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Uso de sotana y/o alzacuello
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mario
Asiduo


Registrado: 06 Oct 2005
Mensajes: 206

MensajePublicado: Lun Feb 19, 2007 12:14 am    Asunto: vtr
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Hola pablo jaja bueno en eso tienes toda la razon y estoy totalmente de acuerdo con ustedes, el usar vestimenta para reconocerse como personas consagradas a Dios incluso nos motiva a seguir adelante.

En donde vivo ocurre algo muy curioso, la gente con el trafico pita (el sonido del coche o clatson como se escriba jaja) y algunas veces insultan a los demas y pues un dia iba un padre en su carro y justo cuando el tipo lo iba a insultar lo ve y ve su vestimenta y dice hay es padresito y lo saludo jaja
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PabloPira
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Registrado: 29 Jul 2006
Mensajes: 1313
Ubicación: Guatemala y el mundo

MensajePublicado: Lun Feb 19, 2007 6:22 pm    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

RT escribió:
El día de hoy he visto a un sacerdote con sotana por la calle. Hace ya muchos años que no veía a uno, salvo a los seminaristas.

Estaba cruzando una calle, llevaba portafolios.
Del otro lado de la calle está una casa del Opus Dei.

¿Qué acaso sólo ellos llevan sotana por las calles?

No. Muchos otros van por el mundo vestidos de sacerdote.

Mi tio es sacerdote diocesano (de hecho, es obispo) y todo el tiempo va claramente identificable con camisa con alzacuello y cruz pectoral entre el bolsillo. No es viejo-nostálgico, es uno de los más jóvenes en la Conferencia Episcopal... su primera misa fue en 1987.

Mi párroco es dominico y siempre va vestido de sacerdote (camisa clerical negra o gris). Para los que piensan que quitarse la sotana es por el clima, este personaje fue párroco durante más de 18 años en una comunidad en la selva. Si las fotos que he visto son prueba de sus hábitos de vestido, siempre vistió así. Tampoco es un fósil, tiene menos de 50 años.

Me gustaría que en esta discusión viniera un sacerdote y nos diera sus razones de por qué usa (o no usa) traje de cura. Los laicos sólo podemos especular al respecto.

JP
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juanmaria
Asiduo


Registrado: 28 Dic 2006
Mensajes: 344

MensajePublicado: Lun Feb 19, 2007 8:55 pm    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Excelencias de la sotana
¿Qué importa que un cura no vista su sotana?

Esta breve colección de textos nos recuerda la importancia del "uniforme sacerdotal", la sotana o hábito talar. Valga otro tanto para el hábito religioso propio de las órdenes y congregaciones. En un mundo secularizado, no hay mejor testimonio cristiano de parte de los consagrados a Dios que la vestimenta sagrada en los sacerdotes y religiosos.


Siete excelencias de la sotana

"Fíjese si el impacto de la sotana es grande ante la sociedad, que muchos regímenes anticristianos la han prohibido expresamente. Esto debe decirnos algo. ¿Cómo es posible que ahora, hombres que se dicen de Iglesia desprecien su significado y se nieguen a usarla?"

Hoy en día son pocas las ocasiones en que podemos admirar a un sacerdote vistiendo su sotana. El uso de la sotana, una tradición que se remonta a tiempos antiquísimos, ha sido olvidado y a veces hasta despreciado en la Iglesia posconciliar. Pero esto no quiere decir que la sotana perdió su utilidad sino que la indisciplina y el relajamiento de las costumbres entre el clero en general es una triste realidad.

La sotana fue instituida por la Iglesia a fines del siglo V con el propósito de darle a sus sacerdotes un modo de vestir serio, simple y austero. Recogiendo esta tradición, el Código de Derecho Canónico impone el hábito eclesiástico a todos los sacerdotes (canon 136).

Contra la enseñanza perenne de la Iglesia está la opinión de círculos enemigos de la Tradición que tratan de hacernos creer que el hábito no hace al monje, que el sacerdocio se lleva dentro, que el vestir es lo de menos y que lo mismo se es sacerdote con sotana que de paisano.

Sin embargo, la experiencia demuestra todo lo contrario, porque cuando hace más de 1.500 años la Iglesia decidió legislar sobre este asunto fue porque era y sigue siendo importante, ya que ella no se preocupa de niñerías.

Seguidamente exponemos siete excelencias de la sotana condensadas de un escrito del ilustre Padre Jaime Tovar Patrón.


1º - El recuerdo constante del sacerdote

Ciertamente que, una vez recibido el orden sacerdotal, no se olvida fácilmente. Pero nunca viene mal un recordatorio: algo visible, un símbolo constante, un despertador sin ruido, una señal o bandera. El que va de paisano es uno de tantos, el que va con sotana, no. Es un sacerdote y él es el primer persuadido. No puede permanecer neutral, el traje lo delata. O se hace un mártir o un traidor, si llega el caso. Lo que no puede es quedar en el anonimato, como un cualquiera. Y luego... ¡Tanto hablar de compromiso! No hay compromiso cuando exteriormente nada dice lo que se es. Cuando se desprecia el uniforme, se desprecia la categoría o clase que éste representa.


2º - Presencia de lo sobrenatural en el mundo

No cabe duda que los símbolos nos rodean por todas partes: señales, banderas, insignias, uniformes... Uno de los que más influjo produce es el uniforme. Un policía, un guardián, no hace falta que actúe, detenga, ponga multas, etc. Su simple presencia influye en los demás: conforta, da seguridad, irrita o pone nervioso, según sean las intenciones y conducta de los ciudadanos.

Una sotana siempre suscita algo en los que nos rodean. Despierta el sentido de lo sobrenatural. No hace falta predicar, ni siquiera abrir los labios. Al que está a bien con Dios le da ánimo, al que tiene enredada la conciencia le avisa, al que vive apartado de Dios le produce remordimiento.

Las relaciones del alma con Dios no son exclusivas del templo. Mucha, muchísima gente no pisa la Iglesia. Para estas personas, ¿qué mejor forma de llevarles el mensaje de Cristo que dejándoles ver a un sacerdote consagrado vistiendo su sotana? Los fieles han levantando lamentaciones sobre la desacralización y sus devastadores efectos. Los modernistas claman contra el supuesto triunfalismo, se quitan los hábitos, rechazan la corona pontificia, las tradiciones de siempre y después se quejan de seminarios vacíos; de falta de vocaciones. Apagan el fuego y luego se quejan de frío. No hay que dudarlo: la desotanización lleva a la desacralización.


3º - Es de gran utilidad para los fieles

El sacerdote lo es, no sólo cuando está en el templo administrando los sacramentos, sino las veinticuatro horas del día. El sacerdocio no es una profesión, con un horario marcado; es una vida, una entrega total y sin reservas a Dios. El pueblo de Dios tiene derecho a que lo asista el sacerdote. Esto se les facilita si pueden reconocer al sacerdote de entre las demás personas; si éste lleva un signo externo. El que desea trabajar como sacerdote de Cristo debe poder ser identificado como tal para el beneficio de los fieles y el mejor desempeño de su misión.


4º - Sirve para preservar de muchos peligros

¡A cuántas cosas se atreverán los clérigos y religiosos si no fuera por el hábito! Esta advertencia, que era sólo teórica cuando la escribía el ejemplar religioso P. Eduardo F. Regatillo, S. I., es hoy una terrible realidad.

Primero, fueron cosas de poco bulto: entrar en bares, sitios de recreo, alternar con seglares, pero poco a poco se ha ido cada vez a más.

Los modernistas quieren hacernos creer que la sotana es un obstáculo para que el mensaje de Cristo entre en el mundo. Pero, al suprimirla, han desaparecido las credenciales y el mismo mensaje. De tal modo, que ya muchos piensan que al primero que hay que salvar es al mismo sacerdote que se despojó de la sotana supuestamente para salvar a otros.

Hay que reconocer que la sotana fortalece la vocación y disminuye las

ocasiones de pecar para el que la viste y los que lo rodean. De los miles que han abandonado el sacerdocio después del Concilio Vaticano II, prácticamente ninguno abandonó la sotana el día antes de irse: lo habían hecho ya mucho antes.


5º - Ayuda desinteresada a los demás

El pueblo cristiano ve en el sacerdote el hombre de Dios, que no busca su bien particular sino el de sus feligreses. La gente abre de par en par las puertas del corazón para escuchar al padre que es común del pobre y del poderoso. Las puertas de las oficinas y de los despachos por altos que sean se abren ante las sotanas y los hábitos religiosos. ¿Quién le niega a una monjita el pan que pide para sus pobres o sus ancianitos? Todo esto viene tradicionalmente unido a unos hábitos. Este prestigio de la sotana se ha ido acumulando a base de tiempo, de sacrificios, de abnegación. Y ahora, ¿se desprenden de ella como si se tratara de un estorbo?


6º - Impone la moderación en el vestir

La Iglesia preservó siempre a sus sacerdotes del vicio de aparentar más de lo que se es y de la ostentación dándoles un hábito sencillo en que no caben los lujos. La sotana es de una pieza (desde el cuello hasta los pies), de un color (negro) y de una forma (saco). Los armiños y ornamentos ricos se dejan para el templo, pues esas distinciones no adornan a la persona sino al ministro de Dios para que dé realce a las ceremonias sagradas de la Iglesia.

Pero, vistiendo de paisano, le acosa al sacerdote la vanidad como a cualquier mortal: las marcas, calidades de telas, de tejidos, colores, etc. Ya no está todo tapado y justificado por el humilde sayal. Al ponerse al nivel del mundo, éste lo zarandeará, a merced de sus gustos y caprichos. Habrá de ir con la moda y su voz ya no se dejará oír como la del que clamaba en el desierto cubierto por el palio del profeta tejido con pelos de camello.


7º - Ejemplo de obediencia al espíritu y legislación de la Iglesia

Como uno que comparte el Santo Sacerdocio de Cristo, el sacerdote debe ser ejemplo de la humildad, la obediencia y la abnegación del Salvador. La sotana le ayuda a practicar la pobreza, la humildad en el vestuario, la obediencia a la disciplina de la Iglesia y el desprecio a las cosas del mundo. Vistiendo la sotana, difícilmente se olvidará el sacerdote de su papel importante y su misión sagrada o confundirá su traje y su vida con la del mundo.

Estas siete excelencias de la sotana podrán ser aumentadas con otras que le vengan a la mente a usted. Pero, sean las que sean, la sotana por siempre será el símbolo inconfundible del sacerdocio porque así la Iglesia, en su inmensa sabiduría, lo dispuso y ha dado maravillosos frutos a través de los siglos.


Notas

- El autor: El Padre Jaime Tovar Patrón, coronel capellán, ocupó importantes responsabilidades en el Vicariato Castrense. Oriundo de Extremadura, España, fue rotundo orador sacro. Autor del libro Los curas de la Cruzada, auténtica enciclopedia de los heróicos sacerdotes que desarrollaron su labor pastoral entre los combatientes de la gloriosa Cruzada de 1936. Es además, una historia del sacerdocio castrense. Falleció en enero del 2004.

- Código de Derecho Canónico (1983): Título III. De los ministros sagrados o clérigos 284 Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar. 285. 1. Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado, según las prescripciones del derecho particular. 2. Los clérigos han de evitar aquellas cosas que, aun no siendo indecorosas, son extrañas al estado clerical.

- CONVIENE RECORDAR: Muchos sacerdotes y religiosos mártires han pagado con su sangre el odio a la fe y a la Iglesia desatado en las terribles persecuciones religiosas de los últimos siglos. Muchos fueron asesinados sencillamente por vestir la sotana. El sacerdote que viste su sotana es para todos un modelo de coherencia con los ideales que profesa, a la vez que honra el cargo que ocupa en la sociedad cristiana.

Si bien es cierto que el hábito no hace al monje, también es cierto que el monje viste hábito y lo viste con honor. ¿Qué podemos pensar del militar que desprecia su uniforme? ¡Lo mismo que del cura que desprecia su sotana!
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"Primum, propter quod in unum estis congregati ut unianimes habitetis in domo et sit vobis anima una et cor unum in Deum"(REGULA AD SERVOS DEI)
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RT
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MensajePublicado: Mar Oct 14, 2008 11:56 pm    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Sube, en atención a: http://foros.catholic.net/viewtopic.php?t=48803

Hinseky escribió:
No sé si está bien que coloque este tema aqui, pero no sé donde más.
Bueno quisiera preguntarles a ustedes que opinan acerca de que varios sacerdotes, principalmente en Latinoamérica ya no usen sus sotanas, y vistan como cualquier persona.
A mi eso no me gusta, me da la impresión de que sienten algo de vergüenza de que la gente sepa que son sacerdotes. Se que el hábito no hace al monje, pero el uso de la sotana también implica un sacrificio, y además es símbolo de su entrega total a Dios.
Yo opino que los sacerdotes, como siervos de Dios deben vestir como tal.
Aqui les dejó un artículo de catholic.net que respalda mis postura:

http://es.catholic.net/temacontrovertido/331/1231/articulo.php?id=27446
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SECRETMAN
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MensajePublicado: Mie Mar 18, 2009 2:32 pm    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Cita:
También parece urgente la recuperación de esta conciencia que empuja a los sacerdotes a estar presentes, identificables y reconocibles tanto por el juicio de la fe, sea por las virtudes personales, sea también por el vestido, en los ámbitos de la cultura y de la caridad, desde siempre en el corazón de la misión de la Iglesia.

Benedicto XVI
Audiencia a los participantes en la Plenaria de la Congregación para el Clero
lunes 16 de marzo de 2009


Gracias y Dios los bendiga!
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IN CORDIBUS JESU ET MARIÆ

SECRETMAN
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Chelita
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MensajePublicado: Mie Mar 18, 2009 4:17 pm    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Pablo V. escribió:
En el fondo, la sotana y el alzacuellos recuerdan a la alianza de los esposos. Cuando los esposos la ven, recuerdan su compromiso. Cuando otros la ven, saben de ese compromiso...

Además, os imagináis al Papa en bermudas? Yo tampoco. Y es lo mismo... Smile



Mi hijo aunque no es sacerdorte esta en un centro vocacional y debe usar su uniforme asi llueve, truene o relampaguee, asi haga calor ò frio y un dìa a 40 grados le digo hijito quitate el sueter, ¿ no tienes calor? y me dice: Mamà este uniforme me recuerda lo que soy y lo que quiero ser, por eso no me lo quiero quitar.

Eso deberìa ser tambien para un sacerdote, a mi me da mucho gusto y orgullo ver a un sacedorte en la calle con su clerikgman, si no es que con su sotana.

Y me parece gracioso ver al padre de mi capilla ver su alba en la cual se asoman su pantalòn de mezclilla y sus botas vaqueras.
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El bien no hace ruido y el ruido no hace bien. P.Escribano
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siempreMaria
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Mensajes: 2175

MensajePublicado: Jue Mar 19, 2009 1:20 am    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
Responder citando

Tomado de:
http://curadealdea.blogspot.com/2008/05/el-signo-de-la-renuncia-s-de-la_17.html

El signo de la presencia de Dios
En el destierro de Dios de la ciudad secular hemos contribuido los sacerdotes y religiosos. Andamos por el mundo “aseglarados”; olvidando que hemos de estar en el mundo sin ser de él. No sólo no hemos sabido frenar la secularización social sino que nosotros mismos nos hemos secularizado preocupantemente. Un indicador de lo mismo es el arrinconamiento del signo externo de nuestra consagración. ¡Fuera los hábitos! Como si aquello fuese sólo una cuestión meramente externa o de modas. Despreciando a al ligera la pedagogía del cleriman o del hábito nos ha tragado con mayor facilidad la ballena del mundo… a la que le molesta cuanto recuerde a Dios.
He leído en algún lugar una loa de las excelencias de la sotana. No pretendo hacer aquí nada parecido. Nunca he entrado en la teología de la tela ¡tela, que teología! Ni siquiera pretendo convencer a nadie; sólo quiero compartir mi experiencia. Desde la Ordenación visto de cleriman sin complejos. Lo piden las normas de la Iglesia, el Papa insiste en ello y me basta ¿O vamos a reservar la obediencia a Pedro sólo para cuando surja un cisma? Es más, en la entrevista con mi obispo previa a la Ordenación, me preguntó: -“¿Sabes que la Iglesia quiere que sus sacerdotes usen el signo externo? – Sí señor, lo sé. - ¿Tienes algún problema en vestirlo? – No señor, ninguno. – Pues tu obispo, en su nombre, te lo pide. – Pues no se hable más.
Curiosamente, desde entonces, he recibido más presiones “internas” para que lo abandonase que reproches de fuera. Una amiga teresiana no deja, siempre que tiene ocasión, de tratar de comerme la moral: - ¿Que haces así vestido? Pareces “tradi” (Carca, dicho con suavidad), menos mal que por dentro las ideas son de nuestro tiempo.
Como si exteriorizar la consagración fuera indicativo de falta de contemporaneidad. Se me antoja, desde mi experiencia, que más bien lo desfasado es esa progresía postconciliar mal entendida que corroe aún a muchos seminarios, ordenes e instituciones eclesiales con sus prejuicios de mitad del siglo pasado. Como si incompatible fuera mantener una actitud cordial, alegre, dialogante y abierta al mundo y al mismo tiempo ser fiel al signo externo. Y testimoniar así, con la sola presencia, que servir a Dios en bien de los hombres es la calve de nuestro gozo y entrega. Los sacerdotes y religiosos hemos desertado de los signos que hacen visible a Dios en medio del mundo. Lo hacemos a veces con la ingenua pretensión de parecer así más próximos, más cercanos, de acortar distancias… ¿Cómo si el hábito distanciase en algo? Y en esa noble pretensión, tanto nos hemos acercado al mundo que nos hemos diluido en él. Al tiempo que hemos privando a las gentes de la visibilidad de la entrega, de la razón profunda de nuestra generosidad, del testimonio palpable de la permanencia feliz de la vocación consagrada o ministerial. Y de ese mísero modo, hemos cambiado el austero y edificante hábito por la ropa de maraca o de boutique, la ostentación y los gastos superfluos... ¡Ya no se vé que nos hayamos acercado al mundo sino que nos hemos hecho del mundo!
En cierta ocasión, estando yo de cleriman en una sacristía, para la boda de un amigo, con el párroco (de esos súper-mega próximos al mundo) y con un sacerdote religioso de los que “van de calle”; cada vez que entraba alguien, el cura repetía la misma broma: - ¡Hola, aquí dos personas, nosotros, y un cura (y me señalaba a mi)… ¡Debes sacudirte esos trapos! .
Era cierto porque lo mio eran trapos frente a lo suyo que vestía un traje, camisa, corbata de alta costura, zapatos de firma y un reloj de marca, con su pillacorbatas, anillo y pitillera de oro ¡Deslumbrante todo ello frente a un miserable alzacuellos!. Y decía verdad - “¡Aquí una persona!” porque de cura sólo le quedaban las licencias para celebrar… el resto, ya hacía tiempo que se lo había comido el mundo.
He de confesar que, en todos estos años vistiendo el cleriman he experimentado infinitamente más cordialidad y acogida que rechazo; he recogido más simpatía y afecto que acritud o insulto por ir manifiestando mi sacerdocio. Pero, sobre todo, he podido comprobar las bondades de su uso. Gracias a que me identifica como sacerdote he tenido la oportunidad de atender, en plena calle, a personas angustiadas o necesitadas de consejo, administrar la unción, responder a consultas de casos de conciencia. Recuerdo un par de anecdotas significativas: la primera era una cuestión de escrúpulos que atormentaban a un señor de unos 50 años, que me abordó con sus angustias; el otro era una joven empresaria que estaba inquieta porque las comisiones inmobiliarias que cobraba le parecían legales pero abusivas y no sabía que hacer. Gracias a una simple tirilla he satisfecho la demanda de confesión de un sin fin de personas, en los lugares y momentos más variopintos; he orado en los viajes -en tren o bus- con personas desconocidas, me han pedido bendición novios, gestantes, ancianos… En una ocasión, hasta -en un restaurante- al pasar entre las mesas con los amigos que me invitaban, un grupo de jóvenes me pidieron que le bendijese la mesa. Y un sinfin más de situaciones que sería cansado reflejar aqui.
A la luz de mi experiencia no puedo sostener que el cleriman aleje de la gente o ponga distancia alguna, antes bien, facilita el encuentro y clarifica posturas. Los alumnos de la Universidad donde imparto clase son la prueba evidente, interaccionan conmigo con naturalidad, bromean, conversan y me tienen afecto quizás más que a cualquier otro profesor. Nos dolemos del avance imparable de la secularización y del olvido de Dios; pero ¿no tendremos que ver en ello algo los mismos consagrados?
Concluyo con una anécdota. Celebré hace meses unas bodas de oro de los padres de unos amigos. Tras la ceremonia, al organizar los coches para ir al restaurante, me pido el coche de los niños. Íbamos atestados, me pongo en las rodillas a una mocosilla de lengua de trapo. Me mira curiosamente y me pregunta con descaro: - ¿Tu eres el que antes iba disfrazado de cura? Arqueo las cejas y exagerando le digo: - ¡Noooooo! ¿Cómo que disfrazado de cura? ¡Yo soy cura y no lo disimulo! Lo de antes era la ropa de decir Misa, y que soy cura lo dice esto (señalando el alzacuello) para que todo el mundo lo sepa.
– ¡Ahhhhh! ¿Cómo la bata de papá? Para que todos los que van malitos al hospital sepan que él es el médico.
- ¡Exacto! para que todos los que van malitos por la vida sepan que Dios no los ha dejado solos...
Y con infatigable curiosidad infantil –mientras los padres se mondan de risa- inicia su interrogatorio: - Oye ¿Y tu tienes hijos?...
Señor, que tus ministros nos identifiquemos, siempre y en todo lugar, como enteramente tuyos para los demás. Que allá donde estemos, cuantos se tropiecen con nosotros -a simple vista- sepan que hemos consagrado nuestra vida a Ti e imitando tu entrega queremos hacemos servidores de los hombres. Que nuestra vida entera, sin reservas, te ama y se te da sin medida, con corazón indiviso, con generosidad extremosa en bien de todos. Que no caigamos en la tentación de camuflar nuestra identidad, que no la reduzcamos a una cómoda crucecita en la solapa –de quita y pon según convenga- identidad, que no reduzcamos a una crucecita –de quita y pon- en la solapa ¡Como si del ropaje litúrgico se tratase lo que es expresión externa de la configuración de nuestra identidad, de nuestra actitud ante la vida y de nuestra voluntad inquebrantable de entrega servicial.
Concédenos que no ocultemos nunca lo que somos, ni siquiera por prudencia, y mucho menos por comodidad. Que no sea nunca un disfraz nuestro alzacuello sino exteriorización de nuestro ser mas profundo: ¡Sacerdote in aeternum!; expresión del carácter que imprime el ministerio, del deseo de ser fiel y obediente a lo que la Iglesia pide, del empeño perseverante en una disponibilidad absoluta. Señor que, sin necesidad de palabras, con desparpajo, le digamos al mundo: ¡Aquí hay un cura para servirle a Dios y usted!

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Con Dios y Mamita.

"Callad mientras duerme y descansa el Señor y Dios mío porque muy pronto lo despertarán los pecados de los hombres"

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Dolly*
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MensajePublicado: Sab May 23, 2009 3:09 am    Asunto:
Tema: Uso de sotana y/o alzacuello
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Creo que los sacerdotes siempre deben llevar sotana o por lo menos el alzacuellos, pues siempre debe estar patente su estado ya que a un sacerdote sólo se le puede ver como a un padre o a un hermano.
Consecuentemente no me parece bien que vistan como los laicos y lo digo porque en la parroquia cercana a mi casa que esta a cargo de los franciscanos de la tercera orden regular los sacerdotes solo utilizan la sotana para confesar o celebrar la misa pero muchas veces estan con sandalias si es verano o con unas zapatillas.
Al principio me sorprendi de ver a uno de los sacerdotes en la calle con camisa y pantalon como los demas laicos.
Pero cuando llegan nuevos sacerdotes visitantes uno no se entera de que es tal sino hasta el momento de la misa.
Es cierto y me parece bien que los acerdotes del Opus Dei usen sotana o vistan con camisa , pantalón negro y su camisa negra y con alzacuello.
Smile
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"...la oración que sube al cielo nunca vuelve vacía".Libro"Para Salvarte"Jorge Loring
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