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LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN

 
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eduard'o
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Registrado: 20 Ago 2007
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 2:38 am    Asunto: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Queridos hermanos

La otra ocasión fuí de visita a una casa que estaban viendo un canal católico, no sé cual sea, donde en un programa explicaban paso a paso la LITURGIA EUCARISTICA y la relacionaban con la PASIÓN DEL SEÑOR.
Cuando colocaban su cuerpo = Estaba en la patena
Lavatorio de manos = Lavatorio de Pilatos
La elevación de la Hostía = Jesús es levantado en la cruz.

Pero no tengo más datos. Alguien tendría la bondad de ampliarme esta información. Saludos y Bendiciones Laughing
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eduard'o
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Mensajes: 38

MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 4:17 am    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Gracias Ser; espero que alguien sin fijarse en esa pequeñez tenga la bondad de contestarme correctamente
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enrique_ellena
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 12:01 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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La Eucaristía, sacramento de unidad
Catequesis de Juan Pablo II

1. "¡Sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad!". Esta exclamación de san Agustín en su comentario al evangelio de san Juan (In Johannis Evangelium 26, 13) de alguna manera recoge y sintetiza las palabras que san Pablo dirigió a los Corintios y que acabamos de escuchar: "Porque el pan es uno, somos un solo cuerpo, aun siendo muchos, pues todos participamos de ese único pan" (1 Co 10, 17). La Eucaristía es el sacramento y la fuente de la unidad eclesial. Es lo que ha afirmado desde el inicio la tradición cristiana, basándose precisamente en el signo del pan y del vino. Así, la Didaché, una obra escrita en los albores del cristianismo, afirma: "Como este fragmento estaba disperso por los montes y, reunido, se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino" (9, 4).

2. San Cipriano, obispo de Cartago, en el siglo III haciéndose eco de estas palabras, dice: "Los mismos sacrificios del Señor ponen de relieve la unidad de los cristianos fundada en la sólida e indivisible caridad. Dado que el Señor, cuando llama cuerpo suyo al pan compuesto por la unión de muchos granos de trigo, indica a nuestro pueblo reunido, que él sustenta; y cuando llama sangre suya al vino exprimido de muchos racimos y granos de uva reunidos, indica del mismo modo a nuestra comunidad compuesta por una multitud unida" (Ep. ad Magnum 6). Este simbolismo eucarístico aplicado a la unidad de la Iglesia aparece frecuentemente en los santos Padres y en los teólogos escolásticos. "El concilio de Trento, al resumir su doctrina, enseña que nuestro Salvador dejó en su Iglesia la Eucaristía "como un símbolo (...) de su unidad y de la caridad con la que quiso estuvieran íntimamente unidos entre sí todos los cristianos" y, por lo tanto, "símbolo de aquel único cuerpo del cual él es la cabeza"" (Pablo VI, Mysterium fidei, n. 23: Ench. Vat., 2, 424; cf. concilio de Trento, Decr. de SS. Eucharistia, proemio y c. 2). El Catecismo de la Iglesia católica sintetiza con eficacia: "Los que reciben la Eucaristía se unen más íntimamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia" (n. 1396).

3. Esta doctrina tradicional se halla sólidamente arraigada en la Escritura. San Pablo, en el pasaje ya citado de la primera carta a los Corintios, la desarrolla partiendo de un tema fundamental: el de la koinon|a, es decir, de la comunión que se instaura entre el fiel y Cristo en la Eucaristía. "El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión (koinon|a) con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es la comunión (koinon|a) con el cuerpo de Cristo?" (1 Co 10, 16). El evangelio de san Juan describe más precisamente esta comunión como una relación extraordinaria de "interioridad recíproca": "él en mí y yo en él". En efecto, Jesús declara en la sinagoga de Cafarnaúm: "El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 56).

Es un tema que Jesús subraya también en los discursos de la última Cena mediante el símbolo de la vid: el sarmiento sólo tiene vida y da fruto si está injertado en el tronco de la vid, de la que recibe la savia y la vitalidad (cf. Jn 15, 1-7). De lo contrario, solamente es una rama seca, destinada al fuego: aut vitis aut ignis, "o la vid o el fuego", comenta de modo lapidario san Agustín (In Johannis Evangelium 81, 3). Aquí se describe una unidad, una comunión, que se realiza entre el fiel y Cristo presente en la Eucaristía, sobre la base de aquel principio que san Pablo formula así: "Los que comen de las víctimas participan del altar" (1 Co 10, 1Cool.

4. Esta comunión-koinon|a, de tipo "vertical" porque se une al misterio divino engendra, al mismo tiempo, una comunión-koinon|a, que podríamos llamar "horizontal", o sea, eclesial, fraterna, capaz de unir con un vínculo de amor a todos los que participan en la misma mesa. "Porque el pan es uno -nos recuerda san Pablo-, somos un solo cuerpo, aun siendo muchos, pues todos participamos de ese único pan" (1 Co 10, 17). El discurso de la Eucaristía anticipa la gran reflexión eclesial que el Apóstol desarrollará en el capítulo 12 de esa misma carta, cuando hablará del cuerpo de Cristo en su unidad y multiplicidad. También la célebre descripción de la Iglesia de Jerusalén que hace san Lucas en los Hechos de los Apóstoles delinea esta unidad fraterna o koinon|a, relacionándola con la fracción del pan, es decir, con la celebración eucarística (cf. Hch 2, 42). Es una comunión que se realiza de forma concreta en la historia: "Perseveraban en oír la enseñanza de los Apóstoles y en la comunión fraterna (koinon|a), en la fracción del pan y en la oración (...). Todos los que creían vivían unidos, teniendo todos sus bienes en común" (Hch 2, 42-44).

5. Por eso, reniegan del significado profundo de la Eucaristía quienes la celebran sin tener en cuenta las exigencias de la caridad y de la comunión. San Pablo es severo con los Corintios porque su asamblea "no es comer la cena del Señor" (1 Co 11, 20) a causa de las divisiones, las injusticias y los egoísmos. En ese caso, la Eucaristía ya no es ágape, es decir, expresión y fuente de amor. Y quien participa indignamente, sin hacer que desemboque en la caridad fraterna, "come y bebe su propia condenación" (1 Co 11, 29). "Si la vida cristiana se manifiesta en el cumplimiento del principal mandamiento, es decir, en el amor a Dios y al prójimo, este amor encuentra su fuente precisamente en el santísimo Sacramento, llamado generalmente sacramento del amor" (Dominicae coenae, 5). La Eucaristía recuerda, hace presente y engendra esta caridad.

Así pues, acojamos la invitación del obispo y mártir san Ignacio, que exhortaba a los fieles de Filadelfia, en Asia menor, a la unidad: "Una sola es la carne de nuestro Señor Jesucristo y un solo cáliz para unirnos con su sangre; un solo altar, así como no hay más que un solo obispo" (Ep. ad Philadelphenses, 4). Y con la liturgia, oremos a Dios Padre: "Que, fortalecidos con el cuerpo y la sangre de tu Hijo, y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu" (Plegaria eucarística III).

©L'Osservatore Romano - 10 de noviembre de 2000
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enrique_ellena
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 12:03 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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CATECISMO, SEGUNDA PARTE
LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO

SEGUNDA SECCIÓN:
LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

CAPÍTULO PRIMERO
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

ARTÍCULO 3
EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

1322 La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor.

1323 "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (SC 47).

I La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida eclesial

1324 La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).

1325 "La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Igle sia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6).

1326 Finalmente, la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf 1 Co 15,2Cool.

1327 En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: "Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar" (S. Ireneo, haer. 4, 18, 5).

II El nombre de este sacramento

1328 La riqueza inagotable de este sacramento se expresa mediante los distintos nombres que se le da. Cada uno de estos nombres evoca alguno de sus aspectos. Se le llama:

Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras "eucharistein" (Lc 22,19; 1 Co 11,24) y "eulogein" (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman -sobre todo durante la comida- las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.

1329 Banquete del Señor (cf 1 Co 11,20) porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero (cf Ap 19,9) en la Jerusalén celestial.

Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia (cf Mt 14,19; 15,36; Mc 8,6.19), sobre todo en la última Cena (cf Mt 26,26; 1 Co 11,24). En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas (cf Hch 2,42.46; 20,7.11). Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf 1 Co 10,16-17).

Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visibl e de la Iglesia (cf 1 Co 11,17-34).

1330 Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor.

Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también santo sacrificio de la misa, "sacrificio de alabanza" (Hch 13,15; cf Sal 116, 13.17), sacrificio espiritual (cf 1 P 2,5), sacrificio puro (cf Ml 1,11) y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.

Santa y divina Liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se la llama también celebración de los santos misterios. Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.

1331 Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (cf 1 Co 10,16-17); se la llama también las cosas santas [ta hagia; sancta] (Const. Apost. 8, 13, 12; Didaché 9,5; 10,6) -es el sentido primero de la comunión de los santos de que habla el Símbolo de los Apóstoles-, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad (S. Ignacio de Ant. Eph 20,2), viático...

1332 Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (missio) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.

III La Eucaristía en la economía de la salvación

Los signos del pan y del vino

1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de él, hasta su retorno glorioso, lo que él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,1Cool una prefiguración de su propia ofrenda (cf MR, Canon Romano 95).

1334 En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Exodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Dt 8,3). Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El "cáliz de bendición" (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.

1335 Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.

1336 El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: "Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?" (Jn 6,60). La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6,67): esta pregunta del Señor, resuena a través de las edades, invitación de su amor a descubrir que sólo él tiene "palabras de vida eterna" (Jn 6,6Cool, y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a él mismo.

La institución de la Eucaristía

1337 El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (Jn 13,1-17). Para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, "constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento" (Cc. de Trento: DS 1740).

1338 Los tres evangelios sinópticos y S. Pablo nos han tran smitido el relato de la institución de la Eucaristía; por su parte, S. Juan relata las palabras de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, palabras que preparan la institución de la Eucaristía: Cristo se designa a sí mismo como el pan de vida, bajado del cielo (cf Jn 6).

1339 Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre:

Llegó el día de los Azimos, en el que se había de inmolar el cordero de Pascua; (Jesús) envió a Pedro y a Juan, diciendo: `Id y preparadnos la Pascua para que la comamos'...fueron... y prepararon la Pascua. Llegada la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: `Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios'...Y tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: `Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío'. De igual modo, después de cenar, el cáliz, diciendo: `Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros' (Lc 22,7-20; cf Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1 Co 11,23-26).

1340 Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino.

"Haced esto en memoria mía"

1341 El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras "hasta que venga" (1 Co 11,26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.

1342 Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor. De la Iglesia de Jerusalén se dice: Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, fieles a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones...Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y con sencillez de corazón (Hch 2,42.46).

1343 Era sobre todo "el primer día de la semana", es decir, el domingo, el día de la resurrección de Jesús, cuando los cristianos se reunían para "partir el pan" (Hch 20,7). Desde entonces hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se ha perpetuado, de suerte que hoy la encontramos por todas partes en la Iglesia, con la misma estructura fundamental. Sigue siendo el centro de la vida de la Iglesia.

1344 Así, de celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús "hasta que venga" (1 Co 11,26), el pueblo de Dios peregrinante "camina por la senda estrecha de la cruz" (AG 1) hacia el banquete celestial, donde todos los elegidos se sentarán a la mesa del Reino.

IV La celebración litúrgica de la Eucaristía

La misa de todos los siglos

1345 Desde el siglo II, según el testimonio de S. Justino mártir, tenemos las grandes líneas del desarrollo de la celebración eucarística. Estas han permanecido invariables hasta nuestros días a través de la diversidad de tradiciones rituales litúrgicas. He aquí lo que el santo escribe, hacia el año 155, para explicar al emperador pagano Antonino Pío (138-161) lo que hacen los cristianos:

El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo.
Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas, tanto tiempo como es posible.
Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas.
Luego nos levantamos todos juntos y oramos por nosotros...y por todos los demás donde quiera que estén a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar así la salvación eterna.
Cuando termina esta oración nos besamos unos a otros.
Luego se lleva al que preside a los hermanos pan y una copa de agua y de vino mezclados.
El presidente los toma y eleva alabanza y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo y da gracias (en griego: eucharistian) largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones.
Cuando terminan las oraciones y las acciones de gracias todo el pueblo presente pronuncia una aclamación diciendo: Amén.
Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo le ha respondido, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes pan, vino y agua "eucaristizados" y los llevan a los ausentes (S. Justino, apol. 1, 65; 67).

1346 La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica:

— La reunión, la liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal;

— la liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consecratoria y la comunión.

Liturgia de la Palabra y Liturgia eucarística constituyen juntas "un solo acto de culto" (SC 56); en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor (cf. DV 21).

1347 He aquí el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos: en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, "tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio" (cf Lc 24,13- 35).
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enrique_ellena
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MensajePublicado: Mie Abr 23, 2008 12:05 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Eucaristía
Gr. eucharistia, thanksgiving).(Del griego eucharistia, acción de gracias)
Es el nombre que se da al Santo Sacramento del Altar, que recoge su doble aspecto de sacramento y sacrificio de la misa, y en el cual Jesucristo está realmente presente bajo apariencia de pan y vino. Se emplean otros títulos, como "Cena del Señor" (Caena Domini), "Mesa del Señor" (Mensa Domini), "Cuerpo del Señor"(Corpus Domini) y "Santísimo" (Sanctissimum), a los cuales se puede añadir las siguientes expresiones con su significado original algo alterado: "Agape" (fiesta del amor), "Eulogia" (bendición), "fracción del pan", "Synaxis" (asamblea), etc.; pero el antiguo título de "Eucaristía", que aparece en autores tan tempranos como Ignacio, Justino e Ireneo, ha tomado precedencia en la terminología de la Iglesia y sus teólogos. La expresión "Santo Sacrificio del Altar", introducida por Agustín, se encuentra hoy en día reducida al ámbito popular y catequético. Esta extensa nomenclatura, que describe este gran misterio desde tantos puntos de vista diferentes es, en sí misma, prueba suficiente de la posición central de la Eucaristía desde las primeras épocas, tanto en el culto divino y los servicios de la Iglesia como en la vida de fe y devoción de sus miembros.
La Iglesia honra a la Eucarisía como uno de sus más elevados misterios, ya que por su majestad e incomprensibilidad acompaña a los misterios de la Trinidad y la Encarnación. Estos tres misterios constituyen una triada maravillosa, que hace lucir a la característica esencial del cristianismo como religión de misterios que trascienden con mucho las capacidades de la razón, con todo su esplendor, y eleva al catolicismo, el más fiel guardián y custodio de nuestra herencia cristiana, muy por encima de todas las religiones paganas y no cristianas.
La conexión orgánica de esta triada misteriosa se aprecia claramente, si consideramos la divina gracia bajo su aspecto de comunicación personal de Dios. Así, en el seno de la Trinidad beatísima, Dios Padre, por virtud de la generación eterna, comunica su naturaleza divina a Dios Hijo, "el único Hijo que está en el seno del Padre" (Juan i, 1Cool,mientras que el Hijo de Dios, en virtud de la unión hipostática, comunica a su vez la naturaleza divina recibida del Padre a su naturaleza humana formada en el vientre de la Virgen María (Juan i, 1Cool, para que así, como Dios y Hombre, escondido en las especies eucarísticas, pueda entregarse a su Iglesia, quien, como tierna madre, cuida místicamente en su seno este su mayor tesoro, y a diario lo expone a sus hijos como alimento espiritual para sus almas. Así, Trinidad, Encarnación y Eucaristía están unidas como una cadena preciosa, que de manera prodigiosa une el cielo y la tierra, a Dios con el hombre, ligándoles de la manera más íntima, y manteniendo esa unión.
Por el hecho de que el misterio eucarístico trasciende toda razón, ningún teólogo católico puede aventurar una explicación racional, basada en hipótesis meramente naturales, ni tratar de abarcar una de las más sublimes verdades de la religión cristiana como la conclusión espontánea de un proceso lógico.
La ciencia moderna de las religiones comparadas intenta descubrir, en la medida de lo posible, "paralelismos histórico-religiosos" en las religiones paganas, que se correspondan con los elementos teoréticos y prácticos del cristianismo, y así dar una explicación natural a éste por medio de las primeras. Incluso cuando se pueda apreciar una analogía entre el banquete eucarístico y el nectar y la ambrosía de los dioses de la antigua Grecia, o el haoma de los iraníes, o el soma de los hindúes, hay que ser muy cuidadososo de no tratar una mera analogía como un paralelismo estrictamente dicho, ya que la Eucaristía cristiana nada tiene en común con esas comidas paganas, cuyos orígenes hay que buscalos en el culto idólatra y a la naturaleza. Lo que descubrimos particularmente es una nueva demostración de la razonabilidad de la religión católica, a partir de la circunstancia de que Jesucristo, de modo prodigiosamente condescendiente, responde al apetito natural del corazón humano con un alimento que alimenta para la inmortalidad, un apetito expresado en muchas religiones paganas, entregando su humanidad, su propia carne y sangre. El cristianismo ha adoptado todo lo que es bello, todo lo que es verdadero de las religiones naturales, y como un espejo cóncavo ha reunido los resquicios de verdad dispersos y con frecuencia no distorsionados en su foco común, para reflejarlos de nuevo ya resplandecientes en un rayos de luz perfecta.
Sólo la Iglesia, pilar y fundamento de la verdad, penetrada y dirigida por el Espíritu santo, garantiza a sus hijos a través de su magisterio infalible la divina revelación plena e inalterada. En consecuencia, la primera obligación de los católicos es afirmar lo que la Iglesia propone como la "norma próxima de fe" (regula fidei proxima), que, en referencia a la Eucaristía, se trató de manera particularmente clara y detallada en las sesiones XIII, XXI y XXII del Concilio de Trento. La quintaesencia de estas decisiones doctrinales reside en que en la Eucaristía el cuerpo y la sangre del Dios hecho hombre están verdadera, real y sustancialmente presentes para alimento de nuestras almas, en virtud de la transubstanciación del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y en este cambio de sustancias también se contiente el Sacrificio incruento de la Nueva Alianza. Estas tres verdades principales - Sacrificio, Sacramento y Presencia real - se explican con más detalle en los artículos siguientes:
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eduard'o
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MensajePublicado: Dom May 04, 2008 1:36 am    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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PERO ALGUIEN SABE EXACTAMENTE QUÉ ACONTECIMIENTOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR SE ACTUALIZAN EN LA EUCARISTIA
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enrique_ellena
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MensajePublicado: Dom May 04, 2008 7:56 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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En la Consagración Eucarística se realiza de manera incruenta toda la Pasión de Cristo y su gloriosa resurrección. Es el mismo Cristo el que baja sobre el altar para revivir su Pasión, Muerte y Resurrección, en cada celebración, en cada Misa.
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tessi
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MensajePublicado: Lun May 05, 2008 4:33 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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eduard'o escribió:
PERO ALGUIEN SABE EXACTAMENTE QUÉ ACONTECIMIENTOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR SE ACTUALIZAN EN LA EUCARISTIA


TODOS.
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eduard'o
Esporádico


Registrado: 20 Ago 2007
Mensajes: 38

MensajePublicado: Mie Jun 25, 2008 8:24 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Pero en forma detallada, según el misal romano, ¿Cuál es el paralelismo?
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kity
Constante


Registrado: 12 Feb 2006
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MensajePublicado: Vie Jun 27, 2008 6:58 am    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Saludos Eduardo!

Hay un libro que leí hace algun tiempo y me sirvió para ver la celebración de la misa de forma distitna.. creo que te puede ayudar con tus dudas, hay una apartado que trata sobre el sacrificio del Cordero. Éstos son los datos del libro:
- La Cena del Cordero; La Misa, el cielo en la la tierra.
Scott Hahn, Ed. Patmos.


Lo escribe un estudioso converso al cristianismo, espero que lo puedas conseguir, sino pues me avisas y busco como hacerte llegar la información o al menos el capitulo que te interesa, pero vale la pena leerlo todo asi te queda mas claro.

Tambien supongo que los compañeros foristas te pueden recomendar mucha más bibliografia, yo sólo he leído este.

Bendiciones!

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kity
Constante


Registrado: 12 Feb 2006
Mensajes: 600
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Jun 27, 2008 8:51 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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No es tan especifico como lo que buscas pero te das una idea general, y ya con lo que te comparten los demas pues se amplia mucho mas.
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Anastasia
Veterano


Registrado: 02 Mar 2007
Mensajes: 1553

MensajePublicado: Vie Jun 27, 2008 9:41 pm    Asunto:
Tema: LA MISA REVIVE ESCENARIO DE LA PASIÓN
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Eduardo:

La correlacion principal esta en el simbolo del Cordero, tal como lo explica el libro de Scott Hann que menciona Kity, y que es una idea desarrollada por los Padres de la Iglesia, basnadose en San Juan el Evangelista.

El cordero pascual de los judios era el sacrificio que sellaba la antigua alianza. Todo judio estaba obligado no solo a el sacrificio del cordero, sino a comerlo. Era a la vez sacrificio y cena.

Jesus, el Cordero de Dios, sella la Nueva Alianza, que es la definitiva, con su Sacrificio en la Cruz. Pero quiere tambien dejarnos el sacramento de la Eucaristia, para que no falte el aspecto de Cena. Justamente, la Eucaristia es por eso Memorial del sacrificio de Cristo en la Cruz y alimento real para el alma.

De alli que ambas cosas sean inseparables:

Por eso Jesus dice:En verdad os digo:
Si no coméis la carne del HIJO DEL HOMBRE,
y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mi y yo en El, y YO le resucitaré en el día postrero.

Al cordero pascual judio habia que comerlo para sellar la Alianza como Pueblo de Dios: por eso Jesus, el Cordero de Dios, no solo se inmola en la cruz, sino que se da como alimento, y tambien hay que comerlo para sellar la Alianza Nueva.

Por eso la Eucaristia-comida no se puede separar del sacrificio en la cruz, son una unidad, simbolizada en el Cordero Pascual.

No es que necesariamente cada elemento de la consagracion tenga un paralelo en la Pasion, es que son dos partes de una unidad.

Por eso Jesus dice: Tomad y comed, este es mi Cuerpo, que sera entregado por vosotros.

Alli se ve claramente que la cena y el sacrificio son una sola cosa.
_________________
Anastasia

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