Jesús Adolescente... Vocación al Sacrificio

[María Esther]

Apreciados hermanos en Cristo:

Siempre me he preguntado qué ocurrió cuando Jesús fue encontrado en el Templo tras los días de su dolorosa pérdida. He imaginado un diálogo entre Jesús adolescente y Su Madre Santísima:

- Madre ¿Qué haces?
- Arreglo esta ropa de Tu padre... y pienso en Ti, mi Hijo adorado.
- ¿Puedo confiarte algo?
- Si, Amor mío... Tu sabes que todo cuanto me dices lo guardo en mi corazon.
- En Jerusalén, allí en el Templo, creí ver mi Vocación. Estoy seguro, es mi Vocación... Ser Víctima de Amor.

Los corderos balaban esperando ser purificados y me miraban. Es como si ellos supieran que en algunos años tomaré su lugar de una vez y para siempre... Mi Sangre será derramada por la Salvación de todos. Sufriré, Madre querida, como nadie ha sufrido ni sufrirá en el futuro. Seré olvidado por mis amigos, traicionado por uno de los Míos... pedirán a gritos mi muerte y mientras tanto Yo rezaré por todos, me ofreceré por todos, seré obediente a Mi Padre... hasta la muerte.

No tuve miedo... aún no... Solo sentí un gran dolor por todos aquellos que no escucharán mi voz, que no aceptarán Mi Sacrificio, que no aprovecharán cada gota de Mi Sangre...Y pensé en ti, Mamita. ¿Tu me acompañarás, verdad? Tu estarás allí dándome tu aliento, rogando por todos, amando como Yo amo.

Seré ese Varón de Dolores que profetizó Isaías, no Me reconocerán pues mi pobre Cuerpo será una sola llaga.

Pero quiero confiarte algo más, algo esperanzador, algo sublime: Resusitaré, Madre Santa. Resusitaré abriendo el camino para todos cuantos Me acepten. Y poco antes de mi entrega definitiva instituiré un gran regalo para Mi Esposa... porque tendré una Esposa Santa que será Mi Cuerpo y dará gloria a Mi Padre. Mi Cuerpo y Mi Sangre se convertirán en Comida y Bebida de Salvación... y tú estarás presente cuando todo esto ocurra. Tu estarás en Mi Corazón.

Desde ahora, Madre Mía, te pido que aceptes a todos como tus hijos. Ya lo harás en la Hora de la Salvación. Pero prepara tus brazos maternales y tu santo regazo para recibir los corazones atribulados quea ti se acojan, como lo hago Yo, el Hijo de Dios desde Mi Encarnación.

Te amo, Madre... te amo como nadie ha amado jamás a madre alguna... Seca tus lágrimas porque necesito de tu fortaleza. Tus ojos me darán la fuerza para continuar, tus oraciones se unirán a Mi Sacrificio y haremos cosas grandes.
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María dio un respiro, más bien un profundo suspiro que se convirtió en bálsamo para el Corazón de Jesús adolescente... y guardó las Palabras de su Hijo en el corazón.

[Jose Fernando Ortiz]

[María Esther]

Jose Fernando, gracias...

Cuando pienso en María pienso en Jesús, y no puedo concebir que exista un Jesús sin María...

Si pudiéramos asomarnos por un instante a la Casita de Nazareth quedaríamos anonadados ante tan sencilla y profunda ternura. Nada de dobleces, de "tácticas", de falsas abnegaciones.

Todo transcurriría en la calma y armonía de una Familia a Imagen de la Trinidad... y María sería el centro, no por importancia sino por su papel santamente desempeñadp.

¿Cuántos secretos y confidencias guardaría de Su Hijo y Señor? Ella, seguramente, curó esa raspadura que se hizo aprendiendo a correr por las calles pedregosas... y atisbaría las heridas futuras de las Sagradas rodillas de su Jesús. Ella, seguramente, lo contemplaría correr hacia Su padre con los bracitos abiertos y le parecería imaginar los Santos Brazos que se extendieron (más que abiertos, dislocados) entre el Cielo y la Tierra.

Ella, la depositaria de las inefables ternuras celestiales, Ella, la sonrisa de Dios Padre, Ella el Primer Sagrario... y Jesús a su lado amándola con el amor mas grande que se pueda imaginar: el amor de todo un Dios hacia Su Santísima Madre...

[AURORA]

maria ester ,.................que hermoso lo que has escrito !!!!!!!!, es casi como verlo , debio haber sido asi tan simple y profundo , como el amor, que EL nos dio .
¿ te imaginas el dolor de MARIA viendo a su hijo morir ?

MARIA Santisima , la Primer Alma Victima .

[María Esther]

Si... el Dolor de María. La Madre Dolorosa...

Cuando aguna de mis hijas sufre y no encuentro cómo ayudarlas, cuando la impotencia se impone, cuando el dolor está más allá de cualquier accióm, pienso en María. Ella no podía abandonar a su Hijo. Tan unidos como estaban, con el amor inmenso y purísimo que se profesaban, es imposible imaginar a María apartada, con la cara oculta, escondiéndose como Pedro ante el dolor de Cristo.

Ella permaneció al pie de la Cruz hasta el último suspiro de su Amado Hijo, destrozado bajo el peso de nuestros pecados. Ella lo recibió en sus brazos... ¿Cuántas cosas se elevarían hasta el Cielo desde el corazón adolorido de esta Madre Piadosísima? Seguramente lo recordó chiquito, recien nacido, cuando envuelto en pañales fue adorado por los más sencillos... por humildes pastores. Recoradaría las noches en que entró en su habitación y besó su frente, ahora tan desfigurada, presintiendo acaso que la diadema de Gloria sería una Corona de Espinas... recordaría las curaciones que hizo en las preciosas manos de aprendiz de carpintero, anticipando los clavos que lo sujetarían a la Cruz... y esas rodillas lastimadas por juegos infantiles que ahora mostraban las huellas del peso inmenso de nuestras culpas.

¡Cuántas veces Ella misma habría escuchado los latidos del Corazón de Jesús, ahora traspasado por una lanza!

María, Madre de los Dolores, enséñanos a amar a Jesús como tú lo amas!



Abrazos en Jesús Eucaristía,

María Esther Cadavid de Álvarez