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LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER

 
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MensajePublicado: Mie Jul 08, 2009 1:48 am    Asunto: LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER
Tema: LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER
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CARTA ABIERTA AL SR. ANTONIO BASCUÑAN RODRÍGUEZ


Santiago de Chile, 07/07/2009

Señor
Abogado
Don Antonio Bascuñán Rodríguez
Presente.

De mi consideración:

Me he tomado la libertad de molestarlo para hacerle llegar mis sentidas aprensiones sobre el contenido del artículo intitulado “LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER”, en el cual, usted no sólo defiende la llamada anticoncepción de urgencia, el aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo, sino que además, procede a estigmatizar de fanático al Magisterio Católico. Artículo que se encuentra inserto en las páginas 16 a 19 de la revista chilena “quépasa” de fecha 26/06/2009, y en el sitio:

http://www.quepasa.cl/medio/articulo/0,0,38039290_101111578_387291342,00.html

Para que no se mal interpreten mis palabras ni se piense que ellas tienen por finalidad estigmatizar o banalizar lo manifestado por Ud., me permito asegúrale que mis intenciones están muy lejos de aquello. En efecto, lo que único que aquí pretendo - no es atacarlo a Ud. como tampoco defender a la iglesia - sino que avocarme a la defensa de los derechos fundamentales de todos los actores involucrados, entre ellos nuestro derecho de no ser manipulados, para lo cual es menester nombrar al pan como ¡pan! y al vino como ¡vino!, y a la vez, que el si sea ¡si!, y el no sea ¡no!

Empero, si aquí he de atacar algo será el artilugio que, de manera abierta o solapada, tenga por finalidad manipular el libre acceso a la información veraz, oportuna y verídica, que nos impida conocer aquello que realmente se persigue con un determinado discurso, dado que acceder a esa información también es un “derecho fundamental”. Acceso que jamás será patrimonio exclusivo de letrados, intelectuales ilustrados, progresistas y liberales, sino más bien de todos aquellos que conformamos la humanidad, aun cuando se nos etiquete como parte de una masa inculta y fanática.

Lo dicho precedentemente se fundamenta, en que la información es el principal caminos para conocer y visualizar cuál es - real y efectivamente – el amplio espectro que abarca todos los “derechos fundamentales”. Y así, una vez conocidos defenderlos de los ilícitos o de las trabas provenientes – tanto de aspectos legales como de los fundamentalismos religiosos – a través de los cuales efectivamente se los pueda estar conculcando. A la inversa, si solamente es la desinformación audaz la que temerariamente empolla “huevos de culebra” para que de ellos eclosionen artificiosos o antojadizos remedos de “derechos”, cabría preguntarse: ¿Por qué, tendríamos que aceptarlos y defenderlos como tales, considerando que aquellos, en ausencia de malicia y mala intensión, jamás podrán nacer a la vida jurídica de algo o de alguien, salvo como idolatría de algo ficticio que está de moda?

Como primer paso, si queremos actuar de manera racional, es menester entrar a la singularización de manera clara e inequívoca, y con total honradez intelectual, los fundamentos esgrimidos por ambos litigantes en el tema sobre la anticoncepción de urgencia, el aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo. Y luego entrar a su análisis de manera científica, expresado a través de un lenguaje matemático, que es contrario al examen coloquial y al leguaje propio de charlatanes.

En ese orden de ideas, resulta más que obvio que si ateos y creyentes, actúan con honradez intelectual, el switch de la coherencia, la consecuencia, la razón, la filosofía, la metafísica, y la lógica, estarán en la posición “on”. Supongo que, en tal caso, la «matriz switchsual» matemática de ambos será equivalente, porque si queremos someternos al método científico, no podemos partir prejuzgando y denigrando a nuestro adversario.

Asimismo, surge de manera evidente que los switch de los ateos y de los creyentes estarán en posiciones opuestas, cuando por ejemplo se interrogue: ¿Dios existe?; ¿Dios es o no el creador y otorgador de vida? Si bien se tratará de matrices muy diferentes entre sí, no por ellos la una será menos respetable que la otra.

Así las cosas, debemos crear una matriz con la cuestión en discusión que represente ambas posiciones, como por ejemplo aquellas que se formen con las diferentes posiciones de los switch en relación a:

• ¿Se debe o no defender todos los eslabones que componen la cadena de la vida humana, esto es, desde el mismo instante en que el óvulo es fecundado (instante en que se transformándose en embrión), aún cuando no se encuentra anidado en la matriz?
• ¿Es un derecho el aborto?
• ¿Es o no aborto, eliminar un embrión aun no anidado?
• ¿La píldora del día después, al matar el embrión aun no anidado, es una amenaza al derecho a la vida del concebido y no nacido?
• ¿Es un eufemismo calificar la píldora del día después como “anticoncepción de emergencia”, considerando que si una mujer no tomó previamente un anticonceptivo per se, con el uso de la píldora del día después, simplemente “asesina” el ovulo fertilizado?

Entonces, no ataquemos sin antes haber construidos las “matrices” de los unos y las de los otros. Herramienta matemática que sirven para singularizar, analizar y examinar de manera científica, objetiva, clara e inequívoca los fundamentos de ambos partes. «La objetividad científica, consiste en describir las características propias del objeto en sí mismo, dejando fuera las interpretaciones de meras apariencias, y con independencia, tanto de las condiciones de observación como de la manera en que el observador cree, piensa, supone o siente».

Sin embargo, la objetividad señalada corresponde a un modelo ideal, como lo son las “matrices ideales y absolutas” de los ejemplos anteriores, que solamente son “modelos ideales de medida”, porque en ellas la posición “on” siempre será “1”, y “off” siempre será “0”. Sin embargo, nos agrade o nos repugne suele suceder que lo ideal y/o absoluto es fácilmente destruible como nos lo demuestra las ciencias psicologías, físicas y matemáticas.

En efecto, visto la objetividad y consecuencia de las matrices bajo el cristal psicológico, acontecerá que la posición de los switch se altera por causa de la inconsecuencia, el desamor, los prejuicios preconcebidos, la intolerancia, el dogmatismo, la moda, la incoherencia, la mentira, el engaño, el argumento de autoridad, o la manipulación. Bajo el cristal de la física los switch pueden entrar en corto circuito anulando el “off”, o a la inversa, que el switch esté sucio, o que el circuito carezca de la energía suficiente lo que dejaría inoperante la posición “on”. Finalmente, bajo la perspectiva matemática acontece que, la trigonometría nos enseña que el “1” puede disminuir hasta llegar a “0”, y luego llegar a transformarse en “-1”, y de allí volver nuevamente a “0” y finalmente a “1”; motivo por el cual las matrices ideales suelen alterarse hasta llegar a ser irreconocibles.

Descrito el marco de acción dentro del cual me desenvolveré, corresponde preguntarse:

¿Por qué hago esta exposición de mis aprensiones, no sólo respecto de la llamada anticoncepción de urgencia, el aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo, sino que además, sobre la estigmatización del Magisterio Católico?

Lo hago por las legítimas e irrenunciables razones, que paso a señalar:

a).- Porque el “libelo acusatorio” de marras, trastoca todo, con la finalidad preconcebida de privar a la iglesia del legitimo derecho a la defensa de la vida humana en todas sus formas.

La Iglesia, como “madre universal” que es, en la defensa de la vida per se, no sólo repudia los «apartheid» de toda clase y denominación (incluidos los meramente semánticos como son los utilizados en vuestro libelo); sino que además, defienden la vida en todo su amplio espectro, pues en su cometido no entrar a distinguir qué eslabón de la cadena de la vidas es o no susceptible de defender.

Entiendo que la iglesia, no segrega ni separa “la vida humana por nacer”; de “la vida humana nacida (incluida la vida humana deforme, viciosa o degenerada)”; de “la vida humana enferma”, o de “la vida humana agonizante”. En efecto, creo que la iglesia defiende la vida en general, porque como “madre” entiende que la vida no proviene de una “casualidad azarosa evolutiva”, sino que proviene de Dios. Punto éste, que usted no toca en su libelo. Ignoro si esa omisión es voluntaria o inconsciente, producto de la repulsa o el agrado que podría causarle referirse a la existencia de Dios. Tópico que, por lo demás, constituye uno de los principales meollos, dignos de analizar, para dilucidar el asunto en cuestión.

b).- Lo hago porque, según he leído y entendido, el ámbito en el cual actúa la iglesia no se encuentra circunscrito exclusivamente a aquello que, a sus “hijos”, les habrá de pasar en el otro mundo; sino que además está dirigida a la protección y el bienestar de la vida humana desde su primer eslabón, esto desde el primer instante en que se encuentra inserta en este mundo material. Es por esa razón, y por muchas otras, que la iglesia protege la vida humana desde el mismo instante en el cual fue fecundado el óvulo hasta que el instante en que alma deja el cuerpo.

En consecuencia, aún cuando a los ateos nos agrade o nos repugne aquello en lo que cree la iglesia; ya sea para nuestro bien o para nuestro mal que la iglesia se preocupe de lo espiritual y lo material; ya sea verdadero o falso que existe Dios; supongo que, la iglesia seguirá entendiendo que en su calidad de “madre universal”, está obligada a preocuparse no sólo de lo espiritual sino que también de de lo material de sus “hijos”, ya que según la religión: Dios no sólo nos provee de cosas espirituales, sino que también de cosas materiales, puesto que no sólo nos dio la vida, el conocimiento de él, el libre albedrío y la inmortalidad; sino que además, nos coció pan para alimentar nuestro cuerpo material (Gracias de antemano por no ironizar, ni suponer que aquí estoy comparando a Dios con un profano panadero). Luego Dios, según la tradición religiosa, delegó ambas tareas en Jesucristo y éste en sus apóstoles.

En efecto, por casi dos mil años, la iglesia al referirse a la parte del bienestar material de sus hijos dice: «Si un hermano o hermana están desnudos y carecen del diario sustento, y uno de vosotros le dice: “Id en paz, calentaos y saciaos”, más no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿Qué aprovecha aquello?» (2:15-16 Carta del Apóstol Santiago)

c).- Lo hago porque en el “libelo acusatorio”, dirigido en contra del cristianismo, su iglesia, su magisterio y su doctrina; usted no sólo lo funda en un cumulo de imprecisiones, parcialidades, omisiones y argumentación “redargüible” (por ende carentes de explicación racional, lógica y coherencia), sino que además, porque de manera gratuita califica de fanáticos a todos los individuos que profesan el cristianismo, ya que para lograr su objetivo no trepida en valerse del socorrido y fácil artilugio de la estigmatización solapada, mediante la cual hace aparecer, ante la opinión pública, a las víctimas de su pluma, como victimarios de los derechos de los demás.

d).- Lo hago porque tengo la impresión que usted en su mensaje habría, eventualmente caído en una supuesta especie de bajeza, al haber recurrido al artilugio de manipular concertadamente – pero, de manera poco sutil – algunos de los interruptores «causales psicológicos» para generar una «matriz switchsual» que induzca, en la opinión pública, una reacción condicionada de repudio en contra de la religión en general y de los católicos en particular, y de esa manera obtener artificiosamente que esa opinión pública considere como fútil, obsoleto, banal, medieval y estúpido todo lo que diga la iglesia. Y que a la inversa, la opinión pública endiose todo lo que dicen los “travestidos con piel de oveja”, como si se tratasen de verdades absolutas con valides universal. A sabiendas que, la gran mayoría de los individuos no tenemos tiempo de verificar ni de investigar si lo que cosechan los sistemas mediáticos es falso o verdadero; o porque otro porcentaje de sujetos, estamos dispuestos a suponer que todo lo que se dice en una revista chilena necesariamente debe ser verídico; y porque otros – aún cuando en un número no despreciable – repitamos como cacatúas ebrias toda clase de “muletillas”, y eslóganes proselitistas.

e).- Finalmente lo hago porque - según lo he demostrado precedentemente - el contenido de vuestro libelo es tan vidrioso que ni los más extremados positivistas o empiristas podrían aceptar su contenido sin lucha posterior, «pues quien tenga en sus venas una sola gota de la sangre roja de la razón habrá de pedir satisfacción de modo que se le explique por qué tenemos ahora las hordas de conductivistas, pragmatistas, freudianos y marxistas que, repudiando al reino de Dios, actúan movidos por una fe ardiente, según la cual ellos pueden llegar a proporcionar en la tierra la felicidad que niegan que alguna vez hubo en el cielo» (W.P. Montague).

Y al respecto cabe preguntar: ¿de qué manera, aquellos vestidos con piel de oveja, pretenden implantar en la Tierra su propio paraíso materialista?

La respuesta es obvia:¡utilizando nuevamente el tamiz del «apartheid» que nos permitirá gozar libremente de todos los pecados cometidos por nosotros, y a la vez segregar y castigar los pecados cometidos por los otros. Y así clamar al cielo, para que el estado penalice y castigue terrenalmente los pecados en los que suelen incurren capitalistas, fascistas y golpistas oligarcas, y, segundo, nosotros los liberales exigiendo a gritos, a ese mismo estado, que despenalicen aquellos pecados que en antaño se cometieron en Sodoma y Gomorra (sentina de degradación y vicios, en donde se permitía tener relaciones sexuales de todo tipo. Pero, no sé si en la reedición chilena, también se permitirá tenerlas con animales, cadáveres, y/o niños): ¡bonito paraíso terrenal nos espera, si ya el liberalismo nos están restringiendo algunas de formas de “placer”!

Permítaseme parafrasear una parábola: “Nosotros solemos reprochar la paja en el ojo ajeno que le impide ver con claridad, y no el tronco que está en el nuestro que nos deja ciego”. En Chile, aplaudimos de manera fingida o de corazón, a la Iglesia Católica cuando ella, como una buena madre que es, defendió nuestras vidas en aquella época en la cual el “golpismo” pasó por el cedazo del «apartheid» la vida humana nacida, para separar a los “humanos” de los “humanoides”; pero no trepidamos en atacar de manera majadera a esa misma “madre amorosa”, cuando ella defiende la vida humana que es cernida en nuestro propio tamiz del «apartheid», con el cual, separamos los eslabones de “la vida humana por nacer” de los eslabones de la “vida humana nacida”.

Con la finalidad de fundamentar y aclarar, una vez más, lo expresado precedentemente, me he dado la licencia de crear el término «switch causal psicológico», con el cual me he referido, no sólo a las herramientas utilizadas por usted, sino que también en el modelo “RAS”, desarrollado por John Zaller, el cual suele ser de general aceptación y uso en el campo de la psicología política y en el estudio de opinión pública, que nos permite comprender la manera cómo las personas forman y expresan sus opiniones o juicios acerca de determinados eventos; considerando que los flujos de información “… comúnmente (por no decir siempre) están cargados de un componente persuasivo. Esto es, el mensaje y el emisario buscan convencer al receptor de cierta posición, o al menos enmarcar un tema en cierta dirección” (Rodrigo Cordero).

Para convencer al receptor de la información, el emisor suele elaborar un algoritmo matricial de “on” y “off” con los diferentes «switch» que suelen manipularse fácilmente. La algoritmia, para el caso que nos ocupa, consiste en la planificación y ejecución de pasos sucesivos y bien definidos para general una matriz cuyo resultado consiste en inducir, en determinados temas, una suerte de agrado o repugnancia en el receptor; y así, condicionarlo para que sea receptivo a un determinado flujo de información, y a la vez, permeable a todo aquello que es opuesto al anterior. Incluso, en los casos más extremos de engaño, los “fanáticos” suelen prevalecer al trastocar la verdad en mentira, y en definitiva convencer al receptor que lo bueno en malo y viceversa.

Para lograr que, en la opinión pública “cuaje el engaño” es suficiente con hacernos asesorar por Maquiavelo, Sun Tzu, el Marqués de Sade, Jacobus Sprenger, Heinrich Kramer y Hitler; o en fin leer, entre otros textos “El Príncipe”, el “Arte de la Guerra”, el “Malleus Maleficarum”, y “Mein Kampf”, sin olvidar ese otro librito anti bíblico que, para no herir susceptibilidades suele ser “Innombrable”, cuyos autores son mucho más innombrables que su misma creación.

En fin, leer los libros del Dr. Víctor Farías, intitulados “Los Nazis en Chile”, “Salvador Allende: contra los judíos, los homosexuales y otros degenerados”, y “SALVADOR ALLENDE: El fin de un Mito”, también nos puede ayudar en algo para comprende la mecánica empleada para elaborar matrices y comprender la dinámica de los «switch causales psicológicos», y luego abocarnos a manipular el pueblo, para que cuajen las más abyectas finalidades concertadas.

Los «switch causales psicológicos», en las consultas de opinión (Encuestas), también suelen manipularse de manera un poco más inocua, según se visualiza a la luz del modelo de Zaller. En donde, al igual que muchos otros sentimientos, la “reciprocidad” (sea innata, mediática o intelectual), también tiene un «switch» psicológico. En efecto, el actor, puede manipularlo para aquel quede en cualquiera de sus dos posiciones (En “Off” o en “On”, respectivamente). V. gr.: El experimento de Schuman y Presser (1981, en medio de la guerra fría), consistió en consultar a los sujetos de la muestra (ciudadanos de EE.UU.) “si ellos permitirían que periodistas de la Unión Soviética entraran a Estados Unidos”, en donde el «switch» de la “reciprocidad” estaba en posición “off”. Y para activar el “on” de la “reciprocidad”, se realizó una interrogante previa que al sujeto lo compungía a responder de diferente manera: “¿cree que la Unión Soviética debería dejar entrar a periodistas norteamericanos?”(Rodrigo Cordero).

En consecuencia, al abordar los llamados “temas valóricos” o “temas de moral social sexual”, o como quiera bautizarse el hablar de la anticoncepción de urgencia, el aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo, no debemos enfrascarnos en discusiones irónicamente semánticas, ridiculizando los argumentos de los unos al demonizarlos como una ilegal “invención de obispos y periodistas”, y a la de los otros ensalzándola - de manera explícita - como una legítima “convicción política liberal” y endiosándola implícitamente como una deseable forma de creacionismo desenfrenado de supuestos “derecho fundamental”, añorados, deseados o idolatrados por nuestro frenesí liberal.

Sin embargo, al argumentar tanto los unos como los otros, debemos hacerlo de manera seria, con honradez intelectual, y lo más objetiva posible. Y a la vez, no solo repudiar la fácil y burda utilización de uno o de varios «switch causales psicológicos», sino que además, abolir el simplismo tentador de estigmatizar al adversario, sea que – dado nuestra formación, intelecto, cultura, conocimiento, sapiencia, ateísmo, credo, etc. - nos agraden o nos repugnen los argumentos que aquellos oponen a los nuestros.

En efecto, si no queremos que los fanáticos prevalezcan en ésta como en la trinchera del frente, entonces, no será lícito calificar de “consecuentes”, “progresistas” y “liberales” a una determinada “feligresía”, por el simple hecho de que en una determinada cuestión, los individuos que la componen, comparten nuestros propios puntos de vista; como tampoco será legítimo calificar peyorativamente a la “feligresía” que está en la acera del frente de “contumaces”, “oscurantistas” y “petrificados”, por la sola circunstancia que sus fundamentos se ponen a los nuestros.

Porque, v. gr.: Una determinada “convicción política liberal” no necesariamente tiene que ser el paradigma de la creación y defensa de los “derechos fundamentales”; como tampoco un determinado “credo religioso cristiano” tiene que ser por obligación la antítesis y la muerte de esos mismos “derechos fundamentales”, como se trasunta y pretende dar por establecido, en calidad de verdad irrefutable, en vuestro artículo en análisis.

Es más, de la lectura del contenido del referido artículo de marras, es fácil percatarse que usted ni siquiera entrega fundamentos de índole feble, nimios, o inicuos, con los cuales se puedan colocar los argumentos de la iglesia en la antípoda de los derechos fundamentales. Y para qué hablar de la carencia de fundamentos atingentes, fehacientes, fidedignos y valederos, del desnutrido y raquítico artículo de marras en el cual no se prueba ni una sola imputación lanzada arteramente en contra de la Iglesia Católica y su Magisterio.

Reitero una vez más, que existe un derecho olvidado por usted, cuál es, que se nos informe de manera fidedigna, porque no todos tenemos la capacidad, ni los conocimientos, ni el tiempo ni los recursos financieros suficientes para dedicarnos exclusivamente a encontrarla. Si la actividad de toda la sociedad fuera la búsqueda de la información veraz, sería tan desastroso como si todos los individuos se dedicaran a la filosofía: “De semejante decisión resultaría una desgracia para el bienestar de cada reino y, por añadidura, llegaríamos al final de la especie humana. Ya no se trataría sólo de que, empleados en elucubrar, no hubiese ni comida, ni vestidos ni viviendas. Es que por si fuera poco entre los entregados a esa noble disciplina que es la filosofía se congregaría esa clase especial de necios que se caracteriza por creer que sólo existe lo que puede verse” (Maimónides).

De allí surge la necesidad, de los que formamos parte de la masa, se nos informe e instruya de manera adecuada, esto es, sin la pandemia manipuladora de los «switch causales psicológicos», y de forma exenta de aquellas afirmación dogmática liberal, utilizadas para demonizar los fundamentos de la Iglesia Católica, relegándolos a una deleznable “injerencia del magisterio católico”, para luego negarle el derecho de oponerse a los dichos de esos mismos liberales que abogan por obtener, del estado chileno, el “derecho a asesinar” la vida humana por nacer; ello porque la discusión no radica, en que unos defienden los “derecho a la libertad personal”, y que los otros pretenden imponer cuestiones nimias que se encuentran “prohibidas por la moral del magisterio eclesiástico romano”. Al contrario, la discusión trata de cosas mucho más profundas, como se viene diciendo desde el principio:

¿Tenemos o no tenemos el derecho de introducir un cedazo para generar un «apartheid» que segregue algunos de los diferentes eslabones de la cadena de la vida humana?
¿Tenemos o no el derecho de “asesinar” el primer eslabón la vida que está por nacer?
¿Tenemos o no el derecho de cercenar el concepto vida, por meras cuestiones semánticas, y afirmar que en el ovulo ya fecundado no existe vida, sino que por vida se debe entender que aquella surge cuando el óvulo ya fecundado se anida en la matriz?
¿Tenemos o no el derecho de otorgar el derecho a la mujer, de decidir a voluntad el aborto de un no nacido?

Tengo la impresión que usted, en su artículo contesta de manera afirmativa todas las interrogantes reseñadas, pero eventualmente de forma solapada y con eufemismos, introduciendo un cúmulo de postulados con los cuales – según usted - se podría desatar el nudo gordiano para liberar los bueyes del yugo opresor: a).- “Bueno, si Piñera sinceramente está preocupado por proteger la vida humana no nacida, que abra los ojos […]”, y b).- “… la mujer tiene un derecho constitucional a decidir y planificar su familia como parte de su vida privada, personalísima y autónoma […] el conservador tiene que decidir cuál es el valor que atribuye a la autonomía reproductiva de la mujer […] La pregunta ahora es si la autonomía reproductiva es o no un derecho de la mujer”.

Asimismo, tengo la sensación que, usted, con su argumentación nos quiere hacer comulgar con ruedas de carreta, porque en definitiva sus engañosas hipótesis jamás nos permitirán desatar el “nudo gordiano”, más bien con su cedazo «apartheid» segregacionista nos está tentando abrir la “caja de pandora” para instauran una especie de sentina de vicios y depravaciones. En efecto, tengo la sensación de que vuestro argumento no sólo tienen un tufillo a engaño sino que un aroma a contradicción, ya que por una parte usted sostiene que la mujer tiene el derecho inalienable de “decidir y planificar su familia como parte de su vida privada, personalísima y autónoma” y así determinar libremente qué vida por nacer habrá de nacer o no; materia ésta, en donde según usted la Iglesia no tiene injerencia. Sin embargo, a esa misma iglesia conservadora usted le pide “decidir cuál es el valor que atribuye a la autonomía reproductiva de la mujer”, y a la vez la interroga para que responda “si la autonomía reproductiva es o no un derecho de la mujer”.

Empero, acontece que usted en su argumentación olvida voluntaria o de forma inconsciente que el inciso segundo del numeral primero del artículo 19º de la Carta fundamental chilena, asegura textualmente que “La ley protege la vida del que está por nacer”. Consecuencialmente, en el ámbito legal no hay nada que discutir e interpretar, ya que la ley es clara, tanto en su letra como en su espíritu, al prohibir de manera implícita la autonomía reproductiva de la mujer, pues ella no tiene poder de decisión sobre la vida humana no nacida. Entonces: ¿No visualizo qué podemos criticar a la Iglesia o a Piñera, si ellos en sus respectivos argumentos se atienen a la ley?, pues la ley se encarga de proteger todos los eslabones de la cadena de la vida, desde el primero hasta el último, sin distinción alguna.

Otra cosa muy diferente, sería si la discusión la direccionamos a otro aspecto o perspectiva, como podría ser el argüir que la Constitución “por ser de origen pinochetista, ella es medieval, anticuada, y oscurantista”, por lo que requiere con urgencia ser reformada. Y que por tales motivos y otros de igual, de diferente o mejor índole, debiéramos unirnos para que prospere la visión «apartheid», que nos autorice entrar a segregar algunos eslabones de la cadena de la vida. Esto es, que la constitución chilena cese de proteger el eslabón de la “vida no nacida”, y autorice el aborto. Total: ¡en pedir no hay engaño!

Ahora que ya nos ha resultado deseable reformar la constitución pinochetista; primero, mandemos al tacho de la basura todo aquello que nos dice la Iglesia Católica en favor del derecho a la vida humana no nacida que, al decir de los liberales, es “fútil, obsoleto, banal, medieval y estúpido”, y destruyamos el púlpito de su Magisterio “por fanático, contumaz, intolerante, oscurantista, y petrificado”; y segundo, aprovechando el impulso (progresista, liberal, consecuente y reformador), reeditemos en Chile de una vez para siempre la “Roca Tarpeya” con leyes que nos permitan el aborto, la esterilización, la eutanasia y la eugenesia. Y ahora, sin barreras legales ni religiosa, hagamos uso del legítimo derecho de deshacernos o de esterilizar a los individuos deformes, degenerados, dementes, imbéciles, fanáticos o alcohólicos. Y de esa manera, indudablemente: ¡Estaremos mucho más cercanos a instaurar el paraíso terrenal!

Total, lo de reeditar en Chile la “Roca Tarpeya” no es una novedad, al decir del Dr. Víctor Farías, cuando nos relata y describe las sugerencias propuestas por el Dr. Salvador Allende para legalizar, no solo la esterilización forzada de alienados, sino que además para permitir el aborto, la eutanasia y la eugenesia, lo cual, nos permitiría librarnos de la lacra de tener que lidiar con los individuos deformes, degenerados, dementes, imbéciles, o alcohólicos, y de la tontera de preservar sus genes. Sin importar que la “madre universal”, por amor a toda la humanidad clame a favor del derecho a la vida de aquellos que también son sus amados hijos.

Como no poseo la información suficiente, ignoro si en el libro intitulado «Salvador Allende: contra los judíos, los homosexuales y otros “degenerados”», el Dr. Farías se avoca a entregar “juicios temerarios” al no tener fundamentos suficientes para ello; o procede a insertar “maledicencias” al no existir razones objetivamente válidas para haber sacado a la luz la tesis doctoral de Allende (año1933), intitulado “Higiene Mental y Delincuencia”, que la opinión pública ignoraba, tanto su existencia como su contenido; o simplemente se tratan de “calumnias” con la finalidad de dañar la reputación del Dr. Salvador Allende, para dar ocasión a juicios falsos respecto a él (Numeral 2477 del Catecismo Católico).

He dicho que ignoro si el libro del Dr. Víctor Farías, contiene o no esos actos repudiables, porque a ese respecto quedé dubitativo al leer la defensa que, el Sr. Joan E. Garcés, hizo en el libro “respuesta al libro difamatorio de Víctor Farías”, intitulado «Salvador Allende, Higiene Mental y Delincuencia». Perplejidad que aumento en grado superlativo al leer «SALVADOR ALLENDE: El fin de un Mito», en donde el Dr. Víctor Farías, respondiendo al Sr. Joan Garcés, refuta y destruye todo lo dicho por éste, y aporta antecedentes que estarían demostrando que el Dr. Salvador Allende, entre otros profesionales y personalidades chilenas, de la década de los 30 y 40, serían seguidores y admiradores de las políticas nazis sobre esterilización, eutanasia y eugenesia.

Recordemos que en Chile, cuando apareció el libro “Los Nazis en Chile”, en donde se estigmatizó al Capitán General, don Augusto Pinochet como nazi, el sector auto denominado progresista hacía gárgaras con ese libro, y al Dr. Farías nos lo hacían aparecer hasta en la sopa.

Sin embargo, si he de ser sincero y actuar con honradez intelectual, debo decir que me resulta difícil creer que Allende o Pinochet hayan sido nazi; lo digo aún cuando Allende, su doctrina o su gobierno jamás fueron santos de mi devoción. En efecto, nadie aquí en Chile que esté en su sano juicio, podría calificar a Allende o a Pinochet de pro nazi, nazi o simpatizante de Hitler, como lo asevera el Dr. Farías. Porque estereotipar a Allende o a Pinochet de esa manera, sería tan absurdo como calificar de pro nazis a todos los países que, en aquella época, tuvieron relaciones diplomáticas con el gobierno nazi, o tan ridículo como entrar a estigmatizar de esa misma forma a los israelitas-alemanes por el sólo hecho de haber nacido en la Alemania nazi.

Me resulta tan difícil creer en los dichos del Sr. Farías, como difícil me resulta quedarme pasivo ante vuestros ataques mañosamente infundados en contra de la Iglesia Católica como de su Magisterio; porque incluso con mis alucinaciones más abstrusas, mis desiderátum más recónditos, mi antipatía morbosamente inconfesable, no logro imaginarme al Dr. Salvador Allende, de la manera como lo ha caricaturizado el Dr. Farías, ni a la Iglesia Católica como la describe usted.

En efecto, al Dr. Allende, no logro visualizarlo como el referente mental o físico de la antonomasia de un nazi, ya que su actuar jamás encajará en la parodia ni en el remedo creado por el Dr. Farías, pues Allende nunca fue un curandero aborigen, fue un médico; ni tampoco ostentó una cruz gamada cosida a su taparrabo, usó terno; ni anduvo con una la cruz de hierro - colgando de su pescuezo - otorgada de manos del mismísimo Führer, por servicios prestados al Tercer Reich, porque él era marxista; ni nunca portó un ejemplar de Mein Kampf, dentro de un saco elaborado con vejiga de guanaco, uso porta folio. O, que, en vez de una pistola “Parabellum P08” ceñida al cinto, haya marchado con una lanza al hombro - por la abierta y gran alameda - con paso de parada, al compás de la cadencia que le proporciona el tarareo de “Nazi Book Burning March” o “03:00 AM Adolf Hitler Platz”, u otra de las tantas deutsches marsch, de esas que, los jóvenes alemanes entonaban en la otrora Alemania Nazi, como podría ser v. gr.: “Hitler-Jugend march”. Todos los chilenos conocemos lo que el Dr. Allende dijo e hizo ese día martes 11 de Septiembre de 1973.

Pero, dejando de lado la demostración de lo fácil que resulta estigmatizas a una determinada persona al manipular los «switch causales psicológicos», debemos volver al punto central que nos ocupa, toda vez que hemos podido constatar que la implementación de la esterilización, la eutanasia y la eugenesia, nos podría vacunar en contra del asombro, pues nos podría inmunizar para reaccionar en contra de las atrocidad que implica la eliminación de individuos, por su credo, posiciones políticas o de raza, como aconteció en los régimen nazistas, fascistas y marxistas, luego con el pinochetista; hace poco con el castrismo, y en la actualidad con el chavismo. Entonces, antes de habitar el paraíso terrenal que nos proponen, previamente es necesario hacer una pregunta: ¿nos debemos someter a la inmunización de no respetar ni proteger la vida humana por nacer? Si la respuesta es positiva, yo al menos prefiero seguir viviendo en el “infierno”, antes que entrar al “paraíso terrenal” marxista, liberal, progresista y ateísta.

Pues bien, otro meollo importante que usted omitió considerar y mencionar en su artículo, es lo referente al “amor” oculto en el corazón humano, en el ceno de la “madre universal”, y en la razón de ser del mismísimo Dios que amó tanto al mundo que nos dio su hijo para nuestra redención. El amor no es inaccesible a la razón sino que lo es a la metafísica por ser de índole inmaterial. Es más que sabido y criticado que, para muchas madres, no existen hijos malos, a los que nosotros no conocemos ni amamos. En efecto, hijos que sólo merecerían la muerte porque constituyen un grave peligro para la sociedad son, sin embargo, amados por sus madres como si se trataran de santos o profetas.

El amor humano es ciego, en efecto: «Hombres pomposos y estúpidos encienden las pasiones de mujeres que hasta podrían ser calificadas de inteligentes; e incluso hembras que constituyen una sentina de vicios exenta de cualquier virtud atraen a algunos varones bondadosos como la serpiente al ratoncillo que ansía engullir. Nada permite – reconozcámoslo – hallar una lógica en el amar. De hecho, todos los mortales encuentran salada la sal y dulce la miel pero cuando se habla del amor hallamos que aquella persona que es deseable por uno puede ser considerada, sin embargo, repulsiva por otro.» (Maimónides).

Incomprensible, ininteligible, en apariencia absurdo, no hay nada más grande que el amor. No existe en verdad sentimiento más puro, más noble, más gozoso ni más bello. Por ello, no debiera causarnos extrañeza que la iglesia como “madre” que es, ella salga en todo momento, no sólo en la defensa de la vida de todos sus “hijos” nacidos, incluidos aquellos individuos deformes, degenerados, dementes, imbéciles, o alcohólicos; sino que además, en defensa de la vida de sus “hijos” aun no nacidos. ¿Le resulta difícil de entender, Sr. Bascuñán, que la iglesia, como madre per se, jamás cesará ni claudicara en la defensa de la vida de sus hijos, y por lo mismo rechazará, hasta el fin de los tiempos, el aborto?

Sr. Bascuñán, ¿entenderá algún día que la llamada “píldora del día después” no es un anticonceptivo per se, de aquellos que impiden la fecundación del óvulo, sino se trata de un artilugio que “asesina” a lo que ya posee vida, aun cuando el óvulo fecundado esté en camino a anidarse en la matriz?

Asimismo, cuando comprenderá que por aborto, también se debe entender cuando alguien de manera voluntaria elimina el óvulo ya fecundado, esté ubicado en donde se ubique, y no cuando está ya anidado en la matriz. En consecuencia, yo entiendo que la iglesia, al repudiar la píldora del día después, con ello no está defendiendo algo que nunca ha tenido vida, sino que hace uso de un derecho irrenunciable, cual es defender la vida del embrión que aun no ha nacido.

En lo único que estoy de acuerdo con usted, es que “LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER”; con la salvedad que dentro de dicha nomenclatura se incorporen a los fanáticos que, repudiando al reino de Dios quieren crear en la tierra el paraíso que niegan que exista en el cielo, y que se incorporen en dicho calificativo a aquellos fanáticos que niegan a la iglesia el legitimo derecho de actuar como madre que es; vale decir, la de entregar amor a todos sus hijos, sean nacidos o por nacer, y de repudiar los tamices del «apartheid» que segregando algunos eslabones que conforman la cadena de la vida humana, las dejan en la total y más absoluta indefensión.

Por tanto, en virtud de los fundamentos expuestos precedentemente, y sin estereotipar ni manipular la consciencia de los demás, discutamos lo central, esto es, determinar en qué eslabón efectivamente comienza la vida, o qué eslabones de la cadena de la vida estamos dispuestos a dejar en la indefensión frente al libre arbitrio de la mujer. Y no impidamos el legítimo derecho que, le asiste a la Iglesia Católica y su Magisterio, de defender la vida humana en cualquiera de sus formas.

Sin otro particular se despide atentamente de usted.
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Diego Villa- Aguilera del Pedregal



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MensajePublicado: Vie Jul 17, 2009 6:03 pm    Asunto: Aclaración poco aclaratoria.
Tema: LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER
Responder citando

En la sección “Correo QP” de fecha 03/07/2009, el señor Antonio Bascuñán Rodríguez, al tratar de esclarecer el contenido de su artículo “LOS FANÁTICOS NO TIENEN POR QUÉ PREVALECER”, lo único que logró es obscurecerlo más de lo que antes ya estaba; puesto que, al leer su aclaración me surgió la errónea impresión que, el señor Bascuñán, nunca ha leído la Constitución y sus leyes, ni la Biblia, ni el Catecismo. Empero, si eventualmente alguna vez los leyó, al parecer ya se le olvidó, o cuando los leyó no entendió nada de nada.

Cita:

http://74.125.93.132/search?q=cache:9zpm2SjBqb4J:www.icarito.cl/medio/articulo/0,0,38039290_101111578_387807990_1,00.html+Liberalismo+e+Iglesia+Antonio+Bascu%C3%B1%C3%A1n&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=cl&client=firefox-a

Liberalismo e Iglesia

Señor director:

Junto con agradecerle por la entrevista que la revista me hiciera en el pasado número, me veo en la necesidad de manifestar mi desacuerdo con su observación editorial, en el sentido de que mi posición sobre la anticoncepción de urgencia, el aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo sea expresiva de una tensión entre el liberalismo y la religión cristiana. La tensión se da entre el liberalismo y el magisterio eclesiástico romano, no siendo este último equivalente a la religión católica ni mucho menos a la religión cristiana. Cuál sea la moral sexual que mejor corresponde a la prédica de Jesús de Galilea es una pregunta interesante y mucho más abierta de lo que deja entender ese magisterio, como lo demuestra un vistazo a los desarrollos recientes de la teología moral en las iglesias cristianas reformadas. Sin ir más lejos, en la historia de la tramitación del proyecto de ley que terminó derogando en 1989 la regla que autorizaba el aborto terapéutico se encuentra un buen ejemplo de lo anterior. En su esfuerzo por contener y matizar la posición extrema del almirante Merino, el general Matthei solicitó la opinión de las iglesias cristianas reformadas. Por la Iglesia Luterana en Chile respondió su presidente, el doctor Julio Lajtonyi Gruber. Afirmando la diferencia que existe entre justificar la corrección en abstracto de una norma y decidir correctamente un caso concreto, el doctor Lajtonyi sostuvo que la decisión del conflicto que caracteriza la indicación terapéutica pertenece exclusivamente a la mujer en el seno de su familia, que al médico se debe garantizar impunidad y que a la iglesia, en lugar de juzgar y condenar, corresponde socorrer, ayudar a elaborar y superar espiritualmente el sentimiento de culpa y ofrecer el perdón de Dios. Frente a esa concepción religiosa cristiana yo no tengo grandes discrepancias.
Antonio Bascuñán Rodríguez

Digo que tengo esa equivocada impresión, porque no creo que él esté haciendo - de manera deliberada – ese cúmulo de tergiversaciones en el ámbito legal y religioso. Ni tampoco supongo que, recostado sobre la roca de la ignorancia inexcusable, nos esté incitando con su canto de sirena proselitista a adherirnos al advenimiento de una anarquía legal y religiosa, en aras de un liberalismo ilimitado.

Pero, en fin, sabido es que la constitución chilena nos asegura la protección, entre otros, del derecho a no ser robado, violado, torturado ni asesinado. Y la ley se encarga de prohibir y sancionar los robos, las violaciones, las torturas y los asesinatos. Frente a ello, yo como un liberal “anarquista legal” no tengo grandes discrepancias con la “teología penal” de aquellos Estados reformados, progresistas y liberales, que en vez de juzgar y condenar al delincuente, lo perdonan, y luego socorriéndolo lo ayudan a superar psíquicamente el sentimiento de culpa, dado que los seguiré cometiendo. Es por ello que, parafraseando al señor Bascuñán, yo sostengo que la tensión no se da entre el liberalismo y la doctrina constitucional, sino entre el liberalismo y la magistratura fanáticamente conservadora que interpreta y aplica las leyes para sancionar a los delincuentes en vez de perdonarlos. Actitud retrograda, que en nada fomenta mi liberalismo delictual, ya que con su actuar, esos magistrados no sólo paralizan la “rueda del delito y el perdón”, sino que además nos cuartan la libertad de seguir delinquiendo dentro de la dinámica desenfrenada que nos es tan deseable bajo el alero del pensamiento liberal.

¿Absurdo o no? En efecto, una argumentación de esas características es evidente que proviene de lenguas falsas y se sostiene en la lógica de la “razón” de la “sin razón”, ya sea que se aplique en el ámbito legal o en el religioso. Y como no sólo lo diría un religioso de tomo y lomo, tal clase de absurdos son engendros contradictoriamente ilógicos que provienen de “huevos de culebra” (Isaías 59:5).

Según la fe cristiana, Dios creó las leyes que gobiernan tanto lo espiritual como lo material; en otras palabras, Dios es constituyente y legislador, cuyas leyes rigen los actos que acontecen en el cielo, en la naturaleza como en la conducta moral humana. Es más que obvio que el léxico utilizado para tipificar la trasgresión a tales leyes divinas, es diferente al utilizado por los magistrados terrenales. En el primer caso, cuando se infringen las leyes humanas aquel se denomina ilícito, y en el ámbito religioso la transgresión a las leyes divinas se les llama “pecado”.

Dentro de dicha fe, la hermenéutica subentiende que el mismísimo Dios se auto somete voluntariamente a su constitución y a sus propias leyes, pues no puede pecar, ya que Él no actúa inconstitucionalmente violando los derechos que aseguró proteger (mandamientos). Como por ejemplo, Él jamás ha violado nuestro libre albedrío, pues aún mantenemos intacta la facultad de trasgredir o no las leyes divinas. En tales condiciones el magisterio eclesiástico nos recuerda que desde el inicio de la humanidad, podemos aspirar a la redención, esto es al perdón de todos nuestros delitos (pecados), pero, siempre que nos arrepentimos de corazón, esto es, que tengamos la intensión de no seguir pecando.

Solamente existe un pecado que es imperdonable: “el pecado en contra del Espíritu Santo”, pues resulta evidente, lo ridículamente absurdo que sería si alguna iglesia liberal dijera: “pequemos en todo lo que queramos, total al final Dios nos tendrá que perdonar”. En efecto, no creo que las iglesias cristianas ni su magisterio, por muy liberal que ellas sean (cualquiera sea su denominación), tengan por función fomentar la implementación de una sentina de vicios y depravaciones, exentas de toda virtud, basado en que a fin de cuentas todos los pecados nos serán remitidos. Entonces, sino ello no es así, tendríamos que darle la razón a los liberales cuando ironizan sarcásticamente: ¡A fornicar a fornicar que el mundo alguna vez se va acabar, y nuestros pecados nos los van a perdonar!

Según la doctrina cristiana, si alguien de corazón se arrepiente: obtiene perdón. Incluso tendrá un nuevo perdón si, por causa de la debilidad humana, no cumplió el firme propósito de no seguir pecando. Debemos perdonar setenta veces siete a los hermanos que pecan en contra de nosotros. Empero, si nuestro corazón nos induce a pecar dado que luego seremos perdonados, acontecerá que, en tal evento, con nuestra mal intencionada “fe” y ese artilugio estaremos pecando en contra del espíritu santo. ¡Creo yo!

¿La moral sexual, por la que aboga el magisterio de la iglesia, es contraria a la predicada por Jesús, como lo afirma el Sr. Bascuñán?

¡Yo creo que no…! Porque en el Evangelio de Mateo (5: 17-19), Jesús nos asegura que no vino a destruir la ley de Dios, sino a cumplirla, y en ese contexto asegura que cualquiera que quiebre uno de los mandamientos más pequeños y enseñe a la humanidad a transgredirlos, es reo de pecado. Jesús, a la mujer adultera, no le dijo “ándate y sigue pecando, que yo te seguiré perdonando”. Al contrario, le dijo “anda, yo te perdono, pero no peques más”. Incluso en la moral sexual predicada por Jesús califica de adulterio, incluso los pensamientos adúlteros (Evangelio de Mateo 5: 2Cool. “No se extravíen… [ya que]… Ni fornicadores,… ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres… heredaran el reino de Dios.” (Primera de Corintios 6:9 y 11), “… sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza” (Romanos 1:26). Y sin embargo, agrega la Biblia, no obstante que eso era lo que alguno de ustedes eran, ustedes han sido perdonados, lavados en el nombre de Jesucristo, por haberse arrepentido de corazón. Entonces, como lo recomendaría la Iglesia Católica: no cambiemos la verdad de Dios por la mentira, no atemos a la opinión pública con la soga de la falsedad, ni trastoquemos lo bueno por malo y lo malo por bueno, poniendo oscuridad por luz y luz por oscuridad, o amargo por dulce y dulce por amargo.

Así las cosas no resultan ajustadas a la verdad, las confusas conclusiones del Sr. Bascuñán, con las cuales, no sólo pretende defender los mal llamados “derechos” de la anticoncepción de urgencia, el aborto y la las uniones civiles de personas del mismo sexo, sino que además, porque lo utiliza para estigmatizar y estereotipar al magisterio religioso. Menos aún, resultas acorde con la realidad, cuando implícitamente, sostiene que no sólo la “teología moral” de la iglesia “Reformada” es de mayor valer que la del “magisterio eclesiástico romano”; sino que además, cuando concluye que ese magisterio no es equivalente a la religión católica ni mucho menos a la religión cristiana, pues comete un grave error cuando arguye que el Magisterio Eclesiástico Romano son cosas opuestas o son diferentes a la religión católica. En efecto, se equivoca rotundamente, ya que, magisterio, iglesia y religión son intrínsecamente consustanciales entre sí, toda vez que los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina Católica, sobre la moral, están cimentadas en las fuentes principales que son: La Sagrada Escritura; los Santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica, entre otros, numerales 11, 67, 73, 85, 86, 598, 688, 1008, 1554, 2032, 2352, 2366 y 2663).

Por último, cabría recordarle al Sr. Bascuñán, que la ley del aborto se derogó por ser contrario a los derechos garantizados y protegidos por la constitución pinochetista, y no porque aquella haya sido de agrado o desagrado del almirante Merino, del general Matthei, o del doctor Lajtonyi. En fin, según lo manifesté anterior, si no nos agrada los derechos protegidos por el constituyente pinochetista, reformemos esa constitución, y en su reemplazo reeditemos en Chile la “Roca Tarpeya” como en antaño lo proponía el Dr. Salvador Allende, al incitar la legalización de los ideales nazistas, referidos no solo a la esterilización forzada de alienados, sino que además el aborto, la eutanasia y la eugenesia (Ello, al decir del Dr. Víctor Farías).
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Diego Villa- Aguilera del Pedregal



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