Orpam Saretnoc Laverz Veterano
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Publicado:
Mie May 16, 2007 3:51 pm Asunto:
La mesa de la igualdad de dignidad
Tema: La mesa de la igualdad de dignidad |
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Os presento amigos míos lo que sigue, para que pensemos si nos parecemos a algún compañero, que desde Italia así escribía para una revista, como Estudios sobre la Comunicación, dado que mañana celebramos la jornada de la Información. Esto nos informa, ya veréis...
Una mesa redonda. La mesa de los rostros que se miran, de las personas que se encuentran y que comparten. .
Gloria. Alianza
Francesca. Ayudar a los demás sin querer nada a cambio.
Mateo. Colaborar en proyectos e ideas.
Julia. Acto de amor gratuito.
Pablo. Dar una mano a los Países que viven situaciones de fuerte pobreza.
Ana. Estar al lado y cuidar.
Margarita. Jugar por la tarde con mi hermano pequeño.
Beatriz. Compartirlo todo; la belleza de la vida y los dolores.
Lucía Mercado equitativo y solidario.
Hilaria. Unión de afectos, hermandad entre los pueblos.
Lucas. Madre Teresa de Calcuta.
Ana. Este año, por vez primera, he aceptado hacer experiencia de solidaridad; cada semana, con algunas compañeras, voy a hacer recuperación de Italiano a niños extranjeros de una escuela elemental de aquí cerca. Lo mejor es la amistad que se ha instaurado entre Kim y yo, una niña china que hace poco ha llegado a Milán.
Francesca. El verano pasado hice voluntariado durante el oratorio festivo; pensaba que era la “chica buena” que se comprometía a ayudar a los más pequeños, en cambio he recibido muchísimo de ellos.
Margarita. También en mi familia se habla mucho de solidaridad y mi madre sostiene que si no se empieza a ser solidario en casa, es difícil lograr serlo fuera.
Gloria. Perdonad, espero no ofender a nadie, pero siento fuerte el peligro de la vulgarización al afrontar este tema. Es un argumento muy “charlado” pero no sé cuánto “vivido”. Peligramos sentirnos maestros en este campo o dar definiciones “por lo que hemos oído”.
Lucas. No es verdad, alguno de nosotros está diciendo que ha vivido concretamente experiencias de solidaridad.
Gloria. Sí, pero es verdad que en el imaginario común la solidaridad a menudo se reduce al “acomodado” que tiene en brazos a un niño desnutrido, o bien a recoger fondos para ayudar a los pueblos afectados del Sudeste asiático, o bien a un apretón de manos entre “blancos y negros”.
Lucas. Y según tú estos gestos ¿no son signo de solidaridad?
Chiara. Yo creo que son gestos de solidaridad, pero hemos de estar atentos a cómo los vivimos y a cómo los pensamos. A mí me da algo de tristeza ver a un niño muy contento porque ha llevado la monedita a clase para otro niño afectado por el Tsunami. Si en la base no hay una educación para la idea de igual dignidad, el peligro es que este niño crezca con la convicción de ser bueno y generoso, porque “él puede”, porque está en un peldaño por encima de los demás. La idea más correcta a hacer pasar me parece la de la “restitución”. Lo que te doy no es sino restituirte lo que desde siempre tendría que haber sido tuyo.
Pablo. Estoy de acuerdo con Clara. En la base de todo tiene que haber una educación a la igualdad de dignidad. Sin ésta hay el peligro de pensar en la solidaridad como en gestos que los mejores, los más afortunados, aquellos “venidos al mundo con el pie derecho” pueden hacer para con los otros. En cambio es justo que la solidaridad se juegue en el mismo plano, el otro ha de tener la oportunidad de restituir, de no sentirse siempre en el deber de dar gracias. Lo más difícil para nosotros, como decía Tonino Bello, no es dar, sino aceptar poder recibir algo de un marroquí, de un “último”, de un barbudo.
Lucía. Me parece que somos capaces de discutir estos problemas. Pero quisiera que nos hiciéramos una sencilla pregunta antes de dar definiciones más o menos doctas. ¿Cuánto nos empleamos en recoger un euro por cabeza para la niña que hemos adoptado a distancia? ¿Cuántos de nosotros, después de haberlo elegido libremente, han ido todas las semanas a dar clase de Italiano a los niños extranjeros? ¿Cuánto nos cuesta llevar adelante nuestros compromisos diarios en clase, en la familia, en las asociaciones de voluntariado, pero también en el deporte y en los hobby? Todos sabemos responder a la pregunta “¿qué es la solidaridad?”, pero quizás tendríamos que revisar algo nuestra forma de vivirla si, como alguien ha dicho en un debate en los días pasados, la imagen más verdadera de solidaridad es la Cruz. Con esta experiencia tendríamos que confrontarnos más a menudo.
No nos cansemos de proponer pequeñas o grandes ocasiones de solidaridad, con la acción y con la reflexión. No es fácil, también porque experiencias aisladas entusiasman, pero la constancia en la larga distancia es difícil de vivir para los muchachos. Pero su modelo de solidaridad y el nuestro sigue siendo la Cruz, paso obligado hacia la Pascua –dicen los educadores -.
Yo estoy de acuerdo con varios en la sinceridad de lo que proponen. La solidaridad si no la aprendemos de Jesús ¿de quién lo haremos?
Orpam Saretnoc Laverz |
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