Sergio Ceceña Veterano
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 2016 Ubicación: México
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Publicado:
Vie Mar 09, 2007 6:08 am Asunto:
Tema: El purgatorio ¿es una cosa inventada por los hombres? |
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Bueno, antes que nada, debemos saber que el Purgatorio no es un lugar como tal, sino un estado, aunque algunas veces, para facilitar el conocimiento de este, se le dice, “Lugar temporal”. No se puede preguntar de manera precisa, desde cuando existe, ya que el Cielo, existe desde siempre, pero no se abrieron las puertas hasta el momento de la Muerte y Resurrección de nuestro Señor, antes las almas no llegaban a la presencia de Dios, quedándose entonces en el “Seno de Abraham” hasta el día en que Cristo nos abriera las puestas del Cielo.
El Purgatorio, es un Dogma de fe de la Iglesia, esto es, que está revelado en las Sagradas Escrituras y la Santa Tradición, por medio del Espíritu Santo a la Iglesia fundada por Cristo, la única.
“Asimismo, si los verdaderos penitentes salieren de este mundo antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por lo cometido y omitido, sus almas son purgadas con penas purificatorias después de la muerte, y para ser aliviadas de esas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos*, tales como el sacrificio de la misa, oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que los fieles acostumbran practicar por los otros fieles, según las instituciones de la Iglesia.”
*NOTA.- Los sufragios de los vivos, les aprovechan, mas no les sacan de ahí, eso es una confusión mas de nuestros amigos no católicos.
Los sufragios, son solo una ayuda para las almas del Purgatorio, no son la manera en la que ellas saldrán de ahí, y no solo se dice en el Concilio de Trento, sino también en los de Lyon.
Muchas veces, los cristianos no católicos, se confunden y dicen que en la Biblia solo se habla de dos lugares, el Infierno y el Cielo, y no de otro lugar mas, ¡y tienen razón!, solo hay dos lugares a donde iremos cuando muramos, al Infierno, si estamos en pecado de muerte (1 san Juan 5: 16) o al Cielo si estamos en gracia con Dios, pero el Purgatorio, no es un lugar al que “iremos” sino un estado de purificación por el que pasaremos antes de poder llegar a la presencia de Dios. NO IREMOS AL PURGATORIO, eso es algo que por lo general no comprenden los no católicos y muchas veces ni los mismos "católicos".
Antes de Trento, los cristianos creían ya en el Purgatorio; Dante Alighieri [1265 - 1321]. Y antes de que el Papa Juan XVII instituyera, según dicen los no católicos, la fiesta de los muertos hacia la mitad del siglo X. Tertuliano escribe “De anima”, en el año 208, mucho antes de lo mencionado, y todavía antes, en el año 180, encontramos “Litteris maioribus scribuntur” y cuyo fragmento se encuentra en el museo Lateranense.
Pero vámonos mas atrás, en el año 65 d. C. san Pablo en su segunda carta a Timoteo, nos da un claro ejemplo que se puede ayudar a los muertos: “Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró. Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor” 2 timoteo 1, 16-18. Si ya está muerto, para qué pide por él, total o está en Cielo o en el Infierno, de donde no hay marcha atrás según la Biblia: “Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies en el fuego eterno” san Mateo 18, 8. “Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Luego dirá a los de la izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron". Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?". Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". San Mateo 25, 41-46.
Pero es que Pablo sabía del la purificación que tendríamos antes de ir al Cielo:
A qué se refiere san Pablo cuando dice “y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno” obviamente no habla del fuego del Infierno, ya que al Infierno se va quien está en pecado de muerte, y ya no se tiene nada que probar, o cuando dice “Si la obra construida sobre el fundamento resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa ; si la obra es consumida, se perderá. Sin embargo, su autor se salvará, como quien se libra del fuego”. No sé si entiendo mal, pero dice que si la obra es consumida SE PERDERÁ, pero el autor se salvará como quien pasa por fuego ¿De qué fuego habla? ¿Del Infierno? ¿Te puedes salvar del Infierno, mientras tu obra es consumida? No es un lugar ese fuego, es un estado, y aunque san Pablo no le puso nombre, nosotros lo conocemos como Purgatorio. Es obvio que se debe pasar por ese estado, porque al Cielo, no puede entrar nada manchado “Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.” ¿Qué pasa si ya estamos inscritos en el Libro del Cordero, pero tenemos manchas que no son pecado de muerte? Recordemos que Cristo dice que daremos cuenta de cualquier palabra ociosa “Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado“ Tenemos que pasar por ese fuego purificador, que nosotros conocemos por el nombre de Purgatorio.
Se ha manipulado muchas veces lo que se dice en los Concilios Ecuménicos, así, que pego íntegro lo que ahí se dice:
Concilio Ecuménico I de Lyon:
Finalmente, afirmando la Verdad en el Evangelio que si alguno dijere blasfemia contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni el futuro [Mt. 12, 32], por lo que se da a entender que unas culpas se perdonan en el siglo presente y otras en el futuro, y como quiera que también dice el Apóstol que el fuego probará cómo sea la obra de cada uno; y: Aquel cuya obra ardiere sufrirá daño; él, empero, se salvará; pero como quien pasa por el fuego [1 Cor. 3, 13 y 15]; y como los mismos griegos se dice que creen y afirman verdadera e indubitablemente que las almas de aquellos que mueren, recibida la penitencia, pero sin cumplirla; o sin pecado mortal, pero sí veniales y menudos, son purificados después de la muerte y pueden ser ayudados por los sufragios de la Iglesia; puesto que dicen que el lugar de esta purgación no les ha sido indicado por sus doctores con nombre cierto y propio, nosotros que, de acuerdo con las tradiciones y autoridades de los Santos Padres lo llamamos purgatorio, queremos que en adelante se llame con este nombre también entre ellos. Porque con aquel fuego transitorio se purgan ciertamente los pecados, no los criminales o capitales, que no hubieren antes sido perdonados por la penitencia, sino los pequeños y menudos, que aun después de la muerte pesan, si bien fueron perdonados en vida.
Es importante decir, que era llamado Purgatorio por la Tradición, aunque no aparezca el nombre literal en las Sagradas Escrituras.
Concilio Ecuménico II de Lyon:
Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros.
Concilio Ecuménico de Ferrara-Florencia:
Asimismo, si los verdaderos penitentes salieren de este mundo antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por lo cometido y omitido, sus almas son purgadas con penas purificatorias después de la muerte, y para ser aliviadas de esas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, tales como el sacrificio de la misa, oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que los fieles acostumbran practicar por los otros fieles, según las instituciones de la Iglesia. Y que las almas de aquellos que después de recibir el bautismo, no incurrieron absolutamente en mancha alguna de pecado, y también aquellas que, después de contraer mancha de pecado, la han purgado, o mientras vivían en sus cuerpos o después que salieron de ellos, según arriba se ha dicho, son inmediatamente recibidas en el cielo y ven claramente a Dios mismo, trino y uno, tal como es, unos sin embargo con más perfección que otros, conforme a la diversidad de los merecimientos. Pero las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes
Concilio Ecuménico de Trento:
Mas los que por el pecado cayeron de la gracia ya recibida de la justificación, nuevamente podrán ser justificados [Can. 29], si, movidos por Dios, procuraren, por medio del sacramento de la penitencia, recuperar, por los méritos de Cristo, la gracia perdida. Porque este modo de justificación es la reparación del caído, a la que los Santos Padres llaman con propiedad "la segunda tabla después del naufragio de la gracia perdida". Y en efecto, para aquellos que después del bautismo caen en pecado, Cristo Jesús instituyó el sacramento de la penitencia cuando dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados, les son perdonados y a quienes se los retuviereis, les son retenidos [Juan. 20, 22-23]. De donde debe enseñarse que la penitencia del cristiano después de la caída, es muy diferente de la bautismal y que en ella se contiene no sólo el abstenerse de los pecados y el detestarlos, o sea, el corazón contrito y humillado [Ps. 50, 19], sino también la confesión sacramental de los mismos, por lo menos en el deseo y que a su tiempo deberá realizarse, la absolución sacerdotal e igualmente la satisfacción por el ayuno, limosnas, oraciones y otros piadosos ejercicios, no ciertamente por la pena eterna, que por el sacramento o por el deseo del sacramento se perdona a par de la culpa, sino por la pena temporal [Can. 30], que, como enseñan las Sagradas Letras, no siempre se perdona toda, como sucede en el bautismo, a quienes, ingratos a la gracia de Dios que recibieron, contristaron al Espíritu Santo [cf. Eph. 4, 30] y no temieron violar el templo de Dios [1 Cor. 3, 17]. De esa penitencia está escrito: Acuérdate de dónde has caído, haz penitencia y practica tus obras primeras [Apoc. 2, 5], y otra vez: La tristeza que es según Dios, obra penitencia en orden a la salud estable [2 Cor. 7, 10], y de nuevo: Haced penitencia [Mt. 3, 2; 4, 17], y: Haced frutos dignos de penitencia [Mt. 3, 8].
Habiendo la Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, según la doctrina de la sagrada Escritura y de la antigua tradición de los Padres, enseñado en los sagrados concilios, y últimamente en este general de Trento, que hay Purgatorio; y que las almas detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles, y en especial con el aceptable sacrificio de la misa; manda el santo Concilio a los Obispos que cuiden con suma diligencia que la sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles cristianos.
Exclúyanse de las pláticas ordinarias, dechas ante gente sencillas, las cuestiones muy difíciles y sutiles que nada conducen a la edificación, y con las que rara vez se aumenta la piedad. Tampoco permitan que se divulguen, y traten cosas inciertas, o que tienen vislumbres o indicios de falsedad. Prohíban como escandalosas y que sirven de tropiezo a los fieles las que tocan en cierta curiosidad, o superstición, o tienen resabios de interés o sórdida ganancia. Mas cuiden los Obispos que los sufragios de los fieles, es a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones, las limosnas y otras obras de piedad, que se acostumbran hacer por otros fieles difuntos, se ejecuten piadosa y devotamente según lo establecido por la Iglesia; y que se satisfaga con diligencia y exactitud cuanto se debe hacer por los difuntos, según exijan las fundaciones de los testadores, u otras razones, no superficialmente, sino por sacerdotes y ministros de la Iglesia y otros que tienen esta obligación.
Aparte que no debemos olvidar que el Purgatorio, como todo lo que sucedería con el anuncio de la Buena Nueva, que traería Dios encarnado, está prefigurado en el Antiguo Testamento:
Isaias 61, 1 “El espíritu del Señor está sobre mí,porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros”
Comparándolo con 1Pedro 3, 19 ” En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados”
Claro, tomando en cuenta que el día que expiró, resucitaron los santos: “Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos” san Mateo 27, 50-53. Y no se dice que estos hayan estado presos o encarcelados ¿Quiénes eran los espíritus presos o encarcelados? Podrían ser del Infierno, si de ahí, ya no hay salida?.
También está 2 Macabeos 12, 38-46 “Luego Judas reunió al ejército y se dirigió hacia la ciudad de Odolám. Como estaba ya próximo el séptimo día de la semana, se purificaron con los ritos de costumbre y celebraron el sábado en aquel lugar.Los hombres de Judas fueron al día siguiente –dado que el tiempo urgía– a recoger los cadáveres de los caídos para sepultarlos con sus parientes, en los sepulcros familiares. Entonces encontraron debajo de las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Iamnia, que la Ley prohibe tener a los judíos. Así se puso en evidencia para todos que esa era la causa por la que habían caído. Todos bendijeron el proceder del Señor, el justo Juez, que pone de manifiesto las cosas ocultas, e hicieron rogativas pidiendo que el pecado cometido quedara completamente borrado. El noble Judas exhortó a la multitud a que se abstuvieran del pecado, ya que ellos habían visto con sus propios ojos lo que había sucedido a los caídos en el combate a causa de su pecado. Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Él realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección, porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados”.
También está prefigurado en Malaquías 3, 2-3 “¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos. Él se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia”
Recordemos lo que decía san Pablo sobre el fuego que purificaría
Todo esto revelado en el Evangelio, como ejemplo tenemos el de san Mateo en Mt 12, 32 “Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro.” Vemos claramente que hay un lugar donde los pecados o pequeñas manchas son purificadas y perdonados, como el fuego del que habla san Pablo y el que se prefigura en Malaquías.
Los que estemos en gracia con Dios, pero tengamos pequeñas manchas, tendremos que pasar por una purificación, hasta que lleguemos a la consumación, y por fin, entremos en el lugar que nos prometió “y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación” Hebreos 12, 23, si lo comparamos con el Apocalipsis (Ap 21, 27) Vemos como necesitamos una purificiación para poder entrar al Cielo, aunque estemos inscritos en el Libro del Cordero, parte que cité arriba. Y recordando que “cada uno será salado por el fuego” san Marcos 9, 49” Pero pobre aquel que no ha obrado bien ya que "Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes". San Lucas 12:47. ¿Esos azotes se les dará en el Cielo o en el Infierno? Los azotes son tomados por los hebreos para corregir ¿Por qué los corregirían en el Infierno o para qué, o por qué los azotarían en el Cielo?.
Si los protestantes fueran mas objetivos, y se quitaran de prejucios contra la Santa Iglesia, se darían cuenta de que el Purgatorio, no es un invento de la Iglesia en sus Concilios y si una VERDAD de Fe revelada en las Sagradas Escrituras.
Con amor en Cristo y María Santísima
Sergio Ceceña _________________
Non nobis Domine, non nobis, sed Nomine tuo da Gloriam |
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