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Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
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hectorb
Asiduo


Registrado: 23 Jun 2006
Mensajes: 222

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 1:22 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Mira , si tu dices que la Iglesia debe hacer lo correcto , lo correcto serìa que la Iglesia no se metiera a opinar de politica , no te parece que queda manchada de la corrupciòn del mundo ? Acaso Jesùs cuando le preguntaron si habia que pagar impuestos al Cèsar lo nego ? O acaso se metiò a debatir ese tema ? Entonces me parece que ni capìtalismo ni comunismo , la Iglesia a lo suyo y a sus creyentes , nada de andar siendo "auspiciada" por algun gobierno que luego termina haciendo desastres , matando personas , y hasta usa como justificaciòn el llevar la palabra de Dios con el apoyo de la Iglesia.
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 4:38 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

hectorb escribió:
Si soy catòlico , pero vas a negar acaso que la Iglesia apoyò a gobiernos dictatoriales en amèrica latina que secuestraron , torturaron y mataron personas ? Enterate , porque el propio Papa Juan Pablo Segundo , pidiò perdon por los crimenes que cometiò la Iglesia unida al poder polìtico , eso a consecuencia de que la Iglesia se uniò a el Estado , y claro que no soy comunista , pero acaso en Gobiernos no comunistas no se matò y no se masacrò ? Justamente , muchos gobiernos militares , con el discurso de luchar contra la amenaza del comunismo , mataron torturaron y eliminaron a miles de personas , si eres de latinoamèrica lo entenderàs , y lo peor es que la Iglesia apoyò esos gobiernos.

Por lo tanto es un tema muy delicado como para venir a decir que los comunistas eran terribles asi alegremente por el simple hecho de que eran ateos.



Bueno, si no te has dado cuenta he citado el segundo secreto de la Virgen Maria en Fátima. "Los errores de Rusia" los ha mencionado nuestra santa Madre de Dios. Este tema es para analizar cuáles fueron los errores de Rusia. Asi que por favor deja ese tono amenazador porque me parece que NO has entendido de qué se trata este tema. ¿si?.

Tengo motivos muy fuertes para detestar el marxismo. Muy fuertes. En el Perú sufrimos 20 años de sangriento terrorismo con más de sesenta mil personas asesinadas. Sangriento de verdad. Quienes eran los terroristas? un grupo subversivo MARXISTA que se llama Sendero Luminoso (irónico el nombre porque de Luz no tenía nada). Asesinaron sacerdotes, ingenieros, alcaldes y campesinos y campesinas, gente muy humilde que no tenía idea como defenderse ante un fusil y por qué los asesinaban? porque se oponían, porque no querian pelear en su sucia guerrilla. Para provocar el terror asesinaban de forma muy sangrienta, por ejemplo, a una campesina con 8 meses de embarazo la mataron a cuchilladas, algo de 30 cuchilladas. A una dirigente popular valiente que supo también negarse a sus intereses le pusieron una carga de dinamita en el cuerpo y voló en mil pedazos delante de sus dos pequeños hijos. La idea era sembrar el terror y lo consiguieron. Por un milagro de Dios atraparon a la cabeza y luego a los dirigentes y por fin pudimos respirar paz. Asi que de marxismo no me hables que lo conozco perfectamente y lo he sufrido en carne propia. Lo único que buscan es tomar el poder por la fuerza sembrando el terror y matando a cuanto se le oponga. ¿Acaso los terroristas respetaron alguna vez los derechos humanos de todas sus víctimas? Sin embargo ellos ahora en la cárcel SI gozan de derechos humanos, todos los años vienen del Human Rights para verificar que son bien tratados.

Y sobre el pedido de perdón de Juan Pablo II en ningún momento dijo que pedía perdón por "los crimenes que cometiò la Iglesia unida al poder polìtico , eso a consecuencia de que la Iglesia se uniò a el Estado". En ningún momento dijo esto que tú dices. Juan Pablo II pidió perdón por los pecados de los hijos de la Iglesia.


CONFESIÓN DE LAS CULPAS Y PETICIÓN DE PERDÓN
Oración universal presidida por el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, 12 mar (ZENIT.org).- La solemne petición de perdón por
los pecados pasados y presentes de los hijos de la Iglesia ha sido, sin
duda, uno de los momentos más característicos de este Jubileo. Un acto
único que tuvo su expresión culminante en la Oración Universal que presidió
el Juan Pablo II esta mañana en la Basílica del Vaticano y en la que le
acompañaron siete cardenales de la Curia romana. Zenit ofrece el texto
íntegro en castellano de la plegaria tal y como aparecía en el opúsculo que
fue entregado a los peregrinos que participaron en la celebración.

* * *

Monición de entrada

El Santo Padre:
Hermanos y hermanas,
supliquemos con confianza a Dios nuestro Padre,
misericordioso y compasivo,
lento a la ira y grande en el amor y la fidelidad,
que acepte el arrepentimiento de su pueblo,
que confiesa humildemente sus propias culpas,
y le conceda su misericordia.

Todos rezan unos momentos en silencio.

I. CONFESIÓN DE LOS PECADOS EN GENERAL

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos para que nuestra confesión y nuestro arrepentimiento
estén inspirados por el Espíritu Santo,
nuestro dolor sea consciente y profundo,
y, considerando con humildad las culpas del pasado
en una auténtica «purificación de la memoria»,
nos comprometamos en un camino de verdadera conversión.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Señor Dios,
tu Iglesia peregrina,
santificada siempre por ti con la sangre de tu Hijo,
acoge en su seno en cada época
a nuevos miembros que brillan por su santidad
y a otros que, con su desobediencia a ti,
contradicen la fe profesada en el santo Evangelio.
Tú, que permaneces fiel
aún cuando nosotros te somos infieles,
perdona nuestras culpas
y concédenos ser entre los hombres
auténticos testigos tuyos.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amen.


El Cantor: Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
La asamblea repite: Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.


II. CONFESIÓN DE LAS CULPAS EN EL SERVICIO DE LA VERDAD

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos para que cada uno de nosotros,
reconociendo que también los hombres de Iglesia,
en nombre de la fe y de la moral,
han recurrido a veces a métodos no evangélicos
en su justo deber de defender la verdad,
imite al Señor Jesús,
manso y humilde de corazón.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Señor, Dios de todos los hombres,
en algunas épocas de la historia
los cristianos a veces han transigido con métodos de intolerancia
y no han seguido el gran mandamiento del amor,
desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa.
Ten misericordia de tus hijos pecadores
y acepta nuestro propósito
de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad,
conscientes de que la verdad
sólo se impone con la fuerza de la verdad misma.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.


III. CONFESIÓN DE LOS PECADOS QUE HAN COMPROMETIDO LA UNIDAD DEL CUERPO DE
CRISTO

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos para que el reconocimiento de los pecados
que han lastimado la unidad del Cuerpo de Cristo
y herido la caridad fraterna,
allane el camino hacia la reconciliación
y la comunión de todos los cristianos.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Padre misericordioso, la víspera de su pasión
tu Hijo oró por la unidad de los que creen en él:
ellos, sin embargo, en contra de su voluntad,
se han enfrentado y dividido,
se han condenado y combatido recíprocamente.
Imploramos ardientemente tu perdón
y te pedimos el don de un corazón penitente,
para que todos los cristianos, reconciliados contigo y entre sí
en un solo cuerpo y un solo espíritu,
puedan revivir la experiencia gozosa de la plena comunión.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.

IV. CONFESIÓN DE LAS CULPAS EN RELACIÓN CON ISRAEL

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos para que, recordando los padecimientos sufridos
por el pueblo de Israel en la historia,
los cristianos sepan reconocer los pecados
cometidos por muchos de ellos
contra el pueblo de la alianza y de las bendiciones,
y purificar así su corazón.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Dios de nuestros padres,
tú has elegido a Abraham y a su descendencia
para que tu Nombre fuera dado a conocer a las naciones:
nos duele profundamente el comportamiento de cuantos,
en el curso de la historia, han hecho sufrir a estos tus hijos,
y, a la vez que te pedimos perdón, queremos comprometernos
en una auténtica fraternidad
con el pueblo de la alianza.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.


V. CONFESIÓN DE LAS CULPAS COMETIDAS CON COMPORTAMIENTOS CONTRA EL AMOR, LA
PAZ, LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS, EL RESPETO DE LAS CULTURAS Y DE LAS
RELIGIONES

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos para que, contemplando a Jesús,
nuestro Señor y nuestra Paz,
los cristianos se arrepientan de las palabras y conductas
a veces suscitadas por el orgullo, el odio,
la voluntad de dominio sobre los demás,
la hostilidad hacia los miembros de otras religiones
y hacia los grupos sociales más débiles,
como son los emigrantes y los gitanos.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Señor del mundo,
Padre de todos los hombres, por medio de tu Hijo nos has pedido amar a los
enemigos,
hacer bien a los que nos odian
y orar por los que nos persiguen.
Muchas veces, sin embargo,
los cristianos han desmentido el Evangelio
y, cediendo a la lógica de la fuerza,
han violado los derechos de etnias y pueblos,
despreciando sus culturas y tradiciones religiosas:
muéstrate paciente y misericordioso con nosotros y perdónanos.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amen.
R.. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.

VI. CONFESIÓN DE LOS PECADOS QUE HAN HERIDO LA DIGNIDAD DE LA MUJER Y LA
UNIDAD DEL GÉNERO HUMANO

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos por todos aquellos a quienes se ha ofendido
en su dignidad humana y cuyos derechos han sido vulnerados:
oremos por las mujeres,
tantas veces humilladas y marginadas,
y reconozcamos la formas de connivencia
de las que también se han hecho culpables muchos cristianos.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Señor Dios, Padre nuestro,
tú has creado al ser humano, hombre y mujer,
a tu imagen y semejanza
y has querido la diversidad de los pueblos
en la unidad de la familia humana; sin embargo, a veces,
la igualdad de tus hijos no ha sido reconocida,
y los cristianos se han hecho culpables de actitudes
de marginación y exclusión,
permitiendo las discriminaciones
a causa de la diversidad de raza o de etnia.
Perdónanos y concédenos la gracia de poder curar las heridas
todavía presentes en tu comunidad a causa del pecado,
de modo que todos podamos sentirnos hijos tuyos.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison.
Se enciende una lámpara ante el Crucifijo.


VII. CONFESIÓN DE LOS PECADOS EN EL CAMPO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE
LA PERSONA

Un Representante de la Curia Romana:
Oremos por todos los seres humanos del mundo,
especialmente por los menores víctimas de abusos,
por los pobres, los marginados, los últimos;
oremos por los más indefensos,
los no nacidos destruidos en el seno materno
o incluso utilizados para la experimentación
por cuantos han abusado
de las posibilidades que ofrece la biotecnología,
falseando las finalidades de la ciencia.

Oración en silencio.

El Santo Padre:
Dios, Padre nuestro,
que siempre escuchas el grito de los pobres,
cuántas veces tampoco los cristianos te han reconocido
en quien tiene hambre, en quien tiene sed, en quien está desnudo,
en quien es perseguido, en quien está encarcelado,
en quien no tiene posibilidad alguna de defenderse,
especialmente en las primeras etapas de su existencia.
Por todos los que han cometido injusticias,
confiando en la riqueza y en el poder y despreciando
a los «pequeños», tus preferidos, te pedimos perdón:
ten piedad de nosotros y acepta nuestro arrepentimiento.
Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison. Se enciende una lámpara
ante el Crucifijo.

ORACION FINAL

El Santo Padre:
Oh Padre misericordioso,
tu Hijo Jesucristo, juez de vivos y muertos,
en la humildad de su primera venida
ha rescatado a la humanidad del pecado
y, en su retorno glorioso, pedirá cuentas de todas las culpas:
concede tu misericordia y el perdón de los pecados
a nuestros padres, a nuestros hermanos y a nosotros tus siervos,
que impulsados por el Espíritu Santo
volvemos a ti arrepentidos de todo corazón, Por Cristo nuestro Señor.

R. Amen.
El Santo Padre, como expresión de penitencia y de veneración, abraza y besa
el Crucifijo.

(Celebración Eucarística - Primer Domingo de Cuaresma - «Jornada del
Perdón» - Basílica Vaticana, 12 de marzo de 2000).
_________________
"Quien no ama, no conoce"
San Agustín
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María Esther
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 2105

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 4:46 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

hectorb escribió:
Mira , si tu dices que la Iglesia debe hacer lo correcto , lo correcto serìa que la Iglesia no se metiera a opinar de politica , no te parece que queda manchada de la corrupciòn del mundo ? Acaso Jesùs cuando le preguntaron si habia que pagar impuestos al Cèsar lo nego ? O acaso se metiò a debatir ese tema ? Entonces me parece que ni capìtalismo ni comunismo , la Iglesia a lo suyo y a sus creyentes , nada de andar siendo "auspiciada" por algun gobierno que luego termina haciendo desastres , matando personas , y hasta usa como justificaciòn el llevar la palabra de Dios con el apoyo de la Iglesia.


Apreciado en Cristo, hectorb:

Hablas de la Iglesia como algo ajeno, refiriéndote probablemente a la Jerarquía Eclesiástica pero, déjame preguntarte algo: ¿Sabes lo que significa Iglesia y por quienes está conformada?

Pues bien: tu, yo, y todos los bautizados SOMOS Iglesia... ¿No hablamos de política, no metemos nuestras narices en las cuestiones que rigen los destinos de la humanidad? Siendo el Cuerpo de Cristo la Iglesia no tendrá acaso el derecho de pronunciarse?

Es María Santísima, Madre de Cristo y de la Iglesia quien ha hablado sobre los "eroores de Rusia". Es Ella quien advirtió sobre los graves peligros reales (políticos, sociales, económicos) que vendrían sobre el mundo de no convertirse!!!

Deja ya tu pelea con La Iglesia y comienza a ser parte de Ella, hombre, que para eso has sido llamado desde el vientre de tu madre: para ser un hijo de Dios, un Miembro del Cuerpo.
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 4:49 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

hectorb escribió:
Mira , si tu dices que la Iglesia debe hacer lo correcto , lo correcto serìa que la Iglesia no se metiera a opinar de politica , no te parece que queda manchada de la corrupciòn del mundo ? Acaso Jesùs cuando le preguntaron si habia que pagar impuestos al Cèsar lo nego ? O acaso se metiò a debatir ese tema ? Entonces me parece que ni capìtalismo ni comunismo , la Iglesia a lo suyo y a sus creyentes , nada de andar siendo "auspiciada" por algun gobierno que luego termina haciendo desastres , matando personas , y hasta usa como justificaciòn el llevar la palabra de Dios con el apoyo de la Iglesia.



Bueno, si es verdad que eres católico, cosa que dudo mucho, no muestras nada de amor por tu Iglesia.

La que ha abierto el tema soy yo, una laica, no es "la Iglesia", en un foro católico y donde uno puede abrir los temas que quiera siempre y cuando no incumplas las normas del foro.

Y como veo que no lo has entendido aún, te explico, el tema es sobre "los errores de Rusia" que mencionó la Virgen María en Fatima. Si no te gusta el tema pues pásalo y ponte a opinar en otro tema. Asi funcionan estos foros, no te gusta un tema o no te simpatiza la persona que lo abre, simplemente lo pasas por alto y te dedicas a lo que a ti más te gusta. ¿si?.

Dios te bendiga
_________________
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San Agustín
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 5:42 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Que haya europeos que se crean el centro de la Iglesia,

y, bueno,

de alguna manera se entiende,

Pero que,

Haya hispanoamericanos con mentalidad europocentrica.....

Claro que es cierto que la Iglesia se encarno en Europa, central,

Pero, por favor por lo menos nosotros veamos nuestros problemas,

los de africa los problemas dela Iglesia de Africa, Etc

La Iglesia de Europa tiene sus problemas,

Que son diferentes, a los de la Iglesia De América y la de África....

Saludos en Cristo.
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María Esther
Veterano


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 2105

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 5:54 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Ohhhh... ¿Lo dices por lo de los "errores de Rusia"? ¿Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?
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Tirteo
Constante


Registrado: 04 Oct 2005
Mensajes: 585

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 9:01 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Saludos, Beatriz:

No soy un experto en esto, pero sí quisiera señalar algunas cosas notorias, según yo.

1. El atentado contra el Papa Juan Pablo II.
2. La desacralización de varias naciones de Europa, la acogida al relativismo moral y religioso a que ha dado lugar el ateísmo previo que se quiso implantar.
3. La reorganización de partidos excomunistas con visos de modernización, que siguen atacando al catolicismo.
4. La aplicación del método de la lucha de clases en varios sectores de la teología, lo que ha dado pie a diversos intentos por crear iglesias nacionales.
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 11:27 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?

Bueno,

Eso es algo que tu crees...............

No podemos hablar de algo tan serio como el problema eclesiológico actual, relacionado al actual orden geopolitico, esto es si el centro de la iglesia debe seguir siendo europa central,

Basados en los dichos de , como tu dices "LA VIRGEN", otro pudiera decir UNOS PASTORCITOS....

Creo que el tema es demasiado serio.........

Saludos en Cristo.
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Tirteo
Constante


Registrado: 04 Oct 2005
Mensajes: 585

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 12:42 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

cataeco escribió:
Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?

Bueno,

Eso es algo que tu crees...............

No podemos hablar de algo tan serio como el problema eclesiológico actual, relacionado al actual orden geopolitico, esto es si el centro de la iglesia debe seguir siendo europa central,

Basados en los dichos de , como tu dices "LA VIRGEN", otro pudiera decir UNOS PASTORCITOS....

Creo que el tema es demasiado serio.........

Saludos en Cristo.


Creo que no comprendiste bien lo que escribí, Cataeco. ¿Por qué te molesta que haya puesto eso?
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 1:00 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

??????????????????????

Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?



Le estoy hablando a todo el que lea, pero,

esto se lo digo a Beatriz..............

Saludos en Cristo.
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Tirteo
Constante


Registrado: 04 Oct 2005
Mensajes: 585

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 1:17 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

cataeco escribió:
??????????????????????

Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?



Le estoy hablando a todo el que lea, pero,

esto se lo digo a Beatriz..............

Saludos en Cristo.


Pues acláralo desde un principio. Perdona, es que me estoy acostumbrando apenas a tu modo de abordar los problemas... Como ves, es fácil que uno se saque de onda. Laughing
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hectorb
Asiduo


Registrado: 23 Jun 2006
Mensajes: 222

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 1:51 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Beatriz

No niego que el marxismo haya cometido crìmenes atroces ,como te he dicho antes no soy comunista , en esa lucha contra el comunismo que tù mencionas , se mataron tambièn a muchas personas inocentes , se las torturò y luego se las aniquilò , eso te parece que buen cristiano ??? En Perù como en toda latinoamèrica se cometieron atrocidades DE LOS DOS BANDOS , o te tengo que recordar que Ollanta Humala està acusado de crimenes contra los derechos humanos cuando luchaba "contra el terrorismo " en esas dificiles èpocas ?? Tu crees acaso que se combatiò a la guerrilla con la ley en la mano ?? No , se la combatiò matando a miles de personas inocentes , y tu pretendes que eso pueda tener un apoyo de Dios ?? Si eres laica perfecto , pero no mezcles tus ideas polìticas con Dios , Jesùs no es un partido politico y no le agrada la violencia , venga de donde venga , o te olvidas que cuando Jesùs iba a ser apreendido por los soldados para ser crucificado , el apòstol Pedro sacò su espada y cortò la oreja de un guardia y Jesùs al ver esto lo recriminò duramente, le dijo "Guarda tu espada" y curò la oreja del guardia???

No pàreces muy sercana a la Gracia de Dios cuando te alegras que hayan muerto personas SEAN DEL BANDO QUE SEAN y dices que los "derechos humanos" son para los terroristas , disculpa , pero esto es un foro catòlico no laico y tus ideas no cuadran mucho con las de un catòlico , màs con las de un pòlitico.
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Beatriz
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Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 2:30 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

[quote][quote]Beatriz

Cita:
No niego que el marxismo haya cometido crìmenes atroces ,como te he dicho antes no soy comunista


Hmmmmmm. A mi me parece todo lo contrario.


Cita:
, en esa lucha contra el comunismo que tù mencionas , se mataron tambièn a muchas personas inocentes , se las torturò y luego se las aniquilò , eso te parece que buen cristiano ???


¿Fue la Iglesia la que aniquiló y torturó a esas personas? No es cristiano torturar y matar como tampoco es cristiano pretender tomar el poder de un país a la fuerza, torturando, matando, sembrando el terror y después prohibirles practicar su religión.

Cita:
En Perù como en toda latinoamèrica se cometieron atrocidades DE LOS DOS BANDOS


Nooooooo hermanito, aqui si te equivocas y muy gravemente. No compares lo que sucedió en el Perú con lo que puede haber sucedido en otros países latinoamericanos. No puedes comparar 60,000 víctimas de Sendero Luminoso, asesinados a pedradas y cuchilladas (disque para "ahorrar" balas) dejando letreros ignomiosos sobre sus cuerpos que decían "asi mueren los perros traidores", además de coches bombas en edificios !!!familiares!!! donde vivían familias inocentes que no tenían nada que ver con la guerrilla. No, no puedes comparar las atrocidades de los terroristas con las víctimas de la represión que si las han habido pero en menor grado, no tengo la cifra pero calculo menos de 1000 y que por supuesto es lamentable .

Cita:
, o te tengo que recordar que Ollanta Humala està acusado de crimenes contra los derechos humanos cuando luchaba "contra el terrorismo " en esas dificiles èpocas ?? Tu crees acaso que se combatiò a la guerrilla con la ley en la mano ?? No , se la combatiò matando a miles de personas inocentes , y tu pretendes que eso pueda tener un apoyo de Dios ??


Mira hermanito, estas totalmente OFF-TOPIC. "Y tu pretendes que eso pueda tener un apoyo de Dios???" Je, dime ¿cuándo he dicho eso?

Cita:
Si eres laica perfecto , pero no mezcles tus ideas polìticas con Dios , Jesùs no es un partido politico y no le agrada la violencia , venga de donde venga , o te olvidas que cuando Jesùs iba a ser apreendido por los soldados para ser crucificado , el apòstol Pedro sacò su espada y cortò la oreja de un guardia y Jesùs al ver esto lo recriminò duramente, le dijo "Guarda tu espada" y curò la oreja del guardia???


Te lo repetiré nuevamente, la que ha mencionado los "errores de Rusia" es la Virgen Maria en Fátima. Es el segundo secreto de Fátima. ¿Cuando eras católico alguna vez escuchaste hablar sobre este secreto?

Cita:
No pàreces muy sercana a la Gracia de Dios cuando te alegras que hayan muerto personas SEAN DEL BANDO QUE SEAN


Je, dime, ¿cuándo he dicho que "me alegro que hayan muerto personas"?
Cita:


y dices que los "derechos humanos" son para los terroristas , disculpa , pero esto es un foro catòlico no laico y tus ideas no cuadran mucho con las de un catòlico , màs con las de un pòlitico


Mas acusaciones. No deberia ni molestarme en contestarte. Sobre todo a una persona que se averguenza de la Cruz y que para mi no es católico.

Este tema es para los que lo "entienden".
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 2:34 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

cataeco escribió:
Acaso la Virgen no hizo esta advertencia en Fátima para todo el mundo?

Bueno,

Eso es algo que tu crees...............

No podemos hablar de algo tan serio como el problema eclesiológico actual, relacionado al actual orden geopolitico, esto es si el centro de la iglesia debe seguir siendo europa central,

Basados en los dichos de , como tu dices "LA VIRGEN", otro pudiera decir UNOS PASTORCITOS....

Creo que el tema es demasiado serio.........

Saludos en Cristo.


Bueno Cataeco, si no crees que Caín existió menos vas a creer que la Virgen María se apareció a los pastorcitos en Fátima y que dejó un mensaje para el mundo entero.
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 2:44 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Cita:
[quote="cataeco"]Que haya europeos que se crean el centro de la Iglesia,

y, bueno,

de alguna manera se entiende,

Pero que,

Haya hispanoamericanos con mentalidad europocentrica.....


A ver, nuevamente a repetir lo mismo a ver si Hector y Cataeco "entienden"....voy a hacerlo como si le hablara a un niño:

La Virgen Maria se apareció en Fátima a tres pastorcitos ¿ok?

Ella le dió un mensaje a los pastorcitos para el mundo entero ¿ok?

En ese mensaje ella habla de los "errores de Rusia" ¿ok?

Este tema es para analizar los "errores" de Rusia ¿ok?

Por qué quiero analizar los errores de Rusia? para que nosotros los latinoamericanos no volvamos a cometer los mismos errores.

¿por qué? porque es un aviso de nuestra madre en el cielo y porque solo trajo pobreza y tristeza al pueblo ruso. El marxismo es un fracaso económico rotundo.

Yo no quiero una Latinoamérica pobre, yo quiero y anhelo una Latinoamérica rica y próspera, y puede serlo porque posee muchos recursos naturales. Dios nos ha bendecido. Aprovechemos esa bendición. Recursos naturales tenemos lo que está corrompido son los recursos humanos que administran esos recursos naturales. Y este error lo cometió Rusia. Por eso digo que quien no recuerda el pasado está condenado a vivirlo.
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Beatriz
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 2:48 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
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Tirteo escribió:
Saludos, Beatriz:

No soy un experto en esto, pero sí quisiera señalar algunas cosas notorias, según yo.

1. El atentado contra el Papa Juan Pablo II.
2. La desacralización de varias naciones de Europa, la acogida al relativismo moral y religioso a que ha dado lugar el ateísmo previo que se quiso implantar.
3. La reorganización de partidos excomunistas con visos de modernización, que siguen atacando al catolicismo.
4. La aplicación del método de la lucha de clases en varios sectores de la teología, lo que ha dado pie a diversos intentos por crear iglesias nacionales.


Gracias Tirteo
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Beatriz
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 2:51 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
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Tirteo
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 3:08 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Beatriz escribió:
quote]

Gracias Tirteo


Gracias, Beatriz, por este tema.
Un amigo mío me envió hace tiempo este mensaje. Es un poco largo, pero sin duda nos será útil. Un saludo cordial.
Por favor, Beatriz, si no viene muy a cuento, me no indican y pido que lo borren. No quiero causar problemas.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html


1
PRESENTACIÓN
En el tránsito del segundo al tercer milenio, Juan Pablo II ha decidido hacer público el texto de la tercera parte del «secreto de Fátima».
Tras los dramáticos y crueles acontecimientos del siglo XX, uno de los más cruciales en la historia del hombre, culminado con el cruento atentado al «dulce Cristo en la Tierra», se abre así un velo sobre una realidad, que hace historia y la interpreta en profundidad, según una dimensión espiritual a la que la mentalidad actual, frecuentemente impregnada de racionalismo, es refractaria.
Apariciones y signos sobrenaturales salpican la historia, entran en el vivo de los acontecimientos humanos y acompañan el camino del mundo, sorprendiendo a creyentes y no creyentes. Estas manifestaciones, que no pueden contradecir el contenido de la fe, deben confluir hacia el objeto central del anuncio de Cristo: el amor del Padre que suscita en los hombres la conversión y da la gracia para abandonarse a Él con devoción filial. Éste es también el mensaje de Fátima que, con un angustioso llamamiento a la conversión y a la penitencia, impulsa en realidad hacia el corazón del Evangelio.
Fátima es sin duda la más profética de las apariciones modernas. La primera y la segunda parte del «secreto» --que se publican por este orden por integridad de la documentación-- se refieren sobre todo a la aterradora visión del infierno, la devoción al Corazón Inmaculado de María, la segunda guerra mundial y la previsión de los daños ingentes que Rusia, en su defección de la fe cristiana y en la adhesión al totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad.
Nadie en 1917 podía haber imaginado todo esto: los tres pastorinhos de Fátima ven, escuchan, memorizan, y Lucía, la testigo que ha sobrevivido, lo pone por escrito en el momento en que recibe la orden del Obispo de Leiria y el permiso de Nuestra Señora.
Por lo que se refiere la descripción de las dos primeras partes del «secreto», por lo demás ya publicado y por tanto conocido, se ha elegido el texto escrito por Sor Lucía en la tercera memoria del 31 de agosto de 1941; después añade alguna anotación en la cuarta memoria del 8 de diciembre de 1941.
La tercera parte del «secreto» fue escrita «por orden de Su Excelencia el Obispo de Leiria y de la Santísima Madre....» el 3 de enero de 1944.
Existe un único manuscrito, que se aquí se reproduce en facsímile. El sobre lacrado estuvo guardado primero por el Obispo de Leiria. Para tutelar mejor el «secreto», el 4 de abril de 1957 el sobre fue entregado al Archivo Secreto del Santo Oficio. Sor Lucía fue informada de ello por el Obispo de Leiria.
Según los apuntes del Archivo, el 17 de agosto de 1959, el Comisario del Santo Oficio, Padre Pierre Paul Philippe, O.P., de acuerdo con el Emmo. Card. Alfredo Ottaviani, llevó el sobre que contenía la tercera parte del «secreto de Fátima» a Juan XXIII. Su Santidad, «después de algunos titubeos», dijo: «Esperemos. Rezaré. Le haré saber lo que decida» (1).
En realidad, el Papa Juan XXIII decidió devolver el sobre lacrado al Santo Oficio y no revelar la tercera parte del «secreto».
Pablo VI leyó el contenido con el Sustituto, S. E. Mons. Angelo Dell'Acqua, el 27 de marzo de 1965 y devolvió el sobre al Archivo del Santo Oficio, con la decisión de no publicar el texto.
Juan Pablo II, por su parte, pidió el sobre con la tercera parte del «secreto» después del atentado del 13 de mayo de 1981.S. E. Card.Franjo Seper, Prefecto de la Congregación, entregó el 18 de julio de 1981 a S. E. Mons. Martínez Somalo, Sustituto de la Secretaría de Estado, dos sobres: uno blanco, con el texto original de Sor Lucía en portugués, y otro de color naranja con la traducción del «secreto» en italiano. El 11 de agosto siguiente, Mons. Martínez devolvió los dos sobres al Archivo del Santo Oficio (2).
Como es sabido, el Papa Juan Pablo II pensó inmediatamente en la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María y compuso él mismo una oración para lo que definió «Acto de consagración», que se celebraría en la Basílica de Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981, solemnidad de Pentecostés, día elegido para recordar el 1600° aniversario del primer Concilio Constantinopolitano y el 1550° aniversario del Concilio de Éfeso. Estando ausente el Papa por fuerza mayor, se transmitió su alocución grabada. Citamos el texto que se refiere exactamente al acto de consagración:
«Madre de los hombres y de los pueblos,Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza» (3).
Pero el Santo Padre, para responder más plenamente a las peticiones de «Nuestra Señora», quiso explicitar durante el Año Santo de la Redención el acto de consagración del 7 de junio de 1981, repetido en Fátima el 13 de mayo de 1982. Al recordar el fiat pronunciado por María en el momento de la Anunciación, en la plaza de San Pedro el 25 de marzo de 1984, en unión espiritual con todos los Obispos del mundo, precedentemente «convocados», el Papa consagra a todos los hombres y pueblos al Corazón Inmaculado de María, en un tono que evoca las angustiadas palabras pronunciadas en 1981.
«Y por eso, oh Madre de los hombres y de los pueblos, Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito que, movidos por el Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón: abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro, que te confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos.
De modo especial confiamos y consagramos a aquellos hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagración.
¡"Nos acogemos a tu protección, Santa Madre de Dios"!
¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades!».
Acto seguido, el Papa continúa con mayor fuerza y con referencias más concretas, comentando casi el triste cumplimiento del Mensaje de Fátima:
«He aquí que, encontrándonos hoy ante ti, Madre de Cristo, ante tu Corazón Inmaculado, deseamos, junto con toda la Iglesia, unirnos a la consagración que, por amor nuestro, tu Hijo hizo de sí mismo al Padre cuando dijo: "Yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad" (Jn 17, 19). Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual, en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y de procurar la reparación.
El poder de esta consagracióndura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo.
¡Oh, cuán profundamente sentimos la necesidad de consagración para la humanidad y para el mundo: para nuestro mundo contemporáneo, en unión con Cristo mismo! En efecto, la obra redentora de Cristo debe ser participada por el mundo a través de la Iglesia.
Lo manifiesta el presente Año de la Redención, el Jubileo extraordinario de toda la Iglesia.
En este Año Santo, bendita seas por encima de todas las creaturas, tú, Sierva del Señor, que de la manera más plena obedeciste a la llamada divina.
Te saludamos a ti, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo.
Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ilumina especialmente a los pueblos de los que tú esperas nuestra consagración y nuestro ofrecimiento. Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del mundo actual.
Al encomendarte, oh Madre, el mundo, todos los hombres y pueblos, te confiamos también la misma consagración del mundo, poniéndola en tu corazón maternal.
¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro.
¡Del hambre y de la guerra, líbranos!
¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable y de todo tipo de guerra, líbranos!
¡De los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante, líbranos!
¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!
¡De toda clase de injusticias en la vida social, nacional e internacional, líbranos!
¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!
¡De la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios, líbranos!
¡Del extravío de la conciencia del bien y del mal, líbranos!
¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!, ¡líbranos!
Acoge, oh Madre de Cristo, este grito lleno de sufrimiento de todos los hombres. Lleno del sufrimiento de sociedades enteras.
Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo pecado, el pecado del hombre y el «pecado del mundo», el pecado en todas sus manifestaciones.
Aparezca, una vez más, en la historia del mundo el infinito poder salvador de la Redención: poder del Amor misericordioso. Que éste detenga el mal.Que transforme las conciencias.Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza» (4).
Sor Lucía confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración correspondía a los deseos de Nuestra Señora («Sim, està feita, tal como Nossa Senhora a pediu, desde o dia 25 de Março de 1984»: «Sí, desde el 25 de marzo de 1984, ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido»: carta del 8 de noviembre de 1989). Por tanto, toda discusión, así como cualquier otra petición ulterior, carecen de fundamento.
En la documentación que se ofrece, a los manuscritos de Sor Lucía se añaden otros cuatro textos: 1) la carta del Santo Padre a Sor Lucía, del 19 de abril del 2000; 2) una descripción del coloquio tenido con Sor Lucía el 27 de abril del 2000; 3) la comunicación leída por encargo del Santo Padre en Fátima el 13 de mayo actual por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado; 4) el comentario teológico de Su Eminencia el Card. Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Una indicación para la interpretación de la tercera parte del «secreto» la había ya insinuado Sor Lucía en una carta al Santo Padre del 12 de mayo de 1982. En ella se dice:
«La tercera parte del secreto se refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no [Rusia] diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá mucho, varias naciones serán destruidas" (13-VII-1917).
La tercera parte es una revelación simbólica, que se refiere a esta parte del Mensaje, condicionado al hecho de que aceptemos o no lo que el mismo Mensaje pide: "si aceptaren mis peticiones, la Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, diseminará sus errores por el mundo, etc.".
Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este llamamiento del Mensaje, constatamos que se ha cumplido, Rusia ha invadido el mundo con sus errores. Y, aunque no constatamos aún la consumación completa del final de esta profecía, vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella a grandes pasos. Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de inmoralidad y de violencia, etc.
Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que nos ha dado; por eso los hombres son responsables» (5).
La decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del «secreto» de Fátima cierra una página de historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad, pero impregnada del amor misericordioso de Dios y de la atenta premura de la Madre de Jesús y de la Iglesia.
La acción de Dios, Señor de la Historia, y la corresponsabilidad del hombre en su dramática y fecunda libertad, son los dos goznes sobre los que se construye la historia de la humanidad.
La Virgen que se apareció en Fátima nos llama la atención sobre estos dos valores olvidados, sobre este porvenir del hombre en Dios, del que somos parte activa y responsable.
Tarcisio Bertone, SDB
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe




EL «SECRETO» DE FATIMA
PRIMERA Y SEGUNDA PARTE DEL «SECRETO»
EN LA REDACCIÓN HECHA POR SOR LUCÍA
EN LA «TERCERA MEMORIA» DEL 31 DE AGOSTO DE 1941
DESTINADA AL OBISPO DE LEIRIA-FÁTIMA
(Traducción) (6)
Tendré que hablar algo del secreto, y responder al primer punto interrogativo.
¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la tierra me han autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves, aquella en que me manda escribir al Santo Padre. Uno de los puntos que me indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a Dios la oportunidad de un momento más favorable.
Pues bien; ya expuse en el segundo escrito, la duda que, desde el 13 de junio al 13 de julio, me atormentó; y cómo en esta aparición todo se desvaneció.
Ahora bien, el secreto consta de tres partes distintas, de las cuales voy a revelar dos.
La primera fue, pues, la visión del infierno.
Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor.
Inmediatamente levantamos los ojos hacia Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:
-- Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz (7).

3
TERCERA PARTE DEL «SECRETO»
(Traducción) (Cool
«J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un Obispo vestido de Blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. Tuy-3-1-1944».

4
INTERPRETACIÓN DEL «SECRETO»
CARTA DE JUAN PABLO II
A SOR LUCÍA
(Traducción)
Reverenda Sor María Lucía
Convento de Coimbra
En el júbilo de las fiestas pascuales, le presento el augurio de Cristo Resucitado a sus discípulos: «¡la paz esté contigo!»
Tendré el gusto de poder encontrarme con Usted en el tan esperado día de la beatificación de Francisco y Jacinta que, si Dios quiere, beatificaré el próximo 13 de mayo.
Sin embargo, teniendo en cuenta que ese día no habrá tiempo para un coloquio, sino sólo para un breve saludo, he encargado ex profeso a Su Excelencia Monseñor Tarcisio Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que vaya a hablar con Usted. Se trata de la Congregación que colabora más estrechamente con el Papa para la defensa de la fe católica y que ha conservado desde 1957, como Usted sabe, su carta manuscrita que contiene la tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria, Fátima.
Monseñor Bertone, acompañado del Obispo de Leiria, su Excelencia Monseñor Serafim de Sousa Ferreira e Silva, va en mi nombre para hacerle algunas preguntas sobre la interpretación de la «tercera parte del secreto».
Reverenda Sor Lucía, puede hablar abierta y sinceramente a Monseñor Bertone, que me referirá sus respuestas directamente a mí.
Ruego ardientemente a la Madre del Resucitado por Usted, por la Comunidad de Coimbra y por toda la Iglesia.
María, Madre de la humanidad peregrina, nos mantenga siempre estrechamente unidos a Jesús, su amado Hijo y Hermano nuestro, Señor de la vida y de la gloria. Con una especial Bendición Apostólica.
JUAN PABLO II
Vaticano, 19 de abril de 2000.

5
COLOQUIO
CON SOR MARÍA LUCÍA DE JESÚS
Y DEL INMACULADO CORAZÓN
La cita de Sor Lucía con Su Excia. Mons. Tarcisio Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado por el Santo Padre, y de Su Excia. Mons. Serafim de Sousa Ferreira e Silva, Obispo de Leiria-Fátima, tuvo lugar el pasado jueves 27 de abril en el Carmelo de Santa Teresa de Coimbra.
Sor Lucía estaba lúcida y serena; estaba muy contenta del viaje del Papa a Fátima para la beatificación, que ella tanto esperaba, de Francisco y Jacinta.
El Obispo de Leiria-Fátima leyó la carta autógrafa del Santo Padre que explicaba los motivos de la visita. Sor Lucía se sintió honrada y la releyó personalmente, teniéndola en sus propias manos. Dijo estar dispuesta a responder francamente a todas las preguntas.
Llegados a este punto, Su Excia. Mons. Tarcisio Bertone le presentó dos sobres, uno externo y otro dentro con la carta que contenía la tercera parte del «secreto» de Fátima, y ella dijo inmediatamente, tocándola con los dedos: «es mi carta»; y después, leyéndola: «es mi letra».
Con la ayuda del Obispo de Leiria-Fátima, se leyó e interpretó el texto original, que está en portugués. Sor Lucía estuvo de acuerdo en la interpretación según la cual la tercera parte del secreto consiste en una visión profética comparable a las de la historia sagrada. Reiteró su convicción de que la visión de Fátima se refiere sobre todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX.
A la pregunta: «El personaje principal de la visión, ¿es el Papa?», Sor Lucía respondió de inmediato que sí y recuerda que los tres pastorcitos estaban muy apenados por el sufrimiento del Papa y Jacinta repetía: «Coitandinho do Santo Padre, tenho muita pena dos peccadores!» («¡Pobrecito el Santo Padre, me da mucha pena de los pecadores!»). Sor Lucía continúa: «Nosotros no sabíamos el nombre del Papa, la Señora no nos ha dicho el nombre del Papa, no sabíamos si era Benedicto XV o Pío XII o Pablo VI o Juan Pablo II, pero era el Papa que sufría y nos hacía sufrir también a nosotros».
Por lo que se refiere al pasaje sobre el obispo vestido de blanco, esto es, el Santo Padre --como se dieron cuenta inmediatamente los pastorcitos durante la "visión"--, que es herido de muerte y cae por tierra, Sor Lucía está completamente de acuerdo con la afirmación del Papa: «una mano materna guió la trayectoria de la bala, y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte» (Juan Pablo II, Meditación desde el Policlínico Gemelli a los Obispos italianos, 13 de mayo de 1994).
Puesto que Sor Lucía, antes de entregar al entonces Obispo de Leiria-Fátima el sobre lacrado que contenía la tercera parte del «secreto», había escrito en el sobre exterior que sólo podía ser abierto después de 1960, por el Patriarca de Lisboa o por el Obispo de Leiria, Su Excia. Mons. Bertone le preguntó: «¿por qué la fecha tope de 1960? ¿Ha sido la Virgen quien ha indicado esa fecha? Sor Lucía respondió: «no ha sido la Señora, sino yo la que ha puesto la fecha de 1960, porque según mi intuición, antes de 1960 no se hubiera entendido, se habría comprendido sólo después. Ahora se puede entender mejor. Yo he escrito lo que he visto, no me corresponde a mí la interpretación, sino al Papa».
Finalmente, se mencionó el manuscrito no publicado que Sor Lucía ha preparado como respuesta a tantas cartas de devotos de la Virgen y de peregrinos. La obra lleva el título «Os apelos da Mensagen da Fatima» y recoge pensamientos y reflexiones que expresan sus sentimientos y su límpida y simple espiritualidad, en clave catequética y parenética. Se le preguntó si le gustaría que la publicaran, y ha respondido: «Si el Santo Padre está de acuerdo, me encantaría, si no, obedezco a lo que decida el Santo Padre». Sor Lucía desea someter el texto a la aprobación de la Autoridad eclesiástica, y tiene la esperanza de poder contribuir con su escrito a guiar a los hombres y mujeres de buena voluntad por el camino que conduce a Dios, última meta de toda esperanza humana.
El coloquio se concluyó con un intercambio de rosarios: a Sor Lucía se le dio el que le había regalado el Santo Padre y ella, a su vez, entrega algunos rosarios confeccionados por ella personalmente.
La bendición impartida en nombre del Santo Padre concluyó el encuentro.

6
COMUNICADO DE SU EMINENCIA EL CARD. ANGELO SODANO
SECRETARIO DE ESTADO DE SU SANTIDAD
Al final de la solemne Concelebración Eucarística presidida por Juan Pablo II en Fátima, el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, ha pronunciado en portugués las palabras que aquí reproducimos en traducción española.
Hermanos y hermanas en el Señor:
Al concluir esta solemne celebración, siento el deber de presentar a nuestro amado Santo Padre Juan Pablo II la felicitación más cordial, en nombre de todos los presentes, por su próximo 80° cumpleaños, agradeciéndole su valioso ministerio pastoral en favor de toda la Santa Iglesia de Dios.
En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo Pontífice me ha encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su venida a Fátima ha sido la beatificación de los dos "pastorinhos". Sin embargo, quiere atribuir también a esta peregrinación suya el valor de un renovado gesto de gratitud hacia la Virgen por la protección que le ha dispensado durante estos años de pontificado. Es una protección que parece que guarde relación también con la llamada "tercera parte" del secreto de Fátima.
Este texto es una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura, que no describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se prolongan en el tiempo en una sucesión y con una duración no precisadas. Por tanto, la clave del lectura del texto ha de ser de carácter simbólico.
La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio. Es un interminable Via Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX.
Según la interpretación de los pastorinhos, interpretación confirmada recientemente por Sor Lucia, el «Obispo vestido de blanco» que ora por todos los fieles es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego.
Después del atentado del 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro que había sido «una mano materna quien guió la trayectoria de la bala», permitiendo al «Papa agonizante» que se detuviera «en el umbral de la muerte» (Juan Pablo II, Meditación desde el Policlínico Gemelli a los Obispos italianos, en: Insegnamenti, vol. XVII1, 1994, p. 1061). Con ocasión de una visita a Roma del entonces Obispo de Leiria-Fátima, el Papa decidió entregarle la bala, que quedó en el jeep después del atentado, para que se custodiase en el Santuario. Por iniciativa del Obispo, la misma fue después engarzada en la corona de la imagen de la Virgen de Fátima.
Los sucesivos acontecimiento del año 1989 han llevado, tanto en la Unión Soviética como en numerosos Países del Este, a la caída del régimen comunista que propugnaba el ateísmo. También por esto el Sumo Pontífice le está agradecido a la Virgen desde lo profundo del corazón. Sin embargo, en otras partes del mundo los ataques contra la Iglesia y los cristianos, con la carga de sufrimiento que conllevan, desgraciadamente no han cesado. Aunque las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de Fátima parecen ya pertenecer al pasado, la llamada de la Virgen a la conversión y a la penitencia, pronunciada al inicio del siglo XX, conserva todavía hoy una estimulante actualidad. «La Señora del mensaje parecía leer con una perspicacia especial los signos de los tiempos, los signos de nuestro tiempo ... La invitación insistente de María santísima a la penitencia es la manifestación de su solicitud materna por el destino de la familia humana, necesitada de conversión y perdón» (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo 1997, n. 1, en: Insegnamenti, vol. XIX2, 1996, p. 561).
Para permitir que los fieles reciban mejor el mensaje de la Virgen de Fátima, el Papa ha confiado a la Congregación para la Doctrina de la Fe la tarea de hacer pública la tercera parte del «secreto», después de haber preparado un oportuno comentario.
Hermanos y hermanas, agradecemos a la Virgen de Fátima su protección. A su materna intercesión confiamos la Iglesia del Tercer Milenio.
Sub tuum praesidium confugimus, Santa Dei Genetrix! Intercede pro Ecclesia. Intercede pro Papa nostro Ioanne Paulo II.
Amen.
Fátima, 13 de mayo de 2000.

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COMENTARIO TEOLÓGICO
Quien lee con atención el texto del llamado tercer "secreto" de Fátima, que tras largo tiempo, por voluntad del Santo Padre, viene publicado aquí en su integridad, tal vez quedará desilusionado o asombrado después de todas las especulaciones que se han hecho. No se revela ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. Vemos a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar. ¿Es esto lo que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del nuevo milenio? O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo? ¿Cómo debemos entender la visión, qué hay que pensar de la misma?
Revelación pública y revelaciones privadas -- su lugar teológico
Antes de iniciar un intento de interpretación, cuyas líneas esenciales se pueden encontrar en la comunicación que el Cardenal Sodano pronunció el 13 de mayo de este año al final de la celebración eucarística presidida por el Santo Padre en Fátima, es necesario hacer algunas aclaraciones de fondo sobre el modo en que, según la doctrina de la Iglesia, deben ser comprendidos dentro de la vida de fe fenómenos como el de Fátima. La doctrina de la Iglesia distingue entre la «revelación pública» y las «revelaciones privadas». Entre estas dos realidades hay una diferencia, no sólo de grado, sino de esencia. El término «revelación pública» designa la acción reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama «revelación» porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado, Jesucristo. No se trata, pues, de comunicaciones intelectuales, sino de un proceso vital, en el cual Dios se acerca al hombre; naturalmente en este proceso se manifiestan también contenidos que tienen que ver con la inteligencia y con la comprensión del misterio de Dios. El proceso atañe al hombre total y, por tanto, también a la razón, aunque no sólo a ella. Puesto que Dios es uno solo, también es única la historia que él comparte con la humanidad; vale para todos los tiempos y encuentra su cumplimiento con la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. En Cristo Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado así mismo y, por lo tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento. El Catecismo de la Iglesia Católica, para explicar este carácter definitivo y completo de la revelación, cita un texto de San Juan de la Cruz: «Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra...; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado todo en Él, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer cosa otra alguna o novedad» (n. 65, Subida al Monte Carmelo, 2, 22).
El hecho de que la única revelación de Dios dirigida a todos los pueblos se haya concluido con Cristo y en el testimonio sobre Él recogido en los libros del Nuevo Testamento, vincula a la Iglesia con el acontecimiento único de la historia sagrada y de la palabra de la Biblia, que garantiza e interpreta este acontecimiento, pero no significa que la Iglesia ahora sólo pueda mirar al pasado y esté así condenada a una estéril repetición. El Catecismo de la Iglesia Católica dice a este respecto: «Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos» (n. 66). Estos dos aspectos, el vínculo con el carácter único del acontecimiento y el progreso en su comprensión, están muy bien ilustrados en los discursos de despedida del Señor, cuando antes de partir les dice a los discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta... Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros» (Jn 16, 12-14). Por una parte el Espíritu, que hace de guía y abre así las puertas a un conocimiento, del cual antes faltaba el presupuesto que permitiera acogerlo; es ésta la amplitud y la profundidad nunca alcanzada de la fe cristiana. Por otra parte, este guiar es un «tomar» del tesoro de Jesucristo mismo, cuya profundidad inagotable se manifiesta en esta conducción por parte del Espíritu. A este respecto el Catecismo cita una palabra densa del Papa Gregorio Magno: «la comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura» (Catecismo de la Iglesia Católica, 94; Gregorio, In Ez 1, 7, Cool. El Concilio Vaticano II señala tres maneras esenciales en que se realiza la guía del Espíritu Santo en la Iglesia y, en consecuencia, el «crecimiento de la Palabra»: éste se lleva a cabo a través de la meditación y del estudio por parte de los fieles, por medio del conocimiento profundo, que deriva de la experiencia espiritual y por medio de la predicación de «los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad» (Dei Verbum, Cool.
En este contexto es posible entender correctamente el concepto de «revelación privada», que se refiere a todas las visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima. Escuchemos aún a este respecto antes de nada el Catecismo de la Iglesia Católica: «A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia... Su función no es la de... "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia» (n. 67). Se deben aclarar dos cosas:
1. La autoridad de las revelaciones privadas es esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe; en efecto, en ella, a través de palabras humanas y de la mediación de la comunidad viviente de la Iglesia, Dios mismo nos habla. La fe en Dios y en su Palabra se distingue de cualquier otra fe, confianza u opinión humana. La certeza de que Dios habla me da la seguridad de que encuentro la verdad misma y, de ese modo, una certeza que no puede darse en ninguna otra forma humana de conocimiento. Es la certeza sobre la cual edifico mi vida y a la cual me confío al morir.
2. La revelación privada es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación pública. El Cardenal Próspero Lambertini, futuro Papa Benedicto XIV, dice al respecto en su clásico tratado, que después llegó a ser normativo para las beatificaciones y canonizaciones: «No se debe un asentimiento de fe católica a revelaciones aprobadas en tal modo; no es ni tan siquiera posible. Estas revelaciones exigen más bien un asentimiento de fe humana, según las reglas de la prudencia, que nos las presenta como probables y piadosamente creíbles». El teólogo flamenco E. Dhanis, eminente conocedor de esta materia, afirma sintéticamente que la aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo publico, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión (E. Dhanis, Sguardo su Fatima e bilancio di una discussione, en: La Civiltà Cattolica 104, 1953, II. 392-406, en particular 397). Un mensaje así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por eso no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma.
El criterio de verdad y de valor de una revelación privada es, pues, su orientación a Cristo mismo. Cuando ella nos aleja de Él, cuando se hace autónoma o, más aún, cuando se hace pasar como otro y mejor designio de salvación, más importante que el Evangelio, entonces no viene ciertamente del Espíritu Santo, que nos guía hacia el interior del Evangelio y no fuera del mismo. Esto no excluye que dicha revelación privada acentúe nuevos aspectos, suscite nuevas formas de piedad o profundice y extienda las antiguas. Pero, en cualquier caso, en todo esto debe tratarse de un apoyo para la fe, la esperanza y la caridad, que son el camino permanente de salvación para todos. Podemos añadir que a menudo las revelaciones privadas provienen sobre todo de la piedad popular y se apoyan en ella, le dan nuevos impulsos y abren para ella nuevas formas. Eso no excluye que tengan efectos incluso sobre la liturgia, como por ejemplo muestran las fiestas del Corpus Domini y del Sagrado Corazón de Jesús. Desde un cierto punto de vista, en la relación entre liturgia y piedad popular se refleja la relación entre Revelación y revelaciones privadas: la liturgia es el criterio, la forma vital de la Iglesia en su conjunto, alimentada directamente por el Evangelio. La religiosidad popular significa que la fe está arraigada en el corazón de todos los pueblos, de modo que se introduce en la esfera de lo cotidiano. La religiosidad popular es la primera y fundamental forma de «inculturación» de la fe, que debe dejarse orientar y guiar continuamente por las indicaciones de la liturgia, pero que a su vez fecunda la fe a partir del corazón.
Hemos pasado así de las precisiones más bien negativas, que eran necesarias antes de nada, a la determinación positiva de las revelaciones privadas: ¿cómo se pueden clasificar de modo correcto a partir de la Sagrada Escritura? ¿Cuál es su categoría teológica? La carta más antigua de San Pablo que nos ha sido conservada, tal vez el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, la Primera Carta a los Tesalonicenses, me parece que ofrece una indicación. El Apóstol dice en ella: «No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecías; examinad cada cosa y quedaos con lo que es bueno» (5, 19-21). En todas las épocas se le ha dado a la Iglesia el carisma de la profecía, que debe ser examinado, pero que tampoco puede ser despreciado. A este respecto, es necesario tener presente que la profecía en el sentido de la Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro. El que predice el futuro se encuentra con la curiosidad de la razón, que desea apartar el velo del porvenir; el profeta ayuda a la ceguera de la voluntad y del pensamiento y aclara la voluntad de Dios como exigencia e indicación para el presente. La importancia de la predicción del futuro en este caso es secundaria. Lo esencial es la actualización de la única revelación, que me afecta profundamente: la palabra profética es advertencia o también consuelo o las dos cosas a la vez. En este sentido, se puede relacionar el carisma de la profecía con la categoría de los «signos de los tiempos», que ha sido subrayada por el Vaticano II: «...sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12, 56). En esta parábola de Jesús por «signos de los tiempos» debe entenderse su propio camino, el mismo Jesús. Interpretar los signos de los tiempos a la luz de la fe significa reconocer la presencia de Cristo en todos los tiempos. En las revelaciones privadas reconocidas por la Iglesia --y por tanto también en Fátima-- se trata de esto: ayudarnos a comprender los signos de los tiempos y a encontrar la justa respuesta desde la fe ante ellos.
La estructura antropológica de las revelaciones privadas
Una vez que con las precedentes reflexiones hemos tratado de determinar el lugar teológico de las revelaciones privadas, antes de ocuparnos de una interpretación del mensaje de Fátima, debemos aún intentar aclarar brevemente un poco su carácter antropológico (psicológico). La antropología teológica distingue en este ámbito tres formas de percepción o «visión»: la visión con los sentidos, es decir la percepción externa corpórea, la percepción interior y la visión espiritual (visio sensibilis imaginativa intellectualis). Está claro que en las visiones de Lourdes, Fátima, etc. no se trata de la normal percepción externa de los sentidos: las imágenes y las figuras, que se ven, no se hallan exteriormente en el espacio, como se encuentran un árbol o una casa. Esto es absolutamente evidente, por ejemplo, por lo que se refiere a la visión del infierno (descrita en la primera parte del «secreto» de Fátima) o también la visión descrita en la tercera parte del «secreto», pero puede demostrarse con mucha facilidad también en las otras visiones, sobre todo porque no todos los presentes las veían, sino de hecho sólo los «videntes». Del mismo modo es obvio que no se trata de una «visión» intelectual, sin imágenes, como se da en otros grados de la mística. Aquí se trata de la categoría intermedia, la percepción interior, que ciertamente tiene en el vidente la fuerza de una presencia que, para él, equivale a la manifestación externa sensible.
Ver interiormente no significa que se trate de fantasía, como si fuera sólo una expresión de la imaginación subjetiva. Más bien significa que el alma viene acariciada por algo real, aunque suprasensible, y es capaz de ver lo no sensible, lo no visible por los sentidos, una especie de visión con los «sentidos internos». Se trata de verdaderos «objetos», que tocan el alma, aunque no pertenezcan a nuestro habitual mundo sensible. Para esto se exige una vigilancia interior del corazón que generalmente no se tiene a causa de la fuerte presión de las realidades externas y de las imágenes y pensamientos que llenan el alma. La persona es transportada más allá de la pura exterioridad y otras dimensiones más profundas de la realidad la tocan, se le hacen visibles. Tal vez por eso se puede comprender por qué los niños son los destinatarios preferidos de tales apariciones: el alma está aún poco alterada y su capacidad interior de percepción está aún poco deteriorada. «De la boca de los niños y de los lactantes has recibido la alabanza», responde Jesús con una frase del Salmo 8 (v.3) a la crítica de los Sumos Sacerdotes y de los ancianos, que encuentran inoportuno el grito de «hosanna» de los niños (Mt 21, 16).
La «visión interior» no es una fantasía, sino una propia y verdadera manera de verificar, como hemos dicho. Pero conlleva también limitaciones. Ya en la visión exterior está siempre involucrado el factor subjetivo; no vemos el objeto puro, sino que llega a nosotros a través del filtro de nuestros sentidos, que deben llevar a cabo un proceso de traducción. Esto es aún más evidente en la visión interior, sobre todo cuando se trata de realidades que sobrepasan en sí mismas nuestro horizonte. El sujeto, el vidente, está involucrado de un modo aún más íntimo. Él ve con sus concretas posibilidades, con las modalidades de representación y de conocimiento que le son accesibles. En la visión interior se trata, de manera más amplia que en la exterior, de un proceso de traducción, de modo que el sujeto es esencialmente copartícipe en la formación como imagen de lo que aparece. La imagen puede llegar solamente según sus medidas y sus posibilidades. Tales visiones nunca son simples «fotografías» del más allá, sino que llevan en sí también las posibilidades y los límites del sujeto perceptor.
Esto se puede comprender en todas las grandes visiones de los santos; naturalmente, vale también para las visiones de los niños de Fátima. Las imágenes que ellos describen no son en absoluto simples expresiones de su fantasía, sino fruto de una real percepción de origen superior e interior, pero no son imaginaciones como si por un momento se quitara el velo del más allá y el cielo apareciese en su esencia pura, tal como nosotros esperamos verlo un día en la definitiva unión con Dios. Más bien las imágenes son, por decirlo así, una síntesis del impulso proveniente de lo Alto y de las posibilidades de que dispone para ello el sujeto que percibe, esto es, los niños. Por este motivo, el lenguaje imaginativo de estas visiones es un lenguaje simbólico. El Cardenal Sodano dice al respecto: «... no se describen en sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetizan y condensan sobre un mismo fondo, hechos que se extienden en el tiempo según una sucesión y con una duración no precisadas». Esta concentración de tiempos y espacios en una única imagen es típica de tales visiones que, por lo demás, pueden ser descifradas sólo a posteriori. A este respecto, no todo elemento visivo debe tener un concreto sentido histórico. Lo que cuenta es la visión como conjunto, y a partir del conjunto de imágenes deben ser comprendidos los aspectos particulares. Lo que es central en una imagen se desvela en último término a partir del centro de la «profecía» cristiana en absoluto: el centro está allí donde la visión se convierte en llamada y guía hacia la voluntad de Dios.
Un intento de interpretación del secreto de Fátima
La primera y segunda parte del secreto de Fátima han sido ya discutidas tan ampliamente por la literatura especializada que ya no hay que ilustrarlas más. Quisiera sólo llamar la atención brevemente sobre el punto más significativo. Los niños han experimentado durante un instante terrible una visión del infierno. Han visto la caída de las «almas de los pobres pecadores». Y se les dice por qué se les ha hecho pasar por ese momento: para «salvarlas», para mostrar un camino de salvación. Viene así a la mente la frase de la Primera Carta de Pedro: «meta de vuestra fe es la salvación de las almas» (1,9). Para este objetivo se indica como camino -de un modo sorprendente para personas provenientes del ámbito cultural anglosajón y alemán- la devoción al Corazón Inmaculado de María. Para entender esto puede ser suficiente aquí una breve indicación. «Corazón» significa en el lenguaje de la Biblia el centro de la existencia humana, la confluencia de razón, voluntad, temperamento y sensibilidad, en la cual la persona encuentra su unidad y su orientación interior. El «corazón inmaculado» es, según Mt 5,8, un corazón que a partir de Dios ha alcanzado una perfecta unidad interior y, por lo tanto, «ve a Dios». La «devoción» al Corazón Inmaculado de María es, pues, un acercarse a esta actitud del corazón, en la cual el «fiat» --hágase tu voluntad-- se convierte en el centro animador de toda la existencia. Si alguno objetara que no debemos interponer un ser humano entre nosotros y Cristo, se le debería recordar que Pablo no tiene reparo en decir a sus comunidades: imitadme (1 Co 4, 16; Flp 3,17; 1 Ts 1,6; 2 Ts 3,7.9). En el Apóstol pueden constatar concretamente lo que significa seguir a Cristo. ¿De quién podremos nosotros aprender mejor en cualquier tiempo si no de la Madre del Señor?
Llegamos así, finalmente, a la tercera parte del «secreto» de Fátima publicado íntegramente aquí por primera vez. Como se desprende de la documentación precedente, la interpretación que el Cardenal Sodano ha dado en su texto del 13 de mayo, había sido presentada anteriormente a Sor Lucia en persona. A este respecto, Sor Lucia ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su interpretación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino de la Iglesia. Ella, sin embargo, después de la lectura del texto, ha dicho que esta interpretación correspondía a lo que ella había experimentado y que, por su parte, reconocía dicha interpretación como correcta. En lo que sigue, pues, se podrá sólo intentar dar un fundamento más profundo a dicha interpretación a partir de los criterios hasta ahora desarrollados.
Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del «secreto» hemos descubierto la de «salvar las almas», así como la palabra clave de este «secreto» es el triple grito: «¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!». Viene a la mente el comienzo del Evangelio: «paenitemini et credite evangelio» (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto.
Examinemos ahora más de cerca cada imagen. El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia. De ese modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. Toda la visión tiene lugar en realidad sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mostrar una película sobre el futuro ya fijado de forma irremediable. Su sentido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas del «secreto» que, por ejemplo, dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría sido en definitiva un instrumento del plan divino guiado por la Providencia y que, por tanto, no habría actuado libremente, así como otras ideas semejantes que circulan. La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos.
Las siguientes frases del texto muestran una vez más muy claramente el carácter simbólico de la visión: Dios permanece el inconmensurable y la luz que supera todas nuestras visiones. Las personas humanas aparecen como en un espejo. Debemos tener siempre presente esta limitación interna de la visión, cuyos confines están aquí indicados visivamente. El futuro se muestra sólo «como en un espejo de manera confusa» (cf. 1 Co 13,12). Tomemos ahora en consideración cada una de las imágenes que siguen en el texto del «secreto». El lugar de la acción aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y, finalmente, una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las cuales el hombre destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más extrema. Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma.
Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco («hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre»), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos. El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. Se puede ver representada en esta imagen la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son presentados de forma compacta. En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el «espejo» de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios. A este respecto, parece oportuno mencionar una frase de la carta que Sor Lucia escribió al Santo Padre el 12 de mayo de 1982: «la tercera parte del "secreto" se refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no (Rusia) diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán destruidas"».
En el viacrucis de este siglo, la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellas por el camino que lleva a la cruz. En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del «secreto», reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: «...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte» (13 de mayo de 1994). Que una «mano materna» haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones.
La conclusión del «secreto» recuerda imágenes que Lucía puede haber visto en libros de piedad y cuyo contenido deriva de antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella. Ellos completan en favor del Cuerpo de Cristo lo que aún falta a sus sufrimientos (cf. Col 1,24). Su vida se ha convertido en Eucaristía, inserta en el misterio del grano de trigo que muere y se hace fecundo. La sangre de los mártires es semilla de cristianos, ha dicho Tertuliano. Así como de la muerte de Cristo, de su costado abierto, ha nacido la Iglesia, así la muerte de los testigos es fecunda para la vida futura de la Iglesia. La visión de la tercera parte del «secreto», tan angustiosa en su comienzo, se concluye pues con un imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y, precisamente, una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre. En las manos amorosas de Dios no han sido acogidos únicamente los que sufren como Lázaro, que encontró el gran consuelo y representa misteriosamente a Cristo que quiso ser para nosotros el pobre Lázaro; hay algo más, del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica.
Hemos llegado así a una última pregunta: ¿Qué significa en su conjunto (en sus tres partes) el «secreto» de Fátima? ¿Qué nos dice a nosotros? Ante todo, debemos afirmar con el Cardenal Sodano: «...los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del «secreto» de Fátima, parecen pertenecer ya al pasado». En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado. Quien había esperado en impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo que la fe cristiana por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del «secreto»: la exhortación a la oración como camino para la «salvación de las almas» y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión.
Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del «secreto», que con razón se ha hecho famosa: «mi Corazón Inmaculado triunfará». ¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este «sí» Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: «padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe

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NOTAS
(1) Del diario de Juan XXIII, 17 agosto 1959: «Audiencias: P. Philippe, Comisario del S.O. que me trae la carta que contiene la tercera parte de los secretos de Fátima. Me reservo leerla con mi Confesor».
(2) Se puede recordar el comentario que hizo el Santo Padre en la Audiencia General del 14 de octubre de 1981 sobre «evento del 13 de mayo»: «la gran prueba divina», en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, IV, 2, Città del Vaticano 1981, 409-412.
(3) Radiomensaje durante el Rito en la Basílica de Santa María la Mayor. Veneración, acción de gracias, consagración a la Virgen María Theotokos, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, IV, 1, Città del Vaticano 1981, 1246.
(4) En la Jornada Jubilar de las Familias, el Papa consagra a los hombres y las naciones a la Virgen, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 1, Città del Vaticano 1984, 775-777.
(5) En esta nota se ofrece fotocopia del texto original en portugués.
(6) En la «cuarta memoria», del 8 de diciembre de 1941, Sor Lucía escribe: «Comienzo, pues, mi nuevo trabajo y cumpliré las órdenes de V. E. Rvma. y los deseos del sr. Dr. Galamba. Exceptuando la parte del secreto que, por ahora, no me es permitido revelar, diré todo. Advertidamente no dejaré nada. Supongo que se me podrán quedar en el tintero sólo unos pocos detalles de mínima importancia».
(7) En la citada «cuarta memoria», Sor Lucía añade: «En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe, etc...».
(Cool En la traducción se ha respetado el texto original incluso en las imprecisiones de puntuación que, por otra parte, no impiden la comprensión de lo que la vidente ha querido decir.
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 5:32 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

La Virgen Maria se apareció en Fátima a tres pastorcitos ¿ok?

Ella le dió un mensaje a los pastorcitos para el mundo entero ¿ok?

En ese mensaje ella habla de los "errores de Rusia" ¿ok?


Esas son cosas que tu has decidido desde tu madurez, aceptarlas.....

bien sabes que no puedes pedirle a nadie que acepte esta preferencia tuya.........

Saludos en Cristo.
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 5:40 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Dijo Beatriz:

Bueno cataeco, si no crees que Caín existió.....Ah, bueno,Aquí hay que empezar desde el principio,

Entonces crees que el mundo tiene 6.000 años

Y que,

Adán murió a los 930 años..............(Gn. 5,5)

Si tenemos que discutir eso...................


Saludos en Cristo.
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hectorb
Asiduo


Registrado: 23 Jun 2006
Mensajes: 222

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 6:11 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Beatriz

Una cosa es lo que ocurriò con el comunismo en Rusia , que yo no defiendo , y otra es que tu vengas a defender las torturas y las muertes ocurridas en latinoamèrica , en la cual se mataron a miles de personas inocentes , EN PERU OLLANTA HUMALA ACUSADO DE CRIMENES CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS, y asi en otros paìses de latinoamerica, de manera implìcita con la excusa de la lucha contra el comunismo.

Claro que tu no dices abiertamente que està bien matar , pero para ti parece que son "menos personas" las que creyeron en el comunismo que las demàs , y esa no es la mentalidad de Dios , para la cual todos somos sus hijos . Luego dices , segùn tus propias palabras , " que los terroristas disfrutan los derechos humanos" , entonces para ti habria que matarlos , porque segùn tu no son seres humanos ???

No se si registras lo que escribo , esas dictaduras anti comunistas mataron a miles de inocentes y los torturaron , todo està demostrado , y por si no sabias tambièn mataron a sacerdotes catòlicos por el solo hecho de colaborar en los barrios pobres , eso seguramente te parecerà muy catòlico ???

En latinoamèrica pasò algo muy complejo , no es asi de simple como tu lo dices , debes hablar con màs cuidado , aquì murieron miles de inocentes de la forma mas horrible , y ni siquiera a los culpables se les siguiò un juicio justo ni se los encarcelò , asi que por favor , yo no soy comunista ,me lo dices como insultandome , sabes , no soy comunista , pero tampoco voy a meterme a un foro catòlico para hacer apologìa de los asesinatos y torturas de miles de inocentes ocurridas en latinoamèrica y decir que eso seguro estaba apoyado por Dios.
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Abraham Diaz
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 7:00 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

hermano cataeco, tengo una duda, creo q tu eres catequista no es cierto?, veo por un lado q no te cuadra cuando se afirma q Dios si castiga, por otro no se si crees en Cain, y quizas no te gusta tampoco q se afirme q la ideologia marxista es atea. Por estos indicios q no los doy por hechos fehacientes, quisiera q me digas si crees en la teologia de la liberacion?

Saludos
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cataeco
Constante


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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 8:09 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

veo por un lado q
no te cuadra cuando se afirma q Dios si castiga,
por otro no se si crees en Cain, y quizas no te gusta tampoco q se afirme q la ideologia marxista es atea. Por estos indicios q no los doy por hechos fehacientes, quisiera q me digas si crees en la teologia de la liberacion?

1º- No creo en un Dios castigador.

2º- Creo que la enseñanza del relato de Caín y Aabel es profundísima,
Pero, ¡como podría creer en la existencia histórica de un personaje de un relato SAPIENCIAAL!!!!!!!!

3º-??????? En ningun aporte mio en el foro vas a encontrarme disputando ese tema, ¿quién no sabe del ateísmo del marxismo?, no confundir con NEO-MARXISMO, que si es creyente, ya lo dije en otra parte, soy argentino, y en mi país no se dió esto de los católicos marxistas, si de católicos nacionalistas, puede ser mi caso, pero para emitir un juicio sobre esta postura hay que conocer la historia de mi país....

4º- ¿cómo si creo en la teología de la liberación?,

Creo que existe, me consta, cualquier catecismo de mi pais , de Chile, para el tema de los sacramentos usa el libro de Boof "sacramentos de la vida" ,

Si te refieres si adhiero a dicho teología,

Un catequista con mente abierta debe leer todo lo que pueda, y ese es un fenómeno que nadie puede negar la importancia que tiene,

No, no soy liberacionista,

Conozco hermanos que adiheren al liberacionismo y soy amigo de ellos,

Lo cual no tiene nada de malo,

Dime, por favor, si te he contestado.

Saludos en Cristo.
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Abraham Diaz
Constante


Registrado: 05 Ene 2006
Mensajes: 842

MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 8:47 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
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Hermano Cataeco, si me has contestado gracias.
Tienes razon, no tiene nada de malo ser amigo de una persona q cree o tiene otra ideologia.
Justamente si a uno le gusta el apostolado, se debe partir de cualquier posicion.
No te juzgo.
Si me parece discutible q en tu pais tengan un libro de boff para el tema de los sacramentos. Es decir tu vas a defender lo q enseñas pq si uno no esta adherido a lo q enseña pues no hay mucha coherencia.
Deberiamos abrir un tema sobre dicha teologia para dejar claros ciertos asuntos que estan condenados por el magisterio.
Usualmente esta teologia no cree en lo sobrenatural, es decir en los milagros, o no tienen mucha relevancia. Como es el libro q mencionas o mejor dicho q enseña de la Eucaristia. Me preocupa.

Saludos
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
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MensajePublicado: Sab Jun 24, 2006 9:33 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
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bueno hermano,

Empieza con el temaa si quieres,

No es un tema menor,

Es una de las espiritualidades que se vive en nuestra Iglesia.

Saludos en Cristo.
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Jun 25, 2006 5:55 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Cita:
Gracias, Beatriz, por este tema.
Un amigo mío me envió hace tiempo este mensaje. Es un poco largo, pero sin duda nos será útil. Un saludo cordial.
Por favor, Beatriz, si no viene muy a cuento, me no indican y pido que lo borren. No quiero causar problemas.

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html


1
PRESENTACIÓN
En el tránsito del segundo al tercer milenio, Juan Pablo II ha decidido hacer público el texto de la tercera parte del «secreto de Fátima».
Tras los dramáticos y crueles acontecimientos del siglo XX, uno de los más cruciales en la historia del hombre, culminado con el cruento atentado al «dulce Cristo en la Tierra», se abre así un velo sobre una realidad, que hace historia y la interpreta en profundidad, según una dimensión espiritual a la que la mentalidad actual, frecuentemente impregnada de racionalismo, es refractaria.
Apariciones y signos sobrenaturales salpican la historia, entran en el vivo de los acontecimientos humanos y acompañan el camino del mundo, sorprendiendo a creyentes y no creyentes. Estas manifestaciones, que no pueden contradecir el contenido de la fe, deben confluir hacia el objeto central del anuncio de Cristo: el amor del Padre que suscita en los hombres la conversión y da la gracia para abandonarse a Él con devoción filial. Éste es también el mensaje de Fátima que, con un angustioso llamamiento a la conversión y a la penitencia, impulsa en realidad hacia el corazón del Evangelio.
Fátima es sin duda la más profética de las apariciones modernas. La primera y la segunda parte del «secreto» --que se publican por este orden por integridad de la documentación-- se refieren sobre todo a la aterradora visión del infierno, la devoción al Corazón Inmaculado de María, la segunda guerra mundial y la previsión de los daños ingentes que Rusia, en su defección de la fe cristiana y en la adhesión al totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad.
Nadie en 1917 podía haber imaginado todo esto: los tres pastorinhos de Fátima ven, escuchan, memorizan, y Lucía, la testigo que ha sobrevivido, lo pone por escrito en el momento en que recibe la orden del Obispo de Leiria y el permiso de Nuestra Señora.
Por lo que se refiere la descripción de las dos primeras partes del «secreto», por lo demás ya publicado y por tanto conocido, se ha elegido el texto escrito por Sor Lucía en la tercera memoria del 31 de agosto de 1941; después añade alguna anotación en la cuarta memoria del 8 de diciembre de 1941.
La tercera parte del «secreto» fue escrita «por orden de Su Excelencia el Obispo de Leiria y de la Santísima Madre....» el 3 de enero de 1944.
Existe un único manuscrito, que se aquí se reproduce en facsímile. El sobre lacrado estuvo guardado primero por el Obispo de Leiria. Para tutelar mejor el «secreto», el 4 de abril de 1957 el sobre fue entregado al Archivo Secreto del Santo Oficio. Sor Lucía fue informada de ello por el Obispo de Leiria.
Según los apuntes del Archivo, el 17 de agosto de 1959, el Comisario del Santo Oficio, Padre Pierre Paul Philippe, O.P., de acuerdo con el Emmo. Card. Alfredo Ottaviani, llevó el sobre que contenía la tercera parte del «secreto de Fátima» a Juan XXIII. Su Santidad, «después de algunos titubeos», dijo: «Esperemos. Rezaré. Le haré saber lo que decida» (1).
En realidad, el Papa Juan XXIII decidió devolver el sobre lacrado al Santo Oficio y no revelar la tercera parte del «secreto».
Pablo VI leyó el contenido con el Sustituto, S. E. Mons. Angelo Dell'Acqua, el 27 de marzo de 1965 y devolvió el sobre al Archivo del Santo Oficio, con la decisión de no publicar el texto.
Juan Pablo II, por su parte, pidió el sobre con la tercera parte del «secreto» después del atentado del 13 de mayo de 1981.S. E. Card.Franjo Seper, Prefecto de la Congregación, entregó el 18 de julio de 1981 a S. E. Mons. Martínez Somalo, Sustituto de la Secretaría de Estado, dos sobres: uno blanco, con el texto original de Sor Lucía en portugués, y otro de color naranja con la traducción del «secreto» en italiano. El 11 de agosto siguiente, Mons. Martínez devolvió los dos sobres al Archivo del Santo Oficio (2).
Como es sabido, el Papa Juan Pablo II pensó inmediatamente en la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María y compuso él mismo una oración para lo que definió «Acto de consagración», que se celebraría en la Basílica de Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981, solemnidad de Pentecostés, día elegido para recordar el 1600° aniversario del primer Concilio Constantinopolitano y el 1550° aniversario del Concilio de Éfeso. Estando ausente el Papa por fuerza mayor, se transmitió su alocución grabada. Citamos el texto que se refiere exactamente al acto de consagración:
«Madre de los hombres y de los pueblos,Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza» (3).
Pero el Santo Padre, para responder más plenamente a las peticiones de «Nuestra Señora», quiso explicitar durante el Año Santo de la Redención el acto de consagración del 7 de junio de 1981, repetido en Fátima el 13 de mayo de 1982. Al recordar el fiat pronunciado por María en el momento de la Anunciación, en la plaza de San Pedro el 25 de marzo de 1984, en unión espiritual con todos los Obispos del mundo, precedentemente «convocados», el Papa consagra a todos los hombres y pueblos al Corazón Inmaculado de María, en un tono que evoca las angustiadas palabras pronunciadas en 1981.
«Y por eso, oh Madre de los hombres y de los pueblos, Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito que, movidos por el Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón: abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro, que te confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos.
De modo especial confiamos y consagramos a aquellos hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagración.
¡"Nos acogemos a tu protección, Santa Madre de Dios"!
¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades!».
Acto seguido, el Papa continúa con mayor fuerza y con referencias más concretas, comentando casi el triste cumplimiento del Mensaje de Fátima:
«He aquí que, encontrándonos hoy ante ti, Madre de Cristo, ante tu Corazón Inmaculado, deseamos, junto con toda la Iglesia, unirnos a la consagración que, por amor nuestro, tu Hijo hizo de sí mismo al Padre cuando dijo: "Yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad" (Jn 17, 19). Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual, en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y de procurar la reparación.
El poder de esta consagracióndura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo.
¡Oh, cuán profundamente sentimos la necesidad de consagración para la humanidad y para el mundo: para nuestro mundo contemporáneo, en unión con Cristo mismo! En efecto, la obra redentora de Cristo debe ser participada por el mundo a través de la Iglesia.
Lo manifiesta el presente Año de la Redención, el Jubileo extraordinario de toda la Iglesia.
En este Año Santo, bendita seas por encima de todas las creaturas, tú, Sierva del Señor, que de la manera más plena obedeciste a la llamada divina.
Te saludamos a ti, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo.
Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ilumina especialmente a los pueblos de los que tú esperas nuestra consagración y nuestro ofrecimiento. Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del mundo actual.
Al encomendarte, oh Madre, el mundo, todos los hombres y pueblos, te confiamos también la misma consagración del mundo, poniéndola en tu corazón maternal.
¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro.
¡Del hambre y de la guerra, líbranos!
¡De la guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable y de todo tipo de guerra, líbranos!
¡De los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante, líbranos!
¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!
¡De toda clase de injusticias en la vida social, nacional e internacional, líbranos!
¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!
¡De la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios, líbranos!
¡Del extravío de la conciencia del bien y del mal, líbranos!
¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!, ¡líbranos!
Acoge, oh Madre de Cristo, este grito lleno de sufrimiento de todos los hombres. Lleno del sufrimiento de sociedades enteras.
Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo pecado, el pecado del hombre y el «pecado del mundo», el pecado en todas sus manifestaciones.
Aparezca, una vez más, en la historia del mundo el infinito poder salvador de la Redención: poder del Amor misericordioso. Que éste detenga el mal.Que transforme las conciencias.Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza» (4).
Sor Lucía confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración correspondía a los deseos de Nuestra Señora («Sim, està feita, tal como Nossa Senhora a pediu, desde o dia 25 de Março de 1984»: «Sí, desde el 25 de marzo de 1984, ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido»: carta del 8 de noviembre de 1989). Por tanto, toda discusión, así como cualquier otra petición ulterior, carecen de fundamento.
En la documentación que se ofrece, a los manuscritos de Sor Lucía se añaden otros cuatro textos: 1) la carta del Santo Padre a Sor Lucía, del 19 de abril del 2000; 2) una descripción del coloquio tenido con Sor Lucía el 27 de abril del 2000; 3) la comunicación leída por encargo del Santo Padre en Fátima el 13 de mayo actual por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado; 4) el comentario teológico de Su Eminencia el Card. Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Una indicación para la interpretación de la tercera parte del «secreto» la había ya insinuado Sor Lucía en una carta al Santo Padre del 12 de mayo de 1982. En ella se dice:
«La tercera parte del secreto se refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no [Rusia] diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá mucho, varias naciones serán destruidas" (13-VII-1917).
La tercera parte es una revelación simbólica, que se refiere a esta parte del Mensaje, condicionado al hecho de que aceptemos o no lo que el mismo Mensaje pide: "si aceptaren mis peticiones, la Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, diseminará sus errores por el mundo, etc.".
Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este llamamiento del Mensaje, constatamos que se ha cumplido, Rusia ha invadido el mundo con sus errores. Y, aunque no constatamos aún la consumación completa del final de esta profecía, vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella a grandes pasos. Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de inmoralidad y de violencia, etc.
Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que nos ha dado; por eso los hombres son responsables» (5).
La decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del «secreto» de Fátima cierra una página de historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad, pero impregnada del amor misericordioso de Dios y de la atenta premura de la Madre de Jesús y de la Iglesia.
La acción de Dios, Señor de la Historia, y la corresponsabilidad del hombre en su dramática y fecunda libertad, son los dos goznes sobre los que se construye la historia de la humanidad.
La Virgen que se apareció en Fátima nos llama la atención sobre estos dos valores olvidados, sobre este porvenir del hombre en Dios, del que somos parte activa y responsable.
Tarcisio Bertone, SDB
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe




EL «SECRETO» DE FATIMA
PRIMERA Y SEGUNDA PARTE DEL «SECRETO»
EN LA REDACCIÓN HECHA POR SOR LUCÍA
EN LA «TERCERA MEMORIA» DEL 31 DE AGOSTO DE 1941
DESTINADA AL OBISPO DE LEIRIA-FÁTIMA
(Traducción) (6)
Tendré que hablar algo del secreto, y responder al primer punto interrogativo.
¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la tierra me han autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves, aquella en que me manda escribir al Santo Padre. Uno de los puntos que me indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a Dios la oportunidad de un momento más favorable.
Pues bien; ya expuse en el segundo escrito, la duda que, desde el 13 de junio al 13 de julio, me atormentó; y cómo en esta aparición todo se desvaneció.
Ahora bien, el secreto consta de tres partes distintas, de las cuales voy a revelar dos.
La primera fue, pues, la visión del infierno.
Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor.
Inmediatamente levantamos los ojos hacia Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:
-- Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz (7).

3
TERCERA PARTE DEL «SECRETO»
(Traducción) (
«J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un Obispo vestido de Blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. Tuy-3-1-1944».

4
INTERPRETACIÓN DEL «SECRETO»
CARTA DE JUAN PABLO II
A SOR LUCÍA
(Traducción)
Reverenda Sor María Lucía
Convento de Coimbra
En el júbilo de las fiestas pascuales, le presento el augurio de Cristo Resucitado a sus discípulos: «¡la paz esté contigo!»
Tendré el gusto de poder encontrarme con Usted en el tan esperado día de la beatificación de Francisco y Jacinta que, si Dios quiere, beatificaré el próximo 13 de mayo.
Sin embargo, teniendo en cuenta que ese día no habrá tiempo para un coloquio, sino sólo para un breve saludo, he encargado ex profeso a Su Excelencia Monseñor Tarcisio Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que vaya a hablar con Usted. Se trata de la Congregación que colabora más estrechamente con el Papa para la defensa de la fe católica y que ha conservado desde 1957, como Usted sabe, su carta manuscrita que contiene la tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria, Fátima.
Monseñor Bertone, acompañado del Obispo de Leiria, su Excelencia Monseñor Serafim de Sousa Ferreira e Silva, va en mi nombre para hacerle algunas preguntas sobre la interpretación de la «tercera parte del secreto».
Reverenda Sor Lucía, puede hablar abierta y sinceramente a Monseñor Bertone, que me referirá sus respuestas directamente a mí.
Ruego ardientemente a la Madre del Resucitado por Usted, por la Comunidad de Coimbra y por toda la Iglesia.
María, Madre de la humanidad peregrina, nos mantenga siempre estrechamente unidos a Jesús, su amado Hijo y Hermano nuestro, Señor de la vida y de la gloria. Con una especial Bendición Apostólica.
JUAN PABLO II
Vaticano, 19 de abril de 2000.

5
COLOQUIO
CON SOR MARÍA LUCÍA DE JESÚS
Y DEL INMACULADO CORAZÓN
La cita de Sor Lucía con Su Excia. Mons. Tarcisio Bertone, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado por el Santo Padre, y de Su Excia. Mons. Serafim de Sousa Ferreira e Silva, Obispo de Leiria-Fátima, tuvo lugar el pasado jueves 27 de abril en el Carmelo de Santa Teresa de Coimbra.
Sor Lucía estaba lúcida y serena; estaba muy contenta del viaje del Papa a Fátima para la beatificación, que ella tanto esperaba, de Francisco y Jacinta.
El Obispo de Leiria-Fátima leyó la carta autógrafa del Santo Padre que explicaba los motivos de la visita. Sor Lucía se sintió honrada y la releyó personalmente, teniéndola en sus propias manos. Dijo estar dispuesta a responder francamente a todas las preguntas.
Llegados a este punto, Su Excia. Mons. Tarcisio Bertone le presentó dos sobres, uno externo y otro dentro con la carta que contenía la tercera parte del «secreto» de Fátima, y ella dijo inmediatamente, tocándola con los dedos: «es mi carta»; y después, leyéndola: «es mi letra».
Con la ayuda del Obispo de Leiria-Fátima, se leyó e interpretó el texto original, que está en portugués. Sor Lucía estuvo de acuerdo en la interpretación según la cual la tercera parte del secreto consiste en una visión profética comparable a las de la historia sagrada. Reiteró su convicción de que la visión de Fátima se refiere sobre todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX.
A la pregunta: «El personaje principal de la visión, ¿es el Papa?», Sor Lucía respondió de inmediato que sí y recuerda que los tres pastorcitos estaban muy apenados por el sufrimiento del Papa y Jacinta repetía: «Coitandinho do Santo Padre, tenho muita pena dos peccadores!» («¡Pobrecito el Santo Padre, me da mucha pena de los pecadores!»). Sor Lucía continúa: «Nosotros no sabíamos el nombre del Papa, la Señora no nos ha dicho el nombre del Papa, no sabíamos si era Benedicto XV o Pío XII o Pablo VI o Juan Pablo II, pero era el Papa que sufría y nos hacía sufrir también a nosotros».
Por lo que se refiere al pasaje sobre el obispo vestido de blanco, esto es, el Santo Padre --como se dieron cuenta inmediatamente los pastorcitos durante la "visión"--, que es herido de muerte y cae por tierra, Sor Lucía está completamente de acuerdo con la afirmación del Papa: «una mano materna guió la trayectoria de la bala, y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte» (Juan Pablo II, Meditación desde el Policlínico Gemelli a los Obispos italianos, 13 de mayo de 1994).
Puesto que Sor Lucía, antes de entregar al entonces Obispo de Leiria-Fátima el sobre lacrado que contenía la tercera parte del «secreto», había escrito en el sobre exterior que sólo podía ser abierto después de 1960, por el Patriarca de Lisboa o por el Obispo de Leiria, Su Excia. Mons. Bertone le preguntó: «¿por qué la fecha tope de 1960? ¿Ha sido la Virgen quien ha indicado esa fecha? Sor Lucía respondió: «no ha sido la Señora, sino yo la que ha puesto la fecha de 1960, porque según mi intuición, antes de 1960 no se hubiera entendido, se habría comprendido sólo después. Ahora se puede entender mejor. Yo he escrito lo que he visto, no me corresponde a mí la interpretación, sino al Papa».
Finalmente, se mencionó el manuscrito no publicado que Sor Lucía ha preparado como respuesta a tantas cartas de devotos de la Virgen y de peregrinos. La obra lleva el título «Os apelos da Mensagen da Fatima» y recoge pensamientos y reflexiones que expresan sus sentimientos y su límpida y simple espiritualidad, en clave catequética y parenética. Se le preguntó si le gustaría que la publicaran, y ha respondido: «Si el Santo Padre está de acuerdo, me encantaría, si no, obedezco a lo que decida el Santo Padre». Sor Lucía desea someter el texto a la aprobación de la Autoridad eclesiástica, y tiene la esperanza de poder contribuir con su escrito a guiar a los hombres y mujeres de buena voluntad por el camino que conduce a Dios, última meta de toda esperanza humana.
El coloquio se concluyó con un intercambio de rosarios: a Sor Lucía se le dio el que le había regalado el Santo Padre y ella, a su vez, entrega algunos rosarios confeccionados por ella personalmente.
La bendición impartida en nombre del Santo Padre concluyó el encuentro.

6
COMUNICADO DE SU EMINENCIA EL CARD. ANGELO SODANO
SECRETARIO DE ESTADO DE SU SANTIDAD
Al final de la solemne Concelebración Eucarística presidida por Juan Pablo II en Fátima, el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, ha pronunciado en portugués las palabras que aquí reproducimos en traducción española.
Hermanos y hermanas en el Señor:
Al concluir esta solemne celebración, siento el deber de presentar a nuestro amado Santo Padre Juan Pablo II la felicitación más cordial, en nombre de todos los presentes, por su próximo 80° cumpleaños, agradeciéndole su valioso ministerio pastoral en favor de toda la Santa Iglesia de Dios.
En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo Pontífice me ha encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su venida a Fátima ha sido la beatificación de los dos "pastorinhos". Sin embargo, quiere atribuir también a esta peregrinación suya el valor de un renovado gesto de gratitud hacia la Virgen por la protección que le ha dispensado durante estos años de pontificado. Es una protección que parece que guarde relación también con la llamada "tercera parte" del secreto de Fátima.
Este texto es una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura, que no describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se prolongan en el tiempo en una sucesión y con una duración no precisadas. Por tanto, la clave del lectura del texto ha de ser de carácter simbólico.
La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio. Es un interminable Via Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX.
Según la interpretación de los pastorinhos, interpretación confirmada recientemente por Sor Lucia, el «Obispo vestido de blanco» que ora por todos los fieles es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego.
Después del atentado del 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro que había sido «una mano materna quien guió la trayectoria de la bala», permitiendo al «Papa agonizante» que se detuviera «en el umbral de la muerte» (Juan Pablo II, Meditación desde el Policlínico Gemelli a los Obispos italianos, en: Insegnamenti, vol. XVII1, 1994, p. 1061). Con ocasión de una visita a Roma del entonces Obispo de Leiria-Fátima, el Papa decidió entregarle la bala, que quedó en el jeep después del atentado, para que se custodiase en el Santuario. Por iniciativa del Obispo, la misma fue después engarzada en la corona de la imagen de la Virgen de Fátima.
Los sucesivos acontecimiento del año 1989 han llevado, tanto en la Unión Soviética como en numerosos Países del Este, a la caída del régimen comunista que propugnaba el ateísmo. También por esto el Sumo Pontífice le está agradecido a la Virgen desde lo profundo del corazón. Sin embargo, en otras partes del mundo los ataques contra la Iglesia y los cristianos, con la carga de sufrimiento que conllevan, desgraciadamente no han cesado. Aunque las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de Fátima parecen ya pertenecer al pasado, la llamada de la Virgen a la conversión y a la penitencia, pronunciada al inicio del siglo XX, conserva todavía hoy una estimulante actualidad. «La Señora del mensaje parecía leer con una perspicacia especial los signos de los tiempos, los signos de nuestro tiempo ... La invitación insistente de María santísima a la penitencia es la manifestación de su solicitud materna por el destino de la familia humana, necesitada de conversión y perdón» (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo 1997, n. 1, en: Insegnamenti, vol. XIX2, 1996, p. 561).
Para permitir que los fieles reciban mejor el mensaje de la Virgen de Fátima, el Papa ha confiado a la Congregación para la Doctrina de la Fe la tarea de hacer pública la tercera parte del «secreto», después de haber preparado un oportuno comentario.
Hermanos y hermanas, agradecemos a la Virgen de Fátima su protección. A su materna intercesión confiamos la Iglesia del Tercer Milenio.
Sub tuum praesidium confugimus, Santa Dei Genetrix! Intercede pro Ecclesia. Intercede pro Papa nostro Ioanne Paulo II.
Amen.
Fátima, 13 de mayo de 2000.

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COMENTARIO TEOLÓGICO
Quien lee con atención el texto del llamado tercer "secreto" de Fátima, que tras largo tiempo, por voluntad del Santo Padre, viene publicado aquí en su integridad, tal vez quedará desilusionado o asombrado después de todas las especulaciones que se han hecho. No se revela ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. Vemos a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar. ¿Es esto lo que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del nuevo milenio? O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo? ¿Cómo debemos entender la visión, qué hay que pensar de la misma?
Revelación pública y revelaciones privadas -- su lugar teológico
Antes de iniciar un intento de interpretación, cuyas líneas esenciales se pueden encontrar en la comunicación que el Cardenal Sodano pronunció el 13 de mayo de este año al final de la celebración eucarística presidida por el Santo Padre en Fátima, es necesario hacer algunas aclaraciones de fondo sobre el modo en que, según la doctrina de la Iglesia, deben ser comprendidos dentro de la vida de fe fenómenos como el de Fátima. La doctrina de la Iglesia distingue entre la «revelación pública» y las «revelaciones privadas». Entre estas dos realidades hay una diferencia, no sólo de grado, sino de esencia. El término «revelación pública» designa la acción reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama «revelación» porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado, Jesucristo. No se trata, pues, de comunicaciones intelectuales, sino de un proceso vital, en el cual Dios se acerca al hombre; naturalmente en este proceso se manifiestan también contenidos que tienen que ver con la inteligencia y con la comprensión del misterio de Dios. El proceso atañe al hombre total y, por tanto, también a la razón, aunque no sólo a ella. Puesto que Dios es uno solo, también es única la historia que él comparte con la humanidad; vale para todos los tiempos y encuentra su cumplimiento con la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. En Cristo Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado así mismo y, por lo tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento. El Catecismo de la Iglesia Católica, para explicar este carácter definitivo y completo de la revelación, cita un texto de San Juan de la Cruz: «Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra...; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado todo en Él, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer cosa otra alguna o novedad» (n. 65, Subida al Monte Carmelo, 2, 22).
El hecho de que la única revelación de Dios dirigida a todos los pueblos se haya concluido con Cristo y en el testimonio sobre Él recogido en los libros del Nuevo Testamento, vincula a la Iglesia con el acontecimiento único de la historia sagrada y de la palabra de la Biblia, que garantiza e interpreta este acontecimiento, pero no significa que la Iglesia ahora sólo pueda mirar al pasado y esté así condenada a una estéril repetición. El Catecismo de la Iglesia Católica dice a este respecto: «Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos» (n. 66). Estos dos aspectos, el vínculo con el carácter único del acontecimiento y el progreso en su comprensión, están muy bien ilustrados en los discursos de despedida del Señor, cuando antes de partir les dice a los discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta... Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros» (Jn 16, 12-14). Por una parte el Espíritu, que hace de guía y abre así las puertas a un conocimiento, del cual antes faltaba el presupuesto que permitiera acogerlo; es ésta la amplitud y la profundidad nunca alcanzada de la fe cristiana. Por otra parte, este guiar es un «tomar» del tesoro de Jesucristo mismo, cuya profundidad inagotable se manifiesta en esta conducción por parte del Espíritu. A este respecto el Catecismo cita una palabra densa del Papa Gregorio Magno: «la comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura» (Catecismo de la Iglesia Católica, 94; Gregorio, In Ez 1, 7, . El Concilio Vaticano II señala tres maneras esenciales en que se realiza la guía del Espíritu Santo en la Iglesia y, en consecuencia, el «crecimiento de la Palabra»: éste se lleva a cabo a través de la meditación y del estudio por parte de los fieles, por medio del conocimiento profundo, que deriva de la experiencia espiritual y por medio de la predicación de «los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad» (Dei Verbum, .
En este contexto es posible entender correctamente el concepto de «revelación privada», que se refiere a todas las visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima. Escuchemos aún a este respecto antes de nada el Catecismo de la Iglesia Católica: «A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia... Su función no es la de... "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia» (n. 67). Se deben aclarar dos cosas:
1. La autoridad de las revelaciones privadas es esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe; en efecto, en ella, a través de palabras humanas y de la mediación de la comunidad viviente de la Iglesia, Dios mismo nos habla. La fe en Dios y en su Palabra se distingue de cualquier otra fe, confianza u opinión humana. La certeza de que Dios habla me da la seguridad de que encuentro la verdad misma y, de ese modo, una certeza que no puede darse en ninguna otra forma humana de conocimiento. Es la certeza sobre la cual edifico mi vida y a la cual me confío al morir.
2. La revelación privada es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación pública. El Cardenal Próspero Lambertini, futuro Papa Benedicto XIV, dice al respecto en su clásico tratado, que después llegó a ser normativo para las beatificaciones y canonizaciones: «No se debe un asentimiento de fe católica a revelaciones aprobadas en tal modo; no es ni tan siquiera posible. Estas revelaciones exigen más bien un asentimiento de fe humana, según las reglas de la prudencia, que nos las presenta como probables y piadosamente creíbles». El teólogo flamenco E. Dhanis, eminente conocedor de esta materia, afirma sintéticamente que la aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo publico, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión (E. Dhanis, Sguardo su Fatima e bilancio di una discussione, en: La Civiltà Cattolica 104, 1953, II. 392-406, en particular 397). Un mensaje así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por eso no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma.
El criterio de verdad y de valor de una revelación privada es, pues, su orientación a Cristo mismo. Cuando ella nos aleja de Él, cuando se hace autónoma o, más aún, cuando se hace pasar como otro y mejor designio de salvación, más importante que el Evangelio, entonces no viene ciertamente del Espíritu Santo, que nos guía hacia el interior del Evangelio y no fuera del mismo. Esto no excluye que dicha revelación privada acentúe nuevos aspectos, suscite nuevas formas de piedad o profundice y extienda las antiguas. Pero, en cualquier caso, en todo esto debe tratarse de un apoyo para la fe, la esperanza y la caridad, que son el camino permanente de salvación para todos. Podemos añadir que a menudo las revelaciones privadas provienen sobre todo de la piedad popular y se apoyan en ella, le dan nuevos impulsos y abren para ella nuevas formas. Eso no excluye que tengan efectos incluso sobre la liturgia, como por ejemplo muestran las fiestas del Corpus Domini y del Sagrado Corazón de Jesús. Desde un cierto punto de vista, en la relación entre liturgia y piedad popular se refleja la relación entre Revelación y revelaciones privadas: la liturgia es el criterio, la forma vital de la Iglesia en su conjunto, alimentada directamente por el Evangelio. La religiosidad popular significa que la fe está arraigada en el corazón de todos los pueblos, de modo que se introduce en la esfera de lo cotidiano. La religiosidad popular es la primera y fundamental forma de «inculturación» de la fe, que debe dejarse orientar y guiar continuamente por las indicaciones de la liturgia, pero que a su vez fecunda la fe a partir del corazón.
Hemos pasado así de las precisiones más bien negativas, que eran necesarias antes de nada, a la determinación positiva de las revelaciones privadas: ¿cómo se pueden clasificar de modo correcto a partir de la Sagrada Escritura? ¿Cuál es su categoría teológica? La carta más antigua de San Pablo que nos ha sido conservada, tal vez el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, la Primera Carta a los Tesalonicenses, me parece que ofrece una indicación. El Apóstol dice en ella: «No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecías; examinad cada cosa y quedaos con lo que es bueno» (5, 19-21). En todas las épocas se le ha dado a la Iglesia el carisma de la profecía, que debe ser examinado, pero que tampoco puede ser despreciado. A este respecto, es necesario tener presente que la profecía en el sentido de la Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro. El que predice el futuro se encuentra con la curiosidad de la razón, que desea apartar el velo del porvenir; el profeta ayuda a la ceguera de la voluntad y del pensamiento y aclara la voluntad de Dios como exigencia e indicación para el presente. La importancia de la predicción del futuro en este caso es secundaria. Lo esencial es la actualización de la única revelación, que me afecta profundamente: la palabra profética es advertencia o también consuelo o las dos cosas a la vez. En este sentido, se puede relacionar el carisma de la profecía con la categoría de los «signos de los tiempos», que ha sido subrayada por el Vaticano II: «...sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12, 56). En esta parábola de Jesús por «signos de los tiempos» debe entenderse su propio camino, el mismo Jesús. Interpretar los signos de los tiempos a la luz de la fe significa reconocer la presencia de Cristo en todos los tiempos. En las revelaciones privadas reconocidas por la Iglesia --y por tanto también en Fátima-- se trata de esto: ayudarnos a comprender los signos de los tiempos y a encontrar la justa respuesta desde la fe ante ellos.
La estructura antropológica de las revelaciones privadas
Una vez que con las precedentes reflexiones hemos tratado de determinar el lugar teológico de las revelaciones privadas, antes de ocuparnos de una interpretación del mensaje de Fátima, debemos aún intentar aclarar brevemente un poco su carácter antropológico (psicológico). La antropología teológica distingue en este ámbito tres formas de percepción o «visión»: la visión con los sentidos, es decir la percepción externa corpórea, la percepción interior y la visión espiritual (visio sensibilis imaginativa intellectualis). Está claro que en las visiones de Lourdes, Fátima, etc. no se trata de la normal percepción externa de los sentidos: las imágenes y las figuras, que se ven, no se hallan exteriormente en el espacio, como se encuentran un árbol o una casa. Esto es absolutamente evidente, por ejemplo, por lo que se refiere a la visión del infierno (descrita en la primera parte del «secreto» de Fátima) o también la visión descrita en la tercera parte del «secreto», pero puede demostrarse con mucha facilidad también en las otras visiones, sobre todo porque no todos los presentes las veían, sino de hecho sólo los «videntes». Del mismo modo es obvio que no se trata de una «visión» intelectual, sin imágenes, como se da en otros grados de la mística. Aquí se trata de la categoría intermedia, la percepción interior, que ciertamente tiene en el vidente la fuerza de una presencia que, para él, equivale a la manifestación externa sensible.
Ver interiormente no significa que se trate de fantasía, como si fuera sólo una expresión de la imaginación subjetiva. Más bien significa que el alma viene acariciada por algo real, aunque suprasensible, y es capaz de ver lo no sensible, lo no visible por los sentidos, una especie de visión con los «sentidos internos». Se trata de verdaderos «objetos», que tocan el alma, aunque no pertenezcan a nuestro habitual mundo sensible. Para esto se exige una vigilancia interior del corazón que generalmente no se tiene a causa de la fuerte presión de las realidades externas y de las imágenes y pensamientos que llenan el alma. La persona es transportada más allá de la pura exterioridad y otras dimensiones más profundas de la realidad la tocan, se le hacen visibles. Tal vez por eso se puede comprender por qué los niños son los destinatarios preferidos de tales apariciones: el alma está aún poco alterada y su capacidad interior de percepción está aún poco deteriorada. «De la boca de los niños y de los lactantes has recibido la alabanza», responde Jesús con una frase del Salmo 8 (v.3) a la crítica de los Sumos Sacerdotes y de los ancianos, que encuentran inoportuno el grito de «hosanna» de los niños (Mt 21, 16).
La «visión interior» no es una fantasía, sino una propia y verdadera manera de verificar, como hemos dicho. Pero conlleva también limitaciones. Ya en la visión exterior está siempre involucrado el factor subjetivo; no vemos el objeto puro, sino que llega a nosotros a través del filtro de nuestros sentidos, que deben llevar a cabo un proceso de traducción. Esto es aún más evidente en la visión interior, sobre todo cuando se trata de realidades que sobrepasan en sí mismas nuestro horizonte. El sujeto, el vidente, está involucrado de un modo aún más íntimo. Él ve con sus concretas posibilidades, con las modalidades de representación y de conocimiento que le son accesibles. En la visión interior se trata, de manera más amplia que en la exterior, de un proceso de traducción, de modo que el sujeto es esencialmente copartícipe en la formación como imagen de lo que aparece. La imagen puede llegar solamente según sus medidas y sus posibilidades. Tales visiones nunca son simples «fotografías» del más allá, sino que llevan en sí también las posibilidades y los límites del sujeto perceptor.
Esto se puede comprender en todas las grandes visiones de los santos; naturalmente, vale también para las visiones de los niños de Fátima. Las imágenes que ellos describen no son en absoluto simples expresiones de su fantasía, sino fruto de una real percepción de origen superior e interior, pero no son imaginaciones como si por un momento se quitara el velo del más allá y el cielo apareciese en su esencia pura, tal como nosotros esperamos verlo un día en la definitiva unión con Dios. Más bien las imágenes son, por decirlo así, una síntesis del impulso proveniente de lo Alto y de las posibilidades de que dispone para ello el sujeto que percibe, esto es, los niños. Por este motivo, el lenguaje imaginativo de estas visiones es un lenguaje simbólico. El Cardenal Sodano dice al respecto: «... no se describen en sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetizan y condensan sobre un mismo fondo, hechos que se extienden en el tiempo según una sucesión y con una duración no precisadas». Esta concentración de tiempos y espacios en una única imagen es típica de tales visiones que, por lo demás, pueden ser descifradas sólo a posteriori. A este respecto, no todo elemento visivo debe tener un concreto sentido histórico. Lo que cuenta es la visión como conjunto, y a partir del conjunto de imágenes deben ser comprendidos los aspectos particulares. Lo que es central en una imagen se desvela en último término a partir del centro de la «profecía» cristiana en absoluto: el centro está allí donde la visión se convierte en llamada y guía hacia la voluntad de Dios.
Un intento de interpretación del secreto de Fátima
La primera y segunda parte del secreto de Fátima han sido ya discutidas tan ampliamente por la literatura especializada que ya no hay que ilustrarlas más. Quisiera sólo llamar la atención brevemente sobre el punto más significativo. Los niños han experimentado durante un instante terrible una visión del infierno. Han visto la caída de las «almas de los pobres pecadores». Y se les dice por qué se les ha hecho pasar por ese momento: para «salvarlas», para mostrar un camino de salvación. Viene así a la mente la frase de la Primera Carta de Pedro: «meta de vuestra fe es la salvación de las almas» (1,9). Para este objetivo se indica como camino -de un modo sorprendente para personas provenientes del ámbito cultural anglosajón y alemán- la devoción al Corazón Inmaculado de María. Para entender esto puede ser suficiente aquí una breve indicación. «Corazón» significa en el lenguaje de la Biblia el centro de la existencia humana, la confluencia de razón, voluntad, temperamento y sensibilidad, en la cual la persona encuentra su unidad y su orientación interior. El «corazón inmaculado» es, según Mt 5,8, un corazón que a partir de Dios ha alcanzado una perfecta unidad interior y, por lo tanto, «ve a Dios». La «devoción» al Corazón Inmaculado de María es, pues, un acercarse a esta actitud del corazón, en la cual el «fiat» --hágase tu voluntad-- se convierte en el centro animador de toda la existencia. Si alguno objetara que no debemos interponer un ser humano entre nosotros y Cristo, se le debería recordar que Pablo no tiene reparo en decir a sus comunidades: imitadme (1 Co 4, 16; Flp 3,17; 1 Ts 1,6; 2 Ts 3,7.9). En el Apóstol pueden constatar concretamente lo que significa seguir a Cristo. ¿De quién podremos nosotros aprender mejor en cualquier tiempo si no de la Madre del Señor?
Llegamos así, finalmente, a la tercera parte del «secreto» de Fátima publicado íntegramente aquí por primera vez. Como se desprende de la documentación precedente, la interpretación que el Cardenal Sodano ha dado en su texto del 13 de mayo, había sido presentada anteriormente a Sor Lucia en persona. A este respecto, Sor Lucia ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su interpretación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino de la Iglesia. Ella, sin embargo, después de la lectura del texto, ha dicho que esta interpretación correspondía a lo que ella había experimentado y que, por su parte, reconocía dicha interpretación como correcta. En lo que sigue, pues, se podrá sólo intentar dar un fundamento más profundo a dicha interpretación a partir de los criterios hasta ahora desarrollados.
Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del «secreto» hemos descubierto la de «salvar las almas», así como la palabra clave de este «secreto» es el triple grito: «¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!». Viene a la mente el comienzo del Evangelio: «paenitemini et credite evangelio» (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto.
Examinemos ahora más de cerca cada imagen. El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia. De ese modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. Toda la visión tiene lugar en realidad sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mostrar una película sobre el futuro ya fijado de forma irremediable. Su sentido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas del «secreto» que, por ejemplo, dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría sido en definitiva un instrumento del plan divino guiado por la Providencia y que, por tanto, no habría actuado libremente, así como otras ideas semejantes que circulan. La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos.
Las siguientes frases del texto muestran una vez más muy claramente el carácter simbólico de la visión: Dios permanece el inconmensurable y la luz que supera todas nuestras visiones. Las personas humanas aparecen como en un espejo. Debemos tener siempre presente esta limitación interna de la visión, cuyos confines están aquí indicados visivamente. El futuro se muestra sólo «como en un espejo de manera confusa» (cf. 1 Co 13,12). Tomemos ahora en consideración cada una de las imágenes que siguen en el texto del «secreto». El lugar de la acción aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y, finalmente, una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las cuales el hombre destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más extrema. Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma.
Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco («hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre»), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos. El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. Se puede ver representada en esta imagen la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son presentados de forma compacta. En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el «espejo» de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios. A este respecto, parece oportuno mencionar una frase de la carta que Sor Lucia escribió al Santo Padre el 12 de mayo de 1982: «la tercera parte del "secreto" se refiere a las palabras de Nuestra Señora: "Si no (Rusia) diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán destruidas"».
En el viacrucis de este siglo, la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellas por el camino que lleva a la cruz. En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del «secreto», reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: «...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte» (13 de mayo de 1994). Que una «mano materna» haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones.
La conclusión del «secreto» recuerda imágenes que Lucía puede haber visto en libros de piedad y cuyo contenido deriva de antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella. Ellos completan en favor del Cuerpo de Cristo lo que aún falta a sus sufrimientos (cf. Col 1,24). Su vida se ha convertido en Eucaristía, inserta en el misterio del grano de trigo que muere y se hace fecundo. La sangre de los mártires es semilla de cristianos, ha dicho Tertuliano. Así como de la muerte de Cristo, de su costado abierto, ha nacido la Iglesia, así la muerte de los testigos es fecunda para la vida futura de la Iglesia. La visión de la tercera parte del «secreto», tan angustiosa en su comienzo, se concluye pues con un imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y, precisamente, una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre. En las manos amorosas de Dios no han sido acogidos únicamente los que sufren como Lázaro, que encontró el gran consuelo y representa misteriosamente a Cristo que quiso ser para nosotros el pobre Lázaro; hay algo más, del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica.
Hemos llegado así a una última pregunta: ¿Qué significa en su conjunto (en sus tres partes) el «secreto» de Fátima? ¿Qué nos dice a nosotros? Ante todo, debemos afirmar con el Cardenal Sodano: «...los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del «secreto» de Fátima, parecen pertenecer ya al pasado». En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado. Quien había esperado en impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo que la fe cristiana por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del «secreto»: la exhortación a la oración como camino para la «salvación de las almas» y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión.
Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del «secreto», que con razón se ha hecho famosa: «mi Corazón Inmaculado triunfará». ¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este «sí» Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: «padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe

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NOTAS
(1) Del diario de Juan XXIII, 17 agosto 1959: «Audiencias: P. Philippe, Comisario del S.O. que me trae la carta que contiene la tercera parte de los secretos de Fátima. Me reservo leerla con mi Confesor».
(2) Se puede recordar el comentario que hizo el Santo Padre en la Audiencia General del 14 de octubre de 1981 sobre «evento del 13 de mayo»: «la gran prueba divina», en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, IV, 2, Città del Vaticano 1981, 409-412.
(3) Radiomensaje durante el Rito en la Basílica de Santa María la Mayor. Veneración, acción de gracias, consagración a la Virgen María Theotokos, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, IV, 1, Città del Vaticano 1981, 1246.
(4) En la Jornada Jubilar de las Familias, el Papa consagra a los hombres y las naciones a la Virgen, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 1, Città del Vaticano 1984, 775-777.
(5) En esta nota se ofrece fotocopia del texto original en portugués.
(6) En la «cuarta memoria», del 8 de diciembre de 1941, Sor Lucía escribe: «Comienzo, pues, mi nuevo trabajo y cumpliré las órdenes de V. E. Rvma. y los deseos del sr. Dr. Galamba. Exceptuando la parte del secreto que, por ahora, no me es permitido revelar, diré todo. Advertidamente no dejaré nada. Supongo que se me podrán quedar en el tintero sólo unos pocos detalles de mínima importancia».
(7) En la citada «cuarta memoria», Sor Lucía añade: «En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe, etc...».
( En la traducción se ha respetado el texto original incluso en las imprecisiones de puntuación que, por otra parte, no impiden la comprensión de lo que la vidente ha querido decir.


Mil gracias Tirteo Very Happy Me sirven muchisimo estos documentos.

Sobre todo para los que me acusan de "europocéntrica" y de "ausencia de gracia" por mencionar los errores de Rusia.

Cita:
La tercera parte es una revelación simbólica, que se refiere a esta parte del Mensaje, condicionado al hecho de que aceptemos o no lo que el mismo Mensaje pide: "si aceptaren mis peticiones, la Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, diseminará sus errores por el mundo, etc.".
Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este llamamiento del Mensaje, constatamos que se ha cumplido, Rusia ha invadido el mundo con sus errores. Y, aunque no constatamos aún la consumación completa del final de esta profecía, vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella a grandes pasos. Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de inmoralidad y de violencia, etc.
Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que nos ha dado; por eso los hombres son responsables
» (5).

Tarcisio Bertone, SDB
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario de la Congregación
para la Doctrina de la Fe



Si, si, si, esto es precisamente lo que quiero decir con este tema:

Nos encaminamos a grandes pasos hacia los errores de Rusia porque el "ambiente" en que se germinaron los errores es el mismo "ambiente" que se vive en la mayoría de los países latinoamericanos.

Cita:
- Los bolcheviques demostraban que el Gobierno provisional era contrarrevolucionario, advertían que la burguesía no daría a las masas populares ni paz, ni tierra, ni un régimen estatal democrático y exhortaban al proletariado y a su aliado, el campesinado, a seguir desarrollando la revolución.

- En aquellos días Lenin escribía al Comité Central del Partido bolchevique: El descontento, la indignación y la exasperación reinantes en el ejército, entre los campesinos y entre los obreros van en aumento. La coalición de los eseristas y mencheviques con la burguesía, coalición que lo promete todo y no cumple nada, enerva a las masas, les abre los ojos y les subleva.


El pueblo pide paz y pide bienestar y pide justicia y los que tienen las riendas del poder lo prometen todo y no cumplen nada. Otra cosa que hizo "germinar" los errores de Rusia fue la falta de honestidad de los gobernantes. Este error también se comete en Latinoamérica.

¿No se dan cuenta que estamos cometiendo los mismos errores de Rusia que provocaron el marxismo? estamos caminando a grandes pasos hacia el máximo error de Rusia: el marxismo y la posterior persecución de la Iglesia.

Y por eso es apremiante este llamado a renunciar al pecado y al egoismo:

"Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de inmoralidad y de violencia, etc.
Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que nos ha dado; por eso los hombres son responsables"



¿Nos estamos preparando un castigo?
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MensajePublicado: Dom Jun 25, 2006 6:04 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Cita:
[quote="cataeco"]Dijo Beatriz:

Bueno cataeco, si no crees que Caín existió.....Ah, bueno,Aquí hay que empezar desde el principio,


Asi es. Caín existió.

Cita:
Entonces crees que el mundo tiene 6.000 años


La Biblia no dice cuántos años tiene el mundo desde su creación...

Cita:
Y que,

Adán murió a los 930 años..............(Gn. 5,5)

Si tenemos que discutir eso...................


Si. Si creo.



Pero creo que esto es para otro tema. Si quieres ábrelo tu.

Dios te bendiga
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MensajePublicado: Dom Jun 25, 2006 6:29 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

cataeco escribió:
La Virgen Maria se apareció en Fátima a tres pastorcitos ¿ok?

Ella le dió un mensaje a los pastorcitos para el mundo entero ¿ok?

En ese mensaje ella habla de los "errores de Rusia" ¿ok?


Esas son cosas que tu has decidido desde tu madurez, aceptarlas.....

bien sabes que no puedes pedirle a nadie que acepte esta preferencia tuya.........

Saludos en Cristo.


Hermanito, cuando una revelación privada es aprobada por la Iglesia se le debe fe humana no fe católica, lo que quiere decir que no es obligatorio aceptarla, como no es obligatorio te puedes "apartar" de ella pero lo que NO puedes hacer es rechazarla como falsa porque la Iglesia ya la aprobó y estarías contradiciendo al magisterio de la Iglesia, o mejor dicho te estarias colocando por encima del magisterio de la Iglesia como un magisterio paralelo.

Si libremente te apartas de la Aparición de la Virgen Maria en Fátima, estas en tu derecho, y quiere decir que no tienes nada que hacer en este tema. ¿si? Este tema es para los que SI aceptamos con fe humana la Aparición de la Virgen.


Cita:
1. La autoridad de las revelaciones privadas es esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe; en efecto, en ella, a través de palabras humanas y de la mediación de la comunidad viviente de la Iglesia, Dios mismo nos habla. La fe en Dios y en su Palabra se distingue de cualquier otra fe, confianza u opinión humana. La certeza de que Dios habla me da la seguridad de que encuentro la verdad misma y, de ese modo, una certeza que no puede darse en ninguna otra forma humana de conocimiento. Es la certeza sobre la cual edifico mi vida y a la cual me confío al morir.
2. La revelación privada es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación pública. El Cardenal Próspero Lambertini, futuro Papa Benedicto XIV, dice al respecto en su clásico tratado, que después llegó a ser normativo para las beatificaciones y canonizaciones: «No se debe un asentimiento de fe católica a revelaciones aprobadas en tal modo; no es ni tan siquiera posible. Estas revelaciones exigen más bien un asentimiento de fe humana, según las reglas de la prudencia, que nos las presenta como probables y piadosamente creíbles». El teólogo flamenco E. Dhanis, eminente conocedor de esta materia, afirma sintéticamente que la aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo publico, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión (E. Dhanis, Sguardo su Fatima e bilancio di una discussione, en: La Civiltà Cattolica 104, 1953, II. 392-406, en particular 397). Un mensaje así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por eso no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma.

Joseph Card. Ratzinger
Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe



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Beatriz
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Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Jun 25, 2006 6:44 am    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Cita:
Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz


¿Hemos cumplido con la comunión reparadora de los Primeros Sábados?
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Tirteo
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MensajePublicado: Dom Jun 25, 2006 1:29 pm    Asunto:
Tema: Los errores de Rusia se esparcirán por el mundo...
Responder citando

Mil gracias, Beatriz.
Se me pasó comentar que es muy elocuente que el Papa Juan Pablo II haya querido colocar la bala que le dispararon precisamente en la corona de la Virgen de Fátima...
Este gesto habla para mí más que mil palabras.
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