Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - ¿Qué es lo más cercano?
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


¿Qué es lo más cercano?

 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Preguntas y Respuestas acerca del Catolicismo
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Luz_Adriana
Veterano


Registrado: 30 Dic 2008
Mensajes: 1764

MensajePublicado: Mar Jun 16, 2009 4:47 am    Asunto: ¿Qué es lo más cercano?
Tema: ¿Qué es lo más cercano?
Responder citando

Hola!

Antes de que alguien pueda malinterpretar este post me gustaría dar a conocer mi postura ante el sacerdocio femenino: Creo firmemente que el papel de Sacerdote no puede ser llevado a cabo por una mujer por las razones que nos ha dado el Magisterio.

Pero entonces me surge una duda

¿qué es lo más cercano que una mujer puede llegar al ministerio del Sacerdocio?

Entiendo que las religiosas (y corríjanme si estoy mal) realmente no tienen el mismo esquema de preparación que los sacerdotes como es tener formación teológica y filosofía como en un seminario, y que sus actividades son diferentes, pero entonces, si lo viéramos como una jerarquía, ¿cuál es el ministerio más alto que puede tener una mujer en la Iglesia?

También quiero aclarar que no pienso que la Iglesia es machista, simplemente es una duda que me acosa mucho en estos días...

Sé que hay muchas formas en que laicos, religiosas, religiosos y sacerdotes pueden agradar a Dios... pero cuáles son las alternativas de la mujer?

gracias de antemano por las respuestas.
_________________

Cambia mi pan en tu carne y mi vino en tu sangre y a mí Señor... renuévame, límpiame y sálvame.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
LucasGabriel
Constante


Registrado: 07 Dic 2005
Mensajes: 723
Ubicación: Argentina - Córdoba

MensajePublicado: Mar Jun 16, 2009 5:28 am    Asunto:
Tema: ¿Qué es lo más cercano?
Responder citando

Hola Luz_Adriana

Sabes que Teresita tenía las mismas inquietudes...



"Oh Jesús!, mandasteis a los vientos y al mar y sobrevino una gran bonanza.

Al despertar, creía, sentía, que hay un cielo, y que este cielo esta poblado de almas que me aman y miran como hija. Esta impresión quedo grabada en mi alma, y fue para mí tanto mas dulce cuanto la Venerable Madre Ana de Jesús me había sido hasta entonces, casi me atrevo a decirlo, indiferente; nunca la habla invocado, ni me acordaba de ella, sino cuando la oía mencionar, lo cual no era a menudo.

Ahora sé que yo no le era indiferente, y esta idea acrecienta mi amor, no sólo a ella, sino a todos los bienaventurados habitantes de la patria celestial. ¡Oh amado Bien mío! Esta gracia no era más que el preludio de las muchas y grandísimas que me habíais de conceder mas tarde; consentid que os la recuerde hoy, y perdonadme si desvarío al intentar exponer una vez más mis casi infinitos deseos y esperanzas... Perdonadme y sanad mi alma, Médico divino, dándole lo que espera.

Debería contentarme, Jesús mío, con ser vuestra esposa, con ser, por mi unión con Vos, la Madre de las almas; todo esto debería bastarme. Sin embargo de ello, siento en mí otras vocaciones: siento vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir... Quisiera ejercitar las obras más heroicas, me siento con el valor de un cruzado, quisiera morir en un campo de batalla por la defensa de la Iglesia.

¡La vocación de sacerdote! Oh, Dios mío, con qué amor os llevaría en mis manos, cuando a mi voz descendierais a ellas desde el cielo! ¡Con qué amor os daría a las almas! Pero, aunque deseando ser sacerdote, admiro y envidio la humildad de San Francisco de Asís y me siento capaz de imitarle, rehusando la sublime dignidad del sacerdocio. ¿Cómo, pues, juntar estos contrastes?

Quisiera iluminar a las almas como los profetas y los doctores. Quisiera recorrer la tierra predicando vuestro Nombre y plantar, Amado mío, en tierra infiel vuestra gloriosa cruz. Mas no me bastaría una sola misión, pues desearla poder anunciar a un tiempo vuestro Evangelio en todas las partes del mundo, hasta en las más lejanas islas. Quisiera ser misionera, no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y continuar siéndolo hasta la consumación de los siglos.

Mas ¡ay! sobre todo quisiera el martirio. ¡El martirio! Este ha sido el sueño de mi juventud; sueño que ha crecido conmigo en la celdita del Carmen. Pero esta es otra de mis locuras; no deseo un solo género de suplicio: para satisfacer mis anhelos, necesitaría padecerlos todos...

Como Vos, adorado Esposo de mi alma, quisiera ser azotada, crucificada... Quisiera morir despellejada como San Bartolomé; como San Juan, desearía que me sumergieran en aceite hirviendo; ser pulverizada por los dientes de las fieras, como San Ignacio de Antioquía, a fin de llegar a ser pan digno de Dios. Con Santa Inés y Santa Cecilia, quisiera ofrecer mi cuello a la cuchilla del verdugo, y como Juana de Arco, pronunciar el nombre de Jesús en una vivísima hoguera.

Si pienso en los tormentos atroces que padecerán los cristianos en tiempo del Anticristo, se estremece mi corazón; quisiera que se reservaran para mí aquellos tormentos. ¡Abrid, Jesús mío, el libro de la Vida, donde están consignadas todas las acciones de vuestros Santos: todas ellas quisiera haberlas yo llevado a cabo por vuestro amor!

¿Qué responderéis a todas mis locuras? ¿Existe en la tierra un alma más pequeña é impotente que la mía? Con todo, esta misma debilidad os ha movido a realizar mis pequeños deseos infantiles, y os hace colmar hoy otros deseos más grandes que el universo...


Constituyendo estas aspiraciones un verdadero martirio, abrí un día las Epístolas de San Pablo para buscar algún remedio a mi tormento. Ofreciéronseme a la vista los capítulos XII y XIII de la Epístola Primera a los Corintios. Leí que todos no pueden ser a un tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia esta compuesta de diferentes miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo la mano.

La respuesta era muy clara, pero no colmaba la medida de mis deseos, no me infundía la paz. Descendiendo entonces a las profundidades de mi nada, me elevé tan alto, que pude lograr mi deseo. (2) Continuando mi lectura sin desanimarme, hallé este consejo que me consoló: Buscad con ardor los dones más perfectos; pero todavía os mostraré un camino más excelente .

Explica el Apóstol cómo todos los dones, aun los mas perfectos, nada son sin el Amor; que la Caridad es el camino mas excelente para conducirnos directamente a Dios. ¡Por fin, había encontrado el descanso!

Considerando el cuerpo místico de la Santa Iglesia, no me había reconocido en ninguno de los miembros descritos por San Pablo, o por mejor decir, quería hallarme en todos. La Caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más noble de todos los órganos, el corazón, y que este corazón estaba abrasado de amor; comprendí que el amor únicamente es el que imprime movimiento a todos los miembros, que sin él no anunciarían los apóstoles el Evangelio, y rehusarían los mártires derramar su sangre. Comprendí que el amor encierra todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que comprende todos los tiempos y lugares, porque es eterno.

Y exclamé en un trasporte de alegría delirante: «¡Oh Jesús, Amor mío, al fin he hallado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor! Sí, hallé el lugar que me corresponde en el seno de la Iglesia, lugar ¡oh Dios mío! que me habéis señalado Vos mismo. En el corazón de la Iglesia, Madre mía, seré el amor. Así lo seré todo; se realizarán mis ensueños. Dije que me trasportaba una alegría delirante. No, esta expresión no es exacta, porque desde aquel momento, se posesionó de mi ser una paz profundísima, paz tranquila y serena semejante a la del navegante que divisa el faro indicador del puerto. ¡Oh faro luminoso del amor, tengo los medios de llegar hasta ti y apropiarme tus rayos!

---

Si, ya se que no responde a la pregunta en forma de jerarquia de la Iglesia. De tipo de servicio eclesial. Pero como Teresita ardía en estos deseos, por esas cosas de la vida, lo traigo por si te sentis identificada en el querer "recorrer la tierra predicando vuestro Nombre y plantar, Amado mío, en tierra infiel vuestra gloriosa cruz".
_________________


Carmelitas Descalzos Seglares
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
LucasGabriel
Constante


Registrado: 07 Dic 2005
Mensajes: 723
Ubicación: Argentina - Córdoba

MensajePublicado: Mar Jun 16, 2009 5:29 am    Asunto:
Tema: ¿Qué es lo más cercano?
Responder citando

Hola Luz_Adriana

Sabes que Teresita tenía las mismas inquietudes...



"Oh Jesús!, mandasteis a los vientos y al mar y sobrevino una gran bonanza.

Al despertar, creía, sentía, que hay un cielo, y que este cielo esta poblado de almas que me aman y miran como hija. Esta impresión quedo grabada en mi alma, y fue para mí tanto mas dulce cuanto la Venerable Madre Ana de Jesús me había sido hasta entonces, casi me atrevo a decirlo, indiferente; nunca la habla invocado, ni me acordaba de ella, sino cuando la oía mencionar, lo cual no era a menudo.

Ahora sé que yo no le era indiferente, y esta idea acrecienta mi amor, no sólo a ella, sino a todos los bienaventurados habitantes de la patria celestial. ¡Oh amado Bien mío! Esta gracia no era más que el preludio de las muchas y grandísimas que me habíais de conceder mas tarde; consentid que os la recuerde hoy, y perdonadme si desvarío al intentar exponer una vez más mis casi infinitos deseos y esperanzas... Perdonadme y sanad mi alma, Médico divino, dándole lo que espera.

Debería contentarme, Jesús mío, con ser vuestra esposa, con ser, por mi unión con Vos, la Madre de las almas; todo esto debería bastarme. Sin embargo de ello, siento en mí otras vocaciones: siento vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir... Quisiera ejercitar las obras más heroicas, me siento con el valor de un cruzado, quisiera morir en un campo de batalla por la defensa de la Iglesia.

¡La vocación de sacerdote! Oh, Dios mío, con qué amor os llevaría en mis manos, cuando a mi voz descendierais a ellas desde el cielo! ¡Con qué amor os daría a las almas! Pero, aunque deseando ser sacerdote, admiro y envidio la humildad de San Francisco de Asís y me siento capaz de imitarle, rehusando la sublime dignidad del sacerdocio. ¿Cómo, pues, juntar estos contrastes?

Quisiera iluminar a las almas como los profetas y los doctores. Quisiera recorrer la tierra predicando vuestro Nombre y plantar, Amado mío, en tierra infiel vuestra gloriosa cruz. Mas no me bastaría una sola misión, pues desearla poder anunciar a un tiempo vuestro Evangelio en todas las partes del mundo, hasta en las más lejanas islas. Quisiera ser misionera, no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y continuar siéndolo hasta la consumación de los siglos.

Mas ¡ay! sobre todo quisiera el martirio. ¡El martirio! Este ha sido el sueño de mi juventud; sueño que ha crecido conmigo en la celdita del Carmen. Pero esta es otra de mis locuras; no deseo un solo género de suplicio: para satisfacer mis anhelos, necesitaría padecerlos todos...

Como Vos, adorado Esposo de mi alma, quisiera ser azotada, crucificada... Quisiera morir despellejada como San Bartolomé; como San Juan, desearía que me sumergieran en aceite hirviendo; ser pulverizada por los dientes de las fieras, como San Ignacio de Antioquía, a fin de llegar a ser pan digno de Dios. Con Santa Inés y Santa Cecilia, quisiera ofrecer mi cuello a la cuchilla del verdugo, y como Juana de Arco, pronunciar el nombre de Jesús en una vivísima hoguera.

Si pienso en los tormentos atroces que padecerán los cristianos en tiempo del Anticristo, se estremece mi corazón; quisiera que se reservaran para mí aquellos tormentos. ¡Abrid, Jesús mío, el libro de la Vida, donde están consignadas todas las acciones de vuestros Santos: todas ellas quisiera haberlas yo llevado a cabo por vuestro amor!

¿Qué responderéis a todas mis locuras? ¿Existe en la tierra un alma más pequeña é impotente que la mía? Con todo, esta misma debilidad os ha movido a realizar mis pequeños deseos infantiles, y os hace colmar hoy otros deseos más grandes que el universo...


Constituyendo estas aspiraciones un verdadero martirio, abrí un día las Epístolas de San Pablo para buscar algún remedio a mi tormento. Ofreciéronseme a la vista los capítulos XII y XIII de la Epístola Primera a los Corintios. Leí que todos no pueden ser a un tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia esta compuesta de diferentes miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo la mano.

La respuesta era muy clara, pero no colmaba la medida de mis deseos, no me infundía la paz. Descendiendo entonces a las profundidades de mi nada, me elevé tan alto, que pude lograr mi deseo. (2) Continuando mi lectura sin desanimarme, hallé este consejo que me consoló: Buscad con ardor los dones más perfectos; pero todavía os mostraré un camino más excelente .

Explica el Apóstol cómo todos los dones, aun los mas perfectos, nada son sin el Amor; que la Caridad es el camino mas excelente para conducirnos directamente a Dios. ¡Por fin, había encontrado el descanso!

Considerando el cuerpo místico de la Santa Iglesia, no me había reconocido en ninguno de los miembros descritos por San Pablo, o por mejor decir, quería hallarme en todos. La Caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más noble de todos los órganos, el corazón, y que este corazón estaba abrasado de amor; comprendí que el amor únicamente es el que imprime movimiento a todos los miembros, que sin él no anunciarían los apóstoles el Evangelio, y rehusarían los mártires derramar su sangre. Comprendí que el amor encierra todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que comprende todos los tiempos y lugares, porque es eterno.

Y exclamé en un trasporte de alegría delirante: «¡Oh Jesús, Amor mío, al fin he hallado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor! Sí, hallé el lugar que me corresponde en el seno de la Iglesia, lugar ¡oh Dios mío! que me habéis señalado Vos mismo. En el corazón de la Iglesia, Madre mía, seré el amor. Así lo seré todo; se realizarán mis ensueños. Dije que me trasportaba una alegría delirante. No, esta expresión no es exacta, porque desde aquel momento, se posesionó de mi ser una paz profundísima, paz tranquila y serena semejante a la del navegante que divisa el faro indicador del puerto. ¡Oh faro luminoso del amor, tengo los medios de llegar hasta ti y apropiarme tus rayos!

---

Si, ya se que no responde a la pregunta en forma de jerarquia de la Iglesia. De tipo de servicio eclesial. Pero como Teresita ardía en estos deseos, por esas cosas de la vida, lo traigo por si te sentis identificada en el querer "recorrer la tierra predicando vuestro Nombre y plantar, Amado mío, en tierra infiel vuestra gloriosa cruz".
_________________


Carmelitas Descalzos Seglares
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Luz_Adriana
Veterano


Registrado: 30 Dic 2008
Mensajes: 1764

MensajePublicado: Mar Jun 16, 2009 7:29 am    Asunto:
Tema: ¿Qué es lo más cercano?
Responder citando

Muchísimas gracias LucasGabriel!!

Por ahondar un poco en el tema, sí, fíjate que desde pequeña me he sentido un tanto identificada con Teresita, de hecho estudié en una escuela Carmelita... pero mira qué tanta ha sido mi mezquindad por quedarme con poco, por así decirlo, que a pesar de concer esa frase "En el corazón de mi Madre, la Iglesia, yo seré el amor", de sabérmela aún en himno, de verla todos los días de mi niñez pegada en alguna parte de la escuela... nunca había puesto atención a la situación que la llevó a decirla Y ponerla en práctica... me ayuda mucho tu aporte, muchas gracias, ciertamente si quisiera que alguien respondiera conforme a algo de jerarquía... pero casi estoy segura que después de pensar seriamente en lo que esta Santa mujer dejó casi casi para que hoy yo lo leyera (no es una idea egoísta, sino más como una Diocidencia jeje) y consultarlo con Mamita en el Rosario no me van a importar mucho las demás respuestas...

Muchas gracias, recibe un abrazo de mi parte.

DTB
_________________

Cambia mi pan en tu carne y mi vino en tu sangre y a mí Señor... renuévame, límpiame y sálvame.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
LucasGabriel
Constante


Registrado: 07 Dic 2005
Mensajes: 723
Ubicación: Argentina - Córdoba

MensajePublicado: Mie Jun 17, 2009 5:19 am    Asunto:
Tema: ¿Qué es lo más cercano?
Responder citando

Es cierto lo que dices!
Es que cuando comentaste este tema inmediatamente se me vino a la cabeza Teresita. Fijate que se puede decir que cualquier función en la Iglesia es "accidental" si me entendes el término accidental. Como por ejemplo decir que un vaso sirve para beber agua, y que es accidental "la forma" que tenga. Lo importante es que bebes agua.

Bueno en la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo, es accidental la función que cumplas siempre y cuando ames a Dios y tus hermanos. Luego como cada uno de nosotros recibió dones específicos (que generalmente son ordinarios, simples) es que Dios abre un canal a la "función de", esto o lo otro. "Sirvo a Dios amando", de esta forma o de esta otra, pero siempre "sirvo a Dios amando". Creo que esa es la clave de Teresita.

Bendiciones!
_________________


Carmelitas Descalzos Seglares
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Preguntas y Respuestas acerca del Catolicismo Todas las horas son GMT
Página 1 de 1

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados