioridades de tu vida. Y cuando estén ordenadas esas prioridades, podrás elegir de una manera or-denada. Entonces será una elección responsable. Cuando las prioridades están en desorden, cuando están donde no les corresponde, no se puede hacer una buena elección, pues una elección se toma siempre de acuerdo con ciertas prioridades. Cuando Dios está por encima de todo, el ser humano es un ser libre.

2° Mandamiento.

Serás libre cuando rengas confianza en el nombre de Dios: “Yo soy el que soy”. En la angustia y en las estrecheces conocerás su inmensidad, en la opresión su libertad y en la penuria su amor. “Me sacó a campo abierto, Convirtió mis tinieblas en claridad” (Sal.18,20.29). El nombre de Dios abre tu vida, rompe tus estrecheces. Y cuenta con que Dios está presente ahora y siempre, a menudo de manera inesperada. Si me he hecho una imagen de Dios, ya no estoy en disposición de tener un verdadero encuentro con él.

3° Mandamiento.

“Recuerda el día Sábado para santificarlo”. Serás libre si puedes aceptar que tu trabajo , tus servicios y tus éxitos no lo son todo en la vida. No debes definirte a partir de las personas, ni a partir de sus elogios ni de sus reproches, pues llevas en ti un núcleo que es inmediato a Dios y en el que eres querido incon-dicionalmente por Dios mismo. En ese núcleo puedes encontrar la paz que los seres humanos no pueden darte ni arrebatarte.
Vivimos en una sociedad regida por el rendimiento, y muchas personas se definen a sí mismas en función de él: yo soy igual a mi rendimiento. Así es el mundo, y, desgraciadamente, este principio también desempeña un papel no exento de importancia en la Iglesia y en las órdenes religiosas. Con mi rendimiento me puedo significar, Gracias a mi rendimiento soy alguien, Es cierto que los cristianos decimos siempre que lo más importante en nuestra vida son las relaciones con Dios, la oración y la fe, pero en la práctica se imponen especialmente aquellos que aportan un rendimiento. Ellos son los buenos, los respetados; ¿y quién no quiere ser respetado? De ahí viene el que decidamos rendir mucho, incluso a costa de las relaciones con Dios, de la oración, de la fe. Y esto es precisamente lo que el mandamiento del Sábado quiere impedir. Tu vida vale infinitamente más que tu rendimiento. No te definas por el rendimiento, pues si lo haces adoras a un ídolo y te destruyes. Párate a pensar de vez en cuando y convierte sencillamente en una fiesta, la riqueza que se te ha dado como una gracia. El papa Juan XXIII solía decir: “Giovanni, no te des tanta importancia”. Y después se iba a dormir.

4° Mandamiento.

Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar”. Serás libre si saber agradecer los servicios de tus padres, si confías en el origen de tu vida, que no eres tú mismo; si consigues aceptarte con tu pasado y sus marcas.
En mi opinión, este cuarto mandamiento reviste una importancia especial para ser libre. ¡Qué importante es que mis padres me acepten como soy! Pero también es válido, referido a mis padres que necesitan más amor del que merecen, y que, ya estén vivos o muertos, los acepte y respete, tal como son o como eran. Mientras no lo haga, no puedo desarrollarme plenamente. Muchos se llevan mal con sus padres y les hacen reproches acerca de la educación, la atmósfera hogareña, sin pasar por alto los abusos o la violencia. Hay muchas personas a las que, sinceramente, les cuesta mucho honrar a sus padres, y no digamos amarlos, aunque sus corazones nunca desearon otra cosa. El camino de la redención y el perdón puede ser largo y doloroso.
Cuando llegamos a adultos, no podemos dejar de intentar la reconciliación con los padres por amor, en busca de la paz interior y, a ser posible, también exterior. Esta paz produce simultáneamente una mayor aceptación de uno mismo y una más profunda reconciliación con la historia de la propia vida. Así ocurre con la historia de mi vida: si no la acepto realmente, no puedo encontrar la paz, la alegría; me haré una persona dura y seguiré estando dividido.
Mis padres forman parte de la historia de mi vida, pues son un elemento esencial de ella. Aparecen al principio. Si las relaciones con ellos se perturban o arrastran un pesado lastre, y después recuperan su equilibrio, esto facilita la afirmación de uno mismo y libera las fuerzas de la vida propia. Por eso en la Biblia se dice con toda justicia que el respeto al origen tiene la promesa del futuro.

5° Mandamiento.

“No matarás”. Serás libre si aceptas la vida de los demás como un don. No veas en el otro un rival o un competidor al que hay que vencer, sino, por el contrario, deja que te haga partícipe de su riqueza. Apren-de a percibir la presencia del otro como una gracia. Y ten presente que todo lo que es mortífero, todo lo que mata, procede de un corazón marcado por la rivalidad. La rivalidad es una amenaza para la vida. La gran Teresa de Ávila dice: “La comparación es la muerte de la vida espiritual”. Y lo expresa con toda rotundidad. No dice que sea peligroso para la vida espiritual, sino que, cuando se da, ¡no hay vida espiritual! Se acabó, pues la comparación la ahogó. El que compara ya no mira a Dios, sino que está pendiente de la persona que tiene al lado, y esto le lleva a la insatisfacción y al desánimo o a la prepotencia. Ya no se asienta en el núcleo de su persona, que es lo que le permite ser uno con Dios

6° Mandamiento.

¡El conocido y vilipendiado mandamiento! Serás libre cuando ames a las personas por sí mismas. ¡No las utilices como medio para tus propios fines y planes! No ligues a las personas a ti, sino media para que busquen apoyo en Dios. No te aproveches de ellas, respétalas. El respeto forma parte del núcleo del amor.


7° Mandamiento.


“No robarás”. Serás libre y, exento de envidia, dejarás que las posesiones de otras personas se manifiesten plenamente si eres capaz de dar las gracias de corazón por tus facultades, tus dores y tu fantasía creadora. El agradecimiento es una fuente de libertad. No te hace libre el tener, sino el ser desprendido una y otra vez. El agradecimiento es una manera sana y jubilosa de establecer una distancia correcta con respecto a los dones. El que se aferra a algo o a alguien no es realmente agradecido. El agradecimiento hace libre.

8° Mandamiento.

Serás libre si eres sincero. “La verdad te hará libre”. Aquí la verdad es entendida en el sentido de veracidad. Mentir destruye la confianza, y la mentira de la vida impide tu propia felicidad. La falta de veracidad te apresa en su red de falsedades, cada vez más complicadas, y te condena a vivir detrás de una fachada que se irá haciendo cada vez más frágil. Así malgastas una cantidad enorme de energía y no encuentras la verdadera paz. En cambio, la transparencia proporciona paz y satisfacción.

9° Mandamiento.

Serás libre si consigues estar satisfecho en lo profundo de tu corazón. La ambición es la manifestación de un corazón lleno de fijaciones y presiones para tener esto o aquello a toda costa, y en la mayoría de los casos también la consecuencia de una falta de agradecimiento por los favores recibidos.

10° Mandamiento.

Serás libre si aceptas las relaciones y vinculaciones existentes. Procura no entrometerte o infiltrarte en las amistades de otros. Si me aferro a una amistad, la destruyo, pues convierto lo interior en exterior, el ser en tener.


Texto de Piet van Breemen
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