EL BAMBÚ JAPONÉS

[MAngeles González]

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de una buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla y grita con todas sus fuerzas “Crece, crece”.

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes.

Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.

En realidad no pasa nada con la semilla durante siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de treinta metros! Tardó sólo seis semanas en crecer. ¡No!.

La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente el resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que, en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por “no ver” el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo y madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación, un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.

El Señor los bendiga mamita María los cuide.

Tomado de la revista "Redención" de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Junio de 2008.
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"Antes era el hombre el que esperaba a Dios; ahora es Dios quién espera al hombre en la Eucaristía"

[Butterfly]

Qué lindo mensaje!
Bien dicen que la paciencia es la madre de todas las virtudes!

Saludos, Patty

[sago86]

¡Gracias, el señor te bendiga!

[Nubeia]

Paz y bien

Hola MAngeles González,

Que buena reflexión!, Gracias por compartirla

Bendiciones
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Claudia

"Padre... Hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el cielo"

[Tralalá]

Hace algunos años yo todavía tenía acompañante terapéutica y casi permanentemente me sentía descontenta y disconforme con los muy pequeñitos logros que iba consiguiendo. En especial me parecía que nunca llegaría a ser útil porque aunque con esfuerzo iba dando algunos pasitos hacia adelante también iba aumentando en años, o sea que lo que adquiría por un lado, creía que se me limitaba por el otro.

Mi acompañante me trajo esto del bambú. Lo leí a regañadientes, que yo ya había pasado más de 7 años de tratamiento, que había encarado actividades buenas y difíciles pero, no había podido sostenerlas, que no conseguía ser perseverante en cuestiones que me implicaran responsabilidad.

Sin embargo las semillas que me fueron sempradas a lo largo del tiempo empezaron a brotar, a algunas las ahogaron las espinas, a otras las comieron los pájaros y así pero, unas cuantas están dando buen fruto aunque aún muchas veces no se note.

No trato de notarlo ni de lamentarme mucho por lo que se me pierde. (Si de noche lloras por la ausencia del sol, te pierdes de mirar las estrellas). Procuro acomodarme, reacomodarme y volver a acomodarme todas las veces necesarias en los brazos de Dios.

Que ÉL me perdone, que ÉL me proteja, que ÉL me ilumine, que ÉL me bendiga, que ÉL me sostenga, que ÉL me guíe. En definitiva que me conduzca hacia ÉL según su Voluntad.

ÉL es el sembrador. Es el que cuida y riega y también el que cosecha.
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[MAngeles González]

[MAngeles González]

[MAngeles González]

[MAngeles González]

Monik: no hay de qué hermanita, es un gusto para mí compartir con ustedes.

Tralalita: Gracias, gracias, por tu hermosos aporte.
Si, la impaciencia se apodera de nosotros en ocasiones; o el desanimo, así que cada vez que ésto suceda, habrá que tener en cuenta el ejemplo del bambú, cuando pensemos que no avanzamos en nuestras metas.
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"Antes era el hombre el que esperaba a Dios; ahora es Dios quién espera al hombre en la Eucaristía"

[Jf21]

Mi querida MªAngeles:
veo que estás en una nueva etapa, en la que haces aportaciones interesantes.Enhorabuena por tu iniciativa.

Respecto al tema que nos ocupa; me parece esperanzador ese ejemplo, saber de ese proceso....porque es verdad que para algunas cuestiones tenemos que tener más paciencia que el santo Job

Sin embargo, también está el otro lado de la cuestión: aquellos que se lo piensan tanto,tanto,tanto, tanto....que cuando van a iniciar la marcha, por muy rascacielos que sean...el tren ya se les ha ido.Ésto en varios órdenes de la vida, pero sobre todo en el amor.

Por ello, creo que debemos entrenarnos menos en la teoría y aprender más en la práctica; aun a riesgo de equivocarnos -y ya no hablo sólo del amor, sino de todo-, pues si no nos pasaremos la vida en el preentrenamiento.

Animo a todos/as...y a ser valientes.

Un respetuoso y amistoso saludo, srta MªAngeles.
Bonita etapa ésta.
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