marina Veterano
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Publicado:
Vie Ago 17, 2007 5:48 am Asunto:
¿POR QUÉ NO TENGO NOVIA?
Tema: ¿POR QUÉ NO TENGO NOVIA? |
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Durante la interacción con el otro género o al intentar establecer una relación de noviazgo, algunos jóvenes tienen conflictos provocados por algunas de las siguientes razones:
· El conflicto acercamiento-evitación. Hay atracción pero la timidez y el miedo al rechazo son tan grandes que paralizan e impiden actuar a la persona.
· Desconfianza de lo que se puede ofrecer al otr@. La timidez hace que uno mismo cuestione las propias capacidades y lo que tiene para dar al otro.
· Comparaciones con los demás. Esta actitud provoca que quien se compara se sienta en desventaja frente a los otros.
· Incredulidad hacia los cumplidos y el interés de otras personas.
· Incapacidad para sostener una plática y comunicar intereses y deseos.
Si bien es cierto, como afirma el psicoterapeuta Arturo Ortiz, que todos en algún momento hemos sentido timidez para establecer un vínculo amoroso, también lo es el que “puede convertirse en un serio problema cuando no se logra vencerla y manejarla, ya que puede resultar en serios problemas de vinculación emocional. En la etapa adolescente la timidez es común, pero hay quienes no logran procesarla y se quedan atorados en ella, por lo que sus habilidades de socialización son menores y cuentan con menos recursos para establecer relaciones amorosas”.
¿Por qué no me pelan?
Quienes se enfrentan a la negativa constante de acceder a una relación de pareja pueden suponer que el amor no es para ellos o que algo en su persona les impide atraer a los demás, por lo que albergan sentimientos de minusvalía y tristeza. Es decir, para algunos jóvenes su felicidad está supeditada a la aprobación o rechazo, sin considerar que la propia actitud es lo que obstaculiza esta posibilidad. En otras palabras, todo lo que vivimos es resultado de nuestra elección consciente o inconsciente, de cómo nos acercamos al compañero y cómo proyectamos nuestros deseos, expectativas y necesidades.
Creer que el amor es producto de la buena o mala fortuna lleva a muchas personas a depender de las circunstancias, y es entonces cuando en la primera oportunidad deciden establecer un compromiso ‘serio’ con otr@ sin pensar en la conveniencia de dicha relación. Ante esto cabe preguntarse, ¿qué hay detrás de la timidez? Veamos:
§ Temor al rechazo, abandono o pérdida. Muchas personas no están abiertas a la intimidad emocional como les gustaría, puesto que el amor, por maravilloso que parezca, les provoca un temor intenso resultado de experiencias previas difíciles de asimilar y elaborar.
Este miedo encubre la necesidad de ‘estar dispuesto’ al amor, partiendo de la aceptación propia, incluyendo los sentimientos. Si tenemos dudas acerca de nuestro valor, si creemos que nuestras facetas ocultas son malas o inaceptables temeremos también que los demás nos juzguen con el mismo rigor que nosotros.
§ Exagerar los riesgos del amor. Muchas personas han aprendido prejuicios y temores en torno al amor, por lo consideran que este sentimiento pone en peligro la estabilidad emocional.
§ No responsabilizarse de los sentimientos. Con frecuencia algunas personas no reconocen que su actitud es lo que les impide amar y ser amados, por lo que culpan y responsabilizan a otros.
§ Buscar ser amado y no amar. Ante los múltiples conflictos y el temor de no conseguir lo que se necesita, hay quienes buscan que otros se hagan cargo de la propia realización y proporcionen seguridad emocional.
§ Creer que no merecen ser amados. En algunos casos el entorno familiar y social enfatizan que la aprobación, admiración y cariño de los demás se gana al ser o comportarse de forma que al resto le agrade, sin considerar la individualidad y las propias cualidades como elementos potenciales para el amor. Como resultado, algunos jóvenes asumen papeles que distan de su verdadera personalidad, llegan a creer en una supuesta habilidad para crear una imagen artificial que, según han aprendido, les permitirá recibir la aceptación, respeto y cariño anhelados. En otros casos, la persona se considera no apta para el amor e indirectamente impide que los demás le amen.
§ Desconocer la naturaleza del amor. Culturalmente se ha enseñado que el amor es una emoción o sentimiento que surge de manera espontánea para unir a dos personas de por vida, aunque medie la violencia, el control y la aniquilación de las necesidades; que el amor es la experiencia que permite limitar al otro y a uno mismo sin la opción de sacar los verdaderos sentimientos, y que el buen amor es el que da seguridad y comodidad y que, para alcanzarlo, hay que controlar a la persona y la relación. Al desconocer la naturaleza y sentido del amor, nos equivocamos y atraemos al desamor.
En esencia, el amor , es “la búsqueda de la armonía y equilibrio a partir del encuentro de dos o más personas”. Amar es una fuente constante de creatividad y dinamismo, y su naturaleza reside en ser libre, incondicional, creativo y mutuo en satisfacciones y realización individual y conjunta.
Vivir sin el amor de una pareja se debe más que a una falta de oportunidades externas, a nuestro autoconcepto y la actitud que asumimos para estar abierto al sentimiento amoroso, de ahí la necesidad de explorar hasta dónde la propia conducta es lo que frena la oportunidad de acceder al amor.
Los jóvenes proyectan su nivel de autoestima de distintas formas, de modo que frenan, inconscientemente, la posibilidad de amar y ser amados:
§ “No me gusto, no gusto a los demás.”
§ “Siento que no valgo y, por ello, acepto la indiferencia o el maltrato de quien se me acerca con tal de no perderlo.”
§ “Nadie es el indicado para mí, tienen demasiados defectos.”
§ “Si alguien se me acerca evito involucrarme demasiado.”
§ “Me da miedo que me vuelvan a herir”.
En suma, la falta de confianza en sí mismo y la baja autoestima constituyen una de las grandes barreras para poder amar y ser amados. Este sentir se traduce en mensajes inconscientes de que uno no merece ser amado, que se es indigno de amor o que sólo se puede ser aceptado si hace ciertas cosas que se esperan de él o ella. En realidad estas personas no son capaces de aceptarse como son, sino que piensan y sienten de acuerdo al modelo que han asumido como propio. Sin embargo es una realidad que si no se aman a sí mismos no permitirán que otros las amen y les muestren cariño.
Vivir ¿sin amor?
No gustarle a los demás y, su consecuencia, no tener pareja, es un estado impropio en una cultura como la nuestra, de modo que quien no ha accedido al amor se siente diferente, indeseable e incapaz de atraer al otro género. Como resultado, su autoestima se ve afectada, lesionando otros aspectos de su vida.
Tanto hombres como mujeres se ven cuestionados socialmente. Hay quienes han sido etiquetadas como fracasados o no merecedores del cariño de nadie. Unos han sido objeto de comentarios malintencionados que los margina; mientras que otros atribuyen a su aspecto físico o a carencias la responsabilidad de este hecho.
En cambio los jóvenes que han sorteado la presión social y elaborado el hecho de no vivir el amor de pareja suelen asumir una actitud más positiva, de modo que dirigen sus necesidades en otros sentidos, aunque ellos son un sector relativamente pequeño; este tipo de jóvenes han creado una especie de protección contra la censura social, aunque muy en el fondo desean también una relación amorosa.
Sin embargo, no sólo quien no tiene pareja experimenta esta falta de amor, sino que muchas relaciones de pareja no encuentran esa vinculación afectiva, lo que suele ser común cuando la relación carece de intimidad emocional, pero ¿cómo reconocer la falta de intimidad emocional?
En una relación muchos indicios nos dicen cuando la intimidad emocional disminuye o, peor aún, cuando no existe. ¿La pareja se acerca con deseo o necesidad de hablar de sus inquietudes? ¿Demuestra necesitarnos en ese aspecto? ¿Escucha de verdad y revela también sus sentimientos? Si esto no es recíproco probablemente estemos hablando de una falta de intimidad emocional u otro motivo por el cual, el o la compañera no se siente ‘a salvo’ si revela lo que piensa y siente.
En busca del amor
La capacidad de desenvolverse bien en pareja no es innata ni intuitiva, sino que el amor, aunque es un sentimiento personal, se aprende y es susceptible a pulirse cuando se evita vincularlo a prejuicios y mitos que lo conducen por vías inoperables. En una relación de pareja nuestra conducta y expectativas son el resultado de todas las experiencias que se van acumulando a lo largo de la vida. Muchas veces nuestra actitud hacia las relaciones amorosas surge de esas primeras experiencias, las cuales participan también de nuestro nivel de autoestima.
¿Cómo influir en el curso del amor?
Un primer paso es reflexionar acerca de algunos puntos:
§ “Nadie da lo que no tiene”. La relación de pareja no sólo representa un disfrute sino que implica un compromiso en donde cada uno deposita, además de sus expectativas, una parte significativa de su persona.
§ Producir el amor implica un compromiso personal de generar un estado amoroso a iniciativa de uno mismo.
§ Reconocer los propios obstáculos para el amor, partiendo de los propios sentimientos.
§ Elevar la autoestima a través de los siguientes puntos:
o Generar relaciones afectivas cada vez más intensas y gratificantes.
o Realizar deseos y proyectos autogratificantes.
o Recordar los mejores momentos de la vida.
o Practicar la asertividad para expresar sentimientos de autoaprobación.
o Aprender a utilizar la expresión corporal que proyecte seguridad.
o Enumerar habilidades o capacidades y explotarlas al máximo.
o Probar experiencias de cada vez mayor éxito, de acuerdo a los valores personales.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
– Moe, Bárbara. Nadie me quiere. Cómo enfrentar y superar el rechazo, Editorial Grijalbo, México, 2003, 152 pp. |
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