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Llanto por un millón de inocentes

 
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Autor Mensaje
guillermojuanmorado
Asiduo


Registrado: 24 Oct 2005
Mensajes: 249

MensajePublicado: Mie Dic 27, 2006 10:50 pm    Asunto: Llanto por un millón de inocentes
Tema: Llanto por un millón de inocentes
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Llanto por un millón de inocentes
27.12.06 @ 23:29:32. Archivado en Cultura de la vida
Aunque hasta el 7 sigo de vacaciones en el Blog, no me resisto a copiar esta carta pastoral de Mons. Josep Ángel Saíz Meneses:

Llanto por un millón de inocentes

El día 28 celebramos la fiesta de los Santos Inocentes. Aunque pueda resultar poco agradable en el marco de las fiestas navideñas, quiero aportar mi pequeño grano de arena al tratamiento y difusión de un tema gravísimo que crece vertiginosamente en nuestro país.


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toto_Gabi
Esporádico


Registrado: 25 Jul 2006
Mensajes: 98

MensajePublicado: Jue Dic 28, 2006 12:39 pm    Asunto:
Tema: Llanto por un millón de inocentes
Responder citando

No lo pude terminar de leer, es gravísimo, tristísimo, monstruoso.
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llazcano13
Moderador
Moderador


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 2541

MensajePublicado: Jue Dic 28, 2006 4:33 pm    Asunto:
Tema: Llanto por un millón de inocentes
Responder citando

Vale la pena ahora que recordamos el martirio de los Santos Inocentes que se repite millones de veces en estos días a través del aborto, este importante escrito del Rabino Richard Gamboa B., católico de tradición judía
(quienes, siguiendo los preceptos bíblicos, no escriben la palabra Dios completa, sino Di-s):


Cita:

GRAVEDAD Y CONSECUENCIAS DEL ABORTO

Vamos a estudiar aquí la gravedad y las consecuencias que recaen sobre quienes se practican o aprueban un aborto en los siguientes casos:

· Como control de natalidad.
· Como solución “porque no tenía nada qué ofrecerle a ese bebé”.
· Por irresponsabilidad en las relaciones sexuales, “porque no sabía quién de mis novios era el padre”.
· Por temor a perder al amado, una herencia o sostenimiento en la familia: “si se enteran de que estoy embarazada, me matarán o me echarán de la casa o me abandonarán”.
· Por temor a que se juzgue a la mujer por la nueva apariencia, “el embarazo me hará ver fea y nadie se fijará en mí”.
· Porque “esa criatura iba a dañar mi vida”, “mi carrera” o “mi fama”.

Mucha gente me dice que, con las actuales circunstancias mundiales políticas, económicas y sociales, traer un hijo al mundo es inhumano, y sacan la excusa de que “es mejor no traer hijos al mundo, para que no sufran”. Es como si dijéramos que no deberíamos salir a la calle porque hay demasiada inseguridad y peligros para nuestra vida.

Los partidarios y las partidarias del aborto, las mujeres que han abortado por las razones que ya citamos y quienes las acompañaron a abortar o quienes estuvieron de acuerdo con ese aborto, protestan cuando los llamamos por su nombre: asesinos. Les da rabia y nos reclaman que no los estigmaticemos como criminales. Se quieren mostrar como víctimas, gritan que ellos no tienen la culpa, que los líderes religiosos debemos dejar nuestra “hipocresía medievalista” y que debemos pensar como personas civilizadas de la modernidad… caray! Yo no sabía que destruir una vida humana era señal de ser “civilizado”!

Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Destruir una vida humana es asesinato, homicidio, un crimen, así se trate de un embrión o feto con mucha frecuencia, cuando ya es demasiado tarde, una mujer mayor se arrepentirá de no haber tenido aquel niño. Pero una mujer a la que se le convenció para que no abortara, jamás se arrepentirá por tener ahora aquel niño.

Tengamos en cuenta lo siguiente, para entender esa conducta: generalmente los partidarios del aborto y las mujeres que han abortado no son creyentes (si tuvieran temor de Di-s combatirían valientemente cualquier idea o acto a favor del aborto), y como vimos anteriormente, su “ateísmo” no es otra cosa que arrogancia, necedad. Por eso ellos se sienten muy incómodos cuando se les habla de Di-s, no soportan Su presencia (Salmo 5,6). También está escrito: “el impío, el insolente, no busca al Señor; ‘no hay Di-s’ es todo lo que piensa” (Salmo 10, 4).

Pero lo que ellos no saben es que, aunque se empeñen en negar la existencia del Señor, Su Ley está ahí, y como sabemos que nuestro Di-s es justo, El aplica Su justicia a todos los seres humanos, porque El no se arrepiente de Sus promesas. Es como el que se niega a reconocer las leyes del país donde vive: no está de acuerdo con ellas y las critica o las desconoce deliberadamente… pero si comete un delito, será castigado de acuerdo con las leyes de ese país donde está, le guste o no.

Hacemos esta aclaración para explicar que, como vimos, el aborto Di-s lo cuenta como asesinato agravado. Tiene este crimen consecuencias para quienes lo ejecutan? O acaso Di-s no hará nada al respecto? Quedará impune la muerte de esa criatura abortada?

Seguramente las mujeres que han abortado me dirán que han pasado los años y absolutamente nada malo les ha ocurrido a ellas y que son felices en la vida… pues yo les cuento que ellas están mintiendo solapadamente, porque aunque sonrían y aparenten felicidad ante todos, muy en el fondo de sus corazones hay luto, hay tristeza, ellas no saben lo que es la paz, ellas no son felices porque la angustia, el remordimiento y el peso de la conciencia las persiguen a ellas todos los días, hasta que se mueran.

Las consecuencias de un aborto recaen sobre cualquiera que haya cometido este atroz crimen o lo haya aprobado, sin importar qué religión profese, si cree o no en Di-s, la Justicia Divina opera igual en todos los seres humanos. Veamos cuáles son esas consecuencias:

1. Para empezar, una mujer que aborta se gana el odio del Padre Celestial. Por qué? Porque una de las cosas que Di-s más aborrece es “las manos derramadoras de sangre inocente” (Proverbios 6,17). De hecho, Di-s mismo dice: “no matarás al inocente y al justo, porque yo no absolveré al impío” (Exodo 23,7). Y qué terrible es cuando una persona se convierte en enemiga de Di-s!!

2. La mujer que aborta, como es contada ante Di-s como asesina, se hace acreedora a la maldición de Caín: “aunque labres el suelo, no te dará más su fruto; vagabundo y errante serás en la tierra” (Génesis 4,12). Esto quiere decir que nunca más progresará, no conocerá nunca más la prosperidad, todo proyecto empresarial sucumbirá, o si arranca no durará mucho tiempo; le será demasiado difícil conseguir empleo, o si lo consigue no durará mucho tiempo en él. En muchas ocasiones será muy mal remunerada y en otras hasta le robarán el fruto de su trabajo. Llorará amargamente porque experimentará muy penosas dificultades para conseguir el sustento. Tendrá que ir de un lugar a otro, no podrá vivir en un sitio de manera definitiva. Es decir, jamás conocerá la estabilidad.

Lo anterior se aplica también a quienes aprobaron y apoyaron a la que abortó, porque son autores intelectuales o cómplices de ese asesinato, que equivale a como si él se hubiera manchado sus manos con la sangre de esa criatura. Recordemos que el rey David no mató a Urías con sus propias manos, pero lo planeó todo para que lo mataran. Y el Señor se lo tomó en cuenta como si él mismo hubiera matado al hitita con sus propias manos.

3. La mujer que aborta y quien lo aprueba o lo apoya, tiene sobre sí otra maldición. Esa persona tiene sobre sí un decreto de muerte, como está escrito: “quien derrama sangre de hombre, su sangre será vertida” (Génesis 9, 6). Esto quiere decir que morirá violentamente, no morirá en paz, morirá asesinada por otro asesino. De hecho, su muerte no sólo será violenta, sino que también será demasiado angustiosa, agonizará y dejará este mundo en medio de terribles sufrimientos y sollozos.

De hecho, la vida misma nos ha mostrado cómo muchas personas que asesinaron a alguien, acabaron también asesinados. O en otros casos, como no pueden soportar el peso de la conciencia por el crimen cometido, acaban suicidándose o intentando suicidarse en diversas ocasiones.

4. Quien ejecuta, aprueba o respalda un aborto, pagará su maldad, en la mayoría de los casos, en sus hijos. Seguramente muchos me dirán: “y qué culpa tienen mis hijos por lo que yo haga?” está escrito: “Yo, Yahvé, tu Di-s, soy un Di-s celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian” (Exodo 20, 5). Ese castigo consiste en que los hijos pueden morir asesinados (como le pasó al rey David y como le pasó al Faraón, que Di-s le mató a su primogénito por causa de su maldad), o también que los hijos pueden cometer el mismo crimen de sus padres con sus propios hijos. Es decir, habrá una maldición inter-generacional por causa del crimen de los padres, como versa: “nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado…” (2ª. Samuel 12, 10).

5. Quien ejecuta, aprueba o respalda un aborto, se le cuenta como si hubiera sacrificado ese bebé a los demonios (Salmo 106, 37). Otro castigo que se ganan por ello es que Di-s ya no los cuenta entre Sus hijos, y como consecuencia El los entrega en manos de personas de igual o peor calaña que ellos, acaban dominados por quienes buscan aprovecharse de ellos, siendo así humillados y explotados de muchas maneras.

Muchas mujeres solteras que abortaron se quejan de que siempre acaban entregándose a hombres que resultan ser unas porquerías y unos salvajes, se sienten explotadas, humilladas y maltratadas porque todos los hombres las buscan como objeto sexual y nunca se sienten amadas (es lógico! Nadie da de lo que no tiene), jamás pueden tener una relación de pareja estable y fructífera. Muchas de ellas agravan la situación entregándose al consumo de bebidas alcohólicas, al cigarrillo (algunas se fuman hasta un paquete diario), a sustancias narcóticas, al sexo desenfrenado (llegando incluso a la zoofilia o relaciones sexuales con animales), a muchas clases de adicciones (juegos de azar, casinos, etc.), a prácticas ocultistas (en algunos casos comienzan con la participación en juegos de rol), hasta llegar a la práctica del satanismo o sencillamente vivir como animales medio-pensantes, como si Di-s no existiera. Todo eso es consecuencia de su crimen, así que señoritas! no pretendan autocompadecerse cuando saben perfectamente que todo eso que están sufriendo empezó desde el instante mismo en que se alejaron de la presencia de Di-s.

6. La mujer que aborta y quien lo aprueba o lo apoya, sufrirán de toda clase de enfermedades, en la mayoría de los casos, que no pueden ser curadas con la medicina convencional ni alternativa. Muchas enfermedades del sistema nervioso, digestivo, circulatorio, endocrino y neurológico están asociados a enfermedades del alma como consecuencia de los pecados, y son enfermedades que, por su origen, ningún médico convencional ni alternativo pueden curar. Por eso recae sobre ellos la siguiente maldición: “angustias y dolores se apoderarán de ellos” (Isaías 13,.

Generalmente las mujeres que han abortado son más vulnerables a sufrir fuertes crisis nerviosas que repercuten en su alimentación, en su dormir, en el rendimiento académico o laboral.

7. La mujer que aborta y quien lo aprueba o lo apoya, son maldecidos por Di-s con otro terrible castigo: la demencia, como versa: “Yahvé te herirá con demencia… hasta el punto en que andarás a tientas en pleno mediodía como el ciego anda a tientas en la oscuridad, y tus pasos no llegarán a término” (Deuteronomio 28, 2).

Nosotros hemos conocido decenas de casos de mujeres que abortaron y de hombres que aprobaron o sugirieron un aborto, y hoy en día se hallan en ese lamentable estado, bien sea en un manicomio, en una clínica de reposo, en un centro psiquiátrico o vagando por las calles sin rumbo, hablando solos o en muy triste estado de pérdida del uso de la razón y de la cordura.

8. La mujer que aborta y quien lo aprueba o lo apoya, se hacen acreedores a otra maldición: nunca tendrán paz, ni consigo mismos ni con los demás, tal como está escrito: “no hay paz para los malvados, dice Yahvé” (Isaías 48,22 y 57,21).

Está demostrado. La mujer que abortó siente que en todo le va mal (y de hecho, así es!), como si le hubieran hecho brujería. Siempre tiene problemas, discusiones, en su casa jamás está tranquila, jamás puede saborear el sosiego con quienes habita; nunca está feliz con nada ni con nadie, tiene ataques de tristeza y se deprime con mucha facilidad y profundamente. Se le ve angustiada por todo y por nada, está neurasténica, a veces prácticamente no se le puede hablar porque estalla en un ensordecedor grito o arroja las cosas al suelo. Conclusión: no está en paz, ni con Di-s, ni con los demás, ni consigo misma, por causa del crimen que cometió y del que no se ha arrepentido. La conciencia le está reclamando la sangre de ese bebé que asesinó en su vientre, puede que se haga la desentendida y diga “eso no tiene nada que ver con lo que me está pasando”… ERROR! Todo lo contrario, del peso de la conciencia no se puede escapar. Uno puede engañar a todos, pero hay dos personas a quienes no se les puede engañar jamás: a Di-s, que todo lo ve y todo lo oye, y a uno mismo.

Y tras de que le está yendo como perro en misa, y cada día echando más pa’abajo, maldice a Di-s (negar su existencia es una manera de blasfemar contra El), como está escrito: “no obstante blasfemaron contra el Di-s del Cielo por sus dolores… y no se arrepintieron de sus obras” (Apocalipsis 16,11). Y ahí se está cumpliendo la sentencia del Señor: “por eso en mi cólera juré que no entrarán en mi reposo” (Salmo 95,11).

Muchas mujeres que abortaron entran en un estado profundo de depresión cuando recuerdan cuando aquel feto se movía o daba pataditas en su vientre, y se preguntan qué hubiera pasado si no hubieran abortado a ese bebé. Cuántas alegrías y momentos hermosos estarían pasando con el fruto de sus entrañas… pero ya es tarde, el bebé fue asesinado antes de nacer, y la sangre de esa criatura reclama justicia delante del Trono de Di-s. Y ahí tiene una de tantas consecuencias: ya no podrá experimentar la paz que sólo Di-s puede dar a un ser humano.

Supongamos que una pareja abortó, y tiempo después van por la calle y ven a una pareja con su bebé en brazos: un hermoso bebé que sonríe y ríe a carcajadas junto con sus papitos. La mujer que abortó se llena de nostalgia…

- Ah! Te imaginas si hubiéramos tenido a nuestro bebé, el que abortamos?
- Pero tú fuiste la que dijo que no lo quería.
- Pero recuerda que tú fuiste el que dijo que no teníamos manera de sostenerlo.
- Hey, nada de eso! Tú misma dijiste que ni siquiera sabías quién era el papá!! recuerdas cuando te acostaste esa misma semana con fulano y sutano y conmigo?
- Pero por qué?! Porque me la jugaste con aquella mujer!!...


Y desde ese momento, esos dos seguirán discutiendo y peleando sin parar en busca de responsables, y echándose en cara por quien sí quiso y quién no. No hay paz para los malvados, y quienes asesinan a un bebé en el vientre de su madre son eso: malvados. Jamás conocerán la paz.

9. La mujer que aborta y quien lo aprueba o lo apoya, hacen que su Patria quede maldita, que sobrevenga la ruina para su país; está escrito: “sangre inocente derramaban, la sangre de sus hijos y de sus hijas… y fue el país profanado de sangre” (Salmo 106,3.

Desafortunadamente quienes practican o apoyan el aborto no piensan en los males que le causan a otras personas con su crimen, ya que ellos sólo piensan en sí mismos, a ellos no les importa la suerte de los demás. Sólo se preocupan por “deshacerse del indeseable”… pero no se dan cuenta del terrible mal que están causando a sus compatriotas con su abominable crimen.

Todos los países en donde se ha legalizado el aborto están sufriendo las consecuencias en la estabilidad gubernamental, fuertes bajones en la economía, han aumentado las crisis sociales y están desmoronándose poco a poco. En las ciudades donde se han practicado abortos se han agravado muchos males urbanos: inseguridad, déficit fiscal, crisis de gobernabilidad, etc. No es coincidencia ni es fanatismo, la Escritura es muy tajante: tierra derramada con sangre inocente es tierra maldita. Ojalá nuestros gobernantes se pusieran la mano en el corazón y se dieran cuenta de la ruina que están atrayendo a nuestros países con la despenalización o la legalización del aborto.

10. Llegado el momento de la muerte y de presentar cuentas de sus actos ante el Señor en el Mundo Venidero, a la mujer que aborta y a quien lo aprueba o lo apoya, le sobreviene la más terrible de todas las maldiciones: el no tener parte en el Reino de los Cielos, como versa: “los asesinos… tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21,.

Qué triste final para quien aprobó o apoyó la muerte de un bebé en el vientre de su madre! Qué triste final para la mujer que convirtió su vientre (que es fuente de vida) en una tumba! Qué final tan trágico le espera a quien, en su arrogancia y estupidez, además de ese crimen, negó a Di-s y se resistió a Su misericordia y pisoteó Sus mandamientos. Creyeron que todo acababa en la muerte y se han dado cuenta de que les espera un sufrimiento mucho peor en el Mundo Venidero, y aún más terrible: que ese sufrimiento es eterno, es para siempre, que jamás terminará, que lo tendrán que sufrir para siempre… y todo por querer dárselas de “más sabios que Di-s”, todo por querer enseñarle a Di-s cómo hacer las cosas, todo por negar a Di-s y derramar sangre humana!!
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enriqueellena
Invitado





MensajePublicado: Vie Dic 29, 2006 12:23 am    Asunto:
Tema: Llanto por un millón de inocentes
Responder citando

Creo que si bien tiene lógica , la vinculación de la muerte de inocentes en el mundo, la Fiesta a la que nos referimos es algo mas concreta se trata de los inocentes muertos por Cristo en Belén los que no serian mas de ocho teniendo en consideración la población de ese entonces, estas son las conclusiones que se sacan. Estos inocentes muertos por Cristo tienen un lugar privilegiado en la iglesia y se los recuerda este día, el día próxima a la muerte de San Estaban. Sacarlo del contesto que significa esa fiesta sería una equivocación.
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